viernes, 9 de marzo de 2018

Genialidades Y La Información


Cada lector tiene sus propios rituales, sus gustos, aficiones y un nivel intelectual que determina la selección de temas y autores. No importa, un libro en nuestras manos siempre es un gran tesoro, una ventana a un mundo desconocido, a veces previsible, en ocasiones sorprendente y cuando todos los elementos se combinan, el libro, ese objeto elaborado con papel, tinta y un trocito de autor, logra infiltrarse en nuestra piel, atravesando la línea invisible de la realidad física para entrar en la esfera de los sentimientos, las sensaciones, la esencia mágica de lo verdaderamente importante. Las palabras hechas poesía, mensaje y conocimiento, nos tocan de una forma especial y se asientan en la parte más abstracta del ser humano, ¿alma, corazón, entrañas, ser?

No importa el nombre que queramos darle, es el lugar exacto en el que se depositan las vivencias realmente importantes, las que nos van modelando como somos, lentamente, de una forma imperceptible a veces, en un giro brutal cuando la vivencia lo es. 

En estos tiempos de porvenir incierto, (¿hubo algún tiempo en el que el futuro no lo fuese?), en el que los destinos de las gentes parece estar guiado por hilos invisibles, el poder marca una línea gris por la que los pueblos deben caminar.

Todo parece conjugado para igualar cuerpos, uniformes y mentes. Las desigualdades crecen, el machismo persiste y se fortalece, sibilinamente conducido por mensajes constantes de programaciones televisivas aberrantes.
El racismo, nunca aniquilado, se muestra en forma de inocente plátano y se contesta con su ingesta, curiosa campaña para serenar nuestra culpa, mientras miramos hacia otro lado para no tener que pensar en la sangre de inocentes, derramada sin respuesta, si tras su sangre no existe contrapartida. Son tiempos de cambios, dicen; quizás salga algo bueno de todo esto, pero de momento, nuestra escala de valores está del revés.

Qué se puede esperar de una sociedad  en la que la cultura se arrincona, la diferencia se criminaliza y la sabiduría, el trabajo, la constancia, se minusvaloran hasta reducirlos a la mínima representación. Hay sin  duda ciudadanos, que fieles a sus principios viven su ideal, sea el que sea,  el estudio, la investigación, la creación o la entrega al prójimo, con generosidad, sensibilidad y empatía. 

Son seres anónimos, porque  los medios parecen haberse puesto de acuerdo para esconderlos tras los deslumbrantes modelos de “fulgurante éxito-fama-dinero”: futbolistas, pilotos de fórmula 1, actores coronados con la aureola que les confiere el cine o la televisión, los seudo-periodistas del amarillismo… han subido al pódium de los vencedores, porque la “fama” les ha envuelto con su fulgurante irrealidad de purpurinas, papel “couché” y cámaras de agresivos zooms.

Modelos de paja coronados como dioses. La inteligencia y el  conocimiento son peligrosos para “el Poder”, mejor adormecer a la masa, todos uniformados, alineados frente a lo que se llamó “la caja tonta”, que ya no es única. Las nuevas tecnologías nos han traído, ¿la libertad? Bien podía haber sido ese el regalo del mundo paralelo llamado “internet”. Quisimos creerlo, la democracia de la cultura, la información en manos del pueblo… “Quién tiene la información tiene el poder.” Lo sabemos, pero no lo practicamos, nos conformamos con titulares, con imágenes rápidas con las que presumimos de estar informados.

Podríamos estarlo, si supiéramos seleccionar, si tuviésemos el conocimiento o las ganas  para hacerlo, pero, previamente modelados y manipulados, nos acomodamos, dejándonos llevar, porque  rebelarse, decidir por nosotros mismos, equivocarse, buscar, indagar, crear, pensar y volver a errar, requiere un gran esfuerzo, un esfuerzo titánico que parece que no estamos dispuestos a realizar. Esa es sin duda la gran diferencia, ahí radica la clave del abismo que nos separa con los grandes Genios de la humanidad.

Entre ellos y nosotros, hay un amplio espacio más terrenal que bien podríamos habitar, con un poco de decisión y valentía.


La gran suerte de los lectores, es que de vez en cuando, un tesoro se cruza en nuestro camino y nos regala el bagaje de una vida ajena, en la que nuestro reflejo se empobrece si entramos en la dura comparación, pero puede también enriquecerse, si decidimos absorber al máximo la experiencia vivida por esos seres humanos sorprendentes, que se dejan la piel para demostrar que otra forma de vida es posible, que las utopías no lo son si por ellas se lucha hasta la extenuación, que es, no solo viable, también necesario, salirse de la línea gris, para vivir siendo fieles a nosotros mismos. 

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