El hombre:
Jean-Jaques Rousseau nació en
Ginebra en 1712. Fue uno de los pensadores claves del Siglo de las Luces, de la
Ilustración. Eso sí, Rousseau no es el típico ilustrado, de él emergen valores
que serán claves en el Romanticismo posterior: la razón como causa de la
corrupción humana.
Rousseau pensaba que el hombre es bueno por naturaleza, pero
que actúa mal forzado por la sociedad, que le corrompe. Da primacía al
sentimiento natural, no a la razón ilustrada, y ese será el germen del
Romanticismo. Sus obras más importantes son "Emilio" y "Contrato
Social".
Rousseau habla de un estado
natural del hombre en el que es un ser bueno y feliz, sin preocupaciones y sin
industria, sin lenguaje y sin hogar, ajeno a toda guerra y toda atadura. Este
ser se movía por dos impulsos básicos: el amor a sí mismo y la compasión. Es un
ser inocente, como un niño pequeño. No hay separación entre lo que es y lo que
parece. Define al hombre como un buen salvaje, un hombre primitivo que vive en
paz y armonía con la naturaleza.
El hombre contemporáneo es
distinto. Según Rousseau es un hombre histórico, un hombre que ha perdido la
bondad original. Es un ser vil, egoísta, depravado, lleno de odio. Es un ser
degenerado. Pero este hombre histórico no puede mostrar públicamente su
degeneración: ha de enmascarar, de ocultar, su vileza, su egoísmo y sus
pasiones. Por ello adopta un comportamiento social: la cortesía, la retórica,
la técnica de las apariencias, todo aquello de que se preocupan las ciencias y
las artes, todo lo que nos sirve para enmascarar temores, odios, traiciones,
todo esto que adoptamos para esconder nuestra maldad es la educación. Esta
máscara que adoptamos es, además, doblemente odiosa ya que evita reconocer la
degeneración e imposibilita la regeneración del ser humano.
Todo este proceso
de degeneración se lleva a cabo a raíz de la aparición de dos factores que no
tienen presencia en un idealizado Estado de Naturaleza: la riqueza y el poder.
Las diferencias entre estos
dos estados son las siguientes: la libertad natural sólo es limitada por la
fuerza de cada hombre, la libertad civil es limitada por la voluntad general.
En el estado natural se tiene derecho a tener lo que se pueda y quiera tener
mientras que en el estado civilizado sólo se garantiza el derecho a la
propiedad de lo que se usa. En el estado natural se obedece al instinto y al
deseo y en el estado civilizado se obedece a la ley prescrita por la voluntad
general, es decir, por el grupo.
Ahora bien, la voluntad
general debe ser la voluntad del pueblo, debe ser la soberana. Su objetivo es
el bien común de la sociedad. La voluntad general no es, ni mucho menos, la
suma de las voluntades individuales, esta suma sería la voluntad de todos.
La
voluntad de todos atiende al interés particular y derriba los cimientos del
contrato social. La voluntad general es la de los ciudadanos reunidos en
asamblea: una democracia directa, no una democracia representativa como la que
tenemos ahora.
Esta teoría está expuesta
magníficamente en la obra "Emilio o sobre la educación". En esta obra
Rousseau nos hace una construcción ideal, un modelo utópico de cómo deben ser
las condiciones educativas del niño (Emilio) y de la niña (Sofía, futura esposa
de Emilio). Para Rousseau la educación tradicional oprime y destruye la
orientación natural del ser humano.
Los hombres nacen libres y buenos pero la
educación va anulando su libertad progresivamente. Lo ideal es una educación
que conduzca al desarrollo natural del niño.
La educación tradicional basada en
los libros y la memorización es artificial y repetitiva. El niño debe aprender
por sí mismo, aprender a pensar e interactuar en contacto directo con las cosas
y con la naturaleza. La educación tiene como objetivo formar un hombre libre,
el desarrollo de la intuición y del sentimiento. La moralidad se fundamenta en
sentimientos naturales como el amor, sentimientos que la educación ha de
potenciar.
Si esto fuera así, aparecería el ciudadano, un ser humano que
tendría sus raíces en la bondad de la naturaleza humana. "el hombre nace
bondadoso pero la sociedad lo corrompe" (Su pedagogía influyó en Pestalozzi)
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