El oscurantismo se definió históricamente
como una época dogmática (Edad Media) o bien un
conjunto de estrategias para mantener sin instrucción a las clases populares.
Esta oscuridad intencional se dio bajo la forma explícita de la restricción de
la difusión y de forma indirecta al ensombrecer, dificultar el lenguaje en las
obras escritas, dotándolo así de cierta “vaguedad” y “exclusividad”.
El término oscurantismo u obscurantismo adquiere
su importancia durante la Edad Media. El concepto está ligado a la tutela
eclesiástica, pero se registra un uso extendido en el tiempo. Para entenderlo
hay que tener muy presente el poder que tuvo la Iglesia sobre los
diferentes conocimientos y, de forma inmediata, sobre la moralidad y la
vida en general de los poblados.
Se opone a lo que en el siglo XVIII se conoció como iluminismo.
Éste, por el contrario, llamaría a librarse de la tutela religiosa.
El término se utiliza por primera vez en la sátira “Cartas
de los hombres oscuros”, en el siglo XVI. La sátira trata la disputa entre
Joahnn Ruechlin, un humanista, y los monjes dominicos, parodiados como oscuros
ya que apoyaban la quema de los libros no cristianos.
En el siglo XVIII “oscuro” pasa a significar “conservador”
para los iluministas, y entre estos “oscuros” se hallaban particularmente los
grupos religiosos.
En el siglo XIX se hace una distinción entre varios tipos de
oscurantismo, aquellos pertenecientes a la teología y a la metafísica
(filosofía), se trata de un lenguaje deliberadamente abstruso.
En este sentido, se trata de dejar el conocimiento en manos
de una élite y al pueblo en la más llana ignorancia.
“Oscurantismo” también adquiere el sentido de hacer más
intrincado el lenguaje, en este caso de las obras escritas. Por otro lado, en
los siglos XIX y XX se tenía por oscuro a aquello que intelectualmente carecía
de interés, que era puro “disfraz”.
Oscurantismo, en su sentido restrictivo, incluye la
prohibición explícita del “pensamiento divergente”. Las cuestiones públicas -e
incluso la moral de la vida privada- no estaban abiertas a debate. Un caso
ejemplar de la prohibición es el uso político de la inquisición.
Gran parte de la literatura medieval es representativa de
una época oscura, debido a su tendencia moralizante y el abordaje de temas
religiosos. Esta resultaba un medio de conducir a las poblaciones a partir de
la ejemplificación del Bien y el Mal. Se propiciaba un carácter sumiso.
La fuente principal de saber era la Biblia. El dogma es el
eje del concepto del oscurantismo. Para los iluministas, por ejemplo, el dogma
religioso tendría su cuota de irracionalidad. Es interesante pensar al
oscurantismo, entonces, como aquello que no obedece a lo “racional”, cuando lo
abarcamos en su sentido primario (política restrictiva).
Los dogmas establecían una jerarquización de origen “divino”
que repercutía en las escalas sociales.
Dios como centro generaba la siguiente organización: el
clero, por supuesto, en situación privilegiada, después los señores feudales y
por último los siervos y granjeros: estos eran “instruidos” por los primeros.
No hay comentarios:
Publicar un comentario