El oxímoron (Figura retórica
de pensamiento que consiste en complementar una palabra con otra que tiene un
significado contradictorio u opuesto) evocado por el título La utilidad de lo inútil merece
una aclaración.
La paradójica utilidad a la que me refiero no es la misma en cuyo nombre se
consideran inútiles los saberes humanísticos y, más en general, todos los
saberes que no producen beneficios.
En una acepción muy distinta
y mucho más amplia, he querido poner en el centro de mis reflexiones la idea de
utilidad de aquellos saberes cuyo valor esencial es del todo ajeno a cualquier
finalidad utilitarista.
Si dejamos morir lo gratuito,
si renunciamos a la fuerza generadora de lo inútil, si escuchamos únicamente el
mortífero canto de sirenas que nos impele a perseguir el beneficio, sólo
seremos capaces de producir una colectividad enferma y sin memoria que,
extraviada, acabará por perder el sentido de sí misma y de la vida.
Y en ese momento, cuando la
desertificación del espíritu nos haya ya agotado, será en verdad difícil
imaginar que el ignorante homo sapiens pueda
desempeñar todavía un papel en la tarea de hacer más humana la humanidad.
No hay comentarios:
Publicar un comentario