Filosofía
En filosofía del espíritu y ciencia cognitiva, el problema mente-cuerpo es el problema de explicar la relación entre la mente (alma para algunos autores) y la materia: cómo es que eventos y estados mentales aparentemente no físicos (como sensaciones, creencias, decisiones, recuerdos) explican a, interactúan con, o bien supervienen de las sustancias y procesos del mundo físico estudiado por la ciencia.
El problema fue famosamente descrito por René Descartes en el siglo XVII, y por los filósofos aristotélicos, en la filosofía de Avicena, y en las anteriores tradiciones asiáticas.
Una variedad de enfoques han sido propuestos; la mayoría de ellos dualistas (como el cartesiano) o monistas. El dualismo sostiene una rígida distinción entre las esferas mental y material. El monismo sostiene que existe solo una realidad, sustancia o esencia unificadora en cuyos términos todo puede ser explicado.
Cada una de estas categorías en sí contiene numerosas variantes. Las tres principales formas de monismo son: el idealismo, que sostiene que la existencia del pensamiento es primera y coextensa al mundo externo, o bien que el mundo externo es un contenido o esquema de la consciencia; apariencia o ilusión.
El fisicalismo (también materialismo o naturalismo) sostiene que la mente consiste en materia organizada de una manera particular, o bien en un proceso o actividad física, tal vez emergente. Finalmente, el monismo neutral y el materialismo no-reductivo sostienen que la mente y la materia son aspectos de una misma esencia.
Las dos principales formas de dualismo son: el dualismo de propiedades —muy cercano al monismo neutral— que sostiene que las propiedades mentales involucrando la experiencia consciente son propiedades irreducibles y fundamentales a la misma sustancia material, pero distintas a las propiedades tradicionalmente estudiadas por la física como la masa o la carga.
Por último está el dualismo de sustancias, la postura preponderante en el pensamiento de las religiones abrahámicas, que sostiene que el alma está formada por un tipo distinto de sustancia sobrenatural, de ninguna manera sujeta a la materia y las leyes de la física.
El problema mente-cuerpo puede ser descompuesto en otros estrechamente relacionados como el de la intencionalidad, el de la causalidad mental, el de la consciencia, el del libre albedrío, el de la significación de los símbolos, el de la identidad del individuo, etc. La influencia del problema mente-cuerpo es patente incluso en áreas como la sociología y la economía.
El materialismo histórico de Karl Marx sostuvo que la conciencia era engendrada por las contingencias materiales de su entorno. Un rechazo explícito de la dicotomía es encontrada en el estructuralismo francés, y es una posición que generalmente caracterizó a la filosofía francesa de la posguerra
.
La ausencia de un punto de interacción causal identificable entre la mente no-física y su extensión física ha demostrado ser problemática para el dualismo de sustancias, y muchos filósofos de la mente contemporáneos piensan que la psique no es algo separado del cuerpo.
Las posturas materialistas han evolucionado considerablemente desde sus primeras formulaciones en la Grecia antigua y la Ilustración hasta el casi-etéreo funcionalismo contemporáneo, y van ganando terreno en círculos científicos. A esto ha ayudado el advenimiento de la sociobiología, la computación, la psicología evolutiva, la revolución cognitiva y las evidencias de la neurociencicia que ponen de manifiesto la dependencia de los fenómenos mentales en sustratos corporales.
Aun así, se considera que el problema mente-cuerpo sigue abierto y está lejos de ser sepultado. En efecto, filósofos como David Chalmers y Colin McGinn presumen que algunas de las preguntas planteadas podrían ser irresolubles.
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