Hay una historia detrás de cada persona, unos pensamientos
detrás de sus expresiones, unas emociones detrás de su sentir y un alma bajo su piel.
Cada uno de nosotros, a lo largo de este camino que es la
vida, atraviesa momentos, vive experiencias y se encuentra con personas, que
inevitablemente dejaran huella en alguna parte de nosotros. Incluso, aquellas
circunstancias o personas que creíamos que pasarían inadvertidas, parecen
resurgir más tarde de algún modo en nuestras vidas.
“Hay una historia detrás de cada persona. Hay una razón por
la cual son como son. Piensa en eso antes de juzgar a nadie”
Todo cuanto acontece, matiza nuestra experiencia y nuestro
sentir de la manera que sea, a veces intensamente y otras tan solo de
pasada; a veces conscientemente y otras sin darnos cuenta… nos dan luces y
sombras, y también tonos a medias…
Por eso, cuando a veces observamos a alguien y pensamos que
tiene un comportamiento inesperado o inexplicable, ¿de qué nos sirve darle
nuestra interpretación o nuestro sentido?
Nosotros tan solo lo entenderemos desde nuestra visión, que
no es más que aquella que se compone de nuestras experiencias y vivencias, pero ¿qué sabemos
acerca del otro?, ¿qué sabemos de su sentir?
Si ya de por sí es complicado adentrarse en las profundidades de uno mismo e intentar
conocerse, cómo vamos a saber cuáles son las intenciones o
motivaciones de los demás, o cómo esa persona está viviendo esa situación. Nos
pasamos media vida intentando averiguarlas, y casi la otra media, juzgando sus
comportamientos, como si no tuviéramos suficiente con hacernos cargo de
nosotros mismos.
Cada persona tiene su historia y muestra sensibilidad hacia
algunos aspectos más que a otros; como tú y como yo. Que para nosotros sea
fácil o sencillo enfrentarnos a una situación o expresarnos de determinada
manera, no quiere decir que para el otro tenga que ser así…
“El zapato que le ajusta a un hombre, le aprieta a otro; no
hay receta para la vida que funciones en todos los casos”
-Carl Gustav Jung-
Es normal que si estuviésemos en las situaciones de otras
personas, hiciésemos cosas distintas… Es que no somos ellos, ni hemos vivido su
vidas. Tan solo sabemos un poco acerca de cómo vivir la nuestra. Y digo un poco
porque, en ocasiones, creemos que vamos a reaccionar de una manera
determinada y cuando nos encontramos en la situación, nos comportamos de otra distinta….
En lugar de juzgarle, intenta comprender su historia
Debemos ver más allá de lo obvio y de la superficie y tener en
cuenta que cada persona tiene su historia; un compendio de
experiencias, sentimientos, emociones, encuentros, de variables biológicas y
personales, a las que tenemos que sumar el poder de la situación y contexto.
Por el contrario, escuchar y
tener en cuenta las historias, experiencias y sentimientos con los que se han
construido las personas, nos ayudará a comprenderlas. Y a veces, si no podemos
hacerlo no pasa nada, quizás nuestra propia situación lo haga imposible en esos
momentos.
Tan solo recuerda que detrás de
cada piel hay una persona, un alma fuerte pero también sensible que tiene sus heridas y cicatrices,
que tiene su historia.