jueves, 9 de agosto de 2018

Amabilidad Y Tolerancia


En primer lugar, la tolerancia es la capacidad de conceder la misma importancia a la forma de ser, de pensar y de vivir de los demás como si éstas fuesen nuestras propias maneras de ser, pensar y vivir. Como la verdad absoluta no le pertenece a nadie, cada uno de nosotros tenemos que interiorizar el hecho de que cada visión particular, creencia o costumbre puede ser diferente sin que la nuestra sea la correcta. Escuchar, valorar y respetar las opiniones ajenas nos ayudan a seguir aprendiendo día a día.

"Nunca te acostarás sin saber una cosa más" 

En segundo lugar, la amabilidad es una actitud. Con esto me refiero a que es una forma de actuar, de comportarse. Ser servicial, indulgente y tolerante es una cualidad que pone de manifiesto los buenos modales de cada uno. La amabilidad abarca los conceptos de los que os he hablado hasta ahora: naturalidad, respeto, prudencia, discreción, sencillez y tolerancia.

La amabilidad es saludar con una sonrisa al cajero del super, ayudar a cruzar a los mayores, aplaudir cuando otro cumple su objetivo... Existen mil ejemplos para poner en práctica y os aseguro que nadie rechaza un gesto amable.

"Ser amable, es ser invencible" 

En tercer lugar, la simpatía como una forma de ser y de carácter. La simpatía hace que cualquier persona resulte atractiva y agradable a los demás. De esta forma, genera más simpatía a su alrededor. 

Sin embargo, no existe relación alguna entre la simpatía y la ironía, la mordacidad, la sorna y el sarcasmo, pues fusionar esas características no hace que la persona sea más chistosa. La simpatía es comprender al prójimo, interesándonos por su felicidad o su desdicha. Crear un entorno de cordialidad hace que la comunicación y confianza favorezca nuestras relaciones personas y profesionales. 

La simpatía gusta, provoca que te vean agradable, encantador/a, afectuoso/a, inteligente, cordial, ingenioso/a, espontáneo/a. En cambio, la antipatía disgusta, irrita y distancia a las personas hasta el punto de provocar la ruptura de sus relaciones.

"La sonrisa cuesta menos que la electricidad y da más luz"

Por último, y no por eso menos importante, la cordialidad. Una simbiosis entre el buen humor y la amabilidad, aderezado con un toque de buena educación. Gozar de esta virtud expresa atención, buen gusto, franqueza y seguridad en la persona, haciendo de ella una persona positiva y alegre, cargada de afectuosas palabras. 

Aplicando la cordialidad en nuestros actos, acciones, conversaciones, sentimientos y emociones generaremos aceptación y relaciones de calidad. 


No hay comentarios:

Publicar un comentario