"Piensa el sentimiento, siente el
pensamiento.”
Miguel de Unamuno - escritor y filósofo
español (1864-1936)
Muchas veces, hablamos por hablar, como una forma de llenar
espacios, con comentarios banales o charlas insustanciales, otras veces decimos
cosas de las cuales luego tenemos que arrepentirnos hablamos sin pensar y sin
medir el alcance de las palabras y sus consecuencias.
Hablar sin pensar y actuar sin reflexionar puede lastimar,
herir, ofender y llevar a cometer injusticias, pero también en ocasiones nos
comprometemos a cumplir cosas que no vamos a cumplir o a realizar –convencidos
de que lo haremos- lo que no vamos hacer.
No somos conscientes de que las palabras pueden lastimar
-juzgamos sin saber- adoptando una posición que nadie otorgó, o creamos
expectativas de algo que en realidad no será.
Cuantas veces decimos "daría la vida por...". Y la
mayor parte de esas veces lo decimos sin pensar en lo que significa porque: ¿De
verdad daríamos la vida por algo o por alguien?, tal vez lo creemos realmente,
pero si se presenta el momento sabemos cómo reaccionaríamos?
No siempre "las palabras se las lleva el viento",
quizás haya frases que desaparezcan en el olvido, pero otras, ya sea por su
importancia o por lo que pueda afectar a aquellos a las que van dirigidas,
quedarán latentes por mucho tiempo.
Por ello, hay que ser siempre consecuente con lo que se dice
y con lo que se hace, arrepentirse luego no es la solución, y saber callar a su
debido tiempo, -encontrando el valor del silencio- es también una forma de
comunicarse y una de las recomendaciones más frecuentes de los sabios de
todos los tiempos.
Como dice M. Benedetti en un fragmento de su novela: "Primavera
con una esquina rota”
A veces una buena relación, una relación que puede
convertirse en amistad para siempre, se construye mejor con los silencios
oportunos que con las confidencias intempestivas."
Reflexionemos y hagámoslo!!!...
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