domingo, 12 de agosto de 2018

Nueva Perspectiva


Formamos parte de una sociedad materialista, completamente desencantada del mundo en el que vivimos. Por eso en general solemos creer que nuestra vida es un accidente regido por la suerte y las coincidencias. Es decir, que no importan nuestras decisiones y nuestra acciones, pues en última instancia las cosas pasan por «casualidad». Esta visión de la existencia nos convierte en meras marionetas en manos del azar.

En paralelo, muchos individuos nos hemos vuelto «nihilistas». No es que no creamos en nada. Simplemente «negamos cualquier significado o finalidad trascendente de la existencia humana». De ahí que orientemos nuestra vida a saciar nuestro propio interés, tratando de escapar del dolor y el malestar que nos causa llevar una existencia vacía y sinsentido. Y lo hacemos por medio del placer y la satisfacción que proporcionan a corto plazo el consumo y el entretenimiento.

Pero, ¿realmente la vida es un accidente que se rige de forma aleatoria? ¿Estamos aquí para trabajar, consumir y divertirnos? ¿Acaso no hay una finalidad más trascendente? Lo irónico es que la existencia de estas creencias limitadoras pone de manifiesto que todo lo que existe tiene un propósito, por más que muchas veces no sepamos descifrarlo. No en vano, creer que no tenemos ningún tipo de control sobre nuestra vida refuerza nuestro victimismo. 

Y pensar que la existencia carece por completo de sentido justifica nuestra tendencia a huir constantemente de nosotros mismos por medio de la evasión y la narcotización.

Es decir, que incluso estas creencias tienen su propia razón de ser. No están ahí por casualidad, sino que cumplen la función de evitar que nos enfrentemos a nuestros dos mayores temores: el «miedo a la libertad» y el «miedo al vacío». Mientras sigamos creyendo que nuestra propia vida no depende de nosotros, podremos seguir eludiendo cualquier tipo de responsabilidad. Y mientras sigamos pensando que todo esto no es más que un accidente, podremos seguir marginando cualquier posibilidad de encontrar la respuesta a la pregunta ¿para qué vivimos?

Estamos tan cegados por nuestro egocentrismo, que solemos preguntarnos por qué nos pasan las cosas, en lugar de reflexionar acerca de para qué nos han ocurrido. Y eso que existe una diferencia abismal entre una y otra forma de afrontar nuestras circunstancias. Preguntarnos por qué es completamente inútil. Fomenta que veamos la situación como un problema. Y esta visión nos lleva a adoptar el papel de víctima. De ahí que nos haga sentir impotentes.

Por el contrario, preguntarnos para qué nos permite ver esa misma situación como una oportunidad. Y esta percepción nos lleva a entrenar el músculo de la responsabilidad. De hecho, esta actitud es mucho más eficiente y constructiva. 

Favorece que empecemos a intuir –e incluso a ver– el sentido oculto de las cosas

Es decir, la oportunidad de aprendizaje subyacente a cualquier experiencia, sea la que sea.

Y esto es precisamente de lo que trata la «física cuántica». En líneas generales, establece que «la realidad es un campo de potenciales posibilidades infinitas». 

Sin embargo, «sólo se materializan aquellas que son contempladas y aceptadas». Es decir, que ahora mismo, en este preciso instante, nuestras circunstancias actuales son el resultado de la manera en la que hemos venido pensando y actuando a lo largo de nuestra vida.


Si hemos venido creyendo que estamos aquí para tener un empleo monótono que nos permita pagar nuestros costes de vida, eso es precisamente lo que habremos co-creado con nuestros pensamientos, decisiones y comportamientos. Por el contrario, si cambiamos nuestra manera de pensar y de actuar, tenemos la opción de modificar el rumbo de nuestra existencia, cosechando otro tipo de resultados diferentes. 

El simple hecho de creer que es posible representa el primer paso para que, a través de un proceso, podamos hacer que muchos sueños se vuelvan realidad.

Tomar Distancia Al Observar

“Aquellos aspectos de las cosas que son más importantes para nosotros permanecen ocultos debido a su simplicidad y familiaridad (no somos capaces de percibir lo que tenemos continuamente ante los ojos)” escribió en algún momento Wittgenstein.

Así, la cercanía, nos nubla, nos enceguece; es decir, ser parte de un ambiente determinado, con personas que vemos diariamente, en una rutina compartida e irrefutable, inmodificable, nos crea la percepción de simplicidad, de esa familiaridad de la que hablaba el filósofo austriaco.

“El mar es para los que están lejos” leí hace muchos libros atrás, quizá, esto ejemplifique el punto: los que están lejos evocan, reviven, desmenuzan el lugar en sentimientos, en sensaciones y entienden por qué quisieran estar ahí, en el mar, al que ya le dan otro significado porque lo han comprendido, han visto esos detalles que no ven los locales, porque para ellos es sólo algo que está ahí.

Y habría que colocar esta afirmación en el contexto social actual. Ahora que vienen las elecciones conviene traer a cuento la cotidianeidad.

Sí, la mayoría de los individuos sociales entienden su realidad, porque la viven; es decir, en la práctica van consiguiéndose verdades, lógicas y razonamientos que nos sirven para identificar los signos problemáticos familiares y de país.

Entendemos de cierta manera qué es la corrupción y qué se deriva de ésta, porqué de la violencia, porqué de ciertas reformas, porqué la injusticia y demás, pero pocas veces profundizamos en el tema.

Bourdieu decía que ahí es donde entraban los estudiosos, los analistas, los expertos, etcétera, para explicar aquella comprensión empírica que tienen las personas con relación a su entorno, decir los porqués: agregar los elementos sustanciales que servirán de impulso a las verdades que se requieren para lograr cambios.



El Ser Constantes


Muchas veces nos obcecamos con los objetivos y metas a los que queremos llegar pero no prestamos suficiente atención al proceso, parte muy importante para lograr nuestros propósitos, por eso nos quedamos bloqueados en un punto del proyecto del que esperamos salir sin hacer nada. Aquí es donde la constancia y el esfuerzo nos ayudaran a avanzar y seguir hacia adelante.

TRABAJAR LA CONSTANCIA
Tomarte un café, leer un libro, lavarte los dientes… estos son hábitos que haces a diario de manera inconsciente y que demuestran que la constancia es una cualidad que todos tenemos. Sólo hay que aprender a potenciarla y trabajarla de manera consciente para conseguir nuestras metas.
Por muchas ideas y talento que tengamos, si no sabemos ser constantes no lograremos el éxito en lo que nos propongamos.

Algunos consejos para aprender a ser constantes sin dejarnos la vida en ello.

DESCUBRIRTE Y MOTIVARTE
Lo más importante para conseguir todo lo que nos propongamos es estar motivados. Y para ello es fundamental que nos conozcamos muy bien. Parece absurdo pero muchas veces no nos prestamos la atención suficiente.
Reflexionar sobre nosotros mismos nos permitirá saber en qué punto nos encontramos y qué queremos para nuestra vida. Saber qué ganamos y qué perdemos escogiendo un camino u otro nos ayudará a enfocarnos en lo que realmente queremos para nosotros y ser constantes para conseguirlo.

CENTRARNOS EN NUESTRO DÍA A DÍA
Una vez sabemos qué camino coger y cuáles son nuestras intenciones, hemos de centrar nuestra atención en el ahora, en las acciones que llevamos a cabo a diario.
El apartar las expectativas sobre nuestros objetivos y enfocarnos en el día a día nos ayudará a verlo con una nueva perspectiva y encontrar múltiples opciones para llevar a cabo aquello que nos ocupa.

DESARROLLA UN PLAN DE ACCIÓN
Para comenzar cualquier proyecto que tengamos en mente, hemos de tener claro que acciones llevar a cabo. Plasmar estas acciones (y concretarlas) en un papel nos ayudará a tener claro cuál es el camino a seguir.
Conocer nuestro plan de acción nos ayudará a pensar a corto plazo, ser constantes e ir desarrollando nuestro proyecto sin sentirnos abrumados.

TEN UN PLAN ALTERNATIVO
Como ya hemos dicho, lo mejor que podemos hacer es centrar la atención en el proceso y no en los resultados. Esto nos ayudará a encontrar alternativas en caso que nos quedemos estancados en un punto determinado del proceso.
Ser conscientes del proceso, nos permite ver en qué circunstancias nos encontramos y detectar si hemos de modificar algún aspecto del proceso. Esta flexibilidad nos ayudará a ser constantes y evitar que nos obcequemos en hacer las cosas de una única manera.

BUSCA APOYOS
Saber que contamos con apoyos o compañeros de viaje nos hace el camino más ligero y ameno. Por eso lo mejor que podemos hacer es rodearnos de personas que sean valiosas e importantes para nosotros y que compartan nuestra visión y forma de vivir.

Contar con personas que nos apoyen en nuestros momentos de duda, miedo o inseguridad y adquirir compromisos con otras personas fortalecerá nuestra motivación y nos ayudará a ser más constantes.


Nuestra recompensa se encuentra en el esfuerzo y no en el resultado. Un esfuerzo total es una victoria completa. Mahatma Gandhi (1869 – 1948)

Entusiasmo



Soplo interior de Dios. Este es el significado original de entusiasmo, un término procedente del griego y que sentimos en nuestra piel cuando algo bueno se aproxima

El mayor ejemplo gráfico de entusiasmo lo encontramos en el brillo de los ojos de un niño durante la tarde del 5 de enero, a solo unas horas de que lleguen los Reyes Magos cargados de regalos. Por lo tanto, el entusiasmo es una motivación extra que va un paso más allá de lo que generalmente nos mueve.

Del mismo modo que al hablar sobre las particularidades del miedo señalaremos que este se produce con el fin de tomar consciencia de la necesidad de trabajar algo para lograr tus objetivos, con el entusiasmo sucede de forma similar. La diferencia reside en que en vez de sentir una sensación de fracaso si no preparas algo, una fuerza interior te transmite las buenas vibraciones para moverte hacia aquello que quieres lograr.

Por ejemplo, entusiasmo es ver las ganas con las que tu hijo saca los libros de su mochila para estudiar si le has prometido que tendrá un premio en el próximo examen en el que obtenga una buena nota. La sonrisa no desaparecerá de su cara porque está anticipando la vibración que sentirá cuando consiga su éxito.

Cuando trabajamos duro para alcanzar un objetivo, además de sentir una fuerza inusual, eres capaz de percibir la sensación de haber hecho bien las cosas al poner todo de tu parte en la consecución del logro. Ni tú ni nadie te reprochará que no hicieras todo lo que podías o exploraste únicamente una parte del conjunto de posibilidades.


Así, el mejor beneficio se centra en sentir paz, sosiego y tranquilidad contigo misma por haber tenido la mejor actitud posible. Aunque existe la posibilidad de que los resultados no sean los esperados, tendrás la garantía de que exprimiste al máximo cada una de las opciones posibles.

sábado, 11 de agosto de 2018

Hablemos De Actitud


Erase una vez, como empiezan los cuentos, un discípulo que siempre se quejaba de sus limitaciones.  Un día, como cualquiera de los que vivimos, su maestro lo oyó con su continua y consabida cantinela de quejumbre, que no aguantó, y le pidió que se acercara.

El maestro le dijo:
-Claro que tienes limitaciones, pero quiero hacerte razonar un concepto, que me imagino desconoces.
-Dime, maestro.
-¿No te has dado cuenta de que hoy puedes hacer cosas que hace unos años te habrían sido imposibles de realizar?
-Sí, maestro.  Tienes razón.  Hoy puedo hacer cosas que antes veía imposibles.
-Entonces, ¿qué ha cambiado?
El discípulo le contestó:
-Han cambiado mis talentos.
-No, le contestó el maestro.  Has cambiado tú.
-¿Y no es lo mismo?
-Claro que no.  Tú eres lo que tú piensas que eres.  Cuando cambias tu forma de pensar, cambias tú.

Si quieres dejar de ver las cosas como imposibles, cambia tu razonamiento, cambia tu forma de ver la vida, cambia tu actitud ante la vida, cambia tu actitud ante la gente con la cual convives, cambia tu estilo de ser, cambia tú, sin dejar de ser tú quién eres.

Ahí está el quid del asunto, seguir siendo tú, pero con otra visión, con otra dimensión de la vida, con una perspectiva diferente, con una actitud que sobrepase todo, hasta lo inimaginable.

La actitud lo es todo.  Cambia tu actitud, y la vida cambiará para ti.  Tú, como buen emprendedor, porque he de decirte que todos en esta maravillosa vida somos emprendedores, porque tarde que temprano, emprendemos un nuevo proyecto.  Eso todos lo hacemos.

Entonces, como buen emprendedor que eres, te voy a sugerir algunas actitudes que debes tomar para que te vaya muy bien en lo que estás emprendiendo.
Toma riesgos, sí, pero siempre bien calculados, para que ninguno te sorprenda.

Toma iniciativa en todo lo que desarrolles, porque eso te provocará la sensación de traer en tus manos el proyecto y que todo depende de ti, y el saber esto, te va a dar una seguridad y confianza en ti mismo, que te van a servir para que logres tu emprendimiento.

Busca hacer un registro de tu progreso en lo que estás queriendo hacer, porque si no analizas cómo va tu avance, no te vas a dar cuenta cómo vas.

Estudia mucho para que te estés actualizando continuamente en tecnología, y también, en la materia de tu proyecto.  Debes de estar al pendiente de los pasos que se van dando en el mundo entero de tu proyecto.

Toma decisiones y conviértelas en importantes para tu proyecto.  Recuerda, es mejor desarrollar lo urgente que lo importante.

Sé tenaz, duro y dale, sin descanso, sin desfallecer, con toda la persistencia y con toda la actitud.  Que los obstáculos no te impidan tu avance, y que sean un acicate para seguir adelante.

Con mucho entusiasmo, porque el entusiasmo es un motor que te genera actitudes importantes, y muchas veces el puro estar entusiasmado, minimiza las dificultades con las que te puedas encontrar.

Crea con creatividad, porque además que da mucha satisfacción personal, se te va a ocurrir alguna idea que será innovadora y que hará la diferencia en tu proyecto.

 Hay otras más actitudes, pero lo importante es la actitud personal, que puede hacer que te cambie la vida.  Te deseo mucho éxito en todo lo que estás desarrollando.


Inquietudes

Filosofía
Inquietudes
A través de la historia la filosofía se ha caracterizado por ser una actividad del pensamiento humano centrada en interrogar al mundo humano centrada en interrogar al mundo en buscar explicaciones satisfactorias frente a los diferentes problemas y acontecimientos que se presentan en todos los niveles de la vida.

La filosofía surge, no solo en Grecia sino también en la actualidad, precisamente del encuentro del ser humano con el mundo, de la admiración del hombre  frente a todo lo que existe. A diferencia de las demás ciencias, la filosofía no tiene un campo especifico de investigación, ya que se ocupa del mundo, de la totalidad de la realidad y por ello su reflexión tiene que ver con campos diversos como la cosmopología, la política, la psicología, la antropología, la ciencia, etc.

La interpretación que la filosofía ha hecho del mundo ha sido siempre distinta. por ello, su tarea ha tenido que ver más con la problematización de lo real que con ofrecer métodos o respuestas definitivas. El saber filosófico que presenta, entonces, como una serie de problemas entorno a los cuales se han desarrollado las principales corrientes y concepciones del pensamiento filosófico occidental.

 Las preguntas por la naturaleza de la vida humana, los valores, el conocimiento, lo trascendentes concierte en los grandes problemas abordados por la filosofía para intentar responder a las inquietudes mas apremiantes de la humanidad especialmente aquellas relacionadas con el ser con las cosas, del mundo del ser humano, la verdad, lo absoluto, etc.

El carácter problemático de la filosofía  permite que su comportamiento sea visto como una temática constante de puntos de vista, muchos considerados contradictorios e incluso inútiles. 

El saber filosófico está conformado por distintas maneras o perspectivas de abordar el mundo, las cuales se replantean y se someten a discusión constante.



Aprender A Saber

Al ritmo al que cambia la sociedad, depender únicamente de lo que se sabe, provoca que las personas rápidamente se deprecien, pierdan vigencia y valor. El único remedio para evitar anquilosarse es aprender. Para el presente, el conocimiento es esencial. Para el futuro, aprender es la clave.

Indiscutiblemente, nuestra vida está organizada alrededor del saber. Nadie te contrata para un trabajo sin revisar tu curriculum y verificar lo que sabes (qué carrera y en qué universidad estudiaste). Todos los países han establecido 12 años de enseñanza obligatoria pero el colegio ha terminado imitando al concurso Quien quiere ser millonario al convertirse en una interminable sucesión de saberes (asignaturas) que todos los niños deben dominar, aunque inmediatamente olvidan casi todos esos conceptos.

Para el sistema educativo, aprender no es prioritario ya que evalúa el resultado pero no el proceso. Nadie pregunta a un niño qué aprendió sino cómo le fue, qué nota sacó. Y la tendencia no hace más que acentuarse. La industria educativa nos bombardea con todo tipo de productos y nos tiene convencidos de que si no estudias al menos un Master, no tienes futuro laboral. Incluso socialmente, ser considerado una persona culta (haber leído libros y autores clásicos y saber muchas “cosas”) sigue siendo muy valorado.

 Sin embargo, la hegemonía del saber comienza a tambalearse. El responsable de RRHH de Google reconoce que, para su empresa, el expediente académico no sirve de nada. El Media Lab del MIT (uno de los centros de investigación más prestigiosos del mundo) contrató como director a un experto sin título universitario. Steve Jobs en Apple o Amancio Ortega en Zara, demostraron cómo crear y liderar multinacionales sin estar respaldados por esos saberes intelectuales aparentemente imprescindibles.

¿Por qué podría ser más importante aprender que saber? La primera razón es obvia: solo sabes algo si antes lo aprendiste. No hay conocimiento sin aprendizaje previo. La segunda razón pasa más desapercibida: El conocimiento tiene fecha de caducidad. Tarde o temprano, lo que sabes va perdiendo vigencia.

Recuerden los casos de Blackberry o Kodak. Ambas empresas disfrutaron de un saber (conocimiento) que les permitió liderar sus mercados ejerciendo un dominio aplastante. Sin embargo, las dos han desaparecido de la cúspide porque ese saber se estancó, no evolucionó y otros competidores con nuevos conocimientos más avanzados las sobrepasaron.

No hay duda de que saber es importante, sobre todo cuando eres el único que sabe y ese saber permanece inalterable. Pero dormirse en los laureles con lo que sabes puede ser letal. El refrán “Pan para hoy y hambre para mañana” lo ilustra a la perfección. 

Desde el momento en que el mundo cambia a velocidades vertiginosas, puedes estar seguro de que cada vez falta menos para que lo que sabes sea sustituido por otro conocimiento más innovador. En ese caso, la única alternativa posible es aprender.


Aprender está íntimamente relacionado con el pasado porque es lo que tuviste que hacer para acumular saber. Pero también condiciona el futuro porque todo lo que hagas de ahora en adelante depende de tu capacidad para aprender. Aprender, al igual que comer o dormir, es algo que necesitarás hacer durante toda tu vida. 

El conocimiento, sin embargo, tiene que ver con el presente, es lo que te permite tomar decisiones y actuar, aquí y ahora. Si te proyectas a medio o largo plazo, para tus planes de futuro, aprender es más importante que saber.

Enfoque Personalizado

La escuela, la universidad, la sociedad… todas ellas están sujetas a los múltiples cambios que vive nuestro mundo globalizado. En la sociedad actual el aprendizaje va más allá de asistir a la escuela y tomar apuntes en las clases; se trata de un aprendizaje cooperativo y personalizado donde los aprendices juegan un papel importante y mucho más activo de lo habitual.

¿Qué ocurre cuando aplicamos esta forma de adquirir conocimientos en las aulas?

Cuando hablamos de aprendizaje personalizado no hay metas de aprendizaje para todos los estudiantes, sino que los objetivos y métodos de aprendizaje y la velocidad se adaptan al individuo. La motivación grupal y personal son fundamentales, así pues, los niños deben ser alentados, según sea necesario y hacerles entender la importancia de la cooperación entre los componentes del grupo. Los estudiantes obtienen el contenido no solo con la entrega del material de trabajo, sino que aprenden a lo largo del camino, con responsabilidad personal y  autogestión.

Este objetivo se consigue en varios niveles. Los estudiantes son libres de elegir los temas que quieran aprender o repetir de una amplia gama de formatos digitales: se puede obtener en los resúmenes una visión general del tema, ver los cortos, videos de instrucción, etc. En este sentido, los alumnos trabajan conectados en red, para comprobar su rendimiento en función de diversos análisis y estadísticas. Los diferentes tipos de tareas que traspasan el libro, la Wikipedia y los resúmenes, pueden ser planteadas a modo de juego didáctico (tanto individual, como colectivo para promover la cooperación) sobre un tema determinado, promoviendo así la motivación de los estudiantes.

Los profesores han de desarrollar habilidades para cumplir la labor de “entrenadores, acompañantes de aprendizaje” y de esta manera, integrarse con el aprendizaje mixto basado en la web y en el aula; todo esto requiere el apoyo y colaboración de las escuelas y padres de los alumnos. 

Programas formativos en coaching educativo contribuyen a que las nuevas generaciones estén mejor preparadas y con más recursos adaptados a sus necesidades.

Para el enfoque educativo del aprendizaje personalizado surge, por tanto:
– El tratamiento respetuoso de la libertad con responsabilidad y compromiso de las personas.
– La promoción de la capacidad de comunicar e interactuar.
– La necesidad de una formación personal e integral con el objetivo de hacer personalidades responsables y promover la interacción social.

Se trata de una educación basada en competencias más que en el cumplimiento de un currículo académico, lo que representa que la individualidad y personalidad de los alumnos será el eje de la labor educativa, haciendo énfasis en los principios de individualización, la heterogeneidad, la diversidad y la sostenibilidad y la tensión entre el individualismo y la cooperación social.


La Serenidad


La capacidad de mantener la calma en situaciones difíciles puede aprenderse y practicarse. Ser paciente es una herramienta excelente para combatir el estrés y ser feliz.

Cultivar la paciencia puede ser muy beneficioso para el ser humano, porque ayuda a regular el estrés y educar el carácter. Y a pesar de ser una cualidad como cualquier otra, muy pocos saben cómo ponerla en práctica.

Sus significados en diferentes culturas
Para el diccionario de la Real Academia Española, la paciencia es la capacidad de soportar algo sin alterarse, o bien hacerlo de manera minuciosa o lenta. La palabra proviene del latín patientia, y su concepto varía de una tradición a otra.

Para los orientales, la paciencia se relaciona con la fortaleza de carácter. Ellos creen que cuanto más madura y evolucionada está la personalidad, más fácil debe ser mantener la calma en cualquier situación. Para lograrlo, se entrenan con largos períodos de meditación y votos de silencio.

El budismo utiliza el término kshanti, que significa “tolerancia” y “perdón”. Cuentan los historiadores que Buda, fundador de esta religión, no solo permaneció seis años en estricto ayuno, sino que se sentó finalmente a los pies de una higuera de la India, decidido a no levantarse de allí hasta haber alcanzado la iluminación. Él es sin duda un claro ejemplo de lo que la paciencia puede lograr.

Para los cristianos, la paciencia va de la mano de la fe y trata acerca de la espera de Dios como salvador de la Tierra. Para ellos es lo contrario a la ira.

“La Biblia alaba la paciencia como un fruto del espíritu (Gálatas 5:22) el cual debe ser producido por todos los hombres (1 Tesalonicenses 5:14). La paciencia revela nuestra fe en los planes, la omnipotencia y el amor de Dios”.

La naturaleza está llena de ejemplos de paciencia en todo su esplendor. Será porque comprende que cualquier proceso lleva su tiempo, independientemente de la voluntad del que lo observa.

Cotidianamente, se la puede encontrar en un majestuoso roble que nació siendo semilla y tardó más de 25 años en adquirir su tamaño final, en el esfuerzo de una flor esperando el deshielo para surgir bajo la nieve o simplemente en cualquier nido construido ramito por ramito. Basta con sentarse a observar sus manifestaciones, ya que todo en la naturaleza está regido por ciclos y cada uno de ellos lleva su tiempo particular.

Para el ser humano, sin embargo, las cosas no son tan sencillas. Las personas que son más tranquilas que los demás suelen ser tildadas de “lentas” o, en el peor de los casos, de “raras”. A la mayoría les es difícil detener sus impulsos y esperar calmadamente. Suelen dejarse llevar por sus ataques del momento, aunque luego se arrepientan por lo sucedido y deban pedir perdón. 

Una y otra vez, repiten este ciclo, casi pareciéndose a la madre naturaleza, pero bastante alejados de la sabia paciencia.

viernes, 10 de agosto de 2018

Cuando La Vida Nos Enseña


Vivir es muchas cosas. Puede ser un gran viaje visitando bellas cumbres, secas llanuras e incluso sucios lodazales. También es una gran escuela que nos enseña mucho. Lo que no quiere decir que seamos capaces de aprenderlo todo. Nos informa bien, nos aporta conocimientos, y, como hay que vivirla, también nos permite adquirir habilidades prácticas y algunas buenas actitudes; pero a veces no las aprendemos.

Seguro que conoce algunas personas que tras un daño cerebral por ictus o traumatismo no pueden hablar, los médicos dicen que tienen “afasia”. Pues bien en la vida es más frecuente otra situación y no se considera ni siquiera una enfermedad. Está presente en muchas personas que son incapaces de dialogar; es así porque no son capaces de oír, o mejor oyen pero no escuchan. 

Son constructores de monólogos y circulan por la vida hablando ellos solos, porque lo de los demás no les interesa. No le prestan atención.

Ya le comenté que otros prefieren tener razón a ser felices. Discuten todo y no ceden y se esfuerzan en tener razón, lo que les evita o dificulta ser felices, pero se afanan en ello, discuten sin límite y ello les impide alcanzar la felicidad.

Otros no tienen claro la jerarquía o importancia de los verbos. Priorizan el tener al ser. Se afanan en adquirir más, en acumular lo material, más que esforzarse en ser algo más, y sobre todo mejores, en crecer como personas. En enriquecerse en valores, y le será más fácil transitar por este mundo ligero de equipaje.

He referido a que con frecuencia no valoramos lo que tenemos, y especialmente sólo somos conscientes de ello, cuando lo perdemos o estamos a punto de perderlo. Por ejemplo la salud. Es un bien muy grande que poseemos y no la valoramos aunque somos nosotros, no los sanitarios, los que debemos cuidarla. 

Erramos si nos arriesgamos a perderla por falta de sentido común, si nos implicamos en actividades de alto riesgo, ingerimos tóxicos o hacemos malas dietas.

Otras personas deciden hacer de la queja su bandera. Lamentarse y sentirse mal les da protagonismo social y así caminan por la vida, sin entender que a medio plazo pueden ser rechazados porque nublan su entorno, agobian a sus congéneres. Los aburren e incluso les abruman. Podríamos decir que sólo hablan para cantar ruina. O que sólo están bien cuando están mal.

No hemos aprendido que el que más da es el que más recibe. Pregúnteselo si no a los voluntarios; en cualquiera de sus actuaciones uno de ellos le explicará cómo se siente al hacer el bien.
  
También suele ser negativa nuestra visión del esfuerzo, y no lo vemos como una gran oportunidad. Sigmund Freud decía: “He sido muy afortunado; todo en la vida me ha costado mucho”. Sin duda, de no haberse esforzado su aportación, su legado al mundo hubiera sido menor.

También nos enseña Descartes que muchas veces sufrimos por cosas que nunca nos sucederán. En lenguaje llano: nos ponemos el parche antes de que salga la herida. Sufrimos con anticipación. Así sucede por ejemplo con los vómitos por recibir quimioterapia; sabemos que algunas quimioterapias los causaran, pero lo curioso es saber qué en muchas ocasiones algunas personas que iban a recibir quimio tienen los vómitos antes de iniciar su toma, antes de que se les administre; y eso es lo que llaman vómitos anticipativos y son debidos a que nuestro estado de nervios los provoca.

Importa saber lo costoso de fingir. Le aseguro que no compensa; cuanto más acerque lo que piensa, lo que dice y lo que hace, le será más fácil ser feliz.

También conviene recordar que el tiempo pasa para todos, los minutos, las horas, los días o los años, y al vivir lo vamos consumiendo todos; es un error plantearse ese consumo cuando uno es mayor o anciano. El momento que importa que valore es el ahora. Le he comentado a veces que el pasado fue, nos enseña, pero es irrecuperable, y el futuro es impreciso. Por eso él ahora es clave; hay que vivir todos los momentos con plenitud; como si fueran a ser el último.

También es importante soñar y lo hacemos poco. No digo que no seamos realistas, pero sí que elevemos nuestras miras. Hacerlo embellece el paisaje de la vida por el que debemos transitar. Dicen que los sueños suelen ser caros; yo pienso que es más caro no tener sueños.

Por otra parte le recuerdo que la mentira es un paso erróneo, como una salida en falso, con frecuencia le lleva a un corredor que retorna al mismo camino del que se parte y tendrá que volver a enfrentarse con la situación por la que mentimos. 

Por otra parte mantener esa irrealidad cuesta mucho esfuerzo. Yo no se lo aconsejo como vía de tránsito. La verdad abre ventanas, da luz y embellece el camino.

Otros son insensibles a lo que sucede en su entorno. Caminan con cara de póquer. Quizás lo hacen porque no quieren sufrir. Pero se equivocan. Compadecerse de los otros, y no en el sentido de ser dadivosos, sino en el de no querer que sufran, compartir, e incluso integrarse con ellos, sin duda puede doler, pero genera humanidad y múltiples satisfacciones.


Sea listo, aprenda y aplique muchas de las lecciones que la vida nos enseña. 

Cada día que vive asiste a muchas y magnificas clases, pero importa que las aprecie y tenga la actitud de aprender.

Libertad De Opinión

Las Redes Sociales han adquirido un papel muy relevante en nuestras vidas. Millones de personas las utilizan cada día para compartir noticias de actualidad, su vida personal o profesional, sus opiniones o sus ideas, sin ser plenamente conscientes de las repercusiones que ello puede traer consigo. Pero, ¿somos completamente libres a la hora de publicar lo que pensamos o sentimos en cada momento o existe algún límite? ¿Qué diferencia, en este ámbito, el mundo offline del mundo online?.

Cada vez son más frecuentes los asuntos que llegan a los Tribunales por publicación de comentarios lesivos en las Redes Sociales. En este sentido, la semana pasada salía a la luz la noticia de que la Fiscalía de la Audiencia Nacional había acusado de cometer un delito de humillación a las víctimas del terrorismo a una estudiante de historia de 21 años por hacer bromas en Twitter sobre Carrero Blanco, pidiendo para ella dos años y medio de cárcel, tres de libertad vigilada y más de ocho de inhabilitación absoluta.

En esta misma línea, hace unos meses el Tribunal Supremo publicaba una sentencia por la que se condenaba, por primera vez, a un año de cárcel a una joven como autora de un delito de odio y de enaltecimiento del terrorismo cometido a través de Twitter, por haber difundido diversos tuits burlándose de las víctimas de ETA.

Otros casos polémicos por cuestionarse los límites de la libertad de expresión son el de Guillermo Zapata, ex edil de Cultura del Ayuntamiento de Madrid, quien se vio obligado a dimitir al ser denunciado por difundir en su cuenta de Twitter mensajes burlándose de los judíos o de víctimas del terrorismo, o el revuelo desatado tras la muerte del torero Víctor Barrio en una plaza de toros, recogiéndose numerosas publicaciones en las Redes Sociales celebrando su muerte o vertiendo insultos hacia a él y su familia.

Todo lo anterior nos hace reflexionar acerca del alcance del derecho a la libertad de expresión para poder determinar hasta qué punto están amparadas nuestras opiniones, manifestaciones e ideas por la misma. 

Resulta indudable que la libertad de expresión, derecho fundamental reconocido en el artículo 20 de nuestra Carta Magna, es el derecho que todos tenemos a expresar y difundir libremente nuestros pensamientos, ideas y opiniones mediante la palabra, el escrito o cualquier otro medio de reproducción.

Entonces, ¿tenemos derecho a publicar lo que se nos antoje en cada momento en nuestros perfiles en las Redes Sociales? ¿Tenemos derecho a expresarnos libremente? Por supuesto que tenemos derecho a expresarnos libremente siempre y cuando nuestros pensamientos, ideas y opiniones no colisionen con otros derechos igualmente protegidos. 

Es decir, la libertad de expresión prevalece sobre cualquier otro derecho siempre que no se vulnere el derecho al honor, intimidad personal y familiar o propia imagen de alguien y, siempre que no se caiga en el insulto o desprestigio gratuito.

Por ello, el hacer comentarios ofensivos, bromas o verter opiniones en las Redes Sociales podría constituir una vulneración del derecho al honor por "divulgación de hechos relativos a la vida privada de una persona o familia que afecten a su reputación y buen nombre" o por "la imputación de hechos o la manifestación de juicios de valor a través de acciones o expresiones que de cualquier modo lesionen la dignidad de otra persona, menoscabando su fama o atentando contra su propia estimación", tal y como establece la propia ley sobre protección civil del derecho al honor.

Además, la publicación en las Redes Sociales de comentarios o juicios sobre determinados temas, como pueden ser el terrorismo o la violencia, podrían ser constitutivos de diversas figuras delictivas como enaltecimiento del terrorismo, delito de incitación al odio o violencia, injurias, calumnias, acoso, amenazas, delitos contra la intimidad, humillación a las víctimas, etc.

Cabe también plantearse si es lo mismo hacer un comentario o bromear, por ejemplo, sobre Carrero Blanco en una cafetería, entre amigos, que hacer esos mismos comentarios, públicamente, en las Redes Sociales. Sin duda, las consecuencias serían diversas, precisamente, por la comunicación pública que se estaría produciendo en el segundo caso. No es lo mismo bromear en un ámbito privado o cerrado que en uno público, por su alcance y difusión y, consecuentemente por la mayor vulneración del derecho de que se trate.

Otro factor que entra en juego a la hora de establecer los límites a la libertad de expresión es el interpretativo ¿qué entiende cada uno por "insulto" o "desprestigio gratuito"? Se trata en todo caso de una percepción subjetiva: hay personas que pueden sentirse ofendidas por una broma que para otros carece de toda importancia. La gran diferencia en el mundo digital es que, en lugar de interpretar voces, gestos o tonos de voz (he aquí la riqueza de la comunicación), simplemente entran en juego letras o palabras en un "post". Es decir, no se interpreta más que una simple frase que, en el mejor de los casos, va acompañada de un emoticono. Pero, ¿qué es bromear? ¿Cuál es el límite de la broma? Hay casos, más allá de lo jurídico, como el de la revista sátira de Charly Hebdo, que nos muestran que el verdadero problema quizá sea la interpretación como concepto.

Por otra parte, en relación a los fallos de los Tribunales acerca de la publicación de comentarios vejatorios o lesivos en las Redes Sociales, cabe mencionar la cada vez más típica condena al infractor, además de a eliminar los comentarios constitutivos de la vulneración, a publicar el fallo en las Redes Sociales, en un horario establecido durante un número determinado de días. 

A título de ejemplo, el reciente caso del presidente de Ausbanc por intromisión ilegítima del honor del portavoz de Facua o, en el año 2012, la concejala del Ayuntamiento de Pamplona que fue condenada a publicar en Twitter durante un período de tiempo el fallo de una sentencia tras verter tuits ofensivos sobre otra concejala.

Este tipo de condenas son consecuencia de la aplicación de la Ley Orgánica 1/1982, de 5 de mayo, sobre protección civil del derecho al honor, a la intimidad personal y familiar y a la propia imagen, que establece como parte de la condena "la publicación total o parcial de la sentencia condenatoria a costa del demandado con, al menos, la misma difusión pública que tuvo la intromisión sufrida".

Resulta cuestionable la efectividad de este tipo de condenas, así como la garantía de que la publicación del fallo tendrá la misma difusión que tuvieron los comentarios objeto de la litis. Otro interrogante es la existencia del límite de un número determinado de caracteres, por ejemplo, en Twitter. Por suerte, nuestros Tribunales parecen ir buscando soluciones para estas cuestiones y así, en el caso del Presidente de Ausbanc, se acordó que la publicación del fallo se hiciera utilizando una herramienta elaborada al efecto para aumentar el número de caracteres permitidos. 

De todas formas, la ley hace referencia a la publicación total o parcial de la sentencia condenatoria por lo que, según el caso, podría resultar suficiente la publicación en 140 caracteres, cumpliendo así con la publicación parcial de la misma.


En conclusión, antes de publicar contenidos en las Redes Sociales debemos ser escrupulosos en el cumplimiento de nuestros derechos y deberes. Pues, si bien el derecho a la libertad de expresión nos legitima para manifestar con total libertad nuestros pensamientos, ideas y opiniones, no abarca un derecho al insulto o al desprestigio gratuito, ni nos ampara para efectuar comentarios lesivos o vejatorios sobre otros. No obstante, debemos atenernos al caso concreto, puesto que con carácter general no es posible determinar los concretos límites de la libertad de expresión y, a pesar de todo, no debe verse reducida nuestra autenticidad en las Redes Sociales, ni debe impedirse que cada uno de nosotros sigamos manifestando libremente nuestras ideas y opiniones, bien entendido que con la necesaria prudencia para respetar igualmente los derechos de los demás.

Creatividad E Innovación


«Otros han visto lo que es y preguntan por qué.
Yo he visto lo que podría ser, y me he preguntado por qué no»
Pablo Picasso

Nadie como Picasso definió la personalidad de alguien creativo. No es cuestión de ver las cosas como son, sino de ser capaces de vislumbrar todas sus posibilidades. O lo que es lo mismo, tener una mente abierta, una cualidad que permite a quien la posee ver el mundo de una manera totalmente diferente al resto de sus congéneres.

Así lo afirma un estudio encabezado por la psicóloga de origen italiano Anna Antinori para la Universidad de Melbourne, en Victoria, Australia. La psicóloga y su equipo publicaron un artículo en The Conversation explicando su experimento, que había sido publicado antes en el Journal of Research in Personality.

Lo que se viene a decir es que las personas de mente abierta no es que vean las cosas desde una perspectiva diferente, sino que ven cosas diferentes. Y para ello sometieron a 123 estudiantes voluntarios de la universidad a un test de rivalidad binocular.

El sujeto contemplaba una imagen roja por un ojo y otra verde por el otro durante unos minutos. Por lo general, el cerebro solo percibe una imagen a la vez, así que la mayoría de los voluntarios afirmaba haber visto oscilar la imagen entre el rojo y el verde.

Pero una minoría de ellos fueron capaces de ver las dos imágenes fusionadas, algo que se conoce como «percepción mixta». Los participantes que puntuaron con mayor nota en apertura mental fueron los que consiguieron percibir la imagen fusionada.

«Esos momentos de “supresión de la rivalidad”, cuando ambas imágenes son percibidas de manera consciente a la vez, parecen ser una solución “creativa” a un problema presentado por dos estímulos incompatibles», afirmaba Antinori en The Conversation. Es decir, sus cerebros son capaces de encontrar una solución menos convencional y más flexible a ciertos problemas.

«Nuestros hallazgos sugieren que la creatividad de las personas con mente abierta alcanza también a la percepción visual. Estas personas pueden ver experiencias fundamentalmente distintas a la media». Por ello, según la psicóloga, estos resultados podrían explicar por qué las personas más abiertas de mente tienden a ser más creativas e innovadoras.

¿Cómo se traduce esto en la práctica? Anna Antinori lo explicaba con un ejemplo claro. Si a un grupo de personas les ofreces un ladrillo y les preguntas qué pueden hacer con él, es probable que la mayoría responda que levantar un muro. Pero las otras con mente abierta, uno de los principales rasgos asociados a la creatividad, responderán que podría ser un ataúd en un diorama protagonizado por la Barbie.

No solo son capaces las personas de mente abierta de ver el mundo de manera diferente, sino que también pueden prestar atención a detalles que a los demás se les escapan. Sus cerebros dejan pasar más información que el resto de personas. O lo que es lo mismo, están atentos a otros estímulos que a los demás nos pasan desapercibidos: los sonidos del exterior, los olores que nos llegan, que cierto punto de nuestra espalda está apoyado en el respaldo de la silla…

La mayoría de esas decisiones se hacen por debajo del nivel de conciencia y sus resultados constituyen lo que vemos y percibimos, afirma la psicóloga en una entrevista para la agencia EFE.

Según afirma la directora del estudio, hay investigaciones que demuestran que la personalidad es maleable; que puede cambiar a lo largo de la vida y que la forma en que vemos el mundo puede variar en línea con la personalidad.

«Puede ser posible que un cambio en la personalidad de un individuo también pueda afectar a cómo ve el mundo», afirma un artículo de Quartz. Hay, por tanto, diferentes maneras para poder ser más creativos y abiertos.

Pero quizá el ejercicio más poderoso sea el tratar de ponerse en el lado contrario de nuestro pensamiento. Por ejemplo, intentar defender con argumentos válidos temas sobre los que estamos radicalmente en contra. ¿Eres de izquierdas? Trata de defender las ideas de la derecha. Sudarás tinta, pero aprenderás a ver las cosas desde ángulos diferentes.

El último consejo que Antinori da es buscar la manera de dar salida a la creatividad y expresarla. Y para ello, una vez más, debemos abandonar nuestra zona de confort. 

Nuestro cerebro necesita desafíos y si queremos ser abiertos y creativos, debemos entrenarlo.


Sentirnos Útiles


Pocas sensaciones son tan satisfactorias como la que sentimos cuando hemos hecho algo por los demás. De hecho, es muy fácil observar el gesto de alegría que inunda la cara del que ayuda a otro. Cuando nos sentimos útiles se despiertan en nosotros emociones positivas que repercuten en nuestro bienestar general.

Estoy segura de que sabes a qué me refiero cuando digo que sentirse útil es algo muy agradable. La sensación de poder hacer algo de utilidad es profundamente motivadora para el ser humano. Esta sensación nos aparta, durante un tiempo, de la vorágine egoísta y autocomplaciente en la que estamos inmersos.

Vivimos en un momento de la historia en el que cada vez estamos menos conectados unos con otros. Le llamamos la era de la comunicación pero nos comunicamos muy poco y, además, estamos cada día, más separados. Ya no es costumbre, como lo era antes, lo de ayudar a los miembros de tu comunidad como algo natural. 

Actualmente, los niños son educados más en la competitividad que en la cooperación. Sin embargo, por mucho que la sociedad se caracterice por la falta de empatía y el individualismo, dentro de los seres humanos siguen existiendo la necesidad de sentirse útiles y de hacer algo por los demás.

Así mismo, en muchas ocasiones aunque la ganas de hacer algo útil estén presentes, es probable que dudemos si tenemos la capacidad para hacerlo. Tampoco somos educados para encontrar aquello que nos haga brillar y disfrutar haciéndolo y ofreciéndolo a los demás.

La educación se orienta más a que todo el mundo sea exactamente igual, sofocando de esta manera, la originalidad y los talentos innatos de cada persona.


Valoración De Resultados

Como todos sabemos, en el principio de nuestra existencia hubo un tiempo en el que disponíamos de comida en abundancia, el clima era favorable, teníamos nuestras necesidades cubiertas. 

Hace decenas de miles de años tan sólo un puñado de humanos poblábamos la Tierra. Desde entonces, presionados por un número creciente de miembros, con cada vez mayor falta de alimentos, espacio y recursos naturales, nos fuimos internando en un sin número de luchas y crisis. Las nuevas tierras y el clima cada vez menos propicios para nosotros. El anhelo de nuestro bienestar perdido. 

Hoy vamos camino de los 10.000 millones de personas, y nuestra casa, la Tierra, es la misma! Es lógico que la palabra trabajo se asocie a estrés y obligación. Queda ya muy lejos, en nuestros orígenes, como un sueño, el esfuerzo que suponía el mero hecho de recoger los frutos que proporcionaba la tierra en un clima óptimo para nuestra especie. Competición, continua lucha y crisis, han dejado una huella en nosotros. Aquellos tiempos del paraíso donde todo era abundancia a nuestro alrededor, ¿pasó para no volver? 

Dejamos que nuestro subconsciente trabaje mientras hablamos un poco de trabajo, esfuerzo y perseverancia. 

Trabajo, esfuerzo y perseverancia, el empeño de llevar el trabajo a buen término con esfuerzo y determinación, todos éstos son valores que he visto desde pequeño a mi alrededor. Creo que para cualquiera de nosotros es muy gratificante la sensación que nos queda tras el trabajo bien hecho. 

A través de las siguientes líneas me gustaría trasladarte, de forma amena, unas simples reflexiones acerca de estos conceptos. Estos párrafos no pretenden nada más que invitarte a reflexionar conmigo sobre tan manidos y a la vez tan complejos, conceptos.

Nos agrada ver la imagen de un patito o de un cisne sobre las aguas de un lago, con qué facilidad se desplazan. Diríamos que casi sin esfuerzo. Nada más lejos de la realidad: por debajo del agua sus patitas despliegan una enorme actividad. 

Ser conscientes de estas paradojas nos ayuda a ser justos en nuestras valoraciones. Que una clínica, empresa, ayuntamiento, un cuartel o hasta una parroquia funcione bien, atienda las peticiones de sus clientes, contribuyentes o feligreses y las resuelva en un tiempo adecuado, que el trato sea humano y que económicamente marchen bien, siempre se debe al buen y gran trabajo de los equipos, de las personas que lo integran (aunque no lo apreciemos, no se vea). 

Tiene mucho mérito. Sabemos que en ningún caso se trata de algo fortuito. Es fruto del buen y acertado trabajo de una larga cadena de personas donde todos son importantes, como los eslabones de una inmensa cadena, cada uno en su puesto, realizando la función y responsabilidad que ostenta en ese momento, sea cual sea. 


Y es que sabemos que el trabajo y el esfuerzo no son mera actividad, no sólo consiste en dedicar horas, esforzarse a secas; trabajar no es consumir nuestro tiempo laboral sin más. Sabemos muy bien que consiste en aplicar nuestro esfuerzo eficientemente, productivamente. 

En el mundo empresarial, en el mundo de las artes y por qué no, en el de la ayuda a los demás, consiste en generar para uno mismo o para la organización para la que trabaja, un resultado, un fruto mayor que las energías y gasto que hemos consumido en ello. 

Dar más que lo que recibimos. 

jueves, 9 de agosto de 2018

Aspiraciones


Porque a pesar de la situación por muy adversa que se nos parezca siempre llegará un momento, una razón o un lugar en el que soñar, aquellas expectativas que tenemos y que pensamos que no podremos cumplir, son solo un pensamiento que debemos eliminar porque la esperanza es de todos y es lo único que no se puede perder.

No cabe duda que el sabor a gloria que existe por alcanzar eso por lo que tanto hemos buscado es gratificante. A tal punto de entender que nuestro esfuerzo vale la pena y es siempre recompensado.

La esperanza no debe perderse por muy difícil que se torne el asunto.

Esto porque posiblemente veamos un camino cerrado, duro e incomprensible pero saber que siempre al final del túnel encontraremos un camino es importante.

Por lo que no debemos desesperanzarnos, nosotros somos los responsables de nuestros actos y debemos medirlos lo suficientemente bien para que lo que hagamos no traiga consecuencias a mayores, de esas que sin importar como estén nos hieran, como personas a nosotros y a los demás.

La vida es maravillosa, seamos siempre personas positivas y luchemos porque las adversidades sean derribadas y nuestra calidad humana mejore.


Que esta imagen sea una muestra de las grandes expectativas que debemos tener y que como seres humanos siempre aspiremos a ser mejores personas.