lunes, 15 de octubre de 2018

Con La Cabeza Erguida


En esos momentos cuando sientes que trabajas hasta el cansancio, que ya no tienes fuerzas, que la vida se ensaña en tu contra y parece no existir ningún tipo de escapatoria. Esos días en que la fortuna te da la espalda y no encuentras salida, son precisamente el inicio de la más grande enseñanza que puedes encontrar en la vida.

Todos atravesamos momentos difíciles a lo largo de nuestras vidas. Sin embargo, aunque nos parezcan a veces imposibles cuando nos encontramos sumergidos en ellos, solemos tarde o temprano superarlos para continuar avanzando. 

Las dificultades que nos encontramos en uno u otros momentos de nuestras vidas como la pérdida de un ser querido, una ruptura amorosa o la mala noticia de un despido pueden ahogarnos en un mar de malestar del que nos será muy difícil escapar sino ponemos en marcha unas estrategias adecuadas. Ninguno nos encontramos a salvo de los vaivenes que puede tener nuestra existencia en momentos determinados.Y es en estos momentos de adversidad cuando atravesamos emociones muy poderosas como la tristeza, la impotencia, la frustración, etc… produciendo en nosotros un intenso desequilibrio emocional.

Cuando expresamos los sentimientos ya sea hablando o escribiendo, lo que estamos haciendo es liberarlos. Si ponemos palabras a qué o cómo nos sentimos, nos será más fácil aceptar las malas noticias que nos sucedan. Ya que lo que hacemos es asociar nuestros pensamientos con los sentimientos de forma rápida y casi simultánea. Por eso, cuando nuestras emociones sean demasiado negativas, podemos emplear la escritura como medio para expresarlas, librándonos de ellas sin tener repercusiones exteriores.

Cualquier situación adversa puede ser vista como una interrupción de nuestra trayectoria vital, pero si lo relatamos, estaremos más cerca de la posibilidad de aceptarlo y seguir avanzando.

Incluso si tenemos dificultades a la hora de la escritura, también podemos utilizar otro tipo de actividades como la pintura, el baile, el deporte o el teatro, que nos ayudaran a canalizar y reconocer nuestras emociones, puntos imprescindibles para poder llegar a controlar y elaborar lo que sentimos. Y tras esto, poner en marcha todo nuestro propio mecanismo de resolución de problemas en el que utilizaremos nuestros propios recursos para avanzar y hacernos paso ante la dificultad que se nos presenta.

Además ante una situación difícil hay veces que nos cuesta aceptar que nos afecta, negándonos a reconocer que en cierto modo nos duele. Pero este dolor, en parte es necesario, porque nos ayudará a elaborar todo lo sucedido, además de poder llegar a asumir la pérdida.

En estas situaciones, las personas de nuestro alrededor quizás puedan intentar con la mejor de sus intenciones que nos volvamos a sentir bien tan rápido como sea posible, pudiendo tener el efecto contrario, ya que pueden originarnos sentimientos de culpabilidad por no responder como los demás esperaban o incluso sentirnos no comprendidos. Todos necesitamos nuestro tiempo de asimilación y elaboración, unos más extensos que otros, lo importante es respetarlo, y no acelerarlo o posponerlo, 
sino manteniendo un cierto equilibrio. Es como atravesar por un proceso de duelo o pérdida, ya que se necesita un período de adaptación emocional necesario, pasando por una serie de etapas.


Y con el tiempo, tras haber superado ese momento difícil, seremos capaces de confiar en nuestra capacidad de sobreponernos a nuevas dificultades. Cada prueba superada nos irá fortaleciendo. Y aunque las dificultades o adversidades nos muestren nuestras partes más vulnerables, el hecho de superarlas nos ayudará a avanzar con más seguridad y confianza.

Mediocridad Y Talento


José Ingenieros decía que “la mediocridad es más contagiosa que el talento”. “La vulgaridad es su fuente y la psicología de lo vulgar consiste en ostentarla”. “La mediocridad es la falta de cualidades que permitan distinguir al individuo de la sociedad”. “Para el mediocre es mejor malo conocido que bueno por conocer”.
La evolución es el mecanismo de adaptación a los cambios. Evolucionar es variar las respuestas y las variaciones útiles son las que se consolidan. Con el lenguaje verbal el hombre creó los conceptos que sintetizan las experiencias vividas y los alojó en el hemisferio cerebral izquierdo. Una ruta de neuronas lo une con el derecho donde las emociones mandan. Allí la imaginación apoyada en el saber y la experiencia, se atreve a saltar por encima de todo creando hipótesis que unen el pasado, el presente y el porvenir. El pensamiento vuela más alto cuando vincula el corazón y el cerebro.
Los ideales. Los ideales son como las estrellas porque nunca se alcanzan, pero como el navegante, con ellos se dirige el rumbo de la vida. Hasta la fuerza de una idea depende de la fuente, del ideal que anticipa un futuro mejor. Es el instrumento del progreso que anticipó Bernard Shaw: “el hombre razonable se adapta al mundo, el hombre irrazonable adapta el mundo a él, todo el progreso depende del hombre irrazonable”.
El ideal nunca es absurdo, no enfrenta las leyes naturales, no se basa en la razón pura, ni en la verdad, ya que puede tratarse de una ilusión falsa. La imaginación se nutre de él y compara su perfección concebida con la realidad bruta. Así el ideal de la ciencia es la Verdad, el de la moral el Bien y del arte la Belleza. Cuando la realidad y el ideal coincidan, la imaginación ya estará intuyendo nuevas ideas.
La imaginación es más importante que el conocimiento. La frase de Einstein no reniega del saber ya que nada surge de la nada. El concepto deriva de los hechos que caminan, el ala puede errar la senda, el pie pisa firme; pero una idea que vuela puede rectificarse, mientras que el pie nunca podrá volar.
La imaginación perfecciona lo real y lo adorna con la energía, el entusiasmo y la libertad que le brinda el ideal. Imaginar es la forma experimentar que posee la ventaja de poder corregir los errores sin causar daños.
En el hombre hay dos tendencias en pugna, una lo lleva a preservar la herencia, la otra a crecer y a promover el cambio. La lucha es entre la estabilidad y el progreso. El ideal los reúne asociando la síntesis del razonamiento con la continuidad de la pasión.



Superar Carencias


“Para conseguir el amor de otros, primero debes amarte a ti mismo”. Apuesto a que has escuchado cientos de veces esta frase. Y no se discute. Es una de esas verdades de a puño que sería imposible controvertir y rebatir. Amarnos a nosotros mismos es condición fundamental para amar a los demás.
El problema de ese mandato es que da claramente un qué, pero ninguna pista sobre cómo. No es tan simple como tomar la decisión: “Perfecto. A partir de ahora voy a amarme a mí mismo. Y desde mañana, que me amen los demás.” Tener una buena relación contigo mismo puede ser un asunto que escapa a tu voluntad.

Lo que sí puedes ver nítidamente en tu vida son los efectos de esa falta de amor propio. Especialmente en el terreno de la pareja, que es donde afloran nuestros conflictos más íntimos. Es ahí donde solemos sentirnos más vulnerables y más desorientados.

Si no están bien ajustadas las tuercas de la estima propia, probablemente tiendas a ser enamoradizo. Aparentemente, Cupido se ensaña contigo. Dispara su flecha con cualquier desconocida que ves por ahí. “Amor a primera vista” dices tú, cuando sientes latir el corazón con fuerza al ver a ese extraño ser que te roba la atención.

El encanto que emana de esa persona desconocida es probablemente para ti como una promesa. El augurio de una dicha desconocida hasta ahora para ti. Ese sentimiento puede llegar a ser muy fuerte y, aun así, falso. Quizás haya atracción genuina. Pero mientras no cruces la frontera que separa la fantasía del encuentro real con la otra persona, no pasa de ser una ilusión.

Si te ocurre con frecuencia, no lo dudes: lo que hay en el fondo es un asunto por resolver contigo mismo, no con Cupido. Tu actitud habla de una carencia. Es tan fuerte que en un punto pierdes el sentido de las proporciones y te conformas con llenar ese vacío aunque sea con una mentira.

Este tipo de fantasías se presentan con frecuencia en quienes ya traen una historia de amores fallidos. “Amores perros”, de esos que dejan dentelladas y cicatrices en el alma y no pocas veces también en el cuerpo. Amores, o supuestos amores, que traen a tu vida muchos más ratos amargos que momentos de plenitud.

Ese es el punto precisamente: la nada. La carencia. Ese lugar que quedó vacío para siempre, quizás debido a necesidades afectivas que no fueron satisfechas durante la niñez. Por eso puedes sentir que el vacío, la ausencia, esa “nada”, es un sentimiento intolerable. De lo que no te das cuenta es de que justamente carencias es lo que hay tras todas esas peleas, esos disgustos, esas escenas de gritos y reclamos.

Si encuentras un compañero/a dispuesto a compartir contigo esa pequeña tragedia cotidiana, seguramente se han enganchado juntos precisamente porque tienen un problema similar. También esa persona busca desesperadamente vínculos que le ayuden a evadir sus carencias. A aplazar la tarea de reconciliarse consigo mismo, con su historia.

Ese tipo de relaciones son las más difíciles de terminar, precisamente porque se edifican sobre la carencia afectiva. Acabar con esos vínculos es caer en el abismo de soledad que la relación encubre. “Peor es nada”, dices para tus adentros.

Mejor que de una vez por todas decidas ser bueno contigo mismo. Que aprendas a reconocer esas trampas con las que tú mismo vuelves imposible tu avance. Recuerda que la vida es un pestañeo. 

No vale la pena dedicarla a fantasías o a tormentos que, lo sabes en el fondo, finalmente solamente te dejarán nostalgia por el tiempo inútil que invertiste en ellos.

Lucidez


El término Lucidez tiene cabida al hablar de salud en la esfera mental. Suele emplearse para hacer referencia tanto al estado de consciencia de un individuo como a su orientación.

La conciencia es el estado de alerta mental que permite responder ante los diversos estímulos, puede verse afectada por una gran cantidad de fenómenos y enfermedades tanto de forma circunstancial como de forma permanente, la afectación máxima del estado de conciencia es el coma, en donde el individuo es incapaz de responder a los estímulos externos.

La orientación por su parte se relaciona con la capacidad de en un momento dado estar claro en aspectos sobre quien se es, en donde se está, la fecha y la hora o momento del día. La desorientación en uno o varios de estos aspectos da origen al estado confusional.

En ocasiones también puede emplearse el término lucidez para hacer referencia a la capacidad cognitiva o de aprendizaje, que es una función cerebral cuya pérdida es el sustento que da origen a los cuadros de demencia.

La lucidez mental es producto de una vida sana, intelectualmente activa y la ausencia de factores perturbadores como enfermedades crónicas. Son muchos los factores capaces de afectar la lucidez mental, entre ellos cabe destacar:

Infecciones, muchas veces síntomas como la desorientación y cambios en la personalidad pueden ser consecuencia de enfermedades infecciosas del sistema nervioso central.

Deshidratación, la alteración de los líquidos corporales es capaz de afectar las concentraciones de los electrolitos y el pH o grado de acide de la sangre lo cual afecta el normal funcionamiento cerebral.

Enfermedades vasculares, las alteraciones del ritmo cardiaco como las arritmias, los accidentes cerebrovasculares o la insuficiencia en la circulación cerebral por enfermedades como la arterioesclerosis pueden iniciarse con cuadros de alteración de las funciones mentales además de las parálisis.

Condiciones que aumenten la presión intracraneal, trastornos como la hidrocefalia (aumento de liquido en el cerebro) y los hematomas subdurales (colecciones de sangre entre el cráneo y el cerebro que ocurren posterior a traumatismos o caídas) tienen un curso lento y progresivo por lo que pueden debutar con síntomas sutiles como la alteración leve de la conciencia o la orientación antes de dar paso a la aparición de síntomas neurológicos más precisos
.
Drogas y medicamentos, muchas veces los cuadros confusionales obedecen al efecto farmacológico de medicamentos o diversas sustancias, especialmente si se ingieren en forma excesiva o de forma inapropiada, por ejemplo al combinar medicamentos que son capaces de interactuar entre sí. En los ancianos esto es muy frecuente ya que es posible que no entiendan las instrucciones del médico o bien que por afecciones visuales no logren leer bien las indicaciones o confundan los medicamentos.
Supresión del sueño, la alteración en el normal ritmo del sueño puede llevar a un estado de agotamiento que afecta al estado de conciencia.


Abuso de alcohol, la ingesta alcohólica tiene un efecto depresor del sistema nervioso afectando las funciones mentales especialmente si se combina con factores como una pobre capacidad de respuesta fisiológica en ancianos y personas debilitadas o bien con medicamentos que potencien su efecto depresor.

domingo, 14 de octubre de 2018

Acercar El Mundo


Tal vez, hayamos pecado demasiado de centrar el aprendizaje en el mundo cercano y en los procesos de vida que, de todas maneras, nos van a arrastrar porque nos son inmediatos. No se trata de «estudiar» nuestra comarca, sino de andarla y hablar de ella. El mundo se nos presenta en forma de gente que viene de lejos y de asuntos lejanos que nos afectan.

Si se te presenta lo extraño pueden pasar dos cosas: puedes empezar a ver extraña tu propia comarca ante una mirada más amplia o puedes encerrarte en tu estrecha mirada e intentar evitar ese peligro. Antes de que lo extraño venga y te fuerce mejor que tomes la decisión de conocerlo y encontrarlo más cercano.

La gente de los barrios «iba» a Madrid o Barcelona. Hoy, psicológicamente, el mundo se nos acerca a ojos vista. Aparece en nuestra vida como un hermanito que se presenta de golpe. Podemos estar ilusionados porque esperábamos su llegada, intrigados y llenos de interés porque promete novedades o rechazarlo agriamente porque viene a cambiarnos la vida y le suponemos hostil. Algo así es lo que podemos sentir respecto a todo lo que es «extranjero». Los «extranjeros» son como el hermanito que nos traen los padres (en realidad, la Humanidad es un huérfano y los hermanitos, simplemente, aparecen). Pero, en el mundo adulto, todo puede enconarse demasiado.

Para prevenir esto, la escuela debería centrarse más en los lugares más lejanos de la finca Tierra y ayudar a todos los niños a familiarizarse con su extensa familia. La humanidad no tiene padre (visible), pero hay hermanos mayores. Los niños se pelean por los juguetes y por los recursos de sus vecinitos. Los humanos-niños hacen lo mismo, pero sus peleas pueden ser desgarradoras y no hay adulto que los frene, así que nos hemos de hacer humanos-adultos todo lo rápidamente que podamos o viviremos en la isla de El señor de las moscas, donde los niños –sin padre– aprenden a matarse.

En cierta manera no estaba tan mal aquella asignatura que se presentaba como alternativa a la Religión, Civilizaciones y hechos religiosos, creo que se llamaba. El señor Víctor Orban, presidente de Hungría carga contra los países del oeste que permiten que otras «civilizaciones y hechos religiosos» se cuelen en nuestro santuario cristiano. Hombre de mirada pequeña. Hombre-niño que teme que otros hombres-niño vengan a colarse en su intimidad, le estropeen los juguetes y le disputen la mantequilla de la merienda.

Es comprensible, hace poco que la Europa del este tiene cuarto propio. Pero eso le obliga a crecer deprisa. Si alguien piensa que Puigdemont no puede gobernar desde Bruselas cómo espera que el padre de la humanidad pueda poner orden en la casa desde el cielo. Si tenemos padres distintos, hagamos que hablen (papas, popes e imanes se reúnen demasiado poco). Pero si esos padres resultan impotentes, nos tendremos que hacer adultos todos, empezando por los hermanos mayores.


Hay que empezar a preparar hoy a los ciudadanos (hombres-adolescentes) del mañana que sabrán poner normas en toda la finca, que sabrán dialogar y jugar juntos y enseñarse unos a otros a cuidar los juguetes. Esos hombres-adolescentes (nuestros alumnos de hoy) deberán empezar a poner en pie una Ciudadanía Universal (moneda, educación, justicia-economía…), organismos para monitorizar y compartir los recursos del planeta, para garantizar los proyectos razonables y velar por todos y cada uno de los que nacen. 

Sé que no estoy hablando ni siquiera del siglo XXIII. Pero cuanto más tardemos en empezar, más sufriremos. Nuestros alumnos de hoy deben ser los que mañana votarán sólo a partidos que hablen de convergencias y Ciudadanía Universal. Que jamás votarán a partidos de hombres-niño que quieren seguir siéndolo centrándose en su propio cuarto de los juguetes. 

Y posiblemente sean los padres de los primeros humanos-adultos del planeta, los que se dan cuenta de que lo que pase en la calle les acabará afectando.

Siempre Dar Lo Mejor


Lo mejor de ti mismo es la única receta que te llevará al éxito. En el plano material, aparentemente no siempre ganamos cuando damos lo mejor de nosotros mismos. Muchas veces las cosas no salen como lo planeábamos, y es frustrante a veces ver que nuestros sueños o ideales no se mueven al ritmo que nosotros queremos; pero en el plano espiritual, no hay forma de sentirte perdedor si estás dando siempre lo mejor de ti mismo.

La receta del éxito es simple: ¡Da siempre lo mejor de ti mismo! y no te rindas, no mires atrás, no midas tu valor en relación a la retribución o a la opinión de los demás; sino en respuesta a tu satisfacción personal. Toma tiempo  para que la gente te escuche, y te escucharán sólo quienes estén listos. Tu pasión, tu dedicación y tu determinación; son las herramientas que se encargarán de que tu voz llegue lejos, de que tus sueños se materialicen en una maravillosa realidad; que por maravillosa, nunca será perfecta, ni nunca estará completa. Porque los soñadores se alimentan de sueños, y cuando un sueño se cumple, uno nuevo y más grande se vuelve a soñar.


El mundo es de quienes tienen fe en sí mismos, y encuentran en cada reto una oportunidad de transformación, de ajuste. Un llamado de atención! Acercarnos al éxito o crecer en él no hace las cosas más simples, sino que cuando estamos haciendo lo que amamos, esa pasión es la que hace que todo sea posible; y es la que nos mantiene conectados, activados y dispuestos a invertir toda nuestra fe en lo que creemos.

sábado, 13 de octubre de 2018

Integración Social

Buceando por viejos textos escolares encontramos esto: “un ciudadano comprometido es aquel que no sólo conoce sus derechos y obligaciones, sino que además los ejerce a través de la participación activa y comprometida en estos espacios”. 

Buena definición en los papeles pero, ¿de qué manera conjugamos lo que deberíamos hacer en el marco de dinámicas sociales complejas marcadas por deficiencias en educación, salud y trabajo? 

“Si el vecino tiene como prioridad comer y pagar sus cuentas, obviamente, no participará en temas sociales o comunales que directa o indirectamente luego tendrán relación directa con ellos mismos”. Una bocanada de realidad nos trae el Presidente de la Asociación Civil Formando Ciudadanos, Julián Morínigo. 

Él junto a un grupo de profesionales con marcado perfil social y de forma totalmente voluntaria, intentan “generar continuamente ámbitos de contención a los grupos de alta vulnerabilidad social y propender al facilitamiento de una ‘movilidad social ascendente’. Esta última entendida sobre la base de que todos adquieran la misma oportunidad de progresar. 

El profesional recuerda la antigua frase “Mi hijo el Doctor". Una “leyenda” que nos remonta a la fascinación por las dos carreras que algunos padres añoraban para sus hijos: Medicina o Abogacía. Un título que aportaría un cierto “status” dentro de la sociedad. Claro está que no siempre esta es una realidad cercana. 

“La posibilidad cierta y concreta de poder darle a las nuevas generaciones las herramientas necesarias para acceder al conocimiento lo que dará la libertad individual y colectiva de la sociedad. Sin el acceso libre, gratuito y universal al conocimiento (educación, cultura, salud, información, trabajo, entre otros) no podremos avanzar como sociedad”. 

Teniendo en cuenta algunos de los objetivos de la Asociación es que este grupo de profesionales considera primordial acentuar el trabajo en aquellas poblaciones más vulnerables. Inmigrantes, personas usuarias de drogas, mujeres víctimas de violencia de género como así también en problemáticas relacionadas a la salud y la educación. Todos los involucrados con “un perfil socio-económico-cultural medio a bajo”. 


Para lograr cambios en la sociedad en que vivimos, la tarea debe comenzar cuando los niños ingresan al sistema escolar. Este último debería tener un rol protagónico en la temática. La escuela como institución debiera preparar ciudadanos con capacidad crítica y activos en su compromiso con el contexto que los rodea para la transformación de una sociedad más justa. 

El Apoyo Emocional

El apoyo emocional es un gran alivio cuando nos sentimos solos o desbordados por las emociones. Este sostén nos puede proporcionar consuelo, seguridad y tranquilidad. ¿Qué aspectos hemos de tener en cuenta si queremos dar este apoyo emocional a otras personas? ¿Y si queremos recibir el apoyo de un hombro amigo?

Para dar apoyo a otras personas vamos a necesitar practicar la escucha y la empatía hacia los demás. En cambio, para recibir apoyo emocional, vamos a tener que asumir que no siempre somos capaces gestionar todo lo que nos pasa solos. Por eso, en ocasiones vamos a necesitar ayuda de otras personas

La habilidad para escuchar de forma activa es la base para generar un espacio de entendimiento. Escuchar no es lo mismo que oír, al escuchar se percibe con todo el cuerpo, con los oídos, los ojos, los gestos, etc. Todo el cuerpo se involucra en la escucha para que la persona que está hablando pueda sentir que le estamos comprendiendo de verdad.

Una buena forma de demostrar la escucha activa es resumiendo y parafrasear lo que la persona va diciendo a medida que avanza en su discurso. Así nos aseguramos de que estamos escuchando con plena consciencia y atención y no caemos en distracciones. Es muy fácil que, sin darnos cuenta, hablemos antes de tiempo u opinemos sin tener toda la información… o lo que es peor, saquemos el teléfono del bolsillo.

“Tan solo con escuchar profundamente, aliviamos el dolor y el sufrimiento.”
-Autor desconocido-

Sentir que estamos conectados con los demás nos puede proporcionar también ese apoyo emocional que nos va tan bien cuando nos desbordan las emociones. Necesitamos “a nuestras personas”, sentir que tenemos alguien interesado en conocer nuestras penas y alegrías porque le importan, alguien que entiende que somos seres complejos y asume el coste, no siempre agradecido, de intentar comprendernos.

La empatía es la capacidad que tenemos de ponernos en el lugar de los demás y comprender sus sentimientos desde sus circunstancias. De esta manera, logramos poder entender lo que les pasa, cómo se sienten, qué piensan y por qué las personas se comportan de determinada forma.

La empatía es una habilidad que podemos perfeccionar si ponemos empeño en coger de las mano a los demás y hacernos esfuerzo por seguirlos a través de puertas estrechas y rincones oscuros, que muchas veces causan aburrimiento o miedo.


“Lo más importante es que necesitamos ser entendidos. Necesitamos alguien que sea capaz de escucharnos y entendernos. Entonces, sufrimos menos"

Cerebro Y Pensamientos


El Cerebro es el que decide si un pensamiento se refiere o no al presente, si es real o imaginario, antes incluso de que el sujeto sea consciente de ese pensamiento, informa la Universidad de Ginebra en un comunicado. 

La región cerebral cortico-frontal y sus conexiones es la que asegura que nuestros pensamientos y nuestro comportamiento estén sincronizados con la realidad, incluso cuando nuestra mente divaga con fantasías. 

Los estudios realizados en esta universidad han utilizado la electroencefalografía de alta resolución en sujetos sanos para medir la rapidez con la que el cerebro procesa las informaciones. 

De esta forma han demostrado que el proceso cerebral de procesamiento de la realidad percibida se desarrolla a una velocidad de entre 200 y 300 milisegundos después de la evocación de un recuerdo o un pensamiento. (Un milisegundo es la milésima fracción de un segundo). 

Sin embargo, el reconocimiento consciente de la información recibida se desarrolla más despacio, entre 400 y 600 milisegundos, lo que pone de manifiesto que el sujeto acepta una información como real o falsa después de que el cerebro haya realizado su selección. 

Según explica el neurólogo Armin Schnider, director del departamento de Neurociencias de la citada universidad, los pensamientos sufren el filtro de la realidad al mismo tiempo que el cerebro los codifica. 

El cerebro almacena por un lado los pensamientos que se refieren al presente (la realidad) y por otro lado los que son imaginarios o fantasiosos. Esta secuencia es la que permite al sujeto distinguir el recuerdo de un hecho real de otro imaginario, según la clasificación que ha hecho el cerebro sin su conocimiento. 

Viviendo en una falsa realidad 

Por eso, cuando la zona cortico-frontal está dañada, las personas pierden la capacidad de distinguir lo verdadero de lo falso, el pasado del presente, y no tienen forma de darse cuenta de que su realidad es falsa. 

Ocurre por ejemplo después de un accidente cerebral, que lleva a determinados pacientes a vivir en una realidad paralela que a menudo es una especie de reconstrucción deformada de recuerdos verdaderos, añade Schnider. 

Los investigadores de la Universidad de Ginebra han observado que, curiosamente, los pacientes que confunden la realidad no se dan cuenta de que los acontecimientos que ellos esperan no ocurren nunca. 

Esta observación confirma los resultados de estudios anteriores que habían identificado ciertas neuronas en la región órbito-frontal que sólo se activan cuando una recompensa espera no se materializa. Si estas neuronas no funcionan bien, los pacientes pueden quedar colgados de una realidad que se repite permanentemente, en bucle. 

Esas mismas neuronas están presentes en otras regiones colindantes del cerebro y se activan también cuando las redes neuronales principales se dañan, por ejemplo la región córtico-frontal que marca la diferencia entre lo real y lo imaginario. 

Este fenómeno explica por qué sólo el 5% de los pacientes que han sufrido un daño cerebral, como un accidente vascular o un traumatismo, en esta región, desarrollan una confusión entre la realidad y sus confabulaciones: el daño en la región córtico-frontal es compensado por las neuronas de la región órbito-frontal. 

Armin Schnider precisa que por este motivo los pacientes que padecen confabulaciones en su mayoría recuperan con el tiempo el sentido de la realidad, gracias a ese mecanismo de compensación de las redes neuronales vecinas a la región córtico-frontal. También señala que, a menudo, persiste la amnesia en estos pacientes. 

En psiquiatría la confabulación es una enfermedad mental que consiste en que una persona rellena las lagunas de su memoria con experiencias inventadas que en realidad nunca han ocurrido. La persona no es consciente de que lo que cuenta no es cierto y, además, lo olvida enseguida.

Schnider señala que la confabulación no es exclusiva de las personas con un daño cerebral, ya que la reconstrucción ordinaria de los recuerdos puede también provocar errores. Destaca que cuando se nos pregunta por nuestras experiencias, tendemos inconscientemente, en caso de duda, a inventar nuestras respuestas.

En ese caso, nuestro cerebro guarda esa respuesta improvisada como un recuerdo verdadero, una observación que permite manipular la memoria de una persona, dependiendo de la forma en que se le formula la pregunta. Por eso concluye que estar convencido de la verdad de un recuerdo no es garantía suficiente de su exactitud.

Los resultados de estas investigaciones sobre la realidad, los mecanismos cerebrales implicados en su reconocimiento y en la distinción de la fantasía, fruto de más de 20 años de trabajo, se recogen en un libro cuya segunda edición acaba de ver la luz: “The Confabulating Mind”, publicado en Oxford University Press.

El libro recoge en varios capítulos la historia de la confabulación y su desarrollo en pacientes, así como el tema de los falsos recuerdos, que nos afectan cotidianamente sin darnos cuenta, y aborda casos específicos de manipulación de la memoria, que tiene una importancia especial en casos judiciales.

viernes, 12 de octubre de 2018

Qué Tiempos Aquellos

Aquellos eran los buenos tiempos, que muchos vivieron y que muchos no. Aquellos tiempos donde unas nubes oscuras no daban tanto temor como ahora, tiempos donde se podía respirar aire fresco, tiempos donde no hacía mucho calor, cuando no había mucho tráfico ni tanta gente en las calles, cuando no se veían los basureros en las calles, cuando había menos delincuentes y las personas eran más bondadosas y tranquilas.

A veces parece que el progreso social cuesta porque trae muchos problemas consigo, muchos problemas pequeños y fáciles de dar por sentado, que a la larga, representan un problema epidémico para cualquier ser vivo.

Hoy en día una tormenta representa un peligro para la ciudad. La cantidad de gente que ha venido surgiendo con los años, ha hecho que se construyan más casas, más calles, más residenciales y más vehículos, pero de manera desordenada. Antes una tormenta era fácilmente tragada por el suelo, por la porosidad del mismo, se infiltraba en el manto acuífero, ahora una tormenta cae y salpica entre calles, adoquines y causes que inundan la mala estructura de ciertos lugares e inunda las casas.

El tráfico vehicular y la misma emanación de gases de los automóviles han provocado que exista en la actualidad una contaminación auditiva y una contaminación atmosférica en el ambiente. 

Obviamente no en toda la región del país, pero sí en la capital, debido también al crecimiento de número de autos y a la mala construcción de las calles que no han sido renovadas tampoco. 
Tal vez no estemos como China ni como México, donde el esmog fotoquímico es causado por una enorme cantidad de gases de combustibles fósiles que reaccionan con la luz UV que irradia sol… Pero es seguro que en unos años ese mismo fenómeno existirá acá.

Ahora con el tiempo ha existido el cambio climático, que muchos dicen que es solo un concepto, nada tan grandemente establecido, que otros dicen que no es cierto, pero uno mismo es capaz de sentir el cambio del clima.

Antes sentíamos fresco y corrientes de aire, ahora solo se sienten calores eternos por las tardes y que luego caen unas cuantas gotas de agua del cielo en la noche para hacer más calor. Siempre debido al crecimiento poblacional y a la contaminación, hecho que viene desde el acontecimiento de la Revolución Industrial en siglo XVIII.

La verdad es que no sé si antes las personas eran menos cochinas que ahora, pero puedo decir que la causa de los basureros no registrados, que vemos en las calles, detrás de las cercas, en terrenos de nadie, son las personas que no han tenido una educación ambiental, o que no les importa realmente, o que simplemente no tienen valores ni conocimiento alguno del daño que están haciendo al botar la basura en el lugar que se les plazca y cerca de sus casas, en donde ellos mismos están produciendo las enfermedades.

Esto puede causar lixiviados, químicos o sustancias que entran al suelo y que contaminan a este y que pueden contaminar también las aguas subterráneas.

Y el mismo sofoque, calor, tráfico, basura, contaminación va haciendo, poco a poco, menos tolerantes a las personas. Muchos vamos viviendo una vida con querer un cambio, pero que muchos solo contradicen estas ideas y aportan al subdesarrollo.

Las personas debemos cambiar de mentalidad y dejar de vivir de las redes sociales, de la vida de los demás, de los problemas con otras personas, de quejarse tanto y comenzar a planear una vida exitosa llena de estudios y dedicación y aportar soluciones. 


Sin un cambio de pensamiento,vamos a seguir estancados, y los muchos que queremos hacer un cambio, vamos a morir como héroes no reconocidos en simples lápidas en un cementerio olvidado con pilas de basura encima. 

Los Genios

Desde principios del siglo XX, el coeficiente intelectual, la inteligencia y el genio han estado íntimamente ligados y se han olvidado las raíces antiguas de este último.

El tema del coeficiente intelectual y de las pruebas para su medición pasó a utilizarse de una manera perversa. Las interpretaciones de las pruebas realizadas al ejército durante la Primera Guerra Mundial incidieron en la redacción de la Ley de Restricción de Inmigración de 1924, que establecía cuotas de inmigrantes de Europa del Sur y del Este y que representó una justificación inicial del racismo y la eugenesia. Desde entonces, el coeficiente intelectual se ha utilizado como una excusa para restringir el acceso al aprendizaje a aquellos que obtienen bajos resultados, y ha dado origen a leyendas urbanas como la que sostiene que las mujeres embarazadas deben escuchar música clásica para ayudar a sus bebés a ser más competitivos en su vida futura, ya que esto aumenta su coeficiente intelectual.

Objetivamente, existe una correlación entre el coeficiente intelectual y algunas formas de inteligencia. Pero la inteligencia parece enmarcarse en algo más que un número. Basta leer la historia del doctor Judd Biasiotto para comprender sus límites. Cuando cursaba la escuela primaria le fue muy mal, tanto que llamaron a un psicólogo para que le hiciera una prueba de inteligencia. 

Una semana después fue llamado a la oficina del psicólogo y le pidieron que fuera a casa y le dijera a su madre que su coeficiente intelectual era de 81. Judd estaba emocionado porque era la calificación más alta que había logrado hasta el momento. Si su futuro se hubiera basado en este resultado, se habría cometido un grave error, pues al momento de ingresar a la universidad tuvo notas casi perfectas en sus exámenes de admisión y los resultados de las pruebas de su coeficiente intelectual llegaron a 147.

De la misma manera, “genio”, como concepto general, tiene unas dimensiones y un alcance que van mucho más allá de la simple inteligencia. El hecho de que el pequeño Johnny tenga un coeficiente intelectual de 180 no quiere decir que sea un genio. Por supuesto que puede ser muy inteligente, pero ¿acaso basta con ser realmente inteligente para ser un genio? Aquellos que nombramos como ejemplos de genio son conocidos por haber logrado algo importante. Sin duda, el pequeño Johnny tiene el potencial para ser un genio, pero que vaya a serlo no es seguro. Una de las razones que motivaron el estudio de Terman sobre los niños superdotados era descubrir la mejor manera de ayudar a aquellos con potencial a que lo desarrollaran verdaderamente.

Al parecer, no todos los genios nacen genios, aunque algunos lo hagan. Ciertas personas muy inteligentes nunca parecen llegar al nivel de genio a pesar de que tienen el potencial para serlo. Otras personas no parecen especialmente dotadas en sus vidas según las ideas de la época, pero han demostrado genialidad en su campo a las generaciones posteriores. Van Gogh califica ciertamente como una persona así.

El entorno intelectual que nos rodea y la cultura y civilización a las que nos exponemos diariamente parecen desempeñar un papel en la manera como percibimos a los genios.

Tomemos un genio de los tiempos del Paleolítico, el que hizo los dibujos de la cueva en el suroeste de Francia, y situémoslo en el mundo actual. Hoy, lo consideraríamos un genio del pasado. ¿Lo habrían considerado un genio sus pares de la época? No lo sé. Si se teletransportara a nuestro tiempo ¿lo seguiríamos considerando un genio bajo los parámetros actuales, o simplemente un inadaptado social, ya que la sociedad en la que nació originalmente ha avanzado miles de años desde entonces? Hay que tener en cuenta la cantidad de infraestructura intelectual que se ha creado en el transcurso de todo ese tiempo. ¿Sería capaz de dar un salto mental tan gigantesco como para ser considerado todavía un genio en el presente?

Por otro lado, si situáramos a Albert Einstein en el suroeste de Francia durante el Paleolítico ¿lo considerarían un genio quienes vivieron en ese momento?

Mi conjetura es que siempre y cuando se superaran los saludos iniciales y las barreras idiomáticas, competiría muy bien con sus antepasados remotos. Einstein no solo era muy inteligente, sino que tendría el beneficio adicional de siglos de genios anteriores que han ayudado a formar la realidad intelectual, mental y conceptual que ahora vivimos. El pensamiento, las invenciones y los descubrimientos tienen un contexto, y los avances del pensamiento se basan en el ambiente intelectual imperante. La época y la cultura en las que vive el genio tienen importancia no solo por las ideas que están presentes, sino por todas las ideas que estuvieron antes.

A modo de ejemplo, el cálculo de Newton estuvo a la vanguardia de las matemáticas en el siglo XVIII. Hoy se enseña en el Reino Unido en los primeros grados de la escuela secundaria. Un genio solo puede construir y extender los conceptos que ya existen. Si lleva estos conceptos demasiado lejos será poco probable que encuentre aceptación. Quienes van demasiado lejos, o bien son rechazados y su trabajo olvidado o, tal vez, solo serán apreciados muchos años después de su muerte.

Ludwig Boltzman, descubridor de la teoría cinética de los gases, utilizó en el siglo XIX matemáticas estadísticas para demostrar el movimiento del calor y de la energía. Sus puntos de vista fueron tan polémicos en ese momento que sufrió de un creciente desánimo. Acosado quizás por la depresión, Boltzman se suicidó antes de que pudiera ser reivindicado (lo que finalmente se hizo, años después de su muerte).

Tal vez la diferencia esencial entre el genio y la simple inteligencia sea que los genios cambian la forma en que los humanos concebimos y vemos el mundo. Los consideramos como lo más brillante y lo mejor de la humanidad. Ellos iluminan el camino para los que vienen después y crean la base para los avances aún mayores que harán los genios del futuro. ¿Por qué extrañarnos entonces de que parezcan producto de la inspiración divina?

                                                              

Paciencia


No tengo paciencia.  La fui aprendiendo a los cachetazos y me falta bastante.  En parte, tiene que ver con mi propia estructura; en parte, me he contagiado de los demás y de esta cultura que privilegia lo veloz, lo instantáneo, lo procesado y predigerido, lo superficial.  ¡Lo queremos todo y ya!

 En realidad, estamos más acelerados en muchos aspectos.  El tiempo que antes tomábamos para comprender algo, para concretarlo, para darnos cuenta de los aprendizajes, para liberar o sanar, para el retorno del karma, para transitar duros momentos, se ha hecho más corto y más rápido.  Ya no necesitamos de elaborados rituales ni largas terapias ni sanaciones porque la Nueva Energía es potente y simple.

 El otro aspecto por el que no valoramos la paciencia es porque es una cualidad femenina dada por irrelevante por el patriarcado, al igual que otras como la entrega, la confianza, la presencia, la receptividad, la perseverancia, la sensibilidad, etc.  ¿Para qué tener paciencia si puedo tenerlo, forzarlo, conquistarlo ahora?

Según Diseño Humano, hay cuatro Tipos de personas: Manifestadores, Generadores, Proyectores y Reflectores.  Solo los primeros pueden expresar y manifestar (iniciar algo), sin necesidad de esperar ni de necesitar a otros;  constituyen un 9% de la población.  La mayoría de los cursos y programas de desarrollo personal están dirigidos a ellos (que no los necesitan), ya que el resto de los Tipos tiene como estrategia ESPERAR.


Narcisismo

El mito narrado por Ovidio es archiconocido: El hermoso Narciso rechaza a Eco, la ninfa que lo pretende y se enamora de su propia imagen reflejada en un estanque, de tal forma que, al no poder separarse de ella muere ahogado ahí. La historia se repite hoy en día: muchísimos jóvenes están mucho más pendientes de sí mismos que de los demás y acaban por ahogarse en un egoísmo superlativo que los aleja de una correcta autoestima y de descubrir el valor de los otros como forma de dar sentido a la vida.
 
El narcisismo se manifiesta en la excesiva consideración de sí mismo, en la idea de que la vida gira en torno a uno mismo, en que a la hora de la verdad lo que cuenta es estar bien, sentirse bien, pasarlo bien, y los demás verán qué hacen. Los jóvenes de “última generación” cuando están “in”, en los momentos de euforia, tienen la pretensión de ser “lo último”, pero cuando están “out”, en los momentos malos, se sienten víctimas que no reciben suficiente atención de los demás. Son “mendigos perpetuamente insatisfechos”. Van por la vida dando tumbos, huyendo hacia adelante, revelando una incapacidad de descubrir al otro y de comprender sus necesidades.

La contrapartida al narcisismo es la verdadera autoestima o correcta valoración de sí mismo, la “aceptación humilde de la realidad”, sin lamentaciones, ni quejas, ni querer cambiarlo todo sin empezar por cambiarse a sí mismo primero. Munilla dice: “No olvidemos que la autoestima no proviene de hacer muchas cosas, ni de lograr éxitos, ni de la apariencia física, sino de saberse amado… Tenemos el riesgo de valorarnos según el juicio ajeno, de hundirnos por un comentario o por un fracaso, etc. ¡Es un auténtico drama que nuestro estado de ánimo se parezca a los vaivenes de la bolsa o a la montaña rusa!”

No se trata de invitar al autodesprecio o a hundirse en el pesimismo, pero tampoco de dejase arrastrar por un optimismo ingenuo que desconoce lo que está pasando alrededor, como si se habitara en una burbuja aséptica, en la que uno no se entera del dolor, de la miseria, de la desesperación de la vida de muchos, que tienen que ver con nosotros más de los que creemos. Al contrario de lo pasa con el avance de la tecnología, muchos jóvenes van al paso de la tortuga de la aporía de Zenón que no avanza y parece que nunca llega a la meta.

Lo que sale a relucir es una profunda “herida afectiva”: tener imagen, buscar aprecio y reconocimiento, afán de figurar, de ser admirado, de recibir elogios, de tener éxito es mucho más importante que buscar la plenitud interior, los ideales y metas que requieren un nivel espiritual para afrontarlos, echar mano del esfuerzo, del sacrificio, de cierta abnegación y olvido de sí.

En lugar de una auténtica búsqueda de la felicidad o de la realización personal lo que predomina es una hipersensibilidad y un espíritu crítico ante todo. Para muchos de ellos la cultura es un cuento inútil, la filosofía no sirve para nada; no hay que pensar demasiado, ni hay que ponerse a salvar el mundo.


Una salida razonable: la generosidad, la sincera preocupación por los demás, la solidaridad que invita a ayudar, a servir, a dar lo mejor de sí en la tarea por vencer los males de la sociedad y del mundo, recordando con José Ignacio Munilla aquella frase del escritor español Unamumo: “El que quiere todo lo que sucede, consigue siempre que suceda cuanto quiere. ¡Omnipotencia humana por la aceptación”.  

Cultivar La Esperanza



La esperanza es un estado de ánimo que nos motiva, nos calma y nos enseña, tanto a saber esperar, como recibir los anhelos que nacen de nuestro corazón. Sin importar la circunstancia, ésta -también- virtud nos permite insistir, persistir y resistir hasta lograr nuestro objetivo.

Existen diferentes escenarios y razones por las que una persona pierde la esperanza. Sin embargo, es posible recuperarla.

Imagina por un momento que tienes una semilla de un árbol de manzanas en tu mano, ¿qué te hace pensar que esa semilla se convertirá luego en un árbol? ¡La esperanza! Ahora, ¿qué te asegura que eso pueda ocurrir? Tú esfuerzo y dedicación.

En la vida nos encontramos muchas veces con situaciones en donde tenemos un anhelo que se convierte en esa “semilla” en nuestras manos. Así que debemos no solo tener el deseo de que ese sueño se haga realidad sino ir más allá y adquirir el fruto de eso. No conformarte con que ese árbol de manzanas crezca, sino que lógicamente obtenga manzanas. Allí es donde está la diferencia. Lo que hace que ese no sea un simple árbol.

Algunas acciones nos permiten cultivar la esperanza de manera correcta:

Tener confianza: Para lograrla necesitamos conocernos. Saber de qué somos capaces y con qué tipo de herramientas contamos. Esto requiere de tiempo y paciencia, no solo para tener autoconfianza, también para ganar y obtener la confianza de los demás. La sinceridad nos ayuda a enriquecer ese vínculo con las personas y fortalece nuestra esperanza.

Abrazar un deseo: Nos disponemos a luchar por ese sueño tomando en cuenta que, aún cuando no salga todo como lo esperábamos, debemos mantener la convicción de que el fruto de nuestra lucha será lo mejor que podemos obtener. Además, recuerda que si te mantienes firme en tus convicciones, los demás también creerán en ti.

Saber observar y escuchar: Está comprobado que cuando observamos y escuchamos testimonios de personas exitosas, nuestra motivación se incrementa y por ende, nuestra esperanza se aviva aún más.  

Ofrecer ayuda: El altruismo o cualquier obra que implique misericordia y bondad nos inspira. Así como entender que también somos instrumentos para encender la luz de esperanza de las demás personas.


Compartir con amigos y familiares: Cada momento que pasemos de nuestra vida junto a las personas que amamos, no solo nos hará ser más felices sino también a enriquecernos como personas. Es incluso una oportunidad que combina: altruismo, esperanza y felicidad.

Habilidades No Cognitivas


Las habilidades no cognitivas son un conjunto de recursos personales que son independientes de la capacidad intelectual del individuo. El Departamento de Educación de los Estados Unidos definió en 2013 las habilidades no cognitivas como el conjunto de atributos, disposiciones, habilidades sociales, actitudes, capacidades y recursos personales independientes de la capacidad intelectual. Estas destrezas están presente en las personas en mayor o menor grado.

Desde hace unos años, un número creciente de estudios en economía y en psicología han puesto de manifiesto que estas habilidades, las no cognitivas, son un determinante fundamental de los resultados educativos, laborales y de salud y, por tanto, del bienestar alcanzado tanto a edades tempranas como en la etapa adulta de la vida. Además, la literatura sobre el tema confirma que las habilidades no cognitivas tienen, en algunos contextos y para determinados colectivos sociales, más capacidad para explicar las diferencias observadas entre individuos equivalentes en otras dimensiones relevantes que las diferencias en capacidad innata o coeficiente intelectual.

Afortunadamente, disponemos de evidencia que señala que las habilidades no cognitivas son moldeables a lo largo de la vida de una persona, siendo la eficacia de las intervenciones tanto mayores cuanto más temprana es la edad a la que se producen y cuanto más intensiva y de calidad es la intervención. Un ejemplo recurrente en la literatura sobre el tema es el programa de intervención temprana Perry, implementado en Estados Unidos y dirigido a estudiantes de entornos socioeconómicos desfavorables con una edad comprendida entre los 3 y los 4 años. La inclusión en el programa se realizó de forma aleatoria y el tratamiento consistió en clases de apoyo curricular y sesiones que fomentaban el autocontrol y otros aspectos de personalidad positivos.

Heckman y otros (2010) concluyen que el programa Perry mejoró los resultados de los estudiantes participantes en términos de nivel educativo alcanzado, empleo, salarios, participación en actividades saludables y comportamiento delictivo más de 30 años después de haberse implementado. Este resultado no se explica por el efecto del programa en la acumulación de conocimientos reglados o aspectos cognitivos, ya que las diferencias en coeficiente intelectual entre participantes y excluidos resultaron no ser estadísticamente significativas poco tiempo después de implementado el programa.

Heckman, Pinto y Savelyev (2012) demuestran que la clave de la eficacia del programa Perry radica en que el programa incrementó de forma notable la dotación de habilidades no cognitivas favorables en los estudiantes participantes. Así, estos estudiantes lograron niveles de autocontrol, perseverancia y motivación, entre otras características no cognitivas, significativamente superiores a los que habrían tenido de no haber participado en el programa. A pesar de que su coeficiente intelectual no mejoró respecto a los no participantes, también lograron resultados sistemáticamente superiores en su rendimiento académico. La contundencia de estos resultados y el largo plazo de su vigencia situaron a las habilidades no cognitivas en el centro del análisis económico en general y del micro econométrico en particular.

El concepto de funciones ejecutivas, propio de la literatura neuropsicológica, está estrechamente relacionado con el de habilidades no cognitivas. Las funciones ejecutivas son procesos mentales que asocian ideas, movimientos y acciones simples y los orientan hacia la resolución de situaciones complejas (Shallice, 1988). Son, por tanto, procesos conscientes, voluntarios y eficaces que coordinan e integran las funciones más avanzadas del pensamiento, la memoria, las emociones y el movimiento. Son imprescindibles para ignorar distracciones, concentrarse, mantener el esfuerzo, perseverar, postergar recompensas, etc. Tal y como señala Diamond (2013), las funciones ejecutivas básicas son el control inhibitorio, la flexibilidad cognitiva y la memoria de procedimiento. 

Resulta evidente que las funciones ejecutivas están relacionadas con las habilidades no cognitivas destacadas como más relevantes en la evidencia resumida en los párrafos precedentes.
Las principales dificultades del aprendizaje y trastornos del desarrollo como el trastorno por Déficit de Atención con o sin Hiperactividad (TDAH) y el Trastorno del Espectro Autista (TEA) se caracterizan clínicamente como disfunciones ejecutivas. Estos dos trastornos afectan a una notable proporción de estudiantes. En concreto, y según el DSM-IV-TR (2000), la prevalencia del TDAH en España se sitúa entre el 3% y el 7% de los niños en edad escolar. Asimismo, aproximadamente uno de cada 100 niños en edad escolar en Europa tiene un diagnóstico de TEA (Autism Europe).

Asimismo, Raver, Blair y Willoughby (2013) han demostrado que los niños de cuatro años de edad en hogares en riesgo de exclusión social acumulan, a esa temprana edad que marca el comienzo de su etapa educativa, hasta un 10% menos de desempeño en atención sostenida, memoria de procedimiento y control inhibitorio que los estudiantes que crecen en hogares sin ese riesgo. Por su parte, Farah y otros (2006) demuestran que esas diferencias llegan a ser de más del 50% en memoria de procedimiento y control inhibitorio entre niños de clase social baja y media a los 10-13 años de edad
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Esto es, las (dis)funciones ejecutivas son la métrica común a todos los seres humanos, residiendo su poder predictivo del bienestar en etapas adultas de la vida en la ausencia de intervenciones tempranas que de forma sistemática busquen estimular un desarrollo equilibrado de las habilidades no cognitivas en los niños.

El Don

El Don
Si entendemos el término don como una habilidad o capacidad especial, debemos decir que el mismo será tomado como la característica más distintiva de la persona que lo dispone. Las personas suelen presentar dones, asociados a lo físico o a lo mental. Pensemos en una persona que dispone de una fuerza contundente para levantar cosas y de imponerla a favor de la realización de actividades cada vez que lo necesita.

También el talento artístico de alguien suele apreciarse como don. Si alguien es bueno interpretando canciones se suele decir que tiene el don del canto.
El don puede expresarse tanto a nivel físico, como a nivel mental, emocional o de muchas diversas maneras (por ejemplo, una persona que se relaciona muy bien con otras).

El don es una característica que, como dijimos, no se explica muchas veces de modo racional si no que se considera único y mágico. Por lo general, el don se vuelve una característica tan única que define a esa persona o, al menos, sirve para diferenciarla del resto de individuos que la rodean. Un don puede ser la habilidad para mover partes del cuerpo de modo especial (los dedos, los músculos), como también un don puede ser la capacidad para resolver ejercicios matemáticos muy rápido, etc.

Por caso es que los dones, tanto en las religiones como en las mitologías han estado siempre muy presentes y vinculados a una santidad o deidad, respectivamente.

Mientras tanto, en el específico caso de la teología cristiana, los dones ocupan un lugar especialísimo, tal es el caso de los dones del espíritu santo, que se consideran como disposiciones permanentes y presentes y que harán al ser humano más dócil, entre ellos se destacan: inteligencia, fortaleza, sabiduría, piedad, ciencia, temor de dios, consejo.

Al mismo tiempo, el nombre don se aplica a algunos individuos como un trato diferencial y para ofrecerles un tratamiento respetuoso. Este nombre se relaciona muchas veces con cuestiones jerárquicas o de tradición. “Don Francisco es el mejor patrón que he tenido en años”.

Cuando hablamos del término don en relación a los vínculos sociales, la palabra se suele colocar al principio del nombre de un individuo para darle importancia o relevancia. Si bien este trato diferencial buscaba establecer jerarquías entre diversos individuos, hoy en día ha caído en desuso, considerándoselo un término más bien tradicional o característico de los ámbitos rurales. En muchos casos, colocar el 'Don' antes de un nombre puede también realizarse con personas a las que se conoce y aprecia especialmente, para marcar este vínculo existente entre ambas partes. Un ejemplo claro de esto es cuando se dice 'Don Pedro' a un individuo al que se conoce.

En tiempos pasados se usaba para referirse a dios y a los santos, luego también se aplicó a los marcas, nobles, arzobispos y cardenales.

El femenino de don es doña.

Las Nuevas Tecnologías



Son evidentes los cambios que las Nuevas Tecnologías están provocando en nuestro estilo de vida. 

Estos cambios se multiplican en el Entorno Empresarial.

La Nueva Economía requiere una adaptación urgente de las Empresas a este nuevo contexto. La adopción de Nuevas Soluciones Tecnológicas es un paso obligado, pero no es suficiente.

El nuevo contexto requiere pasar de los Recursos Humanos a la Gestión de Personas, de los Procesos diseñados e implantados a Procesos de Gestión de Cambios, de Modelos de Negocio tradicionales a la nueva forma de entender las Necesidades de los Clientes. En todos ellos se trata de tomar conciencia del lado humano de la tecnología en los negocios.

Todo ello genera una serie de Retos y Oportunidades para el Entorno Empresarial. Sólo conociéndolo y tomando de nuevas formas de entender los procesos empresariales podremos, no sólo garantizar la supervivencia de nuestra empresa, sino de aprovechar la inmensidad de oportunidades que se nos presentan.


jueves, 11 de octubre de 2018

Identidad Colectiva


Cada persona tiene rasgos físicos, cualidades personales, manifestaciones peculiares en su forma de ser v relacionarse con los demás. Posee recuerdos, experiencias, motivaciones, intereses y expectativas como parte de su constelación personal que caracteriza el modus propio con que aparece a los ojos de los demás y se reconoce a sí mismo.

Nacemos y desenvolvemos nuestras actividades, en lugares específicos, muchas veces consideramos como propios y que el resto de las personas suele reconocer como tales; y en fin, desde nuestro nacimientos o muy cercano a este hecho, se nos asigna un nombre, con el que damos valor legal a los documentos personales, como constancia que legítima nuestra identidad en el conjunto de las relaciones sociales y jurídicas.

Todos estos elementos sirven para que cada persona se reconozca y sea reconocida en su individualidad, lo que contribuye a fijar las diferencias entre "yo" y el "otro".

A rasgos muy generales se menciona entonces la identidad. como una condición y proceso, a través, y en cuyo curso, se logra establecer los límites y peculiaridades que distinguen e individualizan a las personas; doblemente vinculada a la herencia natural y la experiencia vivencial de cada individuo, única e irrepetible por su singularidad, y a la herencia histórico-social de la cual todos somos portadores.

La identidad, más allá de los elementos perceptibles, no es sólo una cualidad implícita en la condición unitaria del individuo; sino que se perfila y enriquece en el decurso de la vida social; en el contacto multinacional con las instituciones, que comienza en la familia, y luego se amplifica a otras diversas estructuras sociales. Con los hábitos, costumbres, actividades, obligaciones y responsabilidades que contraemos y desarrollamos desde pequeños, en el curso de las distintas interacciones sociales que forman parte de nuestras vidas.


De esta manera, todas las estructuras sociales que componen el tejido de la sociedad, gracias a la huella heredada de una generación a otra y al continuo accionar de las personas que en ellas construyen, reproducen y perpetúan el conjunto de peculiaridades que los caracteriza, logran desarrollar sus propias identidades colectivas, cuyos mecanismos funcionales y principios rectores regulan la relación intragrupal y la mediación con las estructuras externas.

Convivencia


Los seres humanos tenemos necesidades básicas para poder sobrevivir. Una de estas necesidades es relacionarnos con otra persona desde el momento mismo de la concepción, hasta poder valernos por nosotros mismos y, en la mayoría de los casos, hasta en la fase final de nuestra existencia.

La Convivencia Humana es una forma de relacionarnos que debemos escoger desde muy pequeños, para poder convivir armoniosamente.

No puede haber solo un “yo” o un “otra” persona, para que una convivencia sea efectiva y positiva, es necesario el amor, el respeto, el perdón y, sobre todo, la tolerancia de aceptar la otra persona tal cual es y si Dios nos acepta como somos, Porque nosotros no podemos_.

“Quien es capaz de vivir en sociedad y no tiene necesidad de ella, porque se basta así mismo, tiene que ser un animal o un dios”. Aristóteles.

El hombre no solo vive, sino que convive, el hombre no puede vivir como hombre sin convivir, sin inter relacionarse con otros hombres.

Los valores nos proporcionan pautas para formular metas y propósitos, personales o colectivos. Los Valores son la base para vivir en comunidad y relacionarnos con las demás personas. Permiten regular nuestra conducta para el bienestar de una convivencia humana armoniosa.

Podemos concluir diciendo que, para que haya una buena convivencia humana, tiene, necesariamente, que haber un mutuo respeto. Como decía Benito Juárez “El respeto al derecho humano es la paz” y así vivir una armoniosa relación, aceptando y respetando el individuo, con sus creencias, culturas y credo.-