sábado, 27 de octubre de 2018

Cuando Nos Duele El Alma

Nuestras vivencias componen aquello en lo que nos hemos convertido. Todos nuestros recuerdos y nuestras experiencias llenan nuestra historia personal y forman nuestro recorrido. Somos la historia de nuestros recuerdos.

Así que cada cosa que hemos experimentado, forma parte de todo nuestro proceso de evolución sobre esta tierra. Porque somos lo que hemos vivido. Cada circunstancia nos ha hecho más fuertes o más débiles, más sensibles o más duros, más alegres o más tristes, más impulsivos o más conscientes, más desconfiados o más creyentes, más sabios… más humanos. 

Y a la final, somos un producto de nuestras decisiones.

Y así como nuestro camino ha dejado huellas, también nuestros sentimientos de cómo percibimos el mundo, van formando otras que quedarán impresas en el alma. Aquí es cuando la subconsciencia imprime de emociones nuestra psique y nos convertimos en seres “sintientes”.

Somos el puente de conexión entre lo que sucede alrededor de nosotros y lo que sucede internamente en nuestra Alma. Por lo tanto, siempre estamos conectados absorbiendo la sincronía de ambos universos: el físico y el emocional.

En el mundo físico estamos acostumbrados a acceder a la ayuda necesaria cuando algo no funciona en nuestro cuerpo. Cuando sentimos que algún dolor se manifiesta, buscamos la asistencia de un médico. Para cualquiera de nuestros quebrantos hay soluciones: cremas, ungüentos, terapias, pastillas, cirugías, etc.
 
En estos momentos cualquier salida nos vale para quitar el dolor físico que nos desconcentra y nos desenfoca de nuestras tareas.

Sin embargo existen otro tipo de dolores que nos cuesta mucho identificar y para los que no tenemos número de emergencia. Son el producto de ciertas huellas en ese camino que llamamos vida y que oprimen el pecho, produciendo un dolor enorme. 

Pero lo que sucede es que no prestamos atención a los procesos del alma, sólo cuando se desbordan causándonos un caos. 

Por lo general vivimos con nuestra atención en lo externo, en lo que nos rodea, en nuestro entorno; dándole poca importancia a todo aquello que pasa en nuestro mundo interno, porque no estamos conscientes de ellos.

Cuando físicamente algo va mal, entonces ahí tomamos conciencia y empezamos a ejercitarnos, a comer sano, dejar de beber, tratamos de eliminar el cigarrillo y de pronto, tomamos las riendas con nuevos hábitos para mantenernos sanos.

Pero cuando el alma llora, no sabemos cómo transformar y manejar el problema para sanarlo. Y no lo sabemos, porque nunca nadie nos ha enseñado que nuestro espíritu también forma parte de nuestro Ser aunque no podamos palparlo como un órgano más.

Al alma hay que respetarla, mimarla, escucharla y acariciarla. Él es el timón que nos guía a través de la intuición cada día de nuestra vida. Él nos dirige, nos habla y nos alerta. Nos guía por el camino que nos conviene andar para nuestro mejor beneficio. Para nuestra mejor evolución. 

Cuando damos por hecho y sin auto engaños, que existe una astilla que nos está punzando hondo, el camino por recorrer se hace con una perspectiva más clara. 

Cuando hacemos del dolor una realidad y lo palpamos, lo lloramos y lo vivimos a conciencia, es en ese instante cuando comenzamos a trascenderlo. Recuerda, el dolor nos hace humildes. Y nos permite mostrarnos vulnerables para sanar desde esa indefensión que atesora el cambio.


Por naturaleza, los seres humanos evadimos el dolor físico y hacemos caso omiso de que este existe. Tratamos de que no se vea, no se oiga, no se sienta y buscamos lo que sea por no experimentarlo.
 
Y es increíble, porque fisiológicamente, en el cerebro, el hipotálamo genera endorfinas para mitigar el dolor físico haciendo más soportable la sensación, hasta buscar otro tipo de analgésico. 

Pero el alma no genera endorfinas, la endorfina para el Alma, eres tú.

El Continuo Aprendizaje


Entendiendo el concepto trabajo como el ejercicio de una función que conlleva realización, porque te permite ofrecer algo de valor y utilidad a los demás (ya sea manual o intelectual), y también disfrute y crecimiento personal mientras lo realizas. Desde esa perspectiva, ¡espero que no nos falte nunca! La humanidad siempre necesitará seguir creando, inventando, mejorando, buscando, creciendo… Aportando precisamente a todo ello el factor de humanización, que cada vez vamos a necesitar y reclamar más.

Ahora, si trabajo es igual a sufrimiento y esfuerzo baldío (sin conexión emocional ni realización personal), espero que llegue un día en que nadie tenga que trabajar de esa manera, y que de esas funciones se encargue la máquina. El reto está en cómo ayudar -desde ya- a esa gran cantidad de personas que hoy día sufren trabajando (y diría que por desgracia aún es la mayoría) para que puedan pasar al otro estadio laboral –encontrando ahí hueco para todos, otro reto- y delegar  las tareas pesadas, repetitivas, aburridas, extremadamente complicadas, sistémicas, abusivas etc. a la IA [Inteligencia Artificial] y robótica.

 ¿Hacia dónde se encamina el mundo laboral? ¿Puede explicar 3 tendencias básicas y qué implican respecto a etapas anteriores?

Hay tres tendencias fuertes en el entorno laboral que están cambiando todo, como consecuencia de la revolución digital, como son la hiperconectividad (se destruyeron definitivamente las barreras geográficas), la tercera ola de trabajo virtual (que implica movilidad, políticas de flexibilidad máximas en las empresas, teletrabajo, nuevas formas de organización como la holocracia, etc.) y la demografía (el "poder" económico pasa de las sociedades envejecidas -como la europea- a los países demográficamente más jóvenes).


La parte más positiva del Futuro del Trabajo es que nos estamos moviendo hacia un modelo digitalizado, sí, pero sobre todo humanizado. Las empresas que podrán asegurarse un futuro serán aquellas que:

Implementen con agilidad las últimas tecnologías y tendencias laborales.
Cambien su modelo organizativo (su manera de trabajar) para convertirse en compañías ágiles, jerárquicas, transversales, etc.
Pongan a la Persona (customer, employee…) en el centro de su modelo de negocio.

La parte más fácil: ¿qué profesiones no tienen futuro?

Ya sabemos el famoso dato del estudio la Universidad de Oxford, según el cual el 47% de los trabajos actuales están en riesgo de desaparecer. Pero es que los que no desaparezcan del todo sufrirán una transformación seguro el 90% de los mismos, así que se podría decir que no hay ninguna profesión que vaya a mantenerse igual en el tiempo. Ya hay muchas evidencias de profesiones que serán sustituidas por los avances tecnológicos, como los conductores de vehículos (taxis, camiones…) y, por extensión, quienes viven de enseñar a conducir  (autoescuelas, examinadores…), profesores de idiomas, documentalistas, cajeros y personal de cara al público (banca, tienda, gasolineras, supermercados…), secretarios, personal de call centers, mano de obra industrial…

 La más difícil: ¿qué actividades tendrán salida laboral en los próximos años?

Fusión de carreras
Resolución de problemas
Reequipamiento.

 Un ejemplo de las profesiones que integran el primer grupo es la mezcla de trabajo en la salud humana y el medio ambiente, que ha dado lugar al campo de la enfermería de salud ambiental (tratamiento de los pacientes expuestos a toxinas).

El segundo grupo es solucionar nuevos problemas que antes no existían, como por ejemplo la aparición del Chief experience officer, encargado de supervisar una gran variedad de funciones, desde el marketing a las ventas, pasando por recursos humanos.

El tercer ejemplo son profesiones nuevas directamente nacidas de la tecnología, como el Energy harvester: responsable de canalizar la energía generada por el sistema de personas y tecnología.

¿Qué competencias (conocimientos, habilidades y actitudes) requerirán los nuevos empleos, si se puede generalizar?

Básicamente, ser un profesional, una persona, adaptada al siglo XXI. Pensar y actuar acorde a los tiempos que nos ha tocado vivir, ¡que son digitales! Esta es una época cambiante, líquida y emocionante, en la que todo es posible para quien se alíe con el conocimiento y las nuevas tecnologías. Una era hiperconectada -y, por lo tanto, también muy desconcertante, caótica y competitiva- que a la vez es rica, generosa, creativa y divertida. Por ello entre otras habilidades hay que desarrollar todo lo que rodea  lo co-: cooperar, cocrear, cowork, colaboración… Hay que saber llevar las relaciones profesionales, el networking, las colaboraciones, a otro nivel, más humanizado.

Y ser personas creativas, inquietas, en continuo aprendizaje.
 

viernes, 26 de octubre de 2018

El Poder De Las Palabras

El poder de la palabra es tremendo. Aunque muchas personas digan que una imagen puede valer más, y en ciertos casos es verdad, no hay que olvidar que cuanto sale de nuestra boca tiene un valor. Así, lo más pequeño e insignificante puede hacer un gran daño, dependiendo cuáles sean las circunstancias de la comunicación.

En numerosas ocasiones se oye el célebre dicho de que “una imagen vale más que mil palabras”. Sin embargo, una palabra puede contener en sí misma un poder enorme y, acompañado de más palabras, puede llegar a ser incluso demoledora.
“Como flores hermosas, con color, pero sin aroma, son las dulces palabras para el que no obra de acuerdo con ellas.”
-Buda-

Vamos a ver cómo se puede utilizar el poder de la palabra para que se ponga de nuestro lado, para hacer daño o simplemente conseguir algo de nuestro interlocutor, aunque sea hacerle feliz.

La fuerza de las palabras es tal, que no son necesarias demasiadas para causar una profunda alegría o una honda tristeza. Muchas veces basta una frase que valide una emoción que sentimos o un párrafo corto que ataque nuestro punto más débil.

¿Quién no tiene un amigo tóxico o manipulador que sabe cómo usar la palabra para sacar de nosotros cuanto quiere, aunque nosotros no lo deseemos? ¿A quién no le han dicho nunca palabras llenas de ira, resentimiento, dolor, rechazo o tristeza?

Nos guste o no, la palabra es la forma más usada por los humanos para el acto de la comunicación. 

Además, es un intercambio que deja huella. ¿Quién de nosotros no recuerda alguna de esas frases que le ha causado un gran dolor o le ha alegrado el día?

No obstante, no solo el poder de la palabra es grande cuando pretende herir. También sirve para describir sentimientos como el placer, la bondad, el amor o el agradecimiento. De hecho, hemos sido capaces de crear algunas de las palabras más bonitas del mundo para hablar de aquello que nos agrada: belleza, amistad, solidaridad o los encantos que nos rodean.

¿Qué sería del amor sin la palabra? ¿Hay algo más bello que decirle a la persona a la que quieres todo cuanto sientes por ella, y que sepa lo mucho que significa en tu vida?

Es evidente que el poder de la palabra es enorme para hablar con otras personas de todo cuanto es bueno y bello en nuestra vida, este es probablemente uno de los mejores usos que tiene.

“Las palabras son como monedas, que una vale por muchas como muchas no valen por una.”
Francisco de Quevedo

La palabra tiene un enorme poder. La palabra puede ser fuente de belleza, de poesía, de creación, de amor, de vida, de alimento para el alma, de positivismo… Pero, como todo en este mundo, hay un lado oscuro que la retuerce y la oprime, la grita y la estrangula.

Por desgracia, cada día parecen haber más voces que intentan que su mensaje quede por encima del resto, elevando el tono o la gravedad de las acciones con las que intentan respaldarlo. Atacando a los demás, pensando que la validez de su mensaje les confiere el resguardo moral necesario para sesgar las vidas de quienes se oponen o permanecen indiferentes al mismo.


La responsabilidad con la que ejerzamos y disfrutemos del poder de la palabra es nuestra. 

Utilizarla para crear construir, compartir, acariciar o abrazar en vez de para agredir, atacar o destruir, en el fondo, es nuestra decisión. Tanto practicarlo como censurarlo.

El Valor Del Esfuerzo


Nada regalan en la vida, la suerte no existe, solo el esfuerzo y el trabajo. Así es, o así debería ser siempre. Nuestra sociedad nos ha creado el falso sueño de que saliendo en los medios de comunicación, inventando un personaje o una estrategia, podemos ser ricos y famosos en un momento. 

Con todo eso, lamentablemente hemos perdido el valor del esfuerzo, ya no creemos en él.
Pensamos que ganarse la vida con esfuerzo día a día es una estupidez, y soñamos con una lotería basada en la mentira, en el engaño o en la falta de respeto hacia nosotros mismos o hacia los demás. Muchos quieren ese minuto de gloria que les haga conseguirlo todo en un momento, conseguir cosas materiales… 

Queremos todo a corto plazo porque lo saboreamos más rápido, pero bien es cierto que los grandes éxitos se van cultivando con el paso del tiempo.

“Nuestra recompensa se encuentra en el esfuerzo y no en el resultado. Un esfuerzo total, es una victoria completa”.
-Mahatma Gandhi-

Los grandes hombres y las grandes mujeres son aquellos que se esfuerzan sin descanso. Son los que pasan su vida encerrados en un laboratorio buscando un descubrimiento que ayude a la humanidad. 

Esos panaderos que se levantan antes que el sol para ofrecernos “el pan nuestro de cada día”. O esos médicos que deciden cruzar fronteras para ayudar a los demás.

Esos reporteros que arriesgan su vida para ofrecer testimonio de lo que ocurre al otro lado del mundo; los profesores que dedican su vida al estudio y ofrecen sus conocimientos a los demás; esas mamás que cada día hacen de enfermera, de psicóloga o de amiga con sus hijos. Todas esas personas que se levantan cada día dando gracias por tener un trabajo y ganarse el pan “con el sudor de su frente”. Esos son los grandes hombres y mujeres.

El valor del esfuerzo en la formación de una persona es esencial. Al enseñarlo, se transmiten además otros valores primordiales como la fortaleza, la paciencia, la tolerancia o la generosidad. Y se elimina la idea equivocada, de que todo llega sin hacer nada.



Servir A Los Demás


Víctor Frankl, afirma que: “la puerta de la felicidad se abre hacia fuera, cuando más se quiere abrir hacia adentro, más se cierra”.

Hoy en día, el servir a los demás,  no se entiende como la predisposición que se tiene de ayudar a nuestro prójimo sino se le da un significado más  de servilismo, por lo tanto no es un modo de actuación que se prodigue con asiduidad.

El servicio, actitud del espíritu para ayudar ante cualquier necesidad que puedan tener  los demás, nos facilita salir de nuestro estado de comodidad, de pasividad, donde nos encontramos, abriéndonos a un mundo rico en experiencias donde podemos sacar lo mejor de nosotros mismos y a su vez enriquecernos con los demás.

Es un estado interno que nos predispone a estar pendientes de las necesidades ajenas;  el cual nos lleva a aprender a ser humildes; sin esta virtud es difícil no creerse la ayuda que se da. Se desarrolla el amor hacia los demás, aprendemos a renunciar a nuestro tiempo, a nuestras necesidades, nos ayuda a comprender al prójimo por lo que nos resulta más fácil perdonar. El ponernos al servicio de los demás, nos engrandece como personas, nos hace mejores, dándole un pleno sentido a la vida. Siendo una de las primeras consecuencias de esta predisposición la alegría interna que sentimos.

Los tiempos actuales, nos hacen vivir con rapidez, estresados, pensando en todo lo que tenemos que hacer a lo largo del día, encerrándonos en nuestro pequeño mundo que no nos deja ver más allá de nuestras necesidades y deseos, sin poder ver lo que sucede a nuestro alrededor y sin voluntad de hacerlo. Viviendo hacia dentro nos hace más egoístas; cediendo el paso, en ocasiones, a estados de soledad, de tristeza, incluso de depresión.

Cuando se tiene orgullo, vanidad, egoísmo…es difícil ponerse en la piel del otro;  sentimos que nos estamos rebajando ante la posibilidad de ayuda que se nos pueda presentar. Cuando nos asaltan pensamientos de rechazo tales como: “¿cómo voy yo a prestarle mi servicio si es a mí a quien debería servir?”. Preguntarse: ¿qué saco yo de todo esto? ¿Qué me das a cambio? Muestra la inferioridad moral que tenemos, aún por superar, porque puede cerrar toda posibilidad de una buena y sana relación, que albergaría situaciones para ponernos al servicio desinteresado y a su vez, gratificante con los demás. Esta actitud nos encierra más en la materia dejando el espíritu sin opción de manifestarse, dando la posibilidad de ir endureciendo poco a poco el corazón.


Malgastar las ocasiones de servicio que te ofrece la vida, es perder oportunidades de crecer interiormente, de ir pasito a pasito, consiguiendo que vaya germinando el amor que tenemos todos en el fondo del corazón, desarrollando sentimientos sinceros y momentos de alegría que nos ayuda a transitar el camino que hacemos con el envoltorio carnal. Teresa de Calcuta decía: “El que no vive para servir, no sirve para vivir.”

jueves, 25 de octubre de 2018

Compromiso Con Los Sueños


En una ocasión escuché a alguien decir: “cuando dejas de soñar pierdes vida”. Y es verdad, porque los sueños son como una llama viva en nuestro interior que nos anima y nos mueve. Los sueños tienen la capacidad de generar en nosotros emociones positivas, como la ilusión, el entusiasmo, el propósito o el sentido; y esta es la razón por la que son una fuente de felicidad en nuestra vida.

La diferencia entre las metas y los sueños es que estos últimos tienen un mayor componente emocional y significado para nosotros. Puedo tener la meta de conseguir una determinada cualificación profesional o el sueño de hacer un determinado tipo de trabajo o llevar un determinado tipo de vida. Un estudiante de arte dramático tiene la meta de terminar sus estudios y el sueño de convertirse en actor y de vivir la vida que viven los actores. 

Un estudiante de ingeniería puede tener la meta de terminar sus estudios universitarios y el sueño de llegar a dirigir la empresa más importante de su sector o de ser el responsable de importantes proyectos.

Desde el punto de vista de felicidad y emociones positivas, las metas nos suelen dar felicidad cuando las conseguimos, sin embargo, los sueños nos dan felicidad a lo largo de todo el camino. Esta es la razón por la que los soñadores suelen ser gente feliz, y por la que tener sueños es una muy buena prescripción de cara a nuestra felicidad de vida.

Sin embargo, lo que en muchas ocasiones ocurre, es que a medida que vamos avanzando en nuestra vida y cumpliendo o abandonando los sueños que teníamos en la juventud, nos vamos quedando sin sueños, y con ello perdemos una fuente de felicidad y también una fuente de vida.

Los sueños no son más que algo que deseamos ver materializado en nuestra vida, o en la vida de los demás, o incluso en el mundo, y como tal los podemos tener a cualquier edad, de hecho, yo creo que los sueños de la edad adulta son mucho más potentes que los de la juventud, porque son sueños más maduros y con un mayor significado. La clave está en mirar nuestra vida y el mundo y ver cómo nos gustaría que fuera. La otra clave es convertir el sueño en acción, comenzar a caminar para materializarlo por medio de acciones, mayores o menores, pero acciones, porque un sueño sin acción no es un sueño, es una ensoñación.

¿Qué te gustaría ver materializado? ¿Una nueva casa, tocar la guitarra, un determinado puesto profesional, una cantidad de dinero que te permita sentir seguro o mandar a tus hijos a estudiar a las mejores universidades del mundo, una sociedad más solidaria, una atmósfera más limpia…? Vamos, ¿cuáles son tus sueños?


Permítete soñar y comprométete con tus sueños, conviértelos en metas y ponte en camino. Esto llenará tu vida de ilusión y entusiasmo. 

No permitas que las limitaciones que se ponen otros te limiten a ti.

Realismo


Ser Realista es ver la vida desde una perspectiva distinta, observar lo que acontece a mi alrededor con una visión optimista, positiva, darle solución real a los problemas que existen en nuestro interior y en nuestro entorno y además, ¿en dónde está escrito que la realidad debe verse como algo negativo?

Considero que entre tantas cosas que pasan en la vida, el analizar todo buscando dar un mensaje positivo es solo una parte de lo que quiero transmitirles, es mejorar nuestra forma de vida para hacerla más accesible es llenar los vacíos con un mensaje en el que nos demos cuenta de que en este trance tenemos una misión.

La Realidad está determinada por las cosas que cada uno de nosotros vivimos, a lo largo de cien entradas les he expuesto muchas ideas de diversos temas, desde finanzas hasta metafísica, sin embargo hasta hace unos días he encontrado la esencia de lo que quiero transmitirles, quienes me han seguido en este tiempo prácticamente ya me conocen.

En esta nueva etapa estoy dispuesto a mostrarles la faceta esencial de este blog que es ayudar a llevar una vida que nos lleve tanto a ustedes como a mí a la plenitud del ser, analizando la realidad de las cosas desde mi perspectiva.

Podrá ser que no siempre esté en lo correcto, pero eso es precisamente lo que pretendo, retroalimentarme de sus experiencias, para alcanzar eso mismo que quiero ofrecerles, el camino a la plenitud o felicidad con base a lo que hemos vivido.

Ser Realista no quiere decir empaparme de las noticias y preguntarles qué es lo que piensan, de hecho hace meses que no veo un noticiario completo, ser Realista, es contarles mi experiencia de las cosas que vive una persona, ver la forma de obtener conocimientos de esas experiencias y acumularlas para seguir adelante.

Busco obtener lo mejor de las cosas y hacer un trabajo de crecimiento que me permita madurar, crecer y ser mejor cada día en las cosas que hago, este proceso es lento y complicado, pero creo que puede ayudar a mucha gente encontrando similitudes en las experiencias vividas y en los consejos que aquí irán encontrando.

Este no es un artículo introductorio ni aclarativo, es la forma en la que defino el ámbito de aplicación del blog, voy a hacer de mi experiencia de vida, de mis sensaciones y de mi apreciación del mundo un aspecto de temática que sirva para encontrar ese camino a las cosas que determinan las decisiones que se han de tomar en la vida.


Dicen que todo proceso de análisis implica llegar a una reflexión, cuando a partir de esta reflexión logras una evolución, es en ese momento en el que tienes que enfocarte en aplicarla a tu vida de una forma Realista.

Valorar Lo Que Tienes


Valorar lo que tienes no es sencillo en un mundo donde parece que siempre debes buscar más. La mayoría está enfocada en todo lo que no tiene: cosas materiales, relaciones interpersonales hasta la belleza ideal… 

Esperamos grandes cosas y nos fascinan los milagros, pero olvidamos que nuestra vida ya nos ofrece pequeños regalos que otros desearían. Creo que hay más gente preocupada por contar todas las cosas que le faltan que por saborear lo que la vida les da. ¿Y tú?, ¿has aprendido a valorar lo que tienes o vas esperando momentos e ideales?

Descubre los tesoros de tu vida
¿A qué cosas prestas atención en tu vida? Muchos se concentran y añoran objetos materiales que parecen brillantes en la distancia pero que una vez que los tienen no aportan nada.

Valorar lo que tienes significa aprender a ver aquellos pequeños momentos que no podrías comprar ni con un diamante. Estoy seguro de que si prestas un poco de atención descubrirás muchos de estos tesoros. Los más básicos para mí son:

Un hogar donde dormir cada noche
Alimentos
Salud
Ropa
Amigos, amor y familia

Quizás te parezca que son cosas básicas y que no hay nada que valorar en ello. Piénsalo otra vez: ¿cuánta gente hay en el mundo que no tiene todo esto? Valorar lo que tienes no es solo agradecer que tengas cosas materiales…

Me sorprende cómo algunas personas se quejan todo el tiempo de las cosas triviales. Hacen un drama por tener que esperar en la fila del banco y se enojan cuando pierden el autobús. Seamos sinceros, algunas veces olvidamos valorar lo que tenemos por enfocarnos en circunstancias sin importancia.

Son situaciones que llegan a parecer más graves por el tiempo que les destinas en tu mente, que por los resultados reales. Darle tanta atención a estas experiencias te aleja de lo que sí es importante. ¿Has pensado que enojarte por tener que esperar 20 minutos en la fila del banco te da la oportunidad de pasar ese tiempo con tu hijo?

Cambiar el chip y ver las cosas desde otra perspectiva hace que la vida sea más llevadera. Desde luego que a nadie le gusta llegar tarde al trabajo por haber perdido el autobús, pero estoy seguro que puedes sacar algo bueno de ello. La diferencia radica en lo dispuesto que estés a ver lo positivo de cada circunstancia en lugar de lo negativo.

¿Y si no tuvieras tu vida?
Es común escuchar que solo valoramos lo que tenemos cuando lo hemos perdido. Suena muy fácil de entender, ¿no? ¿Qué pasaría si de verdad perdieses todo lo que tienes? Por un momento cierra los ojos e imagina que toda tu vida cambia por completo. De pronto te quedas sin casa, te es imposible conseguir alimentos y no tienes a nadie en tu vida.


Sin dudas es un panorama desalentador, pero recuerda que hay mucha gente en el mundo que vive bajo estas circunstancias. Valorar lo que tienes no es algo superfluo. En realidad es un acto revolucionario en el mundo tan materialista en el que vivimos. 

Pero justo es esta forma de ver la vida la que te puede ayudar a ser más feliz.

Honestidad Y Sinceridad


Por un lado la  honestidad proviene del término latino honestĭtas. Que, básicamente, es la cualidad del honesto.

Por lo tanto, la palabra hace referencia a aquel que es decente, decoroso, recatado, pudoroso, razonable, justo, recto y/u honrado.

Mientras que por otro lado la sinceridad es el modo de expresarse sin mentiras, ni fingimientos. El término está asociado esencialmente a la verdad y la sencillez. En este sentido, la sinceridad supone la concordancia entre aquello que afirmamos o hacemos con lo que se sabe, se siente o se piensa.

Son términos diferentes, con conceptos distintos que por su estrecha relación tienden a confundirse entre sí.

Términos no equivalentes
Aunque muchas veces sean empleadas como sinónimos, esto no significa que ambas términos sean equivalentes.
Por el contrario, una es fruto de la otra, la honestidad engloba, por así decirlo, a la sinceridad.
Si hablamos de sinceridad no nos referimos exactamente a la honestidad. Por consiguiente son palabras que no deben usarse como sinónimos.

Hablar de sinceridad no significa hablar de honestidad
Es cierto que ser sincero es decir lo que se piensa y lo que se siente. No obstante no necesariamente una persona sincera es un ser honesto y viceversa.

A veces lo que decimos puede ser absolutamente cierto y completamente sincero. Sin embargo, si lo que se  dice es incorrecto o no tiene relación con el respeto, no es honestidad. Puesto que, a pesar de que  sea verdad eso no significa que tenga honor o sea correcto.


Se puede estar diciendo una verdad, es decir, no estar ocultando o alterando la información. No obstante para que sea honesto debe haber honor.

miércoles, 24 de octubre de 2018

El Desorden Humano


Los hechos demuestran que el ser humano no nace con un carácter agresivo, sino con un sistema muy organizado de tendencias hacia el crecimiento y el desarrollo en un ambiente de comprensión y cooperación. Hay pruebas de que las tendencias humanas básicas están dirigidas hacia el desarrollo a través de la capacidad para relacionarse con los demás de manera cada vez más amplia y creativa, haciendo más fácil la supervivencia.

Cuando estas tendencias básicas de comportamiento se frustran, los seres humanos tienden hacia el desorden y a convertirse en las víctimas de los otros humanos igualmente afectados por estos desajustes.

La salud es la capacidad para amar, para trabajar, para jugar y para usar la propia inteligencia como una herramienta de precisión. Los humanos han nacido para vivir, como si vivir y amar fueran una misma cosa.

Para amar hay que aprender a amar y sólo se aprende a hacerlo cuando se es amado.

El afecto es una necesidad fundamental. Es la necesidad que nos hace humanos. De ahí que una persona que no haya sido así humanizada durante los seis primeros años de su vida padezca un proceso de deshumanización que le lleva a comportamientos destructivos, aprendidos en un intento desordenado y equivocado de adaptarse a un mundo también desordenado y provocador de tensiones. 

De estos desórdenes surgen toda la agresividad y los enfrentamientos violentos, tanto a escala individual como colectiva.

Muchos profetas apasionados han predicado largamente las virtudes del amor, pero pocos han señalado por sí mismos el camino. El significado de una palabra radica en los actos en que se manifiesta; al amor se le ha atribuido una significación ritual, pero casi nunca ha expresado su significado real como compromiso en el sentido de algo que se practica, de algo que es parte de nuestro comportamiento diario. 

Recordemos siempre que la humanidad no es algo que se hereda, sino que nuestra verdadera herencia reside en nuestra capacidad para hacernos y rehacernos a nosotros mismos.

Que no somos criaturas, sino creadores de nuestro destino.


La Sensación De Vacío


Sentirse vacío es una de las peores sensaciones que puede experimentar una persona. Si sientes un vacío interior, si en los últimos tiempos nada te motiva y crees que la vida ha perdido el sentido, es probable que estés atravesando por un período de vacío existencial. Muchas personas experimentan ese sentimiento de vacío en algún momento a lo largo de su vida, el cual llega acompañado de soledad, anhedonia y la sensación de estar desconectado del mundo.

El vacío emocional puede estar causado por muchas razones. Una de las más habituales es la pérdida de un ser querido, ya sea porque ha muerto o porque se ha producido una separación. Sin duda, la ausencia de la persona que durante cierto tiempo le ha proporcionado un propósito y estructura a tu vida, puede desencadenar esa sensación de vacío interior. Ocurre con frecuencia cuando se pierde un hijo (o cuando estos se van de casa) o se produce una separación de pareja.

La sensación de vacío también puede desencadenarse por la pérdida del trabajo, sobre todo si era muy importante para ti y muchos de tus sueños, expectativas y metas dependían de él. Un cambio repentino que te obligue a renunciar a una parte trascendental de tu vida, como puede ser la mudanza a otro país o una enfermedad, también puede generar ese sentimiento de vacuidad. De hecho, en los periodos de transición suele aflorar esa sensación de vacío existencial, ya que estas etapas van acompañadas de incertidumbre y suelen demandar una reestructuración importante en los planes de vida.

Sin embargo, es importante comprender que esas situaciones solo actúan como desencadenantes. El sentimiento de vacío no se debe exclusivamente a la pérdida sino que se relaciona más con el “yo”. El vacío existencial es, ante todo, una disociación que implica la pérdida de contacto con uno mismo. Es como si poco a poco te fueras desconectando de ti y comienzas a ver pasar tu vida sin ningún interés, como si fueras un mero espectador de una obra que carece de sentido.

Lo que sucede es que mientras te mantenías enfocado en un objetivo o una persona, no le prestabas atención a lo que sucedía dentro de ti, a esa progresiva reducción de tu esfera de intereses. Por eso, en la base de esa vacuidad también se suele esconder un estado de frustración existencial provocado por las metas, anhelos y expectativas malogradas.

 Por ende, la sensación de vacío también implica un problema de auto-aceptación y una incapacidad para encontrar nuevos sentidos que te permitan reencauzar tu vida.

Superar El Ego

Dicen que al enemigo es mejor tenerlo cerca, y este es el caso del ego. Está en nuestras manos acabar con él antes de que él acabe con nosotros.

Me gusta definir el ego como una falsa ilusión del yo. Al crear el yo a la vez estamos abriendo la puerta a una especie de guerra o competición entre la humanidad.

Tendemos a preocuparnos constantemente en qué pensarán los demás, y por lo tanto somos nosotros mismos quienes nos privamos de libertad.

Queremos ser bien vistos ante la sociedad y seguimos unas pautas que hablan sobre la normalidad.
Nuestro ego crea a lo que le llamamos “clases sociales”, y menospreciamos a los que se encuentran por debajo y hacemos la pelota a los que se encuentran por encima.

El ego necesita ser alimentado, y cuando esto no pasa nos derrumbamos ya que nos sentimos inferiores al resto. Y de hecho, esa inferioridad siempre ha estado ahí, pero la enmascaramos con la aprobación de los demás, aumentando nuestro ego.

Te habrás fijado que cuando recibes un ataque hacia tu ego te sientes hundido, humillado, avergonzado. Un cúmulo de sentimientos que te hacen sentir miserable.

Si tan guapo crees que eres, o inteligente, ¿por qué te hundes cuando te dicen feo o tonto?
En el fondo siempre nos sentimos inferiores, pero el ego es nuestro modo de huir de esa inferioridad.
¿Y si nos liberáramos del ego? Es cuando luego por fin esa inferioridad realmente desaparecería y nunca más tendríamos que alimentarlo.

El ego está hambriento, necesita comer constantemente para no morirse de hambre, ya que si lo hiciera terminaríamos en depresión. Este alimento lo ponemos nosotros, y realmente nos causa un gran impacto en nuestra vida.

Si tuviera que decir cuáles son los cimientos del ego, sin duda elegiría la imagen y el estatus social.

El ego nos arrastra a crear una falsa belleza en nosotros.

Somos capaces de anteponer nuestra imagen a nuestra salud. Hoy en día hacemos locuras para “mejorar” nuestra estética. Nos sometemos a operaciones quirúrgicas, nos gastamos fortunas, nos dañamos nuestra piel y nuestro cuerpo. Y todo por el mismo motivo, porque nos sentimos inferiores y seguimos buscando esa infinita aprobación de los demás. No podemos soportar la idea de ser “feo”. Somos incapaces.

Si por un momento nos paráramos a pensar desde lo más profundo de nuestro corazón, nos daríamos cuenta de cómo estamos literalmente arruinando nuestra vida por algo tan insignificante.
Por otra parte, sobre el estatus social, somos capaces de pisarnos unos a otros para subir unos escalones ficticios. Unos escalones creados en nuestra mente.

El principal alimento del estatus social es el dinero. Aquí es donde realmente creamos una guerra entre nosotros.

Es donde nace el robo, la corrupción, la avaricia, el marketing agresivo, el consumismo.
Algunos dirán que esto es supervivencia, pero, ¿no sería mejor la convivencia? Quien le sobre que le dé a quien le falte, en vez de a quien le sobre le quite a quien le falte, y que así le sobre más y al otro le falte más.

¿Cómo sería mi vida sin ego?
Por fin perderías el miedo a fracasar, saldrías de tu zona de confort, de tu rutina.
Estarías preparado para explorar nuevos terrenos, lo cual no habías hecho hasta ahora por miedo a la aceptación.
Arriesgarías en lo desconocido, perdiendo el miedo al rechazo o a las críticas.
Abandonarías sensaciones negativas como la timidez, la pena, el miedo o la vergüenza.
Dejarías de ser un títere más movido por la sociedad, dependiendo siempre de su aprobación.


Y lo más importante, dejarías de hacer daño a los demás.

Autenticidad


Ser auténtico es ser uno mismo y saber que en el momento de la verdad es lo que realmente nos hace libres. No puede haber libertad sin autenticidad con nosotros mismos. La autenticidad es un privilegio y es por eso que no es inteligente dejar el hogar olvidándolo en el ático. Es por nuestra propia autenticidad que podemos medirnos a nosotros mismos con absoluta objetividad.

Cuando somos auténticos es cuando realmente somos lo que somos. Por esa razón, ser auténtico consigo mismo significa ser sincero, ser honesto, ser libre y ser verdadero. Para ser auténtico, nadie exige que tengamos que decir todo lo que sentimos, sino que lo que decimos es realmente lo que sentimos.

Uno de los signos que indican que vivimos en un mundo que aspira a ser mejor, se manifiesta por la gran cantidad de atención que muchas personas prestan al llamado de una vida auténtica. La mayoría de nosotros aspiramos a tener carreras y trabajos importantes. Buscamos relaciones que trasciendan los viejos roles y que sean emocional y espiritualmente satisfactorias. Cuestionamos las voces de las llamadas “autoridades” que parecen superficiales, y buscamos nuevas formas de crear comunidad. Queremos ser y ser auténticos líderes. La palabra “autenticidad” domina la gran mayoría de los medios de autoayuda e inspiración.

La falsedad, las mentiras y la hipocresía son comunes entre los humanos. Por el contrario, se considera que alguien tiene autenticidad cuando no pretende, no hace trampa y se presenta como realmente es.

Las personas auténticas se muestran a los demás en su verdadera dimensión personal, sin pliegues o estrategias, diciendo la verdad, incluso si no se comprenden.

El análisis de autenticidad también es importante en el periodismo. El presentador de noticias puede recibir un sobre con fotografías donde, supuestamente, se observa que un político recibe dinero de un narcotraficante. 

Antes de difundir las noticias, el periodista debe confirmar la autenticidad del material porque puede ser un montaje para desacreditar al líder político.



martes, 23 de octubre de 2018

La Palabra Escrita


Si nos preguntamos la importancia de la palabra escrita, nos podríamos remontar a Jean Paul Sastre, Premio Nobel de Literatura, que en su obraLas palabras” alude al relato de su vocación por la escritura expresándolo como “vivir, es producir significaciones”, es decir, el habla es la culminación de la expresión del significado, de los sentidos, del arte de las palabras,

La escritura forma parte de la expresión, tal y como expone Voltaire “la escritura es la pintura de la voz” de la palabra trasformada en arte, en expresión y por ello, en vida. Es por ello, que los niños cuando se les pide que dibujen la memoria lo hacen sin necesitar un ejemplo a imitar, dibujan lo que saben, no lo que ven. La base de la expresividad se encuentra en preescolar, por ello se hace necesario inculcar desde distintos ámbitos “el arte de la palabra escrita”, se hace necesaria la conexión emocional con la palabra escrita, ya que en caso contrario carece de sentido. 

Cuando un niño expresa lo que siente existen menos posibilidades de que lo resuelva con el comportamiento, además conocemos cómo la ansiedad se relaciona directamente con la probabilidad de actuación, es decir, si el nivel de ansiedad del niño es alto  su probabilidad de actuación también lo es, y viceversa, ello muestra una relación significativa entre la palabra y la emoción.

Iniciarse en la escritura no es tarea fácil, implica un nivel de planificación, edición, revisión, regulación y/o metacognición, que pareciera digno de unos pocos, sin embargo hoy en día sabemos que este arte se enseña y se aprende. 

El arte de ponerse ante una hoja en blanco y dibujar lo que se ve con el alma o con los sentidos, es el reflejo de las inspiraciones y espiraciones, del flujo de la vida, de los vaivenes de los sentimientos con sus momentos de compañerismo, y soledad, por ello, la ausencia de la escritura denota significado, es como el silencio en una partitura de música, sin él, no apreciaríamos el sonido que viene a continuación.


Marginalización Social


En la década de 1960, en Francia, se acuñó el término marginalización o marginalidad para referirse a los individuos que no están integrados en las redes productoras de riqueza y de reconocimiento social (Massé, 1965; Lenoir, 1974). La extensión de este concepto aplica a la "corte de los milagros", es decir, al conjunto de personas formado por mendigos, vagabundos, prostitutas, criminales, truhanes, pillos, malabaristas, comediantes, etc. (Geremek, 1991). Pero la marginalización no es la exclusión, al decir de Robert Castel:

Para dar un mínimo de rigor a este término hay que tener en cuenta los procedimientos ritualizados que marcan la exclusión. Éstos son muy diversos, pero remiten a un juicio pronunciado por una instancia oficial, apoyándose en reglamentos y movilizando cuerpos constituidos (Castel, 1998: 127).

El concepto reaparece en la década de 1990, cuando Europa en general y Francia en particular transitan hacia un nuevo modelo económico, adoptando medidas de cambio estructural. De hecho, la hipótesis propuesta por Castel es que el cambio se expresó en una modificación fundamental en el proceso de promoción —inclusión— de los asalariados que se había dado entre la Segunda Guerra Mundial y la década de 1980: a) precarización e individualización del proceso de trabajo; b) desigualdades frente a la transformación de las relaciones de trabajo —desigualdad frente al riesgo del desempleo y degradación de las condiciones de trabajo; predominio de la incertidumbre del trabajo sobre la reducción de las desigualdades, se deja de hablar de la desigualdad, aunque ésta se acentúe (Castel, 1998: 149-55).

Sobre la base de estas tres tendencias que tienden a polarizar a la sociedad describe Castel el proceso de desestabilización de los empleos estables, especialmente una parte de la vieja clase obrera clásica, una instalación en la precariedad en pequeños trabajos con periodos de desempleo, y asistencia social que afecta especialmente a los jóvenes, así como la reaparición de un sector de población que se podría calificar de supernumerarios (Castel, 1998: 157).

En los hechos, el concepto exclusión intenta describir el proceso a través del cual una serie de actores sociales que habían sido incluidos en los frutos del desarrollo y del bienestar en los años de bonanza económica, emergencia y consolidación del Estado benefactor son excluidos —especialmente del mercado laboral—, debido a los cambios inducidos directa o indirectamente por la globalización.

Con el propósito de pensar la situación de los países de América Latina desde el punto de vista de la exclusión social, se le enriquece agregándole el ingrediente de los derechos sociales. Minujin sostiene que "la inclusión social está referida explícitamente a tener la posibilidad real de acceder a los derechos sociales" (Minujin, 1998: 171). Después de reconocer que la vaguedad del concepto exclusión ha llevado a aplicarlo a situaciones diversas haciéndole perder su especificidad (Minujin, 1998: 173), propone priorizar tres de las facetas del concepto inclusión/exclusión social, que se relacionan directamente con los derechos sociales: a) la política, que está relacionada con la ciudadanía formal y con la participación ciudadana, b) la económica, que se refiere al empleo y la protección social y c) la social, que se puede sintetizar en el acceso al capital social (Minujin, 1998: 176-187).


La categoría exclusión social no parece tener una clase de referencia claramente establecida, en efecto, en ocasiones se refiere a individuos; en otras, a procesos de trabajo, y a veces, a relaciones de trabajo. En consecuencia, no es posible definir inequívocamente su extensión. Por otra parte, tampoco está claro su sentido, pues en la medida que se trata de una categoría descriptiva, que no está inserta en una teoría, no es posible identificar los enunciados que le preceden, aun cuando es posible derivar a partir de ella una serie de proposiciones consecuentes. 

No es de extrañar, entonces, que se reconozca la vaguedad del concepto, debido a que su significado, como sabemos, derivaría de su referencia o denotación junto con su sentido o connotación.

El Subdesarrollo


El concepto de subdesarrollo, y sobre todo el de país subdesarrollado, es un muy moderno. Aparece durante la descolonización, en los años 50. Existe la tendencia a enfocar el problema del subdesarrollo como un dato estadístico y comparativo, entre los países ricos y los pobres, por su renta per cápita o su producto interior bruto. Sin embargo, no es lo mismo una sociedad no desarrollada que una sociedad subdesarrollada.

Aquella es una sociedad no capitalista, sin los avances tecnológicos propios de la sociedad occidental, pero perfectamente estructurada y que responde a las necesidades de sus individuos y del medio. La sociedad subdesarrollada tiene otros problemas, derivados de ser una sociedad capitalista con un bajo de nivel tecnológico y una renta mal repartida. Pero, además, es una comunidad que no responde a las necesidades de sus individuos, que sufren altos índices de paro, subempleo, delincuencia y marginalidad, y que tampoco responde a las necesidades del medio, ni está en sintonía con él.

El concepto de subdesarrollo se divulga durante los años 60 gracias a los medios de comunicación de masas, que lanzan como problema el hambre en el Tercer Mundo, las guerras, las dictaduras, etc. 

Durante los años 60 el subdesarrollo se entiende como una consecuencia del bajo consumo. Por un lado está subdesarrollado, o es pobre, el que no puede consumir; y por otro, la doctrina keynesiana vincula el desarrollo y el crecimiento económico al consumo. Los niveles de consumo de los países capitalistas desarrollados son un estadio de civilización al que todo el mundo está abocado.

La crisis económica de 1973 puso en duda que el desarrollo económico por el consumo fuese ilimitado, ya que los niveles de consumo tenían un límite. Se hizo patente que las posibilidades de supervivencia del sistema económico dependían de la buena distribución de la renta.

Las desigualdades aparecen cuando existe gran diferencia entre el número de consumidores y la capacidad del aparato productivo. Esto se traduce, a escala local, en las diferentes formas de posesión y uso de los recursos, y de los medios de producción.

Los países subdesarrollados dependen industrial y económicamente de los desarrollados. Son estos los únicos capaces de acumular capital a costa de los recursos ajenos. La inversión en un país subdesarrollado tiene como objeto obtener unos beneficios, y por lo tanto detraer capital de la zona. Los canales de comercialización de los productos están en manos de los países desarrollados. Es aquí donde mayores capitales se acumulan, ya que tienen la función de poner en el mercado los artículos.

Estas características son, frecuentemente, explicaciones, y excusas, de porqué un país está subdesarrollado.

En primer lugar, sus habitantes apenas disponen de lo necesario. El concepto de lo necesario se amplía en la sociedad capitalista de consumo de masas. Es la vieja teoría que vincula el desarrollo y el consumo con el crecimiento económico. Es un concepto relativo que se amplía con el desarrollo económico.

Otra característica es la subproducción de tipo capitalista. Los recursos no están aprovechados. Según esto, sólo es posible producir en fábricas al modo capitalista, consumiendo los recursos de manera predadora. Pero el concepto de recurso es algo que cambia con la tecnología, y las posibilidades que tiene una sociedad para utilizarlo.

Otra de las características de los países subdesarrollados es su alto crecimiento demográfico, debido a causas endógenas. Existe la creencia de que las altas tasas de incremento de la población impide el desarrollo económico. Esto, que puede ser cierto a escala familiar o en el corto plazo, no lo es a escala nacional, ya que una masa de población grande garantiza una mano de obra abundante y barata, que, además, es consumidora. Si la población es mayoritariamente dependiente, o está en el paro, se debe a los bajos niveles de inversión, y no a los altos índices de población.

Otra de las características de los países subdesarrollados es la dependencia económica del mundo desarrollado, en un nuevo tipo de colonialismo, neocolonialismo, según el cual la inversión industrial y los canales de comercialización del producto están en manos de los países ricos, frecuentemente las antiguas metrópolis. La reducida inversión implica unos bajos índices de industrialización, que además depende del exterior, y que, en última instancia, se lleva los beneficios del capital y las horas trabajadas.

Tras la crisis de 1973 los países del Tercer Mundo se industrializan gracias a la política de desconcentración productiva de las grandes multinacionales; que buscan en los países y los trabajadores del Tercer Mundo condiciones más ventajosas: para las empresas, de contratación de la fuerza de trabajo, impuestos, etc. Esto implica la total desarticulación de la economía tradicional, ya que las nuevas industrias atraen a parte de la población activa y la convierte en proletariado industrial, ajeno y desvinculado de la economía tradicional del país.

Otra de las características del Tercer Mundo es el intercambio desigual de las mercancías. Ellos producen materias primas y compran productos elaborados de alto valor añadido. Esta situación está cambiando con la nueva industrialización de los países del Tercer Mundo, aunque no son ellos quienes se llevan los beneficios.

Según esto, existen unas características tópicas de lo que es un país subdesarrollado: insuficiencia alimentaria, déficit social, analfabetismo, recursos desatendidos o derrochados, elevado porcentaje de agricultores, escasez de clase media consumista, incompetencia industrial, hipertrofia del sector terciario, bajo PIB, desempleo, subempleo y trabajo infantil, subordinación económica, desigualdades sociales internas acusadas, crecimiento demográfico, persistencia de la miseria, etc.

Todas estas características son valoradas comparativamente con los países desarrollados. Pero esta concepción de lo que es un país subdesarrollado ha quedado desfasada, ya que se han desarrollado unos procesos de industrialización, alfabetización, caída del crecimiento demográfico de la población, y de descenso de la producción y la productividad agrícola, que hacen temblar estos criterios.

En realidad, estas características de los países subdesarrollados son los efectos que una economía subdesarrollada produce en una población, no las causas. Son fruto de la desigualdad intrínseca que introduce el sistema capitalista, que tiende a acumular capital en unos países detrayéndolos de otros.


Si analizamos atentamente las sociedades de los países capitalistas podemos encontrar grupos de población que tienen las mismas características que las de los países subdesarrollados, es el llamado cuarto mundo, la única diferencia es que en los países del Tercer Mundo esta población adquiere el carácter de endémica, ya que están alejados del centro capitalista, y que tienen unos canales de distribución de la riqueza malos y escasos.