viernes, 2 de noviembre de 2018

La Falsedad


Si hay algo que resulta verdaderamente lamentable es la mentira y la falsedad. Ambas cosas son capaces de destruir todo a su paso, de devastar los bosques más poblados y de hacer caer a las torres más altas.

Lo más triste de la hipocresía y del engaño es que nunca provienen de nuestros enemigos ni de las personas desconocidas. Como es de esperar, todo eso duele. Y mucho. Cuando nos engañan lo peor no son las mentiras en sí, sino lo que se llevan con ellas.

Cuando un sentimiento tan importante como la confianza se quiebra, algo en nuestro interior fallece. Esto ocurre porque la mentira y la falsedad pone en duda mil verdades, haciendo que nos cuestionemos incluso las experiencias que creíamos más francas

Una sola mentira lo cambia todo

Tanto la mentira como la falsedad son, en gran medida, una cuestión de hábito. Hay muchas personas que son hábiles en este “arte” y que nos mantienen a todos engañados de una manera verdaderamente asombrosa.

Como ya sabemos, la mentira habitual puede llegar constituir un problema psicológico serio. Estas personas suelen vender humo a cualquier precio con tal de salirse con la suya o, lo que es más grave, sin ningún otro aliciente más que engañar.

Otras veces, la mentira puede estar “justificada” como un error en la acción pero no en la intención. Es lo que solemos llamar mentiras piadosas, pues consideramos que la verdad hará más daño que la mentira.

Hay quien sostiene que cualquier tipo de mentira está basada en relaciones de mala calidad, pero lo cierto es que al ser humano, en ocasiones, no se le da bien aquello de valorar más colores que el blanco y el negro.

Con el tiempo todo se descubre

La mentira y la falsedad tienen siempre fecha de vencimiento, pues necesitan de muchas circunstancias para sostenerse. Esto acaba convirtiéndose en una espiral de enormes dimensiones que el mentiroso no puede manejar.

O sea que en cuanto una mentira sale de su boca, deja de controlar gran parte de ella. Como se suele decir en el argot popular: se pilla antes a un mentiroso que a un cojo

Traicionar a las personas que te quieren es uno de los actos más detestables que puede llevar a cabo el ser humano. Es difícil sobreponerse a su descubrimiento, pues en sí mismo el engaño alberga la capacidad de destruir por completo nuestro mundo.

Una persona traicionada es más que una persona dolida. Es alguien que se ha quedado sin norte, que ha perdido su brújula, que no comprende, que siente una angustiosa confusión, que tiene que derruir su hogar, que no sabe dónde guardar sus sentimientos y que se cree profundamente estúpido.

Es alguien que se pone un cartel, que se descalza y se desnuda, que se siente en ridículo. Alguien que tiene que empezar de cero, reconstruir sus muros, desandar un duro camino y tapar los hoyos. Es alguien que con heridas de muerte tiene que reanimarse y no sabe cómo.

Con el paso del tiempo es muy probable que la rabia y la impotencia que sentíamos al principio se conviertan en cierta lástima por todo aquello que se esfumó, se rompió o se marchitó. Es en estos momentos en los que podremos comenzar a sanar nuestras heridas y valorar con fuerza la lealtad.

Superar esto lleva un tiempo, pero para lograrlo hace falta perdonarnos a nosotros mismos y dejar de torturarnos por aquello que pensamos que podíamos haber evitado, por la mentira y la falsedad que nos ha rodeado. De esta forma lograremos hacer las paces con el mundo y volver a confiar.

Si en algún momento te hicieron daño, si en alguna ocasión la mentira y la falsedad parecía ser la carta de presentación de todas las personas que estaban a tu alrededor, no te castigues pensando que todo el mundo es igual, hacerlo sería como creer que porque te haya tocado la lotería un día te va a tocar cada vez que la compres.

A partir de ahí, valora tanto la lealtad como desvaloras la traición. No te culpabilices y perdona, pues la deshonestidad es una oportunidad buenísima para crecer y elegir mejor a quienes te rodean.

jueves, 1 de noviembre de 2018

En Sintonía Con Lo Que Queremos


Como seres humanos, tenemos con nosotros todo una gama de potencialidades y talentos que nos hacen grandes para conquistar nuestros sueños y metas. Lograr traspasar de un estado de insatisfacción o no deseado porque nos causa malestar, frustración a uno, que nos proporciona satisfacción y nos hace sentir plenos.

Todo lo que somos como personas es el resultado de lo que pensamos, sentimos, comunicamos y hacemos. De allí, que los objetivos, sueños y metas que deseamos alcanzar, deben estar precedidos de un cambio en nuestros esquemas o mapas mentales, de esas creencias que nos limitan o frenan, para dar paso a caminos, vías y rutas que nos lleven a donde queremos llegar.

La única manera de llegar a donde queremos llegar, es teniendo muy claro lo que queremos lograr, tener claridad y certeza de nuestros propósitos y acordes con nuestras expectativas.

Hay diversas maneras o vías que nos facilitan llegar a ese destino deseado. Sin embargo, el principal, es tener los objetivos deseados enfocados permanentemente, de manera que evitemos desviarnos de él, aún y cuando se presenten obstáculos o estemos rodeados de incertidumbre.

Si tenemos formas de pensar y de actuar más efectivas desde las que hasta ahora hemos tenido, saldremos adelante y podremos alcanzar niveles de crecimiento, expansión y desarrollo, con una visión ampliada para crear a voluntad los resultados que queremos alcanzar.

Cada uno de nosotros es merecedor de grandes cosas y grandes realizaciones, si somos capaces de emprender nuestro proyecto de vida, es decir, el por qué hacemos lo que hacemos y las razones para emprender la lucha diaria y movilizar todos nuestros recursos vitales para lograr ese bienestar y satisfacción personal.

Lo que queremos y deseamos debe cumplir con unas condiciones: estar muy claro y comprensible para nosotros mismos; debe ser muy específico en cuanto a lo que queremos lograr, de forma que no haya confusión con otros objetivos. Tiene que haber coherencia, es decir, estar en sintonía con una misión y visión personal. Además hay que precisar tiempo de alcance y consecución para que nos motive a su realización;  los objetivos deben ser posibles de alcanzar para que sean percibidos como estimulantes. 

También deben ser medibles, de forma tal que se sepa cuáles se han logrado o saber cuánto falta para hacerlo. Es beneficioso, establecer una jerarquía de ellos para determinar la importancia o urgencia que tienen de ser conseguidos y por último, debemos darles flexibilidad, de manera  de poderlos redefinir o adaptarlos a las circunstancias o condiciones inesperadas que puedan presentarse o por si hay que tomar nuevas decisiones.

Los éxitos y realizaciones no suceden por casualidad, ellos son resultados de una interacción sistemática de causas y condiciones, es decir, cuando distintos factores y agentes se concretan y combinan para permitir que lo que queremos, ocurra, “para que demos a luz” a nuevas ideas, propósitos y sueños.


En este sentido, es necesario tener claridad de las interrelaciones y conexiones existentes para hacer posibles dichos objetivos, es decir, los resultados y efectos que pueden generar en el entorno en el que nos desempeñamos y en nosotros mismos. Es conectarnos con las razones de por qué hacemos lo que hacemos, con lo trascendente de nuestra existencia. Es descubrir la misión y vocación específica y concreta que exige su cumplimiento.

Tu Eres La Persona


Cada vez somos más personas las que intentamos “vivir el presente”. Cada vez somos más conscientes de que nuestra vida está pasando ahora, y de que es en el ahora donde tenemos que estar centrados.

Esta idea es muy acertada y poderosa, pero lo cierto es que hay un pequeño problema con ella: normalmente interpretamos “vivir el presente” como sinónimo de “vivir centrados en el momento actual”. Es decir, si estás bebiendo agua, céntrate en esto y nada más; si estás andando, fíjate en tus pasos y olvida lo demás.

Y esto no es vivir el presente. El presente es algo mucho más grande que el momento actual.

En realidad, el presente lo es todo. No hay nada fuera del presente.

Vivir el presente es vivir conectado con todo. Es vivir en la eternidad.

Para poder entender bien cómo vivir el presente, primer tenemos que tener claro qué es el presente exactamente.

Como te decía, normalmente interpretamos el presente como lo que está sucediendo en el momento actual. Es decir, si estamos en casa sentados en el sofá, el presente es esto y solo esto. Todo lo que nos ha sucedido antes y todo lo que vendrá después lo llamamos “pasado” y “futuro”, y lo consideramos fuera del presente.

Sin embargo, en realidad no es exactamente así. Tu pasado está vivo dentro de ti ahora mismo, y tu futuro también. Los dos forman parte de tu presente.

Para comprobarlo, te propongo un ejercicio muy sencillo. Se trata simplemente de elegir un evento cualquiera de tu pasado (da igual si es reciente o lejano), y luego decir la siguiente frase:
Yo soy la persona que en tal momento vivió tal situación.

Una vez lo hayas hecho, medita un momento sobre esta frase. Es una frase que es cierta, ¿verdad? Y fíjate bien que el verbo principal de la frase está en presente: “yo soy la persona que…” No dices “yo era la persona que vivió tal situación”. Lo eres en presente. Sigues siendo esa persona.

Esto significa que tu pasado está aquí ahora mismo contigo.

Otra manera de verlo es darte cuenta de que tu personalidad y tu manera de ver el mundo dependen en gran parte de tus experiencias pasadas. Por ejemplo, si de pequeño tuviste un trauma que no has superado, esa situación está a tu lado ahora mismo. Todo lo que ha sucedido en el pasado ha contribuido a forjar tu personalidad, y está aquí ahora mismo interaccionando con lo que estás viviendo en el momento actual.

Con el futuro pasa exactamente lo mismo, aunque quizás cuesta un poco más verlo. Si quieres, podemos hacer un ejercicio parecido al anterior: elegir un evento de tu futuro y luego decir: yo soy la persona que más adelante viviré tal situación.

La única diferencia es que ahora no sabemos cuál es esa situación, porque el futuro es desconocido para nosotros, pero esto no cambia gran cosa. Tú seguirás existiendo más tiempo, eso sí lo sabemos, y harás más cosas en el “futuro”. Y ahora, en este mismo instante, tú eres la persona que hará esas cosas. Da igual que no sepas qué cosas son. Ya eres esa persona.

Además, tampoco es del todo cierto decir que no sabes qué experiencias vivirás en el futuro. Tú sabes algunas cosas que te gustaría conseguir, y también otras que te gustaría evitar. No sabes exactamente qué pasará, pero sí tienes algunas ideas de hacia dónde tienes intención de dirigir tus pasos. Y estas ideas están aquí, ahora mismo, haciéndote compañía.


Así que tu presente no es únicamente el momento actual que estás viviendo, sino algo mucho más amplio, que incluye eso que llamamos pasado y futuro:

Compartir Lo Bueno


En ocasiones cuando charlamos con otras personas acostumbramos a tener conversaciones en las que hablamos de nuestros problemas personales, familiares, laborales, etc. Es común que los seres humanos nos inclinemos a hablar de lo malo que nos sucede en lugar de centrarnos en todo lo bueno que puede estar sucediendo a nuestro alrededor. Simplemente pongámonos a pensar ¿de qué hable con las personas que conviví hoy? ¿acaso compartí con ellos experiencias positivas o ellos compartieron conmigo visiones optimistas?; si nos ponemos a pensar, charlamos más sobre cuestiones negativas y de esta forma, vamos compartiendo una cadena de pesimismo con cada persona que nos encontramos.

En una investigación realizada en la que varias universidades norteamericanas participaron, dirigida por el psicólogo Nathaniel Lambert, se llegó a la conclusión de que una manera de contrarrestar la tendencia a la negatividad es comentar con amigos, familiares y personas en general, acerca de las cosas buenas que nos pasan o los recuerdos felices que tenemos. Esto genera un aumento de bienestar no sólo en nosotros mismos sino también en las personas con las que compartimos las experiencias positivas.

Por lo general, las personas positivas suelen ser agradecidas con todo lo que les rodea, por lo que tienden a mantener una visión más optimista tanto de sí mismo como de los demás.


El reto se encuentra en lograr enfocarnos en los aspectos buenos de nuestra vida y dejar a un lado los negativos, esto no quiere decir que los neguemos o evadamos, sino que dejemos de centrarnos en lo malo que nos sucede para lograr enfocarnos en los aspectos más optimistas de nosotros mismos y de los que nos rodean. Por lo cual te invito a que a partir de hoy hablemos en positivo y propositivo.

Madurez Y Coherencia


La madurez es la coherencia de vida entre lo que se es y lo que se profesa. Una persona madura es la que actúa de acuerdo a la etapa de vida que está viviendo.

Por tanto, un niño que no se interesa en juegos de niño, no se le puede llamar “maduro” nada más por este hecho. Así como un adulto que no es fiel a sus compromisos con toda razón puede ser tildado de inmaduro.

Es importante reconocer que la madurez no es algo que se alcance de una vez por todas en la vida, sino una conquista de todos los días.

La persona madura sabrá vivir serenamente lo que le toque vivir; ejercerá una sana independencia, de acuerdo al momento y situación que le corresponda; tendrá metas desafiantes, pero alcanzables; poseerá la flexibilidad para adaptarse a las diversas circunstancias; sabrá diferenciar lo importante de lo menudo, evitando hacer dramas por nimiedades.

Hay cuatro áreas que una persona madura deberá de tener bien trabajadas:

1. ª Madurez intelectual
La persona madura a nivel intelectual habrá formado a lo largo de su vida una serie de convicciones y opiniones propias, sustentadas no en sus caprichos, sino en razones conocidas, experimentadas y probadas.
A la vez, se mantendrá abierta a las opiniones de los demás. Sabrá buscar consejo y orientación ante los problemas de la vida. Pero, finalmente, será consciente de que la responsabilidad de tomar una decisión personal recae únicamente en ella.

2. ª Madurez emocional
Alguien emocionalmente maduro no ignorará sus emociones, pero tampoco se dejará controlar exclusivamente por ellas. Sabrá expresarlas a quien tenga que hacerlo, en el momento adecuado y de la manera correcta.
Esto no significa que será fría en la expresión de las mismas, ¡todo lo contrario! Pero no dejará que ellas tomen las riendas de su vida.
Una persona madura, igualmente, puede recibir de otros alguna crítica, agresión o maltrato, sin que esto le lleve a la depresión. Sabrá colocar cada cosa donde corresponda.
Superará sus miedos y temores, y si alguna vez necesita ayuda para lograrlo, no dudará en pedirla a quien le pueda asistir.

3. ª Madurez social
Las verdaderas amistades de una persona madura serán siempre significativas. No se hará la ilusión de tener amigos por todas partes, porque sabe que eso no es posible. Sin embargo, con todos será amable, les dará su lugar y sabrá congeniar y divertirse en cualquier parte.
La persona emocionalmente madura se adapta a las circunstancias, sin por ello perder sus propias convicciones. Respeta a la autoridad, pero no depende exclusivamente de ésta para desarrollarse.
4. ª Madurez moral

Sus convicciones en el campo moral también son sólidas. Porque ya no dependen del ambiente o de la propia educación, sino de la búsqueda que ella misma ha realizado.
No actúa por conveniencia, sino porque sabe qué es lo que debe ser. Por ello será fiel a sus compromisos. Tiene ideales claros, y hace todo para conquistarlos. Jamás dejará de alimentarlos e ilustrarlos con lecturas y conversaciones inteligentes.
Su moral será altruista, buscando el bien común, no egocéntrica. Pues sabe que en la soledad no se puede vivir. Siempre estará atenta a ayudar a aquellos que lo necesiten, porque ella misma es consciente de que todos necesitamos de todos.



La Capacidad De Pensar

El término hebreo mezim·máh se usa para designar la capacidad de pensar, es decir, la capacidad de dar consideración seria y juiciosa a un asunto con conocimiento de causa (Pr 5:2; 8:12); los ardides, estratagemas e ideas insensatas de hombres inicuos (Sl 10:2, 4; 21:11; 37:7; 139:19, 20; Pr 12:2; 24:8; Jer 11:15), o las “ideas” que Jehová Dios o su “corazón” se proponen realizar. (Job 42:2; Jer 23:20; 30:24; 51:11.)

Uno de los objetivos de los proverbios es dar al joven conocimiento y capacidad de pensar. (Pr 1:1-4.) La información que se halla en los proverbios es una ayuda valiosa para orientar el pensamiento y la vida de la persona. La capacidad de pensar salvaguarda de seguir un proceder incorrecto y de asociarse con quienes pueden ejercer una influencia hacia el mal, pues ayuda a discernir el resultado final de tal proceder. Todo ello resulta en bendición.

La sabiduría y la capacidad de pensar protegen a la persona de actividades que conducen a calamidad y así resultan ser vida para el alma. Tal persona disfruta de seguridad y no tiene por qué temer que le alcance la justicia por haber llegado a ser culpable de una mala acción. (Pr 3:21-25.)


Sin embargo, aquel que verdaderamente ejerce la capacidad de pensar también puede llegar a ser objeto de odio. Es posible que esta sea la idea expresada en Proverbios 14:17: “El hombre de capacidades de pensar es odiado”. A menudo las personas que no son reflexivas ven con desaprobación a quienes utilizan sus facultades mentales. Además, los que ocupan sus facultades mentales en hacer la voluntad de Dios pueden esperar que se les odie. Jesús dijo a este respecto: “Porque ustedes no son parte del mundo, sino que yo los he escogido del mundo, a causa de esto el mundo los odia”. (Jn 15:19.) Por supuesto, el término utilizado en el lenguaje original para “capacidades de pensar” en Proverbios 14:17 puede implicar también pensamiento maligno. 

Por lo tanto, otro significado de ese texto pudiera ser que se odia al hombre que trama el mal, y así es como lo vierten muchas traducciones: “El hombre de inicuas intrigas será odiado” (DK, Mod; véase BAS, BJ, MK y otras).

Intentar Siempre


La determinación, la decisión, el compromiso que aceptamos con nosotros mismos es la más fácil y a la vez la más peligrosa de todas las decisiones que podemos tomar…peligrosa por el hecho de las mil excusas y razones que pueden aparecer en nuestro camino y que pueden tentarnos y llevarnos a la deserción en medio de nuestro proceso, en medio de nuestro pacto con el mejor y el peor de los socios que podemos encontrarnos: nosotros mismos…

Por eso hoy me aventuro a hablar de la Coherencia y el Enfoque  como las claves fundamentales del éxito en cualquier proceso, en este caso hablando de los procesos de cambios físicos y de estilos de vida de nocivos a saludables, todo el mundo anda en la “ONDA” en la “MODA” pero estas palabras suenan efímeras y vacías… lo suficiente como que para que cualquiera te pueda decir: no caigas son modas que pasan…

La coherencia nos define, es lo que demuestra que no perdemos nuestra esencia que podemos cambiar de opinión, pero que siempre debemos ser consecuentes y files a nuestros principios y pensamientos… abiertos a un mundo de posibilidades de enseñanzas y de innovación pero conservando nuestro norte, que puede sufrir matices pero nunca dejar de definirnos como quienes somos realmente, como diría el recién fallecido García Márquez “Se puede ser infiel pero nunca desleal” nunca podemos ser desleales a lo que realmente somos, y en este mundo donde todos queremos ser “Gurús del Fitness” y motivadores debemos revisar si lo que predicamos o los lineamientos que estamos siguiendo nos están permitiendo convertirnos en una versión mejorada de nosotros mismos o en seres irreconocibles tanto física como mentalmente, recordemos que estos cambios hacia lo fitness, hacia lo saludable ya hemos conversado que son tanto físicos como mentales, ya que durante el proceso logramos comprobar y tomar conciencia de que es lo que realmente beneficia a nuestro organismo…en resumen que la coherencia en este aspecto nos llevara al éxito, si siempre evaluamos y repasamos que continuamos siendo nosotros mismos, que simplemente estamos haciendo ajustes para sentirnos mejor pero que no debemos cambiar nuestra esencia, siempre y cuando nos sintamos a gusto con ella y sean positiva…


El enfoque la otra palabra clave para el éxito, si bien tenemos que ser coherentes, ser nosotros mismos, estamos claros que estamos buscando cambios así que debemos hacer varios ajustes, no pretendas que veras cambios y lograras tus objetivos si permaneces estático y negado a lo nuevo, “innovar” no significa cambiar quien eres significa reinventarte y renovarte para ello necesitas estar muy enfocado, conocer quién eres conocer tus limitaciones para de esta manera trazarte metas…en este proceso de vida saludable es muy importante siempre tener una meta, la clave es mantenerse no llegar ni ganar la carrera, vale más mantenerse y disfrutar del éxito reinventarse y trazarse cada día nuevas metas que llegar a la meta y que el éxito sea efímero, llegando a un fracaso del que nos costara un poco salir (ojo en caso de que pase esto saldrás bien y victorioso igualmente, recuerda que rendirse nunca es una opción)…resumiendo el enfoque… creo que parte de lograrlo está en la motivación convirtiéndose esto en un espiral de energía positiva que generas tú mismo y que refuerzas según con quien te rodees…inspirate, motívate a continuar, vas a tener días buenos y días malos esto es universal y le pasa a todo el mundo lo que marca la diferencia entre exitosos y fracasados es que los exitosos siempre se levantan, los fracasados con la primera caída deciden no levantarse más…forma parte del grupo de los exitosos archivando los fracasos que siempre aparecerán de vez en cuando pero que TU sabrás vencer…

miércoles, 31 de octubre de 2018

El Rendimiento Mental


Nuestro rendimiento mental depende del estado de la memoria, y ésta, de nuestra capacidad de atención. Estrés, depresión, déficits nutricionales, sedentarismo y medicamentos actúan de forma negativa en los procesos cognitivos.

El Ser humano se adapta constantemente al medio ambiente mediante conductas, procesos y actividades mentales. Por ello, la atención, la percepción, la memoria y la inteligencia son fundamentales para sobrevivir. Nuestro mundo está lleno de estímulos diversos y peligros potenciales, pero cuando el mecanismo de la atención se pone en marcha, somos más receptivos a cuanto acontece a nuestro alrededor, aumenta nuestra capacidad mental. Y la atención es clave para entender los resortes de otros procesos mentales como la memoria.

Si hablamos de memoria, tenemos que hablar de atención necesariamente. De hecho, atención y memoria trabajan conjuntamente y, en muchas ocasiones, los problemas de memoria no son tales, sino que en realidad son problemas atencionales.

Hay personas que se concentran mejor que otras, unos se distraen fácilmente, otros tienen una gran dificultad para realizar dos tareas simultáneamente… Todo esto nos revela que la atención está en la base de las grandes diferencias que hay en las personas en cuanto a capacidades mentales.

Quien disponga de una atención alta tendrá más posibilidades de rendimiento mental. El hecho de que la atención no sea una capacidad innata es una gran noticia, porque esto significa que podemos modificarla y, por tanto, todos podemos mejorarla y aumentar con ello nuestro funcionamiento mental general y, en especial, nuestra memoria.

Sin atención no hay memoria y, sin memoria, no existiría nada, porque es el proceso de grabación, conservación y reproducción de la experiencia pasada.

               

martes, 30 de octubre de 2018

Mentalmente Enfocados

Las presiones y demandas de energía en el entorno laboral actual no tienen precedentes. Numerosas personas van cada día a trabajar sintiéndose físicamente fatigadas, emocionalmente al límite, con dificultades de concentración y sin pasión ni compromiso hacia la compañía  para la que trabajan.

Aprender a gestionar la propia energía  frente a unas demandas siempre crecientes, ahora más que nunca, se ha convertido en una necesidad.

De hecho atravesamos lo que podemos considerar una crisis: se nos exige producir 24 horas al día y no tenemos herramientas para responder al nivel de demanda que requiere lo mejor de nosotros en cada campo.

La única solución viable es el aprendizaje que nos ayude a una adaptación más eficaz a las condiciones del entorno y que nos permita obtener el máximo rendimiento del principal instrumento de trabajo que tenemos: Nosotros Mismos.

Es la energía de nuestro cuerpo, nuestras emociones, nuestra mente y nuestro espíritu la que dirige, vende, produce y crea valor y por lo tanto su gestión adecuada es la clave del rendimiento.



lunes, 29 de octubre de 2018

Retrógrados


La violencia de género es un problema que tiene su origen tiempo atrás pero que ha empezado a ser una preocupación en los últimos años.

Durante mucho tiempo, sobre todo las mujeres, que son las más afectadas, han luchado contra esto sin tener resultados efectivos ya que la ley solía amparar a los maltratadores.

En esta época, se han impulsado muchas manifestaciones, movimientos que apoyan a la víctima en este sentido. Es chocante que en una sociedad que predica la tolerancia y el respeto sucedan cosas de este estilo que muestran una sociedad sin empatía y dura. Además, recordemos que la violencia de género engloba maltrato físico o verbal, por lo tanto, no solo es un problema en sí sino que conlleva muchas otras consecuencias.

En mi opinión habría que dar a este tema más importancia de la que ya se le está dando e imponer el respeto entre nosotros, porque los esfuerzos que se ponen no son suficientes y eso se refleja en los datos de hombres y mujeres agredidas e incluso asesinadas a manos de sus parejas. Luego, critican por defender el feminismo porque supuestamente generalizamos.

No es cuestión de generalizar sino en mostrar a la sociedad de que el machismo, que es el más común en estos tiempos, y la violencia son una realidad y no un simple movimiento que pretende defender la igualdad. Por lo tanto acabar con ellos es algo nuestro, de la sociedad. ¿Queremos una sociedad basada en la ley del más fuerte y de la violencia o una sociedad de unión? Conseguirlo es una tarea que nos pertenece única y exclusivamente a nosotros.

Puede parecernos que como no es algo que nos afecta, no tenemos por qué involucrarnos. En este sentido nuestra mentalidad tiene que cambiar, tenemos que dejar de basarnos en el amor e interés propio y buscar el bien y el beneficio de los demás

Cultura De Tolerancia

Desde el momento en que una persona tome conciencia de que es sujeto de derechos y conozca el contenido de esos derechos que le son inherentes, tendrá en sus manos la posibilidad de hacer frente, así como de reaccionar, a las violaciones o intromisiones que sufra en su persona, haciendo valer sus derechos, y contribuyendo a que cada día, con su actitud, se refuerce la cultura de los derechos humanos. Pero para llegar a la afirmación de estos derechos en las conciencias de los individuos y de los pueblos, el proceso pasa, de manera inevitable, por la educación.


Sobra decir que la educación en los derechos humanos es una responsabilidad de los gobiernos, así como también lo es de cada individuo y de las instituciones. La responsabilidad de los gobiernos radica en que “nadie puede servir los intereses del pueblo si no entiende y apoya los derechos humanos”.

Para concluir, sólo añadiremos que es necesario educar a los jóvenes, principalmente, porque son el futuro, en un ambiente de tolerancia para que aprendan a vivir en tolerancia, palabra que va más allá de la armonía social como utopía, sino que se convierte en una estrategia y en una política real de desarrollo humano.

Todos debemos aunar esfuerzos para conseguir vivir en un mundo en el que se respeten los derechos humanos en su totalidad, y en el que la tolerancia se convierta en nuestra guía de actuación, entendiendo por tolerancia lo dispuesto en la Declaración de Principios sobre la Tolerancia (UNESCO, 1995):


La tolerancia consiste en el respeto, la aceptación y el aprecio de la rica diversidad de las culturas de nuestro mundo, de nuestras formas de expresión y medios de ser humanos. La fomentan el conocimiento, la actitud de apertura, la comunicación y la libertad de pensamiento, de conciencia y de religión. La tolerancia consiste en la armonía en la diferencia. 

No sólo es un deber moral, sino además una exigencia política y jurídica. La tolerancia, la virtud que hace posible la paz, contribuye a sustituir la cultura de guerra por la cultura de paz.

domingo, 28 de octubre de 2018

Expresiones De Violencia


Todas las expresiones de violencia generan daños en las personas de una u otra manera. La severidad de estos daños dependerá de la magnitud y del tipo de violencia que se cometa (emocional, física, sexual o económica) y de las características de la persona que es violentada. Como ya se ha mencionado, en los casos de violencia familiar los niños, las mujeres, los discapacitados y las personas mayores son los más vulnerables.

Cuando la violencia ocurre durante la infancia, los daños que se generan en la personalidad del niño o de la niña pueden ser para toda la vida. Si el niño no recibió el afecto y el cuidado que necesitaba y en su lugar recibió maltrato emocional o físico lo más probable es que desarrolle una personalidad con baja autoestima, sentimientos de minusvalía, culpabilidad, gran inseguridad y termine por no darle importancia ni valor a sus necesidades afectivas.

Durante su etapa escolar, en el mejor de los casos experimentará bajo rendimiento y aislamiento social y en el peor se refugiará en las drogas, el alcohol o la delincuencia.

Más adelante, en su edad adulta, formará relaciones interpersonales que podrán ser insatisfactorias y conflictivas o podrán llegar a ser claramente destructivas, con altos grados de violencia, porque eso fue lo que aprendió en casa.

Cuando el maltrato es por parte del hombre hacia la mujer, la familia entera se verá afectada. La mujer, además de sentirse devaluada, culpable y temerosa experimentará “estrés emocional” afectando de manera importante su desempeño laboral o su trabajo en el hogar. Difícilmente logrará cuidar adecuadamente a sus hijos y brindarles el amor que ellos necesitan, en el peor de los casos se desquitará con ellos replicando la violencia ejercida por la pareja.

El abuso sexual, también provoca daños importantes en la personalidad del que la padece, además de los sentimientos de minusvalía e inseguridad que ya hemos mencionado, se añaden los trastornos que los psiquiatras catalogan como “estrés postraumático”, es decir, la persona empieza a experimentar un gran temor, culpabilidad, frustración, enojo soledad, desesperanza, miedo intenso y una gran sensación de falta de ayuda y de horror. Este “estrés postraumático” se puede experimentar también cuando el maltrato físico es de grandes magnitudes.


Por último, habría que señalar que en el maltrato físico y en ocasiones en el abuso sexual, además de ocasionar grandes daños psicológicos en la persona, se provocan lesiones en el cuerpo como llagas, heridas, traumatismos, hematomas, cortaduras, quemaduras, o fracturas. Se puede llegar incluso a la invalidez o al asesinato de la víctima.

Lo Que Percibimos

Durante mucho tiempo, filósofos y científicos se han preguntado cómo percibimos la realidad y cómo adquirimos el conocimiento. 

En este artículo vamos a hablar de una de las posturas que da respuesta a estas preguntas, el constructivismo. La teoría constructivista nos aporta una visión interesante a la hora de hacer frente al estudio de la psicología.

Antes de hablar del constructivismo per se, tenemos que hacer un repaso de su historia para entender de dónde viene esta postura. Buscando la sencillez en la exposición, vamos a intentar plantearlo siguiendo dos vías diferentes: los antecedentes sobre la adquisición del conocimiento y los antecedentes sobre la percepción de la realidad.

¿Cómo adquirimos el conocimiento?
¿De dónde vienen nuestras ideas y representaciones mentales? Las teorías clásicas que explican esta pregunta se agrupan en dos corrientes: el empirismo y el innatismo
El empirismo parte de la premisa de que todo nuestro conocimiento viene dado por la experiencia. Hasta la idea más pequeña y simple vendría dada por nuestro ambiente, para luego ser captada por nuestro cerebro y aprenderla.

El supuesto de esta posición es que el conocimiento está por completo fuera del sujeto y este pasa a su mente: puede venir de otros o de la realidad misma, que el sujeto copiaría. El empirismo es una teoría muy acorde al sentido común y ha inspirado a corrientes psicológicas, como el conductismo.

El innatismo nace debido a que el empirismo parece insuficiente. Si bien podríamos aceptar que una buena parte del conocimiento lo hemos adquirido del exterior, no es menos cierto que nacemos con ciertas disposiciones, como la de relacionarnos utilizando un lenguaje sofisticado.

Así, el innatismo parte del postulado de que existen conocimientos o programaciones que no son adquiridas a través de la experiencia. Estos conocimientos -o programaciones- serían, por ejemplo, aquellos que son muy necesarios para organizar nuestra experiencia (categorías de espacio, tiempo, número…).

El problema que nos plantea el innatismo es que se queda corto a la hora de explicar cómo surgen esos conocimientos o por qué aparecen en distintos momentos, y sobre todo por qué existen las diferencias individuales. El constructivismo busca solventar este problema, junto con los problemas que también parecen presentar el empirismo.

El constructivismo parte del principio de que la adquisición del conocimiento es el resultado de una interacción continua entre la realidad y el sujeto. El individuo es como un científico intuitivo, recoge datos sobre su realidad y crea interpretaciones sobre su ambiente. Estas interpretaciones nos ayudarían a crear nuestro propio mundo y utilizarlo como base para las siguientes interpretaciones.

Esta ha sido también una de las grandes preguntas, y han surgido multitud de posibles soluciones ante ella. La respuesta más intuitiva y de las primeras que nos muestra la historia es el realismo. Desde esta postura se piensa que nosotros recibimos una copia exacta de la realidad, lo que vemos, oímos y tocamos es exactamente lo que percibimos; y todos los individuos lo perciben igual.

El realismo pronto cayó por su propio peso, muchos filósofos se dieron cuenta que los sentidos no percibían la realidad de forma perfecta. Descartes y Hume incluso llegaron al punto de decir que era posible que no hubiera realidad detrás de los sentidos. Aquí aparece otra de las posibles soluciones, los sentidos nos dan un reflejo impreciso de la realidad. Ya no observamos la realidad directamente, esta premisa dice que lo que vemos es una sombra de la realidad.


Aun así podemos observas algunas deficiencias en esta última explicación. Por ejemplo a pesar de que todos tenemos los mismos sentidos, no todos percibimos lo mismo en la misma situación. 
Parece ser que la sombra de la realidad cambia según el individuo que la mire. Aquí es donde el constructivismo nos dice que nuestra percepción no es solo un reflejo, es algo más complejo.

El Arte De Aprender


Se deja de aprender en el momento en que discute con la vida.

El acto de escuchar es el acto de aprender.

Uno tiene mucho que aprender de la vida porque la vida es un movimiento de relación, y la relación es acción. Debemos aprender y no acumular conocimientos de ese movimiento que llamamos vida para después, vivir en base a ese conocimiento, lo cual es conformidad. Conformarse implica adaptarse, encajar dentro de un molde, adaptarse a diferentes impresiones, exigencias y presiones de una sociedad particular. La vida significa estar vivo, comprender. Uno debe aprender de la vida, y uno deja de aprender en el momento en que discute con la vida, cuando afronta la vida con el pasado, con su propio condicionamiento como conocimiento.

Así, hay una diferencia entre acumular conocimiento y aprender. Uno debe tener conocimientos, de lo contrario no sabría dónde vive, no recordaría su nombre, etc. Por tanto, en cierto nivel el conocimiento es imprescindible, pero cuando ese conocimiento se utiliza para comprender la vida, que es un movimiento, que es algo vivo, que se mueve, que es dinámico, que cambia a cada momento, cuando uno no puede moverse con la vida, entonces vive en el pasado y trata de comprender esa cosa extraordinaria llamada vida. 

Para comprender la vida tiene que aprender cada minuto y nunca afrontarla como algo aprendido.


sábado, 27 de octubre de 2018

Cuando Nos Duele El Alma

Nuestras vivencias componen aquello en lo que nos hemos convertido. Todos nuestros recuerdos y nuestras experiencias llenan nuestra historia personal y forman nuestro recorrido. Somos la historia de nuestros recuerdos.

Así que cada cosa que hemos experimentado, forma parte de todo nuestro proceso de evolución sobre esta tierra. Porque somos lo que hemos vivido. Cada circunstancia nos ha hecho más fuertes o más débiles, más sensibles o más duros, más alegres o más tristes, más impulsivos o más conscientes, más desconfiados o más creyentes, más sabios… más humanos. 

Y a la final, somos un producto de nuestras decisiones.

Y así como nuestro camino ha dejado huellas, también nuestros sentimientos de cómo percibimos el mundo, van formando otras que quedarán impresas en el alma. Aquí es cuando la subconsciencia imprime de emociones nuestra psique y nos convertimos en seres “sintientes”.

Somos el puente de conexión entre lo que sucede alrededor de nosotros y lo que sucede internamente en nuestra Alma. Por lo tanto, siempre estamos conectados absorbiendo la sincronía de ambos universos: el físico y el emocional.

En el mundo físico estamos acostumbrados a acceder a la ayuda necesaria cuando algo no funciona en nuestro cuerpo. Cuando sentimos que algún dolor se manifiesta, buscamos la asistencia de un médico. Para cualquiera de nuestros quebrantos hay soluciones: cremas, ungüentos, terapias, pastillas, cirugías, etc.
 
En estos momentos cualquier salida nos vale para quitar el dolor físico que nos desconcentra y nos desenfoca de nuestras tareas.

Sin embargo existen otro tipo de dolores que nos cuesta mucho identificar y para los que no tenemos número de emergencia. Son el producto de ciertas huellas en ese camino que llamamos vida y que oprimen el pecho, produciendo un dolor enorme. 

Pero lo que sucede es que no prestamos atención a los procesos del alma, sólo cuando se desbordan causándonos un caos. 

Por lo general vivimos con nuestra atención en lo externo, en lo que nos rodea, en nuestro entorno; dándole poca importancia a todo aquello que pasa en nuestro mundo interno, porque no estamos conscientes de ellos.

Cuando físicamente algo va mal, entonces ahí tomamos conciencia y empezamos a ejercitarnos, a comer sano, dejar de beber, tratamos de eliminar el cigarrillo y de pronto, tomamos las riendas con nuevos hábitos para mantenernos sanos.

Pero cuando el alma llora, no sabemos cómo transformar y manejar el problema para sanarlo. Y no lo sabemos, porque nunca nadie nos ha enseñado que nuestro espíritu también forma parte de nuestro Ser aunque no podamos palparlo como un órgano más.

Al alma hay que respetarla, mimarla, escucharla y acariciarla. Él es el timón que nos guía a través de la intuición cada día de nuestra vida. Él nos dirige, nos habla y nos alerta. Nos guía por el camino que nos conviene andar para nuestro mejor beneficio. Para nuestra mejor evolución. 

Cuando damos por hecho y sin auto engaños, que existe una astilla que nos está punzando hondo, el camino por recorrer se hace con una perspectiva más clara. 

Cuando hacemos del dolor una realidad y lo palpamos, lo lloramos y lo vivimos a conciencia, es en ese instante cuando comenzamos a trascenderlo. Recuerda, el dolor nos hace humildes. Y nos permite mostrarnos vulnerables para sanar desde esa indefensión que atesora el cambio.


Por naturaleza, los seres humanos evadimos el dolor físico y hacemos caso omiso de que este existe. Tratamos de que no se vea, no se oiga, no se sienta y buscamos lo que sea por no experimentarlo.
 
Y es increíble, porque fisiológicamente, en el cerebro, el hipotálamo genera endorfinas para mitigar el dolor físico haciendo más soportable la sensación, hasta buscar otro tipo de analgésico. 

Pero el alma no genera endorfinas, la endorfina para el Alma, eres tú.

El Continuo Aprendizaje


Entendiendo el concepto trabajo como el ejercicio de una función que conlleva realización, porque te permite ofrecer algo de valor y utilidad a los demás (ya sea manual o intelectual), y también disfrute y crecimiento personal mientras lo realizas. Desde esa perspectiva, ¡espero que no nos falte nunca! La humanidad siempre necesitará seguir creando, inventando, mejorando, buscando, creciendo… Aportando precisamente a todo ello el factor de humanización, que cada vez vamos a necesitar y reclamar más.

Ahora, si trabajo es igual a sufrimiento y esfuerzo baldío (sin conexión emocional ni realización personal), espero que llegue un día en que nadie tenga que trabajar de esa manera, y que de esas funciones se encargue la máquina. El reto está en cómo ayudar -desde ya- a esa gran cantidad de personas que hoy día sufren trabajando (y diría que por desgracia aún es la mayoría) para que puedan pasar al otro estadio laboral –encontrando ahí hueco para todos, otro reto- y delegar  las tareas pesadas, repetitivas, aburridas, extremadamente complicadas, sistémicas, abusivas etc. a la IA [Inteligencia Artificial] y robótica.

 ¿Hacia dónde se encamina el mundo laboral? ¿Puede explicar 3 tendencias básicas y qué implican respecto a etapas anteriores?

Hay tres tendencias fuertes en el entorno laboral que están cambiando todo, como consecuencia de la revolución digital, como son la hiperconectividad (se destruyeron definitivamente las barreras geográficas), la tercera ola de trabajo virtual (que implica movilidad, políticas de flexibilidad máximas en las empresas, teletrabajo, nuevas formas de organización como la holocracia, etc.) y la demografía (el "poder" económico pasa de las sociedades envejecidas -como la europea- a los países demográficamente más jóvenes).


La parte más positiva del Futuro del Trabajo es que nos estamos moviendo hacia un modelo digitalizado, sí, pero sobre todo humanizado. Las empresas que podrán asegurarse un futuro serán aquellas que:

Implementen con agilidad las últimas tecnologías y tendencias laborales.
Cambien su modelo organizativo (su manera de trabajar) para convertirse en compañías ágiles, jerárquicas, transversales, etc.
Pongan a la Persona (customer, employee…) en el centro de su modelo de negocio.

La parte más fácil: ¿qué profesiones no tienen futuro?

Ya sabemos el famoso dato del estudio la Universidad de Oxford, según el cual el 47% de los trabajos actuales están en riesgo de desaparecer. Pero es que los que no desaparezcan del todo sufrirán una transformación seguro el 90% de los mismos, así que se podría decir que no hay ninguna profesión que vaya a mantenerse igual en el tiempo. Ya hay muchas evidencias de profesiones que serán sustituidas por los avances tecnológicos, como los conductores de vehículos (taxis, camiones…) y, por extensión, quienes viven de enseñar a conducir  (autoescuelas, examinadores…), profesores de idiomas, documentalistas, cajeros y personal de cara al público (banca, tienda, gasolineras, supermercados…), secretarios, personal de call centers, mano de obra industrial…

 La más difícil: ¿qué actividades tendrán salida laboral en los próximos años?

Fusión de carreras
Resolución de problemas
Reequipamiento.

 Un ejemplo de las profesiones que integran el primer grupo es la mezcla de trabajo en la salud humana y el medio ambiente, que ha dado lugar al campo de la enfermería de salud ambiental (tratamiento de los pacientes expuestos a toxinas).

El segundo grupo es solucionar nuevos problemas que antes no existían, como por ejemplo la aparición del Chief experience officer, encargado de supervisar una gran variedad de funciones, desde el marketing a las ventas, pasando por recursos humanos.

El tercer ejemplo son profesiones nuevas directamente nacidas de la tecnología, como el Energy harvester: responsable de canalizar la energía generada por el sistema de personas y tecnología.

¿Qué competencias (conocimientos, habilidades y actitudes) requerirán los nuevos empleos, si se puede generalizar?

Básicamente, ser un profesional, una persona, adaptada al siglo XXI. Pensar y actuar acorde a los tiempos que nos ha tocado vivir, ¡que son digitales! Esta es una época cambiante, líquida y emocionante, en la que todo es posible para quien se alíe con el conocimiento y las nuevas tecnologías. Una era hiperconectada -y, por lo tanto, también muy desconcertante, caótica y competitiva- que a la vez es rica, generosa, creativa y divertida. Por ello entre otras habilidades hay que desarrollar todo lo que rodea  lo co-: cooperar, cocrear, cowork, colaboración… Hay que saber llevar las relaciones profesionales, el networking, las colaboraciones, a otro nivel, más humanizado.

Y ser personas creativas, inquietas, en continuo aprendizaje.
 

viernes, 26 de octubre de 2018

El Poder De Las Palabras

El poder de la palabra es tremendo. Aunque muchas personas digan que una imagen puede valer más, y en ciertos casos es verdad, no hay que olvidar que cuanto sale de nuestra boca tiene un valor. Así, lo más pequeño e insignificante puede hacer un gran daño, dependiendo cuáles sean las circunstancias de la comunicación.

En numerosas ocasiones se oye el célebre dicho de que “una imagen vale más que mil palabras”. Sin embargo, una palabra puede contener en sí misma un poder enorme y, acompañado de más palabras, puede llegar a ser incluso demoledora.
“Como flores hermosas, con color, pero sin aroma, son las dulces palabras para el que no obra de acuerdo con ellas.”
-Buda-

Vamos a ver cómo se puede utilizar el poder de la palabra para que se ponga de nuestro lado, para hacer daño o simplemente conseguir algo de nuestro interlocutor, aunque sea hacerle feliz.

La fuerza de las palabras es tal, que no son necesarias demasiadas para causar una profunda alegría o una honda tristeza. Muchas veces basta una frase que valide una emoción que sentimos o un párrafo corto que ataque nuestro punto más débil.

¿Quién no tiene un amigo tóxico o manipulador que sabe cómo usar la palabra para sacar de nosotros cuanto quiere, aunque nosotros no lo deseemos? ¿A quién no le han dicho nunca palabras llenas de ira, resentimiento, dolor, rechazo o tristeza?

Nos guste o no, la palabra es la forma más usada por los humanos para el acto de la comunicación. 

Además, es un intercambio que deja huella. ¿Quién de nosotros no recuerda alguna de esas frases que le ha causado un gran dolor o le ha alegrado el día?

No obstante, no solo el poder de la palabra es grande cuando pretende herir. También sirve para describir sentimientos como el placer, la bondad, el amor o el agradecimiento. De hecho, hemos sido capaces de crear algunas de las palabras más bonitas del mundo para hablar de aquello que nos agrada: belleza, amistad, solidaridad o los encantos que nos rodean.

¿Qué sería del amor sin la palabra? ¿Hay algo más bello que decirle a la persona a la que quieres todo cuanto sientes por ella, y que sepa lo mucho que significa en tu vida?

Es evidente que el poder de la palabra es enorme para hablar con otras personas de todo cuanto es bueno y bello en nuestra vida, este es probablemente uno de los mejores usos que tiene.

“Las palabras son como monedas, que una vale por muchas como muchas no valen por una.”
Francisco de Quevedo

La palabra tiene un enorme poder. La palabra puede ser fuente de belleza, de poesía, de creación, de amor, de vida, de alimento para el alma, de positivismo… Pero, como todo en este mundo, hay un lado oscuro que la retuerce y la oprime, la grita y la estrangula.

Por desgracia, cada día parecen haber más voces que intentan que su mensaje quede por encima del resto, elevando el tono o la gravedad de las acciones con las que intentan respaldarlo. Atacando a los demás, pensando que la validez de su mensaje les confiere el resguardo moral necesario para sesgar las vidas de quienes se oponen o permanecen indiferentes al mismo.


La responsabilidad con la que ejerzamos y disfrutemos del poder de la palabra es nuestra. 

Utilizarla para crear construir, compartir, acariciar o abrazar en vez de para agredir, atacar o destruir, en el fondo, es nuestra decisión. Tanto practicarlo como censurarlo.

El Valor Del Esfuerzo


Nada regalan en la vida, la suerte no existe, solo el esfuerzo y el trabajo. Así es, o así debería ser siempre. Nuestra sociedad nos ha creado el falso sueño de que saliendo en los medios de comunicación, inventando un personaje o una estrategia, podemos ser ricos y famosos en un momento. 

Con todo eso, lamentablemente hemos perdido el valor del esfuerzo, ya no creemos en él.
Pensamos que ganarse la vida con esfuerzo día a día es una estupidez, y soñamos con una lotería basada en la mentira, en el engaño o en la falta de respeto hacia nosotros mismos o hacia los demás. Muchos quieren ese minuto de gloria que les haga conseguirlo todo en un momento, conseguir cosas materiales… 

Queremos todo a corto plazo porque lo saboreamos más rápido, pero bien es cierto que los grandes éxitos se van cultivando con el paso del tiempo.

“Nuestra recompensa se encuentra en el esfuerzo y no en el resultado. Un esfuerzo total, es una victoria completa”.
-Mahatma Gandhi-

Los grandes hombres y las grandes mujeres son aquellos que se esfuerzan sin descanso. Son los que pasan su vida encerrados en un laboratorio buscando un descubrimiento que ayude a la humanidad. 

Esos panaderos que se levantan antes que el sol para ofrecernos “el pan nuestro de cada día”. O esos médicos que deciden cruzar fronteras para ayudar a los demás.

Esos reporteros que arriesgan su vida para ofrecer testimonio de lo que ocurre al otro lado del mundo; los profesores que dedican su vida al estudio y ofrecen sus conocimientos a los demás; esas mamás que cada día hacen de enfermera, de psicóloga o de amiga con sus hijos. Todas esas personas que se levantan cada día dando gracias por tener un trabajo y ganarse el pan “con el sudor de su frente”. Esos son los grandes hombres y mujeres.

El valor del esfuerzo en la formación de una persona es esencial. Al enseñarlo, se transmiten además otros valores primordiales como la fortaleza, la paciencia, la tolerancia o la generosidad. Y se elimina la idea equivocada, de que todo llega sin hacer nada.



Servir A Los Demás


Víctor Frankl, afirma que: “la puerta de la felicidad se abre hacia fuera, cuando más se quiere abrir hacia adentro, más se cierra”.

Hoy en día, el servir a los demás,  no se entiende como la predisposición que se tiene de ayudar a nuestro prójimo sino se le da un significado más  de servilismo, por lo tanto no es un modo de actuación que se prodigue con asiduidad.

El servicio, actitud del espíritu para ayudar ante cualquier necesidad que puedan tener  los demás, nos facilita salir de nuestro estado de comodidad, de pasividad, donde nos encontramos, abriéndonos a un mundo rico en experiencias donde podemos sacar lo mejor de nosotros mismos y a su vez enriquecernos con los demás.

Es un estado interno que nos predispone a estar pendientes de las necesidades ajenas;  el cual nos lleva a aprender a ser humildes; sin esta virtud es difícil no creerse la ayuda que se da. Se desarrolla el amor hacia los demás, aprendemos a renunciar a nuestro tiempo, a nuestras necesidades, nos ayuda a comprender al prójimo por lo que nos resulta más fácil perdonar. El ponernos al servicio de los demás, nos engrandece como personas, nos hace mejores, dándole un pleno sentido a la vida. Siendo una de las primeras consecuencias de esta predisposición la alegría interna que sentimos.

Los tiempos actuales, nos hacen vivir con rapidez, estresados, pensando en todo lo que tenemos que hacer a lo largo del día, encerrándonos en nuestro pequeño mundo que no nos deja ver más allá de nuestras necesidades y deseos, sin poder ver lo que sucede a nuestro alrededor y sin voluntad de hacerlo. Viviendo hacia dentro nos hace más egoístas; cediendo el paso, en ocasiones, a estados de soledad, de tristeza, incluso de depresión.

Cuando se tiene orgullo, vanidad, egoísmo…es difícil ponerse en la piel del otro;  sentimos que nos estamos rebajando ante la posibilidad de ayuda que se nos pueda presentar. Cuando nos asaltan pensamientos de rechazo tales como: “¿cómo voy yo a prestarle mi servicio si es a mí a quien debería servir?”. Preguntarse: ¿qué saco yo de todo esto? ¿Qué me das a cambio? Muestra la inferioridad moral que tenemos, aún por superar, porque puede cerrar toda posibilidad de una buena y sana relación, que albergaría situaciones para ponernos al servicio desinteresado y a su vez, gratificante con los demás. Esta actitud nos encierra más en la materia dejando el espíritu sin opción de manifestarse, dando la posibilidad de ir endureciendo poco a poco el corazón.


Malgastar las ocasiones de servicio que te ofrece la vida, es perder oportunidades de crecer interiormente, de ir pasito a pasito, consiguiendo que vaya germinando el amor que tenemos todos en el fondo del corazón, desarrollando sentimientos sinceros y momentos de alegría que nos ayuda a transitar el camino que hacemos con el envoltorio carnal. Teresa de Calcuta decía: “El que no vive para servir, no sirve para vivir.”

jueves, 25 de octubre de 2018

Compromiso Con Los Sueños


En una ocasión escuché a alguien decir: “cuando dejas de soñar pierdes vida”. Y es verdad, porque los sueños son como una llama viva en nuestro interior que nos anima y nos mueve. Los sueños tienen la capacidad de generar en nosotros emociones positivas, como la ilusión, el entusiasmo, el propósito o el sentido; y esta es la razón por la que son una fuente de felicidad en nuestra vida.

La diferencia entre las metas y los sueños es que estos últimos tienen un mayor componente emocional y significado para nosotros. Puedo tener la meta de conseguir una determinada cualificación profesional o el sueño de hacer un determinado tipo de trabajo o llevar un determinado tipo de vida. Un estudiante de arte dramático tiene la meta de terminar sus estudios y el sueño de convertirse en actor y de vivir la vida que viven los actores. 

Un estudiante de ingeniería puede tener la meta de terminar sus estudios universitarios y el sueño de llegar a dirigir la empresa más importante de su sector o de ser el responsable de importantes proyectos.

Desde el punto de vista de felicidad y emociones positivas, las metas nos suelen dar felicidad cuando las conseguimos, sin embargo, los sueños nos dan felicidad a lo largo de todo el camino. Esta es la razón por la que los soñadores suelen ser gente feliz, y por la que tener sueños es una muy buena prescripción de cara a nuestra felicidad de vida.

Sin embargo, lo que en muchas ocasiones ocurre, es que a medida que vamos avanzando en nuestra vida y cumpliendo o abandonando los sueños que teníamos en la juventud, nos vamos quedando sin sueños, y con ello perdemos una fuente de felicidad y también una fuente de vida.

Los sueños no son más que algo que deseamos ver materializado en nuestra vida, o en la vida de los demás, o incluso en el mundo, y como tal los podemos tener a cualquier edad, de hecho, yo creo que los sueños de la edad adulta son mucho más potentes que los de la juventud, porque son sueños más maduros y con un mayor significado. La clave está en mirar nuestra vida y el mundo y ver cómo nos gustaría que fuera. La otra clave es convertir el sueño en acción, comenzar a caminar para materializarlo por medio de acciones, mayores o menores, pero acciones, porque un sueño sin acción no es un sueño, es una ensoñación.

¿Qué te gustaría ver materializado? ¿Una nueva casa, tocar la guitarra, un determinado puesto profesional, una cantidad de dinero que te permita sentir seguro o mandar a tus hijos a estudiar a las mejores universidades del mundo, una sociedad más solidaria, una atmósfera más limpia…? Vamos, ¿cuáles son tus sueños?


Permítete soñar y comprométete con tus sueños, conviértelos en metas y ponte en camino. Esto llenará tu vida de ilusión y entusiasmo. 

No permitas que las limitaciones que se ponen otros te limiten a ti.