sábado, 1 de junio de 2019

Obsecuencia


“Cuando los sumisos y obsecuentes más se someten al poder para buscar supuestos beneficios, más el poder los humilla y los desprecia. El poder desprecia la obsecuencia siempre y obtiene placer en humillar a los sumisos.” (Shakespeare, 1611)

Del término latino obsequens que significa condescendiente es de donde procede el actual concepto de obsecuente. Un adjetivo este que es utilizado, ante todo, para definir a toda aquella persona que se caracteriza por ser sumisa o complaciente con respecto a otra.

De este modo también se puede decir que dicha palabra es posible que sea usada para de manera despectiva definir, por ejemplo, a un trabajador muy concreto: “este empleado es obsecuente hasta límites insospechados con respecto a sus más directos superiores”.


Por el contrario, de otra forma, este concepto tiene su lado más positivo ya que en otras ocasiones se emplea para intentar expresar que una persona no sólo se caracteriza porque es disciplinada sino también muy cumplidora con respecto a las funciones y tareas que tiene a su cargo.

Audacia Psicológica

La audacia psicológica es una virtud humana que todos podemos entrenar y potenciar. Gracias a ella sortearemos las dificultades cotidianas con mayor templanza y coraje.

La audacia psicológica nos da coraje y fuerza de voluntad. Es ese impulso vital capaz de abrirnos camino, de ensanchar perspectivas y sortear dificultades. Hay además en esta virtud cierta pincelada de osadía. Porque este perfil ha aprendido a atreverse, a reclamar con respeto lo que merece, a esforzarse cada día más por aquello que se necesita y desea.

Hay un viejo proverbio que nos recuerda aquello de que el miedo y el coraje son hermanos. Es como si de algún modo, el ser humano estuviera obligado siempre a sortear las barreras de la angustia y la inseguridad para alcanzar las metas. Ahora bien, pero ¿de dónde podemos sacar esa chispa inspiradora capaz de encender nuestras valentías en los momentos más necesitados?

Las personas, por término medio, somos muy resistentes al cambio… de la misma manera que nos condiciona el miedo. Por tanto, es aquí donde entra en valor una capacidad que todos podemos entrenar y potenciar. Hablamos de la audacia psicológica. Se trata de ese valor personal que nos hace ganar en confianza, que moviliza recursos internos para alcanzar metas y afrontar adversidades.

Decía Søren Kierkegaard, padre del existencialismo, que el coraje requiere perder momentáneamente el equilibrio. Ahora bien, no atreverse implica tarde o temprano perderse a uno mismo. Aprendamos a despertar este valor, concedámonos el permiso de ser un poco más audaces entrenando estas dimensiones.

«El hombre valiente no es el que no siente miedo, sino el que vence ese miedo».
-Nelson Mandela-

La audacia psicológica, así como el coraje, no disponen de abundante literatura científica. Son unas áreas muy concretas que a menudo conforman esa disciplina a la que llamamos desarrollo personal. No obstante, vale la pena hacer referencia a un interesante estudio que realizó Martin Seligman y que publicó en el 2005 en el American Journal of Psychiatry

Este trabajo se titulaba «Fortalezas y virtudes del ser humano» . En él, se describían no solo esas características que definen a las personas capaces de hacer frente a la adversidad. También aquellas a que saben invertir recursos y desarrollar habilidades para trabajar en su propio bienestar, las mismas que además, manejan mejor el estrés y la ansiedad.

Así, entre todas esas fortalezas que se destaca en el estudio, reluce entre todas la audacia. Ahora bien, no se entiende solo como sinónimo de valentía. Es algo más, porque el término audaz resulta sin duda más rico y profundo desde un punto de vista psicológico. Porque la audacia genera estrategias derivadas de la claridad de pensamiento.

Incluye además, el deseo de actuar de manera correcta. Porque la persona audaz tiene un código ético, un objetivo y la voluntad de vencer al miedo. Veamos por tanto qué dimensiones nos permitirán despertar nuestra audacia psicológica.

Ante la incertidumbre, toma decisiones

Daniel Kahneman es uno de los psicólogos que más ha investigado el campo de las tomas de decisiones. Según él, un aspecto que siempre nos pone a prueba es la incertidumbre. Es ese espacio donde crecen los miedos y reina la inseguridad. El no saber qué va a pasar nos ocasiona angustia. y a menudo, hasta nos inmoviliza.

Un modo de afrontar estas situaciones es mediante la audacia psicológica: aprendiendo a tomar decisiones. A veces, explica el doctor Kahneman, solo con decidir qué vamos a comer hoy ya estamos asumiendo el control sobre algo.

Una decisión es siempre el primer paso, es movimiento y nos permite tener las riendas de la propia vida.

Quien no cuestiona su realidad termina aclimatándose, termina dejándose vencer y condicionar. La persona audaz, por su parte, evita este enfoque. Y lo hace porque ha aprendido a pensar diferente, a hacerse preguntas, a querer ir más allá, a formarse su propia opinión.

Algo así requiere tiempo y osadía, exige romper moldes y evitar ser complaciente. Nadie logra este avance personal en un día o dos. En realidad, es un ejercicio constante que al principio se hace en voz baja y sin hacer ruido. Solo observando lo que nos envuelve. Más tarde, se van venciendo los miedos y emerge por fin esa voz asertiva que aprende a reclamar, a cuestionar, a dejar claras las posiciones.

«La vida se encoge o se expande en proporción al valor de uno»
-Anais Nin-

La Diversidad De Todos

Parece casi una contradicción. Si somos diferentes, ¿cómo podemos ser iguales?
 ¿Tenemos que tratar a las personas de igual manera aunque seamos diferentes? ¿Cómo podemos crear un ambiente de trabajo equitativo cuando somos todos diferentes? Analicemos la cuestión un poco más en detalle.

Definir claramente a qué nos referimos con las palabras que utilizamos para explicar la complejidad del mundo en el que vivimos, es fundamental para poder entendernos. En definitiva, es a través de las palabras que intentamos explicar la realidad que nos rodea. A su vez, las palabras de nuestro idioma van moldeando nuestra percepción de la realidad. Es por esto que necesitamos definir claramente estos conceptos que son fundamentales para promover la Diversidad & Inclusión en una organización.

La diversidad nos incluye a todos
Por un lado, la diversidad se refiere a la variedad. La variedad de habilidades, perspectivas, aptitudes, experiencias y antecedentes culturales que existen entre personas y grupos. La diversidad es un hecho de la naturaleza, presente en otras esferas más allá de la humana. Reconocer y aceptar nuestras diferencias, y valorarlas como tal, es un primer paso hacia la inclusión. Lo opuesto a ser diferente no es ser iguales, sino ser idénticos, es decir, tener la misma identidad. ¿Se imaginan un mundo así?
 Reconociendo las desigualdades para generar equidad.

Por otro lado, como seres humanos todos tenemos una misma naturaleza, y como tal, deberíamos ser tratados en igual condición de justicia y equidad. Esto es básicamente la definición de igualdad, y su antónimo no es diferencia ni diversidad, sino desigualdad. La igualdad contiene el principio jurídico universal que establece que todas las personas son iguales, que no existen diferencias en el valor sin importar la raza, nacionalidad, género, preferencias sexuales, edad y otros. Y en realidad, es cierto: todos somos seres humanos y por lo tanto debemos gozar de los mismos derechos y oportunidades

Ahora bien, todos sabemos que este no es el caso y que existen desigualdades estructurales que establecen limitaciones y obstáculos en detrimento de ciertos grupos (y a favor de otros). Ya sea por prejuicios sociales arraigados en la historia y la cultura –como el racismo o la superioridad del hombre frente a la mujer–, por haber nacido en un país en vías de desarrollo, por tener algún tipo de discapacidad, etc.

Reconociendo las diferencias para generar inclusión
Ahora, teniendo más en claro los conceptos, es imposible promover la igualdad sin reconocer las diferencias existentes entre los seres humanos. Un ejemplo fácil de reconocer es cuando pensamos en personas con discapacidad. Todos deberíamos tener la misma oportunidad en una organización de movernos libremente por las instalaciones. Ahora bien, para que una persona con movilidad reducida pueda tener la misma oportunidad que otras personas sin esta discapacidad, es necesario preparar las instalaciones para que sea apto para sillas de ruedas, por ejemplo. Sin el conocimiento de las necesidades de movilidad de una persona con discapacidad física, será muy difícil generar un contexto de igualdad de oportunidades.


Otra manera de generar desigualdades es cuando atribuimos diferencias que en realidad no existen, sino que son producto de construcciones sociales. Esto es lo que ocurre en cuestiones de género por ejemplo. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), género se refiere al conjunto de comportamientos, actividades, funciones y atributos que la sociedad designa a los hombres y mujeres. Sin embargo, estas construcciones del “ser mujer” y “ser hombres” han sido producto de los hombres, y han definido roles que generan desigualdades estructurales y profundas, cuando en realidad, no existen limitaciones, ni físicas ni psicológicas, de ningún tipo entre ambos. 

El género, por su parte, es diferente al sexo, el cuál sí plantea diferencias visibles entre hombre y mujer (Ej: la posibilidad de gestar a un ser vivo*), y en este caso, es importante reconocerles para crear un ambiente de trabajo equitativo.


La Justificación

Una justificación es un argumento que apoya o sustenta una idea. En otras palabras, es una forma de explicar algo que sirve como complemento o aclaración de una afirmación previa.

Si hago una afirmación es muy probable que mi interlocutor me pida una aclaración, es decir, una justificación de la misma. Cuando respondemos a las preguntas por qué, cómo o para qué estamos dando nuestra justificación sobre algo, es decir, algún tipo de razones o motivos relacionados con aquello que decimos.

En algunas ocasiones decimos cosas que no resultan aceptables para los demás y como respuesta se nos exige una explicación que sirva como justificación.

Todas nuestras afirmaciones tienen un grado de justificación. Así, si digo que tengo fe en el poder de los astros es muy probable que alguien me pregunte qué justifica dicha idea. Hay ideas que tienen una justificación lógica incuestionable (por ejemplo, aquellas que se basan en los silogismos lógicos). Podríamos afirmar que la opinión y la fe tienen una justificación "débil" y el uso de la razón presenta una justificación "fuerte".

Nuestra necesidad de justificar ideas o comportamientos es evidente. No obstante, nos encontramos con planteamientos o conductas injustificables, que son aquellas que parecen irracionales.

Si tengo que hacer una reclamación por escrito en relación con un servicio deficiente me veré obligado a exponer unos hechos y acompañarlos de una serie de razones que avalen mi petición. Algo similar sucede en el lenguaje jurídico (por ejemplo, una sentencia debe presentar una justificación legal).

Si un socio de una entidad quiere presentar un proyecto para mejorar algún aspecto económico u organizativo deberá igualmente realizar una justificación del proyecto (básicamente por qué se hace y para qué sirve). En la esfera del razonamiento filosófico, todas las afirmaciones van acompañadas de algún tipo de justificación (por ejemplo, la justificación filosófica de la idea de estado).

En la investigación científica
En el marco teórico de la investigación un científico debe argumentar los beneficios que se van a obtener y el uso que se le va a dar. Justificar una investigación supone responder a la pregunta "para qué sirve" (en este sentido un proyecto científico y un proyecto empresarial comparten la misma finalidad).

Sin embargo, en el contexto de la metodología científica, los teóricos de la ciencia se refieren a un concepto más complejo, la teoría de la justificación. Este planteamiento es de tipo epistemológico, que en palabras sencillas viene a decir que hemos de saber cómo conocemos algo para tener garantías de que se trata de algo verdadero. En primer lugar, la epistemología, estudia las razones lógicamente válidas. Por otra parte, esta disciplina estudia los métodos que se utilizan en la actividad científica (el método inductivo, el deductivo o el hipotético-deductivo).


El análisis de la justificación científica estudia todo el proceso intelectual por el cual creamos ideas (la generación de una hipótesis, su verificación, su contrastación y su confirmación definitiva). Hay que pensar que la ciencia es el intento de un conocimiento válido e irrefutable y, en consecuencia, necesita de un concepto claro de justificación. De lo contrario, se estarían utilizando argumentos y pruebas inconsistentes, que son los propios de las pseudociencias.

Ser Quien Eres

Cuando el niño pequeño o el perro salen al escenario son ellos mismos, no pretenden ser ninguna otra cosa, y esto nos gusta y nos atrae, nos gusta tanto que hace que nuestra atención se vaya inmediatamente a ellos y se quede ahí enganchada, quizá porque nos conecta con nuestra necesidad interior de ser, de realmente ser en lugar de vivir “como si”. Cada uno de nosotros tenemos nuestra propia individualidad, nuestra propia esencia del ser, que busca expresarse y manifestarse en la vida exterior. Es como una castaña, en ella reside un castaño en potencia que busca manifestarse, que busca ser.

Sin embargo, en la vida humana es fácil que nos alejemos de nuestra esencia y busquemos ser alguien diferente de quien realmente somos, muchas veces en un intento de lograr el éxito o la atención de los demás, sin darnos cuenta de que la mejor garantía de éxito y de atención es la autenticidad.

Cuando somos quienes somos y no pretendemos ser otra cosa o “vender” otra cosa, gustamos más a los demás, nos convertimos en más atractivos, más creíbles y generamos confianza, y todo ello nos facilita el éxito en cualquier cosa que busquemos conseguir. Pero también ocurre que nos sentimos más a gusto en nuestra propia piel y más realizados porque la autoestima tiene sus raíces en el ser y la realización en la expresión del ser.

En la actualidad, la depresión se ha convertido en uno de los principales problemas de la sociedad, especialmente en el mundo desarrollado. Esto es algo que parece una incoherencia; resulta que nuestro bienestar material ha llegado a unas altas cotas pero nuestro bienestar existencial como sociedad parece no seguir ese ritmo e incluso ir en sentido contrario. 

Las razones son complejas, pero me atrevo a aventurar que una de ellas es la adopción de “modelos” de ser en detrimento de ser quienes realmente somos. En un mundo dominado por los medios de comunicación y el marketing, constantemente estamos siendo bombardeados con mensajes que nos dicen: “si quieres ser feliz y lograr el éxito has de ser (léase “comprar”) de esta o de aquella manera”.


Pero luego nos damos cuenta de que cuando somos quienes somos es cuando realmente nos sentimos felices y cuando de manera natural logramos el éxito. Es cuando dejamos de “ir de algo”, cuando nos permitimos expresar nuestras opiniones, cuando dejamos que nuestros sentimientos afloren y los reconocemos, cuando vivimos de acuerdo a nuestros valores y cuando perseguimos nuestros sueños, cuando realmente tenemos sensación de ser, de vivir, de estar plenamente vivos. 

Y no hay sensación que le resulte más satisfactoria al alma humana que ésta.

Cuando Las Circunstancias Viven Por Nosotros

Creatividad, disciplina y paranoia, pero también humildad, coherencia y, sobre todo, respeto por la gente son las características de los líderes superiores, según el admirado pensador de management Jim Collins.

La habilidad de gestión más interesante es la capacidad de reconocer un golpe de suerte, sea bueno o malo, y extraer beneficios de un hecho circunstancial.

Como otras veces, leyendo algo nos confrontamos con nosotros mismos. Yo destaco en especial este aspecto de estar de acuerdo contigo mismo, contigo misma. Este vivir en armonía dentro de ti. Este aspecto de querer vivir con serenidad interior.

Que la vida es dura y exigente lo sabemos. Pero que en medio del día a día, a veces vivido casi con ritmo vertiginoso, debemos seguir confirmando cómo queremos vivir y cómo queremos sentirnos cada día, también es muy cierto.

A veces tengo la sensación de que si nos descuidamos, no somos nosotros mismos quienes vivimos y decidimos cómo vivir sino que las CIRCUNSTANCIAS NOS VIVEN.

A veces pienso que incluso socialmente se acaba instalando un modo de ser hombre o mujer con valores de moda o perdidos… y YO ME RESISTO A RENUNCIAR A LO QUE ME HACE SENTIR MEJOR, MÁS LLENO.


No me cabe duda que muchas personas vivimos también en este dilema.

Superar Los Fracasos


Muchas personas se pasan la vida temiéndole al fracaso, dejando de tomar riesgos y nuevos caminos por miedo a caer y recibir un fuerte golpe, piensan que si eso pasa morirán en el abismo y todo lo habrán perdido… Mejor dicho, negativismo en su esencia más pura.

Estas personas son las que prefieren caminar seguro, vivir en la monotonía de lo conocido por todos y sumergirse en la rutina para sentir que siempre estará bien. Lo que termina la mayoría de las veces en infelicidad, sueños frustrados, potencial desperdiciado, etc.

Bueno, entrando en materia, lo que quiero decir es que muchas veces desvalorizamos la verdadera connotación que debería tener el fracaso en la vida.

Caer no tiene por qué ser tan malo después de todo… ¿Qué te hace pensar que no te levantarás más fuerte y con una lección aprendida?, ¿Qué te hace temer cuando en ti está el poder de haber vivido una experiencia más, y conocer un camino incorrecto para llegar al lugar que anhelas?

Los mejores cayeron, caen y seguirán cayendo… ¿Sabes por qué? Porque fue eso lo que les llevó y los lleva a mejorar y perfeccionar su técnica para ser llamados como Los Mejores. Indudablemente tú cometerás errores en tu camino, pero es eso lo que te permite ajustar los tornillos para que tu estructura sea más sólida 😉

No llores por eso, más bien aprende.

La diferencia entre exitosos y fracasados, es que los exitosos saben que aunque no son perfectos, pueden ser mejores cada día y entregan su vida al crecimiento personal y a la plenitud, mientras que los fracasados se lamentan de su mala suerte y tirar todo su valor a la basura.


Tú puedes ser grande, porque en ti está lo necesario para ello…. Descúbrelo Y Aprovéchalo.

Actitud Y Personalidad



Para muchos, la vida como tal, carece de sentido. El día a día adquiere su significado dependiendo del modo en que veamos las cosas, las valoremos y permitamos que impacten en nosotros. Podríamos decir entonces, que nosotros, con nuestra actitud, damos forma a todo lo que acontece a nuestro alrededor.

Seguro que en alguna ocasión te has encontrado con ese tipo de personas que van siempre a la defensiva, que buscan siempre los dobles sentidos y la cara más negativa de toda moneda. Las actitudes cerradas, poco receptivas e incluso inmaduras hacen que el mundo sea poco más que un túnel sin salida.

La realidad adquiere sentido a través de nuestros pensamientos, nuestros afectos y atribuciones. Lo que piensas creas, de ahí que sea esencial tu actitud hacia la propia vida y el modo en que permites que las cosas lleguen a ti


Actitud y personalidad están siempre relacionadas. No obstante, mientras la primera puede cambiarse y reestructurarse hacia un enfoque más abierto y positivo, nuestra personalidad tiene unas raíces muy largas y nadie puede ni va a cambiar de la noche a la mañana.

Todos vivimos momentos oscuros, y el día a día trae siempre esas nubes grises que no se escampan solo con soplar. En ocasiones, en lugar de luchar para ir en contra de algo no tenemos más remedio que aceptar y mantener una actitud positiva y constructiva.

La vida siempre tiene días grises y días negros. Por ello, basta con abrir el paraguas y esperar a que escampe. No hay prisas, cuando menos lo esperes la tormenta se habrá callado y el día será aún más luminoso.

Tu actitud y el modo en que asumes las cosas que te suceden

Y tú… ¿De qué manera afrontas las cosas que gusta traerte la vida de vez en cuando? En primer lugar, cabe señalar que las actitudes se edifican a través de nuestras creencias, pero también por nuestras emociones. De ahí, que en ocasiones, y dependiendo de nuestro estado de ánimo, reaccionemos de un modo u otro.

Recuerda siempre que puedes controlar tu actitud hacia las cosas. La diferencia entre un buen día y un mal día dependerá no de la ropa que lleves puesta, o de cómo te traten los demás. Está en tu actitud y en esa fuerza implícita que es capaz de afrontarlo todo.

Aplicar El Entusiasmo


El entusiasmo se necesita para desarrollar con éxito todas las labores de la vida diaria, si se pierde el entusiasmo, ocurre que todo se hace más aburrido, la energía disminuye, no se quieren hacer mayores esfuerzos.

Es un estado interno de alegría, gozo, optimismo y vitalidad que las personas experimentan en algún momento y debido a causas específicas. Por ejemplo es normal que las actividades que se disfrutan generen basten entusiasmo, incluidas el trabajo para quien ha elegido adecuadamente y la diversión.
¿Por qué algunas personas han perdido el entusiasmo por la vida?

Esto tiene múltiples razones, se cae en la frustración cuando se está haciendo algo que resulta desagradable, pero que tampoco se tiene el suficiente valor de cambiarlo; en los casos en que una persona esté en una depresión porque no ha superado un evento negativo; se obtiene un mal resultado; la mente se enfoca en lo negativo, etc.

¿Cómo recobrar el entusiasmo cuando se ha perdido?
Para ello se tiene que realizar una valoración del punto en que se encuentra la vida, es común que el estrés emocional provenga de tener una mala actitud y que lo cierto es que se posee todo para triunfar y alcanzar una vida plena.


Metafóricamente la gente necesita recibir “un par de cachetadas” para despertar a una actitud mental positiva. Con una nueva perspectiva se observa que existe tiempo, dones, conocimiento, experiencia y lo mejor de todo, un inagotable poder personal. 

Coherencia En El Hacer

Somos muy poco coherentes con nosotros mismos. ¡Sí, creerme! Algunas veces me encuentro con personas que dicen de él aquello de “es muy coherente con lo que piensa, y por eso actúa así”.

¡Cuidado! de la coherencia a la obstinación hay un paso. La coherencia está también en saltarse algunas reglas internas cuando ves que ya no valen en ese momento. En el bando contrario, también existe la gente que es coherente en cuanto a pensamiento pero no en la acción.

El discurso es bonito pero la acción brilla por su ausencia. Una cosa es saber y otra muy distinta es hacer. Y es que en la vida, lo ideal es llevar ese equilibrio del triángulo que incluye el pensar, el  ser y el hacer. Pensar, te viene de lo que sabes, el ser de lo que eres en esencia y ¡hacer?. ¡Ah, el hacer! El hacer es aquello que llevamos a cabo por que lo creemos y no nos va a parar nadie. Tú decides que tipo de triángulo quieres en tu vida: ¡Equilátero, isósceles o escaleno!. Comparto un artículo de Álex Rovira publicado en su web, que titula Saber y creer.

“A menudo nos ocurre que o bien no sabemos que podemos, o que sabiendo que podemos, no nos lo creemos. La dialéctica entre el saber y el creer es esencial. Porque saber y creer no es lo mismo. Por ejemplo: todo el mundo sabe que se tiene que morir algún día, pero casi nadie se lo cree. Y los que creen profundamente en la obvia verdad que la muerte existe y puede aparecer en el momento más inesperado para uno mismo o para quienes nos rodean, la vida cobra un significado radicalmente distinto, y el valor que damos al instante presente, al famoso “aquí y ahora”, es infinitamente mayor. 

Personalmente aprendí esta lección al tener que lidiar con la cardiopatía de mi hija menor, y de verla al límite de la muerte varias ocasiones en sus primeros días de vida, incluso al tenerla en mis brazos con su corazón sin latido. Entonces comprendí en lo más hondo de mi ser la diferencia entre saber y creer. Y sé que, por supuesto, esta memoria quedará conmigo para siempre.

La paradoja es que nuestra mente es muy tramposa ya que pensamos que eso que “sabemos” teóricamente nos pertenece a un nivel práctico, y no es así. Pensar en cómo nadar no implica en absoluto saber nadar. Saber qué es la amabilidad no implica en absoluto ser amable, por ejemplo. Esa es la gran paradoja, cuando pensamos que sabemos, porque ese saber es solo mental y no práctico.

El saber nos ayuda a gestionar la existencia, pero para transformarla es necesario algo más: creer. Con saber no es suficiente. La llave a la acción, al paso adelante, nace del creer. Por eso, el poeta latino Virgilio, escribió con tanto tino: “Pueden porque creen que pueden”, y no escribió “Pueden porque saben que pueden”. Es distinto. Muchos saben que pueden pero no hacen. Y otros que a lo mejor tienen menos capacidades hacen porque creen profundamente que pueden. Sí, hace más el que quiere que el que puede, sin duda.

Qué paradoja: el pensamiento nos lleva a la conclusión. Pero el problema es que normalmente llegamos a una conclusión cuando nos cansamos de pensar. Y los humanos nos cansamos de pensar, en general, demasiado a menudo. Y así nos van las cosas…

Por otro lado, Platón afirmaba que no hay persona por cobarde que sea que no puede convertirse en héroe por amor. En efecto, lo que nos moviliza, lo que nos lleva a ser más de lo que somos, es la emoción (cuya etimología proviene de la voz latina emovere, que quiere decir movimiento, impulso). 

Y la emoción y el creer van íntimamente unidos. Porque cuando creo, confío, y si confío, es porque siento una emoción positiva hacia el objeto o persona de confianza, porque creo en él. Luego creer es confiar y confiar nace de un vínculo emocional sano.

Luego, quizás lo óptimo sería poner la inteligencia al servicio del amor. El saber práctico al servicio del creer, y cuántas cosas cambiarían.

El problema aparece tanto en personas como en organizaciones, cuando el narcisismo les lleva a pensar que saben cuando en realidad ni saben hacer, ni creen que pueden hacer. Y ahora me viene a la cabeza un bello cuento, que dice así:

“El rey recibió como obsequio dos crías de halcón y las entregó al maestro de cetrería para que las entrenara. Pasados unos meses, el instructor comunicó al rey que uno de los halcones estaba perfectamente educado, pero que al otro no sabía lo que le sucedía: no se había movido de la rama desde el día de su llegada a palacio, a tal punto que había que llevarle alimento hasta allí. El rey mandó llamar a curanderos y sanadores de todo tipo, pero nadie pudo hacer volar al ave. Encargó entonces la misión a miembros de la Corte, pero nada sucedió. Por la ventana de sus habitaciones, el monarca podía ver que el ave continuaba inmóvil. Publicó por fin un edicto entre sus súbditos y, a la mañana siguiente vio al halcón volando en los jardines.

—‘Traedme al autor de ese milagro’ —dijo.
Enseguida le presentaron a un campesino.

—‘¿Tú hiciste volar al halcón? ¿Cómo lo hiciste? ¿Eres mago acaso?’
Entre feliz e intimidado, el hombrecito solo le explicó:

—‘No fue difícil Su Alteza, solo corté la rama en la que siempre se posaba. El pájaro se dio cuenta de que tenía alas y, simplemente, voló.”


Sí. Tenemos alas. El problema es que muchas veces no nos lo creemos, aunque es evidente que ahí están. Y a veces la vida “nos corta las ramas” para que nos demos cuenta precisamente de eso, de que tenemos alas que aún no hemos desplegado y, en definitiva, que podemos hacer más de lo que imaginábamos.”

Somos Lo Que Pensamos

Tras el éxito del libro Somos lo que comemos, te presentamos la versión psicológica: Somos lo que pensamos. Sin duda, es un título bastante sugerente y que nos invita a aprender más sobre esa relación entre la mente, los pensamientos, lo que nos sucede y la definición que tenemos de nosotros mismos.

En todo esto, nuestra mente, a través del material cognitivo con el que trabaja, tiene un gran poder. Nuestros pensamientos pueden cambiar la manera en que nos comportamos, las decisiones que tomamos y los sentimientos que experimentamos. Es decir que nos influyen mucho, más de lo que creemos.

“Nuestra vida es lo que nuestros pensamientos hacen de ella”
-Marco Aurelio-

La mente: ¿aliada o enemiga?

Todo depende. ¿De qué? ¡De lo que pensemos! Es frecuente decir “estoy cansado, no puedo aguantar más” e inmediatamente después tener ganas de echarnos a dormir tres días seguidos.

No olvides que el cuerpo y el cerebro trabajan para complacerte, y especialmente el primero tiende a hacerlo a corto plazo. Sin embargo, también pueden llegar a ser una especie de genio de la lámpara que obedece sin protestar los deseos de su amo.

A diferencia de lo que creemos, no es la mente la que nos dice lo que tenemos que hacer o cómo debemos sentirnos… ¡Sino todo lo contrario! Somos los responsables de cómo nos sentimos. No podemos echar la culpa al entorno, a los políticos, a la economía o a nuestro jefe… todo reside en nuestro interior.

Claro que siempre es mucho más fácil buscar el responsable en el otro o en algo ajeno. De esta manera no tenemos la posibilidad de aprender, cambiar y mejorar.

Todo está en la mente
Las maratones son una de las pruebas de resistencia que más demandan de nuestro físico, pero también de nuestra mente. Además de requerir una buena preparación física también demandan un entrenamiento mental
.
¿Por qué? Porque en el momento en que el cuerpo no puede más es el cerebro el que ayuda a seguir adelante… aunque después el dolor sea tan grande que no haya calmante que pueda atenuarlo.
Sin necesidad de convertirte en maratoniano para probar esta teoría, piensa en las veces en que estabas a punto de caer vencido por el sueño, el cansancio o la rutina y dijiste “puedo seguir”, “estoy bien” o “lo terminaré”. Es probable que en ese momento consiguieras un plus de energía para continuar y luego caer extenuado en la cama.

Tampoco se trata de ser la persona más positiva del mundo y andar por la vida buscando el medio vaso lleno de cada situación, sino de saber que hay pensamientos que nos ayudan y otros que nos perjudican.

Deja de prestar atención a lo irrelevante y céntrate en lo que realmente importa. Si las cosas rondan mucho por tu cabeza, tómate el tiempo para resolverlas y pasar a la siguiente tarea.

Si no puedes dormir porque tu mente es un torbellino de ideas, ten un cuaderno en la mesilla de noche y aprovecha ese aluvión de creatividad para solucionar algunos de tus problemas. No malgastes tu energía en “rumiar” las cosas malas. Mejor aprovecha tu tiempo y tus recursos para encontrar una solución a los problemas.

Recuerda que no todo tiene por qué ser racional… ¡permite un poco de improvisación en tu vida! Si bien hay cosas basadas en la lógica, existen otras (muchas) que están más ligadas a las emociones, sensaciones e intuiciones.


Aprende a vivir con incertidumbre, aunque sea en una mínima dosis. Toma decisiones que también requieran ciertos riesgos y considera los errores como parte de las reglas del juego. Evita las autopresiones y acepta que eres imperfecto… eso disminuirá tus niveles de temor y ansiedad y como consecuencia, tus equivocaciones.

jueves, 30 de mayo de 2019

El Bienestar Animal

Sintiencia, la capacidad que tienen los animales de sentir, sufrir y tener emociones.

El entendimiento del hecho que los animales pueden sentir, sufrir y tener emociones significa reconocer la responsabilidad por la forma en la que deberían ser tratados. La capacidad de sentir, sufrir y tener emociones de los animales es lo que se conoce como sintiencia.

La mayor parte de las investigaciones científicas sobre el hambre, la sed y el dolor demuestran que todos los vertebrados y algunos invertebrados son similares a los humanos en sus respuestas frente a la escasez de alimento o agua y ante estímulos poco placenteros. 

Poseen receptores nerviosos y funciones de procesamiento similares dentro del sistema nervioso central y muestran cambios psicológicos y de conducta similares en este tipo de situaciones.

Todas estas evidencias respaldan el hecho de que los animales son seres sintientes y que sus procesos mentales son comparables, al menos de algunas cosas, a los de los humanos. La sintiencia es un área de investigación activa y la evidencia de la misma en diferentes especies de vertebrados e invertebrados continúa creciendo.

La sintiencia implica que los animales:
Son conscientes de sus propios entornos.
Tienen una dimensión emocional.
Son conscientes de lo que les está sucediendo.
Tienen la habilidad de aprender de las experiencias
Son conscientes de las sensaciones del cuerpo: dolor, hambre, calor, frío, etc.
Son conscientes de las relaciones con otros animales
Tienen la habilidad de escoger entre diferentes animales, objetos y situaciones.

Existe en la actualidad un amplio reconocimiento de la sintiencia de los animales que refuerza la necesidad de proteger su bienestar. El neurocientífico canadiense Philip Low, de la Universidad de Stanford y del MIT (Instituto de Tecnología de Massachussetss) y otros 25 investigadores del mundo firmaron una manifiesto (Declaración de Cambridge) en 2012 afirmando que todos los mamíferos, aves y otras criaturas no vertebradas, incluyendo pulpos; tienen conciencia. 

El grupo de investigadores cree que las estructuras cerebrales que producen la conciencia en los seres humanos también existen en los animales. Este descubrimiento sin lugar a dudas ha impactado a la sociedad. La Unión Europea ha reconocido que los animales son seres sintientes desde la inclusión de un protocolo de bienestar animal en el Tratado de Amsterdam firmado en 1.997


En conclusión se puede decir que la sintiencia, esa capacidad de sentir, sufrir y tener emociones; incluye dolor, angustia, sufrimiento y placer, por ello es imperante considerar activamente el bienestar animal entendiendo las necesidades individuales de los animales, promoviendo el cuidado y reduciendo el maltrato. Adicionalmente es un deber reflexionar sobre ¿cómo nuestras acciones afectan a los animales? y ¿cómo podemos reducir el sufrimiento animal?, preguntas que cada vez se vuelven más importantes para millones de personas alrededor del mundo.

Sentir La Vida


Todos los días recibo, como mínimo, un e-mail de alguien que acaba de encontrar el blog y que me cuenta que no está contento con su situación actual, pero que no sabe qué quiere hacer con su vida. Luego me pide que le de algún consejo.

Siempre que leo estos correos me viene a la mente un fragmento de El manantial en el que Peter Keating (el malo) está dudando entre irse a estudiar con una beca a la Escuela de Bellas Artes de París o aceptar una oferta para trabajar en uno de los estudios de arquitectos más importantes de Nueva York. Como no quiere tomar la decisión equivocada, le pide consejo a Howard Roark (el bueno), que le responde lo siguiente:

«Si quieres mi consejo, Peter, ya te has equivocado. Preguntándome a mí. Preguntándole a cualquiera. Nunca le preguntes a la gente. No sobre tu trabajo. ¿No sabes lo que quieres? ¿Cómo puedes soportar no saberlo? ¿Cómo puedes soportar que otros decidan por ti?»

Yo no creo que preguntar a otros ni pedir consejo sea una equivocación, pero sí que estoy totalmente de acuerdo con Roark en que al final tú eres el que debe decidir qué es lo que quieres hacer con tu vida; nadie más puede hacerlo por ti.

Por eso, cuando respondo a una de estas personas, siempre les dejo claro de que yo no soy nadie para decirles qué es lo que deben o no deben hacer, y que lo único que puedo hacer es plantearles una serie de preguntas que les ayuden a tomar una decisión por ellos mismos.

Como me da la impresión de que muchos jóvenes hoy en día se sienten perdidos, bloqueados y sin saber qué hacer, en este post me gustaría compartir con ellos los pensamientos, creencias y ejercicios que me ayudaron a mí en su momento.

1. Relájate
Miras a tú alrededor y ves que todo el mundo tiene perfectamente claro qué es lo que quiere y hacia donde va. Todo el mundo… menos tú, claro. Así que llegas a la conclusión de que el problema deber ser tuyo, que has nacido defectuoso, y eso te hace sentir muuuuy mal.

Y te preguntas « ¿cómo saber lo que quiero y ser como el resto del mundo?». Ese mundo lleno de personas perfectas que tienen objetivos alineados con sus valores y su filosofía de vida.

Pues déjame contarte un par de secretos:
Has nacido completo y sin defectos. No te pasa ABSOLUTAMENTE NADA. Tener épocas de poca claridad es lo más normal del mundo.

El 99% de la población vive con el piloto automático encendido y no tienen ni idea de qué es lo que quieren. A ti te da la impresión de que lo tienen muy claro, porque sólo ves su lado bueno y los seres humanos siempre tendemos a pensar que la hierba crece más verde al otro lado de la valla, pero créeme: en el fondo la mayoría de la gente está más perdida que tú, que al menos te has parado a pensar sobre ello.


Así que sacúdete toda la presión, relájate y empieza a sentirte bien

miércoles, 29 de mayo de 2019

Capacidad Creativa


Desde la antigüedad hasta nuestros tiempos muchas personas siempre se han caracterizado por vivir de una manera muy común según su época. En la era de los cavernícolas por subsistir, en la edad media por ser devotos a una religión y en la actualidad por la maldita crisis existencial por la que pasan muchas personas.


Sólo aquellas que han sabido vivir y gozar su vida sin importar el porqué de su existencia serán las merecedores de grandes premios, aquellas que siempre han estado en contra de la corriente, en contra del común denominador tendrán la sensación de encontrar la respuesta al por qué están en esta tierra, parece ilógico pero así es, no hay mejor satisfacción que saber que hemos logrado las cosas como nadie más lo había hecho y somos únicos en lo que hacemos, eso es originalidad y su causa es la creatividad.

martes, 28 de mayo de 2019

El Buen Tino


Se denomina tino a la capacidad de lograr dar en un blanco o de conseguir un acierto. Por ejemplo: “La empresa volvió a demostrar su tino con su nueva marca de galletas, que se convirtió en un éxito de ventas”, “Tienes tres proyectiles y debes derribar tres latas: veremos si tienes tino…”, “Con esta medida económica, el tino del gobierno es evidente”.

La capacidad de raciocinio y el juicio de una persona también reciben el nombre de tino. En este caso, la noción se vincula a las facultades de un sujeto para actuar de manera razonable y equilibrada: “Creo que el gobernador no tuvo buen tino al mostrarse en una fiesta de la farándula mientras miles de personas sufrían las consecuencias de la inundación”, “El joven, con buen tino, decidió marcharse del lugar para evitar un enfrentamiento con los manifestantes”, “Necesitamos un gerente comercial con más tino”.

En los ejemplos anteriores se aprecian otras acepciones del término, como ser la cordura, la prudencia antes de actuar y la moderación. Si bien proceder con tino no siempre es sinónimo de haber pensado fríamente antes de hacerlo, sí comparte con el hábito de planear las cosas un mayor grado de probabilidades de éxito que la costumbre de no prepararse adecuadamente o bien tomar una decisión desacertada por no tener en cuenta ciertos signos de riesgo.

La definición del diccionario de la RAE también habla de una facilidad para encontrar a tientas lo que se busca, o sea examinando sin poder ver con claridad el entorno. Esto nos demuestra que el tino también contempla un alto nivel de intuición, algo que muchas veces anula la necesidad de un profundo conocimiento acerca de un tema para entenderlo o usarlo con acierto.

Veamos algunas expresiones en las que se encuentra el término tino: a buen tino (a ojo, a juicio de alguien); a tino (a tientas); sacar de tino a alguien (sacarlo de sus casillas, conseguir que pierda la paciencia, sacarlo de tiento); sin tino (de forma desmedida, sin tasa, sin pensar en las consecuencias). Esta palabra también puede ser definida como «la tina que se usa para el tinte», «el depósito al cual llega el agua hirviendo que procede de la caldera de un lavadero de lana» o «lagar para aceituna o uva».

lunes, 27 de mayo de 2019

La Satisfacción Personal



Que la gente feliz es más productiva es una de las creencias más extendidas a nivel internacional. Esta idea ha traspasado fronteras y no ha escapado de ser objeto de innumerables investigaciones en todo el mundo. Así, se ha encontrado que la felicidad no sólo fomenta la productividad sino que también nos facilita la adquisición de nuevas habilidades que nos permitan hacer frente a retos futuros.

El impacto psicológico de la felicidad es clave a la hora de desempeñar nuestro trabajo y nos ayuda a mitigar las situaciones negativas. Por estas razones, es imprescindible fomentar y trabajar en mantener una actitud positiva y de aprendizaje ante nuestro ambiente laboral. ¿Por qué debemos esforzarnos por ser felices en nuestro trabajo?

-Las emociones positivas se contagian de forma rápida que el resto de emociones. Prueba de esto es que en nuestro lenguaje coloquial solemos hacer uso de expresiones como “risa contagiosa”; sin embargo, es difícil encontrar expresiones similares en relación al llanto u otras emociones negativas. Tal y como señala Cacioppo, “las emociones viajan de persona a persona como si se tratase de un virus”. Parece que la base científica de esto se encuentra en las neuronas espejo, un grupo de células nerviosas capaces de activarse cuando vemos a alguien hacer algo. Esto es, tendemos a sincronizar nuestras expresiones faciales, movimientos y posturas de aquellas personas con las que nos relacionamos. ¿Te das cuenta de lo útil que resulta este hallazgo para mantener actitudes positivas?

-El humor incide de forma directa en la comunicación y cohesión de los trabajadores, en su satisfacción personal, su creatividad y su productividad. Como dijo Jim Rohn, “aprenda a ayudar a los demás en otra cosa que no sea solo trabajar; ayúdelos a vivir. " El sentido del humor y la risa son la base de la alegría la felicidad.

No obstante, el estar expuesto a un esfuerzo prolongado puede agotar nuestros recursos y acabar con nosotros sino tenemos la posibilidad de recuperarnos del trabajo. Así, no sólo la empresa debe facilitarnos este descanso sino que nosotros somos la piedra angular para que éste sea efectivo y rentable para nosotros mismos. ¿Cómo conseguirlo?

1. Esfuérzate por relacionarte de forma positiva. Es frecuente que la creación de conflictos mermen las relaciones laborales. Es importante que lidiemos con ellos de forma asertiva; la clave no está en evitar los problemas sino en resolverlos de la forma adecuada. No parece lo más aconsejable complicarse la vida laboral con la creación de un mal ambiente.

2. Desarrolla tu autocontrol y tu autonomía.

3. No desestimes el apoyo y consideración de los supervisores por miedo a las críticas.

4. No olvides que es importante tu tiempo de esparcimiento personal, ocio y recuperación. Procura que llevarte el trabajo a casa sea la excepción y no la regla. Esto no significa sólo que no te lleves el papeleo o las tareas pendientes a tu hogar sino que también debes dejar los problemas, preocupaciones y cuestiones por resolver en el lugar de donde provienen, es decir, en tu trabajo.

5. Reconoce tus logros positivos y recompénsate por ellos.

6. Mantén unos objetivos bien definidos para que el trabajo no te desborde.

7. Logra un equilibrio entre la vida laboral y la personal.

8. Mantener una actitud activa y dispuesta te ayudará a obtener un mayor ajuste en tu puesto de trabajo.

9. No abandones tu desarrollo personal y mantente actualizado y activo también en relación a tus tareas laborales.

10. Haz uso de tu sentido del humor.

11. Expresa emociones positivas. Olvídate de aprovechar los descansos del trabajo para expresar los problemas, el enfado o la inquietud que te produce una situación laboral determinada; utilizar las pausas para desconectar y hablar de cosas agradables conduce a una mayor satisfacción personal y una sensación de descanso adecuada.

sábado, 25 de mayo de 2019

La Era Del Individualismo

No cabe duda de que vivimos en la era de la diferencia. Buscamos y necesitamos sentirnos especiales, únicos y sobresalir respecto al resto de la población. Es la nueva forma de integración social: no hay nada más normal hoy día que el querer ser diferente. 

Este empeño por desmarcarse de la llamada ‘masa’ no es algo que haya ocurrido siempre en la historia de la humanidad, sino más bien se trata de un fenómeno de reciente aparición. Estamos asistiendo en último término a un proceso sociohistórico que aparece en el renacimiento y que se vuelve visible en la ciudad europea y americana del XIX, un proceso que en la actualidad ya se encuentra exagerado e incluso hipertrofiado. Hablamos de la aparición de lo íntimo y lo privado, del individualismo autosuficiente. De esa ideología que nos hace pensar que podemos ser independientes de la sociedad en la que vivimos, que podemos y que incluso nos hace desear ir a contracorriente.

Hablamos así de un tipo de persona nueva: “la persona individual” que está vinculada directamente al hecho de que por primera vez en la historia los individuos disfrutan de objetos propios, espacios propios y comportamientos realizados en soledad. Diríamos que este nacimiento de la persona individual provoca un ensimismamiento hacia uno mismo y un extrañamiento hacia lo ajeno, basando nuestra identidad más en lo que nos diferencia de los demás que en lo que nos une.

 La idea fundamental es que el mundo privado y el ‘Yo íntimo’ no son características inherentes a la condición humana, y cuando aparece no lo hace porque sí, sino que es resultado de cambios concretos y materiales en las conductas cotidianas de la gente en la ciudad moderna, y en el funcionamiento de esta. Así, vemos como a lo largo de los últimos años y siglos el comportamiento cotidiano ha ido individualizándose progresivamente hasta el día de hoy, llegando al punto donde surge la extrañeza o la evitación ante el contacto social y con ella algunos de los trastornos psicológicos más frecuentes hoy día (trastornos del estado de ánimo, ansiedad social ,etc…).

Una de las causas de este individualismo de relativa reciente creación es la manera en que la sociedad se organiza. A diferencia de otros periodos sociales, este se caracteriza por un tipo de sociedad donde las vidas de los individuos no están tan prefijadas como antes. En el pasado se podría predecir con cierta precisión cual iba a ser el curso de la vida de un individuo. Sin embargo en la actualidad poco o nada podemos decir acerca del futuro de una persona que nace en una ciudad media. 

La sociedad abierta de hoy día tiene como estructura económica e ideológica el capitalismo, un régimen donde la identidad del individuo no viene definida por su cuna (pese a la clara influencia que ello tiene en el desarrollo posterior) si no por su rol laboral.

La publicidad pretende convencer de que la identidad de la persona está en el propio producto. Ya no nos resulta extraño que incluso un desodorante nos sea vendido como el objeto milagroso bajo el cual podremos llegar a la cima del éxito sexual. Pensémoslo fríamente. Un bote de plástico lleno de gas y sustancias químicas. De hecho, la inmensa mayoría de productos de consumo tienen asociada una imagen de triunfo social, nos quieren hacer llegar el mensaje de que adquirir este o aquel coche nos hará acceder a determinado escalafón de la sociedad. Y a la vista del funcionamiento social actual, parece que lo consiguen. Que desayunando Cola-Cao llegaremos a ser deportistas, que bebiendo Coca-Cola seremos felices, que conduciendo un Renault seremos un ejecutivo con mucho dinero y un traje espectacular y que con unos Nike seremos los más populares del instituto.

Por supuesto, toda la imagen de triunfo social tiene que ver, o es acorde, con unos valores que retroalimentan continuamente este individualismo del que hablamos. Llegamos al punto donde el tener un mejor coche y un reloj más caro ya es un valor en sí mismo, es decir, ya son criterios por los que juzgamos la valía de una persona hoy en día.

Cumple tus sueños y desarróllate personalmente
Otra de las principales características del ser humano individualista de hoy en día es que cree que el objeto de la vida es el desarrollo personal, el cultivo de la personalidad o la autorrealización. 

El individuo actual busca potenciar todo lo que le diferencia de los demás hasta el punto de que las demás personas son vistas como instrumentos para ese “despliegue” de uno mismo. Cuesta, por ello, encontrar algunas relaciones sociales que no tengan un interés laboral, económico o de status detrás, si acaso se salvan nuestros familiares y amigos más cercanos. En la sociedad burguesa actual es fundamental alcanzar reconocimiento social y consideración, y sobre todo mostrarlo en los espacios creados para ello: las redes sociales.

Esto supone una ruptura con lo que antaño se conocía como “cumplir tus sueños”. Clásicamente los sueños eran proyectos u objetivos, resultado de una negociación con la realidad, el individuo sometido al mundo gracias a una buena comunicación, y especialmente sometido -y preocupado- por los otros. Se establecían propósitos realistas y comunitarios. En la actualidad “cumplir los sueños” no es más que dejar que una subjetividad desbocada y que no se ha recortado respecto al molde de la realidad se manifieste, se desborde a la espera de que el mundo se ajuste a él.


En ese sentido no somos más que caprichosos niños grandes protestando e intentando que la realidad sea tal y como queremos que sea, aunque sea violando derechos humanos y jugando con la integridad y bienestar de seres humanos si se tercia la ocasión. La preocupación por el otro ha dado paso en la era del individualismo al miedo por el otro. 

Nos preocupa nuestro propio bienestar, luchamos por nuestro futuro de forma individual y tendemos de forma casi automática a pensar que el otro tiene intereses y proyectos que irán en nuestra contra. Siendo la naturaleza de las personas como es -social-, cabe dudar de hasta qué punto el ser humano será capaz de soportar un clima de competitividad extrema entre sus iguales. De momento, las tasas de trastornos mentales nos están poniendo en alerta sobre unas consecuencias que ya empiezan a ser visibles.

Persistir O Abandonar


¿Consideras que dimitir o abandonar es un error? ¿Crees que tirar la toalla es para perdedores y fracasados?

Comúnmente se cree que abandonar o rendirse es algo negativo. Imaginamos a personas que no lograron un objetivo definido. Tal vez sacar un negocio adelante, terminar sus estudios universitarios, continuar en el gimnasio, mantener la dieta, o por haber renunciado  a su “buen” empleo.

Llegamos a creer que abandonar es malo, incluso si se trata de una actividad que no disfrutamos, o no encontramos gratificante.

Dejar algo, la mayoría de veces produce una sensación de actuar en contra de nuestro beneficio. Pero no siempre es así, a veces para ganar, hay que perder.

Muchas personas piensan que aquellos que abandonan son débiles o poco perseverantes porque no pudieron mantener la presión ni la constancia para lograr sus metas.

Tenemos la falsa creencia que si abandonamos, automáticamente nos convertimos en mediocres o en un perdedor sin remedio.  Se cree que lo hacen aquellos que no tienen las agallas, el temple, la fortaleza, ni la perseverancia para terminar aquello que se proponen.

Sin embargo debo decirte no siempre es así. De hecho abandonar o tirar la toalla, puedes ser más positivo de lo crees. Es algo que puede cambiar tu vida, tal como lo ha hecho con cientos de personas en todo el planeta.

Dejar algo puede ser el primer paso hacia un camino lleno éxitos. 

Abandonar no siempre es de mediocres
Cambia tu concepto, recuerda que lo que cree la mayoría, no necesariamente es verdad. Dimitir no es para “losers”, a veces es para futuros ganadores.

Abandonar es para analíticos, inconformistas, entusiastas y atrevidos. Es para personas que visualizan su futuro más allá de sus actuales circunstancias. Y para aquellos que no se dejan guiar fácilmente por lo que la gente a su alrededor les dice o hace.

En definitiva, vas a tener que trabajar y perseverar para lograr tus objetivos. Siempre debes esforzarte si quieres conseguir algo. Pero eso no es todo, también necesitas saber si tus tareas y proyectos realmente te están acercando a esos objetivos.

Debes tener la certeza de que las actividades que haces cada día están sintonía con tu valores, con tu visión de futuro y con la persona que quieres ser.

Si la mayor parte de tu tiempo y energía la estás concentrado en actividades que te acercan a tus objetivos, entonces probablemente deberías seguir así. Hacerlo no solo te ayudara a alcanzar tu éxito, además disfrutaras el proceso. Recuerda lo que dice Wayne Dyer:
La felicidad es el camino.


Si no te sientes feliz con lo que haces, entonces esa es una señal clara de que necesitas abandonar. Necesitas hacer una pausa para encarrilar tu vida por un mejor camino.

viernes, 24 de mayo de 2019

Vencer La Timidez


La palabra insistencia hace referencia a repetir, esto quiere decir que una actividad culminada se intente nuevamente, una y otra vez. Es decir, continuar en la misma y no parar hasta obtener el resultado deseado. Se trata de una actividad continuada, pero sin pausas. Hoy, en este artículo, quiero que hagas tuya la palabra «insistir». Quiero que la insistencia se vea reflejada en ti.

Te puedo asegurar que esta palabra es sinónimo de resultados. Los resultados en tu timidez de los que podrías disfrutar, si te tomases en serio tu principal meta, tu meta más importante, que es la de aprender a cómo vencer la timidez.

La insistencia es ya de por sí, una palabra importante. Ésta, nos ayuda a esforzarnos por lo que queremos sin desistir en el intento. Insistir es querer seguir intentándolo, dándolo todo. Así es cómo tienes que actuar en tu timidez, dándolo todo para obtener resultados. Tu resultado primordial de aprender a cómo vencer la timidez.

La persona tímida, en muchas ocasiones, se rinde. Se rinde sin ni siquiera intentarlo, porque el solo hecho de ver todo lo que tiene que intentar y en consecuencia, todo lo que tiene que conseguir, hace que se paralice, decidiendo de este modo no actuar, convirtiéndose así en una persona pasiva, sin capacidad de decisión ni de intentos.

Al no saber cómo vencer la timidez, prefiere mantenerse tal cual, es decir, viviendo frente a sus limitaciones, las cuales no le permiten actuar cómo le gustaría.

Por ello, hay que insistir. Insistir en algo y luego conseguirlo, te dará la fuerza necesaria para seguir luchando por cosas importantes. La satisfacción que produce ver los resultados obtenidos, después de aportar esfuerzo, dedicación, insistencia, no tiene precio
.

Si eres insistente en tu vida, te puedo asegurar que nada se te resistirá. Tampoco te digo, que utilices la insistencia de manera, que pueda resultar agobiante para ti o para otros. Todo en exceso, no es bueno. Pero si actúas de manera consciente y convencido de que con los resultados obtenidos saldrás beneficiado, adelante!, insiste en lo que desees con fuerza. Insiste en tu lucha de cómo vencer la timidez.

El Punto De Vista

Filosofía
El Punto De Vista
La opinión ("desde mi punto de vista…") que adopta un sujeto, sobre un hecho, objeto, persona o entidad determinada, a causa de la propia tendencia subjetiva del sujeto, de la que es indisociable. El punto de vista se usa también como sinónimo de perspectiva y, especialmente en el contexto artístico, de "mirada" o "enfoque".

En filosofía, un punto de vista describe una manera específica o declarada de consideración personal, la actitud con que uno enfoca un asunto o lo que piensa de algo, como en la frase "desde el punto de vista del médico...". Este uso figurativo de la expresión queda atestiguado desde 1760. En este sentido, es sinónimo de uno de los significados del término "perspectiva".


Desde la perspectiva de la filosofía y las ciencias sociales, existen modelos de puntos de vista, como el punto de vista "neutral" (o neutralidad), el punto de vista natural y el punto de vista múltiple. Por otra parte, en los ámbitos de la música, de las artes, del humor y de la creación (innovación, diseño, tecnología) en general, las persones tienden siempre a ofrecer miradas, opiniones o perspectivas nuevas acerca del mundo, ya sea real o ficticio. 

Los niños son buen ejemplo de personas que cambian su punto de vista con facilidad, ante las distintas situaciones que se les van presentando.