Una justificación es un argumento que apoya o sustenta una
idea. En otras palabras, es una forma de explicar algo que sirve como
complemento o aclaración de una afirmación previa.
Si hago una afirmación es muy probable que mi interlocutor
me pida una aclaración, es decir, una justificación de la misma. Cuando
respondemos a las preguntas por qué, cómo o para qué estamos dando nuestra
justificación sobre algo, es decir, algún tipo de razones o motivos relacionados
con aquello que decimos.
En algunas ocasiones decimos cosas que no resultan
aceptables para los demás y como respuesta se nos exige una explicación que
sirva como justificación.
Todas nuestras afirmaciones tienen un grado de
justificación. Así, si digo que tengo fe en el poder de los astros es muy
probable que alguien me pregunte qué justifica dicha idea. Hay ideas que tienen
una justificación lógica incuestionable (por ejemplo, aquellas que se basan en
los silogismos lógicos). Podríamos afirmar que la opinión y la fe tienen una
justificación "débil" y el uso de la razón presenta una justificación
"fuerte".
Nuestra necesidad de justificar ideas o comportamientos es
evidente. No obstante, nos encontramos con planteamientos o conductas
injustificables, que son aquellas que parecen irracionales.
Si tengo que hacer una reclamación por escrito en relación
con un servicio deficiente me veré obligado a exponer unos hechos y
acompañarlos de una serie de razones que avalen mi petición. Algo similar
sucede en el lenguaje jurídico (por ejemplo, una sentencia debe presentar una
justificación legal).
Si un socio de una entidad quiere presentar un proyecto para
mejorar algún aspecto económico u organizativo deberá igualmente realizar una
justificación del proyecto (básicamente por qué se hace y para qué sirve). En
la esfera del razonamiento filosófico,
todas las afirmaciones van acompañadas de algún tipo de justificación (por
ejemplo, la justificación filosófica de la idea de estado).
En la investigación científica
En el marco
teórico de
la investigación un
científico debe argumentar los beneficios que se van a obtener y el uso que se
le va a dar. Justificar una investigación supone responder a la pregunta
"para qué sirve" (en este sentido un proyecto científico y un
proyecto empresarial comparten la misma finalidad).
Sin embargo, en el contexto de la metodología científica,
los teóricos de la ciencia se refieren a un concepto más complejo, la teoría de
la justificación. Este planteamiento es de tipo epistemológico, que en palabras
sencillas viene a decir que hemos de saber cómo conocemos algo para tener
garantías de que se trata de algo verdadero. En primer lugar, la epistemología,
estudia las razones lógicamente válidas. Por otra parte, esta disciplina estudia
los métodos que se utilizan en la actividad científica (el método
inductivo, el deductivo o el hipotético-deductivo).
El análisis de la justificación científica estudia todo el
proceso intelectual por el cual creamos ideas (la generación de una hipótesis, su verificación, su
contrastación y su confirmación definitiva). Hay que pensar que
la ciencia es el intento de un conocimiento válido e irrefutable y, en
consecuencia, necesita de un concepto claro de justificación. De lo contrario,
se estarían utilizando argumentos y pruebas inconsistentes, que son los propios
de las pseudociencias.
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