Puede parecer extraño, pero en cierta forma nos
volvemos insensibles con respecto a nosotros mismos, pues generalmente, no
advertimos el rumbo que le estamos dando a nuestra vida: pensamos poco en
cambiar nuestros hábitos para bien; casi nunca hacemos propósitos de mejora
personal o profesional; trabajamos sin orden y desmedidamente; dedicamos mucho
tiempo a la diversión personal.
.En este sentido, la vida marcada por lo efímero y
el placer inmediato o dejarse llevar por lo más fácil y cómodo, es la muestra
más clara de insensibilidad hacia todo lo que afecta nuestra vida. Reaccionar
frente ante las críticas, la murmuración y el desprestigio de las personas, es
una forma de salir de ese estado de pasividad e indiferencia, para crear una
mejor calidad de vida y de convivencia entre los seres humanos.
Debemos emprender la tarea de conocer más las
personas que nos rodean: muchas veces nos limitamos a conocer el nombre de las
personas, incluso compañeros de trabajo o estudio, criticamos y enjuiciamos sin
conocer lo que ocurre a su alrededor: el motivo de sus preocupaciones y el bajo
rendimiento que en momentos tiene, si su familia pasa por una difícil etapa
económica o alguien tiene graves problemas de salud. Todo sería más fácil si
tuviéramos un interés verdadero por las personas y su bienestar.
En otro sentido, vivimos rodeados noticias y
comentarios acerca de los problemas sociales, corrupción, inseguridad, pobreza,
distribución de la riqueza de manera desigual etc… estas cuestiones
progresivamente las naturalizamos, dejamos que formen parte de nuestra vida sin
intentar cambiarlas, dejamos que sean otros quienes piensen, tomen decisiones y
actúen para solucionarlos. La sensibilidad nos hace ser más previsores y
participativos, pues no es correcto contemplar estos problemas creyendo que
somos inmunes y que no nos afectarán.
Por el contrario, la sensibilidad nos hace
despertar hacia la realidad, descubriendo todo aquello que afecta en mayor o
menor grado al desarrollo personal, familiar y social. Con sentido común y un
criterio bien formado, podemos hacer frente a todo tipo de inconvenientes, con
la seguridad de hacer el bien poniendo todas nuestras capacidades al servicio
de los demás.
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