El Síndrome Del Ombligo
Autor: Hugo W Arostegui
Sin que influya en absoluto, el grado de desarrollo intelectual, en el cual una persona se desenvuelva, ni tampoco, sus cualidades humanas, germinadas como consecuencia del cultivo que haya realizado, a través del tiempo, de ciertos valores que hacen "al Ser Cultivado" en el sentido estricto de la definición de cultura.
Todo parece indicar, que para algunos de nosotros, el simple hecho de la convivencia diaria con quienes conforman nuestro entorno, ya sea esta relación de persona a persona, en un trato directo, o, como nos sucede a muchos, que nos conectamos por medio de las redes sociales, conformando un entramado virtual donde convergen y se interrelacionan todos los estereotipos de comportamientos, situación que pareciera les retrotrae a etapas de nuestra vida aún no superadas, como si el cordón umbilical que nos mantuvo vivos en el vientre materno, continuase en nosotros, conformando un reducto inexpugnable donde buscamos el refugio que nos aísle e inmunice a la vez, de un mundo exterior plagado de incógnitas no develadas.
Se dice y con acierto, que muchas personas padecen de este síndrome, consideran que son el centro del universo, que todo gira a su alrededor, que son, o deberían ser, el motivo y la medida de todo comportamiento, se sienten como la esponja que absorbe y depura a la vez, la vara que mide y adjudica intensiones, su ego no sabe de renunciamientos ni tampoco admite que las cosas sucedan simplemente porque otros actores las han hecho acontecer.
Estos días pasados he visto en las redes sociales innúmeras muestras de este comportamiento, en frases tales como: "que pasa contigo que no me has llamado" "porqué me exiges tanto tu atención" "no sabes que estoy muy ocupado en mis asuntos" "eres un egoísta que solo piensas en ti" etc. etc.
Sin que influya en absoluto, el grado de desarrollo intelectual, en el cual una persona se desenvuelva, ni tampoco, sus cualidades humanas, germinadas como consecuencia del cultivo que haya realizado, a través del tiempo, de ciertos valores que hacen "al Ser Cultivado" en el sentido estricto de la definición de cultura.
Todo parece indicar, que para algunos de nosotros, el simple hecho de la convivencia diaria con quienes conforman nuestro entorno, ya sea esta relación de persona a persona, en un trato directo, o, como nos sucede a muchos, que nos conectamos por medio de las redes sociales, conformando un entramado virtual donde convergen y se interrelacionan todos los estereotipos de comportamientos, situación que pareciera les retrotrae a etapas de nuestra vida aún no superadas, como si el cordón umbilical que nos mantuvo vivos en el vientre materno, continuase en nosotros, conformando un reducto inexpugnable donde buscamos el refugio que nos aísle e inmunice a la vez, de un mundo exterior plagado de incógnitas no develadas.
Se dice y con acierto, que muchas personas padecen de este síndrome, consideran que son el centro del universo, que todo gira a su alrededor, que son, o deberían ser, el motivo y la medida de todo comportamiento, se sienten como la esponja que absorbe y depura a la vez, la vara que mide y adjudica intensiones, su ego no sabe de renunciamientos ni tampoco admite que las cosas sucedan simplemente porque otros actores las han hecho acontecer.
Estos días pasados he visto en las redes sociales innúmeras muestras de este comportamiento, en frases tales como: "que pasa contigo que no me has llamado" "porqué me exiges tanto tu atención" "no sabes que estoy muy ocupado en mis asuntos" "eres un egoísta que solo piensas en ti" etc. etc.
Aún en temas relacionados con el amor o las relaciones de
pareja asistimos a expresiones que delatan que nos hemos construido diversas
formas de clasificar lo que entendemos por amor.
Y lo mismo ocurre con el concepto de la amistad, nos catalogamos como amigos de tal y cual con el simple acto de apretar una tecla de nuestro ordenador y luego de tal protocolización nos integramos a los diversos grupos que se van conformando en las innúmeras redes sociales, las que han ido surgiendo, tal cual surgen los hongos latinos o las setas españolas ,en los claros de nuestros bosques luego de varios días de lluvias otoñales.
Y lo mismo ocurre con el concepto de la amistad, nos catalogamos como amigos de tal y cual con el simple acto de apretar una tecla de nuestro ordenador y luego de tal protocolización nos integramos a los diversos grupos que se van conformando en las innúmeras redes sociales, las que han ido surgiendo, tal cual surgen los hongos latinos o las setas españolas ,en los claros de nuestros bosques luego de varios días de lluvias otoñales.
Efectos de la globalización que hoy nos aglutina y confunde identidades.
Quizás haya sido esta misma lluvia, la que vino precedida de un fuerte ventarrón, la que ha sacudido, con tanto ímpetu, las ramas que sostienen la frondosa arboleda de mi vida, quien haya esparcido, unas sobre otras, el bagaje de vivencias que hoy describo, vivencias que recojo entre mis manos, mientras intento, en vano, sustraerme a la añoranza , la que me invade el alma , cuando percibo tu ausencia.
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