Lo cierto es que por más que tanto la moda como el
mercado, han “disimulado” bastante el tamaño de los zapatos y que en muchos
casos, algunas medidas se han estandarizado y ya no necesitamos conocer
al detalle las verdaderas dimensiones de nuestra horma en particular, no menos
cierto resulta, de que obviamente nuestros piececitos no son iguales y que cada
uno tiene sus propias particularidades, que algunos nos resultan grandes y
otros nos aprietan tanto que nos llegan a martirizar,( sino que lo digan los
cientos de jovencitas que al salir de los salones de baile realizan todo el
periplo de regreso a casa descalzas y con sus tacones en la mano).
Resumiendo: no sabemos la medida cierta de nuestro
calzado y mucho menos sabemos cuánto calzan las extremidades por más bonitas y
elegantes que las veamos de aquellos con los cuales nos relacionamos
periódicamente.
Ahora bien, se preguntarán a que viene todo esto,
¿qué tienen que ver nuestros zapatos con este tema en cuestión?
Lo que pasa es que algo similar ocurre con quienes
nos relacionamos en las “redes sociales” no sabemos mucho de su personalidad ni
de su carácter, entones ocurre lo que mencionamos al comienzo, muchos se
encuentran que en ese intercambio con “nuestros amigos virtuales” han
encontrado la verdadera horma de sus zapatos teniendo que admitir que aunque no
todos calcemos igual recibimos en sus respuestas una forma de decirnos “yo sé
cuál es la horma de tu zapato”
… ¿o no?...
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