sábado, 29 de junio de 2019

Reflexiones Al Abrigo


El intenso frío reinante en esta época del año es una invitación a la meditación y al recogimiento, a la búsqueda de un refugio en la cultura a través de la lectura de los diversos autores que nos han dejado su impronta siempre vigente para nuestro regocijo e instrucción.

Tengo la inclinación de recurrir a la consulta sobre asuntos relacionados con el pensamiento universal, especialmente su evolución a lo largo de las distintas etapas del devenir histórico.

Realmente, cuando me introduzco en los diversos temas que motivan mi inquietud pierdo la noción del tiempo transcurrido y suelo pasar muchas horas disfrutando de la lectura que es algo mucho más intenso que simplemente leer.

Como muchos seguramente ya lo saben, soy una persona que mantiene una actividad muy intensa, continúo desarrollando mi actividad profesional como analista de gestión con todo lo que esto implica sobre todo en lo relacionado con el uso de los medios electrónicos en el intercambio de información que realizamos diariamente con las diversas instituciones del Estado.

Pienso que podría utilizar esta circunstancia para alegar una indudable falta de tiempo para dedicarme a la lectura y menos aún tomar del escaso tiempo restante para incursionar en el terreno de la escritura, pero a fuer de ser sincero, la práctica de estas actividades en forma constante me renueva y da el ánimo suficiente para continuar disfrutando de hacerlo.

Esta tarde noche al salir a caminar en compañía de mi perro pastor, cosa que realizamos varias veces al día, por la mañana muy temprano, al mediodía, y como les estaba relatando, también por la tarde noche, lo que equivale a decir que lo hacemos en un horario muy cercano a las veinte horas, hoy, he vuelto a hacerlo a pesar del intenso frío circundante y he podido observar la presencia, sentados en los bancos de las plazas públicas, a muchas personas sin hogar, que esperan algún tipo de asistencia por parte de quienes afortunadamente se dedican a atenderles y tratar de mitigar de alguna forma la angustiante situación que atraviesan.

Cuando observo estas cosas que acontecen a nuestro alrededor me llena de gratitud el simple hecho de estar vivo y  el poder sentir a plenitud todas las oportunidades que la vida nos ofrece.


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