Para quienes cultivamos desde siempre el concepto
de humanismo “universal” es decir, el hombre como modelo de evolución y
desarrollo de sus facultades creativas, sentimos en lo profundo de nuestro ser
el dolor indescriptible, las pérdidas humanas irreparables tan abruptamente
truncadas por una guerra que arrasa con todas nuestras más nobles expectativas
de alcanzar en un futuro mediato la convivencia pacífica de nuestra especie,
compartiendo los principios fundamentales de Igualdad, Fraternidad y libertad.
Quizás, o tal vez, sin quizás, el hecho de sentir
en carne propia la insania de esta guerra fratricida nos permita comprender
mejor todo lo que ocurre a nuestro alrededor aunque estos hechos ocurran “a
nuestras espaldas” amparados por la desinformación y la notoria “falta de
interés” de los medios informativos de describir estos hechos con el rótulo de
“noticia” cuánto menos sabemos más nos refugiamos en la ignorancia, y sabido es
que aquello que no se divulga como noticia simplemente no existe.
Volvemos a lo del título de esta nota, a la
pregunta: ¿por quién doblan las campanas? Nuestra respuesta no puede ser otra
que esta: Las campanas doblan llamándonos la atención, doblan transmitiendo el
dolor de lo irreparable, por la vida humana tan valiosa, doblan por la
vida de un niño extinguida a orillas de una playa en Turquía, en definitiva,
doblan por ti, por mí y por toda nuestra especie.
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