La razón se despoja de sus esquemas y la locura
toma cuenta de la sin razón
Tan simple como tomar un lápiz y un papel, es
cuánto necesito para intentar plasmar dentro de un espacio sin límites un
bosquejo de ese mundo, que digo, todos esos mundos que conforman una
constelación que les abarca tanto a aquellos que han sido como aquellos
que aún persisten, incluyendo los que no han sido y los que nunca jamás lo
serán.
La mente se introduce e intenta desplegar una frase
que si bien existe aún no ha sido escrita como bosquejando una imagen sin forma
en una tela desplegada en la nada.
Nadie contesta a una línea sin destinatario como
nadie pregunta lo que nada se sabe, si tú no has estado en el presente mal
puedes responder sobre el futuro, menos aún me darás un saludo cuando el tiempo
no ha transcurrido entre los dos.
Sin existencia no hay encuentros y sin encuentros
no hay preguntas sin halagos ni reproches
En algún lugar orbitando lo desconocido puede que
nos encontremos ocupando mundos paralelos que tiendan a fusionar sus extremos
en una misma dirección entonces todo puede ser posible, como es posible
observar el arco iris cuando amaina la tormenta.
Pensar en encontrarte cuando ni siquiera he
intentado buscarte es como pretender alcanzar el cielo desde lo alto de las
cumbres donde anidan las águilas.
Hoy compartimos lo imposible lo que reside donde no
hay encuentros, lo que puede estar orbitando en distancias no recorridas donde
nuestros pies no han pisado, donde las huellas no han hollado un camino
desconocido donde nunca has estado.
Existe un dicho que expresa: “Todo puede ocurrir en
una dimensión desconocida” cuando hablamos del pensamiento humano y de su
inconmensurable capacidad de crear nuevos mundos sería un grave error
enfocarnos en una simple dimensión de su capacidad creativa.
Lo abstracto, lo irreal, lo subjetivo, son aristas
de una constelación sideral donde se desplazan como en una autopista galáctica,
todas las emociones, todos los encuentros y desencuentros, las vidas que
fueron, las que nunca llegarán a ser y aquellas que convergen y se
plasman como pinceladas que salpican y dan forma a todo lo inimaginable que
sólo un ser único, indiviso y absolutamente imprevisible puede crear desde algo
tan simple como un lápiz y una hoja de papel.
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