Los adelantos tecnológicos que
prácticamente han revolucionado el área de las comunicaciones, nos han
introducido abruptamente casi en una forma imperceptible en la necesidad de
tener que compartir espacios que nos han prácticamente despojado de aquellas
zonas en las cuales podíamos sentirnos seguros en la protección de nuestra cada
vez más expuesta intimidad.
Los nuevos tiempos nos remiten a la
época en la cual -según nos han contado- Adán y Eva se paseaban
inocentemente completamente desnudos en los jardines del entonces llamado,
Paraíso Terrenal.
En las redes sociales nos estamos
acostumbrando al “nudismo virtual” la capacidad de asombro se ha visto superada
por todo lo que se muestra en nuestros muros y la total impunidad que campea a
lo largo y a lo ancho de nuestros sitios.
Tal cúmulo y tránsito de información
puede conspirar contra algunos valores esenciales que hacen a la convivencia
social tales como la confianza, la sinceridad o la propia honestidad en
nuestros procedimientos, podemos determinar que la honestidad es un valor
humano que tiene como significado esencial que una persona no sólo se respete a
sí misma sino que además sienta lo mismo con respecto a sus semejantes.
Todo ello da lugar a que se establezca
que poseer dicha honestidad es algo imprescindible en la naturaleza del ser
humano pues se convierte en pieza clave en todo tipo de relaciones.
Así, es eje en la amistad, en el seno
de la familia, en la relación amorosa y de igual manera en cualquier tipo de
relación social.
No hay comentarios:
Publicar un comentario