Esta mañana recibí el siguiente Mensaje “Estoy de vacaciones pero me han llamado para trabajar esta tarde...”
mirado así, a simple vista, no parece poseer un contenido, lo suficientemente
trascendente, como para que tal mensaje mereciese una especial atención para
quién lo reciba.
Sin embargo, tal noticia merece
ser tenida muy en cuenta sobre todo considerando la actividad que desarrolla la
emisora de esta comunicación, mi amiga –persona a la que quiero
muchísimo- se desempeña como enfermera en uno de los hospitales más calificados
de una gran ciudad y su respuesta a la convocatoria recibida bien puede
considerarse una verdadera expresión de júbilo.
Para quienes hemos desarrollado
tareas en las mal llamadas “Instituciones de Salud” como lo pueden ser, como en
este caso, los hospitales, sabemos que en estos centros de atención lo que
menos encontramos es precisamente, salud, digamos que en los hospitales por
mejor equipados que estén y cuánto mayor sea la tecnología que exhiban, lo que
la realidad nos muestra, es que en ellos lamentablemente lo que vamos a
encontrar es “ausencia de salud”
De manera que cuando alguien
recibe una convocatoria como la que mencionamos lo que ocurre es que quién es
convocado integra un grupo humano de características excepcionales, el llamado
a servir es una oportunidad de representar con su indumentaria blanca a ojos
vista de los pacientes internados la oportunidad de ser asistidos por
verdaderos “ángeles de la guarda” quienes acuden muchas veces como respuesta a
los anhelos de aquellos que sufren en silencio en la salas de internación.
El “valor agregado” de este
personal puede apreciarse en la calidad de la atención que recibe “su paciente”
trasuntado en gestos de amor, esperanza, calidez humana y generosidad sin
importar si a quiénes, eventualmente, tiene a su cuidado son niños,
adolescentes, adultos o ancianos.
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