Cuando el dolor nos duele con la misma intensidad que le pueda doler al
otro, nos referimos a aquel al que las circunstancias,
o la propia vulnerabilidad de la vida que transcurre sin tomarse una pausa, le
muestra “en carne propia” toda la intensidad de “su sentir” cuando quisiéramos
que todo lo que le duele no le doliera tanto, decimos entonces que podemos
comprender todo lo que significa la compasión.
“Es un término que se presta a confusión. Cuando hablamos de lástima,
nos referimos al lamento o quejido ante algo que no sucede como se esperaba,
mientras que compasión es un sentimiento humano que se manifiesta a partir y
comprendiendo el sufrimiento de otro ser.
Es posible que cuando se experimenta lástima se reconoce la pena y el
sufrimiento de otra persona pero sin involucrarse en él, sin sentirlo como
suyo. En cambio cuando se experimenta la compasión, el sufrimiento del otro se
siente como suyo, va acompañado de empatía y se siente el sufrimiento como si
lo estuviera viviendo en carne propia.
Compasión viene del latín cumpassio que literalmente significa “sufrir
juntos” o “acompañar”. La compasión implica percibir y comprender el
sufrimiento del otro, acompañado del deseo de reducir o eliminar tal
sufrimiento. Ante esto, queda aclarado que la compasión no implica menosprecio
hacia quien sufre.
La compasión, desde el punto de vista conductual, tiene varias facetas
que incluye un componente emocional que se genera cuando percibimos el
sufrimiento del otro y generamos un impulso hacia la atenuación de ese
sufrimiento.
De aquí se genera la decisión de realizar acciones destinadas a paliar
ese sufrimiento.
Desde la visión cognitiva lo primero que ocurre es la atención y
evaluación del sufrimiento ajeno y la evaluación de nuestras capacidades para
intervenir eficazmente en la atenuación o eliminación de ese sufrimiento.
La lástima es un sentimiento egoísta porque lleva implícito el “menos
mal eso no me está sucediendo a mí” mientras que la compasión nos permite por
un momento dejar de pensar en nosotros para pensar en aquel que vive un dolor,
un temor o una desesperanza. Es una manera de acercarse al otro.
Es a través de la compasión que una persona puede mostrar bondad,
solidaridad y nobleza ante la necesidad de acompañar a otro.”
Pensamos que nos puede ser de gran utilidad el hecho de comprender
el origen de los sentimientos que nos embargan cuando nos referimos a la
“levedad del ser y de la vida que compartimos” toda acción que nos impulse a
“dar de nosotros mismos” aquello que no nos sobra, lo que nos resulta vital y
necesario preservar, entonces sí, sabremos de compasión y de amor, que se
manifiesta en nuestro interior profundo y se aplica en quienes brindamos
nuestro desinteresado servicio.