sábado, 3 de agosto de 2019

Rivalidades



 Hemos sido reiterativos en mencionar de que por más que intentemos apoderarnos de él, el incesante tiempo no nos pertenece y que cuánto más le necesitemos mayor será nuestra dependencia y menor la posibilidad  que permanezca a nuestro alcance.

Para intentar compensar al argumento de la falta de tiempo la criatura humana ha inventado a la ansiedad y desde que nos levantamos hasta, muchas veces, demasiadas diría, altas horas de la noche, intentamos vanamente apoderarnos de un tiempo que cada vez se nos parece más a “un tirano cruel y despiadado”  que se nos escurre entre los dedos de nuestras manos como si fuese arena de la playa a la que pretendemos retener cerrando nuestros puños.

“Señalan que la ansiedad debe considerarse patológica “cuando "La ansiedad, la preocupación o los síntomas físicos provocan malestar clínicamente significativo o deterioro social, laboral o de otras áreas importantes de la actividad." Es útil distinguir entre la ansiedad "estado", que es episódica y transitoria, y la ansiedad "rasgo", que es persistente y puede reflejar una personalidad "propensa a la ansiedad".
Si una persona reacciona en alguna ocasión con altos niveles de ansiedad ante una situación, ante la que otras no experimentan tanta ansiedad, se puede considerar simplemente una reacción de alta intensidad, o aguda en un nivel no demasiado alto, que es puntual y no extrema. Esto no suele suponer ningún trastorno.
El problema surge cuando esta forma de reacción aguda es excesivamente intensa, como en los ataques de pánico o en las crisis de ansiedad (en los que la persona no puede controlar su ansiedad y alcanza niveles extremos), o bien cuando dicha reacción aguda se establece como un hábito, es decir, si una reacción de ansiedad de alta intensidad se convierte en crónica, o se vuelve muy frecuente.”

La vida y el tiempo no son rivales entre sí, todo lo contrario, entiendo que se complementan para ayudarnos a disfrutar de esta etapa en la cual “el milagro de la creación” nos permite, “a nosotros y al tiempo”  ser circunstancialmente, contemporáneos.


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