¿"Soy yo acaso guarda de mi Hermano"? Génesis 4:9.
Esta postura ha sido desde siempre una alternativa
válida para quienes carecen de escrúpulos y encuentran una tangente para
imponer sus condiciones, la mentira como recurso es propia de los que intentan
por medio del engaño imponer sus condiciones creando una maraña de “falsas
expectativas” que generalmente y en honor a la justicia se convierte en un
pantanal cenagoso de donde difícilmente puedan emerger.
“Mentir
está en contra de los cánones morales de muchas personas y está específicamente
prohibido como pecado en muchas religiones. La tradición ética y
los filósofos están divididos sobre si se puede permitir a veces una
mentira (pero generalmente se posicionan en contra): Platón decía que
sí, mientras que Aristóteles, san Agustín y Kant decían
que nunca se puede permitir.
En función
de las circunstancias, se entiende que mentir para proteger a personas de un
opresor inmoral suele ser permisible. Es el caso, por ejemplo, de las víctimas
de una guerra.
Mentir de
una forma que intensifica un conflicto, en vez de atenuarlo, generalmente se
considera el peor pecado.
Un
mentiroso es una persona que tiene cierta tendencia a decir mentiras. La
tolerancia de la gente con los mentirosos habitualmente es muy pequeña, y a
menudo sólo se necesita que se sorprenda a alguien en una mentira para que se
le asigne la etiqueta de mentiroso y se le pierda para siempre la confianza.
Esto, por supuesto, es moderado por la importancia del hecho al que se refiera
la mentira.
Una mentira
graciosa, más comúnmente como bromear, engaño con propósito humorístico,
cuando la falsedad se entiende, no se considera inmoral y es una práctica
utilizada ampliamente por comediantes y humoristas.
El filósofo Leo
Strauss acentuó la necesidad de mentir para ocultar una posición
estratégica, o para ayudar a la diplomacia. Así lo hicieron también los
representantes de la filosofía política, desde Maquiavelo hasta la
"mentira noble" de Platón.
Que las
mentiras desaparezcan completamente del ámbito de la política, de la justicia,
de la diplomacia, del periodismo y de otros muchos ámbitos de la
vida social es algo virtualmente imposible, tal y como no pueden ser excluidas
de las guerras que éstas mismas actividades, supuestamente, deberían prevenir.”
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