Cuando era niño cerca de nuestra casa solía haber zorrinos,
creo que en algunos lugares les llaman mofetas, que como todos saben su
presencia es precedida por un aroma muy particular el cual es imposible de
disimular y me consta que para muchas narices el simple hecho de olfatear a la
distancia su presencia es una causa más que valedera para poner de por medio la
mayor distancia posible.
Recuerdo la vez en que mi padre, notando mi alarma
y predisposición por la presencia de tales animalitos me dijo lo
siguiente: “cuando sientas la presencia de los zorrinos lo que tienes que
hacer es aspirar profundamente y llenar de aire tus pulmones, en una primera
instancia te sentirás muy mal al hacerlo pero paulatinamente el mal olor
desaparecerá y verás que todo se tornará más agradable y la presencia de
ellos te será soportable”
Me imagino que se preguntarán a dónde pretendo
llegar con este relato pues bien lo que ha ocurrido es que tuve una charla con
un empresario y lo que estaba previsto que sería una consulta relacionada con
la situación de su empresa a los pocos minutos derivó en una clara demostración
del daño que puede causar en una persona el hecho de dejarse dominar por la
desconfianza la cual le corroe de tal forma que se manifiesta en la forma con
la cual no solamente trata a sus dependientes sino que abarca además a los
propios integrantes de su familia.
Es por esta circunstancia que mientras escuchaba el
relato de este hombre no pude evitar que mi mente recordara esa experiencia con
los zorrinos y lo del tufillo que tienen, la verdad es que encuentro cierta
similitud entre el zorrino y el desconfiado o desconfiada, pues aunque se
impregnen con el mejor perfume importado la persona desconfiada no puede evitar
la emanación de cierto tufillo que le delata.
“Entonces, cuando una persona tiene una tendencia a
la desconfianza, le resultará difícil mantener relaciones sociales y asimismo
construir nuevas, básicamente, porque se desconfía de todo y todos.
La desconfianza nos hará ver lo que probablemente no exista y obviamente nos retraerá socialmente y esto tendrá como principal consecuencia el aislamiento social.
Es sin dudas la gran enemiga a la hora de la concreción y del mantenimiento de relaciones de amistad y de pareja.
Sin la existencia de la confianza en el otro, especialmente cuando no existe algo que nos remita duda, será muy complejo ser felices con nuestros amigos, nuestra pareja, nuestros familiares.
Es recomendable que estemos alertas en un nivel normal y no pasarnos al otro lado de la absoluta y total confianza de todos, siempre es mejor el término medio en todas las actitudes de la vida.”
La desconfianza nos hará ver lo que probablemente no exista y obviamente nos retraerá socialmente y esto tendrá como principal consecuencia el aislamiento social.
Es sin dudas la gran enemiga a la hora de la concreción y del mantenimiento de relaciones de amistad y de pareja.
Sin la existencia de la confianza en el otro, especialmente cuando no existe algo que nos remita duda, será muy complejo ser felices con nuestros amigos, nuestra pareja, nuestros familiares.
Es recomendable que estemos alertas en un nivel normal y no pasarnos al otro lado de la absoluta y total confianza de todos, siempre es mejor el término medio en todas las actitudes de la vida.”
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