jueves, 9 de enero de 2020

El Valor Persona


Es un tema en el que nos vemos envueltos constantemente, no nos damos cuenta respecto a su presencia pero está ahí en todo momento. Estoy hablando del valor que te define como persona, aquello que te compara con todo los otros seres que hay a tu alrededor.

O quizá… ¿estamos partiendo desde un enfoque equivocado?
Desde luego que sí.

Antes que nada me gustaría resaltar que el valor que poseen tanto las cosas como las personas es simplemente una ILUSIÓN. Te pediría que lo leyeses las veces que fuese necesario hasta que quedase grabado en tu mente, puesto que la valoración es simplemente una etiqueta que otorgamos pero eso no define en absoluto.

He querido resaltar este concepto porque he visto infinitas veces caer en la trampa a un incontable número de personas, incluyéndome a mí mismo. Tenemos una naturaleza innata de definir nuestra valoración dependiendo de las distintas opiniones y aprobaciones que recibimos del exterior. Cuantos más votos positivos acumulemos más valiosos somos, cuanto menos feedback positivo poseamos, menos valor tenemos.

Si funcionamos desde este encuadre, nos posicionamos desde un lugar de escaso poder sobre nosotros mismos, puesto que éste va a estar en manos de los demás que podrán determinar a su antojo lo valioso que eres. Estarás dependiendo de la validación externa.

Otro enfoque que surge en la batalla que se genera al estar en un mercado dónde el ser más preciado es el que gana, sería el de la soberbia. La persona que funciona desde esa realidad vive en un absoluto miedo e inseguridad sobre sí mismo, pero en unos límites inimaginables, aunque pueda parecer todo lo contrario. 

Éste se caracteriza por una actitud en dónde intenta a toda costa disminuir el valor de los demás, para poder vivir temporalmente en un lugar más elevado. Quien vive desde este paradigma ha de estar en una lucha constante y a su vez el poder sigue estando en el exterior, dado que los demás han de seguir teniendo una valoración menor respecto a él.


La Palabra Escrita

“EL ARTE DE LA PALABRA ESCRITA”
Publicado por las profesoras ponentes del curso Dra. Mª del Carmen Diez González, Mª Gloria García Blay, Marta Ruiz Revert y Mª Helena Pascual Ochando
       Si nos preguntamos la importancia de la palabra escrita, nos podríamos remontar a Jean Paul Sastre, Premio Nóbel de Literatura, que en su obra “Las palabras” alude al relato de su vocación por la escritura expresándolo como “vivir, es producir significaciones”, es decir, el habla es la culminación de la expresión del significado, de los sentidos, del arte de las palabras, en conclusión, el desarrollo de nuestra inteligencia. La inteligencia que no cae en repeticiones del mismo lenguaje trasformado como si se tratara de algo inerte, y sin movimiento, por ello, la escritura necesita y debe respirar.
La escritura forma parte de la expresión, tal y como expone Voltaire “la escritura es la pintura de la voz” de la palabra trasformada en arte, en expresión y por ello, en vida. Es por ello, que los niños cuando se les pide que dibujen la memoria lo hacen sin necesitar un ejemplo a imitar, dibujan lo que saben, no lo que ven. La base de la expresividad se encuentra en preescolar, por ello se hace necesario inculcar desde distintos ámbitos “el arte de la palabra escrita”, se hace necesaria la conexión emocional con la palabra escrita, ya que en caso contrario carece de sentido. Cuando un niño expresa lo que siente existen menos posibilidades de que lo resuelva con el comportamiento, además conocemos cómo la ansiedad se relaciona directamente con la probabilidad de actuación, es decir, si el nivel de ansiedad del niño es alto  su probabilidad de actuación también lo es, y viceversa, ello muestra una relación significativa entre la palabra y la emoción.
Iniciarse en la escritura no es tarea fácil, implica un nivel de planificación, edición, revisión, regulación y/o metacognición, que pareciera digno de unos pocos, sin embargo hoy en día sabemos que este arte se enseña y se aprende. El arte de ponerse ante una hoja en blanco y dibujar lo que se ve con el alma o con los sentidos, es el reflejo de las inspiraciones y espiraciones, del flujo de la vida, de los vaivenes de los sentimientos con sus momentos de compañerismo, y soledad, por ello, la ausencia de la escritura denota significado, es como el silencio en una partitura de música, sin él, no apreciaríamos el sonido que viene a continuación.

miércoles, 8 de enero de 2020

Las Alternativas


¿Cuántas veces has dicho “no” cuando hubieras podido decir “si”? ¿piensas que hubiera sido mejor? Muchas veces las cosas de las que uno se arrepiente son aquellas que uno no se ha permitido vivir. Y raramente uno se arrepiente de aquellas lecciones aprendidas por haber dicho “sí”.
Decir sí, es decir sí a la vida. El mayor miedo a hacer esa afirmación es por lo que tiene de nuevo, de distinto. Miedo a salir de la zona de confort, de la rutina, de la seguridad. Cierto es que hay distintos momentos en la vida, por tanto, tienes que ser consciente de qué etapa estás viviendo en la actualidad y, en definitiva, si estás en el camino de la vida que quieres vivir.

Cuando sientes que estás abierto a todo lo que vas encontrando, incluso a comenzar caminos alternativos, los resultados siempre son inesperados. Y aunque sabemos que enriquecen todas aquellas nuevas experiencias que vivimos, normalmente, esos caminos alternativos se prefieren no tomar, por miedo a esos resultados inesperados que siempre generan incertidumbre porque no son los caminos conocidos.

Para decir “no” puedes encontrar multitud de excusas basadas en los preceptos que marcan las normas que has adoptado. Aunque sabemos que la mayoría aceptamos esas normas sin darles ni media vuelta, ni cuestionarlas.  Esas autocensuras son las que te atan a situaciones que no fomentan que puedas seguir creciendo, experimentando y seguir sorprendiéndote con los diferentes aspectos que conlleva la vida.

Para cualquier elección que tomes es recomendable tener presente que de todas las circunstancias siempre hay un punto de vista negativo y otro positivo. Y que suele ser mejor poder enfocarte en los aprendizajes desde un lugar positivo, donde todo lo que vives, bueno o malo, suma. Y esto siempre es mejor que centrarte en la mera crítica destructiva, en la desvalorización de ti mismo, de tus decisiones o de tus sentimientos, y de hacer eso mismo con los demás.

Un cambio de actitud mediante una revisión de tus creencias permite concentrarte en interpretaciones que te aporten y que te animen a elegir alternativas que habitualmente descartarías. Una nueva actitud es útil para comprender las distintas formas de vivir de los demás, y no dejarte llevar por los fáciles prejuicios o censuras. Igualmente te ayuda a promover la empatía. Y si estás dispuesto a esa nueva mirada, favorecerás un mayor abanico de opciones en tu vida incluyendo una mayor riqueza, tanto a nivel personal, como en aquellas relaciones que establezcas con los demás.

Cuando dices que “no”, esas cosas, que podrían haber pasado y que no viviste, son las que te hacen pensar, dar vueltas y no poder conectar con el momento presente.  Si dudas entre el hacer y no hacer, escoge actuar. Piensa que si te equivocas los errores son necesarios para poder encontrar aspectos de ti mismo que de otra manera nunca podrían ser descubiertos. Y que al menos tendrás la experiencia de vivir.

Nunca es demasiado pronto o demasiado tarde para ser quien quieras…

Las Personas No Son Cosas

Nos comportamos con los demás como si fueran cosas, no personas. 


Nuestra relación con las personas es también como con las cosas.  Un marido se comporta con su mujer como si ésta fuera una cosa; la posee. La mujer se comporta con el marido como con una cosa. Si nos comportásemos con los demás como si fueran personas, no intentaríamos poseerlas, porque sólo las cosas pueden ser poseídas.

Una persona significa libertad. Una persona no puede ser poseída. Si tratas de poseerlas, las matarás, se volverán cosas. Nuestra relación con los demás no es realmente de yo a tú; en el fondo es una relación de yo a yo. El otro es sólo una cosa para ser manipulada, para ser utilizada, explotada. Por eso el amor se vuelve cada vez más imposible, porque amor significa considerar al otro una persona, un ser consciente, una libertad, algo tan valioso como tú.

Si te comportas como si todo fuera una cosa, entonces tú eres el centro y las cosas son para ser usadas. La relación se vuelve utilitaria. Las cosas no tienen valor en sí mismas: el valor es que puedes usarlas, existen para ti. Puedes relacionarte con tu casa: la casa existe para ti. Es una utilidad. El coche existe para ti, pero la esposa no existe para ti y el marido no existe para ti. El marido existe para sí mismo y la esposa existe para sí misma. Una persona existe para sí misma; eso es lo que significa ser una persona. 

 Y si permites que la persona sea una persona y no la reduces a ser una cosa, poco a poco empezarás a sentirla. De lo contrario, no puedes sentir. Tu relación seguirá siendo conceptual, intelectual, de mente a mente, de cabeza a cabeza..., pero no de corazón a corazón".


El Instinto Humano


Si los instintos humanos fuesen iguales a los de los animales, no habría manera de explicar por qué algunas personas se suicidan o dejan de comer, en contra del instinto de supervivencia. No hay acuerdo total sobre el tema. 

Se habla mucho de los instintos humanos, pero, a veces, no sabemos a qué nos referimos exactamente con ello. Es un término que se tomó prestado de la biología y que nos recuerda que, finalmente, somos una rama de mamíferos evolucionada. Sabemos que mucho de ese animal sigue vigente en nosotros.

Sin embargo, también aparecen algunas particularidades que nos alejan de ese mundo biológico. Muchas veces hemos oído mencionar los instintos humanos de supervivencia y, pese a ello, sabemos que el suicidio es una realidad diaria en el mundo actual. También se mencionan los instintos sexuales y, al mismo tiempo, se nos informa de datos sobre impotencia u otras disfunciones.

“Cuando bordeamos un abismo y la noche es tenebrosa, el jinete sabio suelta las riendas y se entrega al instinto del caballo”.
-Armando Palacio Valdés-

Como vemos, el tema de los instintos humanos no se agota simplemente en lo biológico. Hay toda una serie de vectores culturales y simbólicos que influyen en todo esto. De hecho, también hay corrientes de pensamiento que no hablan de instintos, sino de pulsiones. Veamos esto con mayor detalle.

Desde el punto de vista biológico, los instintos son pautas de comportamiento que tienen como características ser hereditarias y comunes a toda la especie. La razón de ser de esos instintos es la adaptación y están programados en el cerebro. Nos permiten protegernos y preservarnos. Corresponden a reacciones automáticas o inmediatas.

La teoría biológica señala que tenemos unos instintos básicos y estos son:

· Instinto de supervivencia. Corresponde a todas las conductas básicas que nos permiten preservar la vida y la salud. Entre ellas se encuentran la evitación del peligro, la alimentación, la búsqueda de abrigo, etc.

· Instinto de reproducción. Tiene que ver con la preservación de la especie y se refiere básicamente a la sexualidad reproductiva.

· Instinto religioso. Aunque no hay consenso total frente a este punto, la mayoría de los psicólogos de corte positivista señalan que el ser humano tiene una necesidad innata de sentido. Se asocia a la misma zona del cerebro que se activa en los episodios de epilepsia.

Estos serían los instintos humanos básicos. Sin embargo, este enfoque no logra explicar por qué, por ejemplo, una persona deja de comer porque se siente muy obesa, sin estarlo. Esto iría en contra del automatismo que los instintos suponen.

Sigmund Freud planteó que en el ser humano no están presentes los instintos como tal, sino unas fuerzas específicas de la especie a las que llamó pulsiones. Dichas pulsiones son impulsos psíquicos, que están compuestos por un estado de excitación y una tensión física.

La pulsión busca descargar o suprimir ese estado de tensión. Para ello, busca un objeto que le permita deshacerse de ella. Así, por ejemplo, el hambre correspondería a la pulsión y la comida al objeto que permite liberar dicho impulso. Volvemos a la pregunta: ¿por qué entonces algunas personas, por ejemplo, no comen? Freud propone que no todos los impulsos del ser humano son benignos.

Para Freud existen dos pulsiones básicas: el eros y el tanathos. La pulsión del eros comprende todos los impulsos relacionados con la autoconservación y la sexualidad. El tanathos corresponde a la pulsión de muerte y comprende los impulsos violentos, caóticos, disgregadores y el deseo de retornar al estado inanimado. Las pulsiones no buscan satisfacer necesidades inmediatas, sino la representación mental de las mismas.

Dialogar



El recurso del diálogo ha contribuido, según lo muestran los hechos, a resarcir diferencias y a fomentar los acuerdos a partir de la pluralidad; pero también y ante todo dicha  posibilidad, propia de los sujetos en calidad de hablantes debe estar dirigida al ámbito colectivo, de tal manera que se alcance a entender que en tanto se fomente la confianza y las acciones para facilitar el diálogo en todo orden, en particular en el social, se cumple con tareas básicas como: la prevención, la transformación de conflictos y la construcción de la paz. Se constata así como la mediación de la palabra y el establecimiento del diálogo propiciado desde y por diversos actores es quizá la mayor garantía para el alcance de la paz y en lo posible, para la recuperación de la credibilidad entre gobernantes y gobernados, en particular cuando se trata de sistemas democráticos.

Quizá ninguna otra actividad humana ha cobrado tanta importancia en los últimos tiempos, marcados por el conflicto y la dificultad para el acuerdo, como la del diálogo. Los sujetos en condición de hablantes y de seres de lenguaje hemos vivido gobernados por el “privilegio del diálogo”, circunstancia que ha operado más como intento que como realidad; a pesar del legado de dialogantes antiguos, para quienes la palabra siempre fue viva y cobró vida.

Sin embargo, en el actual panorama nacional e internacional son frecuentes los casos cuya salida a los conflictos se consigue por la fuerza, se desplaza a la palabra a una condición inferior e insignificante frente a las armas. Las guerras se explican por el temor a las armas; éstas, son las preferidas por quienes, en medio de documentos, persecuciones y legitimadas declaraciones, no ven otra alternativa más favorable a la solución de un conflicto, a diferencia de las palabras.

Casos recientes y de conocimiento mundial confirman esta afirmación, repetir esta patética realidad, es caer en una tautología.

La presente digresión encaminada a plantear algunas reflexiones en torno a la noción y a la práctica del diálogo y a la idea de que éste tenga alcances sociales partirá, entre otros, del referente teórico de la filosofía, pues esta disciplina tiene gran valor en la razón de ser de su discurso.

A la pregunta por la importancia de la filosofía puede resultarle persistente una preocupación hermenéutica fundamental que procure según plantean pensadores como Gadamer, la superación de la distancia entre el sentido de un discurso mantenido por quien escribe y por un lector que procura comprenderlo. 

Circunstancia que se registra cercana del ejercicio del diálogo, exaltado por la tradición humanista en oposición abierta al monólogo racional y reafirma, en cambio, la constante tendencia de un diálogo que se despliega en la comunidad, determinante del marco colectivo e histórico en que vive el individuo.



Personalidad Inestable



Siguiendo con los casos más perturbados, algunas personas con trastorno límite, personalidad inestable, pasan por períodos psicóticos. Así, por ejemplo, sufren alucinaciones y delirios (aunque nunca muy prolongados en el tiempo), caen en estados depresivos profundos, tienen experiencias disociativas, o sienten que no existen en absoluto. Estas experiencias ocurren con más frecuencia cuando aumenta el estrés psicosocial (por ejemplo, ante la muerte de alguien cercano, la pérdida de una relación o la mudanza de algún aspecto importante de su vida).
Su rendimiento académico suele ser mediocre, aunque no por falta de inteligencia. También son trabajadores inestables, con una eficacia continuada pobre y múltiples bajas laborales.

La impulsividad es otro de sus grandes problemas y les lleva a complicar su vida sobremanera. En concreto, es fácil que caigan en conductas de juego, que compren compulsivamente, que contraigan deudas desorbitadas, que se den atracones sin medida, que abusen de sustancias perjudiciales (tabaco, alcohol, café, etc.), que se involucren en prácticas sexuales de alto riesgo, que conduzcan de forma temeraria, que realicen ejercicios o actividades peligrosas, etc. Esto es especialmente arriesgado para aquellos que, en un momento de bajo estado de ánimo y hondos sentimientos de vacío, planifican el suicidio. De hecho, el suicidio consumado se observa hasta en un 8-10% de estos sujetos y, como ya hemos dicho, los actos de automutilación (cortarse o quemarse) y las amenazas e intentos suicidas son muy frecuentes.

En los sujetos con personalidad inestable son muy raros y breves los períodos en que se manifiesta alegría o, al menos, tranquilidad, bienestar o satisfacción vital. Pronto se aburren y buscan desesperadamente algo que hacer. También es muy habitual que se muestren iracundos y que sean incapaces de controlar su mal genio. Por eso, con frecuencia se muestran sarcásticos, crueles y amargos. Son especialmente críticos con aquellas personas que tratan de controlarlos y tachan a los que les cuidan de negligentes, autoritarios, represores o insensibles.





Libertad Irrestricta


Según Nietzsche, libre es “lo que no es perturbado ni desviado en su dirección, lo que no es objeto de coacción alguna”. Y para hacer uso de esa libertad, dice que no se debe sentir vergüenza de uno mismo. Ese es el sentido de la libertad realizada.

Pero esta libertad puede ser cubierta por el temor de asumir con decisión nuestro propio destino y enfrentarnos a él, por lo que terminamos no haciéndonos cargo de nuestra responsabilidad como individuos.

Entonces se hace muy difícil asumir que podemos elegir libremente, sin condicionamiento externo alguno que nos acote el abanico de posibilidades. En caso de haber alguno, este condicionamiento hará que optemos por lo que nos haga sentir más seguros. Queramos o no siempre estamos condicionándonos, ya que perseguimos la seguridad, conciente o inconscientemente.

Cada uno de nosotros se maneja con un margen de maniobra que nos permite una segunda oportunidad. Siempre podemos animarnos a tomar otra de las alternativas que tengamos a nuestro alcance. El problema radica cuando nuestras limitaciones, es decir, las seguridades que anhelamos, no nos permiten arriesgar e intentar elegir otra de las posibilidades por temor a fracasar.

La libertad es una facultad natural que posee el hombre de obrar o no hacerlo, y de elegir la manera en que lo hace, siendo por ello responsable de sus propios actos.

Primero, hay que hacer una breve diferencia entre optar y elegir. Cuando uno opta por algo, lo hace entre varias posibilidades, seleccionando una por comodidad o seguridad más que por preferencia. En cambio cuando elegimos, estamos dando preferencia a esa posibilidad ya que existe un fin o un porque para decidirse por ella.

La opción es la facultad de elegir con un condicionamiento de por medio, en cambio la elección es absolutamente deliberada, teniendo plena libertad de acción para poder evaluar lo que queremos. Se opta por miedo, se elige porque se quiere.

La mayor parte de nuestra vida nos la pasamos optando, dejamos las cosas en manos del destino. Esto hace que no nos comprometamos con nuestra elección de vida, con lo que realmente queremos para nosotros.

Siempre creí que el compromiso pasa por uno mismo. Cuando uno se compromete con algo da su palabra. El compromiso es una elección. Salvo cuando optamos o dejamos que otro decida por nosotros, nos comprometemos por obligación.

Entonces llegó la hora de tomar las riendas de nuestro destino y empezar a elegir lo que realmente deseamos. Tenemos que comprometernos con nuestra propia libertad. La poca responsabilidad, el miedo y la comodidad hacen que no podamos llevar a cabo la vida que queremos.


La Mente Dispuesta


Poseer una mente positiva es una cualidad de las personas triunfadoras, porque cuando prevalecen pensamientos positivos en un individuo, este podrá enfrentar las vicisitudes de la vida con valentía, determinación y sabiduría a fin de lograr metas que lleven a la autorrealización.

La mente positiva significa creer en ti mismo, saber que puedes lograr todo lo que te propongas, tener una visión positiva del mundo, concentrarte en las cosas buenas de la vida y las oportunidades que abundan por todos lados.

Ejemplos que demuestran que tienes una mente positiva:

La actitud que demuestras ante las dificultades:
Una persona con mente positiva ante las dificultades usarás expresiones de este tipo: ¡estoy seguro que hay una solución!, ¡usaremos este mal momento para impulsar el negocio!, ¡estos problemas me han abierto los ojos a la luz!, ¡me siento motivado, porque estos obstáculos han aumentado mi sed de éxito!, etcétera. Esta es una demostración de la importancia de la actitud mental positiva para superar adversidades.

Una persona con mente positiva está orientada al bienestar y cuando observa alguna información negativa, simplemente la deja pasar y no gasta su tiempo o energía en cosas que no abonan en nada su crecimiento personal.


Los libros de desarrollo personal tienen un impacto favorable en la construcción de una mente positiva. Entre más información leas con relación al éxito, las buenas relaciones, el uso de la inteligencia emocional, el cuidado de la salud y una vida plena. Llegará un momento en que esas ideas formarán parte de tu rutina diaria, hasta volverse creencias arraigadas a tu forma de ser.


El Provocar Cambios


Nuestro radio de acción para influir en otras personas y el entorno es limitado, pero no debe hacernos dudar acerca de la capacidad que tenemos para hacerlo en nosotros mismos.

En realidad todo cambia, todo se mueve, nada permanece constante. La mayoría de las personas e incluso de las situaciones, sí cambian; lo que ocurre es que cambian cuando ellas quieren y no cuando nosotros queremos. Esta frase, tan ampliamente difundida en algunos sectores de la psicoterapia moderna, viene a decirnos lo siguiente: “Todos los cambios se generan desde adentro hacia fuera así que, si deseas nuevos resultados, cambia tú; si haces lo que siempre has hecho, obtendrás lo que siempre has obtenido: más de lo mismo. Si ésas no son buenas noticias, ¡¡¡ cambia!!!”.

Nuestro radio de acción para influir en los demás y en el entorno es, ciertamente, bastante limitado, pero no debe hacernos dudar acerca de la capacidad que tenemos para cambiarnos a nosotros mismos. En condiciones normales, todas las personas disponemos de los recursos (capacidades y habilidades) necesarios para realizar cambios importantes en nuestra vida.

Otra cosa diferente es que no creamos en nosotros mismos o en nuestros posibilidades, que no confiemos en nuestros propios recursos o que no sepamos cómo aprovecharlos al máximo. Dado que los recursos siempre están ahí, la pregunta clave es: “¿Cómo podemos acceder a ellos cuando los necesitamos?”. Es decir, ¿qué nos hace falta para cambiar?. Una pregunta que podría empezar a ser contestada de la siguiente forma:

· La motivación: Creer que el cambio es posible y querer realizarlo.

· Los medios: Saber cómo hacerlo y cómo acceder a los recursos que necesitamos.

· La oportunidad: Saber cuándo actuar y cómo reaccionar de forma eficaz ante las resistencias y las interferencias.

Podemos entender, planificar y estructurar este proceso de cambio personal y profesional a través del siguiente modelo. El esquema parte de la premisa de que un cambio nos impulsa y motiva para pasar de un estado actual y presente (insatisfactorio o, simplemente, que queremos mejorar) a un estado futuro y deseado (satisfactorio).

Algunas citas como las que reproducimos a continuación inspiran interesantes reflexiones sobre el proceso de cambio:

“Señor, dame valor para cambiar lo que puede y debe ser cambiado, serenidad para aceptar las cosas que no pueden cambiarse, y sabiduría para distinguir unas de otras” San Agustín

“Al hombre se le puede arrebatar todo salvo una cosa: la última de las libertades humanas, la elección de la actitud personal ante un conjunto de circunstancias para decidir su propio camino” Viktor E. Frankl

“Cuando yo era joven era un revolucionario, y en mi oración decía: Señor, dame fuerzas para cambiar el mundo. Después de años no conseguir nada, modifique? mi oración: Señor, dame fuerzas para cambiar al menos a aquellos que están cerca de mi?. Hoy soy un viejo, y mi oración dice así?: Señor, dame fuerzas para cambiarme a mi? mismo. Si hubiera empezado por ahí?, no habría desperdiciado tanto tiempo” Said Beyahid

“Aquel que conoce a otros es inteligente. Aquel que se conoce a si? mismo es sabio” Lao Tse



Nuestro Yo Soy



"Antes de conocer esta cognitividad, esta yosoidad, ¿dónde está la ilusión? Antes de la consciencia, ¿dónde estaba la ilusión? La ilusión principal es sólo esta cognitividad yo soy. Antes de eso no había ninguna ilusión. Esta consciencia misma es la fuente de la ilusión. Esta ilusión o cono yosoidad no permanece como algo eterno."
Nisargadatta Maharaj

"Yo soy", "yosoidad", eseidad o consciencia son diferentes palabras que Nisargadatta utiliza para referirse a lo mismo: la sensación que los seres vivos tenemos de ser, de existir, de estar vivos. Este es un aspecto fundamental y al que N.M. se refiere de manera constante. Es muy importante entenderlo bien. De aquí en adelante te recomiendo que cuando se hable de "Yo soy", "yosoidad", eseidad o consciencia tengas presente que se está haciendo referencia a esa sensación de ser, de existir, a esa experiencia tan íntima. Esta "yosoidad" es la primera sensación que nos asalta cuando nos despertamos, y nos acompaña a lo largo de nuestro estado de vigilia. En cambio, cuando estamos en el sueño profundo, nos desmayamos o cuando decimos que una persona ha muerto, esta sensación no está ahí. Lo real es todo aquello que permanece siempre y que no experimenta cambio alguno.

Podemos deducir entonces que esta sensación de ser, esta "yosoidad", este "yo soy", es algo irreal, porque aparece y desaparece, no está siempre presente.

Sin "yo soy" no hay mundo
El mundo, y todo lo demás, surgen después del "yo soy". Sin "yo soy" no hay mundo. N.M. compara el "yo soy" con la semilla de un baniano, pequeña de tamaño pero potencialmente un árbol de grandes dimensiones. Asimismo, esta "yosoidad" hace aparecer el inmenso mundo y toda su "Maya". Cuando surge el "yo soy" aparece todo (estado de vigilia). Cuando el "yo soy" se sumerge, se sumerge todo (estado de sueño profundo, desmayo, muerte). Si el "yo soy" es irreal, todo lo que surge de él debe ser también irreal. Por lo tanto el mundo es irreal, es falso, es ilusión y engaño. Sí, es una frase tremenda, que a muchas personas no les va a gustar, porque para ellas el mundo es todo: sus esperanzas, placeres, ansias, sueños, recuerdos, experiencias y un larguísimo etcétera.

Hasta que no se vea con claridad que el mundo es irreal será imposible escapar de la miseria, el sufrimiento y el tormento.
Si el "yo soy" es irreal, y por tanto el mundo que procede de él también es una ilusión, ¿hay algo que sea real? Para afirmar que algo cambia debe haber un trasfondo sin cambio, que sea testigo de dicho cambio. Esté o no presente el "yo soy", siempre hay un trasfondo que es testigo de la aparición y desaparición de esta eseidad: lo Absoluto.

Siempre estuviste en el estado Absoluto, sin saberlo
Tú no sabías que eras, no sabías de tu existencia. Estabas en el estado Absoluto, que siempre prevalece. Sin necesidades de ningún tipo, sin imperfecciones, sin problema alguno. De repente se formó un cuerpo físico a partir de los cinco elementos y la "yosoidad", que está latente en ese cuerpo, empezó a mostrarnos un espejismo, a engañarnos desde el primer momento en que fue sentida. Esta "yosoidad" o consciencia nos muestra el mundo manifiesto, el mundo ilusorio al que ignorantemente consideramos como real. Nada de lo que experimentamos es real, y las experiencias solo tienen lugar mientras esta consciencia está aquí. Y esta consciencia estará aquí mientras haya un cuerpo vivo. 

Porque la consciencia necesita una forma física, un cuerpo, para poder manifestarse. Todo este juego de la consciencia es Maya, es un fraude. Entender esto es, ello mismo, estar a salvo de la muerte. La muerte del cuerpo hace que la consciencia no se pueda sentir más y, por tanto, tampoco el mundo podrá sentirse. Lo que queda entonces es lo que no desaparece nunca, lo que es antes, durante y después del surgimiento del cuerpo y la consciencia: lo Absoluto, lo Eterno. La "yosoidad", pues, es la fuente misma de toda miseria. Con ella aparece el sufrimiento, la imperfección, la esclavitud de la identificación con el cuerpo. 

La eseidad, esa sensación de ser, no es nuestra identidad, nosotros no somos eso. Pero es de gran importancia. Mientras esté disponible esa "yosoidad" (y lo estará mientras el cuerpo físico esté vivo), es nuestra mejor herramienta para llegar a conocer nuestra verdadera identidad: lo Absoluto.



Mantener La Ilusión


La ilusión es la “chispa de la vida”, sin ella, la vida pierde color, todo se vuelve monótono, apagado y nada tiene sentido. Recuperar la ilusión o volver a ilusionarnos conlleva buscarla, y salir del momento apático en el que vivimos. 

La ilusión, hace que cada momento de la vida sea especial y único, además vivir con ilusión nos permite adelantar el momento deseado, ya que la ilusión nos motiva a visualizar, a proyectar y desear lo que queremos vivir, de manera que lo disfrutamos antes de que llegue.

“No rechaces tus sueños. ¿Sin la ilusión el mundo que sería?”
-Ramón de Campoamor-

¿Dónde habita la ilusión?

La ilusión habita en aquellos instantes de la vida que nos acercan a nuestros proyectos. Se trata de desear conseguir algo, y poner toda nuestra energía en conseguirlo. La ilusión es ese sentimiento interno que nos hace disfrutar antes de que nuestro deseo se haya cumplido. Podemos potenciar la “chispa de la vida”, si nos proponemos hacerlo cada día.

La Ilusión habita en nuestro interior y en la forma en la que hacemos las cosas. Podemos vivir nuestro día a día, de forma monótona, sin ganas, rutinariamente, en automático, es decir, sin ilusión por vivir.

Pero también podemos proponernos vivir cada instante, como si fuera único, poniéndole todas nuestras ganas, nuestra alegría, toda la ilusión, porque sabemos que estamos más cerca de conseguir aquello que queremos conseguir.

Vive cada instante con la misma ilusión que cuando eras niño, expresándolo a quienes te rodean, sacándole la parte buena de lo que vives hoy, aprendiendo, disfrutando y sintiéndote en el camino de conseguir lo que te propones.

Agradece a la vida cada instante, bueno o malo, porque todos nos hacen aprender y mejorar en la vida, y esto también forma parte de la vida que estás deseando vivir, ya que para llegar a dónde te propones, también tienes que crecer y aprender para poder conseguirlo.

Ilusiónate, emociónate, sorpréndete por todo lo que te ocurre, la vida sigue siendo tan mágica como cuando eras pequeño, sólo tienes que querer que sea así y sentirlo, y entonces recuperarás la ilusión de la infancia, con la madurez del adulto.




martes, 7 de enero de 2020

La Información


Asimilar El Enorme Caudal De Información

Ciudadano informado es el que se comprende a sí mismo y al mundo que le rodea y puede interactuar conscientemente con él.

No es fácil conseguirlo porque el objetivo de los medios de comunicación comerciales, más que informar al público, es obtener el máximo beneficio y cuidar sus intereses empresariales y políticos. 

La financiación de los medios comerciales procede en su mayor parte de la publicidad. En el caso de los de pago, en los medios importantes, son mayores los ingresos por publicidad que por la compra del consumidor. Por eso los intereses de las marcas anunciadas son fundamentales y sólo en casos de protestas sociales, algunos medios prefieren perder anunciantes que perder consumidores.

En esta situación, para estar bien informado hace falta saber procesar bien la información, conocer los medios, de quién son y cómo funcionan, elegir los que más nos interesan y reivindicar una información de calidad porque la pagamos, bien por la compra o bien por la vía de la publicidad que encarece los productos que compramos.

Es un “lugar común” hablar de la importancia de estar informado. La frase la escuchamos en varias partes, principalmente, en los medios de comunicación, también sucede en institutos educativos e incluso en nuestros círculos sociales.

Pero, ¿por qué es importante estarlo? Quizás pocas veces nos planteamos esa pregunta.
Hay muchas respuestas, puede ser que muchas sean totalmente válidas. Me concentraré en lo que se refiere a lo que va con la acertada capacidad para criticar, para entender a la sociedad en la que vivimos y para poder, legítimamente, estar conforme o inconforme con nuestro alrededor.

Es muy frecuente que protestemos, nos manifestemos o sencillamente tiremos pestes de nuestro país (por ejemplo), sin conocer el fondo de los diferentes asuntos.

Con lo que escuchamos o brevemente leemos por ahí, pensamos que ya tenemos los elementos necesarios para emitir juicios o tomar acciones de manera radical. Informarse requiere de un esfuerzo, de un análisis y de una reflexión.

Son muchos los que a su conveniencia dicen mentiras y lo hacen para lograr que la opinión pública esté de su lado, para tener poder.

¿Qué significa estar informado, en un mundo de abundancias en el que todos tienen algo que comunicar? Desde vallas publicitarias en las vías públicas y llamadas de teléfono comerciales en la privacidad del hogar, a noticias en tiempo real por la televisión y actualizaciones de redes virtuales; muchas son las tentativas de informarnos sobre aquello que los emisores consideran importante que los destinatarios sepan. 


La primera distinción que es necesario hacer en este ejercicio inquisitivo sobre el significado de estar informado, es entre cantidad y calidad. El rápido desarrollo técnico de los medios de comunicación nos ofrece por un lado un bombardeo informativo y por otro hay que distinguir cuántos de estos códigos se traducen en conocimiento y sirven para la mejoría ciudadana y moral. 


Superarse


La vida es un continuo ejercicio de superación. Todos queremos alcanzar la máxima felicidad posible, y sabemos que esta pasa por lograr ser mejores personas, pero solemos fallar al enfocar nuestras decisiones vitales. En general, las personas no actúan de forma injusta –o directamente mala– con sus congéneres de forma consciente: lo hacen porque creen que están haciendo lo correcto, aunque no lo sea, o porque no han valorado las consecuencias que sus decisiones tienen sobre otras personas.

Muchas veces estamos tan enfrascados en lograr el éxito (a todos los niveles), que nos olvidamos de mejorar la forma en que tratamos a los demás, y a nosotros mismos. Nunca seremos felices si no logramos antes ser mejores personas y la bondad, como todo en esta vida, se puede educar y entrenar. 

Dice el refrán que “es de bien nacidos ser agradecido”, lo que no dice es que, además de ser positiva para los que nos rodean, la gratitud es una herramienta poderosa para sentirnos bien con nosotros mismos y así mismo el aspecto de nuestro carácter más fuertemente asociado a la satisfacción vital. La gratitud nos puede ayudar a superar los traumas y el estrés, aumenta nuestra autoestima y nos ayuda a disolver las emociones negativas.

La mayor expresión de gratitud es el altruismo: hacer el bien sin esperar nada a cambio. Numerosos estudios han demostrado que la solidaridad está directamente relacionada con el bienestar, la salud, y la longevidad. Los actos de bondad hacen que nos sintamos bien con nosotros mismos y las emociones positivas que generamos hacen que tengamos una mayor capacidad de recuperación psicológica y física. Por ello, el voluntariado es una de las actividades más saludables que pueden realizar las personas mayores.

Las personas pesimistas no son peores personas, pero de forma casi inconsciente tienden a generar un entorno desmotivador que no es beneficioso ni para ellos mismos, ni para la gente que les rodea. Si queremos mejorar como personas, y ser más felices, debemos pues trabajar nuestra actitud frente a la vida, algo muy estudiado en los últimos años por la psicología positiva. Tal como promulga esta corriente de la psicología, la felicidad no es algo que se pueda alcanzar: no es una meta, es un estado que debe entrenarse todos los días. En el fondo, todo lo que nos rodea puede tener una lectura negativa, máxime en estos días en los que el pesimismo es abrumador. Si no buscamos una lectura optimista de las cosas la infelicidad será una constante y contagiaremos a nuestros seres más queridos.

No importa el dinero que ganes: nunca serás feliz si dedicas tu tiempo a hacer algo que no te gusta. Está claro que no todo el mundo tiene la suerte de trabajar en aquello que le resulta más atractivo, pero todos podemos cambiar a mejor. Para ello debemos trabajar la autoeficacia: la confianza y convicción de que es posible alcanzar los resultados esperados para cada meta propuesta. Evidentemente, no vamos a lograr todo lo que nos proponemos, pero el problema para muchas personas es que ni siquiera se plantean cambiar, por miedo a enfrentarse a las dificultades que puedan surgir, y acaban generando problemas inexistentes.

Este consejo no se debe aplicar sólo a nuestro trabajo. Quizás, tal como están las cosas, es poco realista encontrar un puesto más interesante que el que tenemos (aunque sí podemos realizar nuestra labor de una manera que nos resulte más satisfactoria), pero podemos hacer lo que realmente nos gusta en nuestro tiempo libre. Según un estudio japonés realizado entre jubilados, la tasa de mortalidad es significativamente menor en aquellas personas que practican una afición concreta. La ecuación es sencilla: si nos llena lo que hacemos, seremos más felices, y esta felicidad se contagiará a nuestro entorno. 

Es muy fácil distinguir a una persona que está haciendo lo que le gusta: irradia felicidad y contagia optimismo.


Brilla La Vida

Hay luces que se apagan
hay luces que se encienden
que iluminan a la gente
y te cuentan la verdad
Hay otras que te marcan
te cuentan un camino
tan clarito como el agua
y uno lo puede tomar
Hay luces que encandilan
que te dan solo mentiras
confunden, enceguecen
te hacen mal
Hay otras que acompañan
calientan en la noche
y pueden encender tu soledad
Cada mirada lleva encendida
una luz que cuida tu corazón
Cuando uno brilla, brilla la vida
y se enciende todo a tu alrededor
A veces llega el viento
sin preguntarte nada
va soplando, apaga todo
no hay lugar para soñar
Se acaban los destellos
se pierde el horizonte
nos quedamos indefensos
en completa soledad
Entonces llega alguien
con antorchas encendidas
enfrenta todo
hasta la oscuridad
Se encienden las estrellas
muy dentro de mi alma
y ríe la esperanza una vez más
Cada mirada lleva encendida
una luz que cuida tu corazón
Cuando uno brilla, brilla la vida
y se enciende todo a tu alrededor
Esa luz es un regalo de Dios

Puedes Hacerlo



 Estudiar y trabajar al mismo tiempo exige un gran esfuerzo. Pero se puede. Requiere ser organizado, metódico y con una gran fuerza de voluntad, y cuando el objetivo se cumple, la recompensa es doble.

Lo ideal es tener unos padres sobrados dispuestos a financiarnos la carrera, la ropa, las vacaciones, el coche, las cañas en los bares… Pero las circunstancias no siempre son las ideales. Unas veces la vida no es fácil para los padres y hay que contribuir a la economía familiar; otras, se nos pasó la época de vivir a pensión completa en la casa paterna, hemos ido cumpliendo años y repitiendo cursos hasta que hemos encontrado el camino que buscábamos; hay casos en los que es mejor buscarse la vida compartiendo piso con amigos que prolongar una mala relación con papá y mamá; puede ser que necesitemos estudiar en la etapa adulta porque las condiciones de trabajo nos exigen una puesta al día en los conocimientos… En fin, que las razones son muchas y que no pocas personas se ven abocadas a la titánica tarea de estudiar y trabajar al mismo tiempo.

No vamos a negar que con lo duro que es estudiar y lo insoportable que resulta a veces levantarse cada mañana para ir al trabajo, juntar las dos cosas puede parecer una proeza. 

Pero se puede. El primer pensamiento en nuestro punto de mira debe ser:


«Si otros pueden, yo también puedo».


El Ser Asertivo


“Me siento mal por lo que me ha dicho mi amigo, pero no le he dicho nada para que no se enfade”, “no le puedo decir a mi pareja que quiero romper para no hacerle daño” ¿Cuántas veces no te has animado a decir lo que sientes? Nos callamos por miedo a la reacción de los demás, por temor a mostrar lo que sentimos, pero al final los que nos sentimos mal somos nosotros. 

Si no decimos lo que pensamos o lo que sentimos las otras personas no lo podrán adivinar y nos sentiremos cada vez peor. Decir lo que sientes, comentar tu opinión, dar ideas, decir que no, te hará sentirte liberado y dueño de tu vida. Ser asertivo es afirmarse uno mismo.

“Siempre di lo que sientes y haz lo que piensas.”

-Gabriel García Márquez-

Decir lo que pensamos nos puede producir temor y ansiedad, pero no decir lo que pensamos o sentimos puede afectar a la relación con otras personas. Por eso, a continuación te proponemos 5 razones para decir lo que realmente sientes.

Te sentirás liberado

Cuando expresas tus opiniones o sentimientos con respeto, con amor y con cariño, y dejas salir fuera lo que te preocupa o lo que te molesta, vas a sentir una profunda liberación, porque no expresar nuestras emociones es un peso que llevamos día a día, que va perjudicando nuestras relaciones con los demás sin que nos demos cuenta.

Te sentirás más cercano respecto a la otra persona

Cuando ya no hay barreras porque dos personas han expresado todo lo que querían decir, se crea una cercanía, una intimidad en la que la confianza se refuerza y la relación mejora. Ya sabemos cómo se siente la otra persona y cómo nos sentimos nosotros y eso proporciona una gran paz.

Serás tú

Si escondes lo que piensas, te estás escondiendo a ti mismo, creas un muro que no se ve alrededor tuyo y nadie puede ver cómo eres realmente. Sin embargo, al hacer salir todos tus sentimientos, con palabras, con miradas, con abrazos, con besos, te sientes más vivo, porque eres tú, ya no te ocultas detrás de lo que no dices y te permites disfrutar de tus sentimientos expresados en palabras y gestos.

Si no te muestras como eres, los demás tendrán una idea equivocada de ti, una imagen que es sólo eso: imagen; no te verán y no podrán apreciar por lo que realmente eres y las virtudes que tienes.

“La vida no es fácil, para ninguno de nosotros. Pero… ¡Qué importa! Hay que perseverar y, sobre todo, tener confianza en uno mismo. Hay que sentirse dotado para realizar alguna cosa y que esa cosa, hay que alcanzarla cueste lo que cueste.”

-Marie Curie-

Mejorarás tu comunicación

Cuando aprendes a decir no, a decir lo que sientes, la comunicación con otras personas pasa a otro plano donde todo es transparente y no hay nada que ocultar. Un plano en el que te sentirás mucho más cómodo puesto que ya no tendrás miedo de expresar lo que tu mente y tu cuerpo desean.

Alcanzarás la coherencia

Si no decimos lo que sentimos, se crea una incoherencia muy grande entre lo que somos y lo que estamos mostrando de nosotros mismos. Sin embargo, cuando aprendemos a hablar, a verbalizar lo que nos preocupa, alcanzamos la coherencia entre nuestro interior y nuestro exterior.

Para decir lo que sientes simplemente tienes que aprender a ser asertivo. La asertividad se utiliza para exponer a otras personas cuáles son tus verdaderos deseos, qué es lo que necesitas, demostrando así dignidad y confianza en uno mismo. En un artículo de la psicóloga María Luisa Naranjo (2008) aborda el concepto de asertividad desde las muchas definiciones que han aportado diferentes estudiosos, y entre ellas podemos encontrar la asertividad como «la expresión apropiada de las emociones en las relaciones, sin que se produzca ansiedad o agresividad» (Güell y Muñóz, 2000) 0 como «la expresión de nuestros sentimientos de una manera, sincera, abierta y espontánea, sin herir la sensibilidad de la otra persona» (Melgosa, 1995).

Para ser asertivo, te damos algunos consejos:

Cambia tus pensamientos negativos por otros positivos

A veces tendemos a decirnos a nosotros mismos cosas muy negativas, como “No puedo”, “no soy capaz”, “¿qué van a pensar los demás si digo lo que quiero, se van a enfadar conmigo?”. Todos esos pensamientos afectan a lo que sentimos y van construyendo una barrera entre nosotros y los demás. Una barrera de palabras sin pronunciar, de sentimientos sin expresar.

Intenta cambiar todos esos pensamientos negativos por frases más positivas: ¡Lo voy a intentar, si no lo consigo no pasa nada, habré aprendido! ¡Voy a decir lo que pienso con respeto hacia los demás y siendo fiel a mi mismo!

Ten claro que otras personas no pueden leer tu mente

Aunque resulta obvio, a veces nos enfadamos y tendemos a decir que no nos pasa nada, pero sentimos rabia o enfado y cuanto más tiempo los retengamos va a ser peor para nosotros. Ten en cuenta que los demás no tienen la capacidad de leer tus pensamientos, ni de adivinar lo que sientes, es necesario que lo verbalices para que sepan qué te ocurre.

Es más, en muchas ocasiones podemos llegar a sentir malestar e ira hacia otros porque no son capaces de adivinar qué nos ocurre. Esto se da sobre todo en parejas, cuando escuchamos frases como: «me conoces lo suficiente como para saber lo que me ocurre». También se da entre padres e hijos y entre amigos. Es importante saber que por mucho que nos conozcan no siempre van a saber lo que nos ocurre, por lo que antes de enfurecernos y esperar a que lo adivinen, es más sano comentarlo abiertamente.

Recuerda tu objetivo

Cuando te propongas decir lo que sientes, no te desvíes de tu objetivo, recuerda por qué lo quieres hacer, no te eches atrás y piensa en que seguro que te vas a sentir mejor. Además en la mayor parte de las ocasiones, lo que tememos no ocurre, por lo que muchas veces nos preocupamos inútilmente.

Un gran número de veces solemos adelantar un resultado exagerado por parte de la persona receptora de nuestro malestar y cuando por fin nos decidimos a hablar, ocurre todo lo contrario. Es importante no adelantar acontecimientos negativos para no frustrar nuestro objetivo, pero sí es fundamental decir las cosas con comprensión y respeto.

Sé claro en lo que expresas

Para comunicarte adecuadamente debes ser claro en lo que dices, no te compliques dando rodeos, comienza por lo importante y dilo claramente. Utiliza las palabras que describan con exactitud lo que deseas y tus interlocutores te lo agradecerán. Es recomendable utilizar un lenguaje directo y que no de pie a las malas interpretaciones. Mucha gente, por miedo o por inseguridad, intenta abordar el tema de forma indirecta antes de «ir al grano». Lo mejor es ser sincero, claro y directo y si hay alguna duda, resolverla de la mejor forma posible.

Positivos Por Convicción



La superación personal se alcanza cuando se tiene debidamente fundamentada una mentalidad positiva y orientada al éxito. Cuando tú tienes el deseo de realizar un proyecto, una idea, una actividad determinada, esta idea es creada dos veces: una en su mente y otra, cuando se lleva a la práctica. 

Si tienes el talento de visualizar lo que deseas hacer, por ejemplo, disfrutar de unas vacaciones en balneario, tu mente crea la idea de la playa, la brisa, y el mar y tu probablemente caminando por la arena bajo un radiante sol. Cuando las cosas se dan y puedes disfrutar en la vida real de ese paseo por la playa, la idea la habías concebido en tu mente! Así funcionan las cosas en la vida! eres y tienes lo que inicialmente piensas!

Tu superación personal depende entonces de lo que inicialmente crees en tu mente. Siendo las cosas así, que puedes crear, recrear y visualizar lo que deseas, comienza por crear imágenes mentales positivas, de éxito, felicidad, abundancia, salud, dinero, amor y todas las bendiciones que ofrece la vida.

Muchas personas hacen lo contrario. Crean las cosas dos veces pero de manera negativa: por ejemplo, realizar un negocio. El primer pensamiento que acude a la mente, invadido probablemente de inseguridad, les dice que ese negocio va a fracasar. Cuando se llega el momento de hacer el negocio, este efectivamente fracasa.

Los estudios científicos han comprobado que la mente tiene poder, que lo que se crea en ella, es lo que realmente, se produce en la realidad.

Crea riqueza en tu mente para que obtengas prosperidad.


Concibe imágenes de felicidad para que tu vida sea siempre feliz.

Pon en tu mente seguridad en ti mismo para que actúes con confianza y seguridad en la vida real.

Vive rodeado de gente positiva en tu mente para que en el diario vivir, estés rodeado de gente positiva.

Cierra grandes negocios en tu mente para que mañana estés firmando grandes negocios.

Disfruta de tu billetera llena de dinero en tu mente para que cuando vuelvas a la realidad, este llena de dinero.

Sigo insistiendo que para alcanzar el éxito en todo lo que te propongas, debes aprender a desarrollar el Arte de la Mentalidad Positiva, colocando imágenes con emoción y convicción de lo que deseas en la vida.

Esta técnica de autoayuda es poderosa: Borra de TU diccionario palabras tales como Imposible, no se puede, poco probable, nunca, jamás. Solamente TU tienes el control sobre tu mente y sobre los resultados que deseas obtener. Dios te dio el poder de elección, entre lo bueno y lo malo, y de hecho te creó como un ser de luz no de oscuridad. TU ELIGES!

No recuerdo quien dijo alguna vez: ” Bien sean cosas buenas o malas que escojas para tu vida, cualquiera que escojas, esa es tu realidad.” Así que elige muy bien!

Aunque es tu decisión elegir el colocar pensamientos positivos o negativos, es mi deber, a través de estas palabras motivarte a que elijas pensamientos positivos para que tu vida sea positiva en todo sentido.