lunes, 18 de septiembre de 2017

Normas De Convivencia


Hoy en día, los buenos modales parecen una rareza, para pesar de muchos y de quienes han visto cómo su retirada ha venido acompañada de costumbres indeseables.

Los buenos modales, esas añoradas expresiones de buen comportamiento que muestran preocupación y respeto por los demás, hoy parecen ser una costumbre añeja, que por más que nos resistamos a creerlo, bien podrían estar enfrentando el potencial riesgo de la extinción.

No es exagerado. Es una realidad que se constata día a día en las calles, los colegios, las universidades, los lugares de trabajo y los distintos escenarios donde las personas interactúan con sus pares.

Hoy en día, los buenos modales parecen casi una rareza, para pesar de muchos y de las sociedades que han visto cómo su retirada ha venido acompañada de costumbres indeseables que implican exactamente todo lo contrario.

Por lo mismo, rescatamos en este artículo 10 modales que parecen estar en extinción, que esperamos puedan volver a ocupar el espacio que les corresponde porque, hoy día, son más necesarios que nunca:

1.- Saludar al entrar a un lugar y al abandonar un recinto: “Buenos días”, “Buenas tardes”, “Hasta luego”, “Buenas noches”. Un simple saludo o despedida pueden hacer la diferencia. Indican respeto por el resto de la personas, buenas costumbres; en definitiva, buenos modales.
2.- Dar las gracias: Puede parecer de Perogrullo decirlo, pero cada vez menos personas están dispuestas a realizar el sencillo gesto de agradecer. Aunque la persona que nos haga un servicio esté cumpliendo con su trabajo, aunque sea lo esperable que realice determinada acción, dar las gracias permite cerrar un ciclo, y cada vez que lo hacemos, dejamos detrás  la imagen de que se valora lo que la contraparte hizo. No es difícil, y aporta mucho.
3.- Pedir por favor: En lugar de dar una orden, o de exigir un servicio porque se está pagando, el pedir por favor necesariamente implica que la contraparte adoptará una actitud positiva. No se trata de rogar, no se pierde el orgullo, no es ser menos valientes. Es una cortesía, una frase breve que puede hacer una gran diferencia.
4.- Ceder el asiento a quienes lo necesiten: Antaño una costumbre casi instantánea, hoy se bate en una triste retirada. No sólo en el tren subterráneo o los buses urbanos -donde para hacerlo más grave aún existen asientos marcados que son ocupados por quienes no les corresponde-, sino en todos aquellos espacios en que el sentido común nos indica que alguna persona necesita el asiento más que nosotros. Denota buena educación, modales, respeto y empatía.
5.- Sentarse correctamente y no recostarse como, literalmente, ocurre hoy: ¿Cuántas veces hemos visto a personas literalmente “desparramadas” en sus asientos? Es verdad que existe libertad, nadie cuestionaría eso, pero también es cierto que en espacios públicos, una señal de respeto y preocupación por los demás y uno mismo es sentarse correctamente. En la casa, en la privacidad del hogar, ya habrá espacio y tiempo para sentarse como a cada uno le parezca.
6.- Sacarse el gorro,  sombrero o lo que sea que tengamos en la cabeza cuando estemos en una situación más formal: Cada vez más, es posible ver que los gorros parecen pegados a las cabezas, ya que da lo mismo la situación, nadie parece dispuesto a sacárselos aunque la ocasión así lo amerite, aunque sea un espacio cerrado, aunque la persona que tenemos en frente merezca nuestro respeto. Esto puede cambiar muy fácilmente.
7.- Mirar a la cara a quien te está hablando y no al teléfono móvil: No eludir las miradas, no ver hacia otro lado en señal de aburrimiento, no concentrarse en el celular que nos controla y nos hace faltarle el respeto al que tenemos en frente. Mirar a la cara, prestar atención, mostrar interés. No desafectarse del otro, de lo que dice y de lo que nos quiere comunicar.
8.- Dejar pasar primero a las mujeres: Esto parece sacado de un libro de la antigüedad. ¿Quién es el caballero que lo hace actualmente? ¿Quién tiene la costumbre de dejar que ellas pasen primero? ¿Cuándo se perdió este gesto de buena educación? Por más que estemos en tiempo de igualdad de género, la caballerosidad sigue siendo un bien necesario.
9.- Expresarse correctamente, sin garabatos o groserías de por medio, para que te entienda tu interlocutor: Cada vez las expresiones groseras o de garabatos se meten con más fuerza dentro de todas las conversaciones. No se trata de no decirlos, que cada cual verá en su espacio privado cómo lo hace, pero hay momentos en los que conviene darse cuenta de lo que uno está diciendo, con quién está hablando, y cómo relacionarse de una manera que muestre educación y buenos modales.
10.- Escuchar sin interrumpir, en vez de hablar todos a la vez: Sana costumbre, buenos modales. El que habla más fuerte no es el que tiene algo más importante que decir. Y escuchar al otro permitirá tener un diálogo. Si todos hablamos a la vez, al final costará más entenderse. 

Algo tan simple y lógico, hoy parece estar rumbo a la extinción.


Saturación De Los Sentidos


Los medios de comunicación han ido cambiando, tal vez a un paso tan lento que esa transformación ha pasado inadvertida. Para quienes estén dispuestos a hacer el ejercicio de detenerse por un instante, abstrayéndose de la avalancha de imágenes que nos asaltan diariamente, para recordar la escena de 20 años atrás, será posible advertir que el estilo de la comunicación ha cambiado completamente. ¿Cuál es el aspecto visible de esta profunda mutación, que no por gradual ha dejado de ser tan radical como completa y total? La saturación de los sentidos.

La preocupación por lo comunicado ha dejado de tener el interés de aquellos tiempos, cuando la semiótica todavía creía en una funcionalidad de los mensajes y los medios. Desde los programas de entrevistas a las películas de cine; de los sitios de Internet a los diarios y revistas, la comunicación ha adoptado un estilo para el que el mensaje, el significado mismo, ha dado paso a la prioridad de su envase.

La estética de la saturación consiste en una intensificación de los estímulos visuales y auditivos por la cual estos siempre rebasan en cantidad y velocidad a la capacidad de asimilación de nuestro sistema sensorial. Una situación en la cual los estímulos siempre rebasan la capacidad de percepción, de modo que el espectador debe contentarse con asimilar la parte que considere más relevante de la escena.

El continuo ejercicio de esta inconsciente selección lleva al acostumbramiento, y ya nadie se sorprende de que la cámara de televisión se encuentre en movimiento, girando, retrocediendo, o todo eso a la vez, ni de que cambie súbitamente de plano, distancia, ángulo, foco. Tampoco se sorprende de que la luz esté mutando en intensidad, color, inclinación.

Simétricamente, las conversaciones se superponen; ruidos artificiales subrayan o contradicen los dichos, mientras que súbitas músicas irrumpen, desaparecen o se mezclan en el audio. Hasta la ficción de la interferencia es un efecto lícito para llenar completamente la escena.

Pero ¿cuál es la causa eficiente de esta inflación de los estímulos, de esta incontinencia desbordada de recursos? El miedo al aburrimiento. Un pánico patológico al aburrimiento del público. Conjurar el fantasma que produciría la mayor de las catástrofes: la caída de la atención y de su paralela medición estadística que ha venido a conocerse con el cotidiano nombre de "rating".

Evidentemente, ya no se considera posible mantener la atención del público por la simple calidad de lo comunicado, de lo dicho, de lo mostrado. En lo que se confía es en la cantidad de los estímulos, en un bombardeo sensorial que exija una atención forzada.

Un horror al vacío se ha apoderado de ciertos medios crecientemente abocados a la simulación de un contenido, confiando en que la catarata de estímulos disimulen la flaqueza de los argumentos, la falta de intensidad dramática de los guiones o el poco interés de las noticias.

Como nos ha hecho saber Jean Baudrillard, la simulación de la realidad, en última instancia, responde a la necesidad de disimular que no hay nada. Del mismo modo, detrás de los efectos de cámara, luz y sonido sólo hay más efectos. Si los efectos se simulan a sí mismos, es para que los espectadores podamos disimular que nos estamos aburriendo.

Este no es un problema moral, de buenas o malas intenciones. Sería un error caer en tal voluntarismo, porque es, ante todo, un problema estructural. Una vez que la saturación se ha convertido en el estándar de la comunicación, y el éxito del rating en su medida legitimante, ya no se trata solamente de tener algo que comunicar, pues hemos aceptado voluntariamente nuestra esclavitud del éxito. 

Haberlo transformado en la vara de nuestras decisiones nos hace prisioneros de su medición y de la estadística, lo que achata el futuro, lo hace previsible y, precisamente, aburrido.

No es en absoluto sorprendente, entonces, que el interés por lo comunicado ha dejado de ser el centro de preocupación del mensaje, para ser ocupado por la atención que éste pueda conseguir.
Y aunque el sistema tiene excepciones, está claro que estas sólo tienen posibilidades en tanto se acepte que la prioridad del éxito pase a segundo lugar.

Si la atención se convierte definitivamente en una función de los estímulos, entonces estaríamos ante la voluntaria destrucción de la curiosidad, del interés por lo nuevo, de la mirada interesada que logra interpretar creativamente la realidad.

No sabemos si la actual evolución de los medios de comunicación está produciendo este adormecimiento y sumiendo nuestro aparato sensorial en una pasividad receptiva, siempre saturada por la aparente riqueza y cantidad de los estímulos que se nos ofrecen. 

Pero, en todo caso, no parece probable que sirva para estimular en las nuevas generaciones esa mirada curiosa y creativa que da origen a nuevos enfoques y pensamientos, que quiebra la rutina de lo aprendido para producir la renovación de las ideas y -¿por qué no?- también de las formas.



Infoxicación


Atentos a todo... y a nada
'E-mails', redes sociales, el móvil... Recibimos una sobredosis de información que no es fácil procesar. La 'infoxicación' empeora la capacidad analítica, aumenta la ansiedad y conduce a decisiones erróneas

Recuerden cuando el mundo era (un poco) más tranquilo. Solo había un par de canales de televisión. Las cartas postales cuidadosamente manuscritas tardaban días o semanas en ir de una mano a otra. Los periódicos contaban lo que había pasado ayer. Y a los amigos los veíamos de tarde en tarde alrededor de la mesa de algún bar. Ahora, en cambio, vivimos en mitad de una avalancha. 

El estrés, la ansiedad informativa, la confusión, la superficialidad o la falta de atención son algunos de ellos. "Infoxicación" lo llama el físico Alfons Cornellá, fundador de la consultora sobre nuevas tendencias Infonomía, un neologismo que mezcla la información y la intoxicación. Se produce cuando la información recibida es mucho mayor que la que somos capaces de procesar, con consecuencias negativas.

"En el momento en que aun no has acabado de digerir algo, ya te está llegando otra cosa", dice Cornellá, "la entrada constante de información, en un mundo always on (siempre encendido), te lleva a no tratar ninguna información en profundidad. Cuando la información es demasiada todo es lectura interruptus. 

El fenómeno se desboca cuando todos pasamos a ser productores de información, y cuando los instrumentos para producirla son mejores que los instrumentos para organizarla y buscarla. Todos sabemos usar un procesador de texto, pero pocos saben buscar información de calidad con criterio". 

En efecto, hoy día la actividad es frenética: "Se calcula que entre el nacimiento de la escritura y el año 2003 se crearon cinco exaby­tes (billones de megabytes de información). Pues bien, esa cantidad de información se crea ahora cada dos días", informa el especialista en redes David de Ugarte. "La posibilidad de emitir información codificada se ha ido democratizando: primero como escritura, luego como imagen, etcétera. Piensa cuánta gente podía escribir un texto a principios del siglo XIX, o cuanta hacer una foto a principios del XX... Y compáralo con hoy".

Imparcialidad


Originado etimológicamente en el vocablo latino “inpartialis” (“in” = negación; “partialis”= una porción o parte) imparcial es un adjetivo usado para designar a quien no se inclina hacia una u otra parte en caso de ideas o intereses contrapuestos o litigiosos.

Quien es imparcial en sus juicios, trata de hablar sobre fundamentos sólidos y contundentes sin dejarse llevar por sus intereses, sentimientos o emociones. Por ejemplo: “el profesor fue imparcial en los exámenes, los corrigió sin saber a quienes pertenecían pues el nombre del alumno estaba en sobre cerrado”, “traté de ser imparcial cuando mi hija me presentó a su novio, pero era evidente que era irrespetuoso”. La imparcialidad absoluta, como la objetividad absoluta es casi imposible de lograr, 
pues quien opina o juzga es una persona que no puede dejar completamente de lado su subjetividad.

La imparcialidad es una característica muy valorada y necesaria en los jueces, quienes no deben dejarse influir por sus propias emociones, ni por la repercusión pública o mediática de un caso, a la hora de dictar sentencia, y mucho menos, por los sentimientos hacia la víctima o el victimario, o tener en cuenta sus propios intereses, como aquellos que reciben favores para inclinarse hacia un lado u otro, lo que constituye delito.

La imparcialidad asegura en un juicio, la igualdad de las partes, y la realización del valor justicia. Esto también obliga que si una de las partes no cuenta con dinero para proveerse un abogado, el Estado debe asignárselo, para que no esté en peores condiciones que quien no tiene problemas económicos, pues en este caso aunque el juez pueda mostrarse objetivo (imparcial) solo escucharía una sola voz.

Consecuencias del principio fundamental de imparcialidad
El principio de imparcialidad tiene las siguientes consecuencias:
establece uno de sus valores clave: la no discriminación, que es uno de los elementos más importantes de todos los aspectos de la protección del ser humano: el derecho de los derechos humanos, el derecho humanitario, el derecho sobre los refugiados. 

Aunque la necesidad de "conservar la confianza de todos" se menciona en el principio de neutralidad, ese imperativo se aplica también al principio de imparcialidad. Sólo una acción imparcial puede proyectar la imagen de una organización en la que pueden confiar las personas que necesitan ayuda o protección. Por lo tanto, se deben establecer sistemas para velar por que los beneficiarios de la acción de la Cruz Roja y de la Media Luna Roja sean las personas de máxima vulnerabilidad.


La imparcialidad en su más auténtica acepción impone que se prescinda de las distinciones subjetivas. Veamos un ejemplo de la diferencia entre ambos conceptos: una Sociedad Nacional que se niegue a prestar sus servicios a ciertos grupos de personas, debido al origen étnico de éstas, no observa la norma de no discriminación; por otra parte, el empleado de una Sociedad Nacional que, en el ejercicio de sus funciones, favorece a un amigo al que otorga un trato mejor que el que se brinda a terceros, contraviene el principio de imparcialidad. Por lo tanto, se debe formar al personal y a los voluntarios para que el comportamiento debido sea casi un reflejo.

domingo, 17 de septiembre de 2017

Retrospectiva


El Máster Universitario en Filosofía: Condición Humana y Trascendencia propone pensar lo humano de un modo radical, con sus luces y sus sombras, tratando de analizar críticamente qué respuestas se pueden dar ante las diversas crisis de sentido de las que somos contemporáneos. Con este objetivo, explora las grandes aportaciones de la antropología filosófica, la ética, la estética, la fenomenología de la religión, la filosofía de la ciencia y el lenguaje y la metafísica, para favorecer el desarrollo de una comprensión renovada y honda de la condición humana y las posibilidades de su apertura a la trascendencia.

El Máster en Filosofía se dirige a quienes estén interesados en la búsqueda de una Filosofía Primera que esté a la altura de nuestro tiempo. En él se considera central la atención a la dimensión práctica de la reflexión filosófica. Se pretende capacitar a los alumnos para elaborar una investigación original y comprometida con la realidad, con enfoques nuevos e interdisciplinares, atenta al contexto social y susceptible de ser desarrollada y aplicada en situaciones que planteen problemas nuevos.

En el complejo mundo en que vivimos, cada vez surgen respuestas más diversas, y en ocasiones opuestas, a la pregunta por el sentido. Hay quienes sostienen la ausencia de sentido, frente a quienes imponen una única forma de comprenderlo y de abordar la condición humana. Sin caer en el relativismo, desde la Filosofía tenemos la tarea de abrir caminos para el diálogo y la reflexión crítica sobre la multiplicidad de perspectivas existentes. Consideramos que, para ello, es urgente analizar la verdad de aquello en lo que se cree e indagar en cuál es el fundamento de la dignidad humana.


La Vida Contenida En Cada Instante


Querer un mejor empleo, un mejor auto o una mejor casa en un mejor vecindario son algunos de los deseos que más anhelamos muchas veces y luchamos a diario por ellos, nos esforzamos con todo nuestro empeño para lograrlo, durante horas y horas, durante días y noches enteras inclusive, porque con ellos vendrá una mejor vida, porque cuando los tengamos vamos a poder disfrutar la vida.

Pero debemos tener mucho cuidado con la idea que tenemos sobre lo que realmente es disfrutar la vida, cuáles son los momentos de la vida que realmente vale la pena vivir y cuánto valen, se han preguntado si las cosas más hermosas y maravillosas de la vida realmente cuestan dinero, o si dependen del auto o la casa en la que podamos estar viviendo o de las vacaciones perfectas en un crucero alrededor del Caribe
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“La vida es eso que nos pasa a cada instante”

Es maravilloso tener deseos de superación, querer siempre algo más, luchar por eso y tener la certeza de que podemos lograrlo, sin embargo la felicidad no se basa sólo en metas obtenidas, mucho menos si estas metas son económicas y definitivamente no es una carrera contra algo o alguien; porque hay momentos maravillosos que pasan a cada instante a tu alrededor, son únicos e irrepetibles y muchas veces los pasamos de largo, porque estamos muy ocupadas pensando que con más dinero o mejor cargo, etc… lograremos al fin ser felices.

“Vivir es la única manera de ser feliz”

La vida es hoy, nos pasa todos los días y está a nuestro alrededor, en la sonrisa de nuestros hijo al jugar con él, en el brillo de los ojos de nuestra pareja cada vez que con el corazón le dices cuanto le amas, en el rostro arrugado de tu madre, en un partido de fútbol que disfrutas con tu padre, en la cerveza que te tomas con tu mejor amigo, en la tarde de secretos que vives con tu amiga de la infancia, en ese postre que sólo tu abuela sabe preparar, esas madrugadas de conversaciones con tu hermano y en mil detalles… detalles que no cuestan nada, detalles que no nos piden nada sino estar ahí y vivirlos.



Social Media: Comunicadores


El Social Media se ha convertido en una herramienta realmente indispensable para todas aquellas marcas que desean y necesitan desarrollar una presencia fuera del entorno offline, lo que hoy día se ha convertido en fundamental para todas las empresas, sean del tamaño que sean.

Está claro que el Social Media les beneficia gracias, no sólo al alcance que pueden tener y los beneficios económicos que pueden conseguir, sino, para conseguir una gran imagen de marca, engagement y, lo que es más importante, la credibilidad y confianza de los usuarios en ella, que es, al fin y al cabo, a lo que debe aspirar toda marca.

Por lo general, si estamos desarrollando nuestra propia marca personal nuestros objetivos son los mismos que los de cualquier empresa: establecer nuestra presencia online, ser conocidos profesionalmente y percibidos de la manera que deseamos y crearnos una imagen de profesionales serios y con credibilidad.

Esto solamente se puede lograr de una manera, trabajando mucho, realizando una labor impecable, siendo muy sociales y teniendo una constancia fuera de serie.

Tradicionalmente, la forma de alcanzar al cliente ha sido ir a por él, sin sutilezas, definiendo nuestro target y yendo directamente a por él antes de que la competencia lo robara, realizando campañas de publicidad agresivas, a veces, sin una gran segmentación, a gran escala, pero, hoy en día la cosa ha cambiado muchísimo y la táctica es la inversa, dejar que sean los clientes los que nos alcancen, quien dice clientes dice usuarios que conforman nuestra comunidad.

Es mejor dejarse ver que tomar posesión de una comunidad plantando la bandera a lo Armstrong cuando llegó a la Luna.

Siempre es mejor insinuar que mostrar. Siempre es mejor dar una muestra de lo que ofrecemos (para lo que las redes sociales son perfectas) que directamente, ofrecerle a alguien nuestro producto.

Por ese motivo debemos intentar por todos los medios que sea la comunidad la que nos busque, pero no para que nuestra presencia se note por todos los medios, puesto que eso es, entre otras cosas, lo que hacen los spammers, pretendiendo que su producto o servicio sea conocido por activa y por pasiva, y ya sabemos lo que ocurre con los usuarios que sólo hablan de sí mismos, ¿verdad?. 
Al final no les escucha nadie.

En las redes sociales la táctica es otra. Es trabajar mucho dando diariamente lo mejor de nosotros, siendo siempre uno más pero, a la vez, haciendo que nuestra ausencia sea la que se note, por ejemplo, por los contenidos de calidad y las conversaciones generadas por nosotros con la comunidad, tanto propia como de otros
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Es cuestión de ser y no de estar.

Los usuarios saben bien quién aporta calidad y quién no, son perfectamente conscientes de quién está en Social Media y quién es Social Media, por lo que son ellos mismos los que demandan que se satisfagan unas necesidades que nosotros, siendo listos, debemos ser capaces de satisfacer, pero no tomando un altavoz y gritando a través de él para que nuestra voz sea la única que se oiga, pero sí la que se eche de menos cuando no esté presente.

Nuestra mejor arma es la conversación como Community Managers, el conocer a nuestra comunidad y saber darle lo que quiere, ser capaz de compartir contenido interesante, crear una presencia online imprescindible para los demás, y ser lo suficientemente hábiles como para hacer que, si dejamos de tuitear un sólo día, nuestra comunidad nos pregunte: “¿dónde te metiste ayer?”, que ellos sean los que nos busquen y se interesen por nosotros.


¿Cómo lo harías tú?

Perseverancia


La constancia es la parte clave de cualquier logro que obtengamos en distintos momentos de nuestras vidas, y recordar continuamente que tenemos perseverar sin desmayar ni tomar pausa, lo que estos hermosos pensamientos sobre esfuerzo continuo inspiran sin duda alguna, y harán tan tu convicción que lograras todo lo que te propongas. 

La constancia es la parte clave de cualquier logro que obtengamos en distintos momentos de nuestras vidas, y recordar continuamente que tenemos perseverar sin desmayar ni tomar pausa, lo que estos hermosos pensamientos sobre esfuerzo continuo inspiran sin duda alguna, y harán tan tu convicción que lograras todo lo que te propongas.

Todo lo que emprendamos y conlleve esfuerzo, sin duda alguna vale la pena…

Y sabemos que vamos por el camino correcto…
Porque todo lo bueno trae consigo muchísimo trabajo…

Y no decaer al momento de debilidad y cansancio es la clave para recoger los frutos de tanto trabajo e insistencia.

Cuando somos un poco débiles con nuestras ideas y nuestra fe en lo que hacemos no es tan convincente, ni hacia nosotros mismo…

Es mejor buscar formas de subir nuestra autoestima y ayuda; para confiar en nuestras ideas de superación…

La perseverancia es el esfuerzo continuo necesario para conseguir todas aquellas metas y objetivos que nos propongamos y la habilidad para buscar soluciones y superar los obstáculos que nos encontremos por el camino. 

Con perseverancia se obtiene la fortaleza y esto nos permite no dejarnos llevar por lo fácil y lo cómodo.


Identidad


Construir la esencia de nuestra identidad resulta cada vez más complejo, al vivir en el mundo de la sobreinformación, donde los estímulos y mensajes contradictorios son constantes.

Para no sobrecargarnos de información disponemos del mecanismo de defensa de la introyección, que consiste en la incorporación automática de aquello que recibimos del entorno, sin que haya ningún tipo de criterio personal.

La introyección es algo que en mayor o menor grado todos estamos expuestos a experimentar, de hecho en cierta medida es necesario, como ahora veremos; el problema recae cuando este mecanismo se apodera de nosotros.

En nuestro día a día para integrarnos en sociedad estamos expuestos continuamente a acatar normas, leyes, comportamientos, ideas, creencias y patrones de conducta. Desde que somos niños nos han ido inundando con toda clase de estos elementos.

Ya en un entorno familiar hemos recibido mensajes de todo tipo, que a día de hoy, resuenan en nuestras cabezas y cuando no acatamos estos mensajes nos sentimos culpables.

Hemos integrado mensajes transformados en mandatos sin digerirlos, sin haberlos asimilado, ni haberlos pasado por nuestro propio criterio personal

Mensajes como: “Tienes que trabajar en algo importante para ser alguien en la vida”, “piensa mal y acertarás”, “los hombres no lloran”, etc.

Estos mandatos nos indican qué es lo que está bien y lo que está mal condicionando así nuestra conducta y configurando nuestra identidad.

La introyección, también es un medio para complacer a las personas que están en nuestro entorno, de forma que tiene, en principio, una función de adaptación para ser aceptados.

Cuando el mecanismo de introyección guía nuestras vidas, se vuelve peligroso para nuestra identidad. Comenzamos a perder nuestra esencia y nuestra forma propia y original de ser.

“Cuando nos perdemos en la complacencia, adoptando el papel de ser “buenos”, haciendo lo que los demás esperan de nosotros; perdemos así la capacidad de discernir entre nuestro propio mundo real (lo que queremos) y lo que ha sido impuesto por los demás”
Para no dejar que este mecanismo gobierne nuestras vidas, y acabe por construir nuestro destino en base a lo que piensan y quieren los demás, resulta imprescindible tomar conciencia.

Es un paso importante en nuestras vidas hacernos conscientes de en qué circunstancias, en qué momentos, y con qué tipo de personas tenemos la tendencia a actuar en un modo automático, sin el filtro que nos ayude a distinguir lo que forma parte de nuestros valores e identidad.

Dándonos cuenta de los mensajes que recibimos del medio sin cuestionar y sin analizar, estaremos más alerta para transformar estos mensajes en un recurso útil, pudiendo reflexionar acerca de ellos, y sacar el aprendizaje que más nos convenga.

Al cuestionar y analizar todo lo que nos viene de fuera, estamos dándonos la oportunidad de hacer elecciones más profundas y coherentes con nuestro modo de pensar, sentir y entender la vida.

Para ello resulta imprescindible asimilar y pasar por el filtro personal todo lo que aprendemos, facilitando el desarrollo y la expresión del propio ser.

Esencia


En lo más profundo de nuestro ser reside nuestra Esencia, una fuerza innata que trasciende los límites de lo físico. Se trata de una inteligencia más profunda y antigua que aquella que rige nuestro desarrollo morfológico, nuestros gustos, nuestro carácter o nuestras aptitudes. Es algo que va más allá de nuestro ADN, nuestra educación o nuestro carácter. Algunas culturas lo llaman conciencia, otras culturas lo llaman alma y a mi me gusta llamarlo Esencia. 

Es la parte del Todo que vive en cada uno de nosotros y nos conecta al universo y sus principios. Nuestra Esencia, además, es la fuente que nutre nuestra brújula interna y constituye la guía principal que debe orientar nuestros pasos en la vida.

Cada persona es cuerpo, es mente y tiene un carácter único e irrepetible. Pero cada persona es también Esencia. Ésta última parte no es más que un testigo silencioso. Es la parte de la Gran Consciencia que yace en nuestro interior y cuyo mayor anhelo es poder manifestarse en todo su esplendor durante su existencia física. 

Nuestra Esencia es la parte de nosotros mismos que nos convierte a todos en hermanos, pues ésta forma parte de un mismo todo cuya sabiduría infinita yace en el fondo de nuestro ser. Pero, a la vez, nuestra Esencia es también aquello que nos hace diferentes, únicos e irrepetibles, pues es allí donde yace la misión que cada uno de nosotros viene a cumplir en este mundo. Una misión propia que cada cual debe encontrar y experimentar en el juego de la vida a través de sus propias circunstancias, entorno y posibilidades físicas.

De hecho, la vida no es más que un gran juego, un gran teatro confeccionado para jugar y aportarnos las más variadas experiencias. Nuestro cuerpo no es más que un medio para que nuestra Esencia pueda experimentar dicho juego. Y la realidad física no es más que un grande e inmenso decorado en el que jugar. Por tanto, juguemos, pero no nos preocupemos tanto por lo externo, es decir, por el medio o por el decorado. Nuestro camino y nuestros intereses deberían partir de nuestra Esencia y dirigirse hacia ella a la hora de manifestarse en el mundo físico. Nunca al revés.

Puede que nuestro cuerpo cambie con el paso de los años, al igual que también cambian nuestras circunstancias personales o la forma cómo reaccionamos o nos comportamos ante los sucesos de la vida. Lo que no cambia es nuestra Esencia, la parte inmutable y eterna del ser. Cuando discuto con alguien sobre este tema, siempre doy el mismo argumento:

“Lo que la persona es, es. No cambia ni cambiará nunca. Sin embargo, si definimos cambiar al hecho de manifestar algo latente que no se manifestaba antes, entonces la persona sí cambia. Pero aquello nuevo que ahora se manifiesta siempre estuvo, siempre estará. Y proviene del potencial infinito que yace en lo más profundo de cada ser”


Tu Puedes


Intenta ser un arcoíris en la nube de alguien más.
Maya Angelou

Las mejores y más bellas cosas en el mundo no se pueden ver o incluso tocar; se deben sentir con el corazón.
Helen Keller

No puedo cambiar la dirección del viento, pero puedo ajustar mis velas para que siempre llegue a mi destino.
Jimmy Dean

Nada es imposible, la palabra misma dice 'estoy posible'!
Audrey Hepburn

Comienza por hacer lo que es necesario; después lo que es posible, y de repente, estarás haciendo lo imposible.
Francisco de Asís

La mejor preparación para el mañana es haciendo lo mejor de hoy.
H. Jackson Brown, Jr.

La vida es 10% lo que sucede y 90% el cómo reaccionar ante ella.
Charles R. Swindoll

Ponga su corazón, mente y alma aún en sus más pequeños actos. Este es el secreto del éxito.                     Swami Sivananda


Todo Es Posible


Llegamos a este mundo con la inocencia de quien no sabe nada y lo espera todo. Nuestros padres son quienes nos guían con más o menos acierto en esos inicios donde el futuro, se nos antoja casi perfecto. Como satinado de mil colores y alcance de la yema de nuestros dedos.

No obstante, a medida que crecemos parte de ese hechizo se va rompiendo. Llegan las primeras desilusiones, y comprendemos lo que supone convertirse en adulto. Nadie ofrece algo a cambio de nada, y nadie nos garantiza que vayamos a ser siempre felices.

“El mundo gira en su rueda oxidada del tiempo repartiendo destinos. Hay quien piensa que todos llevamos el nuestro fijado casi de fábrica, pero no es así. En esta vida compleja, todo es posible mientras nosotros así lo pensemos, mientras tengas ilusiones, fe y valentía, cualquier cosa puede ocurrir”

Hay quien anda en su sendero vital cuidando de no salir de esas marcas, de esas vallas que otros han creado para ellos. Son esos patrones con los que nos han educado, es también la necesidad de cumplir determinadas expectativas, de no defraudar, de no fallar a otras personas…

En ocasiones, nos limitamos a vivir vidas prefijadas por otros porque así nos sentimos más seguros. Sin embargo, nadie puede ser feliz de sintiendo cadenas ajenas, viviendo la vida que otros tienen en mente. De ahí, que valga la pena recordar que todo es posible siempre y cuando tú mismo/a te lo permitas. 

Te invitamos hoy a reflexionar sobre ello.



sábado, 16 de septiembre de 2017

Buenas Intenciones


El pretexto ordinario de aquellos que hacen la desgracia de los demás, es que dicen querer su bien. El padre o madre que asfixió al hijo que lloraba mucho, lo hizo porque no quería que le pasara algo malo con tanto llanto y se le pasó la mano al taparle la boca por más tiempo de lo adecuado.

Revelamos el secreto de un amigo por nuestra perversa curiosidad de dejar libre el asunto que se nos rogó mantuviéramos encadenado, pero lo hicimos pensando en su bien, aun sabiendo que cometimos una traición. Insultamos a nuestros hijos y cónyuges, destrozando su confianza y cariño, pero decimos que lo hicimos para ver si así ‘se corregían’. Los ejemplos los podemos enumerar a montones.

Cuando se trata de nuestra propia conducta viciosa, prometemos corregirnos. Recordemos el refrán: “El camino al infierno está empedrado de buenas intenciones”. Séneca, en su Epístola 112, le escribe a su amigo Lucilio: Este hombre del que me escribes, ¡oh Lucilio! y que me recomiendas, no tiene fuerzas: se dio a los vicios. A la vez se marchitó y se endureció; no puede entrar en razón, no puede nutrirla. ¡Pero desea corregirse! No le creas. No digo que te mienta: él cree desearlo, sólo se cansó del lujo y de la molicie, pero pronto volverán a agradarle. Pero dice que su género de vida le ofende. No lo negaré. ¿A quién no le ofende? Los hombres, a un tiempo, aman sus vicios y los odian.

Deseamos corregirnos pero a la vez ardemos en el objeto de lo que deseamos corregir: lujuria, avaricia, soberbia. Queremos dejar de estafar, de traicionar, pero a la vez deseamos inmensamente los bienes que obtenemos por estafas y traiciones. Es como el beneficiario de toda traición: adora el beneficio de la traición y odia al traidor.

“El infierno está lleno de buenas voluntades y deseos”, afirmó el religioso suizo San Francisco de Sales.


Identidad De Género :Los Estereotipos


Nuestra sociedad tiene un conjunto de ideas sobre cómo se espera que los hombres y las mujeres se vistan, se comporten y se presenten.

Los roles de género en la sociedad definen cómo se espera que actuemos, hablemos, nos vistamos, nos arreglemos y nos comportemos según nuestro sexo asignado. Por ejemplo, se espera que las mujeres y las niñas se vistan de forma femenina y que sean educadas, complacientes y maternales. A su vez, se espera que los hombres sean fuertes, agresivos e intrépidos.

Cada sociedad, grupo étnico y cultura tiene expectativas en relación con los roles de género, pero estos pueden variar mucho entre un grupo y otro, y también pueden cambiar con el tiempo dentro de la misma sociedad. Por ejemplo, en los Estados Unidos, el rosa era considerado un color masculino, y el celeste, un color femenino.
Un estereotipo es un prejuicio o criterio ampliamente aceptado sobre una persona o sobre un grupo, si bien es una simplificación excesiva y no siempre es preciso. Los estereotipos de género pueden ocasionar un trato desigual e injusto por el género de una persona. Esto se denomina “sexismo”.
Existen cuatro tipos básicos de estereotipo de género:

Rasgos de personalidad: por ejemplo, se espera que las mujeres sean complacientes y emocionales, y que los hombres sean seguros y agresivos.

Comportamiento doméstico: por ejemplo, algunas personas esperan que las mujeres se encarguen de los niños, cocinen y limpien la casa, mientras que los hombres se encargan de las finanzas, del automóvil y de las reparaciones.

Ocupaciones: algunas personas asumen rápidamente que quienes se ocupan de la docencia y la enfermería son mujeres, mientras que quienes se dedican a la medicina, a la ingeniería o a pilotar aeronaves son hombres.

Aspecto físico: por ejemplo, se espera que las mujeres sean delgadas y elegantes, mientras que se espera que los hombres sean altos y musculosos. También se espera que los hombres y las mujeres se vistan y se arreglen de forma estereotipada según su género (los hombres con pantalones y pelo corto; las mujeres con vestidos y maquillaje).

La hiperfeminidad es la exageración de los estereotipos de conducta que se consideran femeninos. Las personas hiperfemeninas exageran las cualidades que juzgan femeninas. Esto puede incluir comportamientos pasivos, ingenuos, de inocencia sexual, suaves, coquetos, delicados, maternales y complacientes.

La hipermasculinidad es la exageración de los estereotipos de conducta que se consideran masculinos. Las personas hipermasculinas exageran las cualidades que juzgan masculinas. 

Creen que deben competir con otros hombres y dominar a las personas femeninas con comportamientos agresivos y mundanos, tener mucha experiencia sexual, ser físicamente imponentes, ambiciosos y exigentes.

Estos estereotipos de género exagerados pueden dificultar las relaciones con otras personas. Las personas hiperfemeninas tienen más probabilidades de soportar el abuso físico y emocional por parte de sus parejas. Las personas hipermasculinas tienen más probabilidades de ser física y emocionalmente violentos con sus parejas. 

Los estereotipos extremos de género son dañinos porque no permiten que las personas expresen completamente lo que piensan ni sus emociones. Por ejemplo, es dañino para las personas masculinas considerar que no deberían llorar o expresar emociones sensibles. A su vez, es dañino para las personas femeninas sentir que no deberían ser independientes, inteligentes o firmes. Romper con los estereotipos de género les permite a las personas mostrar su mejor faceta.

Es muy probable que te veas rodeado por estereotipos de género. También es posible que hayas visto o experimentado sexismo o discriminación basada en el género. Hay formas de desafiar estos estereotipos para ayudar a que todos, sin importar el género o la identidad de género, se sientan iguales y valorados.


El Horcón Del Medio


Labrado a filo de hachas
grueso, firme y muy parejo
porque sos el fiel reflejo
de costumbres de otros tiempos
te declaro monumento
de la historia de mi tierra
y por todo lo que encierra
esa estampa en nuestros campos
del recuerdo tan ingrato
Dios quiera que no se pierda.
-------------------------
Te han sacado de los montes
vestigio de quebrachales
entre cantos de zorzales
has crecido como yo.
tus semillas con tu flor
has sembrado al infinito
pa’ que brotaran tus hijos
y no se apague tu esencia
y hoy se siente tu presencia
en un poste o algún fijo.
-----------------------
Tus hermanos como vos
hecho palenque o puntal
pa´ sostener un bagual
lo han plantado con firmeza
donde el gaucho y su destreza
ha cinchado potros bravos
y han aprendido a montarlos
con espuela y guasca al pecho
o en la punta de un cabresto
a sus fibras sujetarlos.
-----------------------------
Entre tantos elementos
son tus hermanos también
esos postes que se ven
prolijamente labrados
sosteniendo un alambrado
a lo largo del camino
y hoy por culpa del tanino
lentamente vas muriendo
parece que andan queriendo
de los montes tu exterminio.
----------------------
Fuiste del criollo ladero
siendo agujón de tranqueras
del galpón una cumbrera
mortero, puntal o esquinero
palo a pique de un chiquero
o angelito en lo profundo
fuiste también yo calculo
leña, tizón o algún tambo
o maceta siempre a mano
pa´ desvasar un matumgo.
-----------------------
Casi en toda la Argentina
y otros países hermanos
el quebracho colorado
importante siempre ha sido
si hasta pa cruzar los ríos
lo han usado para puente
y en los veranos calientes
fresco alero parecía
y los gringos pa’ las vías
lo han convertido en durmientes.
---------------------------
Se lo ven en los corrales
en un rancho, o un galpón
siendo base de un fogón
o de una estancia portal
de un pozo calza´o brocal
haciendo fama su tronco
y se ha vuelto muy famoso
con sus brazas las chispeadas
y has sido pa las baldeadas
calce firme de algún pozo.
--------------------------
Ha sido para los tiempos
noble árbol de mi tierra
cobijo para la hacienda
con nidales en su copa.
Lo han llevado para Europa
los viejos conquistadores
los poetas y cantores
han destaca’o su nobleza
y ha sido por su belleza
preferencia de escultores.
------------------------
Verde esperanza del tiempo
monte agreste de mi chaco
entre cháguar y lapachos
algarrobos y talares
son tus hermanos de sangre
el palo santo y la brea
aunque mucho ya no quedan
pa que no muera del todo
yo le canto de este modo
Quebrachales de mi tierra.

BETO ARANDA. JULIO 2017 - FORMOSA

Percibir


En la percepción participan  nuestros sentidos. Ser consciente de ello nos ayuda incluso  a identificar cierta prevalencia por decirlo de algún  modo  de lo visual,  kinestésico, auditivo que  a manera de filtro interno va  reflejando y o expresando lo percibido  con matices diferentes. 

Si pides, por ejemplo,  a  un grupo de personas  que  te describa  brevemente  una película, un libro, un concierto recién  apreciados, podrás comprobar  a través de su expresión corporal ( no verbal) y verbal  utilizados hacia dónde  ese filtro interno focaliza su atención. Asimismo, unos centran más la atención en el todo;  otros, en las  partes, los detalles; en el quién, en el qué, en el dónde, cómo o cuándo.  Y todas son legítimas Así sucede con cualquier trozo de información.

En la percepción influye nuestra experiencia vital.  Abarcaría  desde qué emoción (es) se vive  lo percibido, hasta qué se evoca, a qué  se asocia,  cómo se integra dentro del sistema  de conceptos, creencias sobre las cosas. De modo que cada cual agregará matices, restará otros  y construirá su propio objeto por decirlo de alguna manera.

Lo percibido tiene un impacto en quien lo percibe. No sólo pensamos y sentimos sobre lo percibido, sino también actuamos. Por tanto,  es importante no sólo  lo que se siente, sino también cómo se expresa  y  qué  se hace  con ello.

¿Y para qué  pueden servir estas pistas dentro del contexto emocional?
Para legitimar lo que  se siente.  Una misma situación puede ser vivida   de diferente manera  no sólo por individuos diferentes, sino por una misma persona. Para comprender el proceso que he seguido o que han seguido los otros, esto posibilita una sintonía  consigo mismo  y con los demás. Por ejemplo, una de las condiciones  indispensables de la empatía,  es conectar, ir al encuentro  del  proceso  que vive  el otro y aceptarlo. “Cuando las emociones son negativas y muy fuertes lo mejor que podemos hacer es procurar no expresarlas de manera inconveniente (como insultando o dando un golpe en la puerta). Cuando las emociones son positivas hay también que aprender a manifestarlas de forma conveniente. Las emociones son difíciles de controlar, pero su expresión no.  Siempre podemos evitar enfadarnos de forma inconveniente o incluso mostrar nuestra satisfacción por algo cuando no nos conviene hacerlo, pero es mucho más difícil dejar de estar enfadados o contentos, cuando tenemos razones para ello“.

Para hacer cambios ecológicos para mí y para los otros. Cuando no te guste, no estés satisfecho con un resultado obtenido, revisa  el proceso que has seguido,  a veces  basta con variar la posición ante lo percibido en alguna de las dimensiones anteriormente  comentadas. En ocasiones, la expectativa ante un determinado resultado, nos hace perder  información, evidencias que nos está dando el proceso, nos quedamos anclados en ese punto final. La elección está en nuestras manos, al menos en una parte de ello, reconocerlo, de hecho cambia la esencia de las cosas y para ello es importante la actitud y estar abiertos a la experiencia.

Percibir no es solo oír, es escuchar sin juzgar, sin intervenir, sin decir.
Percibir no es solo ver, es atender, solo mirar.
Percibir no es solo oler, es leer cada aroma.
Percibir no es solo saborear, es degustar.
Percibir no es solo tocar, es descubrir un mundo de texturas.
Percibir, en definitiva, es SENTIR.

Todos, absolutamente todos, percibimos el mundo que nos rodea a través de nuestros sentidos 




Un Alto En El Camino


Hay momentos en los cuales nos sobreviene un fuerte impulso que nos induce a la reflexión de todo aquello que de alguna forma ha ido quedando como un sedimento un tanto imperceptible en algún lugar de nuestra inquieta forma de sentir todo aquello que de una forma u otra nos conmueve y motiva a expresarnos en la forma en que lo hacemos diariamente.

Son esos instantes en que la vida, sin detenerse en su constante devenir, pareciera que nos interpela, como quien controla el estado de nuestra capacidad perceptiva, como queriendo evitar la potencial “sobrecarga” de nuestra capacidad de apreciar todo lo que acontece a nuestro alrededor y que por alguna razón que no llegamos a comprender permanece en algún recóndito lugar de nuestra consciencia.

Así estamos en esta retrospectiva “limpiando debajo de la alfombra” abriendo de par en par los ya vetustos ventanales de nuestra mente, aireando  los espacios donde se reside el intelecto, aspirando profundamente el aliento vital que nos renueva y reconforta evitando cualquier intento de corrosión de nuestra capacidad intelectual.

Esto que mencionamos lo hacemos con la periodicidad necesaria que nuestra actividad requiere, con la finalidad de observar desde un “punto neutro y equidistante” el grado de objetividad con el cual formulamos nuestras apreciaciones.

Los que asumimos la responsabilidad de emitir nuestras opiniones, cosa que hacemos con la periodicidad y constancia que nos caracteriza tenemos asumida la responsabilidad que tal proceder implica, el cual puede apreciarse en cada una de nuestras manifestaciones.

En eso estamos.


Hugo W Arostegui

viernes, 15 de septiembre de 2017

Expresar Lo Que Sientes


Si eres de los que todavía piensan que los hombres no lloran, que sentir miedo es de cobardes y que los mensajes de amor son ñoñerías, lee con atención lo que te voy a contar.
Ya va siendo hora de que entiendas la importancia de expresar los sentimientos.
A expresar los sentimientos también se aprende

Hay muchas personas a las que les cuesta exteriorizar lo que piensan, pero son más a las que les es difícil expresar lo que sienten. La cultura y la educación tienen un peso importante en esta cuestión
.
A expresar los sentimientos se aprende en la infancia: es por eso que los niños que han crecido en casas donde los padres no se demostraban afecto, donde el padre jamás reconoció sentirse orgulloso, donde la madre callaba cuando se sentía sola o deprimida o donde los hijos tenían que contener su rabia, hoy son adultos con serios problemas para dar a conocer aquello que sienten.

Uno de los motivos por los que no expresamos lo que sentimos es para evitar conflictos. Hay quien cree que así evita hacer daño a otra persona, y no se da cuenta de que el daño se lo hace al reprimirse.
Otra razón puede ser el miedo a sentirse rechazado o creer que no le van a entender. Esto se soluciona mejorando la autoestima y comunicándose de forma asertiva.

Además, la sociedad nos dice que hay ciertas emociones que debemos controlar.

Están mal vistos los celos, los enfados, la rabia, la ansiedad, la depresión… vamos, lo que algunos llaman las emociones negativas.

¡Basta ya! Señores: no hay emociones positivas ni negativas, y no debemos aprender a controlarlas sino a gestionarlas.

Expresar aquello que nos gusta, lo que nos da miedo, decir las cosas que nos generan alegría, las que percibimos con asco, expresar nuestro agradecimiento o mostrar muestras disculpas es lo que nos ayuda a liberar y a compartir nuestros sentimientos, y es la mejor manera de sentirnos bien.

Y si alguna vez no te salen las palabras o no sabes cómo expresarte, recuerda que puedes besar, abrazar, acariciar, sonreír, escuchar, tomar una mano… puedes demostrar lo que sientes de miles y miles de maneras, y lo mejor de todo es que ¡puedes disfrutar haciéndolo!

Si aprendes a expresar lo que sientes y empiezas a interesarte por cómo se sienten los demás estarás mejorando tu manera de comunicarte con aquellos a quienes quieres.




Vivir La Vida


Lo esencial no es la vida, sino cómo elegimos vivirla

La vida es una travesía en si misma, encierra los éxitos, los fracasos, las alegrías y las tristezas, lo que agradecemos y lo que nos resulta injustificable, lo que amamos y lo que nos despierta el resentimiento, de alguna manera, la vida da para todo, existe, plena, eterna y continuada, una y otra vez para grabar en nuestra alma, aquello que realmente necesitamos aprender y que es parte de nuestra transformación y nuestro progreso.

La diferencia radica en cómo se vive la vida, las elecciones que tomamos, los caminos que recorremos, las actitudes, los pensamientos, las ilusiones y los deseos, cómo recibimos aquello que se nos concede, cómo agradecemos o simplemente jamás lo hacemos, el libre albedrío que tenemos todos y que determina nuestras acciones, porque por más influencia que tengamos en nuestra vida, siempre es bueno es nuestra la elección final.

Cómo elegimos vivir la vida, puede llegar a ser la gran diferencia entre los seres, más allá de la conciencia lo la falta de ella, la manera en cómo vivimos la vida nos hace sentirnos completos o vacíos, nos llena de fortaleza o enaltece la ignorancia y el temor, nos enseña el amor compasivo y el desarrollo de las propias capacidades, o nos entrega al sufrimiento y al resentimiento del pasado.

No vivimos para juzgar las elecciones de los demás, más somos responsables de las propias, del bienestar o el daño que impartimos a los demás, quiénes al igual que nosotros, luchan cada día por un nuevo comienzo, por encontrar su espacio y su equilibrio, sin embargo, muchos se pierden en ese recorrido, muchos no logran develar el verdadero sentido del amor que nos une, que nos vivifica como seres humanos y por ende, no gozan de este beneficio y del alivio que trae al alma, el lograr establecer una conexión genuina con el ser interior, con la plenitud del presente y con la fuente inspiradora de la vida.

Sembramos en nuestra vida, aquello que esperamos cosechar, somos propulsores de los cambios, de las innovaciones, de los riesgos que asumimos y de los obstáculos que enfrentamos y superamos, a su vez, tenemos un camino espiritual que cumplir, que nutrir y que abonar, pues cada existencia es una nueva oportunidad de sumar a la vida, leyendo en el libro que nos ofrece, en la mente clara y serena y en el conocimiento de sí mismo.

“¡Ojalá vivas todos los días de tu vida!”
Jonathan Swift



El Deber Ser


La gran diferencia entre el Ser y el Deber Ser, radica en los valores morales y éticos que tengan en sus adentros los individuos de una sociedad, solo aquellos individuos que tengan claro cuáles son los valores morales y éticos que deben regir su vida dentro de la sociedad, serán capaces de llevar adelante una vida enmarcada dentro de lo que en filosofía se le ha dado por llamar, “el Deber Ser”. 

Por otro lado, aquellos individuos que no posean unos fuertes y arraigados valores morales y éticos o los que posean, nada tengan que ver con la sociedad en la que conviven, serán aquellos individuos que primen al Ser, es decir, al individualismo ante todo, el progreso individual a costa de lo que sea, sin importar en la mayoría de los casos, ni el más mínimo valor moral o ético, en pocas palabras, cuando un individuo es capaz de primar su individualismo o su Ser, por encima del bien común o el Deber Ser, estará aplicando la máxima universal achacada a Maquiavelo, de que “el fin justifica los medios”. 

Analicemos un poco el significado del Ser, este es el concepto que engloba por completo al ser humano, al individuo racional, e irracional, engloba de manera total todas sus habilidades, todos sus conocimientos, todos sus logros y todas sus bases morales, éticas, afectivas, es decir, es el concepto total y amplio del individuo. Gracias al Ser la filosofía logra explicar el comportamiento, tanto racional, como irracional del individuo, su accionar individual, su forma de actuar, los logros que consigue y como los consigue y es de esta actuación individual dentro de la sociedad, de su interacción con los otros individuos de la sociedad, donde entra el Deber Ser. 

El Deber Ser son las series de normas que están escritas o no, por las cuales todos los individuos que formen parte de un colectivo o sociedad deben actuar, son los parámetros por los cuales un individuo puede determinar, cuáles de sus actos son correctos y aceptados dentro de su sociedad y cuáles de estos actos no son aceptados dentro de esa misma sociedad. Es bueno acotar en este punto, que el Deber Ser poco tiene que ver con las “Leyes” que conocemos en la actualidad, es decir, las leyes que han regido a las actuales sociedades capitalistas, estas son normas escritas, explicitas, que deben regir la actuación de una persona dentro de un colectivo social, so pena de castigo ante una trasgresión.  

El Deber Ser, por el contrario, son normas, en algunos casos escritas, pero la mayoría de las veces, inculcadas de manera directa de padres a hijos, que conforman el conjunto de normas, la gran mayoría Morales, Éticas y Afectivas, por las que se debe regir un ser humano. Un ejemplo clásico de esto es el concepto de paternidad, todo ser humano al tomar la inmensa responsabilidad de la paternidad, debe tener en cuenta que sus prioridades en la vida, serán cambiadas drásticamente, con el advenimiento de este nuevo ser, el cual pasa a formar parte muy importante de su vida. 

Pero quien da estas normas, quien obliga a este cambio de prioridades, no son las leyes escritas de los hombres, estas apenas lo obligan a reconocerlo y pasar algo para su manutención, son los valores ancestrales de la humanidad, esos valores que nos han servido para seguir formando grupos, asociaciones, sociedades, esas normas no escritas que indican cual es el camino que uno debe tomar, el camino del amor, del afecto, de la familia, de la presencia, pero como estas normas no están escritas, ni tiene en mucho casos penalidades, ocurre que cuando estos valores no están muy arraigados en el futuro padre, es decir, desconoce o no le da la importancia que tiene el Deber Ser, comienza a privar en el, un sentimiento egoísta de individualismo y prefiere dejar a este nuevo ser, un poco o totalmente desguarnecido, con tal de no desmejorar o cambiar su vida o sus planes, es decir, se activa en el individuo el Ser. 

De lo anterior inferimos que el Ser es individualismo, es en un concepto mas ampliado de sociedad, el Capitalismo, ya que en estas sociedades se prima el éxito individual por sobre todas las cosas, si bien es cierto, que este éxito debe realizarse dentro del marco legal vigente para su país, no es menos cierto, que poco o nada importa los valores éticos y morales para este éxito. Un ejemplo claro es el de un alto ejecutivo de una empresa tecnológica que fabrica armamento químico, este individuo seguramente jamás ha matado a nadie y dentro de su trabajo cumple con todas las normas y además, dentro de su sociedad, con todas las leyes, pero me dirán Uds. cuál es la moral de un individuo, que trabaja en una empresa cuyo único fin es matar a seres humanos de una forma horrible. 

Así mismo podemos definir el Deber Ser, es la base de una sociedad, donde el bien común prime ante el bien individual, una sociedad donde el éxito individual se logra solo sobre la base del éxito colectivo y en la justa medida, de las posibilidades del individuo, en pocas palabras, el Deber Ser es lo mismo que Socialismo. Aplicando el mismo ejemplo que use en el párrafo anterior, este ejecutivo dentro de una sociedad socialista, jamás trabajaría en una fábrica de armas químicas, porque estas jamás existirían en esta sociedad, seria seguramente un ejecutivo de la fábrica de armas defensivas, para la protección de su sociedad, seria además, un individuo activamente ligado a la fiscalización de la utilización de este armamento, solo usado en caso de verdadera necesidad de la defensa de su sociedad y no buscando la venta indiscriminada de estas armas por el mundo entero, con el único fin de su beneficio individual, importándole muy poco ser el factor principal de la muertes de muchos seres humanos.