En la percepción participan nuestros sentidos. Ser
consciente de ello nos ayuda incluso a identificar cierta prevalencia por
decirlo de algún modo de lo visual, kinestésico, auditivo
que a manera de filtro interno va reflejando y o expresando lo
percibido con matices diferentes.
Si pides, por ejemplo, a un
grupo de personas que te describa brevemente una
película, un libro, un concierto recién apreciados, podrás
comprobar a través de su expresión corporal ( no verbal) y verbal
utilizados hacia dónde ese filtro interno focaliza su atención. Asimismo,
unos centran más la atención en el todo; otros, en las partes, los
detalles; en el quién, en el qué, en el dónde, cómo o cuándo. Y todas son
legítimas Así sucede con cualquier trozo de información.
En
la percepción influye nuestra experiencia vital. Abarcaría
desde qué emoción (es) se vive lo percibido, hasta qué se evoca, a
qué se asocia, cómo se integra dentro del sistema de
conceptos, creencias sobre las cosas. De modo que cada cual agregará matices,
restará otros y construirá su propio objeto por decirlo de alguna manera.
Lo
percibido tiene un impacto en quien lo percibe. No sólo
pensamos y sentimos sobre lo percibido, sino también actuamos. Por tanto,
es importante no sólo lo que se siente, sino también cómo se
expresa y qué se hace con ello.
¿Y
para qué pueden servir estas pistas dentro del contexto emocional?
Para legitimar lo
que se siente. Una misma situación puede ser vivida de
diferente manera no sólo por individuos diferentes, sino por una misma
persona. Para comprender el
proceso que he seguido o que han seguido los otros, esto posibilita una
sintonía consigo mismo y con los demás. Por ejemplo, una de las
condiciones indispensables de la empatía, es conectar, ir al encuentro
del proceso que vive el otro y aceptarlo. “Cuando las emociones son negativas y muy fuertes lo mejor que
podemos hacer es procurar no expresarlas de manera inconveniente (como
insultando o dando un golpe en la puerta). Cuando las emociones son positivas
hay también que aprender a manifestarlas de forma conveniente. Las emociones
son difíciles de controlar, pero su expresión no. Siempre podemos evitar
enfadarnos de forma inconveniente o incluso mostrar nuestra satisfacción por
algo cuando no nos conviene hacerlo, pero es mucho más difícil dejar de estar
enfadados o contentos, cuando tenemos razones para ello“.
Para hacer cambios ecológicos
para mí y para los otros. Cuando no te guste, no estés satisfecho con un
resultado obtenido, revisa el proceso que has seguido, a
veces basta con variar la posición ante lo percibido en alguna de las
dimensiones anteriormente comentadas. En ocasiones, la expectativa ante
un determinado resultado, nos hace perder información, evidencias que nos
está dando el proceso, nos quedamos anclados en ese punto final. La elección está en nuestras manos, al menos en
una parte de ello, reconocerlo, de hecho cambia la esencia de las cosas y para
ello es importante la actitud y estar abiertos a la experiencia.
Percibir no es solo oír, es escuchar sin
juzgar, sin intervenir, sin decir.
Percibir no es solo ver, es atender, solo
mirar.
Percibir no es solo oler, es leer cada aroma.
Percibir no es solo saborear, es degustar.
Percibir no es solo tocar, es descubrir un
mundo de texturas.
Percibir, en definitiva, es SENTIR.
Todos, absolutamente todos, percibimos el
mundo que nos rodea a través de nuestros sentidos
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