lunes, 11 de septiembre de 2017

De Tripas Corazón


En los inicios de la medicina el padre de ella, o sea Hipócrates consideraba al corazón como el órgano que entregaba calor humano y el centro de la inteligencia. Para otras civilizaciones como la hindú o la egipcia era considerado como el símbolo del amor más elevado.

Este concepto tan prestigioso del órgano lo elevó por encima de los demás y hasta los poetas en los cantares antiguos le rezaban y pedían por la falta de su sufrir.

Las tripas en cambio no tuvieron esa suerte. Al tratarse de una parte baja del cuerpo y considerando el tráfico dentro de ellas les fueron cayendo las culpas de los miedos, el nerviosismo, o la incapacidad de hacer algo, aflojando al resto del cuerpo.

De esta forma, mientras al corazón valiente se lo puede enamorar y hasta creer que las decisiones bien tomadas dependen de él; las flojeras, las descomposturas y los calambres intestinales son producto de las debilidades que provocadas por distintas situaciones salen a la luz por culpa de las tripas.

La descripción de estos órganos sirven entonces para determinar que “hacer de tripas, corazón”, significa sobreponerse a las flojeras y a los malestares para, siendo valiente, ponerle el pecho a cualquier situación complicada.

La frase es muy antigua, tanto como lo es anónima y sin poder establecer un antecedente concreto. Pero lo cierto es que el descrédito de las tripas no podrá ser nunca reemplazado por otro órgano como el hígado, el páncreas o la próstata si hablásemos de hombres, ya que estos ni siguiera tienen una imagen, ni buena ni mala, y si la tuvieran habría que hacer de tripas corazón para bancarse el cambio.



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