Cuando ya somos adultos tenemos la capacidad de reconocer de
que somos capaces y de que no, o por lo menos eso nos lo creemos así, y digo
esto porque solemos ventilar muy a menudo un dicho popular que reza “Loro viejo
no aprende hablar” pero la realidad es que no siempre nos atrevemos a cambiar
de hábitos o de reconocer que algunas costumbres hasta nos han alejado de
nuestras metas y sueños y más aún de aquellas personas que amamos o simplemente
nos limitan en el logro de cosas más allá de nuestra rutina.
Esta actitud nos mantienen inertes e inmóviles ante la
facultad inagotable de superamos a nosotros mismos.
Para cambiar o transformar algo primero debemos reconocerlo
¿Qué observo allí que me molesta, que me incomoda, que no me gusta que ya no
quiero? Y luego de observarlo debo sentir el ineludible compromiso que sean
cambiados, disueltos o transformados, entonces es aquí donde entra la voluntad
combinada con el esfuerzo y la constancia.
El detalle esta en como tu te haces responsable, bloqueando
el miedo, la apatía, los obstáculos. Piensa en el inmenso poder que tienen tus
emociones, cada acontecimiento y cada recuerdo, influencian nuestros
pensamientos y nuestro comportamiento, debemos considerar que tenemos el
control de la situación y que más que una amenaza es un desafío que la vida nos
pone allí para crecer y evolucionar.
Observemos un momento nuestra conducta, nuestras actitudes y
acciones, nuestras relaciones personales y que tipo de emociones nos generan
¿Somos agresivos, conflictivos y dominantes?
Esto como nos hace actuar ¿Nos hace ser personas
impacientes, hiperactivas, competitivas, hostiles, ansiosas y muy irritables? O
¿Somos sumisos y tratamos de controlar la hostilidad y deseamos agradar a
todos? y esto ¿Cómo nos hace actuar, pasivos, cooperadores, conformistas, poco asertivos?
Bueno aquí estamos en los dos extremos, no debemos
mantenernos ni en una lucha eterna pero tampoco debemos obstaculizarnos nuestro
actuar. Debemos adaptarnos de manera abierta a expresar nuestras emociones
incluso las hostiles, atentos a nuestras necesidades de desarrollo personal,
siendo relajados, confiados, con fe, mientras seamos asertivos y compasivos a
la hora de defender nuestras posición.
Entonces loro viejo si aprende a hablar, y todo esto se
trata de actitud, las ganas de adquirir nuevos conocimientos y herramientas,
pudiendo ser este un aprendizaje dirigido y programado.
Basta de excusas, los limites solo los pones tú, pero la
clave es la motivación, dedica tiempo a pensar cómo puedes llevar acabo eso
cambios, no hay problemas con el tiempo, no hay apuro, todo a tu ritmo, maneja
tus emociones, cuando te sientas flaquear serénate y permítete vivir emociones
de todo tipo y aprende de ellas, ya pasaran.
No pierdas tu fe y tu confianza, no desistas. La vida es una
aventura y tenemos la facultad de superarnos a nosotros mismos.
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