Dogmático es algo indiscutible, fidedigno, innegable, que no
admite réplica o cuestionamiento. Como dogmático definimos todo lo perteneciente o relativo a los
dogmas, es decir, el conjunto de fundamentos o principios por los que se rige
una religión, doctrina, ciencia o sistema determinado.
Dogma, dogmático, dogmatismo,
son palabras que se asocian inequívocamente al ámbito religioso. Esta relación
es muy adecuada, porque en este sentido, los dogmas son considerados dentro de
muchos credos, como declaraciones de la palabra divina, sagrada y certificada
por el cuerpo doctrinario oficial. Los fieles aceptan los dogmas doctrinarios
como un claro acto de fe, excluyendo así lo dogmático del terreno de toda
ciencia y filosofía. Sin embargo, el sentido filosófico de estos términos,
posee un matiz sutilmente diferente.
Existe una explicación para esta asociación entre dogma y
religión. En sus orígenes, el término dogma significó “oposición”, se trataba
pues de una opinión filosófica referida a los primeros principios. De allí que
luego el término se asociara como una referencia a “principios doctrinarios”.
Así, los filósofos que insistían enfáticamente en los
“principios” terminaban por no prestar atención a los hechos o a los argumentos
que pudieran poner en duda tales fundamentos. Esos filósofos solían dedicar su
actividad a la afirmación, esto es, no desarrollaban el análisis crítico.
Recibieron pues, el nombre de “dogmáticos” a los que se contrapuso a los
“escépticos”.
Actualmente, el dogmatismo puede comprenderse en tres sentidos:
Realismo ingenuo: en este caso, se admite únicamente la
posibilidad de conocer las cosas en su ser en sí, sino también la efectividad
de este conocimiento en el trato diario y directo de las cosas. En rigor, este
tipo de realismo no existe dentro de la filosofía, sino que refiere
específicamente al conocimiento vulgar.
Confianza doctrinaria: se entiende como la confianza
absoluta en una doctrina en especial.
Ausencia de reflexión crítica: se refiere a la aceptación
incondicional, sin examen alguno de los principios a los que se adhiere. Se
trata en este caso de una mera sumisión a la autoridad.
Desde una
perspectiva positivista, vemos como Comte postula una oposición entre
dogmáticos y escépticos. Dogmatismo y escepticismo se definen estas como
actitudes más que como posiciones. Así, la vida humana puede existir en estado
dogmático o en estado escéptico.
Pero la carencia de
revisión y análisis de una determinada teoría aparece paradójicamente, en
ciertas formas de escepticismo, de manera que es posible afirmar que algunos
escépticos, en efecto, acaban siendo representantes del pensamiento dogmático.
En realidad, desde una perspectiva gnoselógica, el el
dogmatismo se opone más al criticismo que al escepticismo. Fue Kant quien más claramente opuso la crítica
a la razón frente al dogmatismo metafísico. Podría decirse, en este sentido que
el dogmatismo sería una suerte de fundamentalismo intelectual. Porque los
dogmas expresan verdades ciertas, indudables que por definición, no son sujetas
a ningún tipo de revisión o crítica.
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