¿Cuántos momentos al día permitimos que cada mundo de las
partes de nuestro cuerpo se perciba y se sienta?
El trabajo de la famosa meditación de las partes del cuerpo
llega a proporcionarnos ese placer. Es la excusa perfecta para permitir que
esos mundos se sientan atendidos, valorados y preciados por lo que son.
¿Puedes imaginar lo que es llegar a sentir que alguien te
regale un espacio para sentirte y descubrirte?
Créanme, es un regalo más poderoso que una alianza de
compromiso, pues ¿puede haber algo más bello que el compromiso de conceder este
momento, el presente, aquí y ahora, para ti.
Otro rasgo a tener en cuenta, es la diferencia entre mundos
y fronteras. La llamada tierra de nadie. Para comprender es necesario tomar
cada detalle y los puntos de unión o separación son realmente imprescindibles.
Nuestras articulaciones, como la palabra dice, articulan. Crean movilidad entre
mundos, sin ellas los mundos no podrían tener movimiento ni experimentar
cambios. ¿Habías sido consciente de que todo lo que mueve en tu cuerpo, mano,
dedos, brazos, cabeza, torso, piernas, pies, etc; es una zona de inmovilidad?
Si no fuera por los puntos en los que hay un punto de encuentro entre los
huesos, seríamos un bloque. El espacio vacío entre mundos llenos, crea la
capacidad de articulación tanto entre ellos como de forma independiente.
Personalmente es un hecho que me fascina. Mundos
independientes unidos por un territorio que ofrece su presencia al servicio
constante del movimiento de dichos mundos.
Es muy curioso cuando decimos por ejemplo, me duele la
rodilla. Bajo esta visión yo diría, la vida de la rodilla está doliendo. ¿Qué
tipo de conflicto hay entre la pierna y la entrepierna? ¿Qué tipo de
circunstancia provoca la “manifestación” y la “protesta”?.
¿Cómo puedo sentir la conexión continua entre los mundos que
me forman?
¿Qué sentido tiene el fluir en la vida? Sabemos que es algo
necesario porque todos lo dicen pero ¿por qué?
Voy a acercarte a otro juego para llegar a la comprensión.
¿Alguna vez has tenido ante ti uno de estos cuadernos con una hoja llena de
puntos?
En un principio esos puntos no se entienden, y creemos que
no tiene sentido observar un montón de puntos puestos en un desorden caótico.
¿Pero qué ocurre cuando vas conectando un punto con otro?
De pronto un lápiz
comienza con un trazo continuo a unir puntos. Al finalizar todo se hace más
claro. Esos puntos tenían relación entre ellos, sólo que no los habíamos tomado
como conjunto interconectado.
Por sí solos son un caos, pero cuando algo los une, se
convierte en algo armonioso que adquiere sentido.
Al igual que las estrellas en el firmamento ocupan una
posición pero articulan un movimiento constante guardando una relación;
nosotros podemos sintonizar con la frecuencia del movimiento constante
articulado unificador.
Cuando la pretensión desaparece, y dejas de mirar sino que
te permites penetrar en ese mundo, despareciendo, desintegrándote para formar
parte de él…. Aparece el más bello de los insospechados mundos.
¡Una figura sale del cuadro!
¿Pero dónde estás tú en ese momento? ¿Lo has observado
alguna vez?
Te podría asegurar que eres más parte de ese ser saliendo de
ese papel que de tu propio cuerpo.
Es una bella experiencia de lo que es la quietud en la
continuidad de la conectividad entre mundos.
Cuando todo cobra la viveza y armonía del puro estado de
ser, comienza la desintegración y la fusión. Al aparecer la luz y formar parte
de ella, tus mundos se desintegran de forma que se hace presente el lugar donde
esa luz se crea.
No hay comentarios:
Publicar un comentario