El ser humano es un ser
social por naturaleza. Una sociedad humana es la agrupación sobre un territorio de seres humanos que
participan de una misma cultura y de unas mismas instituciones sociales e
interaccionan entre sí para el desarrollo de sus intereses comunes y la obtención de sus fines.
La sociedad es el ambiente más íntimo de
la experiencia humana.
La existencia concreta de las personas se
desarrolla en pequeños grupos: la familia, el barrio, la escuela, el
trabajo, los amigos y conocidos. Grupos que contienen y vinculan con
la sociedad en su conjunto. Borges decía que todos los humanos somos
“singularmente parecidos”, y esto es visible si nos damos una vuelta por el
interior de cada país y por el mundo. Los estilos son diferentes porque la
especificidad de cada lugar es diferente, pero hay algo central o nuclear en
la especie humana que es idéntico en todo el planeta. Mirando con otros ojos, es
muy fácil advertir que pertenecemos a la misma especie.
Los grupos humanos
constituyen siempre una sociedad en que encontramos una estructura y una dinámica.
En la estructura hay distintos elementos que dan una organización peculiar a
cada grupo-sociedad. Es común la jefatura y también variedades de roles tales
como los de hombre y mujer. Las instituciones de justicia son también
frecuentes en grupos que tienen algún grado de desarrollo.
Cada estructura da
las bases para la dinámica social que es la interacción que se da entre
individuos y subgrupos o parcialidades de la sociedad. En última instancia esta
dinámica es simplemente una expresión de los requerimientos u objetivos de los
individuos que componen esa sociedad. Los que se ven forzados para alcanzarlos
a accionar conforme al orden social que se ha generado en la respectiva
sociedad.
En TEORÍA DE LA
ACCIÓN OPERACIONAL, se ha mostrado que la vida en grupo deriva de
características hereditarias y experienciales de dependencia del ser humano. Es
así como de una u otra forma buscamos a otros humanos para que nos den
"seguridad por respaldo social". La que obtenemos en las relaciones
interpersonales y en la pertenencia a grupos.
En los grupos este
requerimiento básico del ser humano lleva prácticamente a todos los fenómenos
sociales. Cada cual acepta el orden social por su necesidad de pertenecer e
incluso participa en el control social buscando la integridad del grupo,
presionando a los otros a adecuarse a él.
Cuando el grupo da satisfacción a la
mayoría de sus miembros a este requerimiento de respaldo social existe el
espíritu de cuerpo. Por él todos no sólo tratan de mantener al grupo íntegro,
evitando su desintegración, además se preocupan de la suerte de todos sus
integrantes. Es así que el bien común rige la acción de todos los miembros del
grupo. Lo que asegura un sólido orden social
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