Atentos a todo... y a nada
'E-mails', redes sociales, el móvil... Recibimos una
sobredosis de información que no es fácil procesar. La 'infoxicación' empeora
la capacidad analítica, aumenta la ansiedad y conduce a decisiones erróneas
Recuerden cuando el mundo era
(un poco) más tranquilo. Solo había un par de canales de televisión. Las cartas
postales cuidadosamente manuscritas tardaban días o semanas en ir de una mano a
otra. Los periódicos contaban lo que había pasado ayer. Y a los amigos los
veíamos de tarde en tarde alrededor de la mesa de algún bar. Ahora, en cambio,
vivimos en mitad de una avalancha.
El estrés, la ansiedad informativa,
la confusión, la superficialidad o la falta de atención son algunos de ellos.
"Infoxicación" lo llama el físico Alfons Cornellá, fundador de la
consultora sobre nuevas tendencias Infonomía, un neologismo que mezcla la
información y la intoxicación. Se produce cuando la información recibida es
mucho mayor que la que somos capaces de procesar, con consecuencias negativas.
"En el momento en que aun no has acabado de digerir
algo, ya te está llegando otra cosa", dice Cornellá, "la entrada
constante de información, en un mundo always on (siempre encendido), te lleva a
no tratar ninguna información en profundidad. Cuando la información es
demasiada todo es lectura interruptus.
El fenómeno se desboca cuando todos
pasamos a ser productores de información, y cuando los instrumentos para
producirla son mejores que los instrumentos para organizarla y buscarla. Todos
sabemos usar un procesador de texto, pero pocos saben buscar información de
calidad con criterio".
En efecto, hoy día la actividad es frenética:
"Se calcula que entre el nacimiento de la escritura y el año 2003 se
crearon cinco exabytes (billones de megabytes de información). Pues bien, esa
cantidad de información se crea ahora cada dos días", informa el
especialista en redes David de Ugarte. "La posibilidad de emitir
información codificada se ha ido democratizando: primero como escritura, luego
como imagen, etcétera. Piensa cuánta gente podía escribir un texto a principios
del siglo XIX, o cuanta hacer una foto a principios del XX... Y compáralo con
hoy".
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