viernes, 26 de octubre de 2018

El Valor Del Esfuerzo


Nada regalan en la vida, la suerte no existe, solo el esfuerzo y el trabajo. Así es, o así debería ser siempre. Nuestra sociedad nos ha creado el falso sueño de que saliendo en los medios de comunicación, inventando un personaje o una estrategia, podemos ser ricos y famosos en un momento. 

Con todo eso, lamentablemente hemos perdido el valor del esfuerzo, ya no creemos en él.
Pensamos que ganarse la vida con esfuerzo día a día es una estupidez, y soñamos con una lotería basada en la mentira, en el engaño o en la falta de respeto hacia nosotros mismos o hacia los demás. Muchos quieren ese minuto de gloria que les haga conseguirlo todo en un momento, conseguir cosas materiales… 

Queremos todo a corto plazo porque lo saboreamos más rápido, pero bien es cierto que los grandes éxitos se van cultivando con el paso del tiempo.

“Nuestra recompensa se encuentra en el esfuerzo y no en el resultado. Un esfuerzo total, es una victoria completa”.
-Mahatma Gandhi-

Los grandes hombres y las grandes mujeres son aquellos que se esfuerzan sin descanso. Son los que pasan su vida encerrados en un laboratorio buscando un descubrimiento que ayude a la humanidad. 

Esos panaderos que se levantan antes que el sol para ofrecernos “el pan nuestro de cada día”. O esos médicos que deciden cruzar fronteras para ayudar a los demás.

Esos reporteros que arriesgan su vida para ofrecer testimonio de lo que ocurre al otro lado del mundo; los profesores que dedican su vida al estudio y ofrecen sus conocimientos a los demás; esas mamás que cada día hacen de enfermera, de psicóloga o de amiga con sus hijos. Todas esas personas que se levantan cada día dando gracias por tener un trabajo y ganarse el pan “con el sudor de su frente”. Esos son los grandes hombres y mujeres.

El valor del esfuerzo en la formación de una persona es esencial. Al enseñarlo, se transmiten además otros valores primordiales como la fortaleza, la paciencia, la tolerancia o la generosidad. Y se elimina la idea equivocada, de que todo llega sin hacer nada.



Servir A Los Demás


Víctor Frankl, afirma que: “la puerta de la felicidad se abre hacia fuera, cuando más se quiere abrir hacia adentro, más se cierra”.

Hoy en día, el servir a los demás,  no se entiende como la predisposición que se tiene de ayudar a nuestro prójimo sino se le da un significado más  de servilismo, por lo tanto no es un modo de actuación que se prodigue con asiduidad.

El servicio, actitud del espíritu para ayudar ante cualquier necesidad que puedan tener  los demás, nos facilita salir de nuestro estado de comodidad, de pasividad, donde nos encontramos, abriéndonos a un mundo rico en experiencias donde podemos sacar lo mejor de nosotros mismos y a su vez enriquecernos con los demás.

Es un estado interno que nos predispone a estar pendientes de las necesidades ajenas;  el cual nos lleva a aprender a ser humildes; sin esta virtud es difícil no creerse la ayuda que se da. Se desarrolla el amor hacia los demás, aprendemos a renunciar a nuestro tiempo, a nuestras necesidades, nos ayuda a comprender al prójimo por lo que nos resulta más fácil perdonar. El ponernos al servicio de los demás, nos engrandece como personas, nos hace mejores, dándole un pleno sentido a la vida. Siendo una de las primeras consecuencias de esta predisposición la alegría interna que sentimos.

Los tiempos actuales, nos hacen vivir con rapidez, estresados, pensando en todo lo que tenemos que hacer a lo largo del día, encerrándonos en nuestro pequeño mundo que no nos deja ver más allá de nuestras necesidades y deseos, sin poder ver lo que sucede a nuestro alrededor y sin voluntad de hacerlo. Viviendo hacia dentro nos hace más egoístas; cediendo el paso, en ocasiones, a estados de soledad, de tristeza, incluso de depresión.

Cuando se tiene orgullo, vanidad, egoísmo…es difícil ponerse en la piel del otro;  sentimos que nos estamos rebajando ante la posibilidad de ayuda que se nos pueda presentar. Cuando nos asaltan pensamientos de rechazo tales como: “¿cómo voy yo a prestarle mi servicio si es a mí a quien debería servir?”. Preguntarse: ¿qué saco yo de todo esto? ¿Qué me das a cambio? Muestra la inferioridad moral que tenemos, aún por superar, porque puede cerrar toda posibilidad de una buena y sana relación, que albergaría situaciones para ponernos al servicio desinteresado y a su vez, gratificante con los demás. Esta actitud nos encierra más en la materia dejando el espíritu sin opción de manifestarse, dando la posibilidad de ir endureciendo poco a poco el corazón.


Malgastar las ocasiones de servicio que te ofrece la vida, es perder oportunidades de crecer interiormente, de ir pasito a pasito, consiguiendo que vaya germinando el amor que tenemos todos en el fondo del corazón, desarrollando sentimientos sinceros y momentos de alegría que nos ayuda a transitar el camino que hacemos con el envoltorio carnal. Teresa de Calcuta decía: “El que no vive para servir, no sirve para vivir.”

jueves, 25 de octubre de 2018

Compromiso Con Los Sueños


En una ocasión escuché a alguien decir: “cuando dejas de soñar pierdes vida”. Y es verdad, porque los sueños son como una llama viva en nuestro interior que nos anima y nos mueve. Los sueños tienen la capacidad de generar en nosotros emociones positivas, como la ilusión, el entusiasmo, el propósito o el sentido; y esta es la razón por la que son una fuente de felicidad en nuestra vida.

La diferencia entre las metas y los sueños es que estos últimos tienen un mayor componente emocional y significado para nosotros. Puedo tener la meta de conseguir una determinada cualificación profesional o el sueño de hacer un determinado tipo de trabajo o llevar un determinado tipo de vida. Un estudiante de arte dramático tiene la meta de terminar sus estudios y el sueño de convertirse en actor y de vivir la vida que viven los actores. 

Un estudiante de ingeniería puede tener la meta de terminar sus estudios universitarios y el sueño de llegar a dirigir la empresa más importante de su sector o de ser el responsable de importantes proyectos.

Desde el punto de vista de felicidad y emociones positivas, las metas nos suelen dar felicidad cuando las conseguimos, sin embargo, los sueños nos dan felicidad a lo largo de todo el camino. Esta es la razón por la que los soñadores suelen ser gente feliz, y por la que tener sueños es una muy buena prescripción de cara a nuestra felicidad de vida.

Sin embargo, lo que en muchas ocasiones ocurre, es que a medida que vamos avanzando en nuestra vida y cumpliendo o abandonando los sueños que teníamos en la juventud, nos vamos quedando sin sueños, y con ello perdemos una fuente de felicidad y también una fuente de vida.

Los sueños no son más que algo que deseamos ver materializado en nuestra vida, o en la vida de los demás, o incluso en el mundo, y como tal los podemos tener a cualquier edad, de hecho, yo creo que los sueños de la edad adulta son mucho más potentes que los de la juventud, porque son sueños más maduros y con un mayor significado. La clave está en mirar nuestra vida y el mundo y ver cómo nos gustaría que fuera. La otra clave es convertir el sueño en acción, comenzar a caminar para materializarlo por medio de acciones, mayores o menores, pero acciones, porque un sueño sin acción no es un sueño, es una ensoñación.

¿Qué te gustaría ver materializado? ¿Una nueva casa, tocar la guitarra, un determinado puesto profesional, una cantidad de dinero que te permita sentir seguro o mandar a tus hijos a estudiar a las mejores universidades del mundo, una sociedad más solidaria, una atmósfera más limpia…? Vamos, ¿cuáles son tus sueños?


Permítete soñar y comprométete con tus sueños, conviértelos en metas y ponte en camino. Esto llenará tu vida de ilusión y entusiasmo. 

No permitas que las limitaciones que se ponen otros te limiten a ti.

Realismo


Ser Realista es ver la vida desde una perspectiva distinta, observar lo que acontece a mi alrededor con una visión optimista, positiva, darle solución real a los problemas que existen en nuestro interior y en nuestro entorno y además, ¿en dónde está escrito que la realidad debe verse como algo negativo?

Considero que entre tantas cosas que pasan en la vida, el analizar todo buscando dar un mensaje positivo es solo una parte de lo que quiero transmitirles, es mejorar nuestra forma de vida para hacerla más accesible es llenar los vacíos con un mensaje en el que nos demos cuenta de que en este trance tenemos una misión.

La Realidad está determinada por las cosas que cada uno de nosotros vivimos, a lo largo de cien entradas les he expuesto muchas ideas de diversos temas, desde finanzas hasta metafísica, sin embargo hasta hace unos días he encontrado la esencia de lo que quiero transmitirles, quienes me han seguido en este tiempo prácticamente ya me conocen.

En esta nueva etapa estoy dispuesto a mostrarles la faceta esencial de este blog que es ayudar a llevar una vida que nos lleve tanto a ustedes como a mí a la plenitud del ser, analizando la realidad de las cosas desde mi perspectiva.

Podrá ser que no siempre esté en lo correcto, pero eso es precisamente lo que pretendo, retroalimentarme de sus experiencias, para alcanzar eso mismo que quiero ofrecerles, el camino a la plenitud o felicidad con base a lo que hemos vivido.

Ser Realista no quiere decir empaparme de las noticias y preguntarles qué es lo que piensan, de hecho hace meses que no veo un noticiario completo, ser Realista, es contarles mi experiencia de las cosas que vive una persona, ver la forma de obtener conocimientos de esas experiencias y acumularlas para seguir adelante.

Busco obtener lo mejor de las cosas y hacer un trabajo de crecimiento que me permita madurar, crecer y ser mejor cada día en las cosas que hago, este proceso es lento y complicado, pero creo que puede ayudar a mucha gente encontrando similitudes en las experiencias vividas y en los consejos que aquí irán encontrando.

Este no es un artículo introductorio ni aclarativo, es la forma en la que defino el ámbito de aplicación del blog, voy a hacer de mi experiencia de vida, de mis sensaciones y de mi apreciación del mundo un aspecto de temática que sirva para encontrar ese camino a las cosas que determinan las decisiones que se han de tomar en la vida.


Dicen que todo proceso de análisis implica llegar a una reflexión, cuando a partir de esta reflexión logras una evolución, es en ese momento en el que tienes que enfocarte en aplicarla a tu vida de una forma Realista.

Valorar Lo Que Tienes


Valorar lo que tienes no es sencillo en un mundo donde parece que siempre debes buscar más. La mayoría está enfocada en todo lo que no tiene: cosas materiales, relaciones interpersonales hasta la belleza ideal… 

Esperamos grandes cosas y nos fascinan los milagros, pero olvidamos que nuestra vida ya nos ofrece pequeños regalos que otros desearían. Creo que hay más gente preocupada por contar todas las cosas que le faltan que por saborear lo que la vida les da. ¿Y tú?, ¿has aprendido a valorar lo que tienes o vas esperando momentos e ideales?

Descubre los tesoros de tu vida
¿A qué cosas prestas atención en tu vida? Muchos se concentran y añoran objetos materiales que parecen brillantes en la distancia pero que una vez que los tienen no aportan nada.

Valorar lo que tienes significa aprender a ver aquellos pequeños momentos que no podrías comprar ni con un diamante. Estoy seguro de que si prestas un poco de atención descubrirás muchos de estos tesoros. Los más básicos para mí son:

Un hogar donde dormir cada noche
Alimentos
Salud
Ropa
Amigos, amor y familia

Quizás te parezca que son cosas básicas y que no hay nada que valorar en ello. Piénsalo otra vez: ¿cuánta gente hay en el mundo que no tiene todo esto? Valorar lo que tienes no es solo agradecer que tengas cosas materiales…

Me sorprende cómo algunas personas se quejan todo el tiempo de las cosas triviales. Hacen un drama por tener que esperar en la fila del banco y se enojan cuando pierden el autobús. Seamos sinceros, algunas veces olvidamos valorar lo que tenemos por enfocarnos en circunstancias sin importancia.

Son situaciones que llegan a parecer más graves por el tiempo que les destinas en tu mente, que por los resultados reales. Darle tanta atención a estas experiencias te aleja de lo que sí es importante. ¿Has pensado que enojarte por tener que esperar 20 minutos en la fila del banco te da la oportunidad de pasar ese tiempo con tu hijo?

Cambiar el chip y ver las cosas desde otra perspectiva hace que la vida sea más llevadera. Desde luego que a nadie le gusta llegar tarde al trabajo por haber perdido el autobús, pero estoy seguro que puedes sacar algo bueno de ello. La diferencia radica en lo dispuesto que estés a ver lo positivo de cada circunstancia en lugar de lo negativo.

¿Y si no tuvieras tu vida?
Es común escuchar que solo valoramos lo que tenemos cuando lo hemos perdido. Suena muy fácil de entender, ¿no? ¿Qué pasaría si de verdad perdieses todo lo que tienes? Por un momento cierra los ojos e imagina que toda tu vida cambia por completo. De pronto te quedas sin casa, te es imposible conseguir alimentos y no tienes a nadie en tu vida.


Sin dudas es un panorama desalentador, pero recuerda que hay mucha gente en el mundo que vive bajo estas circunstancias. Valorar lo que tienes no es algo superfluo. En realidad es un acto revolucionario en el mundo tan materialista en el que vivimos. 

Pero justo es esta forma de ver la vida la que te puede ayudar a ser más feliz.

Honestidad Y Sinceridad


Por un lado la  honestidad proviene del término latino honestĭtas. Que, básicamente, es la cualidad del honesto.

Por lo tanto, la palabra hace referencia a aquel que es decente, decoroso, recatado, pudoroso, razonable, justo, recto y/u honrado.

Mientras que por otro lado la sinceridad es el modo de expresarse sin mentiras, ni fingimientos. El término está asociado esencialmente a la verdad y la sencillez. En este sentido, la sinceridad supone la concordancia entre aquello que afirmamos o hacemos con lo que se sabe, se siente o se piensa.

Son términos diferentes, con conceptos distintos que por su estrecha relación tienden a confundirse entre sí.

Términos no equivalentes
Aunque muchas veces sean empleadas como sinónimos, esto no significa que ambas términos sean equivalentes.
Por el contrario, una es fruto de la otra, la honestidad engloba, por así decirlo, a la sinceridad.
Si hablamos de sinceridad no nos referimos exactamente a la honestidad. Por consiguiente son palabras que no deben usarse como sinónimos.

Hablar de sinceridad no significa hablar de honestidad
Es cierto que ser sincero es decir lo que se piensa y lo que se siente. No obstante no necesariamente una persona sincera es un ser honesto y viceversa.

A veces lo que decimos puede ser absolutamente cierto y completamente sincero. Sin embargo, si lo que se  dice es incorrecto o no tiene relación con el respeto, no es honestidad. Puesto que, a pesar de que  sea verdad eso no significa que tenga honor o sea correcto.


Se puede estar diciendo una verdad, es decir, no estar ocultando o alterando la información. No obstante para que sea honesto debe haber honor.

miércoles, 24 de octubre de 2018

El Desorden Humano


Los hechos demuestran que el ser humano no nace con un carácter agresivo, sino con un sistema muy organizado de tendencias hacia el crecimiento y el desarrollo en un ambiente de comprensión y cooperación. Hay pruebas de que las tendencias humanas básicas están dirigidas hacia el desarrollo a través de la capacidad para relacionarse con los demás de manera cada vez más amplia y creativa, haciendo más fácil la supervivencia.

Cuando estas tendencias básicas de comportamiento se frustran, los seres humanos tienden hacia el desorden y a convertirse en las víctimas de los otros humanos igualmente afectados por estos desajustes.

La salud es la capacidad para amar, para trabajar, para jugar y para usar la propia inteligencia como una herramienta de precisión. Los humanos han nacido para vivir, como si vivir y amar fueran una misma cosa.

Para amar hay que aprender a amar y sólo se aprende a hacerlo cuando se es amado.

El afecto es una necesidad fundamental. Es la necesidad que nos hace humanos. De ahí que una persona que no haya sido así humanizada durante los seis primeros años de su vida padezca un proceso de deshumanización que le lleva a comportamientos destructivos, aprendidos en un intento desordenado y equivocado de adaptarse a un mundo también desordenado y provocador de tensiones. 

De estos desórdenes surgen toda la agresividad y los enfrentamientos violentos, tanto a escala individual como colectiva.

Muchos profetas apasionados han predicado largamente las virtudes del amor, pero pocos han señalado por sí mismos el camino. El significado de una palabra radica en los actos en que se manifiesta; al amor se le ha atribuido una significación ritual, pero casi nunca ha expresado su significado real como compromiso en el sentido de algo que se practica, de algo que es parte de nuestro comportamiento diario. 

Recordemos siempre que la humanidad no es algo que se hereda, sino que nuestra verdadera herencia reside en nuestra capacidad para hacernos y rehacernos a nosotros mismos.

Que no somos criaturas, sino creadores de nuestro destino.


La Sensación De Vacío


Sentirse vacío es una de las peores sensaciones que puede experimentar una persona. Si sientes un vacío interior, si en los últimos tiempos nada te motiva y crees que la vida ha perdido el sentido, es probable que estés atravesando por un período de vacío existencial. Muchas personas experimentan ese sentimiento de vacío en algún momento a lo largo de su vida, el cual llega acompañado de soledad, anhedonia y la sensación de estar desconectado del mundo.

El vacío emocional puede estar causado por muchas razones. Una de las más habituales es la pérdida de un ser querido, ya sea porque ha muerto o porque se ha producido una separación. Sin duda, la ausencia de la persona que durante cierto tiempo le ha proporcionado un propósito y estructura a tu vida, puede desencadenar esa sensación de vacío interior. Ocurre con frecuencia cuando se pierde un hijo (o cuando estos se van de casa) o se produce una separación de pareja.

La sensación de vacío también puede desencadenarse por la pérdida del trabajo, sobre todo si era muy importante para ti y muchos de tus sueños, expectativas y metas dependían de él. Un cambio repentino que te obligue a renunciar a una parte trascendental de tu vida, como puede ser la mudanza a otro país o una enfermedad, también puede generar ese sentimiento de vacuidad. De hecho, en los periodos de transición suele aflorar esa sensación de vacío existencial, ya que estas etapas van acompañadas de incertidumbre y suelen demandar una reestructuración importante en los planes de vida.

Sin embargo, es importante comprender que esas situaciones solo actúan como desencadenantes. El sentimiento de vacío no se debe exclusivamente a la pérdida sino que se relaciona más con el “yo”. El vacío existencial es, ante todo, una disociación que implica la pérdida de contacto con uno mismo. Es como si poco a poco te fueras desconectando de ti y comienzas a ver pasar tu vida sin ningún interés, como si fueras un mero espectador de una obra que carece de sentido.

Lo que sucede es que mientras te mantenías enfocado en un objetivo o una persona, no le prestabas atención a lo que sucedía dentro de ti, a esa progresiva reducción de tu esfera de intereses. Por eso, en la base de esa vacuidad también se suele esconder un estado de frustración existencial provocado por las metas, anhelos y expectativas malogradas.

 Por ende, la sensación de vacío también implica un problema de auto-aceptación y una incapacidad para encontrar nuevos sentidos que te permitan reencauzar tu vida.

Superar El Ego

Dicen que al enemigo es mejor tenerlo cerca, y este es el caso del ego. Está en nuestras manos acabar con él antes de que él acabe con nosotros.

Me gusta definir el ego como una falsa ilusión del yo. Al crear el yo a la vez estamos abriendo la puerta a una especie de guerra o competición entre la humanidad.

Tendemos a preocuparnos constantemente en qué pensarán los demás, y por lo tanto somos nosotros mismos quienes nos privamos de libertad.

Queremos ser bien vistos ante la sociedad y seguimos unas pautas que hablan sobre la normalidad.
Nuestro ego crea a lo que le llamamos “clases sociales”, y menospreciamos a los que se encuentran por debajo y hacemos la pelota a los que se encuentran por encima.

El ego necesita ser alimentado, y cuando esto no pasa nos derrumbamos ya que nos sentimos inferiores al resto. Y de hecho, esa inferioridad siempre ha estado ahí, pero la enmascaramos con la aprobación de los demás, aumentando nuestro ego.

Te habrás fijado que cuando recibes un ataque hacia tu ego te sientes hundido, humillado, avergonzado. Un cúmulo de sentimientos que te hacen sentir miserable.

Si tan guapo crees que eres, o inteligente, ¿por qué te hundes cuando te dicen feo o tonto?
En el fondo siempre nos sentimos inferiores, pero el ego es nuestro modo de huir de esa inferioridad.
¿Y si nos liberáramos del ego? Es cuando luego por fin esa inferioridad realmente desaparecería y nunca más tendríamos que alimentarlo.

El ego está hambriento, necesita comer constantemente para no morirse de hambre, ya que si lo hiciera terminaríamos en depresión. Este alimento lo ponemos nosotros, y realmente nos causa un gran impacto en nuestra vida.

Si tuviera que decir cuáles son los cimientos del ego, sin duda elegiría la imagen y el estatus social.

El ego nos arrastra a crear una falsa belleza en nosotros.

Somos capaces de anteponer nuestra imagen a nuestra salud. Hoy en día hacemos locuras para “mejorar” nuestra estética. Nos sometemos a operaciones quirúrgicas, nos gastamos fortunas, nos dañamos nuestra piel y nuestro cuerpo. Y todo por el mismo motivo, porque nos sentimos inferiores y seguimos buscando esa infinita aprobación de los demás. No podemos soportar la idea de ser “feo”. Somos incapaces.

Si por un momento nos paráramos a pensar desde lo más profundo de nuestro corazón, nos daríamos cuenta de cómo estamos literalmente arruinando nuestra vida por algo tan insignificante.
Por otra parte, sobre el estatus social, somos capaces de pisarnos unos a otros para subir unos escalones ficticios. Unos escalones creados en nuestra mente.

El principal alimento del estatus social es el dinero. Aquí es donde realmente creamos una guerra entre nosotros.

Es donde nace el robo, la corrupción, la avaricia, el marketing agresivo, el consumismo.
Algunos dirán que esto es supervivencia, pero, ¿no sería mejor la convivencia? Quien le sobre que le dé a quien le falte, en vez de a quien le sobre le quite a quien le falte, y que así le sobre más y al otro le falte más.

¿Cómo sería mi vida sin ego?
Por fin perderías el miedo a fracasar, saldrías de tu zona de confort, de tu rutina.
Estarías preparado para explorar nuevos terrenos, lo cual no habías hecho hasta ahora por miedo a la aceptación.
Arriesgarías en lo desconocido, perdiendo el miedo al rechazo o a las críticas.
Abandonarías sensaciones negativas como la timidez, la pena, el miedo o la vergüenza.
Dejarías de ser un títere más movido por la sociedad, dependiendo siempre de su aprobación.


Y lo más importante, dejarías de hacer daño a los demás.

Autenticidad


Ser auténtico es ser uno mismo y saber que en el momento de la verdad es lo que realmente nos hace libres. No puede haber libertad sin autenticidad con nosotros mismos. La autenticidad es un privilegio y es por eso que no es inteligente dejar el hogar olvidándolo en el ático. Es por nuestra propia autenticidad que podemos medirnos a nosotros mismos con absoluta objetividad.

Cuando somos auténticos es cuando realmente somos lo que somos. Por esa razón, ser auténtico consigo mismo significa ser sincero, ser honesto, ser libre y ser verdadero. Para ser auténtico, nadie exige que tengamos que decir todo lo que sentimos, sino que lo que decimos es realmente lo que sentimos.

Uno de los signos que indican que vivimos en un mundo que aspira a ser mejor, se manifiesta por la gran cantidad de atención que muchas personas prestan al llamado de una vida auténtica. La mayoría de nosotros aspiramos a tener carreras y trabajos importantes. Buscamos relaciones que trasciendan los viejos roles y que sean emocional y espiritualmente satisfactorias. Cuestionamos las voces de las llamadas “autoridades” que parecen superficiales, y buscamos nuevas formas de crear comunidad. Queremos ser y ser auténticos líderes. La palabra “autenticidad” domina la gran mayoría de los medios de autoayuda e inspiración.

La falsedad, las mentiras y la hipocresía son comunes entre los humanos. Por el contrario, se considera que alguien tiene autenticidad cuando no pretende, no hace trampa y se presenta como realmente es.

Las personas auténticas se muestran a los demás en su verdadera dimensión personal, sin pliegues o estrategias, diciendo la verdad, incluso si no se comprenden.

El análisis de autenticidad también es importante en el periodismo. El presentador de noticias puede recibir un sobre con fotografías donde, supuestamente, se observa que un político recibe dinero de un narcotraficante. 

Antes de difundir las noticias, el periodista debe confirmar la autenticidad del material porque puede ser un montaje para desacreditar al líder político.



martes, 23 de octubre de 2018

La Palabra Escrita


Si nos preguntamos la importancia de la palabra escrita, nos podríamos remontar a Jean Paul Sastre, Premio Nobel de Literatura, que en su obraLas palabras” alude al relato de su vocación por la escritura expresándolo como “vivir, es producir significaciones”, es decir, el habla es la culminación de la expresión del significado, de los sentidos, del arte de las palabras,

La escritura forma parte de la expresión, tal y como expone Voltaire “la escritura es la pintura de la voz” de la palabra trasformada en arte, en expresión y por ello, en vida. Es por ello, que los niños cuando se les pide que dibujen la memoria lo hacen sin necesitar un ejemplo a imitar, dibujan lo que saben, no lo que ven. La base de la expresividad se encuentra en preescolar, por ello se hace necesario inculcar desde distintos ámbitos “el arte de la palabra escrita”, se hace necesaria la conexión emocional con la palabra escrita, ya que en caso contrario carece de sentido. 

Cuando un niño expresa lo que siente existen menos posibilidades de que lo resuelva con el comportamiento, además conocemos cómo la ansiedad se relaciona directamente con la probabilidad de actuación, es decir, si el nivel de ansiedad del niño es alto  su probabilidad de actuación también lo es, y viceversa, ello muestra una relación significativa entre la palabra y la emoción.

Iniciarse en la escritura no es tarea fácil, implica un nivel de planificación, edición, revisión, regulación y/o metacognición, que pareciera digno de unos pocos, sin embargo hoy en día sabemos que este arte se enseña y se aprende. 

El arte de ponerse ante una hoja en blanco y dibujar lo que se ve con el alma o con los sentidos, es el reflejo de las inspiraciones y espiraciones, del flujo de la vida, de los vaivenes de los sentimientos con sus momentos de compañerismo, y soledad, por ello, la ausencia de la escritura denota significado, es como el silencio en una partitura de música, sin él, no apreciaríamos el sonido que viene a continuación.


Marginalización Social


En la década de 1960, en Francia, se acuñó el término marginalización o marginalidad para referirse a los individuos que no están integrados en las redes productoras de riqueza y de reconocimiento social (Massé, 1965; Lenoir, 1974). La extensión de este concepto aplica a la "corte de los milagros", es decir, al conjunto de personas formado por mendigos, vagabundos, prostitutas, criminales, truhanes, pillos, malabaristas, comediantes, etc. (Geremek, 1991). Pero la marginalización no es la exclusión, al decir de Robert Castel:

Para dar un mínimo de rigor a este término hay que tener en cuenta los procedimientos ritualizados que marcan la exclusión. Éstos son muy diversos, pero remiten a un juicio pronunciado por una instancia oficial, apoyándose en reglamentos y movilizando cuerpos constituidos (Castel, 1998: 127).

El concepto reaparece en la década de 1990, cuando Europa en general y Francia en particular transitan hacia un nuevo modelo económico, adoptando medidas de cambio estructural. De hecho, la hipótesis propuesta por Castel es que el cambio se expresó en una modificación fundamental en el proceso de promoción —inclusión— de los asalariados que se había dado entre la Segunda Guerra Mundial y la década de 1980: a) precarización e individualización del proceso de trabajo; b) desigualdades frente a la transformación de las relaciones de trabajo —desigualdad frente al riesgo del desempleo y degradación de las condiciones de trabajo; predominio de la incertidumbre del trabajo sobre la reducción de las desigualdades, se deja de hablar de la desigualdad, aunque ésta se acentúe (Castel, 1998: 149-55).

Sobre la base de estas tres tendencias que tienden a polarizar a la sociedad describe Castel el proceso de desestabilización de los empleos estables, especialmente una parte de la vieja clase obrera clásica, una instalación en la precariedad en pequeños trabajos con periodos de desempleo, y asistencia social que afecta especialmente a los jóvenes, así como la reaparición de un sector de población que se podría calificar de supernumerarios (Castel, 1998: 157).

En los hechos, el concepto exclusión intenta describir el proceso a través del cual una serie de actores sociales que habían sido incluidos en los frutos del desarrollo y del bienestar en los años de bonanza económica, emergencia y consolidación del Estado benefactor son excluidos —especialmente del mercado laboral—, debido a los cambios inducidos directa o indirectamente por la globalización.

Con el propósito de pensar la situación de los países de América Latina desde el punto de vista de la exclusión social, se le enriquece agregándole el ingrediente de los derechos sociales. Minujin sostiene que "la inclusión social está referida explícitamente a tener la posibilidad real de acceder a los derechos sociales" (Minujin, 1998: 171). Después de reconocer que la vaguedad del concepto exclusión ha llevado a aplicarlo a situaciones diversas haciéndole perder su especificidad (Minujin, 1998: 173), propone priorizar tres de las facetas del concepto inclusión/exclusión social, que se relacionan directamente con los derechos sociales: a) la política, que está relacionada con la ciudadanía formal y con la participación ciudadana, b) la económica, que se refiere al empleo y la protección social y c) la social, que se puede sintetizar en el acceso al capital social (Minujin, 1998: 176-187).


La categoría exclusión social no parece tener una clase de referencia claramente establecida, en efecto, en ocasiones se refiere a individuos; en otras, a procesos de trabajo, y a veces, a relaciones de trabajo. En consecuencia, no es posible definir inequívocamente su extensión. Por otra parte, tampoco está claro su sentido, pues en la medida que se trata de una categoría descriptiva, que no está inserta en una teoría, no es posible identificar los enunciados que le preceden, aun cuando es posible derivar a partir de ella una serie de proposiciones consecuentes. 

No es de extrañar, entonces, que se reconozca la vaguedad del concepto, debido a que su significado, como sabemos, derivaría de su referencia o denotación junto con su sentido o connotación.

El Subdesarrollo


El concepto de subdesarrollo, y sobre todo el de país subdesarrollado, es un muy moderno. Aparece durante la descolonización, en los años 50. Existe la tendencia a enfocar el problema del subdesarrollo como un dato estadístico y comparativo, entre los países ricos y los pobres, por su renta per cápita o su producto interior bruto. Sin embargo, no es lo mismo una sociedad no desarrollada que una sociedad subdesarrollada.

Aquella es una sociedad no capitalista, sin los avances tecnológicos propios de la sociedad occidental, pero perfectamente estructurada y que responde a las necesidades de sus individuos y del medio. La sociedad subdesarrollada tiene otros problemas, derivados de ser una sociedad capitalista con un bajo de nivel tecnológico y una renta mal repartida. Pero, además, es una comunidad que no responde a las necesidades de sus individuos, que sufren altos índices de paro, subempleo, delincuencia y marginalidad, y que tampoco responde a las necesidades del medio, ni está en sintonía con él.

El concepto de subdesarrollo se divulga durante los años 60 gracias a los medios de comunicación de masas, que lanzan como problema el hambre en el Tercer Mundo, las guerras, las dictaduras, etc. 

Durante los años 60 el subdesarrollo se entiende como una consecuencia del bajo consumo. Por un lado está subdesarrollado, o es pobre, el que no puede consumir; y por otro, la doctrina keynesiana vincula el desarrollo y el crecimiento económico al consumo. Los niveles de consumo de los países capitalistas desarrollados son un estadio de civilización al que todo el mundo está abocado.

La crisis económica de 1973 puso en duda que el desarrollo económico por el consumo fuese ilimitado, ya que los niveles de consumo tenían un límite. Se hizo patente que las posibilidades de supervivencia del sistema económico dependían de la buena distribución de la renta.

Las desigualdades aparecen cuando existe gran diferencia entre el número de consumidores y la capacidad del aparato productivo. Esto se traduce, a escala local, en las diferentes formas de posesión y uso de los recursos, y de los medios de producción.

Los países subdesarrollados dependen industrial y económicamente de los desarrollados. Son estos los únicos capaces de acumular capital a costa de los recursos ajenos. La inversión en un país subdesarrollado tiene como objeto obtener unos beneficios, y por lo tanto detraer capital de la zona. Los canales de comercialización de los productos están en manos de los países desarrollados. Es aquí donde mayores capitales se acumulan, ya que tienen la función de poner en el mercado los artículos.

Estas características son, frecuentemente, explicaciones, y excusas, de porqué un país está subdesarrollado.

En primer lugar, sus habitantes apenas disponen de lo necesario. El concepto de lo necesario se amplía en la sociedad capitalista de consumo de masas. Es la vieja teoría que vincula el desarrollo y el consumo con el crecimiento económico. Es un concepto relativo que se amplía con el desarrollo económico.

Otra característica es la subproducción de tipo capitalista. Los recursos no están aprovechados. Según esto, sólo es posible producir en fábricas al modo capitalista, consumiendo los recursos de manera predadora. Pero el concepto de recurso es algo que cambia con la tecnología, y las posibilidades que tiene una sociedad para utilizarlo.

Otra de las características de los países subdesarrollados es su alto crecimiento demográfico, debido a causas endógenas. Existe la creencia de que las altas tasas de incremento de la población impide el desarrollo económico. Esto, que puede ser cierto a escala familiar o en el corto plazo, no lo es a escala nacional, ya que una masa de población grande garantiza una mano de obra abundante y barata, que, además, es consumidora. Si la población es mayoritariamente dependiente, o está en el paro, se debe a los bajos niveles de inversión, y no a los altos índices de población.

Otra de las características de los países subdesarrollados es la dependencia económica del mundo desarrollado, en un nuevo tipo de colonialismo, neocolonialismo, según el cual la inversión industrial y los canales de comercialización del producto están en manos de los países ricos, frecuentemente las antiguas metrópolis. La reducida inversión implica unos bajos índices de industrialización, que además depende del exterior, y que, en última instancia, se lleva los beneficios del capital y las horas trabajadas.

Tras la crisis de 1973 los países del Tercer Mundo se industrializan gracias a la política de desconcentración productiva de las grandes multinacionales; que buscan en los países y los trabajadores del Tercer Mundo condiciones más ventajosas: para las empresas, de contratación de la fuerza de trabajo, impuestos, etc. Esto implica la total desarticulación de la economía tradicional, ya que las nuevas industrias atraen a parte de la población activa y la convierte en proletariado industrial, ajeno y desvinculado de la economía tradicional del país.

Otra de las características del Tercer Mundo es el intercambio desigual de las mercancías. Ellos producen materias primas y compran productos elaborados de alto valor añadido. Esta situación está cambiando con la nueva industrialización de los países del Tercer Mundo, aunque no son ellos quienes se llevan los beneficios.

Según esto, existen unas características tópicas de lo que es un país subdesarrollado: insuficiencia alimentaria, déficit social, analfabetismo, recursos desatendidos o derrochados, elevado porcentaje de agricultores, escasez de clase media consumista, incompetencia industrial, hipertrofia del sector terciario, bajo PIB, desempleo, subempleo y trabajo infantil, subordinación económica, desigualdades sociales internas acusadas, crecimiento demográfico, persistencia de la miseria, etc.

Todas estas características son valoradas comparativamente con los países desarrollados. Pero esta concepción de lo que es un país subdesarrollado ha quedado desfasada, ya que se han desarrollado unos procesos de industrialización, alfabetización, caída del crecimiento demográfico de la población, y de descenso de la producción y la productividad agrícola, que hacen temblar estos criterios.

En realidad, estas características de los países subdesarrollados son los efectos que una economía subdesarrollada produce en una población, no las causas. Son fruto de la desigualdad intrínseca que introduce el sistema capitalista, que tiende a acumular capital en unos países detrayéndolos de otros.


Si analizamos atentamente las sociedades de los países capitalistas podemos encontrar grupos de población que tienen las mismas características que las de los países subdesarrollados, es el llamado cuarto mundo, la única diferencia es que en los países del Tercer Mundo esta población adquiere el carácter de endémica, ya que están alejados del centro capitalista, y que tienen unos canales de distribución de la riqueza malos y escasos.

Vivir La Vida


Cuando ya no me asusta el trueno, disfruto de la tormenta.
Cuando el juicio no me perturba… me abro a la comprensión del mundo.
Cuando acepto mis errores… abro la puerta de mi propio progreso.
Cuando descubro que la verdad está repartida por el mundo…viajo al mundo.
Cuando la noche me habla, la escucho;
Cuando la noche guarda silencio… yo guardo silencio con ella.
Y soy del río cuando, con él, me muevo,…cuando me hago del mar que lo acoge,…cuando soy de la tormenta que lo crece,…cuando soy del trueno que lo llama o lo despierta,…cuando soy del agua que lo lleva y le da vida.
Cuando soy… acabo siendo de todos y de todo.
Cuando no soy… no soy de nadie.
Y es que, si no puedo ser de mí… no puedo ser de nadie.
Mejor… ser del agua que llevamos dentro para llegar a ser del agua que nos queda fuera.
Ulha Maleva

¿Cómo quieres vivir tu vida? ¿Estás haciendo realmente lo que quieres bajo tus creencias reales? ¿Cambiarías algo de tu camino?

Las respuestas aparecieron entregándome la sensación de estar bajo el agua pura de una cascada. No podía cambiar las circunstancias de mi vida, y sin embargo estaba viviendo según mis decisiones. No había nada más que pedir de mí mismo. Me sentía orgulloso de haber llegado a este punto y de seguir aprendiendo del camino. Y lo mejor de todo, me sentía agradecido al ego por mostrarse con tal claridad ante una pequeña muestra de mi punto débil.

Conocía esa faceta predecible de mi personaje, y sin embargo algo había cambiado. Ya no me identificaba con ese dolor pues la paz que me acompaña en mí día a día me entrega tal seguridad y certeza ante mi vivencia, que cualquier ataque o pataleta del ego, toma tierra con la misma rapidez con la que se dispara.

Aprender y aproximarte a tu propio conocimiento, no te aparta de tus creencias destructivas, sino que más bien te acerca a ellas para que te relaciones con ellas desde otro lugar. Cada vez que dejamos de alimentar el torrente que despiertan, hacemos que vayan perdiendo fuerza, hasta que un día, puedan disolverse en silencio
.
Mientras, nuestra hazaña está en cuidar esa relación con el respeto y la humildad que merece. El juicio y la culpa sólo avivan su poder, dejándonos fuera de toda perspectiva de aprendizaje.

Cada situación externa es un capítulo de nosotros mismos que nos recuerda lo que habita dentro y no somos capaces de ver. La relación directa a través del “conflicto” nos despierta y nos aproxima a lo que éramos incapaces de acceder por nuestra propia cuenta.

La frecuencia de la quietud nos permite ver nuestra vida como si fuera una película en la cual percibimos a cámara lenta todos los movimientos de cada personaje. Llegando a vislumbrar las diferentes opciones y las consecuencias que tendrían el llevarlas a cabo.

La clave para llegar a su danza no es otra que el sentir. Cuando nos damos el permiso para ello, ralentizamos nuestro “hacer”. Abrimos la posibilidad de que la mente entregue sus pensamientos al corazón para que el cuerpo actúe desde su filtro, liberándonos del listón de “llegar a”, el cual nos mantiene sumergidos en una continua “reacción” ante los estímulos de la vida.

El sentir nos entrega pausa, pues su frecuencia goza de una velocidad mucho menor, con una cualidad expansiva de sus ondas.

Al disminuir la velocidad liberamos exigencia, prisa y expectativa. Entramos en contacto directo con el presente, y en él comenzamos a relacionarnos con lo que hay dentro de nosotros.

Y es la vida la que nos fortalece ese encuentro. Pues nos regala reflejos constantes de eso que late en nuestro interior para que reconozcamos con facilidad lo que ya estamos preparados para ver.

Y entonces… cuando descubres el propósito de esa circunstancia, una sensación de gratitud conecta sin buscarlo lo que hay fuera con lo que hay en ti, creando un vínculo que disuelve límites, llegando a vivenciar que más allá de esa primera evidencia hay mucho más… eres parte de todo, pues cada cosa es parte de ti. El verdadero sentir de la unidad se manifiesta.

Cuanto más nos abrimos a la vida y nos metemos en sus espacios, más contactamos íntimamente con nuestro interior. Muchas veces confundimos la palabra encontrarse, pues la relacionamos con aislarse en el silencio. Y es a través del ruido que aparece en nosotros ante el propio movimiento de la vida que producimos el espacio interno para que lo callado tome voz.

Para algunos el movimiento de la vida que despierta su lado más inaccesible es la lentitud o el silencio, para otros es el caos. La clave es estar abiertos a justamente esa parte que despierta nuestros miedos y nuestros juicios. Ahí más que nunca necesitamos abrirnos a la experiencia sin soltar la observación de nuestros movimientos, ni dejarnos arrastrar por nuestros automatismos de huida.


Al adentrarnos a la experiencia, en realidad estamos entrando en nosotros, de tal forma que llega un momento que, una vez hemos contactado con la esencia de la relación, la creencia errónea se disuelve y la barrera que había en nosotros desaparece; permitiendo que la vida nos traspase conduciéndonos a una perspectiva más allá de nosotros mismos, ampliando esa disolución a niveles más profundos donde te sientes formar parte de algo tan inmenso que la percepción de la propia vida se amplía a unos niveles multidimensionales… la vivencia pasa a ser puro “estado de Ser”…

Conjeturas

Se define como conjetura al juicio que se forma como resultado de realizar observaciones o de analizar indicios. El término, que procede del latín coniectūra, es muy usual en el ámbito de la matemática.

En este caso, la conjetura consiste en una afirmación que, al no haber sido probada pero tampoco refutada, se concibe como cierta. Sólo cuando se haya podido demostrar su veracidad, la conjetura pasará a ser un teorema y, por lo tanto, podrá usarse para desarrollar otras demostraciones formales.
Hay matemáticos que dedican toda su vida a resolver conjeturas surgidas en otros tiempos. Una de las más famosas es la que se conoce como conjetura de Goldbach, la cual fue propuesta por el prusiano Christian Goldbach (16901764) y consiste en la idea en que toda cifra par que sea más grande que 2 puede escribirse como la sumatoria de un par de números primos.

En el ámbito cinematográfico tenemos que exponer que dicha conjetura se convirtió en la protagonista de una película española titulada “La habitación de Fermat”. En el año 2007 fue cuando los directores Rodrigo Sopeña y Luis Piedrahita llevaron a la gran pantalla dicha producción que gira entorno a un joven universitario que va a presentar su demostración de la citada conjetura.

Sin embargo, esa próxima cita será la que traiga consigo no sólo que alguien entre en su vivienda y destruya todo lo que encuentra a su paso sino también que sea llamado a una misteriosa cita a la que acudirán otros personajes quienes serán encerrados en una habitación. Si quieren sobrevivir a los distintos peligros que en ella se hallan deberán ir resolviendo diversos enigmas y problemas matemáticos.

Otras conjeturas de índole matemática que se han popularizado pero que aún no han sido resueltas indican que “existe un número infinito de primos P tales que P + 2 también es primo” o que “no existen los números perfectos impares”, entre muchas otras.

Cuando un matemático cumple con el objetivo y prueba una conjetura, ésta deja de existir como tal. El español Francisco Santos, por ejemplo, resolvió en 2010 la conjetura de Hirsch, enunciada por Warren M. Hirsch (19182007) en 1957.

En el lenguaje cotidiano también puede hablarse de conjeturas para referirse a hipótesis o teorías que aún no han podido comprobarse: “Yo creo que tu hermano puso en venta la casa ya que planea divorciarse, aunque es sólo una conjetura de mi parte”, “No entiendo la reacción de Hugo: pareciera que se enojó por tus conjeturas sobre Laura”.

En este caso, podemos establecer que el término que estamos analizando se usa con dicho significado tanto en el ámbito policial como en el del Derecho. Así, por ejemplo, nos encontramos con el hecho de que los policías cuando están llevando a cabo el esclarecimiento de un delito en muchas ocasiones realizan conjeturas acerca del mismo, a partir de las pistas, para poder así llegar a la verdad de lo ocurrido.

De la misma forma, en el sector del Derecho también se hace utilización de las conjeturas durante los juicios en los que ambas partes, fiscalía y defensa, plantean las mismas para poder establecer los principios de su acción y así lograr convencer al juez de lo que ellos plantean.



lunes, 22 de octubre de 2018

Valores Devaluados


La amistad, la sinceridad, la disciplina, el respeto o la honestidad son valores pertenecientes a los pilares fundamentales y vitales de las personas. Una serie de valores que están en franca decadencia. 

Hoy buena parte de las relaciones entre las personas están contaminadas por las ideologías y sectarismos.

Cualquier relación que se fomenta ha de tenerse en cuenta que nace a la vez una presunta traición. La sociedad actual está llena de deslealtades y 'puñaladas' por la espalda. Se han perdido los valores esenciales.

Se ha perdido el sentido de la solidaridad. Cuando dos personas de diferentes formas de ver la vida entablan una amistad la que más apuesta por la lealtad y la honestidad es la que tiene todas las posibilidades de perderla.


En la sociedad que vivimos en la que la clase política dirigente trata de reinscribir épocas pasadas, sin ninguna objetividad, tratando a su vez de adoctrinar a las nuevas generaciones es una sociedad que necesita renovarse.