viernes, 14 de diciembre de 2018
La Superación
La superación personal muestra la capacidad que tiene una persona a través de su inteligencia y de su dedicación para alcanzar sus objetivos y crecer como persona. Cómo bien explicó el científico Albert Einstein, explica que el deseo mueve el mundo con su impulso tan potente.
Es decir, dentro de ti tienes todos los recursos necesarios para lograr tus metas. Por ejemplo, la constancia, la tenacidad, la paciencia, la capacidad de sacrificio, la pasión… cualidades que acompañan de forma directa a la voluntad en un proceso de superación personal.
La superación personal no tiene límite, es decir, un ser humano puede seguir progresando a nivel de conocimiento y de toma de conciencia a lo largo de su vida. Voluntad y conocimiento que son la base de la superación personal, son dos cualidades que diferencian al ser humano del resto de seres del universo. La superación personal muestra la capacidad que tiene un ser humano para reflexionar sobre sí mismo, pero lo que es más importante, para actuar de acuerdo a sus valores y creencias. La superación personal tiene una base teórica a nivel de reflexión pero es fundamentalmente práctica.
La superación personal es ese motor intrínseco que a nivel de motivación mueve el corazón humano cuando una persona aspira a ser más sabia, más competente y más capaz. La superación personal remite a ese proceso temporal de cambio en el que una persona sale de su zona de confort para establecer nuevos hábitos y cualidades para mejorar su calidad de vida.
Pasado, presente y futuro definen la vida humana. Pues bien, la superación personal también se entrena en presente analizando los errores del ayer para obtener una experiencia práctica y evitar tropezar dos veces en la misma piedra.
El proceso de superación personal supone dejar atrás ciertos hábitos y creencias irracionales para dar paso a una nueva realidad que refuerce el bienestar personal. Existen recursos especialmente recomendados como el coaching y los libros de autoayuda para reforzar la superación personal.
La superación personal muestra el proceso de crecimiento interior ilimitado que marca la vida de un ser humano desde que nace hasta que muere. Mientras que el paso de los años deja una huella física en forma de arrugas, por el contrario, a nivel interior, los años son sinónimo de experiencia, madurez, riqueza de vivencias y sabiduría.
La superación personal conduce a una persona a ser más feliz. En última instancia, asumir un proceso de este tipo es una decisión personal que nunca puede ser impuesto de forma externa. Es decir, nadie puede ser ayudado si no se deja ayudar, y nadie puede cambiar si no quiere hacerlo.
La superación personal muestra, a nivel humano, que querer es poder y que los límites no están en la realidad sino en la mente.
Pensar Bien Para Hacerlo Mejor
El tiempo es lo que hace que las cosas no ocurran todas a la
vez. Sin embargo, “los seres humanos, a través de los recuerdos, podemos vivir
todas las cosas simultáneamente”. La memoria es la que se encarga de almacenar
todos ellos, ya sean buenos o malos. Además de lo que realmente hemos
presenciado, la memoria es capaz de creer y recordar cosas que jamás hemos
vivido.
Estos recuerdos van variando según el estado anímico de las
personas. Sin embargo, las personas, a la hora de evocar nuestros recuerdos
“tendemos a hacerlo de forma defectuosa y muchas veces en nuestra contra”.
Asimismo, tendemos a intentar darle sentido al presente desde el pasado.
Sin embargo, “cuando convocamos esos recuerdos, fallamos en
las preguntas que nos hacemos”. A partir de éstas, deshacemos el pasado para
dar sentido al presente. Por ello, considera que “lo importante no son las
respuestas, sino las preguntas que nos hacemos”. A través de éstas, seremos
capaces de construir una narrativa conjunta. Y asimismo, esas preguntas
contribuirán a buscar los recuerdos que nos interesan.
“Desgraciadamente, los sentimientos negativos son más
fáciles de recordar y duran más que los positivos”. Ante esta realidad, es
importante aprender a recordar lo positivo. Para ello, Luis Muiño ha realizado
un decálogo breve de lo que podría ser un buen viajero en el mundo de los
recuerdos. En definitiva, ha hablado sobre varias cosas que nos ayudarán a
utilizar bien los recuerdos.
La primera de ellas es el control. “Debemos aprender a
rememorar más a menudo los hechos que nos ayudan a llevar las riendas de
nuestras vidas”. Es decir, es importante que tratemos de recordar aquellos
acontecimientos en los que cada uno de nosotros funcionó tomando el control.
Asimismo, hay que evocar imágenes de cambio. Es importante evitar el estatismo,
es decir, “evitar pensar que todo lo malo va a seguir estando ahí siempre”.
Esto solo puede llevarnos al desastre mental y a sufrir.
Por ello, es
importante aludir al dinamismo y recordar los momentos de cambio.
La precisión es también un elemento importante para utilizar
bien los recuerdos. Debemos evocar en nuestros recuerdos zonas problemáticas
concretas, sin generalizar. Es decir, “tenemos que ser conscientes de
nuestras debilidades, pero sin llegar nunca a pensar que no servimos para nada”.
De igual manera es importante que seamos capaces de integrar los recuerdos en
nuestra historia vital con un cierto sentido; extrayendo de cada recuerdo la
experiencia adquirida y evitando horrorizar.
Es fundamental también evitar los pensamientos sobre el
pasado que irrumpen en el presente en cualquier momento. Asimismo, debemos
tratar de objetivar los recuerdos, “evitando horribilizar los recuerdos“.
Aprender a olvidar y eliminar ciertos recuerdos que influyen negativamente en
nuestro estado de ánimo.
De igual manera, ha subrayado la importancia de encontrar el
equilibrio. “Es importante que tratemos de eliminar los sesgos que introduce
nuestro estado de ánimo”. Finalmente, Luis Muiño, ha hecho especial hincapié en
que no debemos limitarnos a esperar que los recuerdos vengan a nosotros. Por el
contrario, “debemos ser capaces de construir buenos recuerdos”; recuerdos que
van a ser importantes y que pueden contribuir a favor de nuestra felicidad.
Ya que ésta supone “tener la fuerza suficiente para
cambiar lo que puedes cambiar, la paciencia necesaria para sobrellevar lo que
no puedes cambiar y la inteligencia para distinguir una cosa de otra”.
Lenguaje Y Comunicación
“La palabra es
el hombre mismo.
Sin ellas, es inasible.
El hombre es un ser de palabras.”
El hombre es un ser de palabras.”
Octavio Paz
Hombre y lenguaje, imposible hablar de uno, sin la
presencia del otro. Es el lenguaje la más grande creación concebida por el
hombre en todos los tiempos, pues a través de él ha logrado capturar el
pensamiento, la acción y sentimiento de seres de distintas épocas. El hombre es
el único de los seres vivientes que tiene la suficiente capacidad para
representar simbólicamente la realidad. Esta afirmación será el punto de
partida de mi reflexión sobre el papel que juega el lenguaje en la conformación
del ser humano.
El lenguaje es el medio por el cual nos expresamos,
es la comunicación que consiste en emitir e interpretar señales. Las señales
forman parte de un código o sistema y esto nos permite entenderlas: Las señales
de los sordomudos son un código: (lenguaje mímico), las señales en calles y
carreteras son un código: (lenguaje gráfico), el alfabeto es un código:
(lenguaje oral o escrito).
Hoy podemos viajar a través de los tiempos:
Desvestir al pasado, descubrir el presente e inventar el futuro, el uso del lenguaje
nos permite eso y más.
La lingüística es la ciencia que estudia todos los
aspectos de las lenguas, tales como su origen, evolución, características,
utilización y relación.
El lenguaje es universal ya que permite una gran
diversidad de formas o maneras de expresión que conllevan al establecimiento de
la comunicación. La estructura del lenguaje en su calidad de modo de
comunicación está relacionada con otros elementos de particular relevancia.
La lingüística estudia el lenguaje en sus dos ramas
principales: el habla y la escritura; no obstante, el lenguaje oral y el
escrito son tan sólo uno de los múltiples lenguajes que el hombre utiliza para
comunicarse.
La expresión verbal es una forma directa de hacer
llegar un mensaje, de hacerse comprender, motivar, etc., a pesar de que el
sujeto no esté físicamente frente a su interlocutor. El empleo de la voz como
medio de comunicación produce importantes efectos, pues las vibraciones de la
voz son capaces de conmover y de emocionar a toda una audiencia.
La palabra escrita, por su parte, es otro medio de
comunicación valioso, cuyo propósito fundamental es dejar huella y registro de
mensajes que pueden referirse a un pasado remoto o cercano, a sucesos de
actualidad, e inclusive a especular sobre el futuro. Obviamente este medio
implica mayores exigencias en términos de redacción y estilo que las de
expresión oral, puesto que la escritura permite afinar el mensaje y en
consecuencia incrementa las posibilidades de estructurar un contenido, evitando
confusiones respecto al significado.
Por lo anterior, el lenguaje es el vehículo de
comunicación más eficiente, en cualquiera de sus formas y maneras de expresión;
de ahí que el lenguaje y la comunicación vayan de la mano.
La comunicación humana es un fenómeno
intrínsecamente social. Desde las primeras comunidades humanas (la horda, el
clan, la tribu) el hombre ha tenido necesidad de comunicarse para interactuar
en su grupo social y así resolver los retos que desde siempre la sobrevivencia
le ha planteado.
El ser humano es gregario por naturaleza, es decir,
se une a otros seres semejantes a él y convive con ellos participando en la
evolución y desarrollo de su grupo. De esta convivencia se desprende la
necesidad de comunicación, la cual, en un principio, era rudimentaria, con base
en gestos y gritos indiscriminados, es decir no seleccionados; después, al
evolucionar el hombre y ser capaz de aprender de sus aciertos y errores, se
llegó a una forma de comunicación únicamente humana: El lenguaje.
“La primera actitud del hombre ante el lenguaje fue
la confianza: El signo y el objeto representado eran lo mismo”,
cita Octavio Paz, y comparto su afirmación, pues históricamente, el hombre fue
capaz de hablar cuando, a partir del momento iluminado en que discriminó los
sonidos, los aplicó, primero, a determinados objetos que formaban parte de su
entorno y, posteriormente, a ideas cada vez más subjetivas y abstractas que
emanaban de sentimientos y vivencias que formaban el bagaje de experiencias de
que era objeto y sujeto. Esto ocurrió dentro del contexto social en el que
interactuaba, ya que como ente social no puede vivir aislado.
Paz escribió que “Al cabo de los siglos los hombres
advirtieron que entre las cosas y sus nombres se abría un abismo.”El
argumento que encuentro es que se descubre una de las características inherentes
del lenguaje: su arbitrariedad.
El lenguaje es arbitrario porque los creadores de
una lengua usaron su arbitrio, no la relación lógica para nombrar a un objeto
de acuerdo al gusto o a la circunstancia, lo cual es arbitrario, aunque se debe
comprender que era imposible que los hablantes primitivos pudieran sentarse a
discutir cómo nombrar los objetos, pues carecían de los elementos básicos de la
lengua articulada, es decir, las palabras.
Es claro entender que las expresiones iniciales y
primitivas no las conocemos en la actualidad, pues una lengua es algo vivo,
como la comunidad que la utiliza, y varía desarrollando diferentes cambios a
través del tiempo y del espacio.
Con la confección de los más sencillos instrumentos
de trabajo surgió la necesidad de comunicarse con los demás hombres en el
proceso de la actividad laboral y de empleo de los instrumentos; así nació el
lenguaje articulado.
Puedo afirmar que la creación del lenguaje oral
antecedió con mucho al lenguaje escrito y que ambos surgieron tanto del
desarrollo del pensamiento humano y sus diferentes estadios evolutivos, así
como de la conciencia paulatina desarrollada en el hombre de cubrir sus
necesidades de cualquier tipo, incluidas desde luego las de comunicación.
Con el lenguaje escrito, el hombre dejó la
prehistoria y entró al periodo denominado historia. Desde el momento en que
deja piedras labradas, rollos, documentos que relaten sucesos vividos por él y
su grupo, se convierte en un sujeto de la historia.
La lengua escrita está supeditada a la oral, aunque
cada una de ellas cubre diferentes objetivos, pues la lengua hablada es por
excelencia el mejor instrumento creado por el hombre para realizar su
comunicación y la escrita es la forma mediante la cual el hombre conserva su
pensamiento por medio de las letras o grafías, a través del tiempo y del
espacio, lo cual nos lleva a considerar un rasgo fundamental de la palabra
hablada, ser momentánea.
Decir Lo Que Se Debe Decir
Probablemente, más
de una vez hemos deseado decir la palabra precisa en el momento oportuno,
comunicarnos de forma abierta y sincera, sentirnos libres para expresar lo que
deseamos pero respetando a los demás, discrepar con otras personas sin
herirlas... En realidad, todo esto se refiere a comportarse de forma asertiva.
En otras palabras, se entiende por asertividad la habilidad que nos permite
expresar nuestros sentimientos, deseos, opiniones y pensamientos en el momento
idóneo, de la forma adecuada y sin negar ni desconsiderar los derechos de los
demás.
Cada persona tiene
un estilo de relacionarse con los demás que depende de factores como la
personalidad y las experiencias previas. Podemos decir que existen tres estilos
de comunicación, entre los que se encuentra el asertivo. Si bien es cierto que
habitualmente no se es al cien por cien de uno u otro:
- Pasivo o
inhibido: no dice nada sobre el comportamiento que le molesta, evita actuar por
miedo, aborda la situación usando caminos indirectos que denotan inseguridad.
- Agresivo: demanda
un cambio inmediato en los demás, usa la intimidación, el sarcasmo, o apela a
la violencia física. Aparecen conductas de pelea, acusación y amenaza. -
Asertivo: un estilo adecuado porque ayuda a realizar sus objetivos
interpersonales. Expresa lo que quiere, de modo directo y honesto, indica
claramente lo que desea de la otra persona pero mostrando respeto por ella. Ser
asertivo no significa llevar la razón, sino expresar nuestras opiniones y
puntos de vista, sean o no correctos.
Estos tres estilos
quedarán más claros con el siguiente ejemplo: usted va a cenar a un restaurante
y le sirven la bebida caliente cuando la ha pedido fría. Los tres estilos
serían los siguientes:
- No decir nada y
tomar la bebida caliente aunque a disgusto. Estilo pasivo.
- Armar un gran
escándalo en el local y decir al camarero que nunca volverá a ir a ese
establecimiento. Estilo agresivo.
- Llamar al
camarero y pedirle que por favor le cambie la bebida. Estilo asertivo.
La asertividad es
una actitud intermedia o neutra entre una actitud pasiva o inhibida y otra
actitud agresiva. Esta actitud intermedia es la idónea. Sin embargo, no debemos
olvidar que hay situaciones en la vida en las que no se puede ser asertivo como
por ejemplo sufrir un robo o ser atacado con peligro de muerte. Saber encontrar
el momento adecuado para decir las cosas es también una habilidad.
Las habilidades
sociales, y más concretamente la asertividad, pueden mejorarse a través de un
aprendizaje adecuado. Disponemos de técnicas que pueden ayudarle a mejorar su
asertividad. Sólo tiene que practicarlas y ensayarlas. Algunas de ellas son las
siguientes:
- Disco rayado.
Repetición de palabras que expresen nuestros deseos, una y otra vez y sin
alterarnos, ante la insistencia de los otros por lograr los suyos. Ejemplos:
«No, gracias». «Entiendo, pero no me interesa».
- Banco de niebla.
Ante una crítica manipulativa, buscar algún punto limitado de verdad en lo que
nos dicen pero manteniendo nuestra postura. Ejemplos: «Es posible que lleves
razón, pero...». «Es cierto, a veces no tengo buen gusto».
- Enunciados en
primera persona. Para solicitar un cambio de conducta es muy útil seguir el
siguiente procedimiento: describir la conducta concreta no deseada del otro,
expresar el propio sentimiento negativo, explicar la conducta deseada, comentar
las consecuencias beneficiosas del cambio deseado y, si éste no se produjera,
las consecuencias negativas de tal posibilidad. Ejemplo: «Cuando estamos con
tus amigas y dices que no sé cocinar, yo me siento poco respetado. Me gustaría
que dejaras de hacer ese comentario ya que me sentiré mucho mejor e incluso iré
más a menudo con vosotras como deseas. Gracias por escucharme».
Como ya se imagina,
la asertividad además de reflejarse en lo que se dice (comunicación verbal) se
manifiesta en la comunicación no verbal, como es la expresión facial, la
mirada, la postura corporal, los gestos con las manos, la proximidad espacial,
el contacto físico, la apariencia personal y el tono, volumen, claridad,
velocidad de lo que se dice. Por esta razón es importante ser coherente y no
decir unas palabras que nada tengan que ver con nuestra mirada, por ejemplo.
La asertividad se
puede aprender y mejorar. Si usted quiere ser asertivo puede conseguirlo, sólo
tiene que entrenarse y cuánto más practique, mejores resultados. Aunque en un
principio le parezca artificial pronto observará que realmente funciona.
Comprobará que siendo asertivo, probablemente recibirá respuestas similares.
¿Le sorprenderá!
La Curiosidad Que Nos Conmueve
¿Cuántas Tierras cabrían en el Sol?* Es la típica
pregunta que te toca cuando estás jugando al Trivial. La que te falta para
conseguir el escurridizo quesito verde y ganar la partida. Por más que piensas
no consigues dar con la respuesta, mientras notas cómo en tu cabeza algo no
deja de crecer: la curiosidad.
“Parece ser un estado mental que aumenta nuestra atención
hacia nueva información y también mejora nuestra memoria”, explica a Sinc Colin
F. Camerer, investigador del área de Humanidades y Ciencias Sociales del
Instituto Tecnológico de California (EEUU).
Su vago “parece ser” está justificado. De momento, no existe
una definición científica sobre qué es la curiosidad. Este impulso innato, que
experimentamos tanto los seres humanos como otros animales, nos ha permitido
mandar robots a Marte –el último llamado, precisamente, Curiosity–,
acabar con cientos de enfermedades o fabricar una estructura colosal para
recrear cómo fue el principio de todo en el Gran Colisionador de Hadrones (Suiza).
No existe una definición científica de la curiosidad, que
experimentamos tanto los humanos como otros animales.
Una de las primeras preguntas que formulan los niños es por
qué. El propio Albert Einstein declaraba en 1955: “Lo importante es no dejar de
hacer preguntas […] No perder jamás la bendita curiosidad”. Pero todavía no
existe una definición que pueda explicarla con precisión.
En un estudio publicado recientemente en la revista Neuron, dos
neurocientíficos de la Universidad de Rochester (EEUU) reivindican su
importancia, dibujando una visión general de su estado actual.
“Ahora mismo no es importante establecer una definición
sobre la curiosidad porque es un área nueva de investigación y todavía hay
incertidumbre en cuanto a los mecanismos que subyacen”, puntualiza a Sinc
Celeste Kidd, coautora del trabajo. Lo que propone es un marco más amplio, en
el que la curiosidad se interprete como una fuerza motriz que impulsa el
aprendizaje, y no se limite exclusivamente a la búsqueda de información
jueves, 13 de diciembre de 2018
La Postura Petulante
Tener confianza en uno mismo es fundamental para poder gozar de una vida plena y no depender de la buena opinión de los demás, si bien uno de los problemas surge cuando en ocasiones la confianza no se expresa de una manera apropiada. Otras veces, se confunde confianza y arrogancia,
especialmente cuando las personas que así lo juzgan tienen una baja autoestima, pues para ellas, cualquier demostración o expresión de fuerza interna es percibida de manera negativa.
Este tipo de personas no pueden soportar que otros tengan presencia, independencia de espíritu y que no vayan por la vida pidiendo permiso. En estos casos, se trata de una proyección propia del observador, incapaz de soportar que otros exhiban comportamientos que ellos envidian y que están fuera de sus habilidades. En lugar de mirarse hacia adentro y resolver sus carencias, prefieren criticar y juzgar duramente a aquellos que logran llevar a cabo lo que ellos soñarían y no se atreven a hacer.
Esas personas no podrían estar más equivocadas; la
arrogancia es otra cosa.
El individuo arrogante suele presentarse de una manera
aplastante, fanfarrona y egocéntrica que no permite el diálogo y se sitúa
automáticamente por encima de los demás, despreciando y ninguneando a los que
considera están por debajo (todos los demás).
Por lo general, las personas más realizadas, sabias,
excepcionales, son seguras, y por lo tanto no tienen la necesidad de ir
mostrando lo increíbles que son. Sin embargo, los arrogantes destruyen sus
oportunidades por diversas razones que valdría la pena enumerar:
1. Cuando eres arrogante, tiendes a anclarte en una
cerrazón mental (por lo tanto, tendrás menos probabilidades de buscar nuevas
técnicas y conocimientos, y como piensas que te lo sabes todo, dejas de seguir
creciendo) .
2. Cuando eres arrogante, piensas que las personas te
pueden aportar muy poco. Esto te impide establecer conexiones que puedes
necesitar más adelante en la vida.
3. Cuando eres arrogante, tiendes a hablar más que a
escuchar. Recordemos que se nos dio una boca y dos oídos por una razón; podemos
aprender de la escucha, mientras hablar continuamente nos aporta poco
beneficio.
4. Cuando eres arrogante, te crees que siempre tienes
la razón. Esto conduce a falsas suposiciones, y te hace más propenso a cometer
errores. Una segunda opinión sobre algo no te hace menos capaz; al contrario,
demuestras que sabes valorar el trabajo en equipo, y muestras tu humildad,
cualidades que mucha gente valora y busca.
5. Nadie quiere estar cerca de un ser engreído o
soberbio a menos que pretendan algo de ti. Llegará el día en que te des cuenta
que estás solo y las únicas interacciones sociales que puedes conservar son las
utilitaristas, únicamente se quedarán a tu alrededor aquellos que quieran
utilizarte.
6. Cuando eres arrogante, demuestras que no estás
dispuesto a trabajar en equipo, y esto aniquila otras oportunidades de trabajo
y de progresión laboral.
7. La arrogancia a menudo esconde paradójicamente una
falta de confianza, una falta de conocimiento y muchas inseguridades. En ese
afán por esconderlo, la arrogancia puede llevar a acciones poco éticas. Los
arrogantes piensan que son infalibles, y toman un callejón sin salida.
Esto significa que el día en que una persona arrogante
falla, lo que terminará ocurriendo, hará lo necesario para encubrir ese
fracaso. Muchas veces, estas personas recurrirán a medidas extremas para
asegurar que su culpa no se descubra, incluso cuando se trata de actos poco
éticos.
Recordemos que la confianza es tranquila y las inseguridades
son ruidosas. La modestia y la humildad son mucho más útiles. Aunque es
comprensible que a la gente le guste presumir y hablar de sí misma, llega un
punto en el que se vuelve molesto, irritante, cansino y a veces hasta ofensivo
para los que tienen que aguantarlo.
El Mundo De Los Creativos
De hecho, el mundo
está lleno de creativos, de personas con excelentes capacidades para la
generación de ideas y conceptos, que constantemente encuentran distintas
soluciones a los problemas cotidianos. El asunto es que no sabemos que están al
lado nuestro.
Este perfil es lo
que hoy buscan, o necesitan, muchas empresas: creativos, aquellos que piensan
por fuera de la caja, que se atreven a cuestionar lo tradicional.
Sin embargo, las
compañías poco confían en su talento creativo interno, y por eso acuden a
agencias o empresas consultoras, para resolver sus inquietudes o planificar el
futuro. Pese a que esta solución funciona a veces, normalmente a precios
exorbitantes, no siempre es la más adecuada.
Durante muchas décadas,
El Tiempo fue rediseñado por un consultor internacional. Sus directivas
parecían confiar más en él que en la gente de casa. No eran malos rediseños,
pero a finales del año pasado, el periódico capitalino salió al mercado con un
producto nuevo hecho en casa, ‘home-made’, un proyecto liderado por el talento
interno.
¿Resultado?
Probablemente el mejor diseño que haya tenido El Tiempo en sus últimos 30 años.
¿La moraleja de
este asunto? Que el talento está en casa. Que probablemente usted no lo ve
porque no ha dado el espacio para encontrarlo. Porque quizás le parece más
cómodo y seguro buscar a alguien de afuera. Seguramente para que le digan lo
mismo que le llevan diciendo los de adentro meses, o quizás años.
Cada vez es más
indispensable la cultura colaborativa, son más frecuentes las dinámicas
laborales de sesiones grupales y el éxito de las empresas está siendo marcado
por la creatividad de estas. Hoy ser diferencial es ser marcadamente creativo.
Rappi, por ejemplo, es un muestra de ello.
¿Y cómo desatar esa
creatividad? La revista Fast Company publicó un artículo en el que da una serie
de recomendaciones, o ejercicios, para activar la creatividad de los empleados
en sesiones grupales. Ejercicios básicos, breves, cuyos resultados pueden ser
muy beneficiosos para todos.
El primero consiste
en dibujar, en tres minutos, la cara del compañero, con la regla de poner los
ojos en la mitad de la cara y el resto donde uno quiera. “Además de desatar la
imaginación de la gente, los que se intimidan por trabajar en grupo se sueltan.
Es una excelente forma de romper el hielo entre personas que poco se conocen”,
señala FC.
El segundo, una
técnica de Nike, consiste en la manera de presentarse. Se pide decir el nombre,
una frase sobre lo que hace y lo que está sintiendo en ese preciso momento.
“Aunque puede ser incómodo, suele liberar a la persona de todo tipo de
emociones encontradas desde el principio. Por ejemplo, le da la oportunidad a
uno de desahogarse”.
El Lado Irreal De La Realidad
¿La realidad es real? Esa pregunta ha circulado por la mente
humana desde tiempos remotos. Hay algo en la realidad o en la relación de
nuestra mente con el mundo que nos hace dudar y preguntarnos cuál es la
naturaleza auténtica de lo que percibimos. ¿La realidad es una ilusión? ¿La realidad es un velo que
podemos correr para descubrir lo que se oculta detrás? ¿Nuestros sentidos pueden
engañarnos?
Este problema puede ser respondido de diversas maneras y
desde distintos puntos de vista. También desde distintas circunstancias.
Ontológica y epistemológicamente, desde la religión o desde la ciencia. También
social y materialmente, sobre todo en nuestra época en que la realidad se ha
convertido en un mecanismo complejo y delicado en donde se superponen múltiples
planos, como una suerte de laberinto de espejos en donde es muy fácil perderse
y después decir dónde estamos realmente, qué es realmente la realidad.
Hacia finales de los años 70, el gran Philip K. Dick ya lo
había notado e incluso lo anunciaba con profética lucidez. Un poco en el
sentido del hiperrealismo de Jean Baudrillard, Dick se dio cuenta de cómo la “realidad” de
su época se había convertido en una red tejida cuidadosamente por agentes de
poder con propósitos específicos. ¿Qué tan real, por ejemplo, es nuestra
intención de comprar algo y qué tanto es una ilusión creada por un conjunto de
marcas para las cuales nuestro consumo es imprescindible? ¿Qué tanto los
trabajos que realizamos a diario son reales o sólo invenciones sostenidas por
un engaño colectivo y necesario para mantener en funcionamiento una maquinaria
también ilusoria?
En Cómo construir un universo que no se derrumbe en dos
días, el escritor expone esta situación que en nuestra época ha alcanzado un
grado de refinamiento que podría rayar en lo espeluznante. En efecto, como bien ha
explicado Slavoj Zizek, actualmente pareciera no existir una
realidad fuera de esta realidad, un lugar fuera de la ideología. En otras
palabras, no existe un velo que nos oculte el mundo tal como es: nuestra realidad
es ya su simulacro. Escribe Philip K. Dick:
Siempre tuve la esperanza, cuando escribía novelas e
historias donde surgía la pregunta “¿Qué es la realidad?”, de que alguna vez
obtendría una respuesta. Esta era la esperanza de muchos de mis lectores, también.
Los años pasaron. Escribí más de 30 novelas y alrededor de 100 historias,
y seguía sin saber qué era real. Un día una estudiante universitaria en Canadá
me pidió que le definiera la realidad, era para un artículo que escribía en su
clase de filosofía. Ella quería una respuesta de una sola frase. Yo pensé al
respecto y finalmente dije, “La realidad es lo que no se esfuma cuando dejas de
creer en ello”. Esto fue todo lo que pude decir. Era 1972. Desde entonces no he
sido capaz de definir la realidad de una manera más lúcida.
Pero el problema es real, no un mero juego intelectual.
Porque hoy vivimos en una sociedad en la cual realidades espurias son creadas
por los medios, por los gobiernos, por las grandes corporaciones, por los
grupos religiosos, grupos políticos --y existe el hardware electrónico
necesario para llevar estos pseudo-mundos directamente a las cabezas del
lector, del espectador, del oyente. Algunas veces cuando observo a mi hija de
11 años ver televisión, me pregunto qué le están enseñando. El problema es el
desvío de la señal; piensen en eso. Un programa de televisión producido para
adultos es visto por un niño pequeño. La mitad de lo dicho y hecho en un drama
televisivo es probablemente malinterpretado por el niño. Quizás todo es malinterpretado.
Y la cosa es, ¿cuán autentica es la información de cualquier modo, aun si el
niño la entiende correctamente? ¿Cúal es la relación entre el sitcom promedio y
la realidad? ¿Qué hay de los programas de policías? Coches que continuamente se
desbocan fuera de control, se estrellan e incendian. La policía siempre es
buena y siempre gana. No ignoren ese punto: La policía siempre gana. ¿Cuál es
la lección? Tú no debes confrontar la autoridad, y si lo haces, perderás. El
mensaje ahí es, sé pasivo. Y coopera. Si el oficial Baretta te pide
información, dásela, porque el oficial Baretta es un buen hombre y es de fiar.
Él te ama, y tú debes amarlo.
Y entonces yo me pregunto, en mi escritura, ¿qué es real?
Porque incesantemente somos bombardeados con pseudo-realidades creadas por
gente muy sofisticada usando mecanismos muy sofisticados. Yo no desconfío de
sus razones; desconfío de su poder. Tienen mucho. Y es un poder inmenso: ese de
crear universos enteros, universos de la mente. Yo lo tengo que saber, hago lo
mismo. Mi trabajo es crear universos, una novela tras otra. Y debo construirlos
de tal manera que no se derrumben a los dos días. O al menos eso es lo que mis
editores esperan. Sin embargo, les voy a revelar un secreto: A mí me gusta
construir universos que se derrumban. Me gusta verlos deshacerse,
y me gusta
ver cómo los personajes en las novelas lidian con ese problema. Tengo un
amor secreto por el caos. Debería haber más. No crean --y lo digo en serio-- no
asuman que el orden y la estabilidad son siempre buenos, en una sociedad o en
un universo. Lo viejo, lo caduco, siempre debe hacer espacio a nuevas vidas y
el nacimiento de nuevas cosas. Antes de que las nuevas cosas nazcan, las viejas
deben perecer.
Reconocer esto es peligroso, porque nos dice que nosotros,
tarde o temprano, partiremos con gran parte de lo que nos es familiar. Y eso
duele. Pero eso hace parte del guión de la vida. A menos que seamos capaces de
acomodarnos psicológicamente al cambio, empezamos a morir. Lo que quiero decir
es que los objetos, las costumbres, los hábitos, y modos de vida deben perecer
para que el auténtico ser humano pueda vivir. Y es el ser humano auténtico quien
más importa, el organismo viable y elástico que puede rebotar, absorber, y
hacer frente a lo nuevo.
“La realidad es lo que no se esfuma cuando dejas de creer en
ello”, nos dice Philip K. Dick, pero quizá actualmente cabría preguntarse si
esa última visión no es también un glitch, un holograma, la imagen
residual de algo que nunca existió realmente.
El Pensamiento Crítico
De que vivimos en la era de la información no cabe ya
ninguna duda. Tenemos acceso inmediato a todo tipo de información, datos y
personas a través de múltiples dispositivos y fuentes. Por eso hoy en día es
cuando resulta más necesario que nunca tener un pensamiento crítico y
reflexivo. ¿Para qué? Es sencillo. El pensamiento crítico nos ayuda, a
nosotros y a los más pequeños, a discernir entre lo cierto y lo falso, lo
importante y lo superficial, las evidencias y las opiniones. Nos permite tomar
consciencia de nuestros pensamientos para analizarlos y evaluarlos de forma
efectiva. Y, si bien es cierto que todas las personas tenemos la capacidad de
pensar, esta es una habilidad que puede y debe aprenderse, de la misma forma
que aprendemos a escribir, a bailar o a cantar.
Te damos 8 consejos para desarrollar el pensamiento crítico
con los más jóvenes, en el aula o fuera de ella:
Reserva tiempo y espacio. En nuestro día a día,
ocupados con varias tareas a la vez durante la mayoría del tiempo, es difícil
encontrar un rato en el que la mente se focalice solo en una cosa: pensar.
Establecer un momento del día para pensar de forma reflexiva, siendo consciente
de lo que está pasando por la mente, es importante para crear un hábito y
adquirir práctica.
Promueve el conocimiento y la curiosidad.
Anima a los más jóvenes a realizar nuevos descubrimientos, en su entorno
más cercano o sobre ideas abstractas. Puedes proponer actividades que inciten a
la curiosidad y al conocimiento, siempre adecuadas a su edad. De esta forma
establecerás una puerta de entrada a nuevos aprendizajes y pensamientos.
Enseña a dudar. Sin intención de generar
desconfianza a los más jóvenes, es importante que les plantees la fiabilidad de
las fuentes que consultan y la veracidad de la información que reciben, para
que sean ellos mismos quienes aprendan a diferenciar entre lo que está fundamentado
y lo que no, entre conocimientos completos e incompletos, y puedan así emitir
juicios elaborados.
Pregunta. Es fundamental para fomentar el
pensamiento crítico: ¿qué opinas? ¿como lo sabes? ¿por qué? Es conveniente,
además, que compartas con ellos tu forma de pensar, tus dudas y tu punto de
vista sobre los aspectos que creas convenientes. No hay mejor enseñanza que dar
ejemplo.
Justifica, argumenta, analiza. Busca razones,
explica argumentos, compara ideas de forma ordenada con tus hijos o alumnos y
pídeles que hagan lo mismo. Expresando pensamientos van a tomar consciencia de
la madurez y grado de elaboración de los mismos. Una actividad interesante
consiste en proponer que cada uno defienda una posición opuesta a la suya y con
la que no se sienten identificados. Para ello puedes analizar textos, libros,
charlas, anuncios publicitarios, noticias, declaraciones, etc.
Fomenta la autonomía. Respeta su espacio y propón
lecturas, conversaciones, entornos y actividades que fomenten el desarrollo del
pensamiento crítico de forma autónoma. De este modo tus alumnos aprenderán a
pensar y a opinar a título personal con responsabilidad. Para compartir sus
pensamientos, es importante respetar la forma de expresión en la que se sienten
más cómodos: algunos prefieren explicarse de forma grupal y oral, mientras
otros prefieren hacerlo en un formato más íntimo, por escrito o en pequeños
grupos.
Amplía miradas. Plantea a tus alumnos otras
perspectivas y otros ángulos desde los que se puede enfocar la realidad. Somos parte
de un entorno social, político y cultural normalmente bien definido y nuestro
punto de vista está siempre condicionado por ello. Por eso, intentar ponerse en
el lugar de otros para comprender su punto de vista es una actividad formativa
y creativa muy recomendable.
Profundiza. En el ejercicio de promover el
pensamiento crítico, es importante llegar al fondo de algunos temas que se
estén trabajando. Antes que pedir reflexiones rápidas sobre varios asuntos, es
interesante escoger pocos para analizar en un grado de profundidad más elevado.
miércoles, 12 de diciembre de 2018
Opiniones Sobre La Lectura
Opiniones Sobre La Lectura
Alumnos de diecisiete años
¿Qué significa para mi leer?
¿Qué significa para mi leer?
Al principio para mí leer era una tortura, pero luego
encontré un autor, García Márquez, éste, me cambió la manera de leer un
libro, ya que antes para mí era simplemente cumplir con la fecha
dispuesta por mi profesora.
Leer me proporciona poder salir de la realidad, sumergirme
en mi imaginación explorando a veces lugares que nunca hubiese imaginado.
Gracias a ese libre que tuve que leer para la escuela, ahora
se podría decir que soy una adicta a la lectura, siempre buscando un libro para
mis momentos libres. (Kitty)
Leer es un mundo, tu propio mundo, donde no ves los
horizontes y todo lo ves posible.
Gracias a la lectura la humanidad puede subsistir en el
tiempo, transmitiendo así, los conocimientos de generación en generación.
Gracias a la lectura uno puede viajar, aprender, soñar,
enamorarse, llorar, reír, odiar, comunicarse, expresarse, descargarse. (Canaya)
Leer es imaginar otros mundos, compartir experiencias que
nunca hubiéramos tenido, llenar nuestro tiempo con aventuras, fantasías, hechos
reales. Leer no sólo nos permite compartir todo con un amigo y nosotros mismos.
Leer es vivir. (El Tano)
Para mí es algo que te permite aprender más sobre lo que te
interesa cuando lo elegís al libro, por eso es que no me gusta leer lo de la
escuela. No me gusta hacerlo por obligación, tampoco acostumbro a hacerlo.
(Nacho)
Yo creo que es bueno leer pero no cuando es por obligación,
porque si es así no se lee con ganas y no se da la misma importancia a la
lectura. Leer es una buena manera de expandir los conocimientos propios y
también es bueno porque con la lectura se aprende un nuevo vocabulario. Yo leo
muy poco. (Lucio)
La lectura puede resultarme agradable o no, en función del
texto que tenga adelante. Por ejemplo, si para leer tengo una obra de Sir
Arthur Conan Doyle, sobre todo si es sobre Sherlock Holmes, la lectura me
resulta atrapante y placentera. Si en cambio tuviera que leer Fuenteovejuna de
Lope de Vega, la lectura sería más ardua. Estos son dos ejemplos, pues muchos
más podrían darse, tanto de libros interesantes como aburridos.
En conclusión, creo que la lectura le resulta a la persona
buena o mala dependiendo de sus gustos yo costumbres literarias. (Marcelo)
Yo leo únicamente cuando estoy obligada a hacerlo, ya sea
por la escuela o por otra institución.
Aunque no me gusta hacerlo, es decir no
me gusta agarrar un libro y leer por mi cuenta, yo pienso que es una cuestión
de vagancia y no de falta de interés, porque muchas veces que leí un libro para
la escuela, sin importar la cantidad de páginas, encontré y descubrí algo nuevo
e interesante y muchos de ellos me enseñaron cosas nuevas. (La Tuca)
Para mi leer significa adquirir más conocimientos,
“educarse”, e interesante si lo que estoy leyendo es lo que yo elegí y
realmente me gusta. Si nos obligan a leer es más aburrido, aunque muchas veces
la lectura puede ser entretenida y después uno se siente “orgulloso” por el
sólo hecho de opinar sobre algún libro (Peti)
A mí me obligan al leer en la escuela, porque para mi leer
es algo aburrido, es imaginar mucho mediante descripciones y la verdad es que
no me gusta para nada, pero igual es algo indispensable, aunque lo odie.
(Nahuel)
Para mí leer es una manera de alcanzar placer sustrayéndome
del mundo en que vivimos, alejándonos de todo aquello que nos sujeta a la
realidad y entrar a lo ficticio, ampliando no sólo nuestros sentidos sino
nuestra imaginación y conocimientos (JOI)
El leer es bueno ya que te ayuda a ampliar el vocabulario ,
a tener más imaginación ya tener ideas sobre otras cosas.
También, ayuda a desarrollar la mente y a tener más cultura.
(GTA)
.
Estrechez De Miras
A la gente sí se le hace difícil llevarse bien unos con
otros, ¿no es cierto? Y aunque a la mayor parte de nosotros nos gusta pensar
que somos imparciales, preguntémonos con toda sinceridad: ¿Es siempre la “otra
persona” quien realmente es de miras estrechas e intolerante?
En realidad, tal vez su mente sea más estrecha de miras de
lo que usted se imagina. ¿Dice usted a veces: “Hay dos asuntos sobre los cuales
nunca hablo: religión y política”? ¿O hace una mueca de desprecio ante
alimentos que no ha comido antes? “¿Comer caracoles? ¡Jamás!” ¿O qué opina de
tipos poco comunes de tratamiento médico? “¿La acupuntura? ¡Eso es puro
charlatanismo!” ¿O “sabe” usted —como, por ejemplo, lo sabe “todo el mundo” en
Alemania— que los gitanos son ladrones, los alemanes del norte son testarudos,
todos los de Berlín son fanfarrones, los suecos son tacaños y los extranjeros
son perezosos? Por supuesto, hay ideas como éstas en todas partes... sí,
también en el país donde usted vive.
¿Qué es una mente imparcial y receptiva?
Una mente imparcial y receptiva está libre de las cadenas
del prejuicio, que ciertos diccionarios definen como sigue: “Juicio u opinión
sobre algo antes de tener verdadero conocimiento de ello”; “opinión que se
forma en el ámbito social, favorable o desfavorable a algo, sin ningún
fundamento real”; “juicio que uno forma sin fundamento suficiente, o
apartándose de lo justo o razonable”.
Una parte necesaria de la vida es el tomar decisiones y
formar juicios. Pero las decisiones que se toman “sin ningún fundamento real” o
los juicios que se forman “sin fundamento suficiente, o apartándose de lo justo
o razonable” son pruebas de una mente estrecha de miras.
Por otra parte, el tener una mente imparcial y receptiva
quiere decir ser receptivo a nueva información y nuevas ideas. Significa estar
dispuesto a
examinar y evaluar información sin tener una actitud parcial. Si recordamos lo
que vale la pena y rechazamos lo que carece de valor, podemos llegar a
conclusiones definitivas que tengan un fundamento sólido, o real, y dejar
todavía nuestra mente en estado receptivo a una revisión posterior si llegara a
haber disponible más información en el futuro. El que crea que lo ha aprendido
todo puede estar seguro de que esta actitud impedirá que aprenda más.
Por qué es estrecha de miras la mente de la gente
Una mente estrecha de miras puede indicar falta de
conocimiento. Puede que sepamos tan poco de un tema, o tengamos información tan
tergiversada o incompleta, que nos falten los hechos necesarios para llegar a
conclusiones correctas. Por ejemplo, si usted vive en Alemania y está muy
seguro de que todos los de Berlín son fanfarrones, pregúntese precisamente a
cuántas personas de Berlín conoce.
¿Conoce a bastantes de ellas como para
juzgar a varios millones de personas con exactitud? Tal vez si piensa con más
cuidado llegue a darse cuenta de que ha conocido a más fanfarrones de Hamburgo,
Francfort o Munich que los que ha conocido de Berlín.
Una mente estrecha de miras puede revelar falta de interés
en el tema o una renuencia a examinar el asunto. De hecho, hasta pudiera ser
una señal de incertidumbre o duda. Por ejemplo, si no podemos defender nuestros
puntos de vista religiosos, puede que nos hallemos atacando a los que ponen en
duda nuestras creencias, no con argumentos lógicos, sino con calumnias e
indirectas. Esto huele a prejuicio y a una mente estrecha de miras.
La mente estrecha de miras puede indicar también un deseo
egoísta de conservar ciertas ventajas que pudiéramos perder si tuviéramos una
mente imparcial y receptiva. En algunos países se ha dominado a ciertos grupos
raciales para que otros grupos puedan disfrutar de ciertos privilegios. Los
grupos privilegiados, por no estar dispuestos a compartir sus privilegios con
otros, se refugian en la posición que induce a prejuicio de que “somos mejores
que ustedes”, y así cierran la mente a toda evidencia en contra de su punto de
vista.
¿Es usted lo suficientemente imparcial como para considerar
la posibilidad de que quizás no lo sea? Vale la pena averiguarlo. Mientras que
una mente imparcial y receptiva puede ser una ventaja para usted, una mente
estrecha de miras le causará casi de seguro perjuicio.
Las Diferencias Que Nos Igualan
Todos somos iguales porque tenemos los mismos derechos y, a
la vez, todos tenemos diferencias que forman parte de nuestro origen o de
nuestra historia personal.
Cada persona tiene sus propias emociones,
cultura, lengua, en fin, una serie de valores que conforman la propia
identidad. Cada persona es una ser único.
Los hombres y las mujeres, en tanto que seres
humanos, somos iguales, y esto hace que tengamos las mismas necesidades y los
mismos derechos: a la educación, al trabajo, a un trato digno, a ser valorados,
al respeto a nuestras ideas y decisiones, a ser libres.
Pero nos diferencian nuestras costumbres,
nuestra forma de vestirnos, nuestros gustos, la forma de hablar, de pensar, las
creencias religiosas, la edad, e incluso aquellas cosas en las que cada uno de
nosotros destaca por encima de los otros. Y todas esas diferencias nos hacen
ser personas únicas.
Pero lo que a mí me parece evidente es que, por
encima de todas las diferencias, nuestro valor como personas es el mismo.
La Libertad Humana
Filosofía
La Libertad Humana
En la actualidad,
según mi criterio, es ya casi imposible filosofar sin tener en cuenta el
psicoanálisis. Los descubrimientos que de la psiquis ha realizado Freud no
pueden permanecer al margen del quehacer filosófico, pues ello limita, de
manera categórica, el pensar.
Tomemos, por caso,
uno de los valores humanos fundamentales: la libertad. El cual acarrea tras de
sí otro valor de índole ético; a saber: la responsabilidad, íntimamente ligada
con el deber ser y el sujeto moral.
A la pregunta ¿es
libre el hombre? se ha de responder basándose no únicamente en el punto de
vista filosófico, también en el psicoanalítico, si es que se quiere obtener una
réplica que se aproxime a la verdad.
A través de la
historia de la filosofía se ha sostenido de manera predominante este criterio:
el hecho de que el hombre, en su obrar, pueda “elegir” entre varias
posibilidades, es prueba de su libertad.
Ahora bien, ¿quién
dirige esta elección en el alma humana? Si aceptamos como cierta la aseveración
del psicoanálisis, que descubre en la interioridad del hombre el mundo
instintivo, la respuesta puede ser la siguiente: hay una fuerza interior
poderosísima (el “ello” o “lo inconsciente”), que influye en la elección. Esta
fuerza se impone tan enérgicamente en el humano que su libertad, que proviene
de su razón, está condicionada al mayor o menor conocimiento que esta tenga de
su propio mundo instintivo. Así, pues, generalmente la elección entre varias
posibilidades que realiza el humano, es gobernada, en alto grado, más que por
la razón, por la sinrazón mundo inconsciente, oculto en la zona más profunda de
su psiquis. Ello limita, o bien, anula la libertad entendida a la manera de la
filosofía tradicional.
Entre los más
destacados filósofos que detectan este poder del inconsciente está Federico
Nietzsche, uno de los grandes precursores de Freud. Por ello la comprensión
cabal de su filosofía únicamente puede hacerse con la ayuda del psicoanálisis.
Según Nietzsche,
solo existe un mundo, el de la “physis (Naturaleza); el otro mundo, el de la
metafísica, el mundo platónico de las ideas, es tan solo una ilusión. Por lo
tanto, el hombre es “physis” y está gobernado por la “physis”. En tal caso, los
actos humanos están “más allá del bien y del mal”, pues no se diferencian de
los procesos naturales: así, “Todo lo que existe es justo e injusto, y en ambos
casos está igualmente justificado”. La moral, como consecuencia, desaparece, lo
mismo que la libertad. Luego, un hombre enfurecido que ocasiona destrozos se
asemeja a una tempestad incontrolable. A ninguno de los dos fenómenos se les
puede detener ni juzgar, pues ambos son fuerzas de la Naturaleza que cumplen su
acción destructiva inexorable.
La libertad como
facultad del humano a obrar independientemente de su mundo instintivo, de sus
impulsos y tendencias naturales, es imposible por la propia “physis”
(Naturaleza) del ser humano. En otros términos, los instintos —la fuerza más
poderosa de su Naturaleza— explican el proceder, la conducta humana. Así, para
Nietzsche, “es disparatado alabar o censurar a la Naturaleza y a la necesidad”.
Tal postura de
Nietzsche, rechazada por la filosofía racionalista, que no admite las ocultas
fuerzas instintivas, es ampliamente comprendida y luego comprobada
científicamente a través del psicoanálisis. Este tiene como punto de partida el
mundo instintivo del humano. Así, frente al psicoanalista, el humano trata de
averiguar el porqué de su proceder enigmático que le conduce al sufrimiento. La
revelación de su inconsciente, la liberación experimentada por el análisis que
realiza de este por medio de su razón, le llevan a comprenderse a sí mismo y a
los demás.
Pero se da cuenta de que su conducta está “más allá del bien y del
mal” al descender a las ocultas zonas de su psiquis, que encierra sus mejores y
peores sentimientos.
martes, 11 de diciembre de 2018
El Saber Decir No
La asertividad ha
demostrado ser un pilar fundamental para desarrollar una buena autoestima.
Nos permite comunicarnos de manera efectiva con los demás poniendo en valor nuestras opiniones, nuestros derechos y nuestras necesidades.
Nos permite comunicarnos de manera efectiva con los demás poniendo en valor nuestras opiniones, nuestros derechos y nuestras necesidades.
Ser asertivos nos posibilita manejar los
conflictos y negociar con los demás soluciones a problemas que de otra
manera podrían enquistarse y llevarnos a rupturas en la relaciones, sentirnos
mal con nosotros y con los demás y otra serie de consecuencias negativas para
nosotros.
Uno de los problemas a los que se enfrentan las personas no
asertivas, es su dificultad para decir no.
Les es muy difícil negarse a hacer algo que les piden, aunque estas peticiones vayan en contra de sus principios, sus necesidades o sus deseos, por miedo a las consecuencias negativas que les pueda acarrear el negarse a hacer algo que no quieren hacer.
Les es muy difícil negarse a hacer algo que les piden, aunque estas peticiones vayan en contra de sus principios, sus necesidades o sus deseos, por miedo a las consecuencias negativas que les pueda acarrear el negarse a hacer algo que no quieren hacer.
Entre las consecuencias negativas percibidas encontramos
fundamentalmente los siguientes aspectos.
Ya nos hemos referido a la importancia de la asertividad
como pilar de la autoestima. El saber decir no, tiene una serie de
beneficios que debemos considerar como motivadores fundamentales para comenzar
a poner en marcha esta estrategia asertiva.
Un Referente
También se haya sumamente extendido que en nuestro idioma empleemos la palabra referente para dar cuenta de aquella persona que por x situación o circunstancia sobresale en alguna actividad, profesión o tarea y por caso se convierte en el mejor o el gran exponente de la misma, siendo presentado como un ejemplo a seguir, a imitar, por quienes transitan la misma actividad.
Así, un escritor especializado en poesía, que ha recibido una importante cantidad de distinciones y premios por sus obras será considerado un referente de precisamente ese género literario. En tanto, un tenista de elite como puede ser el suizo Roger Federer, que ha ganado decenas de competencias de grand slam, asimismo, será considerado como un referente dentro de la práctica deportiva del tenis y un ejemplo a imitar por quienes recién están dando los primeros pasos en el deporte.
Ahora bien, tal cuestión también puede trasladarse a nuestra vida cotidiana, a nuestras relaciones sociales, en donde asimismo resulta totalmente posible la presencia y aparición de referentes que de alguna manera se terminan convirtiendo en nuestros guías ante decisiones importantes o a la hora de llevar a cabo diversas tareas y también en modelos en quienes nos inspiramos para actuar.
Nuestros padres primero, como ese primer núcleo con el cual interaccionamos, luego los maestros en la escuela y porque no también otros adultos mayores con los que nos vinculamos, pueden asumir ese rol de referentes e influenciar muchísimas de nuestras acciones o decisiones.
Y a instancias de la lingüística el referente será aquello a lo cual se refiere el signo lingüístico.
Entre los sinónimos que pueden emplearse para esta palabra nos encontramos con el de relativo, término que justamente nos permite indicar a aquello que se encuentra referido a algo.
Culturalizarnos
La principal función que hemos de realizar los seres vivos
–humanos- es nuestro cuidado personal y el de quienes nos
rodean.
Cuidarnos mutuamente –
cuidarme yo, cuidar a los otros, cuidar que haya un entorno cuidador social,
política y económicamente viable y responsable. Que el cuidado sea
un derecho humano y que se establezcan los
requisitos necesarios para que esto se lleve a cabo bajo
la protección de la ley.
El cuidado implica cultivo y cultura de uno mismo y de los
demás. Cuidar-se - cultivar-se - culturizar-se - educar-se / cuidar-nos -
cultivar-nos - culturizar-nos - educar-nos.
El tacto y el contacto
corporal son la base del autocuidado y del cuidado a los demás. El cuidado
debería ser una de las leyes de la vida, de igual modo que lo descubrieron los
animales como dice Eibl-Eibesfeld, cuidarnos, atendernos, darnos, estar,
ser, con nosotros, con los demás –conectados- en nuestras necesidades, afectos,
conocimientos, apetencias.
Del cuidado deviene el cultivo que ya es cuidar para
dar frutos, para crecer y engrandecerse: preparar la semilla y el ambiente,
sembrar, regar, desbrozar, madurar, cosechar / estimular, estudiar, investigar,
aprender, enseñar, compartir, dar, recibir, desarrollar las facultades
corporales y mentales, los sentidos, los sentimientos, las emociones, el
conocimiento, las facultades humanas como la colaboración, el altruismo, la
empatía en interrelación con los demás.
Autoconvencimiento
La idea general del autoconvencimiento está enmarcada dentro
de la psicología y más concretamente en el apartado de la autoayuda.
Autoconvencernos significa que somos capaces de proyectar en nuestra mente una idea con algún propósito, normalmente conseguir un objetivo o una meta.
El autoconvencimiento no quiere decir que nos engañemos a nosotros mismos, eso sería el autoengaño y es una estrategia negativa, ya que implica que creemos en algo falso y sin fundamento. El autoengaño puede llegar a tener un componente patológico (aquellas personas que tienen un delirio y creen que son alguien diferente). Nos autoconvencemos de algo cuando establecemos un diálogo interior, de tal manera que determinamos un propósito y nos animamos para pelear por él.
Autoconvencernos significa que somos capaces de proyectar en nuestra mente una idea con algún propósito, normalmente conseguir un objetivo o una meta.
El autoconvencimiento no quiere decir que nos engañemos a nosotros mismos, eso sería el autoengaño y es una estrategia negativa, ya que implica que creemos en algo falso y sin fundamento. El autoengaño puede llegar a tener un componente patológico (aquellas personas que tienen un delirio y creen que son alguien diferente). Nos autoconvencemos de algo cuando establecemos un diálogo interior, de tal manera que determinamos un propósito y nos animamos para pelear por él.
Dicho con otras palabras, sería como decirnos "tú puedes".
El autoconvencimiento es un mecanismo de motivación
personal, una manera de afrontar la realidad o de asumir un compromiso. Los
especialistas en el comportamiento humano consideran que se trata de una
estrategia útil para potenciar el pensamiento positivo y no dejarse vencer por
la adversidad, por posibles excusas o por la pereza.
Algunos defienden que esta estrategia de motivación es de gran utilidad cuando se presentan situaciones nuevas que pueden generar incertidumbre o dudas en nuestro interior. Al mismo tiempo, se considera que el éxito personal en cualquiera de sus formas requiere que se adopte previamente un pacto personal firme, es decir, debemos autoconvencemos de nuestras posibilidades y capacidades.
Si bien la idea del autoconvencimiento tiene normalmente un sentido positivo (fomenta la proactividad y el optimismo), existe una versión perversa de este mecanismo mental. Un ejemplo en esta línea sería la manipulación de la conducta de algunas sectas destructivas, que pueden llegar a provocan algún tipo de autoconvencimiento de sus seguidores con algún fin ilícito y poco saludable. En estos casos, las víctimas creen ser ellas mismas quienes se convencen cuando en realidad están siendo convencidas o manipuladas.
El poder del autoconvencimiento es indudable. Prueba de ello es el efecto placebo, que consiste en el que la mente humana se cree que algo puede ser beneficioso para la salud a pesar de que en realidad sea totalmente neutro.
Algunos defienden que esta estrategia de motivación es de gran utilidad cuando se presentan situaciones nuevas que pueden generar incertidumbre o dudas en nuestro interior. Al mismo tiempo, se considera que el éxito personal en cualquiera de sus formas requiere que se adopte previamente un pacto personal firme, es decir, debemos autoconvencemos de nuestras posibilidades y capacidades.
Si bien la idea del autoconvencimiento tiene normalmente un sentido positivo (fomenta la proactividad y el optimismo), existe una versión perversa de este mecanismo mental. Un ejemplo en esta línea sería la manipulación de la conducta de algunas sectas destructivas, que pueden llegar a provocan algún tipo de autoconvencimiento de sus seguidores con algún fin ilícito y poco saludable. En estos casos, las víctimas creen ser ellas mismas quienes se convencen cuando en realidad están siendo convencidas o manipuladas.
El poder del autoconvencimiento es indudable. Prueba de ello es el efecto placebo, que consiste en el que la mente humana se cree que algo puede ser beneficioso para la salud a pesar de que en realidad sea totalmente neutro.
La
autosugestión mental es una variante del término que aquí analizamos, pero el
mecanismo es el mismo: nos decimos algo, creemos en ello e intentamos lograr lo
que queremos.
lunes, 10 de diciembre de 2018
Idealismo Y Mediocridad
Filosofía
Idealismo Y
Mediocridad
En el vaivén eterno
de las eras, el porvenir es siempre de los visionarios. La interminable
contienda entre el idealismo y la mediocridad tiene su símbolo: no pudo Cellini
clavarlo en más digno sitio que la maravillosa plaza de Florencia.
Nunca mano
de orfebre plasmó un concepto más sublime. Perseo exhibiendo la cabeza de
Medusa, cuyo cuerpo agitase en contorsiones de reptil bajo sus pies alados.
Cuando los temperamentos idealistas se detienen ante el prodigio de Benvenuto, animase
el metal, revive su fisonomía, sus labios parecen articular palabras
perceptibles.
Y dice a los
jóvenes que toda brega por un Ideal es santa, aunque sea ilusorio el resultado;
que es loable seguir su temperamento y pensar con el corazón, si ello
contribuirá a crear una personalidad firme; que todo germen de romanticismo
debe alentarse, para enguirnaldar de aurora la única primavera que no vuelve
jamás.
Y a los maduros,
cuyas primeras canas salpican de otoño sus más vehementes quimeras, instígalos
a custodiar sus ideales bajo el palio de la más severa dignidad, frente a las
tentaciones que conspiran para encenagarlos en la Estigia donde se abisman los
mediocres.
Y en el gesto del
bronce parece que el Idealismo decapitara a la Mediocridad, entregando su
cabeza al juicio de los siglos.
Valores Y Estabilidad Social
Hay que reconocer que existen valores universales propios de todos los
seres humanos y esos valores poseen las características propias de una
generación y de un lugar específico del mundo. Por eso el estado de los valores
humanos se determinan por la relación que existe entre rasgos comunes a todo
ser humano y rasgos específicos propios de una época y de una situación social
dada.
El mundo de hoy sumergido en profundas crisis
económicas, políticas, financieras y sociales retoma nuevas dimensiones de
los valores humanos, pero es necesario primeramente, identificarlos y
determinar cuál es el contenido de ellos en esta generación, en correspondencia
con las condiciones en que se vive. Esa es la tarea que se tiene planteada en
estos momentos para poner en el lugar que le corresponde, para perfeccionar su
actitud y para hacerlo más efectivo en su papel.
Es necesario aclarar que el
valor humano depende en lo fundamental del medio social en que se desenvuelve
el hombre, porque se relaciona con la forma en que se asimilan esas condiciones
sociales. De ahí que hay que preparar al hombre para que responda al medio
social en que vive y esto está estrechamente relacionado con los valores
humanos.
El Altruismo Humano
Somos, como indica Matt
Ridley, eusociales, super-sociales, esto
es, la especie que ha potenciado de forma especial su condición social. No
podemos vivir sin los demás. Todos los animales sociales realizan sus complejas
interrelaciones por su programación genética. Nosotros también estamos
programados genéticamente para ser sociales, pero en nuestra programación se da
la capacidad de elegir. De este modo, Tudge distingue entre “sociabilidad
facultativa” (propia de los humanos) de la “sociabilidad obligada”, propio de
las abejas y las hormigas, y de todos los animales sociales.
Por tanto, para Tugde, “en esto también somos únicos. Somos las únicas criaturas sobre la tierra que escogen conscientemente ser eusociales” El habla facilita y potencia nuestra sociabilidad; la hace más fuerte y consciente. A pesar de estas afirmaciones, Tudge no considera suficiente para defender un humanismo cualitativo respecto a los humanos.
A la luz de todo esto, Tudge entiende que resulta “perverso” interpretar la vida social y económica humana desde la competencia y el egoísmo, cuando es precisamente lo contrario: nuestra capacidad para cooperar es lo que nos ha proporcionado el éxito como especie. Una biología “sensata” nos muestra que no es la competencia agresiva lo que nos conforma, sino la cooperación. Se nos dice también que los juegos están basados en la “máxima competitividad”, y que lo importante es ganar al otro. Tudge pone en cuestión estas ideas, en la medida en que, aunque es fantástico ganar, muchos juegos están basados en el trabajo cooperativo del equipo, en la camaradería, aunque “la competencia, al final, sólo aporta un poco de picante”.
Una visión del mundo basada
en una idea de la realidad que es completamente materialista y que da por
sentado que los seres humanos están en una liga y categoría diferentes del
resto de las demás criaturas: que todo lo demás, incluyendo a las demás
criaturas, son sólo un recurso, y que los recursos se deberían convertir en
productos que se pudieran vender por dinero en metálico; además, los seres
humanos, en general, son mala gente y necesitan que se les mantenga bajo el
control de una élite intelectual y política, sabia y preparada. La élite
política e intelectual son halcones, o gente que de varias maneras se convencía
a sí misma de que es bueno trabajar para los halcones, y los halcones trabajan
para sí mismos” .
Este conflicto entre agresivos y cooperativos es un juego que se desarrolla en el corto y largo plazo. A corto plazo ganan los halcones, pero a largo plazo se imponen las palomas. La estrategia egoísta y violenta se va extendiendo y se va haciendo explícita, de tal modo que o bien será contestada por los cooperadores (que terminan por desenmascarar y castigar a los “gorrones”), o bien se imponen los halcones y acaban por destruir a toda la sociedad. La preferencia racional es la extensión del comportamiento cooperativo y altruista, superando al agresivo y egoísta. Como puede verse, la situación no consiste en una mera descripción de cómo es el ser humano y cómo se comporta, sino en advertir que, junto a desentrañar las inclinaciones humanas, vemos que el ser humano tiene la responsabilidad de elegir como comportarse y cómo construir su sociedad, sobre la lógica del egoísmo genético o sobre el altruismo y la cooperación. Pero esto sobrepasa el nivel de la mera descripción científica para adentrarnos en el ámbito de la filosofía y la metafísica.
Este conflicto entre agresivos y cooperativos es un juego que se desarrolla en el corto y largo plazo. A corto plazo ganan los halcones, pero a largo plazo se imponen las palomas. La estrategia egoísta y violenta se va extendiendo y se va haciendo explícita, de tal modo que o bien será contestada por los cooperadores (que terminan por desenmascarar y castigar a los “gorrones”), o bien se imponen los halcones y acaban por destruir a toda la sociedad. La preferencia racional es la extensión del comportamiento cooperativo y altruista, superando al agresivo y egoísta. Como puede verse, la situación no consiste en una mera descripción de cómo es el ser humano y cómo se comporta, sino en advertir que, junto a desentrañar las inclinaciones humanas, vemos que el ser humano tiene la responsabilidad de elegir como comportarse y cómo construir su sociedad, sobre la lógica del egoísmo genético o sobre el altruismo y la cooperación. Pero esto sobrepasa el nivel de la mera descripción científica para adentrarnos en el ámbito de la filosofía y la metafísica.
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