sábado, 16 de febrero de 2019

Las Ilusiones


La energía es el motor de cualquier vida y no hay mayor causa motora que la ilusión para provocar un efecto en nuestras acciones. Ella nos guía desde que somos pequeños y comenzamos a tener uso de conciencia por las pequeñas cosas, impulsándonos a llegar más allá de los límites que nos creemos tener.

Por eso no podemos vivir sin ilusiones que se renueven constantemente y nos conduzcan a nuestros sueños. Si quieres ser actriz, adoptar un niño, montar una empresa, no importa, inténtalo. ¿Quién te dice que no puedes? La ilusión que pongas en ello te llevará más cerca de la recompensa y puede que incluso te demuestre que eres capaz de conseguirla.

 “Nunca dejes que nadie te diga que no puedes hacer algo.
Ni siquiera yo, ¿vale? Si tienes un sueño, tienes que protegerlo. Las personas que no son capaces de hacer

Algo te dirán que tú tampoco puedes. Si quieres algo ve por ello y punto”
-Película: En busca de la felicidad–

Huele cada ilusión como si nunca lo hubieras hecho, saboréala como si fuera la primera vez que hubieras probado algo igual, disfrútala como si fuera únicamente tuya y siéntete llena: no dejes nunca que se apague, pues va a ser la luz más grande que vas a tener siempre.

La doble cara de la ilusión
Tener ilusiones es completamente irracional, de ahí su adrenalina y peligro al mismo tiempo. Sobre todo porque, si las expectativas no se cumplen, probablemente sentiremos que hemos fracasado. Justamente esto es lo que nos ha llevado siempre a pensar que hay personas muy “ilusas” que pasan la mayor parte del tiempo sin tocar el suelo, de manera que cuando caen, la caída siempre es más dolorosa.

Tarde o temprano todos pasamos alguna vez por ese momento de fantasía personal en el que la ilusión se apodera de nuestra mente y no nos deja pensar con claridad: nos movemos con el corazón, de manera que el riesgo de acertar o fallar se equilibra. Ese es el problema de su otra cara, que la razón pierde control sobre nuestras acciones.

Mi mayor ilusión es seguir teniendo ilusiones
Más allá de ese matiz negativo, no podemos levantarnos por la mañana si no tenemos una ilusión por la que enfrentar el día: el cuerpo necesita de esa positividad y de esa fuerza anímica para mantenerse en pie y conseguir las metas que le hemos marcado.

“Hay algo que da esplendor a cuanto existe,
y es la ilusión de encontrar algo a la vuelta de la esquina”
-G. K. Chesterton-

No es cierto aquello de que “de ilusiones vive el tonto”, lo que es verdad es que sin ilusiones no se vive. Nos damos cuenta de esto cuando estamos en un mal momento y nos decimos: “necesito recuperar la ilusión”. Un trabajo nunca estará del todo bien hecho si no tiene las ganas suficientes, 
una relación no funcionará sin esperanza, no alcanzaremos un reto si no existe.

Esa es realmente la razón por la que no podemos negarnos a ellas. El futuro lleno de ilusiones es probable que llegue a ser totalmente incierto, pero son ellas la energía que nos conduce hacía él. 

Sin ilusión el futuro es un presente indefinido y un camino cansado, una órbita de adversidades que no querríamos enfrentar.


Los planes y los sueños se van cerrando poquito a poco. Prácticamente nadie ha conseguido eso que tanto anhelaba de un solo paso, si no que ha caminado despacio y ha ido recogiendo los frutos de pequeñas metas. Eso nos ayudará a ir ganando en autoestima y superación personal.

Convivir Con La Justicia Ajena


El calificativo de justo hace referencia a la idea de que todo funcione tal y como queremos que funcione. Cuando sucede así, decimos que hay justicia y nos sentimos felices y tranquilos, pero cuando no, nos encolerizamos con el mundo, nos decimos que somos unos desdichados y que la vida es muy injusta. Buscar la justicia es algo parecido a buscar el elixir de la eterna juventud. Simplemente es algo que no existe, es un concepto inventado por los humanos.

Para demostrar esto, solo tenemos que echar un vistazo a nuestro alrededor, a la misma naturaleza. Observaremos que los leones cazan antílopes para alimentarse y que las plantaciones de los huertos se pierden si ese año no llueve lo suficiente.

Podrían quejarse los antílopes y decirse a sí mismos ¡no es justo! ¡yo debería tener garras y colmillos como los leones, para poder defenderme! y también las plantas, podrían decir que es injusto que no llueva, ya que eso hará que se mueran. Sería absurdo si lo hicieran, ¿no es cierto?

Ya sabemos que así es la vida y que para alimentarse, los leones tienen que cazar y que la lluvia aparece cuando se dan las condiciones necesarias para ello y no cuando las plantas lo necesitan. ¿Es injusto?

En definitiva, podemos quejarnos, lamentarnos y pensar que somos unos desgraciados cuando la vida no nos sonríe, pero eso no hará que nos sonría más. El hecho de que tú te sientas más o menos desgraciado e iracundo con el mundo en el que te ha tocado vivir, responde más a una elección personal que a la propia naturaleza de la vida.

Tu malestar viene de ti, que decides nombrar a las cosas como injustas y enfadarte con ellas, pero no de la propia injusticia que puedas observar a tu alrededor. ¿Vas a dejar que tu felicidad dependa de aspectos que no puedes controlar?

Cómo el ¡no es justo! se carga tus relaciones.

En las relaciones personales, el tema de lo que es justo o injusto está a la orden del día, pues las personas tenemos la tendencia a compararnos con los demás, a intentar ser mejores, competir y superarlos de alguna manera. Aunque en realidad es una costumbre que sirve para poco, aparte de para ponernos muy ansiosos y servir como un elemento de presión. Así, aun conociendo sus daños seguimos haciéndolo.

Desde niños, adoptamos la costumbre de decir ¡no es justo que tú puedas ver la tele hasta tarde y yo no! o ¡es injusto que a ti te hayan comprado más regalos que a mí! Ya desde bien pequeños aprendemos a creernos el centro del Universo, a engordar nuestro ego y a que si los demás tienen cosas o bien, pueden hacer cosas que nosotros no podemos, eso ya es injusto y debe solventarse de alguna manera.

Aprendemos a sentirnos perturbados por lo que otros hacen o dejan de hacer y por lo tanto, nos convertimos en esclavos de las conductas de otros.

Esta actitud es una auténtica pérdida de tiempo, además de una bomba para las relaciones personales. Si estamos continuamente comparando lo que hacemos con lo que hace el otro, ya sea nuestra madre, hermano o pareja, estaremos restando tiempo de disfrute con esas personas en el momento presente, además de auto generarnos unas buenas dosis de malestar.

Es mucho más beneficioso para nuestra salud emocional, ocuparnos de nosotros mismos, de nuestros pensamientos, emociones y conductas e intentar que los proyectos, las relaciones y las cosas en general, nos salgan mejor. Hacerlo sin gastar tiempo en comparaciones improductivas, que a su vez crean pensamientos recurrentes tan destructivos como la envidia, el rencor o la venganza.

Puedes Contar Conmigo


Mario Benedetti
Poemas
Puedes Contar Conmigo
Compañera 
usted sabe 
puede contar 
conmigo 
no hasta dos 
o hasta diez 
sino contar 
conmigo.

Si alguna vez 
advierte 
que la miro a los ojos 
y una veta de amor 
reconoce en los míos 
no alerte sus fusiles 
ni piense qué delirio 
a pesar de la veta 
o tal vez porque existe 
usted puede contar 
conmigo.

Si otras veces 
me encuentra 
huraño sin motivo 
no piense qué flojera 
igual puede contar 
conmigo .
Pero hagamos un trato 
yo quisiera contar 
con usted 
es tan lindo 
saber que usted existe 
uno se siente vivo 
y cuando digo esto 
quiero decir contar.
Aunque sea hasta dos 
aunque sea hasta cinco 
no ya para que acuda 
presurosa en mi auxilio 
sino para saber 
a ciencia cierta 
que usted sabe que puede 
contar conmigo.


El Origen De Nuestras Opiniones

Nuestras opiniones son el resultado de nuestras experiencias y de la información que recibimos, pero ¿y si todos estamos equivocados?

Aquí es donde entra el sesgo de confirmación, que corrobora que nuestras opiniones, al contrario de lo que pensamos, no son lógicas y objetivas. Prestamos atención de forma selectiva a la información que defiende nuestras ideas, a la vez que rechazamos inconscientemente aquella información que no está de acuerdo con estas.

En 1960, el psicólogo Pete Cathcart Wason demostró a través de una serie de experimentos que las personas tienden a buscar información que confirme sus creencias. Esta tendencia hace que no seamos objetivos en algunas situaciones y puede influir en nuestras decisiones.

Buscamos de manera selectiva aquella explicación que confirme nuestras teorías, por lo que analizamos mucho más positivamente los hechos que confirman nuestras opiniones previas. Este sesgo cognitivo afecta a la manera en la que seleccionamos la información, por ejemplo, que periódico leemos, que cadena de noticias vemos, con quien nos relacionamos, e influye también en la forma en la que interpretamos esta información.

Este sesgo conlleva distintos peligros como falta de criterio, cuando tendemos a ver y escuchar únicamente lo que nos interesa, es decir, lo que confirma que tenemos razón. Esto sucede muchas veces cuando los datos que contradicen nuestras ideas los damos por falsos o erróneos o los minimizamos para no cambiar nuestra forma de pensar.

A la hora de comprobar nuestras ideas, buscamos información de forma sesgada, en medios que son afines a nuestras creencias intentando encontrar la información que confirme lo que pensamos.
Esto nos lleva al prejuicio, con el que desvalorizaremos a las sociedades, comunidades o personas que son diferentes a nosotros y, por otro lado, juzgaremos como más inteligentes y honestas a las personas que comparten valores y creencias con nosotros.

Nuestros recuerdos también se ven afectados por este sesgo, tendemos a recordar los datos del pasado que más nos convienen, los que reafirman nuestras historias y nos benefician ya que es muy difícil luchar contra esta tendencia natural.


viernes, 15 de febrero de 2019

La Intencionalidad

Filosofía
La Intencionalidad
La intencionalidad es una expresión filosófica que trata acerca de las características de los hechos, con relación a la mente, por lo que esta señala o se encamina hacia un objeto. La intencionalidad se encuentra vinculada con el pensamiento o la conciencia. Gracias a la intencionalidad un individuo tiene la capacidad para identificar la realidad que lo rodea y que se inclina de forma natural hacia ella y, a la vez, al propio yo, no solamente como objeto sino como sujeto del hecho.

Franz Brentano fue el filósofo que introdujo por primera vez el concepto de intencionalidad. El sostenía que los estados mentales eran los únicos que eran intencionales y que por lo tanto venían marcados con ella. Esto quiere decir que si una persona tiene una creencia, dicha creencia es sobre algo, si tiene una ambición ésta es sobre algo y así sucede con los demás estados mentales.

Sin embargo algunos filósofos contemporáneos afirmaban que Brentano se estaba equivocando en su teoría, ya que existían algunos estados mentales como la percepción del dolor que no son referentes a algo, es decir que no se asemeja a otros estados mentales estándares. El dolor puede estar localizado en una zona específica, por ejemplo en una muela, en un dedo del pie, en la cabeza, etc,  dicho dolor no presenta ninguna orientación y mucho menos va dirigido hacia alguna cosa.

Todo lo contrario sucede, cuando la persona desea comer helados, en este caso el deseo tiene un objetivo, es decir una dirección y que en este caso es el helado.


Todo lo anterior demuestra que los dolores no representan estados mentales intencionales, pero los deseos sí.

El Gusto Por El Trabajo

Trabajar es solo el primer paso, hacerlo bien y con cuidado en los pequeños detalles es cuando se convierte en un valor.

Alguna vez un cómico dijo “Tan terrible es el trabajo que hasta pagan por hacerlo”, sin embargo el trabajo es un valor fundamental.

Cuando alguien se refiere a nosotros por “ser muy trabajadores” nos sentimos distinguidos y halagados: los demás ven en nosotros la capacidad de estar horas y horas en la escuela, en la casa o en la oficina haciendo “muchas cosas importantes”. Efectivamente esa puede ser la razón, pero existe la posibilidad de carecer de un sistema de trabajo que nos lleva a “trabajar” más tiempo de lo previsto. Esto se identifica con claridad cuando iniciamos varias tareas y sólo terminamos algunas, generalmente las menos importantes (las que más nos gustan o se nos facilitan), además de ir acumulando labores que después se convertirán en urgentes.

La laboriosidad significa hacer con cuidado y esmero las tareas, labores y deberes que son propios de nuestras circunstancias. El estudiante va a la escuela, el ama de casa se preocupa por los miles de detalles que implican que un hogar sea acogedor, los profesionistas dirigen su actividad a los servicios que prestan. Pero laboriosidad no significa únicamente “cumplir” nuestro trabajo. También implica el ayudar a quienes nos rodean en el trabajo, la escuela, e incluso durante nuestro tiempo de descanso; los padres velan por el bienestar de toda la familia y el cuidado material de sus bienes; los hijos además del estudio proporcionan ayuda en los quehaceres domésticos.

Podemos, fácilmente, dar una apariencia de laboriosidad cuando adquirimos demasiadas obligaciones para quedar bien, aún sabiendo que no podremos cumplir oportunamente; también puede tomarse como pretexto el pasar demasiado tiempo en la oficina o la escuela para dejar de hacer otras cosas, como evitar llegar temprano a casa y así no ayudar a la esposa o a los padres.

Al crear una imagen de mucha actividad pero con pocos resultados se le llama activismo, popularmente expresado con un “mucho ruido y pocas nueces”. Es entonces cuando se hace necesario analizar con valentía los verdaderos motivos por los que actuamos, para no engañarnos, ni pretender engañar a los demás cubriendo nuestra falta de responsabilidad.

La pereza es la manera común de entender la falta de laboriosidad; las máquinas cuando no se usan pueden quedar inservibles o funcionar de manera inadecuada, de igual forma sucede con las personas: quien con el pretexto de descansar de su intensa actividad -cualquier día y a cualquier hora- pasa demasiado tiempo en el sofá o en la cama viendo televisión “hasta que el cuerpo reclame movimiento”, poco a poco perderá su capacidad de esfuerzo hasta ser incapaz de permanecer mucho tiempo trabajando o estudiando en lo que no le gusta o no le llama la atención.

Para ser laborioso se necesita estar activo, hacer cosas que traigan un beneficio a nuestra persona, o mejor aún, a quienes nos rodean: dedicar tiempo a buena lectura, pintar, hacer pequeños arreglos en casa, ayudar a los hijos con sus deberes, ofrecerse a cortar el pasto… No hace falta pensar en grandes trabajos “extras”, sobre todo para los fines de semana, pues el descanso es necesario para reponer fuerzas y trabajar más y mejor. El descanso no significa “no hacer nada”, sino dedicarse a actividades que requieren menor esfuerzo y diferentes a las que usualmente realizamos.

Podemos establecer pequeñas acciones que poco a poco y con constancia, nos ayudarán a trabajar mejor y a cultivar el valor de la laboriosidad:

– Comenzar y terminar de trabajar en las horas previstas. Generalmente cuesta mucho trabajo, pero nos garantiza orden para poder cubrir más actividades.
– Establecer un horario y una agenda de actividades para casa, en donde se contempla el estudio, el descanso, el tiempo para cultivar las aficiones, el tiempo familiar y el de cumplir las obligaciones domésticas o encargos.
– Terminar en orden y de acuerdo a su importancia todo lo empezado: encargos, trabajos, reparaciones, etc.
– Cumplir con todos nuestros deberes, aunque no nos gusten o impliquen un poco más de esfuerzo.
– Tener ordenado y dispuesto nuestro material y equipo de trabajo antes de iniciar cualquier actividad. Evitando así poner pretextos para buscar lo necesario y la consabida pérdida de tiempo e interés.
– Esmerarnos por presentar nuestro trabajo limpio y ordenado.

Cuando nos decidimos a vivir el valor de la laboriosidad adquirimos la capacidad de esfuerzo, tan necesaria en estos tiempos para contrarrestar la idea ficticia de que la felicidad sólo es posible alcanzarla por el placer y comodidad, logrando trabajar mejor poniendo empeño en todo lo que se haga.

El trabajo es mucho más que un valor: es una bendición.


Sentirnos Útiles


El t

rabajo y trabajar es un aspecto muy importante en nuestras vidas para la gran mayoría de las personas. Es difícil definirlo pero podríamos describirlo como la realización de cualquier acción física, social, cultural, moral o intelectual en beneficio propio y para los demás, reflejados o no a través de una profesión, arte u oficio.
De esta manera, podemos pensar que existen dos tipos de trabajo: el trabajo como persona y el trabajo como ente social. El trabajo como persona es aquel que realizamos propiamente para nuestra satisfacción y superación personal de la vida y hacia lo que moralmente uno siente y quiere hacer. Es un sinónimo de ayudar a los demás en función de tu personalidad y pensamiento moral, mientras que el trabajo como ente social es aquel que realizamos para contribuir como mano de obra a la sociedad, el cual nos ayuda entre todos a cubrir las necesidades propias de comunidad de manera profesional y laboral.

Ambos están relacionados y unidos y normalmente los complementamos para alcanzar nuestra plenitud realizadora.

En mi opinión son imprescindibles, ya que considero que una persona no se siente plenamente útil solo trabajando en su profesión, ni tampoco solo ayudando a los demás. No podemos sentirnos plenamente útiles porque necesitamos reconocimiento propio y salarial que solo se consigue trabajando de forma personal y profesional.

A raíz de esto, nos puede surgir la pregunta existencial de: ¿nacemos para trabajar y aportar un granito de arena a la sociedad y a nosotros mismos o nacemos para disfrutar de la vida sin aportar nada a nadie, ni hacer nada por nosotros y para la sociedad? Pues bien, yo pienso que las personas, innatamente, tenemos la necesidad de hacer, de contribuir a nuestro entorno social y laboral. Creo esto porque me hago la siguiente pregunta ¿puedo vivir sin hacer nada? Y mi respuesta claramente es no, no puedo dejar de hacer cosas, de trabajar para sentirme bien.



Límites Mentales

Cuando alguien sostiene que la ciencia tiene sus limitaciones, que su epistemología no es perfecta, abogando por un relativismo cognitivo, por el “nada se sabe seguro”, todo es opinión”, olvida que las limitaciones no son tanto de la ciencia en sí como de nuestros cerebros.

La mente es un órgano biológico más que una ventana a la realidad. Así pues, es lógico que no seamos capaces de comprender bien todos los descubrimientos de la ciencia, tanto reales como potenciales. Por ejemplo, decía Richard Feynman que quien afirme entender la física cuántica… en realidad es que no la entiende en absoluto.

Sencillamente, nuestra arquitectura mental no está diseñada para entender algo así, nuestras intuiciones sobre el espacio, el tiempo y la materia colisonan con la realidad, y debemos recurrir a herramientas extra-mentales para, al menos, operar con la realidad: por ejemplo, las matemáticas.
Por esa razón, la gente sigue preguntando cosas que resultan incoherentes en la realidad física. Preguntas como ¿qué había antes del Big Bang?. O ¿qué hay más allá de los límites del universo? ¿Cómo se las arregla una partícula para pasar a través de dos rendijas a la vez?

Murray Gell-Mann describió la mecánica cuántica como “esa disciplina misteriosa y confusa que nadie de nosotros entiende de verdad pero que sabemos cómo usar”. Esta definición, procedente de un Premio Nobel de Física por sus descubrimientos sobre partículas elementales como Gell-Mann,
 habría de dejarnos más tranquilos cuando continuamente nos llegan noticias de cómo el Gran Colisionador de Hadrones está literalmente destejiendo la realidad.

Si no entendemos qué ocurre, es normal, tenemos cerebros que no están diseñados para entenderlo.

Por eso no puede dejar de asombrarme que existan personas que consideren que la verdad no existe o que todo es relativo, u que es opinión subjetiva, tú tu verdad y yo la mía. Me asombra porque ni siquiera están diseñados para entender las verdades de la ciencia, ¿cómo van a entender si existen o no aspectos ajenos a esas verdades? (Y si las hay, tengan por seguro que no nos incumben, se alejan tanto de nuestra realidad como especie que preocuparse por ellas es estéril, e invocarlas resulta ser una clara maniobra de distracción, como quien invoca al Espaghetti Volador para explicar los misterios que aún no han sido descubiertos.

Cleopatra: Verdades Y Mitos


Cleopatra es una de las mujeres más famosas de la historia. Se la recuerda por su supuesta belleza e intelecto y por sus amores con Julio César y Marco Antonio.

Se convirtió en reina de Egipto después de la muerte de su padre, Ptolomeo XII, en el año 51 a.C. y Hollywood suele retratarla como una glamorosa femme fatale.

Pero, ¿cuánto está basado en la realidad y cuánto es ficción?

Rebeldes, fuertes y atrevidas: lecciones de Cleopatra y otras heroínas de Shakespeare
Orgías religiosas, matrimonios "de prueba" y otras curiosas prácticas sexuales y amorosas del antiguo Egipto.

En un artículo escrito para la revista BBC History, la académica Mary Hamer asegura que la mayoría de las cosas que creemos hoy sobre Cleopatra son en realidad un eco de la propaganda que creó el Imperio romano.

Hamer, autora del libro "Las señales de Cleopatra: una lectura histórica de un ícono", señala que por el hecho de ser mujer y de gobernar un país muy rico, Cleopatra -sobre todo su independencia- era aborrecida por Roma.

Cabe recordar que ella había "seducido" a dos de sus principales generales, Julio César y Marco Antonio, y luego se unió a Antonio en una guerra contra Roma.

Se sabe que fuera de Europa, en África y los países de tradición islámica, fue recordada de manera muy diferente.

Los escritores árabes se refieren a ella como una erudita y 400 años después de su muerte aún se le rendía tributo a una estatua suya en Philae, un centro religioso que atraía a peregrinos de más allá de las fronteras de Egipto.

El emperador Augusto fundó su reinado sobre la base de la derrota a Cleopatra. Cuando tuvo la oportunidad de que se nombrara un mes en su honor, en lugar de elegir septiembre, cuando nació, optó por el octavo mes, en el que murió Cleopatra, para que todos los años se recordara su derrota.

A Augusto le hubiera gustado exhibir a Cleopatra como cautiva por toda Roma, como lo hicieron otros generales con sus prisioneros para celebrar sus victorias. Pero ella se suicidó justamente para evitar eso.

Cleopatra no murió por amor, como creen muchos. Al igual que Marco Antonio, que se suicidó porque ya no había un lugar de honor para él en el mundo, ella eligió morir en lugar de sufrir la violencia de ser mostrada y avergonzada por las calles de Roma.

Augusto tuvo que conformarse con utilizar una imagen de ella para su celebración.

El nombre de Cleopatra era griego, pero eso no significa que ella lo fuera

La familia de Cleopatra era descendiente del general macedonio Ptolomeo, que había obtenido Egipto en el reparto después de la muerte de Alejandro. Pero pasaron 250 años antes de que naciera Cleopatra -es decir, 12 generaciones, con todos sus enredos amorosos-.

Hoy sabemos que al menos un niño de cada 10 no es hijo biológico del padre que lo cría como propio.

La población de Egipto incluía a personas de diferentes etnias y naturalmente eso incluía a los africanos, ya que Egipto es parte de África. Así que no es del todo improbable que mucho antes de que Cleopatra naciera, su herencia griega se hubiera mezclado con otras.

Además, dado que se desconoce la identidad de su propia abuela, no podemos estar seguros de su identidad racial.


El Control De Nuestras Reacciones

Gran parte del tiempo las emociones son muy útiles para movilizarnos a ocuparnos de lo más importante en la vida, y nos proporcionan muchas clases de disfrute. Pero a veces nuestras emociones nos meten en problemas. Esto pasa cuando nuestras reacciones emocionales no son adecuadas, en alguna de éstas tres maneras:

1-Podemos sentir y mostrar la emoción correcta pero en la intensidad equivocada; por ejemplo, la preocupación está justificada, pero una reacción exagerada nos ha aterrorizado.

2- Podemos sentir la emoción adecuada pero ir por el camino equivocado. Por ejemplo, nuestro enojo está justificado, pero recurrir al silencio es contraproducente e infantil.

3-Un tercer tipo de reacción emocional “inadecuada”, (una de las más difíciles para cambiar y que es incluso peor que las dos primeras), no es cuando nuestra reacción es demasiado intensa, ni que nuestra manera de expresarla sea incorrecta; sino que estamos sintiendo la emoción equivocada.

El problema no es que tenemos demasiado miedo, o que ese miedo nos llevó por el camino equivocado, el problema es, como solemos darnos cuenta después, que no debería haberse convertido en absoluto en un miedo.

Nota: Aunque, todas las emociones son apropiadas, el inconveniente es que a veces responden a realidades que nos creamos nosotros mismos. Por ejemplo, puedo sentir miedo a rendir un examen, aunque cuando lo rinda, me daré cuenta de que ese miedo era injustificado, pero tal vez, si no hubiera sido por el miedo, no habría estudiado lo suficiente.


Controlar Impulsos


Un comentario mordaz, un insulto, una ironía o un simple desaire son a veces motivos suficientes para que perdamos el control. Y es entonces cuando la ira pasa a tomar las riendas de la situación. De repente, un calor nos invade y reaccionamos sin pensar. Controlar impulsos como estos es complejo. 

Cuando sucede, ¿dejamos de ser nosotros o realmente sacamos nuestra verdadera identidad?
Esta duda es normal que la tengamos, pues es en esas circunstancias cuando actuamos por impulso, por ese sentimiento que nos nace de dentro y nos empuja a actuar casi sin pensar. Por eso controlar impulsos es tan difícil, porque son como un acto reflejo.

“La ira nace del temor y este es un sentimiento de debilidad o inferioridad. Si usted posee coraje o determinación, tendrá menos temor y en consecuencia se sentirá menos frustrado y enojado”
-Dalai Lama-

Algunas personas se dejan llevar por sus impulsos de manera más fácil que otras. Esto es así porque, como todos sabemos, hay personas irascibles y personas más tranquilas. Pero, ¿es bueno dejarse llevar por la ira?

De algún modo, sacamos lo que llevamos dentro y liberamos nuestro odio o rabia contenida. Pero, por otro lado, provocamos una situación conflictiva y generamos más odio. Por tanto, ¿qué debemos hacer? ¿Contenernos?

Muchas personas se abstienen de decir algo cuando se sienten ofendidas y liberan su rencor dándole un golpe a una pared o rompiendo algo que tengan a mano. Pero quizá la solución esté más allá: ¿y si evitamos esa expresión tan intensa del sentimiento de ira?

Si somos capaces de no sentirnos ofendidos cuando una persona nos provoca, seremos capaces de controlar nuestra ira. El conocido refrán: “a palabras necias, oídos sordos” es el mejor resumen de esta actitud.

Por ello, debemos darnos cuenta de que cuando alguien intenta ofendernos o provocarnos únicamente se está insultando a sí mismo; se está llamando insolente, irrespetuoso, inmaduro, etc. Si somos capaces de entender esto seremos capaces de dominar nuestra ira.

“No siempre podemos elegir la música que la vida nos pone, pero podemos elegir cómo la bailamos”
-Anónimo-

Aunque nos resulte difícil, está en nuestras manos elegir cómo reaccionar. A pesar de que pensemos que son los demás quienes nos enfadan, quienes no alteran, en realidad esto no es así. Nosotros podemos elegir cómo responder. Controlar impulsos como la ira no es un imposible.

No es más valiente el que más grita ni es más cobarde el que menos dice. La vida nos enseña que, a menudo, la valentía más primitiva es la mayor de las cobardías. Aprender a gestionar nuestras emociones, comprender que nos podemos permitir respirar antes de responder ante un insulto o comentario que nos dicen y que nos afecta nos ayudará a controlar impulsos de una manera adecuada.


Todo esto nos va a ayudar, sobre todo con la emoción de la ira. Una emoción que puede resultar muy dañina por su carácter negativo y que puede derivar en rencor y odio, o en algo aún peor. Si podemos con la ira nos sentiremos mucho mejor porque tendremos el control de la situación.

jueves, 14 de febrero de 2019

El Yo Persona

Filosofía
El Yo Persona
Para Kant, el fin de la historia humana es la consecución de la paz política, bajo el imperio del derecho. Admirador de la Ilustración y de la Revolución francesa, se refiere al fin natural de la historia, que consiste en la fundación del reinado de la paz perpetua mediante una perfecta estructura política (Staats-Verfassung) y el desarrollo de todas las potencialidades humanas. 

Esa fundación es ejecutada (Vollziehung) por fuerzas naturales, sin intervención alguna de elementos sobrenaturales.

Su enfoque filosófico es agnóstico, pues cierra la puerta a un conocimiento que esté fuera de la experiencia posible del hombre, en el que la razón depende de los sentidos. Su teoría de la historia se basa en un universalismo ético, sostenido por la fe moral.

La explicación del conocimiento sensitivo ha basculado muchas veces entre los que le niegan toda certeza (como fue el caso de Platón) y los que le conceden total autoridad (como los empiristas). En verdad, la sensación es una operación realista del sujeto y depende del sistema nervioso.

Lo que se debe mostrar es que, para los medievales, las sensaciones encerraban una realidad representativa. Se trata de las sensaciones que, mediante la previa y actual inmutación de un órgano, por la acción directa del objeto, suscitan un conocimiento concreto e inmediato de una realidad presente. La sensación humana no coincide con la de seres irracionales, pues está completada por elementos no sensitivos.

Los sentidos, pues, no son un obstáculo al conocimiento intelectual, sino su condición imprescindible. Bajo este prisma interpreta Tomás de Aquino la experiencia sensible, en la que se implican no sólo los sentidos externos, sino también los sentidos internos, como el sentido común, la fantasía y la memoria.

Uno de los escollos más punzantes y desalentadores superpuesto a la tra­dición aristotélica sobre el conocimiento sensible es la rigidez con que se han mante­nido, hasta el siglo XIX, algunas tesis psi­cofísicas o fi­sio­lógicas que en reali­dad sólo eran hipótesis accesorias ideadas para expli­car fenó­me­nos cuyo funcionamiento se igno­raba. La fuerza de la autoridad –como la de Aristóteles, Galeno o Averroes– era tan abruma­dora en cuestiones puramente científicas que a lo sumo se permi­tía establecer acerca de la hipótesis inicial –que nunca se ponía en tela de jui­cio– otras hi­pótesis subsidiarias que sirvie­ran para decorarla o comple­tarla.

Por ejemplo, para interpretar la influencia del objeto sobre los senti­dos se utilizaba la hipótesis de que las determinaciones que provienen del objeto, especialmente las visuales, tendrían que existir intencionalmente en un medio antes de in­cidir en el sujeto. ¿Cómo es posible, se preguntaban, que la luz y el color –y con parecida expectación se hablaba también del olor y del so­nido– se trans­mitan a grandes dis­tan­cias y, sin embargo, con­­serven su ser real? La explica­ción plau­sible para muchos aristotélicos era que la trans­mi­sión se haría de un modo intencional en un medio adecuado; y si las especies sensibles fuesen materia­les al salir del objeto, llegando inma­teria­les al sen­tido, entonces ha­bían de ser purificadas en el medio para que se tornaran inmateriales. 

Otra hipótesis básica era también la te­oría humoral, referente a la constitución quí­mica de los cuerpos por elemen­tos naturales simples, tales como el aire, el agua, el fue­go y la tierra. O la hipótesis que implica la exis­tencia fisiológica de spiritus ani­males y vitales que circu­lan por las vías ner­viosas y musculares como dimi­nutos puntos de energías básicas –materiales– de movimiento y pensa­miento.


Es cierto que, si no se penetra en el mecanismo básico que enhe­bra todos estos conceptos, difícilmente podríamos realizar un enfoque histórico que sirviera para pulsar la vitalidad singular del pensamiento que los elaboró. Estamos ante un capítulo sustancioso de la historia de la psicología en Occi­dente.

Conciencia Colectiva


Un estudio comprueba como dos o más mentes que mantienen el mismo pensamiento o emoción llegan a tener un efecto tangible.

El universo está lleno de misterios que desafían nuestro conocimiento actual. Hay extraños fenómenos para estimular la imaginación y abrir previamente un mundo inimaginable de posibilidades. ¿Serán verdad? Tú decides.

Estudios en la Universidad de Princeton, aseguran que dos o más mentes que mantienen el mismo pensamiento o emoción al mismo tiempo pueden tener un efecto tangible en el entorno físico. El poder del pensamiento no es sólo una ideológica, hablamos de una  manifestación física, de una cohesión entre los individuos.

Roger Nelson  junto con un grupo de investigadores, coordinó la investigación, en el laboratorio de Princeton, Engineering Anomalies Investigación (PEAR) durante más de 20 años,  para poner a prueba el poder de la conciencia humana.

Las investigaciones comenzaron a mostrar en la década de 1990 que la mente humana puede influir en las acciones de una maquina conocida como REG, que funciona como un generador de eventos aleatorios. Los pares de personas, sobre todo con un vínculo emocional entre ellos, parecían tener más impacto en la REG.

Los datos fueron recogidos durante los eventos de grupo, tales como rituales, conciertos, y actividades creativas profundamente atractivas,  así como en situaciones mundanas o caóticas.
Esto empezó a generar miles de incógnitas ¿Podría la alegría o el dolor compartido en grandes acontecimientos generar cambios en el comportamiento de nuestros instrumentos?

Se han comenzado a encontrar respuestas a través del Proyecto de Conciencia Global. A través de éste, los investigadores han observado simultáneamente desviaciones en Regs  de todo el mundo,
mientras suceden alguna difusión mundial en grandes eventos. La pregunta básica de los científicos es: ¿Hay alguna estructura de datos aleatorios durante los períodos de atención compartida a los acontecimientos mundiales? 

Los hallazgos sugieren profundas conexiones inconscientes entre los seres humanos, que pueden ser la fuente de las relaciones que encontramos en los datos.
¿Creas que sea momento de tengamos pensamientos positivos en masa? Posiblemente tendría un cambio físico positivo?


Formación De Los Nuevos Ciudadanos

Varias reflexiones se han planteado en el sentido que en las instituciones educativas se debe fomentar la formación de personas críticas, deliberantes y pensantes; además son muchos los métodos y caminos que se proponen al respecto, por ello, el presente documento se orienta a plantear criterios acerca de las posibilidades de contribuir a formar ciudadanos desde las instituciones educativas de carácter formal.

Barbero J. M.(2001), plantea algunos asuntos que considera, están por resolver en nuestro medio en torno de las relaciones entre la sociedad y las nuevas generaciones. él dice que son varios los retos que tiene el país con respecto de la juventud y los que tienen las jóvenes y los jóvenes con el país. Estos retos pueden ser similares para diferentes actores sociales, en diferentes contextos, sobre todo para aquellos que participan en la vida de las instituciones escolares, lo cual puede hacer de ellas escenarios donde sea posible la formación de personas participen de la atención a los siguientes aspectos.

Ser ciudadanas y ciudadanos cuando hay poco sentido de comunidad, cuando se carece o se desconocen los mitos fundadores, y poco se evidencian símbolos capaces de cohesionar un nosotras y nosotros donde quepamos todas y todos.

Construir nacionalidad en países des institucionalizados. Países con precarias instituciones estatales, que hacen difícil que la gente encuentre proyectos políticos y/o éticos que respondan a sus expectativas.

Ser ciudadanos y ciudadanas en presencia de subculturas donde se privilegia el desconocimiento de la ley, se idealiza el modo de ser, de pensar y de actuar de personajes que han transgredido las normas y las pautas de convivencia social, y donde se acepta y se valora la cultura del "vivo", de la trampa y del engaño.

Barbero también plantea algunos escenarios institucionales, en los cuales se pueden realizar esfuerzos tendientes a hacer realidad el deseo que todos seamos partícipes de la construcción del colectivo social. Estos se ubican en los terrenos de la política, la religión y la educación.

En el campo de la política, se trata de reubicar la orientación de la vida pública para que esta sea expresión real de país, de la vida, de las culturas y de las demandas de las ciudadanas y ciudadanos. Para ello, se necesita establecer diferentes maneras de incidir en el desarrollo de la vida social, que trasciendan la representación y la delegación de responsabilidades. Con ello se busca reivindicar la presencia de las personas, su pertenencia social y la definición de los compromisos que cada sujeto esté dispuesto a cumplir. El asunto, es recuperar en las personas el derecho a ser sujetos activos y participantes, en últimas, es construir nuevos modos de ser ciudadanas y ciudadanos.

Con respecto de las religiones, los desafíos llevan a pensar las maneras de respetar los diferentes modos de trascendencia de la vida humana, de formar sujetos con elementos de ética pública adecuados. Se trata de reconocer que hay muchas formas de espiritualidad que no pasan por las religiones, y que algunos aspectos de lo moral deben ser pensados en relación con los asuntos públicos.

En el escenario de la educación, son varios los tópicos que se deben tener en cuenta, teniendo como base que estamos viviendo realidades que se modifican rápidamente y que en la nuevas situaciones que nos muestra el mundo de hoy, se hace necesario reconocer la existencia de otras culturas, en las cuales se privilegia la oralidad, la escritura, la sonoridad y la imagen. En este sentido, la escuela tiene el deber de escuchar y de adecuarse a las nuevas demandas de la realidad: es por ello, que los desafíos en este campo tienen que ver con aquello de hacer de la escuela una institución contemporánea, que oriente esfuerzos para efectos de contribuir en los procesos de formación de ciudadanas y ciudadanos críticos.

Lo anterior, nos lleva a mirar los aspectos que se relacionan con el papel que puede cumplir la sociedad a través de la institución escolar, para que las personas asuman como miembros de su comunidad y se vinculen a los asuntos públicos en calidad de ciudadanas y ciudadanos. En este sentido, se piensa que la escuela, al contribuir al proceso de socialización de los sujetos, puede canalizar los esfuerzos del Estado, la Nación y la Sociedad, orientando sus acciones hacia la formación de ciudadanas y ciudadanos reflexivos, críticos, deliberantes y creativos.

De lo dicho, se desprende la necesidad de abordar diferentes aspectos que permitan mirar el papel que puede cumplir la escuela como escenario donde se posibilita la formación de sujetos ciudadanos, es decir, personas con sentido ético, participativo y creativo, frente a la sociedad en la cual desarrollan sus vidas.


Se trata de mirar los compromisos y demandas que le plantean las nuevas realidades a los asuntos de la formación de ciudadanas y ciudadanos a partir de la acción de las instituciones escolares. En principio, atendiendo algunos de los conceptos desde los cuales se mira el fenómeno de la ciudadanía, después mostrando las posibilidades de aplicarlo en la acción educativa generada en la escuela.

El Espejismo De La Realidad


"Cuando la realidad se vuelve irresistible, la ficción es un refugio. Refugio de tristes, nostálgicos y soñadores". 
Mario Vargas Llosa

La representación de situaciones, la expresión de emociones y estados de ánimo, la posibilidad de capturar momentos inasibles, la inclusión de fantasías, sueños e ilusiones como parte de la existencia humana, hicieron posible la ficción literaria en todas sus formas: La lírica, y por extensión, la música,  se alimentan de los sentimientos y las pasiones humanas; la dramática y su derivado tecnológico contemporáneo, el cine, construyen realidades alternas de la cotidianeidad; de igual manera, la narrativa y su producto más actual, depurado y característico, la novela, tiene como objetivo fundamental escudriñar la naturaleza humana, explorar y buscar el ser del hombre en todas sus dimensiones.

Sin embargo, existen limitaciones: la literatura está enmarcada en un contexto. Por una parte como producto artístico es producto de la subjetividad, de la forma como el escritor a partir de sus propias experiencias y vivencias, interpreta y re-elabora una realidad en la cual se halla inmerso y de la que no puede escapar, "Toda novela es un testimonio cifrado; constituye una representación del mundo, pero de un mundo al que el novelista ha añadido alguna cosa: su resentimiento, su nostalgia, su crítica."1 En este sentido, la literatura llamada de "evasión" está también ligada de alguna manera al contexto en el cual se produce; en segundo lugar está determinada por su historicidad, por los hechos sociales que dominan el quehacer de una comunidad en un momento puntual de su desarrollo; de otra parte, la literatura es la pretensión de hacer posible lo imposible; compartimos la afirmación del Premio Nobel Mario Vargas Llosa:"La utopía no es realizable, 

la sociedad perfecta no existe ni va a existir, básicamente porque es imposible que la idea de la sociedad perfecta coincida en dos seres humanos. Varía con cada individuo, cada uno nos la creamos sobre la base de nuestras fantasías particulares, nuestros deseos, nuestra psicología. No se puede universalizar una idea de la felicidad, es cosa de fanáticos."


El compromiso social, las críticas que se suscitan con respecto a los graves problemas que aquejan a la sociedad postmoderna, le dan sentido a la nueva literatura. El éxito  del "Boom" latinoamericano es la parodia continúa del descubrimiento de  sociedades casi inviables, en las cuales la supervivencia misma se puede convertir en felicidad, sociedades increíbles pero muy reales, donde "soñar no cuesta nada" como reza el aforismo popular y donde seguimos soñando con la secreta ilusión de que alguna vez los sueños se conviertan en realidades asibles y permanentes.

Vientos De Cambio


En algún momento todos nos sentimos llamados a un cambio en nuestras vidas y no nos damos cuenta de este reclamo que nace de nuestra Alma... Sí, así como lo escuchas, es un reclamo de nuestra Alma. Podemos sentir que vivir no tiene la misma emoción que antes, podemos sentirnos confundidos sobre qué dirección seguir en nuestra vida, de repente algunas cosas ya no tienen el valor que tenían antes, etc… etc… te ha pasado alguna vez esto?

un error que muchas veces cometemos bajo esta situación, es que no le damos a estos momentos la importancia que tienen, no nos ocupamos de buscar ayuda para hacer el cambio o transformación que nuestra Alma nos reclama dejándonos llevar cada día por la rutina, hacia donde la corriente del día a día nos lleve, perdiendo así la oportunidad de rediseñar nuestra vida y crear la vida que nos merecemos. Sería eso vivir para ti?... dejar de ser el capitán de tu propio barco?

Si te está pasando esto, debes saber que lejos de estar mal estás en un momento extraordinario, no puedo describírtelo de otra forma, porque son estos momentos los que crean un antes y un después en nuestras vidas. Así es que abraza este momento con todas tus fuerzas, con todo tu cuerpo, con todo tu corazón, con toda tu mente. Se que es difícil, pero es extraordinariamente hermoso, porque encierra algo precioso que agradecerás por siempre.

Todo lo que es valioso en la vida y por lo que vale la pena luchar tiene un aspecto desagradable, pero lo que hoy es motivo de lágrimas y desagrado, mañana será motivo de felicidad y alegría.

Así es que por favor, muévete con la certeza, la confianza de que lo MEJOR está esperándote más adelante, de que simplemente te estás puliendo como se pule una piedra preciosa porque algo valioso se está gestando en tu vida. Escúchalo, obsérvalo, siéntelo.

Estos son momentos que si Dios te preguntara si quieres atravesarlos, obviamente le dirías que NO porque lo que ves en tu vida no parece agradable, pero estos momentos son como una piedra de Diamante, que solo cuando la atraviesas, la rompe y la pules puedes ver la hermosura que se escondía detrás de ello. Pero antes que eso, una piedra rústica no tiene nada de atractivo, cualquiera la desecha. Por eso, te digo, confía, yo también he atravesado estos procesos, por eso se bien lo que se siente. Y créeme, al final, amarás haberlos atravesado porque tu vida no será la misma, tu madurez, tu crecimiento, serás realmente un Ser Humano de más profundidad.

Así es que confía, porque la Mariposa más bella es un gusano antes de desplegar su hermosura. Una tempestad tampoco puede permanecer para siempre, luego soplan nuevos vientos, viene la brisa fresca y la calma llega, todo vuelve a florecer nuevamente. Esa es la Transformación que la vida, que tu Alma te está pidiendo. No deseches la oportunidad por favor. Ábrete a este proceso, tú eres más Grande que cualquier circunstancia que puedas atravesar.


Ningún momento por difícil que sea puede tocar la profundidad que hay en ti, como ningún Logro puede elevarte a la cúspide de tu Grandeza. 

Cuidar Las Palabras


Necesitamos aprender a cuidar las palabras. Lo que decimos siempre tiene más impacto del que vemos y puede hacer una gran diferencia.

Para explicar esto, Benjamin Zander cuenta la siguiente historia: «Lo aprendí de una mujer que sobrevivió a Auschwitz. Ella tenía 15 años y su hermano 8. Sus padres habían desaparecido.

Iban en el tren rumbo a Auschwitz. Miró hacia abajo y vio que a su hermano le faltaban los zapatos y le recriminó: “Eres tan tonto que no puedes conservar tus cosas”. Palabras que cualquier hermana mayor le hubiera dicho a su hermano menor.

Por desgracia, fue lo último que le dijo porque no volvió a verlo. El niño no sobrevivió.

Y cuando la mujer salió de Auschwitz hizo esta promesa: “Nunca diré nada que no pueda quedar como lo último que dije.”»

Cuidar las palabras es un reto
¿Podemos ser más cuidadosos de las palabras que utilizamos en el día a día? Claro que sí. Para lograrlo necesitamos aprender a estar más conscientes de lo que decimos y dejamos de decir.

Para afrontar este reto, tengamos presente que las rutinas diarias nos distraen tanto, que muchas veces ni nos damos cuenta de lo que expresamos. Hablamos como si estuviéramos en “piloto automático”.

Al mecanizarnos, es fácil descuidar los detalles en lo que decimos, tanto de fondo como de forma. También es fácil que seamos muy reactivos frente a lo que vemos o escuchamos que nos desagrada.
Nuestro cerebro está configurado para que seamos reactivos. Es un mecanismo neurológico que nos permite protegernos y sobrevivir.

Pero para evitar los errores que esto trae en nuestras comunicaciones, hace falta un esfuerzo consciente y capacitación constante. Lo que nos permite mejorar el lenguaje cotidiano.

Siempre podemos respirar antes de responder
Necesitamos practicar el hábito de respirar antes de responder. Especialmente con las personas que más nos importan. Esta es  una gran oportunidad de mejora para cuidar las palabras y aumentar la inteligencia emocional.

Siempre podemos tomar unos segundos antes de reaccionar con una respuesta impulsiva, particularmente cuando estamos frente a una situación que no nos gusta.

No se trata de buscar tiempo para un análisis, sino una breve pausa para tomar control de nuestra respuesta.

Seguramente has escuchado muchas veces la importancia de contar hasta diez para no responder con impulsividad. Pues sí, eso funciona porque nos permite respirar, oxigenar nuestro cerebro y nos da tiempo para pensar la respuesta.

La pausa de la respiración nos permite recordar la importancia de cuidar las palabras. Y a esto le podemos agregar el poderoso ejercicio de validar nuestra interpretación de lo que hemos escuchado. Así evitamos las reacciones que nos producen nuestros prejuicios.


Preguntar para entender mejor una situación es un excelente ejercicio para reducir nuestra reactividad y cuidar las palabras que decimos.

Fatiga Emocional


La fatiga emocional y el estrés están muy relacionados y normalmente van de la mano. La fatiga en sí misma, es un cansancio muy intenso y generalizado que nos puede afectar tanto físicamente, mentalmente y también emocionalmente. En realidad muchas veces una fatiga lleva a la otra. 

La fatiga emocional, es un agotamiento extremo que va relacionado con sensaciones de estrés y ansiedad, sentimientos de angustia o incluso depresión. Todos podemos sentir este cansancio emocional extremo de vez en cuando, aunque algunas personas tienen tendencia a experimentarla más a menudo. Muchas veces el sobrecargarse de actividades y cosas por hacer, hace que esta fatiga emocional se haga más evidente.

Imagínate por ejemplo, que tienes muchas cosas que hacer, y al final solo puedes hacer la mitad, y sólo quieres estar sentad@ en el sofá, o piensas que no puedes con el día que te toca vivir, que no vale la pena, porque no lo conseguirás. incluso que no tienes fuerza para conseguir lo que te propones.

Todo esto, es un ejemplo, de fatiga emocional, cuando hay una sobrecarga, una saturación de emociones, que nos bloquean y nos quitan fuerza física y emocional. Por tanto, esta fatiga, también tiene que ver con emociones contenidas, frustración no gestionada y sentimientos de incomprensión. El estrés y la fatiga pueden surgir cuando nuestras propias exigencias laborales, familiares, personales no nos dejan atender nuestras necesidades y deseos. 

También puede surgir ante momentos de cambios, o situaciones emocionales intensas, tales como: un cambio de casa, una ruptura con la pareja, nacimientos de hijos, volumen de trabajo intenso, etc.

La mejor manera de prevenir la fatiga emocional pasa por conocerse mejor, para poder gestionar de otra manera las emociones. Si en vez de sobrecargarnos, vamos dejando que las emociones salgan, esto hará que no nos sintamos tan fatigados emocionalmente. 

Es importante señalar, que no hay emociones buenas y malas, que todas son adaptativas, y que es necesario darles un espacio a todas esas emociones para poder sentirnos mejor con nosotros mismos. 

Descubrir qué mensaje nos están transmitiendo nuestras emociones, va a ser clave para poder gestionarlas de una manera más saludable, y así poder combatir esa fatiga emocional que nos invade. 

La fatiga emocional y el estrés no afecta a todo el mundo de igual manera, ni las mismas situaciones son estresantes para todos. Puede provenir de cualquier situación o pensamiento que nos haga sentir frustrados, enfadados o ansiosos, de manera constante o intermitente. 

miércoles, 13 de febrero de 2019

El Razonamiento Libre


Explicación: El razonamiento es una herramienta que forma parte de nuestra estructura biológica y, como cualquier otra de las que disponemos, funciona de forma autónoma, pero también depende de la voluntad para poder hacer un trabajo óptimo y que este aporte los mayores beneficios a nuestra vida.

Nuestro estómago, por ejemplo, es la herramienta que nos permite conseguir la energía acumulada en los alimentos. El trabajo que realiza de forma autónoma consiste en el procesado de los compuestos orgánicos que ingerimos para obtener sus nutrientes. Sin embargo, para que el aporte nutricional y energético sea óptimo depende de la voluntad, ya que esta es la que determina qué alimentos son ingeridos.

De la misma manera sucede con El Razonamiento, que es la herramienta con la que obtenemos el conocimiento acumulado en la realidad que nos envuelve. Su labor consiste en procesar información para obtener conclusiones, pero también depende por completo de la voluntad porque es quien selecciona la información que debe ser razonada.

Esto significa que la voluntad influye determinantemente en el razonamiento y de la misma manera que lo hace en la nutrición, es decir, a través de la selección de la materia prima que es utilizada en dichos procesos. Luego, podemos afirmar que la voluntad dirige el ejercicio del razonamiento y condiciona el resultado de su trabajo.

Lamentablemente, este control supone una merma en la eficacia de nuestro razonamiento, porque de la misma manera que no siempre le hacemos llegar a nuestro estómago los alimentos más sanos, de entre todos los que están a nuestra disposición, tampoco le hacemos llegar a nuestro razonamiento toda la información de la que disponemos ni la de mejor calidad.

Así que la reducción de la eficacia es obvia, porque si al razonamiento solo le entregamos aquella información sobre la que deseamos razonar, sus conclusiones no serán imparciales y de calidad, sino predeterminadas y sesgadas. Por tanto, no serán las más provechosas para aumentar nuestro conocimiento. 

Debemos tener en cuenta que cuando censuramos la información que le aportamos a nuestro razonamiento, lo que hacemos es coaccionarlo del mismo modo que coaccionaríamos a un juez si le dijésemos cómo debe juzgar o no le aportásemos todas las pruebas existentes. Por eso, afirmo, que lo sometemos y no le permitimos trabajar con libertad ni eficientemente.

En mi opinión, los seres humanos ejercemos esta forma de coacción sobre el propio razonamiento. Es decir, del mismo modo que los gobiernos restringen la información para controlar el pensamiento de la ciudadanía,

las personas restringimos la información para controlar las conclusiones de nuestro “pensador”.


Luego, no juzgamos la realidad a partir de un razonamiento libre, y este es el motivo por el cual vivimos en una sociedad que podría definirse como absurda, caótica o sin sentido aun teniendo capacidades racionales.

Desarrollar Habilidades

Es absolutamente innegable que la palabra “alegría” existe en cualquier diccionario.  Sin embargo, esta palabra parecía no existir en la vida real. Esto podría sonar absurdo, pero es cierto. Esto se debe al hecho de que, como seres humanos, continuamente estamos esforzándonos por ser mejores personas para nuestro propio bien y para tener éxito en la vida. Es un hecho también, que esto tiene que ver con el deseo de desarrollar nuestras habilidades personales.

Por lo tanto, debemos aprender cómo se pueden mejorar y desarrollar dichas habilidad, a fin de convertirnos en mejores personas, más productivas y orgullosos de nosotros mismos. Todo el proceso de preocupación y búsqueda por ser más y mejor cada día, lleva a las personas a desarrollar la confianza en sí mismas, la capacidad de dirigir sus propias vidas, a  adoptar decisiones, o que les permite crecer, desarrollarse y superarse de manera integral.

Desear mejorarte a ti mismo o intentar ser una mejor persona no es algo tan difícil. Para empezar, se requiere de desear realmente ser alguien mejor. Entre los tantos aspectos que deseamos cambiar, siempre se encuentran el querer ser un mejor empleado o ser el mejor de tu profesión. Ser un mejor individuo. Ser quizás un mejor ciudadano o simplemente, salir de ese concepto en el que tú mismo te has encasillado. Por otro parte, el tratar de ser mejor y desarrollar tus habilidades puede determinar el que lo seas realmente y conseguir un pase directo a ese éxito tan anhelado. Por lo tanto, si tu objetivo es ser una mejor persona, dicho objetivo no podría porque resultar perjudicial.

Pero como todo, la mejora personal necesita de una serie de procesos o pasos, que deberás tomar en cuenta a fin de que este proceso de mejora te ayude a explotar tus habilidades:

Establece metas. Esta es la primera cosa que debes tomar en cuenta. Tienes que determinar qué quieres en la vida, que cosas anhelas a largo y corto plazo. Esto es esencial puesto con este paso, podrás comenzar a determinar qué es lo que necesitas trabajar a fin de ser una mejor persona. Las personas debemos tomar las riendas de nuestra vida, enrutarla hacia metas y objetivos claros, concretos y realizables.