lunes, 29 de enero de 2018

El Comedido No Sale "Bien Servido"


“La acción más pequeña es mejor que la intención más grande”
A veces, decir “lo que vale es la intención” no es suficiente. Tener la voluntad de ayudar a alguien puede causar problemas Pero ¿cómo? ¡Si sólo estoy tratando de ayudar!

¿Has preguntado si el otro necesitaba tu asistencia?

Tal vez te haya ocurrido que has querido ayudar a alguien o una persona a intentado asistirte y los resultados no fueron como esperabas. A veces, los demás (y nosotros mismos) empujamos en la dirección contraria.

Las personas que más amamos son las que más nos quieren ayudar, en términos generales. Sin embargo, a veces esa fuerza no nos sirve, porque no nos lleva a donde queremos llegar.

¿Esto quiere decir que tus familiares y amigos son malas personas? ¡Por supuesto que no! Ellos creen que te están haciendo un favor cuando en realidad puede que te estén “hundiendo”.

Te voy a dar un consejo”, dice tu madre. “Tienes que hacer tal o cual cosa” indica tu padre. “¿Por qué no trabajas como yo?” pregunta tu primo. “Cuando tengas más experiencia lo comprenderás”, afirma tu abuela.

Cuando todos los que nos rodean empiezan a opinar sobre nuestra vida, nos están intentando ayudar. ¿Pero a qué precio?, ¿cómo hacemos para actuar como todos nos indican?, ¿y dónde reside lo que deseamos hacer nosotros?

Si nos dejamos llevar por las opiniones ajenas, aunque solo estén tratando de ayudar”, corremos el riesgo de perder el rumbo, no saber hacia dónde nos dirigimos ni qué es lo que queremos lograr. Si a eso le sumamos que en ocasiones no somos muy seguros de nosotros mismos, el problema será peor porque sucumbiremos ante las presiones.

Es imposible agradar a todo el mundo, grábate esto a fuego. Los que te aman dirán que quieren ayudarte, pero en realidad, puede que quieran depositar en ti sus frustraciones o intenten cambiarte para moldearte a su manera.
El hecho de querer ayudar al otro, sin tener en cuenta sus verdaderas necesidades se puede extender a muchos ámbitos.

Por ejemplo, nuestra pareja ha dicho que hoy preparará la cena, que no os preocupéis por nada. En vez de quedarte sentada en el sofá mirando la televisión esperando a que tu media naranja termine la bendita cena, te levantas a cada rato y vas a “inspeccionar” lo que está haciendo: “¿Quieres que pele las patatas?”, “así no se corta la carne”, “mientras tanto voy lavando las ollas”, “¿pongo la mesa”?

¡No es así! Te ha dicho que te quedes en el sofá que desea agasajarte con una rica cena porque te lo mereces después de trabajar todo el día.

¿Por qué es tan difícil no intentar “ayudar”? puedes tener las mejores intenciones, sin embargo estás logrando que tu pareja se sienta un inútil, que no tenga la capacidad para preparar una cena o lo que es peor, que siempre tienes que controlarlo todo.

“Si sólo quería ayudar”… La mejor manera de hacerlo es quedarte sentada en el sofá mirando un programa o si no puedes resistir a la tentación de ayudarle, puedes darte un baño o salir a dar un paseo. A tu regreso, la cena ya estará lista y tendrán una velada maravillosa. ¡Si no era tan difícil!

No se trata de dejar de dar consejos ni tampoco de quedarnos de brazos cruzados cuando alguien necesita ayuda. Pero sí de saber qué momento es adecuado para ofrecer nuestra opinión o echar una mano. 

Una simple frase como por ejemplo “Si quieres, te digo lo que me parece, tú puedes tomarlo o dejarlo” o una pregunta sencilla “¿necesitas que te ayude?” son vitales para no entrometernos tanto en la vida de los demás.

Tratemos de no apabullar al otro y ayudarlo sin tener en cuenta si realmente lo necesita. Es verdad que existen personas muy orgullosas que no piden ayuda, pero quizás si encuentras la manera de analizar sus reacciones o actitudes, puedes comprender cuando le vendría bien que lo asistas.

En el caso de que alguien se entrometa demasiado en tu vida y desee “ayudarte” todo el tiempo, dile que aprecias su preocupación y sus intenciones, que valorarás sus consejos y luego analizarás todas las opciones antes de tomar tu propia decisión.


Ventajeros



Si hay un tipo de personas que detesto, es el ventajero.

Ese que aprovecha el mínimo resquicio para meterse y usar todo lo que tenga a su alcance para su propio provecho, en cualquier ámbito.

Y ese tipo de personas es el que aparece cada vez que vamos a pagar algún impuesto o factura, y nos cansamos de esperar nuestro turno, media hora, una hora o a veces más.

Sobre todo ahora que todo está colapsado por donde se lo mire. Si vas al correo, si vas a Servicios Públicos, a telefónica, a pagar la tarjeta, a los supermercados y ni hablar de los bancos.

De pronto cuando crees que te toca por fin llegar a la ansiada ventanilla, aparece la madre con el niño en brazos. Por lo general es un niño que bien podría mantenerse en sus propios pies o sentado en una silla, no necesariamente en brazos de su madre, de su padre o a veces de sus abuelos, pero ahí está, erigido como espada de vencedor (pobre niño, usado para tal propósito).

Si no es la madre con el niño, aparece la embarazada, que sin ningún escrúpulo, luce su abultada panza que le genera el derecho a pasar por sobre todos los sufridos ciudadanos que esperan su turno. Que yo sepa el embarazo no es una enfermedad, sino todo lo contrario.

Otras veces, o seguidamente, viene el anciano apoyado en un bastón, que parece ser que estuviera solo en el mundo sin ningún familiar ni ser humano cercano capaz de hacerle el favor de pagarle sus facturas.

Hoy pequé de persona desconsiderada, y no me arrepiento.

Llegando a la caja, pegado a la ventanilla a punto de pagar mis facturas de  –que no sé por qué motivo no llegan a mi domicilio, sino que tengo que tomarme la molestia de imprimirlas, con el consiguiente gasto de tiempo y recursos- se me acerca una señora pidiéndome que la deje pagar antes ya que estaba “recién operada”, a lo que le respondí que no era mi problema si las empresas no ponen una caja especialmente para casos de personas con problemas físicos para esperar parados, y que mi tiempo también valía.

Por un momento estuve tentado de ceder mi lugar a la ancianita, pero vi que detrás de ella había otras personas ancianas en igual situación, con lo cual procedí a efectuar el pago sin mayores remordimientos.

Seguramente alguien en la cola habrá pensado mal de mí, pero estoy seguro que la mayoría estuvo de acuerdo.


La Biblioteca Virtual



La naturaleza cambiante de los documentos (tablillas, papiros, pergaminos, papel, bytes) y sus condiciones de acceso condicionan nuestro concepto de biblioteca, bibliotecario y usuario. Con la digitalización el documento pierde el soporte y estas definiciones la consistencia; colección, usuario y bibliotecario adquieren un significado diferente que nos hacen cuestionar lo que es y debe ser la biblioteca y cuál será nuestro papel. Recurrir a la biblioteca porque es el lugar donde se encuentran los libros (todavía nuestro mayor activo) se agota; conseguir que los ciudadanos nos sigan considerando opción para obtener información es cada vez más complicado y no creo que estemos en disposición de transformarnos en un “makerspace” sin libros de la noche a la mañana. 

¿Dónde se encuentra la esencia de la biblioteca que queremos ofrecer?, ¿tenemos que rellenar con tecnología los huecos dejados por los libros que no vamos a comprar?, ¿seguirá siendo la lectura nuestro eje vertebrador?, ¿hacia dónde debemos dirigir la mirada ahora que el libro parece no tan importante?

Nos gusta imaginar las futuras bibliotecas como espacios dinámicos y abiertos, transitados por personas que utilizarán la tecnología para aprender, hacer y enseñar. A mí también, y creo que estará a nuestro alcance si apostamos por abandonar nuestra zona de confort para superar dinámicas consideradas consustanciales. Y a veces no será fácil:


domingo, 28 de enero de 2018

Seguridad Y Confianza


La confianza en uno mismo es una manera sana de comunicarse. Es la capacidad de defenderse de forma honesta y respetuosa. Todos los días, nos enfrentamos a situaciones en las que tener confianza y seguridad en nosotros puede ser de gran ayuda; por ejemplo al invitar a alguien a una cita, al acercarse a una maestra para hacerle una pregunta o presentarse a una entrevista para la universidad o un trabajo.

No todos tienen confianza en sí mismos naturalmente. Algunas personas se comunican de manera demasiado pasiva. Otras personas tienen un estilo demasiado agresivo. Un estilo seguro es el equilibrio ideal entre estos dos extremos.

Ser seguro significa lo siguiente:
Puedes expresar una opinión o decir cómo te sientes.
Puedes pedir lo que deseas o necesitas.
Puedes expresar tu desacuerdo de manera respetuosa.
Puedes hacer sugerencias o dar a conocer tus ideas.
Puedes decir "no" sin sentirte culpable.
Puedes defender a otra persona.

¿Por qué es importante?
Un estilo de comunicación seguro puede ayudarnos a hacer los que deseamos, pero es mucho más que eso. Cuando nos sentimos seguros de nosotros mismos, nos respetamos y respetamos a otros.

Las personas que hablan con seguridad y confianza demuestran que creen en sí mismas. No son demasiado tímidas ni demasiado avasalladoras. Saben que sus ideas y sus sentimientos son importantes. Tienen confianza.

Las personas seguras de sí suelen hacer amigos con más facilidad. Se comunican con respeto hacia las necesidades de las otras personas y a sus propias necesidades. Suelen ser buenas para resolver conflictos y desacuerdos. 

Las personas que respetan son respetadas.


El Peaje Comunitario


La vida comunitaria es como una autopista: por ella se circula más rápido y más seguro, pero hay que pagar un peaje.

Cuando uno vive solo, puede estar más a gusto, más ensimismado en sus cosas y, al no haber nada que le incomode o le rete, puede estar dando vueltas sin darse cuenta, haciendo su camino más largo de lo debido. 

Transitar la autopista de la vida común, por el contrario, nos hace el camino más rápido y más recto, pero nos pide desprendernos de cuando en cuando de nuestro preciado “dinero” para pagar un peaje.

La vida común nos da seguridad, protección, nos hace sentirnos bien cuando hay buenas relaciones, posibilita sacar lo mejor de nosotros al entregarnos a los demás y disfrutar del amor mutuo, nos anima al ver a los más avanzados, nos sostiene y lleva en volandas cuando flaqueamos, etc., pero nos pide el peaje, sin el cual no se puede ir por la autopista. Y una cosa es clara: cuando se usan las autopistas es porque el peaje merece la pena.

Optar por vivir en comunidad es estar dispuestos a pasar de lo mío a lo nuestro.

Esto puede parecer relativamente sencillo cuando se trata de cosas. 

Todo lo que hay en la comunidad es nuestro, decimos, aunque “esto lo uso yo”, ¡que quede claro! Es algo que todos admitimos con naturalidad. Pero las cosas se complican cuando entran en juego los ideales, las formas comunitarias de proceder, las formas de actuar de los demás con las que nos sentimos incómodos, nuestra misma forma de proceder, que defendemos aunque moleste a los otros o vaya en sentido diverso al grupo. 

Es entonces, cuando debemos meter la mano en el bolsillo para desprendernos de algo nuestro, cuando empezamos a regatear y pedimos un descuento. Llega la hora de pagar el peaje y nos resistimos. 

Comenzamos a soñar, imaginando una comunidad diferente, unas relaciones ideales que no son otra cosa que unas relaciones adaptadas a mis necesidades y forma de ser, unas relaciones que nos dejen ir gratis por la autopista, que nos eviten pagar el peaje. 

¡Cuánto nos cuesta aceptar con paz esas naderías que nos incomodan, esas pequeñas manías de los demás que nos llegan a turbar al obsesionarnos con ellas! Cuanto antes paguemos el peaje de la aceptación, antes podremos conducir con alegría por la autopista, gozándonos de la meta que se acerca y olvidándonos de las pocas monedas que hemos tenido que dar.

Es inútil que nos engañemos y más vale que estemos prontos a pagar el peaje para poder disfrutar de la autopista comunitaria. 

Las relaciones humanas son siempre muy similares. Somos muy poco originales. Más todavía, tendemos a generar los mismos modelos de relación como si de un cuerpo humano se tratara. Podemos tener diferente color de piel, ser más altos o más bajos, más o menos gordos, con nariz puntiaguda o chata, con rasgos orientales, occidentales o andinos, pero siempre tenemos dos manos, dos pies, dos ojos, una boca, etc. Y si algo nos falta, tratamos de reconstruirlo o compensarlo.

Algo parecido le sucede a la comunidad y a cualquier grupo humano que convive en relación. Todo grupo genera por sí mismo tipos de persona muy parecidos.

Nos asemejamos a las células madres, capaces de transformarnos en cualquier tejido para realizar allí su misión. Cuando un determinado tipo de persona desaparece en un grupo humano (el gruñón, el apocado, el nervioso, el mandón, el bondadoso, el trabajador, el leguleyo, el original, el ecuánime, etc.), no pasa mucho tiempo en que otro ocupa su lugar. 

Eso sucede en todos los sitios, aún en las comunidades más santas. No debemos soñar en grupos humanos donde no existan las formas de ser que me molestan. En el fondo todas son necesarias para mantener el equilibrio del conjunto. Por eso más nos vale pagar cuanto antes el peaje para disfrutar de la autopista.

Ese peaje supone el trabajo del propio corazón, si no queremos ir por la autopista con el freno de mano echado. Afrontar con naturalidad esa realidad es muy importante. Ayuda a mejorar las relaciones, a ser pacientes, a sobrellevar las debilidades de los demás. La ayuda en carretera –corrección fraterna la llamamos- no es echar en cara ni humillar. 

Se puede avisar de los peligros y se puede ayudar a reparar los desperfectos, para lo que el perdón y la misericordia son herramientas indispensables en toda relación humana. Cuando una comunidad toma conciencia de ello y sus miembros trabajan en ello, la comunidad experimenta una gran transformación, aunque siga teniendo sus debilidades.


No estrechemos la autopista con nuestra mezquindad, preocupados de exigir a los demás lo que nosotros no damos, o mostrando nuestra insatisfacción por lo que nos molesta de los demás. La corrección busca el bien del otro con amor. La insatisfacción volcada en la crítica es el desagüe de nuestras aguas fecales.

Dejemos la autopista en su anchura original para que puedan circular todos los vehículos por ella, y no sólo los de nuestra marca. Que nuestra magnanimidad atraiga más que ahuyente, sin que ello signifique permiso para saltarse las normas comunitarias establecidas, supervisadas siempre por la corrección fraterna.

La Humanidad Humilde


A casi todos nos inculcaron desde niños la importancia de cultivar la humildad. Este es un principio muy bonito, de hecho, es algo que la mayoría de los grandes personajes de la historia de la humanidad comparten, el problema es que muchas personas lo malinterpretan y lo confunden con una desacreditación de los propios logros.

Esto es algo que ocurre mucho en las áreas creativas, en donde, gracias a este entendimiento erróneo de la humildad, podemos encontrar a ilustradores que presentan su trabajo a los clientes como “dibujitos” o diseñadores que dicen hacer simples “loguitos”.

La mala interpretación de la humildad se hace más patente aún frente a la recepción de un halago. Cuando algún colega, amigo, familiar, o incluso, un cliente felicita a un creativo por su trabajo, es probable que éste tenga el impulso inmediato de desacreditarse, aludiendo a diferentes cosas sin importancia. Un diseñador, por ejemplo, podría decir que Photoshop ayudó mucho, un fotógrafo podría aludir a que con una luz de atardecer perfecta era prácticamente imposible tomar malas fotos, un periodista podría decir que las respuestas del entrevistado hicieron todo el trabajo o un diseñador web quizá diga que no fue un proyecto complicado gracias a que WordPress ya incluye todas las funcionalidades necesarias.

Para mucha gente es difícil recibir un halago y responder con un simple “gracias”, sino que, de manera innata, buscan la forma de restarse mérito.

Conozco esto bien porque yo solía ser así. Afortunadamente es un hábito que he logrado cambiar con el tiempo.

Si tu trabajo es bueno, es inevitable que tu entorno y, sobre todo, tus clientes lo noten y te lo hagan saber.

Entonces…
¿Por qué nos sentimos incómodos con los halagos?

Porque nosotros conocemos el tras bambalinas, todo aquello que los clientes jamás verán, todas esas dudas que pasan por nuestra cabeza mientras creamos.

Nosotros sabemos claramente cuáles fueron nuestras referencias, sabemos en qué nos inspiramos y la cantidad enorme de bocetos deficientes que desechamos antes de llegar al resultado final. 

Desde nuestra perspectiva, podemos apreciar, a diferencia de nuestros clientes, que nunca hemos sido genios, ni superdotados; que esas ideas que a ellos les parecen magníficas, en realidad son cosas que leímos en un libro o que dijo otra persona que probablemente sea más inteligente que nosotros.

Estamos en una posición tan cercana al proceso creativo que nuestra visión está nublada por todas las imperfecciones del camino, sin embargo, eso no es lo que ve la otra gente. Ellos ven el resultado final, la parte genial de nuestro trabajo y están en todo su derecho de felicitarnos, si lo consideran pertinente; mientras que, por nuestra parte, debemos estar abiertos a recibir y aceptar esos halagos con la consciencia de que lo merecemos.

Con esto no quiero decir que debamos andar por allí como unos engreídos, creyéndonos los mejores del mundo.


La verdadera humildad está en recibir los comentarios positivos con una sincera gratitud y, sobre todo, en compartir el crédito con quienes participaron en el proceso y contribuyeron a que el trabajo se llevase a cabo.

sábado, 27 de enero de 2018

Nuestra Aventura


La verdad es que la aventura es tremendamente estimulante y nos permite recargar las que yo llamo “pilas del alma” que normalmente se suelen descargar bastante con la rutina del día a día. Los viajes son una excelente manera de recargar estas pilas porque nos sumergen de lleno en lo nuevo y distinto. 

No hace falta que nos vayamos a escalar el Himalaya o adentrarnos en la selva amazónica; la aventura se produce cuando salimos de la rutina y nos sumergimos en nuevas experiencias, y en los viajes esto ocurre de forma casi automática, por eso resultan tan estimulantes.

Cuando salimos en un viaje vamos en modo “explorador”, queremos ver cosas, visitar sitios, probar comidas distintas, asombrarnos, emocionarnos, explorar, aprender, conocer gente nueva. Todo ello, o una mezcla, está siempre presente al emprender un viaje. Pero luego, al volver a casa, entramos de nuevo en nuestra rutina y alimentamos nuestra alma pensando en el siguiente viaje. 

Utilizo intencionalmente la expresión “alimentar el alma” porque una de las necesidades del espíritu humano es precisamente la de descubrir y experimentar la vida. 

Esto se ve claramente cuando somos niños y funcionamos siguiendo nuestros impulsos naturales que nos llevan a querer explorarlo todo y a descubrir y aprender. 

Luego, a medida que vamos creciendo y el proceso educativo va haciendo su labor, nos vamos alejando de estos impulsos y siguiendo las pautas que la sociedad nos marca. 

Esto en sí no es ni bueno ni malo porque la educación es necesaria y nos ayuda a desarrollarnos y a construir nuestra persona. Sin embargo, la desconexión con nuestra naturaleza y no atender sus necesidades tiene un efecto en nuestros niveles de satisfacción vital, de felicidad, de alegría de vivir e incluso de salud.

La aventura, entendida ésta como explorar, descubrir y experimentar, es una necesidad de nuestra naturaleza que busca su satisfacción. ¿Quiere esto decir que tenemos que dedicar una parte de nuestros ingresos a hacer viajes? No, claro que no, no es a ese tipo de aventura al que ahora me refiero, sino a la aventura de la vida.

Si miramos nuestra vida desde el día que nacimos ¿no ha sido una verdadera aventura?. La historia de nuestra vida es la historia de una aventura en la que han ocurrido cosas, lo creamos o no, que son tremendamente interesantes y de la que se podría hacer una película de esas que te enganchan tanto que no te puedes levantar del sillón. Pero no es sólo lo que ha ocurrido, sino lo que ocurrirá en el tiempo que nos queda en este viaje que llamamos vida. Cuando vemos y nos tomamos nuestra vida así, todo adquiere un color mucho más intenso y la vida se vuelve interesante y estimulante.

Toma plena conciencia de que tu vida es una aventura muy interesante
Busca explorar, descubrir y aprender cada día


Mira al futuro y no veas algo ya definido y prefijado y siente en lo profundo de tu corazón la emoción de lo desconocido y por venir.

No caigas presa de esa necesidad del ego humano de seguridad y de tenerlo todo atado y planeado que ahoga el alma. Vive como si hoy fuera tu primer día y como si fuera el último

Desarrollar La Confianza


Tener confianza en si mismo es clave para el éxito de cualquier persona en todos los ámbitos de su vida. Cuando eres capaz de realmente creer en tus capacidades, eres capaz de lograr todo lo que te propongas.

Imagina por ejemplo, que te gusta practicar algún deporte como el fútbol. Si confías en ti mismo, lograrás poco a poco ser mejor a medida que practiques; pero si no te tienes confianza, ni siquiera vas a pedir que te pasen el balón.

Normalmente los seres humanos somos capaces de hacer más de lo que creemos. Puede que pienses que hay ciertas aptitudes que nunca vas poder tener, por ejemplo: cantar, bailar, hablar en público, vender, o destacar en los deportes; pero déjame decirte que estás más cerca de lograrlas, de lo que crees.

A veces hay ciertas habilidades que ya tenemos, y no nos damos cuenta por falta de confianza en nosotros mismos, solamente nos hace falta practicar un poco para lograr desarrollarlas.

Incluso esos aspectos que crees que son tus mayores debilidades, tienen una gran posibilidad de convertirse en tus mayores fortalezas. Al haber sido una frustración durante toda tu vida, enfocarás más tu atención en ellas, que en tus habilidades ya dominadas, y así las podrás desarrollar hasta niveles realmente sorprendentes. 

Aunque hay personas que nunca lo van a intentar por falta de confianza en si mismos.

Para conseguir esa confianza en ti mismo es importante comenzar por ser optimista, aún cuando las circunstancias no estén totalmente a tu favor. 

Ser optimista te permitirá enfocarte en hacerlo bien, en dar lo mejor de ti y estar concentrado, en vez de dudar.

Ten mucho cuidado del pesimismo, que se ha convertido en una costumbre hoy en día. Esos pensamientos negativos de que todo va mal o de las grandes posibilidades de fallar, tienen un gran poder de hacerse realidad.

El miedo a hacerlo mal y quedar en ridículo es el principal enemigo de la confianza. Así que debes de concentrar tus esfuerzos en vencer el miedo, ya que eso a lo que le temes, lo vas a atraer hacia ti. 

Además, si estás preocupado de que algo te pueda salir mal, perderás la concentración en tu actividad y seguramente no lo harás bien.

Alguien que cree o que por su mente pasa la idea de que se puede caer, tiene más posibilidades de lograrlo (caerse). Y si crees que vas a tener éxito, tendrás muchas más probabilidades de ser exitoso.

Actúa y compórtate como si tuvieras una gran confianza, y muy pronto empezarás a sentirte confiado de verdad. Anticipa lo mejor en cada situación de tu vida y da por hecho que todo va a salir a la perfección.


No Descartar Ninguna Alternativa


En un momento como el actual, consideramos imprescindible desarrollar caminos y maneras de hacer que permitan una vida digna para todos y todas.


Para ello es importante, en primer lugar, conocer, comprender y hacer reconocer las alternativas desarrolladas  en este sentido por quienes viven en la pobreza. 

 Además, debemos esforzarnos por  potenciar las redes de apoyo mutuo que existen en cada lugar, de manera que incluyan a las personas que viven en la pobreza. 

Por último, es necesario buscar alternativas ya existentes desarrolladas por otros grupos y movimientos que pueden ser útiles también para quienes viven en la pobreza, así como estar abiertos a explorar nuevos lugares, como pueden ser las zonas rurales.

Partimos de una concepción de lo que es una vida digna que va más allá del tener cubiertas las necesidades básicas, ya que consideramos que igualmente importante es poder desarrollarse en el ámbito de las relaciones, de manera que uno/a pueda sentirse en igualdad de condiciones y respetado/a por los demás. 

Esto facilitará a su vez la posibilidad de vivir sin miedo y tener autonomía. Además, para una vida digna es necesario ser capaz de cuidar a quienes lo necesitan en el entorno próximo, así como ser capaz de cuidarse uno/a mismo/a.

Es fundamental identificar cuál puede ser el motor de lucha que nos anime a continuar con ella pese a las dificultades. 

En el caso de las familias que viven en la pobreza, este motor son  quienes vienen por detrás, jóvenes y niños/as, para que ellos no tengan que vivir lo que han vivido sus mayores. 

En este sentido, es importante que los jóvenes y niños/as se preparen también para luchar, que recojan el  testigo y se apoyen en la experiencia y conocimiento de quienes les han  precedido, pero atreviéndose al mismo tiempo a buscar su propio camino en las circunstancias que les toquen vivir.


Convivencia


La Historia humana ha registrado demasiados casos de choques entre Civilizaciones, Religiones, Estados, Naciones o Regiones… Por otro lado, no hay más que echar un vistazo al pasado para observar que no siempre ha tenido porque ser así. Los contactos entre las diferentes civilizaciones a menudo en el pasado resultaron ser puntos de referencia en el progreso humano. 

Grecia aprendió de Egipto; Roma, de Grecia; los Árabes del Imperio Romano; la Europa medieval de los Árabes y la Europa del renacimiento de los Bizantinos…

Los contactos entre las Civilizaciones son muy importantes para el progreso de la civilización humana; hoy en día la cultura europea, por citar un ejemplo, ha absorbido muchos elementos de otras culturas, entre ellos algunas como la Arábiga. Todo esto nos invita a pensar que los choques entre civilizaciones siempre fueron temporales, mientras que las absorciones en materia cultural y de CONVIVENCIA perduraron más en el tiempo…

Si la sociedad humana aspira a poner fin al caos actual y, especialmente, a intentar que los demás “piensen” igual que nosotros, este no es el camino adecuado. La tolerancia y la CONVIVENCIA son factores que han de ir unidos de la mano para conseguir un mundo mejor, más allá de los tópicos…

Ahora, la humanidad está al borde de un importante punto de inflexión histórico, y cada nación o país debería reflexionar seriamente sobre su propia cultura en una perspectiva histórica. Este tipo de reflexiones es, sin duda, muy necesario para el futuro de la sociedad humana. La tradición de la cultura es una realidad de facto para cada nación o estado – especialmente para las naciones y los estados con una larga historia y las funciones cruciales en la sociedad humana contemporánea, puesto que ya se ha “infiltrado” en los corazones de miles de personas, convirtiéndose en el apoyo espiritual de cada Nación o Estado. 

Aquello de -Volvamos a nuestra “tradición”-, lo convierte en un punto de partida, y hemos de buscar en él nuestro poder y nuestros soportes. Esto nos servirá para impulsar el progreso de nuestra cultura contemporánea, con el fin de resolver los problemas acuciantes en la sociedad humana.

No es fácil conseguir que las diferentes culturas vivan en armonía y CONVIVENCIA plena, y conseguir que los estados y las naciones en las diferentes tradiciones culturales convivan en paz

Confucio nos dijo en una ocasión: “El virtuoso es aquel que coexiste en armonía sin estar de acuerdo con el prójimo…”  Las diferencias en las creencias religiosas, valores y formas de pensar conducen a conflictos entre las naciones y estados, y los conflictos conducen a las guerras. Sin embargo, ¿los conflictos son inevitables?¿No podríamos vivir sin estos choques de diferencias culturales? Tenemos que encontrar recursos para la coexistencia con nuestros semejantes.


Debemos reflexionar en serio y hacer una elección definitiva. Sería una bendición para el ser humano si es capaz de optar por la CONVIVENCIA en armonía, dejando a un lado los elementos culturales de cada uno, que no se deben perder, puesto que esta diversidad es lo que engrandece a este, nuestro planeta. Debemos hacer buen uso de este tesoro, de buscar la CONVIVENCIA y la PAZ entre semejantes, a fin de que la armonía reine en el mundo; ¿podremos conseguirlo? , espero que sí, así como espero que no me tilden de catastrofista al decir que si no somos capaces de conseguirlo, será el fin de nuestra civilización…  así que ya sabemos “a ponerse las pilas toca”, y seguro que lo haremos…

Nuestros Semejantes


Un programa reciente de la admirable televisión pública americana cuenta las historias de algunos de ellos: empezaron a volverse más valiosos cuando en los programas de vuelos espaciales hizo falta experimentar las posibilidades de supervivencia del cuerpo humano en órbita en torno a la Tierra y en condiciones de ingravidez. Se ven rancias imágenes documentales de los primeros años sesenta en las que un chimpancé es atado a un asiento anatómico, con expresión de miedo mientras le conectan electrodos al corazón y a la cabeza. Rodeado de aparatos y de batas blancas, el animal tiene una desarmada inocencia infantil, una mezcla de pasiva aceptación y de alarma. Algunos de aquellos viejos veteranos de la carrera espacial sobreviven todavía, pero su destino ha sido mucho más oscuro que el de los astronautas humanos.

Demasiado viejos para ser de ninguna utilidad, languidecen en jaulas alineadas en galpones inmundos, enloqueciendo poco a poco de soledad y de aburrimiento, aprietan con desesperación inmóvil los barrotes con sus dedos extrañamente expresivos o se golpean contra los muros y chillan dando vueltas en el espacio sofocante de unas celdas que ni en el más punitivo de los sistemas penitenciarios se considerarían adecuadas para encerrar a un hombre.

Esas miradas de angustia abismal, brillando con una expresión que nos parece demasiado cercana a nosotros como para no sobrecogernos con la intuición de una espantosa injusticia.

Genéticamente, la diferencia entre un ser humano y un chimpancé es de un escaso dos por ciento. Pero basta la simple observación para confirmar un parentesco en el que preferimos no pensar para que nuestra conciencia no quede abrumada bajo una culpabilidad irrespirable. Los chimpancés son inteligentes, sensibles a la amistad y a los lazos familiares, propensos por igual a la alegría y al abatimiento. Aprenden con facilidad un número con ocasión de encontrarse en espacios comunes en los que pueden descubrir el regocijo de la vida social e incluso aventurarse en lo que no recuerdan haber conocido, la libertad de caminar al aire libre.

Pero no es fácil habituarse a un modesto paraíso después de tantos años de aguantar el infierno. A los chimpancés que trabajan en los circos lo más normal es arrancarles los dientes.

Muchos de los que llegan a los refugios sufren enfermedades que les fueron inoculadas para experimentar en ellos el efecto de las medicinas: un grupo numeroso de veteranos lo forman los seropositivos. Y también abundan los que se mueren de pánico ante la presencia de sus semejantes, después de pasar en soledad una vida entera.

“El mono, astronauta a la fuerza en su infancia, se sube al árbol y contempla la hermosa lejanía”


El momento decisivo es cuando a un chimpancé llegado al refugio se le abre la puerta de la jaula. Algunos ni se atreven a aproximarse a ella. Otros dan unos pasos, asoman la cabeza, se vuelven asustados, incapaces ya de abandonar la protección de las rejas. Uno de ellos, ya muy viejo, que en los años sesenta voló en órbita alrededor de la Tierra, sale con pasos torpes de la jaula, mira a su alrededor, atraviesa un prado, se aproxima a un árbol, lo mira como si no hubiera visto nunca nada parecido. 

Pero algo más antiguo que su memoria se despierta ante la visión del árbol, y el chimpancé viejo da un salto y poco a poco asciende hasta la copa, y se acomoda en ella mirando hacia la hermosa lejanía, gimiendo de felicidad. 

Continuar Avanzando


Parte de la belleza de lo que llamamos vida está compuesta de cada uno de los episodios donde has podido superar tus retos, has podido por un momento conectar con la historia en tu mente que te dice que tienes lo que necesitas para romper con las paredes que te encerraban y te bloqueaban de poder continuar avanzando. La historia de nuestra vida se convierte en la razón de ser, la razón de actuar de cierta manera y por lo tanto la razón de poder crear la vida que buscamos o sucumbir a las piedras que encontramos en nuestro camino.

Si nuestra historia, mejor dicho si los recuerdos que guardamos de nuestra vida que definen nuestra historia, es un factor crítico en el proceso de análisis y toma de decisión de lo que ocurre en nuestras vidas, esta historia debe de ser la historia correcta que nos permita sentirnos de cierta manera para así poder ver el mundo desde otro telescopio y así con esta nueva perspectiva poder tomar las acciones que sabíamos queríamos tomar pero no podíamos tomar con la antigua historia a la que nos aferrábamos.

El poder crear una nueva historia mental se fundamenta en buscar memorias en nuestra vida que demuestren alguna característica positiva que podamos utilizar en estos momentos para llegar a la meta a la que aspiramos llegar.  En alguna ocasión puede ser que nuestra mente este negándonos la historia o algún elemento dentro de esa historia que deseamos crear, obligándonos a planear actividades donde podamos demostrar esos elementos de nuestra historia para que así no haya ninguna duda en nuestra mente de que poseemos esa característica.

Tomemos un tiempo de reflexión, saquemos nuestra historia a la superficie, esos momentos de nuestra vida que están grabados en nuestro mundo mental y analicemos si estos son realmente beneficiosos, si estos nos facilitan el tener el estado mental correcto para tomar las decisiones que nos acerquen más a  nuestras metas, o son grabaciones mentales que inhiben el movimiento y la creación de las acciones necesarias para continuar avanzando hacia lo buscamos concretar en nuestras vidas.

Nuestra historia es nuestra brújula, seamos consciente de sus características y ajustemos lo que sea necesario para maximizar quien somos y nuestra experiencia de vida.


Somos Lo Que Somos


Asumir la responsabilidad de lo que somos y hacemos, es un proceso de evolución y consciencia, pues para algunas personas es poco fácil reconocer que lo que les sucede, es porque consciente o inconscientemente lo generaron.

Hacerse la víctima es más fácil en ocasiones que asumir la responsabilidad de una mala decisión o comportamiento, pero lo que no tenemos en cuenta, es que existen unas leyes universales que rigen nuestro inconsciente. 

Son la ley de la atracción o la ley de la siembra y la cosecha, mientras inconscientemente se van tomando decisiones, la vida nos devuelve todo y atraemos no lo que queremos si no lo que somos.

Practica observar desde donde tomas tus decisiones y como te comportas, sin juzgarte. Esto ayudara a que tu inconsciente te hable y se amplifique. 

Asumir la responsabilidad es simplemente esto, observar y prever el resultado de las cosas, no todo se puede controlar pero al ser más consciente de tus comportamientos, podrás identificar el comportamiento de los demás, para ser más claro en tu toma de decisiones.

Vivir una vida más consciente te da la posibilidad de entender las situaciones asumirlas y cambiarlas.

viernes, 26 de enero de 2018

Razón De Ser


Para una razón de ser debe haber un objetivo principal a lograr, y aunque a la vez podrías escoger varios objetivos a lograr, lo ideal es que escojas uno….y los demás vendrán por añadidura, serán como los vagones que arrastra el tren.

Tu objetivo puede estar referido a cualquier aspecto de la vida en que te haya parecido difícil sobresalir, aunque se trate de algo que te haya parecido imposible antes, hazlo tu objetivo si eso deseas. Puede estar referido a la salud, al trabajo, a los estudios, a los negocios, al amor……no importa el campo ni cuan alto apuntes en tus sueños, lo que tienes que hacer es enfocarlo bien, concebirlo en tu mente.

Que no te preocupe si tus objetivos le parecen ilusos o locos a los demás, está claro que los que viven aferrados al EMS “esquema mental de la sociedad” consideran ciertos logros imposibles para los demás porque los sienten imposibles para ellos.

No hagas caso a esa gente que sólo sabe criticar, deja que vivan a su manera, no te contamines con su ignorancia y falta de audacia. Debe ser triste poseer vidas que nunca se preguntan por qué están en este mundo, para que existen,…La gente sin sueños, sin metas…sólo saben seguir al rebaño.

Una vez que has hecho la lista de tus objetivos, ubica el principal, y concentra todas tus energías en él. Se trata de que enfoques tu objetivo fuertemente en tu subconsciente con convicción pero sin apego. Si tu disposición es la correcta, las condiciones favorables llegarán a ti por si solas, las fuerzas del universo atraerán hacia ti dichas condiciones, te prepararán, y te avisarán para cuando llegue el momento de entrar en acción.

En la realización de tus objetivos, no debes olvidar que estos son el medio para encontrar tu verdadera razón de ser, por lo cual se ha de reiterar que no debe haber apego alguno a las cosas que deseas lograr, lo que no significa que las pierdas de vista en ningún momento.

La visualización de lo que deseas lograr es importantísima, las imágenes mentales contribuirán a que la realización de tus sueños se logre más pronto de lo que imaginas.

Visualiza en tu mente como te imaginas el futuro como si tus objetivos ya estuvieran logrados, sé lo más detallado posible en tu visión. Ten esta imagen mental bien aferrada a tu mente, y recurre a ella cada que te quieras estimular positivamente. Está claro que no sólo se tendrá que visualizar imágenes sino también sonidos, grabaciones que le recuerden al subconsciente el objetivo principal, escritos que uno puede leer sea en un papel o incluso mensajes para uno mismo que se puedan leer en el celular.

En la búsqueda de tu logro, debes ser capaz de armonizar todos los aspectos de tu vida: la familiar, el aspecto económico, el profesional, la salud física, el ámbito espiritual, etc.

Claro, es cierto que esto implicaría en tener varios objetivos a la vez, en realidad se puede tener varios porque entre ellos hay una interrelación.


Pero como se dijo antes, se debe tener un objetivo principal, el cuál siempre se pondrá en primer lugar cuando se entre en acción.

Es muy importante el “objetivo principal” porque este es el motor que te impulsará al objetivo supremo que es: encontrarte a ti mismo, lo cual es tu verdadera razón de ser.

El objetivo principal es el medio por el cual tú entras en el camino del verdadero propósito en tu vida. Por ello es importante que escojas bien cual será. Salud física, Dinero, Reconocimiento, Amor, cualquiera de esos puede ser tu objetivo principal pero recuerda que ese objetivo es un medio para llegar a lo más trascendente….que es tu verdadero propósito, 

LA VERDADERA RAZÓN DE TU EXISTENCIA.

La Voluntad De Valorarte



No puedes lograr que los demás te respeten si primero no tienes una idea clara de qué es el respeto. Es más fácil entender lo que significa este valor si traemos a nuestra conciencia recuerdos, a modo de ejemplos, en el que se manifieste. En este sentido, respetamos a alguien cuando le reconocemos como un igual y lo aceptamos como es.

Esto quiere decir que toda conducta dirigida a menospreciar a otro es una falta de respeto. Como también lo es cualquier acción destinada a rechazar, negar o anular lo que piensa o siente. Es posible no compartir, o no estar de acuerdo con ello. Pero de ahí a tratar de desvalorizarlo o de cambiarlo hay un gran trecho.

No puedes lograr que los demás te respeten, si primero no te respetas a ti mismo. Esto significa que debes percibirte como igual a los demás, en términos de valor. En otras palabras, no sentirte ni más, ni menos que nadie. También, por supuesto, aceptarte. Sentir que vales como eres y por lo que eres.

“Siempre es más valioso tener el respeto que la admiración de las personas”.
-Jean Jacques Rousseau-

La aceptación y la valoración de uno mismo se expresan a través de actitudes y acciones. No son una realidad abstracta ni tienes que decirlo para que otros sepan que eso es lo que sientes. Quien se respeta a sí mismo tiene tres cualidades: autoestima, asertividad y autenticidad.
La autoestima, si queremos definirla de manera sencilla, es tener una buena opinión de uno mismo. Tiene muy poco que ver con el narcicismo. Se trata simplemente de “caerse bien”. Sentir simpatía por lo que piensas, dices y haces, sin que eso signifique pensar que eres mejor que los demás. Tan especial como solo tú eres y tan igual como lo es cualquier ser humano.

La asertividad, por su parte, tiene que ver con ser capaz de defender tus derechos y de expresar tus opiniones. Es especialmente importante cuando estamos rodeados de un contexto poco favorable, en el que pensamos lo contrario a lo que piensa la mayoría o la figura de autoridad. Por otro lado, este atributo es hijo directo de la autoestima y una condición necesaria para lograr que los demás te respeten.

Además, la autenticidad se refiere a el hecho de mantener nuestra esencia, valores y creencias, aunque egoístamente no sea lo mejor para nosotros en esa situación. Esto es, expresar lo que piensas y lo que sientes en cualquier contexto.

No simular o falsearte para causar una determinada impresión. Actuar de forma espontánea. Piensa que solo puedes ser auténtico si tienes conciencia de tu valor como persona.

Lograr que los demás te respeten no es un objetivo que se consiga a corto plazo, especialmente si ya te has faltado al respeto en numerosas ocasiones. Necesitas la decisión firme de conseguirlo y una voluntad férrea para mantenerte en ese propósito. Sin embargo, vale la pena. 

La falta de respeto solo trae males mayores y muchos sufrimientos innecesarios.


Lo Que Nos Cuesta: Vale


Ante cualquier actividad, posesión, incluso en las relaciones de pareja, cuando algo se siente como seguro, se produce pérdida de interés.

La chispa que causa interés, es saber que algo no es seguro, que es una suerte tenerlo, pero hay que cuidarlo para mantenerlo.

Si sabemos que nada es seguro, valoraremos mucho más las cosas y relaciones.
Un jugador de fútbol excelente. Siempre lo sacan al campo de juego y es titular desde hace años.

Su entrenador lo halaga y lo admira tanto que sabe que contarán siempre con él. Esa seguridad de saber que tiene su plaza garantizada puede hacer que pierda un poco el interés y euforia de jugar a un deporte que siempre le ha apasionado.

En cambio un jugador que no siempre es titular, tiene siempre la duda de si saldrá al campo de juego o no. Cuando lo saquen, disfrutará mucho más del partido, porque valora esos momentos que sabe que no van a ser siempre concedidos.

Igual en un trabajo. Una persona que sea fija desde hace años y que los jefes estén muy contentos. Verá muy seguro su puesto y por ello la motivación será mucho menor que la de una persona que no tiene tanta estabilidad, porque cada día será un reto y se sentirá afortunada de tener trabajo.

Las personas ricas que no tengan que esforzarse en ganar dinero para darse caprichos, tendrán menos ilusión cuando se compren algo que les guste, que otra persona que tenga que estar ahorrando un tiempo para darse su gran capricho.
Al obtener esa posesión después de tanto esfuerzo, hará que la disfrute mucho más que alguien que obtiene lo que quiere sin esfuerzo.

La costumbre y la seguridad de saber que puede comprarse los caprichos que le apetezcan, hará que el interés y la ilusión sean mucho menores que el de la persona que se tenga que esforzar para poder comprarse cosas.

Se puede demostrar amor, pero de una manera equilibrada, haciendo ver que somos independientes y aunque deseamos y escogemos estar al lado de nuestra pareja, no dependemos tanto de ella.

Las parejas que continuamente demuestran su amor, llaman a todas horas, regalan a menudo, se vuelcan en exceso y no tienen vida propia, se hacen dependientes del otro y no saben que hacer de su vida sin el otro…. éstas personas, con esas actitudes, contribuyen a que se pierda el total interés por ellas.


Nada tan fácil produce interés. Hay que valorarse, tener vida propia a parte de la pareja, demostrar que hemos escogido compartir nuestra vida con el otro, pero no somos dependientes.

La Soberbia Ignorante



Hay personas que consideran que los docentes ganan muy poco, y deberían ganar más; hay personas que consideran que los docentes ganan muy poco, y deberían jorobarse o inmolarse. Hay personas que consideran que los docentes llevan a cabo una labor indispensable, y que eso habría que reconocerlo pagándoles salarios dignos; hay personas que consideran que los docentes llevan a cabo una labor indispensable, y que en razón de eso hay que despojarlos del derecho a hacer huelga (aunque sea constitucional). Hay personas que inquieren, con espíritu patronal, por la carga horaria efectivamente dictada frente a cursos; hay personas que se interesan, en cambio, por la preparación de las clases y la planificación de los cursos, por la coordinación y la actualización, por los formatos y los tiempos de evaluación (todo eso que, fuera del aula, mejora lo que pasa en el aula). Hay personas que consideran que los dirigentes gremiales reclaman de manera justa, hay personas que consideran que van demasiado lejos, hay personas que consideran que se quedan demasiado cortos.

Existe este espectro diverso de enfoques y de ideologías. Pero tal vez nunca habíamos caído tan bajo como sociedad, en lo que a la educación se refiere, como con la premisa, recientemente lanzada y debatida, de que cualquiera puede enseñar. La figura del maestro ignorante, esgrimida por Jacques Rancière, sirve a un propósito emancipatorio, pues desactiva el mecanismo de poder que funda todo un paradigma didáctico. Me temo que aquí tenemos una penosa inversión, la figura del ignorante maestro. No el que enseña lo que no sabe, porque quiebra las subestimaciones y revela a los alumnos su propia potencia de aprendizaje, sino más bien lo opuesto: el soberbio que cree que sabe, o que sabrá enseñar lo que sabe, subestimando petulantemente a todos. 

A los que quieren estudiar, no menos que a los que estudiaron y estudian.

Sin Prejuicios


Todos en algún momento de nuestra vida, nos hemos sentido con el derecho de juzgar al otro de acuerdo con su vestimenta, su forma de actuar, su forma de hablar o de pensar. 

Estos prejuicios no son beneficiosos para nosotros ni para la otra persona, ya que limita la capacidad de goce de ambos. En nuestra sociedad existe una dificultad para poder aceptar al otro tal cual es sin criticarlo negativamente. Esta capacidad de juzgar la hemos aprendido a lo largo de la vida, ya sea en nuestra familia, en la educación formal o en el ámbito en el cual nos movemos. Pero una vez que alcanzamos la adultez, somos capaces de modificar estos pensamientos y conductas y reconvertirlos en acciones positivas. 

A continuación, te presentaremos, como evitar ser prejuicioso.
Prejuicio. Como lo dice la palabra, un prejuicio implica juzgar anticipadamente un hecho, una persona, una conducta. No debemos anticiparnos a lo que realmente es. Muchas veces, la primera impresión de una persona suele ser equivocada. Es importante, poder tener la capacidad de mantener una mentalidad abierta y flexible para poder evitar prejuicios equivocados.

Tiempo. Antes de emitir un comentario o de catalogar a una persona, debes tomarte el tiempo necesario para conocerla bien. Nos podemos sorprender positivamente si le damos la oportunidad. Observa con cierta distancia y trata de no actuar impulsivamente, para que la otra persona pueda actuar libremente y desenvolverse con naturalidad. Si no le damos la oportunidad, nunca sabremos si estábamos en lo cierto con lo que pensábamos.

Sinceridad. No des por hecho algo basado en suposiciones. Si tienes algún tipo de dudas en relación a ciertas situaciones, pregúntale directamente a la persona implicada. Sobre todo, si se trata de actitudes o reacciones. 

En ocasiones, lo que nosotros consideramos como un agravio, en realidad para la otra persona no lo es, por eso es necesario no dar por hecho ciertas cosas, sino consultar antes
.
Claridad. Debes tratar de evitar todas aquellas palabras que sean destructivas tanto para ti como para la otra persona. Debes tratar de pensar positivamente, mantenerte abierto ante la situación, para de este modo aceptar las diferencias y no juzgarlas. Nosotros no somos jueces de las demás personas, no somos ni mejores ni peores, somos distintos y por eso resulta importante aprender a convivir con la diversidad en lugar de criticarla
.
Prevenir. No hagas a los demás lo que no te gusta que te hagan a ti. Si no te gusta que te critiquen sin motivo, tú no hagas lo mismo. Cada uno tiene derecho a ser como quiere mientras que no haga daño a los demás. Respetar las distintas opiniones y las diferentes maneras de enfrentar la vida, es la clave fundamental.

Aprendemos más de las diferencias que de las igualdades.


jueves, 25 de enero de 2018

La Identidad Del Lenguaje


Si hablamos de identidad pensamos en quiénes somos, cómo nos ven los demás y cómo nos vemos a nosotros mismos. La identidad nos define tanto como individuos cuanto como grupo al que pertenecemos.

La identidad de un individuo humano incluye género, raza, grupo étnico, clase, cultura, lengua, edad, sexo, entre otras referencias. Todas se combinan para definir un ser único. Pero, asimismo, compartimos algunas como miembros de una comunidad.

El lenguaje es factor de identidad, que nos une al pasado y proyecta al futuro. Además, es un vínculo de símbolos que aglutina  a la comunidad que comparte el mismo código. No sólo es un método de comunicación, lo trasciende porque es una institución social, lazo incuestionable que nos une al pasado, que lo mantiene gravitando sobre nuestra actualidad, que aglutina y es un motor de identificación. Watkins ha dicho que “our ancestors, in a real cultural sense, are our linguistic ancestors.”

Desde un punto de vista científico, a partir de Ferdinand de Saussure se entiende por lengua el sistema de signos orales y escritos del que disponen los miembros de una comunidad para realizar los actos lingüísticos cuando hablan y escriben. 

La lengua es un inventario que los hablantes no pueden modificar, sólo emplearlo a través del habla, es decir, el conjunto de emisiones que los hablantes producen gracias al inventario del que disponen. Este concepto fue ligeramente modificado por Noam Chomsky, que entiende la lengua como el sistema interiorizado que poseen los hablantes, capaz de generar sus realizaciones lingüísticas. 

El hablante las evalúa gracias a la competencia, o sea, el dominio inconsciente que tiene de su lengua.

De ninguna manera podemos considerar al lenguaje como algo acabado, inmodificable, terminado, invariable. Debemos sentirnos promotores y formadores del lenguaje, en cuanto somos integrantes de la comunidad hablante.

Decía Borges: “El lenguaje no lo hace la Academia, ni el Poder, ni la Iglesia, ni los escritores. El lenguaje lo hacen los cazadores, los pescadores, los obrajeros, los campesinos, los caballeros y los tipos sinceros. Hay que acudir a las bases, donde se forma la lengua”. Hablar claro y en buen idioma nos da la identidad.


Autoevaluación


Para finalizar el año con perspectiva, elaboramos una pauta de autoevaluación para que analices todo lo que has construido durante este año, lo evalúes y puedas sacar en limpio propósitos, para comenzar el año con la motivación de concretar nuevos desafíos que mejorarán tu eficiencia y la de tu empresa.

Autoevaluación laboral anual
¿Al mirar el año, identifico mejoras respecto del año anterior?
¿Cuáles fueron mis principales aciertos y logros?
¿Cuáles fueron mis principales errores?
¿Qué experiencia no quisiera repetir el próximo año?
¿Qué obstáculos enfrenté y qué solución les di?
¿Agregue valor a mi gestión?
¿Cómo se tradujo esto en los resultados de mi área?
¿Identifico en mí alguna debilidad que afecta el logro de mis objetivos y que debo trabajar?
¿Identifico en mí alguna competencia/habilidad que aporta al equipo de trabajo?
¿Cómo puedo potenciarla para éste nuevo año? ¿Qué proyectos quedaron pendientes?
¿Cuáles retomaré el próximo año? ¿Con qué lección me quedo?
¿Cuáles serán mis 3 propósitos por lograr este nuevo año?
¿Qué metas me debo plantear para lograr estos objetivos?

Te sugerimos complementar lo anterior con el feedback de algunos compañeros de trabajo o jefes que mejor te conozcan, que sientas confianza, cercanía y respeto, para enriquecerte con distintos puntos de vista, pero siempre pensando que el mejor crítico debieras ser tú mismo.


miércoles, 24 de enero de 2018

La Esencia Humana



El hombre tiene esencia en sentido propio, el animal no. El animal está al servicio de la esencia del universo.

El hombre tiene naturaleza (materia + forma + vida), como el animal, pero el hombre se autoperfecciona perfeccionando esa naturaleza.
La esencia humana es la perfección de la naturaleza humana ejercida por la persona humana.
En cuanto que tiene naturaleza, el hombre pertenece a la especie humana.

Esa naturaleza, además de estar finalizada por la especie (como los otros vivientes intracósmicos) es susceptible de una perfección de la que los otros vivientes intracósmicos no pueden dotarse. 

Es la perfección ejercida por la persona humana, que perfecciona la naturaleza.

Llamamos esencia humana a esa autoperfección (que se consigue perfeccionando el mundo).

Vivimos en un mundo carente de amor, de afecto, de compartir; con seres humanos llenos de depresión, con ausencia de propósito que le de sentido a su vida, lo cual genera mucha frustración y violencia. 

Es necesario retomar la dimensión humana y espiritual del ser. Para ello, tenemos que creer en el propio potencial y sentirnos responsables por el logro de nuestras metas y de la creación de nuestro destino.

También tenemos que generar una autoimagen positiva y una autoestima saludable, como fuerzas motivadoras y autodeterminación, para alcanzar nuestros sueños. Así somos en nuestro estado más puro, seres de inmensa luz, que esparcen amor infinito e incondicional. 

Así es como debemos de vernos a nosotros mismos, por más que nos sintamos opacos, siempre estamos brillando. Formemos parte de los que creemos en la victoria de la vida, en el milagro y la magia del amor, así como en la capacidad transformadora de los seres humanos.


No nos olvidemos nunca de vivir la verdadera esencia de la vida, las cosas sencillas, trascendentes, que nos dan felicidad.