Siempre que veo el
comienzo de una campaña política,
pienso: Política,
políticos que
vergüenza de personas, que pobre y deslegitimada es la política y me viene a la
memoria el mundo de las fieras,
el mundo de la depredación, la
constante de esos días, más para olvidar que para recordar.
Más que una
franca lid, es una batalla dialéctica, no siempre manejada con dignidad y
respeto, pues la ofensa y el vituperio son su constante y más parecieran jefes
mafiosos enfrentados en las calles por un territorio desde el cual delinquir
con impunidad, que aspirantes a ser nuestros
representantes, por esa razón es que digo que, debería dar vergüenza ser político, pariente de político y ya amigo, es como
subir al patíbulo de manera voluntaria a sabiendas de lo que conlleva.
Escuchándolos
hablar, entiendo porque el de los políticos es el grupo más polémico que hay
aunque paradójicamente siendo tal, aparentemente respetado, que no lo es, más
bien es temido porque dada la baja condición moral, la ignorancia y la
estupidez de sus miembros, infunden miedo y los ejemplos de las atrocidades que
han cometido y que cometen en todos los lugares del planeta, hacen que se
les trate con deferencia aunque
esa deferencia sea fingida. El
miedo, obra milagros y ellos lo saben.
Llegado a este
punto, por fuerza, me tengo que remontar a los tiempos de mi niñez, cuando los
veía llegar a la plaza de mi pueblo, con su actitud desafiante, su retórica
florida, no exenta de acusaciones contra su rival y pensaba que eran diferentes
a nosotros, los comunes mortales e inalcanzables también
.
Con el paso del
tiempo, cuando he recibido golpes de la vida y he madurado, concluyo que en lo
de ser distintos
no me equivoqué. Y…Digo en un principio, porque el tiempo me ha hecho
profundizar en mis apreciaciones y concluir que…Si, si me equivoqué pues
pensaba que eran distintos, pero mejores personas comparados con los demás.
Total que…Distintos si, mejores no, peores sí
.
En lo de ser
inalcanzables, no me equivoqué, lo eran en aquellos tiempos pasados de mi niñez
y lo son ahora en mi madurez, pero además veo más allá y saco en claro que
son corruptos hasta la médula, mentirosos, tan mentirosos como el que
más, oportunistas como no existe nadie en otro gremio y peligrosos,
muy peligrosos tanto
que encarnan perfectamente las palabras de Dan Brown en su libro, El Código Da
Vinci: “El hombre va más lejos para evitar lo que teme que para conseguir lo
que quiere” y de estos bandidos se puede esperar cualquier cosa porque no
tienen frenos morales, tienen intereses, avaricia y corrupción y no existe
poder o ley que les pueda cobrar sus fechorías porque como dice el dicho popular:
“el que hace la ley, hace la trampa” y para nuestra desgracia, las leyes, las
hacen ellos.
Ya para terminar, repito: Política, políticos que
vergüenza y lo peor de todo es que la mayoría de quienes sufrimos las
consecuencias de sus malos actos, los legitimamos con nuestra indiferencia,
nuestra ignorancia voluntaria, nuestra aceptación y la manera de actuar
respecto de ellos que les trasmite que están a salvo, que nada malo les puede
pasar y que si por algún motivo algún “desadaptado social” osa levantar su mano
contra ellos, tienen un nutrido grupo de guardaespaldas para contrarrestar tal
eventualidad y de “por añadidura”, pagados por sus víctimas que soy yo, tú, él,
nosotros, vosotros y ellos, mejor dicho todos sus tontos útiles y si fallaran
sus guardaespaldas, siempre quedan los cuerpos de seguridad del estado que con
mucha vergüenza tengo que decir, están a su incondicional servicio.