La capacidad de razonar y de retener recuerdos durante mucho
tiempo, son cualidades sobresalientes de la mente humana que han sido objeto de
numerosos estudios científicos, sin que hasta el momento se tenga un
conocimiento exacto y minucioso al respecto.
Lo cierto es que el cerebro tiene
más poder en el individuo del que este se imagina, y vale bien la pena conocer
qué tanta injerencia posee sobre la inteligencia y la memoria.
INTELIGENCIA HUMANA
Se dice que los humanos son inteligentes porque son capaces
de razonar, pensar con lógica, aprender con base en la experiencia, tomar
decisiones, comprender conceptos abstractos y usar su conocimiento para manejar
el ambiente que lo rodea.
Pero no existe una definición universalmente aceptada de
inteligencia, y se ha dicho que existen varios tipos de ella (de acuerdo con la
teoría de las inteligencias múltiples), por lo que un humano inteligente no es
precisamente el que obtiene las notas más altas en las pruebas escolares.
A menos que se compruebe científicamente lo contrario, los
humanos son los animales
más inteligentes que pisan este mundo,
y después de ellos están los delfines y los chimpancés. ¿La razón?
Probablemente su gran y desarrollado cerebro, dotado de áreas especializadas en
ciertas capacidades.
El procesamiento de las funciones mentales se lleva a cabo
en regiones específicas de la corteza, sin embargo, su funcionamiento se
produce a partir de la comunicación continua entre sí, de modo que no trabajan
aisladamente.
Funciones mentales muy desarrolladas como el aprendizaje, la
imaginación, el pensamiento y la toma de decisiones de modo consciente se
realizan en la corteza cerebral, la capa más externa del encéfalo en la que se
halla la materia gris, conformada por dendritas, somas y sinapsis, y que está
vinculada con el control muscular y las percepciones.
A grandes rasgos, el hemisferio izquierdo del cerebro se
encarga de la actividad de análisis, brinda racionalidad a la resolución de
problemas y tiende a la objetividad.
El concepto de inteligencia integra múltiples funciones
cognitivas, relacionadas con el conocimiento a partir del entorno: la percepción, el lenguaje, la planeación, la
atención y por supuesto, la memoria.
MEMORIA HUMANA
La memoria es la capacidad de almacenar y recordar datos en
función de hechos, experiencias pasadas, contextos y estados emocionales
relacionados con situaciones específicas. Por lo general, las personas
recuerdan los eventos más sobresalientes de su vida, aquellos vinculados con
emociones: su primer día de clases, su primer día de trabajo, su boda,
etcétera, y olvida muchos detalles “triviales”, como la temperatura de un día
específico.
Las siguientes áreas tienen relación con la memoria: el
fórnix en la construcción de recuerdos y el reconocimientos de palabras y
situaciones, el putamen en la memoria procedimental y las habilidades motoras
bien aprendidas (por ejemplo, movimientos corporales estudiados conscientemente
para ser aprendidos), el cuerpo mamilar procesa recuerdos y permite su
recuperación, la corteza prefrontal recupera información de otras áreas y no
menos importante, el hipocampo selecciona los eventos o experiencias que se recuerdan
y las almacena a largo plazo.
Ahora bien, ¿cómo el cerebro forma los recuerdos? Existen
4 tipos de memoria: memoria de trabajo (a corto plazo), memoria
semántica (encargada de recordar datos ajenos a una persona determinada), episódica (recupera
eventos personales ligados a las propias emociones) y procedimental (memoria
de acciones motoras aprendidas, como caminar).
La conjunción de algunas áreas da lugar a los 4 tipos; el
tálamo, el núcleo caudado, el putamen, el hipocampo y el cerebelo se coordinan
y forman la memoria procedimental. El tálamo, el lóbulo frontal, el lóbulo
temporal, la amígdala, el fórnix y el hipocampo elaboran la memoria semántica;
el tálamo, el cuerpo mamilar, el lóbulo frontal, la amígdala, el hipocampo, el
lóbulo temporal, el fórnix, el bulbo olfatorio y la circunvolución cingulada
realizan la memoria episódica, y por último, el tálamo, el lóbulo parietal, el
núcleo caudado, el putamen, el lóbulo frontal, el hipocampo, la circunvolución
cingulada, el fórnix y la corteza prefrontal llevan a cabo la memoria de
trabajo.
Para que un evento sea procesado, primero tiene que ser
percibido y registrado, después debe ser almacenado y por último, puede ser
recuperado. Un aroma, una palabra o una imagen son capaces de activar un
recuerdo y recuperarlo.
Existen 3 “almacenes” de memoria que constituyen
el sistema de memoria humano. Las percepciones basadas en los sentidos
(vista, oído, tacto, etc.) son almacenados primero en la memoria sensorial por
¡menos de 2 segundos!, después pasan a la memoria de trabajo.
El olvido puede ocurrir si se excede la capacidad de la
memoria de trabajo (7 bits). De lo contrario, la información pasa a la memoria
de largo plazo, donde se almacena de forma relativamente permanente.