Muchos de los conflictos y sufrimientos que experimentamos
en las relaciones de amistad tienen que ver con la falta de iniciativa y con las expectativas
equivocadas. Cuando priorizamos el deseo de que un amigo tome la iniciativa de
contactar con nosotros estamos alimentando nuestro ego.
En realidad, si lo que
nos importa es saber de ese amigo y que esté bien, lo
que importa es el contacto y que luego exista entre ambos una disposición de
interés para quedar.
Dejar de tomar la iniciativa por estar cansado de tomarla
siempre uno mismo es un sentimiento muy humano y, sin embargo, puede producir
efectos negativos en las relaciones de amistad ya que deberíamos valorar más
cómo nos sentimos cuando estamos en compañía de ese amigo, qué grado de confianza existe, qué aporta esa persona a
nuestra vida, cómo responde a nuestras iniciativas. Valorar estos detalles nos
permite tener una visión más global de la relación de amistad sin quedar
anclado únicamente en el deseo de que la forma de contacto fuese distinta.
Por otra parte, cuando experimentamos un malestar de este
tipo también podemos cometer el error de callarnos esperando que sea el otro
quien se dé cuenta de aquello que nos hiere. Si te gustaría que tu amigo
tuviese más iniciativas de contactar contigo, puedes explicarle claramente tu necesidad no como una
exigencia sino como un deseo que te haría bien en tanto que la amistad es
colaboración.
Tomar la iniciativa de proponer nuevos planes, tener
detalles con el otro y resolver asuntos pendientes es un aprendizaje para el
que hay que ir ganando libertad interior poco a poco para ser
cada vez más tú frente al otro.
Además, a veces, juzgamos los hechos externos sin analizar
qué hay más allá de ellos mismos. Existen personas que por su carácter tienen más dificultades
para tomar la iniciativa o también, dependiendo de las circunstancias
personales un amigo que tiene muchas relaciones sociales y muchas obligaciones
puede tener más dificultad para contactarte sin que ello implique que no se
alegre de verdad cuando tú le llamas por teléfono para quedar.
A veces quedamos enredados en circunstancias superficiales que
pueden afectar de verdad a la profundidad de la amistad. Evidentemente, si
siempre es uno mismo quien toma la iniciativa de contactar y el otro nunca se
molesta en hacerlo, puede que algo falle. Sin embargo, lo más frecuente es que
exista un desequilibrio en el modo de contacto, que sea uno quien tome la
iniciativa. De lo que se trata es de relativizar esta circunstancia porque si
le damos un peso desmedido podemos llegar a perder buenas relaciones.
Cada persona muestra su cariño a su modo. Puede que un amigo
tome la iniciativa de contactar más pero también puede que el otro tenga
detalles de otro tipo que conviene saber apreciar.