domingo, 3 de junio de 2018

Inmensidad De La Mente


En la mente humana, la información recogida por el sistema sensorial fluye a través de un sistema cognitivo cuyos componentes básicos son la atención, la percepción y la memoria. 

De acuerdo a este planteamiento, se concibe al ser humano como un procesador activo de información. Primero, recibimos diferentes estímulos externos que se transforman en nuestro interior en mensajes nerviosos que alcanzan el cerebro; después, organizamos e interpretamos estos mensajes de manera significativa, y, finalmente, los guardamos en nuestra memoria, y desde ella influyen de nuevo en todo el proceso.

Todo así explicado parece perfecto, pero en realidad no lo es. No somos únicamente una central de procesado de información y datos, pues, curiosamente, a la hora de interpretar la información sensorial el ser humano parte de una predisposición mental que influye considerablemente en lo que percibe. 

Percibimos lo que queremos percibir. Es el fenómeno conocido como 'predisposición perceptiva'. Es decir, las cosas nos influyen en función de nuestra experiencia previa y de nuestra herencia genética en un porcentaje que varía de persona a persona en una cantidad variable difícil de determinar.

Por otra parte, nada de lo que percibimos permanece estable ni constante en la realidad. El cerebro extrae las características constantes e invariables de los objetos y aunque sean vistos desde diferentes ángulos, a diversas distancias o en condiciones variadas de iluminación se perciben como si tuvieran la misma forma, tamaño y color. Así es fácil de entender como existen diversos estados de percepción de la realidad y cómo la percepción puede sufrir alteraciones más o menos serias, algunas de las cuales recogemos bajo el común denominador de estados alterados de percepción de la mente.

La mente del ser del humano es su propia semilla con la capacidad de evolucionar hasta su pleno desarrollo. Se podría decir que la vida es la posibilidad de evolucionar que tiene la materia en forma organizada y con un propósito; y así como puede naturalmente evolucionar la materia también evoluciona la conciencia hacia una etapa superior. La evolución de la conciencia se manifiesta como sabiduría, que es la organización de la inteligente superior, o sea la posibilidad de síntesis que permite percibir de una manera holística y dimensional la realidad tal como es.

El término neurociencia apareció hace más de treinta años. Actualmente se publican más de 40.000 artículos al año sobre esta materia. Estamos asistiendo a una verdadera explosión científica en ese sentido. Pero aunque los neurocientíficos se preocupen de la mente, «pasarán siglos y acaso millares de años antes que el hombre pueda entrever algo del insondable arcano del mecanismo no sólo de nuestra psicología, sino de la más sencilla, de un insecto».

Fue Ramón y Cajal quien escribió está magnífica reflexión. También decía: «Los centros nerviosos de los mamíferos, especialmente los del hombre, representan la verdadera obra maestra de la naturaleza, la máquina más sutilmente complicada que la vida puede ofrecer». Toda la obra de Cajal es reveladora en este sentido.

La mente humana, claro está, tiene limitaciones, y es así porque la mente no fue concebida originalmente para conocer la verdad sino para sobrevivir a la mentira.

La propia ciencia tiene sus limitaciones, porque su epistemología no es perfecta. 

Hay que reivindicar un nuevo relativismo cognitivo, capaz de coexistir con el mundano y vulgar 'nada se sabe seguro' o 'todo es opinión', porque las limitaciones no son tanto de la ciencia en sí como de nuestros cerebros. ¿Cómo explicar, si no es de este modo, fenómenos tan terriblemente humanos como la violencia, la codicia, las desigualdades sociales, la mentira…?


La mente es un órgano biológico más que una ventana a la realidad. Así pues, es lógico que no seamos capaces de comprender bien todos los fenómenos que rodean o incluso algunas de las más elementales leyes de la física, no digamos si se trata de la física cuántica… en realidad es que no la entiende casi nadie en absoluto. Somos limitados y eso nos deja un margen de error que hemos de saber gestionar honradamente. 

Hoy nos hemos puesto serios, quizás porque a veces nos olvidamos de que la vida también lo es. 

Perseverancia II


“Puedes llegar a cualquier parte, siempre que andes lo suficiente”, Lewis Carroll

La perseverancia es una carrera de fondo. Una maratón en cuya meta habitan todos nuestros objetivos. Lamentablemente, en una sociedad que late al ritmo de la hipervelocidad, esta modalidad ha perdido muchos adeptos. Nuestro día a día está marcado por los estímulos constantes y la gula por querer siempre más.

Así, tendemos a centrarnos en lo inmediato y en todo aquello que nos promete una dosis de satisfacción exprés. Podríamos decir que participamos en una perenne carrera de cien metros lisos, en la que apenas importa la resistencia. 

Todo lo rige la rapidez y la ley del mínimo esfuerzo. Pero esta inercia nos impide centrarnos en aspiraciones a largo plazo, lo que limita las posibilidades de tomar las riendas de nuestro destino.

La receta parece sencilla: seguir el recorrido marcado, no parar bajo ninguna circunstancia y, a su debido tiempo, cruzar la línea de meta. Pero del dicho al hecho hay un trecho. La perseverancia se conquista cada día. 

Cuando emprendemos el reto de correr una maratón sin haber entrenado lo suficiente, solemos terminar tirando la toalla. Nuestro cuerpo no está preparado para aguantar tan exigente esfuerzo, y nuestra mente se bloquea ante la elevada presión. Lo cierto es que resulta fácil construir castillos en el aire, imaginado éxitos futuros e incontables alegrías. Pero el esfuerzo, la voluntad, la constancia y el sudor que requiere la realización de tan creativas ensoñaciones son patrimonio de quienes perseveran.

Entonces, ¿en qué consiste la perseverancia? Y ¿cuáles son sus beneficios?

Etimológicamente, proviene del latín perseverantia, que significa constancia, persistencia, dedicación, firmeza o tesón; bien en las ideas, las actitudes o en la ejecución de cualquier propósito. Así, la perseverancia es la capacidad de seguir adelante a pesar de los obstáculos, las dificultades, la frustración, el desánimo e incluso los deseos de rendirnos ante cualquier situación. 

Una persona perseverante persigue sus metas con ahínco y tesón, tiende a terminar todo aquello que empieza, mantiene su atención en su objetivo y, si no lo alcanza, lo vuelve a intentar utilizando un método distinto. Así, esta cualidad nos ayuda a desarrollar el autocontrol, a regular nuestra tolerancia a la frustración y nos convierte en personas más resistentes y resilientes.

Dicho de otra manera, la perseverancia es una suerte de brújula que nos permite orientarnos en la tormenta. Es el factor que convierte las palabras en acciones, la teoría en práctica, los sueños en realidades. La fortaleza que nos lleva a no rendirnos ni desfallecer ante las más adversas circunstancias. 

Como si fuéramos arcilla, nos moldea y nos esculpe. En última instancia, está vinculada a nuestros intereses y motivaciones más profundos. Honrarla es honrarnos a nosotros mismos. 

La pregunta es: ¿estamos dispuestos a pagar su precio?

      

El Sentido De La Existencia


Muchas personas creen y afirman que el sentido de su vida es Dios, el que afirma que tras la muerte del cuerpo, el alma continua existiendo y vivirá eternamente junto a Él.

Esta afirmación da sentido completo a la pregunta anterior: “Si todo está abocado a sucumbir… ¿Por qué y para qué existe?” Nacemos, crecemos, nos desarrollamos, morimos… por tanto, nuestra vida tiene un final terrenal, pero no existe el final del alma.

La existencia tiene un sentido terrenal, pero la muerte supone un límite absoluto para la humanidad. Por tanto, existen personas que piensan que el sentido de su vida es aquello que pueda proporcionarle la felicidad en su estancia en la tierra, como ayudar a los demás o realizar aquello que te pueda completar enteramente como persona, pero tras todo esto, en la muerte, no existe ningún sentido.

Nuestra existencia humana y el mundo son absurdos. Vivimos y seremos personas pasajeras en la historia de la Tierra. Todo lo que hacemos, absolutamente todo, carece de un sentido propio. Los días son exactamente iguales y vives desaprovechando el tiempo, pues un día morirás y no te habrá servido de nada el haber vivido.

El sentido de la existencia es un problema tanto filosófico como vital ya que se encuentra unido al dolor y a la seguridad de que algún día moriremos. El dolor puede ser algo físico y momentáneo, mientras que también puede ser un dolor espiritual, producido por el estado de ánimo de cada persona, que puede originar depresiones e incluso ansiedad. 

La certeza de que algún día moriremos hace que los seres humanos se planteen que la muerte es algo inexperimentable, ya que todo aquel que la experimenta no puede demostrar la verdad definitiva sobre la existencia porque está muerto.

Para mí, el sentido existencial depende de la visión de cada persona. Uno puede vivir felizmente haciendo cosas que para otros resultan simples y sin sentido. Pienso que todos buscaremos nuestro propio sentido existencial a lo largo de la vida, en la familia, la felicidad, o simplemente, en Dios. 

Puede que no se sepa claramente el sentido de la vida, pero si se sabe que la vida, desde que nacemos hasta que morimos, es algo maravilloso y donde encontrarás muchas de las respuestas que hoy no sabes. 

        

El Gusto Por La Lectura


Pareciera ser, a primera vista, que no habría mucha diferencia entre quien lee y quien no lo hace frecuentemente. Pero es sólo un engaño. Las diferencias son bastante grandes y notorias. En primer lugar, quien lee aumenta su cultura, la hace sólida si es endeble y la enriquece cada vez más. Quien permanece ajeno a los libros, por el motivo que sea, también es cómplice de su ignorancia, que se acrecienta a medida que sigue huyendo de las páginas escritas.

En segundo lugar, la lectura aporta un panorama más amplio para el desarrollo de las propias ideas y fomenta una actitud crítica, pero no en sentido negativo, sino positivo, ya que remueve los preconceptos e instala la necesidad de contrastar unos datos y otros, algunos más veraces y otros, pobres y caducos. Quien lee no cree lo primero que escucha, al menos tiene un cierto bagaje cultural que matiza cualquier intento de absolutismo respecto a ciertos temas.

En tercer lugar, la lectura es fuente de conocimientos. La falta de lectura, por el contrario, adormece el espíritu y la inquietud intelectual. Pero, tampoco es suficiente con ser un devorador de libros, ya que se puede leer mucho pero mal.

Es decir: siempre se debe buscar, mediante el consejo de alguien o guiados por el propio sentido común, las lecturas que favorezcan el desarrollo personal, que son todas aquellas que no están reñidas ni con la moral ni con la ética, ni menosprecien el valor individual de las personas ni sus creencias. 

Hay personas que, a fuerza de consumir basuras editoriales, que las hay y muchas, han hecho de su intelecto un refugio para las ideas más depravadas y siniestras. No hay que leer cualquier cosa, hay que leer siempre con un criterio determinado para cada circunstancia.

El gusto por la lectura lleva a quien lee a no contentarse con lo primero que ofrecen las vidrieras, o con aquel libro que es best seller mundial, pero que sin embargo no aporta mucho más que un simple cuento de hadas, nacido para entretener con exclusividad. Quien se habitúa a la lectura quiere buscar autores con los cuales identificarse en costumbres, modismos e ideas acerca de las grandes cosas de la vida. Es el lector cómplice del autor en cuanto difusor de ciertos ideales nobles, que agrandan las miras de la rutina diaria
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Y la falta del hábito de lectura repercute necesariamente en el trato con los demás. Quien no hace más ver las caricaturas del periódico, difícilmente pueda transcribir en palabras lo que le dicta su corazón cuando quiere expresar su amor. Reinará una especie de «parquedad sentimental», caracterizada por escuetas líneas y frases hechas repetidas una y otra vez, hasta despojarlas de su intenso significado por el abuso de su presencia en los labios del amante.

El gusto por la lectura es gustar de disfrutar más de la vida, de compartir en palabras las experiencias vividas y en saber transmitir las propias con la justa mezcla, cual recete perfecta, de sentimientos, emoción y vocablos. 

Leer significa ir más allá de nuestro estrecho mundo personal y adentrarnos en el otro, en crecer en empatía, estar con el otro y desde el intercambio fructífero de ideas, poder decir, al final del día, que hemos aprovechado el tiempo, al menos por haber leído unas líneas de nuestro autor preferido.


Sentirte A Gusto


Si quieres sentirte bien debes empezar a cuidarte y a pensar más en ti. La felicidad la decide uno mismo. Una persona que lo tiene todo se puede sentir mal y otra que lo ha perdido todo, incluso la salud, puede ser feliz. Es difícil pero en gran parte es el resultado de la voluntad propia. ¿Por qué no empiezas hoy a tomar las decisiones que te harán sentir mejor?

En la vida estamos solos. Ninguna de las personas que están hoy a tu lado estará contigo para siempre. Los niños crecen y se van de casa, las parejas se separan, y finalmente, todo el mundo muere. No puedes condicionar tu felicidad a los demás. Tienes que pensar en ti primero siempre. Y no lo digo como un llamamiento al egoísmo, sino simplemente para decir que la mejor forma de ayudar a los demás es sentirse bien uno mismo.

Además, la verdadera felicidad solo puede venir de uno mismo. Significa que no eres verdaderamente feliz si tu estado de ánimo depende de terceras personas.

Y por supuesto, es válido al revés: tampoco puedes hacer feliz a los demás. Es algo muy personal, que viene de dentro.

Sin duda el gran reto para sentirse feliz es ser capaz de conseguir una mejor autoestima, y tener confianza en uno mismo.


Tu felicidad depende solo de ti. Olvídate de excusas, y de personas externas. Tú eres quien tiene el poder de cambiar. El camino es que aprendas a conocerte mejor, a aceptarte, y a mejorar, ignorando lo que el resto del mundo pueda opinar sobre ti.

Responsabilidad Social


La responsabilidad social es un término que se refiere a la carga, compromiso u obligación, de los miembros de una sociedad ya sea como individuos o como miembros de algún grupo, tanto entre sí como para la sociedad en su conjunto. El concepto introduce una valoración positiva o negativa al impacto que una decisión tiene en la sociedad. Esa valorización puede ser tanto ética como legal, etc. 

Generalmente se considera que la responsabilidad social se diferencia de la responsabilidad política porque no se limita a la valoración del ejercicio del poder a través de una autoridad estatal.

La responsabilidad social es la teoría ética o ideológica de que una entidad ya sea un gobiernocorporaciónorganización o individuo tiene una responsabilidad hacia la sociedad. Esta responsabilidad puede ser “negativa”, significando que hay responsabilidad de abstenerse de actuar (actitud de “abstención”) o puede ser “positiva”, significando que hay una responsabilidad de actuar (actitud proactiva).

El ser humano por necesidad, se debe relacionar con otros y para ello debe cumplir una serie de reglas de comportamiento, dependiendo del lugar y el tiempo en el que se encuentre; estas obligaciones que cada individuo debe cumplir con los demás se les denomina responsabilidades sociales.

La idea de que los individuos tengan una responsabilidad para su sociedad se remonta a los filósofos griegos y el sistema romano de legalidad.

Ahora bien, "En la antigua Grecia el pueblo libre tenía por costumbre, en ambiente de franco debate, participar y cuestionar los argumentos de diálogo abierto en el ágora o plaza mayor; sin embargo, la esclavitud era parte fundamental de su estructura social y económica";​la vida de las personas era pública, por tanto la responsabilidad de cada persona que hacia parte de esta sociedad libre era la participación de todos en cualquier asunto público.

En la Edad Media Occidental las creencias eran las que mostraban las reglas de convivencia y el diario vivir de cada persona, por tanto si alguna persona no aceptaba la religión era castigada, perseguida y excluida de la sociedad; "todo se hacía con el único objeto de obtener la salvación que se acreditaba en el credo de la única y verdadera Iglesia",​ con esto apareció la vida privada, el pudor, la intimidad y las propiedades; la responsabilidad era exigir el respeto los espacios privados y a su vez vigilar que se cumplan las leyes establecidas por la iglesia.

La Edad Moderna se caracterizó por un gran movimiento intelectual; la razón se convirtió en el centro de todo, los derechos del hombre aparecieron y con estos la esclavitud dejó de existir; por tanto "una de las principales obligaciones de los actores sociales consistió en defender la libertad y promover los derechos humanos" además se le dio responsabilidad al Estado con los individuos y con exigir el cumplimiento de las reglas sociales de la época.

Así, por ejemplo, el estoicismo pone énfasis en los deberes cívicos, la responsabilidad social, la importancia de una buena ley y la igualdad de los derechos ciudadanos. Uno de sus grandes representantes, Cicerón, en libro primero de “Los Deberes”, habla sobre los deberes que tiene el hombre hacia la sociedad y hacia él mismo y propone que existe sólo una ley verdadera. Esta ley es la recta razón, la cual de acuerdo con la naturaleza, gobierna sobre todos los hombres, es eterna y no cambia. La misma impulsa a los hombres al cumplir con sus deberes, prohibiéndoles hacer el mal.
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Luego de esto llegó la Edad Contemporánea, donde la tecnología y el avance científico predomina, cada día es más fácil acceder a la información, se necesita acumular bienes para tener una mejor calidad de vida; "valores como la eficiencia y la eficacia, actitudes positivas frente al compromiso el cumplimiento, una buena educación, además de habilidades comunicativas de negociación facultan a las personas para hacer parte productiva de la sociedad".​ 

Estos comportamientos se convierten en una responsabilidad para la sociedad; el Estado ya no es lo más importante, ahora las empresas tienen un poder, ya que el mercado es lo que predomina.

Es notorio que a medida que pasa el tiempo la responsabilidad social cambia; lo que era bueno para algunos tiempos después se convirtió en un delito y viceversa, las personas tienen la obligación de ser responsables con la sociedad moral y legalmente, independientemente de si no están de acuerdo; cabe resaltar que las normas de conducta las determina la entidad que tenga más poder en el momento, como la iglesia, el Estado, las empresas, entre otros; ellos determinan las reglas aceptadas de acuerdo con la situación en que se viva.

En la actualidad la responsabilidad social se considera un concepto normativo no obligatorio o “ley blanda” (es decir, sin la fuerza de la ley), tales como los plasmados en algunos acuerdos internacionales, por ejemplo, la “Declaración universal sobre Bioética y Derechos Humanos” adoptada por la UNESCO​ etc.

Esto ha dado origen no solo a diferentes tentativas o percepciones “sectoriales” de establecer mecanismos de "responsabilidad social” -la más notable entre las cuales son las referentes a responsabilidad social corporativa o “responsabilidad social empresarial”  ​- sino a nuevas propuestas acerca de las implicaciones institucionales del concepto.
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Notable entre esas nuevas percepciones es la de Claus Offe, para quien responsabilidad social tiene, como principal entre sus funciones en las complejas sociedades modernas, actuar como mecanismo de creación y promoción de una “moral autónoma y el autocontrol civilizado de sus miembros [o, por decirlo a la inversa, en la medida en que no puedan compensar de manera suficiente los déficit de tal autocontrol con el aporte de los medios (coercitivos) del derecho y (estimulantes) del dinero.

Las Garras De La Mediocridad


A veces es posible hacernos del privilegio de la redención, o más bien de un acto de contrición que tiene que ver con reconocer que somos un engranaje de lo que Foucault considerara como un sistema, es decir ‘un conjunto de relaciones que se mantienen, se transforman, independientemente de las cosas que conexionarán’, ese conjunto de relaciones funcionan también como un conjunto de reglas que muchas veces se contradicen en su naturaleza. 

Por ejemplo, cuando construimos un modelo de éxito individual, que privilegia sistemáticamente el mismo tipo de comportamiento y los mismos tipos de logros, muchas veces esas reglas informales que han sido construidas de forma discursiva, suelen chocar drásticamente con las reglas formales.

El éxito es un mito fantástico introducido en ese discurso como el máximo aspiracional del ser humano, tiene un sinfín de implicaciones que lo hacen relativamente utópico y dependiente de la percepción, pero en lo que todos estamos de acuerdo en silencio, es que el éxito como una construcción colectiva justifica cualquier medio, claro, nadie lo dirá en voz alta, ni utilizará ese discurso como bandera de guerra, pero si algo coincidimos casi todos los seres humanos, es que estamos, sin importar los motivos y las estrategias, escalando la pirámide del éxito.

Mi acto de contrición particular sucede por la reflexión reciente de lo que pasa en la academia y el círculo de éxito que se promueve en mi contexto, donde la dinámica que es propensa es romper repetidamente las reglas formales, con el fin último de ser el ganador en la carrera de las reglas informales. No me malinterprete, no me excluyo de la dinámica, al contrario, la tentación macabra y alguna que otra derrota y tendencia a sucumbir ante las garras del modelo de éxito, me han hecho romper alguna que otra regla; hoy intento darme el respiro de la reflexión y entender sus consecuencias y sobre todo, aprender a darme el lujo de la mediocridad.

La mediocridad, no como un asunto de lección ordinaria, sino como un modo de vida que relativice el éxito a separarse de la carrera para respirar.

Entiendo que parece un poco hippie y el asunto del carpe diem y el peace and love, es despreciable bajo los paradigmas del sueño americano, pero entonces, ¿no nos queda más que aceptar el hecho de que vamos en constante ascenso y que todo lo que nos haga detenernos es un monumental fracaso, o su pariente cercano?

Dese usted el lujo de la mediocridad, de sacar en un examen la nota que merece, de contestar una pregunta con la respuesta que conoce, de escupir sin auto flagelarse el alma un hermoso “no sé”, de aceptar que a veces no tilda las esdrújulas y de ponerse una camisa que lo hace ver gordo. Dese usted el lujo de cantar feo, de bailar mal, de comer mucho y de ser desordenado, deje de correr y empiece a caminar, dese el lujo de aceptar que le gusta Arjona y El Buki, de no ser siempre un genio brillante pero incomprendido. Dese usted el lujo de dejar que los otros ganen y declararse un estrafalario perdedor, dele un abrazo a su espíritu aterrado y déjelo salir, reconózcase normal y mundano, reconózcase terrenal, reconózcase feo y patán.

Reconozca que hace trampa, que ha evadido una cantidad significativa de reglas formales con la bandera del éxito bajo el brazo, vestido de Ralph Lauren chafa, con el afán de tomar al éxito por los cuernos y tartajear en Facebook, en un álbum que se llama éxito, desde el aeropuerto donde se registró para viajar a Disneylandia y retocar el éxito con su selfie stick. Quítese el maquillaje de lo incierto y respire a su familia y cánteles una canción, porque ese grupo de mediocres son cuanta cosa quiera usted. 

Deje de escupirles sus logros a los demás en las redes sociales y sosiegue su hambre por envidia, disfrute y comparta, enamórese y humíllese.

Recuerde usted que el éxito es una construcción discursiva, de la que por lo general usted no tuvo nada que ver, dese el lujo de encontrar lo que le gusta, para lo que usted es bueno y de ser ministro de un fantástico matrimonio entre los dos. No olvide que la mayoría de caminos al éxito no son más que un proceso burocrático eterno y confuso, rodeado de muchos francotiradores que esperan un descuido para ponerle un hoyo del tamaño de una naranja entre pecho y espalda.

Abra los ojos y disfrute estar vivo y vérselas con la resaca. Mire todos los episodios de Friends y levántese tarde algún día. Créame, si de algo estoy seguro es de que la muerte es inminente, y al menos que usted crea en la reencarnación, esto es todo lo que hay…


Dese ese lujo fantástico de la mediocridad, de por un día no ser un aspirante más al éxito, sálgase de la fila y tire su número a la basura, tome la mochila y escape, huya mientras pueda de esta dinámica terrorífica.

sábado, 2 de junio de 2018

Conocer Nuestro Rumbo

Coherencia de vida.
La vida de todo hombre precisa de un norte, de un itinerario, de un argumento. No puede ser una simple sucesión fragmentaria de días sin dirección y sin sentido.

Cada hombre ha de esforzarse en conocerse a sí mismo y en buscar sentido a su vida proponiéndose proyectos y metas a las que se siente llamado y que llenan de contenido su existencia.

A partir de cierta edad, todo esto ha de ser ya algo bastante definido, de manera que en cada momento uno pueda saber, con un mínimo de certeza, si lo que hace o se propone hacer le aparta o le acerca de esas metas, le facilita o le dificulta ser fiel a sí mismo.

Se trata de algo asequible a todos. Lo único que hace falta es —si no se ha hecho— tratarlo seriamente con uno mismo: como decía Epícteto, “enseguida te persuadirás: nadie tiene tanto poder para persuadirte a ti como el que tienes tú mismo”.

Para que la vida tenga sentido y merezca la pena ser vivida, es preciso reflexionar con frecuencia, de modo que vayamos eliminando en nosotros los detalles de contradicción o de incoherencia que vayamos detectando, que son obstáculos que nos descaminan de ese itinerario que nos hemos trazado. 

Si con demasiada frecuencia nos proponemos hacer una cosa y luego hacemos otra, es fácil que estén fallando las pautas que conducen nuestra vida. Muchas veces lo justificaremos diciendo que «ya nos gustaría hacer todo lo que nos proponemos», o que siempre «del dicho al hecho hay mucho trecho», o alguna que otra frase lapidaria que nos excuse un poco de corregir el rumbo y esforzarnos seriamente en ser fieles a nuestro proyecto de vida.

Es un tema difícil, pero tan difícil como importante. A veces la vida parece tan agitada que no nos da tiempo a pensar qué queremos realmente, o por qué, o cómo podemos conseguirlo. Pero hay que pararse a pensar, sin achacar a la complejidad de la vida —como si fuéramos sus víctimas impotentes— lo que muchas veces no es más que una turbia complicidad con la debilidad que hay en nosotros.


No Subestimar Al Otro


Hay un dicho tremendamente popular que dice que nunca terminamos de conocer a las personas y que, cuando creemos haberlo conseguido, nos sorprenden. Esta es una de las sensaciones más bonitas que puedes tener con alguien, salvo si te ocurre porque le infravaloras. En ese caso no le subestimes, porque podría hacerte rectificar.

Cualquier tipo de relación necesita renovarse con hallazgos nuevos en el otro que no conocíamos y mejora muchísimo si por las dos partes existe la capacidad y la motivación para sorprender. No obstante, son los descubrimientos los que tienen un matiz con el que hay que tener cuidado, especialmente en esas situaciones en las que conocemos a alguien por primera vez.

“Yo siempre he tenido pasión por los detalles, por los pequeños acontecimientos, casi invisibles, que hay a nuestro alrededor. Observar a la gente te enseña muchas cosas”
-Marco Levy-

Dicho esto, todos nosotros en los primeros contactos con una persona hacemos hipótesis sobre cómo podría ser. Acción que, en cierta medida, es totalmente humana y que no tiene por qué ser dañina, sino más bien involuntaria. Si esta impresión es algo negativa, ten cuidado porque solemos tender a confirmar nuestras primeras impresiones en vez de a intentar falsearlas.

No me subestimes, intenta conocerme de verdad.
Es verídico que hay un grupo de personas que hablan mucho más de lo que piensan y, a veces, dicen más de lo que saben. Incluso, podría decirse que cada uno de nosotros lo ha hecho alguna vez. Sin embargo, esta no es la normal general: la mayoría decimos menos de lo que sabemos, pensamos más de lo que hablamos y nos percatamos de más cosas de las que hacemos creer.

Este es un mecanismo de autodefensa ante el miedo a desnudarnos emocionalmente y por completo a alguien. Otras veces simplemente nos gusta darnos a conocer poco a poco y que el conocimiento no sobrepase ni la propia velocidad que impone el tiempo ni las dosis de cariño compartido.

“Todo hombre que conozco es superior a mí en un sentido. En ese sentido aprendo de él”
-Ralph W. Emerson-

La verdad es que no es bueno para nuestra propia paz subestimarnos pero tampoco nos sentimos bien cuando alguien nos atribuye menos valor del que tenemos como personas, porque nadie debería tener la osadía de intentar que nos sintamos pequeños.

“Las gentes con el alma pequeña siempre tratan de empequeñecer a los demás.”
-Carlos Ruíz Zafón-


Si te ha ocurrido alguna vez esto y has sabido cómo actuar al respecto, es beneficioso que te sientas bien por el coraje que empleaste. Si por el contrario, no supiste cómo, puedes recordar para la próxima vez que aquel que te subestima realmente tiene un problema consigo mismo.



Alentar Siempre


El termino ánimo puede entenderse como un sinónimo de aliento, viene del latín anĭmus que en español significa  “soplo”.  Ánimo es sinónimo de energía, voluntad, valor y esfuerzo.

El diccionario lo define como fuerza o energía para hacer, resolver o emprender algo. También como la capacidad humana de experimentar emociones  y afectos.

Considerado como energía o fuerza, el aliento es algo que se intenta transmitir o contagiar a través de las palabras o gestos. Si un joven está nervioso porque tiene un examen, sus padres le dan aliento para tranquilizarlo. Se entiende entonces que el aliento es una especie de incentivo o de aliciente para redoblar los esfuerzos.

El alentar a un niño o darle ánimo, es uno de los grandes instrumentos que tienen los padres a su disposición para ayudar a sus hijos en su crecimiento, para ayudarlos en el aprendizaje y la aceptación de nuevas actividades y responsabilidades.

El dar aliento o ánimo va dirigido a los hechos, cuando motivamos a una persona a que continúe lo que está haciendo.


Desarrollo Humano


El desarrollo humano es una experiencia que nace, como lo afirma S. Covey, “de adentro hacia afuera”, es la oportunidad que tenemos para convertir la potencialidad en realidad, es el desafío de encontrar contextos propicios para hacer que nuestras capacidades sean valoradas por quienes hacen parte de nuestro círculo de acción e influencia.

Somos la semilla que está en permanente evolución y crecimiento y en algún momento dejamos de ser un “futuro” para convertirnos en el presente que reclama la oportunidad de continuar imaginando nuevos y mejores escenarios a los cuales llegar. Esa es otra buena noticia, la realidad nunca llega a un final, siempre tenemos la ocasión de ser llamados a protagonizar la historia compartida de nuestros equipos de trabajo y contribuir allí con nuestros talentos.

El desarrollo humano es una responsabilidad individual, no es de la organización, es un proceso comprensivo que obliga a tomar decisiones que nos lleven a descubrir y poner en marcha todas las capacidades que nos permitirán crecer y alcanzar los objetivos que nos propongamos, y aquí radica otra fuerza oculta que puede impulsar o frenar nuestro crecimiento.

Pueden las organizaciones invertir mucho dinero, y lo hacen sin duda, en diseñar y poner en marcha programas fantásticos orientados al crecimiento personal y profesional, pueden contratar a los mejores oradores y conferencistas, y también lo hacen, pero si no existe el motivo interno que dinamiza y moviliza la voluntad de los participantes, no se obtendrán los resultados esperados.

A pesar de estar condicionados por la comunidad que nos rodea, de estar siempre acompañados y de recorrer los caminos de nuestra historia de vida en compañía de otros, somos nosotros mismos los únicos responsables de lo que nos ocurre; estamos inmersos en las consecuencias de las decisiones que hemos tomado, así nos dediquemos a culpar a las estrellas, a nuestros antepasados o incluso a nuestros jefes o nuestra pareja de lo que nos ocurre.

Es hora de “ponerse en marcha” y asumir con responsabilidad el mando de nuestra vida, de convertirnos en los líderes que transforman la realidad que nos rodea, de interpretar como un signo positivo la función que nos ha sido delegada y construir a partir de ella nuevas oportunidades que nos lleven a mejores puertos.



El Entendimiento


La mente es el nombre más común dado al fenómeno emergente que es responsable del entendimiento, la capacidad de crear pensamientos, la creatividad, el aprendizaje, el raciocinio, la percepción, la emoción, la memoria, la imaginación, la voluntad, y otras tantas habilidades cognitivas.

Se trata de un concepto excesivamente complejo de entender. Sin embargo, aunque aún hoy, en pleno siglo XXI, su funcionamiento siga siendo una completa incógnita para la ciencia, vamos a intentar arrojar algo de luz en este campo tan importante para el ser humano.

Nuestra mente funciona reaccionando por causas externas. Ésta responde a todo lo que vemos, escuchamos, olemos o tocamos; ante todo este movimiento, ante todas estas experiencias.

Posteriormente, estas reacciones internas son interpretadas por el yo, el ego, y por un historial de experiencias. Por tanto, son sólo reacciones mecanicistas, de defensa, para su supervivencia.

Por tanto, la mente no la utilizamos conscientemente. El ego dirige nuestra vida por medio de ella. Así, podremos presentar tantas formas de pensar como ‘yoe’s existan en nuestro interior.

La mente integra diversas facultades del cerebro, permitiéndonos reunir información, razonar y extraer conclusiones.

Nuestra actividad mental tiene tres tipos de procesos: los conscientes, los inconscientes y los procedimentales. También abarca funciones no intelectuales y funciones afectivas.

Estudios de laboratorio sugieren la idea de que la mente es un resultado de la actividad del cerebro, ya que podemos localizar la actividad pensante del individuo en regiones concretas, tales como el hipocampo.

Entonces… ¿cerebro y mente son lo mismo?

La respuesta es no. Una cosa es el cerebro, el encéfalo, y otra la mente. Así, ésta última no es el cerebro, sino la interacción entre el cerebro y el medio.

Sin medio no hay cerebro; de hecho, individuos aislados completamente terminan muriendo de forma prematura. Sin interacción no existe el ser humano, pues es un ente fundamentalmente social, por tanto esencialmente ‘interactuador’ (no encontramos otra expresión) con el medio.


Así pues, la actividad mental en sí es la emergencia de la actividad del cerebro en relación al entorno

Por ello, la mente individual es la civilización del individuo emergiendo desde la animalidad individual, igual que la civilización es la emergencia de la actividad global de los humanos civilizados en relación a su entorno global.

Cultura De Paz


Innumerables características y profundas raíces culturales unen a los iberoamericanos, quienes, más allá de las especificidades de todos y cada uno de los grupos sociales que conforman ese riquísimo mosaico cultural, atesoran, además, como tal vez ningún otro espacio geográfico del planeta, rasgos enriquecedores de todas, o casi todas, las culturas de la Tierra: lo indígena es esencia vital en el mestizaje con lo europeo; África negra es, sin duda, la significante "tercera raíz"; el mundo árabe palpita en muchos rincones y canciones, así como en bellos decires del castellano y el portugués; lo hebreo, lo oriental o lo hindú, por citar tan solo algunos trazos de ese mosaico, acompañan a lo sajón o a lo polinesio en múltiples expresiones culturales.

Esa extraordinaria mixtura, producto de siglos y siglos de encuentros y desencuentros; de violentos choques y amores apasionados; de imposiciones, crímenes y rapiña injustificables, como también de heroísmo, generosidad, espiritualidad y grandeza ejemplares; siglos, en fin, de dolor, amor, poesía, tragedia, muerte y desbordante vitalidad, han hecho, en los umbrales del siglo XXI, del iberoamericano un ser cosmopolita por excelencia, con rasgos de tolerancia cultural, espiritual y religiosa altamente promisorios.

Un ser de paz, en contraste con lo que, lamentablemente, acontece en otras latitudes ya que, si repasamos el inquietante panorama mundial que encontrará el siglo que nos llega, veremos cómo nuestros conflictos, por dolorosos y trágicos que sean - y con lo inadmisible de sus causas -, están muy lejos de aquellos que destrozan y hieren, en forma incomprensible, la fraternidad entre los hombres en muchos lugares del planeta.

Iberoamérica es uno de los espacios geográficos culturales de mayor armonía, en donde hay aún mucha intolerable injusticia, discriminación y explotación que superar, así como muchos conflictos étnicos y territoriales por resolver, pero que, por el desarrollo político y cultural alcanzado, nos permite albergar esperanzas en que esas expresiones de violencia e intolerancia serán reemplazadas por soluciones dialogadas, democráticas, participativas y pacíficas.

Los últimos años nos han aportado ejemplos estimulantes de esa enaltecedora vía, de esa vocación por vivir en una Cultura de Paz, entre los que destaca, con singularidad, el logrado por los países y pueblos de Centroamérica con los acuerdos de paz alcanzados a partir de los esfuerzos del Grupo de Contadora. 

Debemos los iberoamericanos avanzar en el camino hacia esa Cultura de Paz, haciendo de la integración el instrumento privilegiado, por utópico que aún parezca a muchos.


Amistad


El espejo y la amistad siempre dicen la verdad


Este refrán nos recuerda que el buen amigo es aquel que pone por encima la sinceridad a la adulación o, como decimos vulgarmente, el peloteo, no dudando en señalarnos nuestros errores y decirnos cuándo nos estamos equivocando. 

Así, el amigo debe ser como un espejo, que no deforme la realidad, sino que nos devuelva una imagen fiel de nuestros actos para que podamos ser conscientes de nuestros errores y poderlos solucionar. 

En otro sentido, la amistad nos devuelve en parte nuestra propia imagen, ya que los amigos comparten mucho de nuestras propias características y nos vemos reflejados en ellos y también porque vemos aquellas cosas que nos gustaría imitar. 

Una ligera variante dice: El espejo y la buena amistad siempre dicen la verdad. 

Vivir Con El Ejemplo


El ser humano a través de la libertad no es esclavo.

La persona que busca por sí y ante sí desarrollar sus criterios, su forma de actuar, su forma de pensar, su accionar observando las leyes y la Constitución que rige los destinos de un país y por ende de las personas.

Vivo la libertad a plenitud, tratando de cumplir y enseñar con el ejemplo hacia la colectividad, hacia las personas con las que yo vivo, de las que dependo y a las que formo.

En mi trabajo expreso mi libertad cumpliendo a cabalidad con mis funciones.

Observando el respeto y la consideración hacia los demás y también comprendiendo a cada uno de ellos, su vivencia diaria y los problemas que muchas veces se ven abocados en el entorno.

A mi familia le enseño a vivir mi libertad, obviamente con el ejemplo, y además pidiendo que ellos sean comprensivos con los demás y primeramente cumpliendo con las funciones que tienen, en su profesión.

Sin perjudicar a los otros más que nada; cumpliendo con honradez y observando los principios éticos y morales. 


Red. Sierra Norte

Este contenido ha sido publicado originalmente por Diario EL COMERCIO


Derecho Y Responsabilidad

Derecho; del latín directum es lo que está conforme a la regla y regula la conducta humana en la sociedad.

Responsabilidad; el cumplimiento de obligaciones y el tener cuidado al tomar decisiones o hacer algo.

En la actualidad, está de moda el término “derecho”. Lo vemos en todas partes cuando se habla de temas como política, ética, religión, el ámbito profesional y la misma vida del ser humano. La misma ONU se esfuerza día a día para promover los derechos humanos: libertad, justicia y paz. La Iglesia habla sobre el derecho a la vida y la familia. La ley habla sobre los derechos del trabajador. El periodismo sobre el derecho a la libertad de expresión. En fin, derecho, derecho, derecho. 

Pero, ¿dónde está la responsabilidad? Se puede creer que todo en la vida son derechos, pero si estos no se complementan con responsabilidades, no se puede lograr mucho.

El ser humano es un ser social, por ende, debe buscar crear las óptimas condiciones para vivir en comunidad. Cuando hablamos de la libertad, justicia y paz que promueve la ONU, por ejemplo, se nos olvida que estos derechos vienen también con responsabilidades. Si tenemos el derecho a la libertad, tenemos la responsabilidad de usarla éticamente. Si tenemos el derecho a la justicia, tenemos la responsabilidad de ser justos en nuestras acciones y con los demás. Si tenemos al derecho a la paz, tenemos la responsabilidad de promoverla, y de dejar de imponer nuestros ideales en la cabeza de los demás. 

Nosotros, que tenemos el derecho a la educación, tenemos la responsabilidad también de educar a los demás, y no dejar que la sociedad sea regida por falacias, mentiras y amagues.

Un tema muy hablado en los últimos meses, especialmente en México es el de la estructura de la familia, y ha habido miles de opiniones diferentes, algunas tan extremas como insultos y expresiones de odio. Sí, tenemos el derecho a expresarnos libremente, pero también la responsabilidad de expresar la verdad, hablar con prudencia, y escoger nuestras palabras bien. 

Así como los trabajadores tienen el derecho de protegerse por medio de la ley, y la responsabilidad de trabajar y dar resultados; un ser humano tiene el derecho de  tener una familia, y la responsabilidad de formarla de la manera más funcional, bien estructurada, y llena de amor posible. Hay familias en que un padre o una madre se fueron, o lastimosamente murieron, o matrimonios sin hijos, así como huérfanos. Y aunque se les llame “familias disfuncionales”, todos ellos tuvieron el derecho a una estructura familiar tradicional en un principio.

Un “tal vez futuro dirigente de los Estados Unidos” tiene el derecho de hablar lo que quiera, pero la responsabilidad de respetar a pesar de todas las críticas que tenga bajo su copete (algo que claramente no sabe hacer). Es también así como algunos dirigentes de El Salvador que tienen el derecho de subirle los impuestos al pueblo, tienen la responsabilidad de usarlos en obras realmente necesarias y que beneficien a nadie más que al pueblo al que sirven. Al ex-presidente Funes le han dado el derecho de su asilo en Nicaragua, pero eso no significa que debe olvidarse de las responsabilidades que todavía tiene pendientes con El Salvador y la justicia.

Como verán, es simple. Somos muy buenos exigiendo derechos y más buenos todavía evitando responsabilidades. Creo que esta idea puede aplicar a tantos temas, pero al final todo se trata de acciones. 

De hecho, al cumplir nuestras responsabilidades, respetamos los derechos de los demás. Es un proceso recíproco en el que tenemos que comenzar a participar si queremos crecer y mejorar nuestra sociedad.


Libertad De Pensar


Una organización no puede progresar si sus empleados no tienen los conocimientos necesarios para hacerla funcionar. Un pueblo no puede progresar si sus gobernantes cambian todo para que no cambie nada. Un Gobierno no puede gobernar, si quienes toman decisiones no alcanzan a comprender las consecuencias de sus actos. Los pensamientos libres son la base del progreso, la fuente de la riqueza y el agente que transforma la sociedad.

Cuando no hay libertad, no se indaga, no se aprende y no crece el conocimiento. Sin conocimiento se impone el autoritarismo del jefe. Sin conocimiento, los abusos se cubren con el manto de olvido. Sin conocimiento, los delitos más ruines quedan en la impunidad. Sin conocimiento, reina la incapacidad, impera la mediocridad y los más atrevidos dominan a los demás. Para investigar, para cuestionar, para disentir, para competir, para crecer como ser humano, es necesario ser libre.

Para ser libre se necesita satisfacer las necesidades de alimento, albergue, vestimenta y pertenencia. Si una persona se alimenta sólo para continuar trabajando, duerme hacinado, viste andrajos y convive con quienes lo desprecian, es un esclavo. En esas condiciones no existe libertad de pensamiento, pues dominan la ignorancia y el miedo a perder la vida.

La ignorancia es la madre de la demagogia y la corrupción. La demagogia detiene el desarrollo de los pueblos, porque las mentiras de los demagogos embaucan a los desinformados que los ayudan para que alcancen y disfruten del poder, mientras el pueblo ingenuo continúa sumido en la pobreza y la ignorancia.

La corrupción condena al pueblo a permanecer en la pobreza, porque cada vez que un gobernante se embolsilla recursos del Estado, un niño no recibe una vacuna, una madre muere por falta de atención, una provincia se queda sin agua potable o colapsa un puente mal construido, para ser reconstruido y engordar a una nueva burocracia.

La ignorancia es cuna del miedo y la inseguridad que se rinde ante el egoísmo, la irresponsabilidad y la soberbia de los ambiciosos. La ignorancia engorda por igual a las izquierdas y a las derechas, a dictadores y a falsos demócratas. La ignorancia es el manto de tinieblas que no deja penetrar la luz de la libertad.

Sin libertad para pensar, no hay conocimiento. Sin conocimiento se impone la esclavitud. El despotismo y la tiranía aborrecen la libertad de pensamiento porque temen al poder de toda mujer y todo hombre que saben que con conocimiento y esfuerzo pueden lograr el pleno ejercicio de sus derechos a la vida, la salud, la educación, al trabajo y a la propiedad.

La única frontera a la libertad debe ser la existencia de leyes y la ecuánime administración de la justicia. Un pueblo ignorante puede ser esclavizado. Un pueblo informado no puede ser engañado.

Integridad Personal


Tener una buena integridad personal ¿que es integridad personal? Una persona íntegra es aquella que siempre hace lo correcto, al referirnos a hacer lo correcto significa hacer todo aquello que consideramos bien para nosotros y que no afecte los intereses de las demás personas. Integridad se traduce como honrado, honesto, respeto por los demás, responsable, respeto por sí mismo, puntualidad, lealtad, disciplinado.

En general es alguien en quien se puede confiar. Integridad es retomar el camino de nuestra verdad, es hacer lo correcto, del modo correcto. Se relaciona al derecho de no ser objeto de vulneraciones en la persona física, como lesiones, tortura o muerte.

Pasos para tener una buena integridad .Enfrenta los obstáculos que te debilitan, enfréntalos y no vayas contra tus valores. Trata de otra manera cómo usar tus talentos, enfrenta tus miedos de que opinen los demás de ti. Identifica lo que necesitas cambiar. Reflexiona como es tu interacción con tus compañeros, en el hogar para ver que tienes que mejorar. ej: cuando siempre llegas tarde a clases y sacas excusas entonces es el momento de desarrollar una mejor integridad.

Mejora tus relaciones interpersonales con tus compañeros. Evita lastimar a otras personas. Una parte muy importante de desarrollar la integridad personal es saber cuándo y cómo decir la verdad, se honesto con cada persona y evita los chismes.

Respeta y escucha las opiniones de otros. Una parte de tener integridad personal es respetar los derechos de otros. Si respetas las decisiones y opiniones de otros, demostrarás que eres abierto e íntegro.

Se responsable. Aprende a admitir cuando has cometido una falta y discúlpate. Sé más independiente y sal adelante en tiempos difíciles. No te dejes abatir por los problemas y no dependas de otras personas si no lo necesitas.


viernes, 1 de junio de 2018

Actuar Con Lealtad

Hacer aquello con lo que uno se ha comprometido aun entre circunstancias cambiantes. Un valor sin el cual nos quedamos solos y que debemos vivir nosotros antes que nadie.

La lealtad es una virtud que desarrolla nuestra conciencia. Ella nos conduce profundamente hacia una situación, a través de ésta, y hacia la salida del otro lado, emergiendo como una persona más evolucionada.

La lealtad es un corresponder, una obligación que se tiene con los demás. Es un compromiso a defender lo que creemos y en quien creemos. La lealtad es un valor, pues quien es traidor se queda solo. Cuando somos leales, logramos llevar la amistad y cualquier otra relación a su etapa más profunda. Todos podemos tener un amigo superficial, o trabajar en un lugar simplemente porque nos pagan.

Sin embargo la lealtad implica un compromiso que va más hondo: es el estar con un amigo en las buenas y en las malas, es el trabajar no solo porque nos pagan, sino porque tenemos un compromiso más profundo con la empresa en donde trabajamos, y con la sociedad misma.

La lealtad es una llave que nos permite tener auténtico éxito cuando nos relacionamos. La lealtad es un valor que no es fácil de encontrar. Es, por supuesto, más común aquella persona que al saber que puede obtener algo de nosotros se nos acerque y cuando dejamos de serle útil nos abandona sin más. Es frecuente saber que alguien frecuenta un grupo contrario porque le da más beneficios. Y lo que acaba ocurriendo es que nadie confía en ese tipo de personas.

La lealtad es esencial en la amistad. Los conocidos se hacen amigos a través de la lealtad mutua. La lealtad es un esencial en la amistad que se ha desarrollado en el compromiso de corazones entre dos personas. En una relación de corazón a corazón la lealtad desarrolla la confianza mutua.

Es nuestro deber el ser leal a aquellos que dependen de nosotros: familia, amigos, nuestros empleados o nuestro empleador. La lealtad es amor bondadoso en acción. La lealtad es potenciada por la energía que viene hacia nuestro cuerpo al cuidar nuestras actitudes y pensamientos. La lealtad desarrolla nuestra alma en conciencia, transformándonos en la creación más hermosa posible de un ser humano.

Como vemos, la lealtad se relaciona estrechamente con otras virtudes como la amistad, el respeto, la responsabilidad y la honestidad entre otras.


Confianza En Ti Mismo


Dar lo mejor de ti mismo es la única receta que te llevará al éxito. En el plano material, aparentemente no siempre ganamos cuando damos lo mejor de nosotros mismos. Muchas veces las cosas no salen como lo planeábamos, y es frustrante a veces ver que nuestros sueños o ideales no se mueven al ritmo que nosotros queremos; pero en el plano espiritual, no hay forma de sentirte perdedor si estás dando siempre lo mejor de ti mismo.

La receta del éxito es simple: ¡Da siempre lo mejor de ti mismo! y no te rindas, no mires atrás, no midas tu valor en relación a la retribución o a la opinión de los demás; sino en respuesta a tu satisfacción personal. Toma tiempo  para que la gente te escuche, y te escucharán sólo quienes estén listos. Tu pasión, tu dedicación y tu determinación; son las herramientas que se encargarán de que tu voz llegue lejos, de que tus sueños se materialicen en una maravillosa realidad; que por maravillosa, nunca será perfecta, ni nunca estará completa. Porque los soñadores se alimentan de sueños, y cuando un sueño se cumple, uno nuevo y más grande se vuelve a soñar.

El mundo es de quienes tienen fe en sí mismos, y encuentran en cada reto una oportunidad de transformación, de ajuste. Un llamado de atención! Acercarnos al éxito o crecer en él no hace las cosas más simples, sino que cuando estamos haciendo lo que amamos, esa pasión es la que hace que todo sea posible; y es la que nos mantiene conectados, activados y dispuestos a invertir toda nuestra fe en lo que creemos.

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Perseverancia I


Aunque es más común dejar un proyecto inconcluso o renunciar al reto que se presenta,  que tener éxitos. El darse por vencido es una experiencia que trae como consecuencia sentimientos como el fracaso, infelicidad, angustia y estrés. 

Sin embargo, ¿qué nos hace dejar de tener perseverancia?

La perseverancia es aquella cualidad positiva que nos permite seguir avanzando hacia nuestros objetivos a pesar de los obstáculos”, así la describe el psicólogo Antonio Martínez.

Darse por vencido tiene un origen, y de acuerdo con el profesor en sicología de la Universidad de Hertfordshire, Ben Fletcher, existen tres razones que nos hacen renunciar a nuestros sueños.

 1. Conocimientos o emociones. La investigación muestra claramente que la información y el conocimiento no son suficientes para lograr un cambio. Esto se debe a que, en la mayoría de los casos, no se reacciona de acuerdo a lo razonable sino a lo que se siente.

 2. Adiós a la fuerza de voluntad. Una investigación realizada en la Universidad Estatal de Florida sugiere que la fuerza de voluntad es un recurso limitado. Además es un recurso que a lo largo del día y del tiempo tiende a sucumbir ante factores placenteros; ejemplo, el comer si se está a dieta.

 3. No eres una máquina de cambios de hábitos. Gran parte de nuestras acciones se hacen de forma automática. Y aunque se puede cambiar, este proceso requiere de una serie de alteraciones; es decir, este mecanismo está fragmentado en el cerebro. Razón por la que se fracasa cuando solo se desea cambiar un hábito y no los que le rodean.

 Dejar de darte por vencido es un proceso que requiere de tiempo, y de un trabajo que empieza y termina solo en ti. 

¡No desesperes y continúa en el cambio de tu vida!


Malos Consejos


Las mentes ocupadas, las almas limpias y los corazones satisfechos no se meten jamás en la vida de nadie.

Cuando de verdad uno anda tan ocupado de su propia vida, no queda nada de tiempo para andar pendiente de lo que hacen, piensan, juzgan, viven o dejan de vivir los demás y la vida se hace más ligera a pesar del caos que puedas estar experimentando.

Es agotador leer críticas, chismes, juicios sobre gente y cosas sin sustancia, leo y veo tanta inmadurez y necesidad de atención, que por eso cada vez más voy sacando gente de mi vida virtual y de mi vida real, porque saliendo de peso muerto y de contenidos vacíos, se avanza más ligero.

Ojalá entendieran que es más fácil poner el foco en la propia existencia, lo sé por experiencia, no más propónganselo una día y verán que maravilloso es no andar metiendo la nariz donde no te han invitado y dejar de reflejar las negatividades en otros que no son más que nuestras propias oscuridades no reveladas .

Sean felices y vivan dejando vivir, a todas esas personitas que viven preocupadas por lo que otros hacen o dejan de hacer, la vida es cortita, vívanla de la mejor manera posible.

Y atájense el ego, recordando que el sol no gira alrededor de uno, que no somos el centro del mundo, que alguien hace o no hace algo por uno, el ego es muy mal consejero, créanme