Según Freud la personalidad humana surge del conflicto entre
nuestros impulsos instintivos tendentes a la agresividad y a la búsqueda del
placer, por un lado, y los límites sociales que se les impone por otro. La
personalidad se construye como un intento de conciliar estas dos instancias
buscando la satisfacción de nuestros instintos sin ser víctimas de los
sentimientos de culpa o castigo. Para explicar este conflicto Freud construyó
unos conceptos teóricos que interactuaban entre sí: el ello, el yo y el super-yo.
Estos conceptos no tienen que considerarse como poseedores de una verdad
objetiva sino más bien como herramientas útiles para la comprensión de la
dinámica de nuestro psiquismo.
Capacidad de manejar adecuadamente las emociones y los
impulsos conflictivos.
"Sabio es quien sabe controlarse. Conoce tus
debilidades, para aprender a dominarlas". Sócrates.
"Quien se controla a sí mismo, no tendrá dificultad
alguna para gobernar con eficacia. Al que no sabe gobernarse a sí mismo, le
resultará imposible ordenar la conducta de los demás". Confucio.
El autodominio, también conocido como autocontrol,
es la capacidad que tiene el individuo para regular de forma consciente y
voluntaria los impulsos y las emociones, los estados de ánimo y sentimientos y,
también, para retrasar voluntariamente las gratificaciones, yendo más allá del
placer inmediato mientras se persigue un objetivo superior en el futuro,
cuestión que nos convierte en seres propositivos (por ejemplo, renuncio al
placer inmediato de ir a la playa, para estudiar y aprobar las oposiciones).
El término autocontrol se compone de la unión de
dos vocablos que provienen de idiomas diferentes. En primer lugar, se forma por
la palabra "auto" la cual procede del
griego autos y se traduce como "sí mismo". En segundo
lugar, se halla la palabra "control" que emana del francés
y que es sinónimo de dominio y control. Por tanto, partiendo de dicho origen
etimológico podríamos subrayar que la definición literal del término que ahora
nos ocupa es la de "control de sí mismo".
En resumen, el autodominio o autocontrol podría
definirse como la capacidad consciente de regular los impulsos de manera
voluntaria, con el objetivo de alcanzar un mayor equilibrio personal y
relacional. Una persona con autodominio (autocontrol) puede manejar sus
emociones y regular su comportamiento.
Después del "autoconocimiento", la segunda
aptitud (destreza, habilidad) de la Inteligencia Emocional (IE) es
el "autocontrol", "autodominio",
"autorregulación", como también les llaman Goleman y otros especialistas.
Esto no significa negar o reprimir los sentimientos o emociones. Controlar las
emociones no quiere decir suprimirlas.
Las emociones nos dan muchas pistas
acerca de por qué hacemos lo que hacemos. Su supresión nos priva de esta
información. Por otra parte, tratar de suprimirlas no hace que desaparezcan;
las deja libres para que salten en cualquier momento. El control de las
emociones es algo muy distinto de su supresión.
Significa comprenderlas y,
luego, utilizar esta comprensión para transformar las situaciones en nuestro
beneficio. Para Goleman, las dos habilidades primarias de la
"autorregulación" (manejar impulsos y vérselas con las inquietudes)están
en el corazón de cinco aptitudes emocionales que son:
1- Autodominio. Manejar efectivamente las emociones y
los impulsos perjudiciales.
2- Confiabilidad. Exhibir honradez e integridad.
3- Escrupulosidad. Responsabilidad en el cumplimiento
de las obligaciones.
4- Adaptabilidad. Flexibilidad para manejar cambios y
desafíos.
5- Innovación. Estar abierto a ideas y enfoques
novedosos y a nueva información.