jueves, 29 de noviembre de 2018

Soledad Nadie Quiere Compartir


Una vez alguien me dio un consejo que no he querido ni podido olvidar nunca: no corras detrás de alguien que sabe dónde estás, ni siquiera por una exigencia moral. Cuando pregunté por qué debía ser tan radical con mi forma de actuar, lo que me contestaron me ha servido para abrir los ojos en muchos momentos de mi vida.

En primer lugar, me dijeron, ‘no corras detrás de nadie, ni siquiera detrás de ti mismo, porque nadie necesita a alguien detrás, necesita a alguien al lado‘. Después, me afirmaron: ‘si ya no te aporta nada, déjalo ir porque si aún tiene algo que ofrecer a tu día a día, no hará falta que se lo supliques’.

“El secreto no es correr detrás de la mariposa, es cuidar el jardín para que ellas vengan hacia ti.”
-Mario Quintana-

Más abajo hablaremos de qué ocurre al buscar a alguien que no eres tú sin encontrar respuesta pero, ¿y si lo que ocurre es que corres detrás de ti mismo? Parece raro, pero puede pasarte. Muchas veces nos sentimos mejor cuando huimos de lo que nos pasa o dejamos que todo huya al nuestro alrededor
.
Cuando corremos detrás de algo que ya no está, estamos corriendo detrás de nosotros mismos y eso nunca es bueno. Es necesario mirar siempre hacia delante, persiguiendo algo que no sabemos dónde está y que queremos encontrar como nuestro futuro. Si corremos detrás de lo que fuimos y no somos, nunca nos superaremos.

En muchas ocasiones no nos atrevemos a parar en seco porque nos da miedo mirar al vacío y reflejarnos en él. Sin embargo, nunca encontraremos vacío siempre que aceptemos que es a nosotros a quienes deberíamos querer primero y para querernos tenemos la obligación de superarnos día a día. Esto mismo ocurre cuando pensamos en nuestra relación con los demás.

Seguro que estás pensando que decir todo esto es muy fácil, pero que en nuestra vida existe ese grupo pequeño de personas que queremos que estén o sigan estando ahí, a pesar de que no quieran que estemos. No es fácil, por ejemplo, aceptar como parece que pueden sacarnos de la vida de otra persona después de haberla compartido.

Sin embargo, por muy complicado que sea, es muy beneficioso que nos recordáramos que para mantener una relación viva el mayor ingrediente que se necesita es el interés. Si no hay interés, no hay relación, porque lo que nos mantiene unidos son las ganas de conocerse recíprocamente, con todo lo que eso conlleva.

“La ausencia paulatina de tu interés por mí, la falta progresiva de tus ‘buenos días’, la elección egoísta de tu lejanía, fueron los que determinaron que no hiciera falta viajar a Macondo; bastaba besar tus labios para sentir… Cien años de Soledad.”
-Gabriel García Márquez-



Realización Personal


Uno de los sentimientos de plenitud más importantes que puede experimentar una persona es la realización personal, la sensación de ser una persona autónoma, independiente y capaz de afrontar nuevos retos. Una persona que se siente realizada encuentra un sentido profundo a su día a día, valora el aprendizaje que ha adquirido a lo largo de la vida. Para experimentar este sentimiento de realización personal conviene encontrar el equilibrio entre vida personal y vida profesional porque ambos espacios son dos pilares muy importantes.

La realización es una constante a lo largo de la vida, siendo que ésta cambia y evoluciona
En ocasiones, puede suceder que una persona se sienta realizada en el ámbito profesional al haber cumplido sus expectativas de trabajo, sin embargo, puede sentirse insatisfecha con ciertos aspectos de su vida personal. La realización personal no es un punto de llegada porque como la vida misma, este proceso de superación personal es interminable a lo largo de la vida. A lo largo del camino de la existencia, existen etapas en las que una persona puede tener un nivel de satisfacción personal muy elevado mientras que en otro momento, puede sentirse poco realizada. ¿Por qué ocurre esto? Porque las expectativas de la vida cambian, las circunstancias evolucionan de una forma constante y además, las personas también maduran y cambian de opinión.
¿Qué es importante para potenciar la realización personal?
1. En primer lugar, tienes que buscar el equilibrio entre los planes a corto plazo y los proyectos a largo plazo.

2. Además, también es esencial ser sincero con uno mismo para ser coherente a nivel de pensamiento, sentimiento y acción. Vive tu propia vida sin pensar en qué dirán los demás, lo importante es que te sientas bien contigo mismo.

3. Realiza balance para reflexionar sobre tus vivencias. Existen dos etapas en las que las personas tienden a hacer balance: en Navidad (recta final de año) y en la fecha del cumpleaños. Sin embargo, es muy saludable vivir de una forma consciente y hacer balance de una forma habitual.

4. Comparte tiempo con tus amigos y seres queridos porque la compañía de los seres cercanos también suma felicidad a la vida.

5. Tienes que estar preparado para encontrar obstáculos en el camino. En ese caso, transforma los obstáculos en aprendizaje poniendo en práctica tu superación personal. Es decir, utilizando tus recursos para saltar ese obstáculo y ver más allá del temor que en ocasiones, produce lo desconocido.



miércoles, 28 de noviembre de 2018

Desigualdad Social

La desigualdad social es una circunstancia socioeconómica en la que un colectivo o comunidad son tratados de manera diferente por los demás sujetos o grupos de su entorno.

Seguramente habrás oído hablar más de una vez de la desigualdad social, término que en los últimos años ha cobrado especial protagonismo cuando se trata de analizar las relaciones geopolíticas internacionales o la inclusión de sectores sociales que, por diversas razones, han estado históricamente marginados.

La desigualdad social es una de las lacras actuales. Veamos qué es, cómo se produce y las consecuencias que acarrea. Familias con hijos e hijas como la tuya están sufriendo sus efectos en su vida cotidiana.

La desigualdad social es una situación socioeconómica que se presenta cuando una comunidad, grupo social o colectivo recibe un trato desfavorable con respecto al resto de miembros del entorno al que pertenecen.

No solo se manifiesta en aspectos como el poder adquisitivo, que es sin duda la causa principal de la exclusión y la falta de oportunidades en muchos lugares del mundo.

Otros elementos que pueden motivar la desigualdad social son la cultura, la etnia, la raza, la religión, el origen y la nacionalidad, las costumbres y la ideología.

Es por esto que en casi todos los casos la desigualdad social conlleva, además de una situación de marginación y aislamiento, el señalamiento de esos grupos sociales que se han visto afectados directamente por esta circunstancia.

La lucha por alcanzar una igualdad social plena ha ido variando a lo largo del tiempo en función de los cambios que han experimentado las sociedades.

Nunca ha existido un sistema socioeconómico completamente igualitario. De hecho, los privilegios y las jerarquías sociales han existido incluso desde las primeras formas de organización social que surgieron en la antigüedad.

La lucha contra la desigualdad social ha transcurrido paralelamente a la aparición de los derechos fundamentales. La Declaración de los Derechos del Hombre, en 1789, y la aprobación de la Carta de los Derechos Humanos, en 1948, son dos acontecimientos esenciales en este sentido.

Ambos textos elaboraron el marco necesario para el reconocimiento de los derechos inherentes a la condición humana, entre ellos, el de la igualdad y sus diferentes manifestaciones: social, política, económica o cultural.

Hoy día, pese a que los Derechos Humanos constituyen un concepto general al cual se han adherido casi todas las naciones del mundo, la situación de desigualdad social no está del todo erradicada.


Por el contrario, existen indicios claros de que en los últimos años ha ido en aumento, lo cual le convierte en uno de los principales retos para la gobernanza mundial en el siglo XXI.

La Exclusión Social



La exclusión se puede producir debido a diferentes factores, así también puede ser el resultado indirecto de procesos de desarrollo, ya sea por el hecho de seguir ciertos ideales de una comunidad, por una precaria situación económica, o bien en algunos casos se produce cuando la sociedad responde a los intereses de un grupo minoritario que ejerce el poder. La privación o dificultad para la satisfacción de ciertas necesidades secundarias e incluso algunas de las necesidades básicas (tales como disponibilidad de servicios como agua potable, desagüe y electricidad) es una característica común en todos los grados y tipos de marginación.

En los últimos años, los avances tecnológicos, la evolución del  y el cambio en la estructura familiar han generado nuevas formas de exclusión, como, por ejemplo, la de aquellas personas que no tienen la formación adecuada para adaptarse a los actuales procesos productivos; los parados de larga duración; los jóvenes que no consiguen su primer empleo o una estabilidad laboral; las mujeres que son discriminadas en cuanto a oportunidades de empleo y salario; los discapacitados físicos y psíquicos que se encuentran en unas condiciones muy desfavorables para acceder a un puesto de trabajo; las personas que trabajan por un sueldo mísero y sin protección social, dentro de la llamada economía sumergida; y muchas familias monoparentales cuyos ingresos son insuficientes.

Es un flagelo que atenta contra los derechos humanos más elementales de las personas, crea inestabilidad en los sistemas democráticos y produce efectos económicos regresivos. Superarla no es una tarea fácil, sin embargo es claro que por su naturaleza y complejidad amerita políticas que trasciendan los usuales enfoques economicistas, que la restringen sólo a un problema de carencia de recursos económicos o de ingreso, y que apunten hacia el diseño de acciones más sistémicas e integrales, donde el fin último sea el desarrollo de las capacidades humanas y el bienestar social.


En América Latina, donde según distintas fuentes, la pobreza afecta al 50% de la población, superarla no es sólo un imperativo ético sino un requisito fundamental para el desarrollo económico, político y social de los países y como tal debe ubicarse en la agenda de prioridades. Los esfuerzos en este camino señalan la existencia de una serie de obstáculos, que refuerzan estructuralmente la pobreza y la desigualdad. 

Muchos de ellos tienen que ver con las dificultades derivadas de la inserción a la economía internacional, otras con el funcionamiento de las instituciones y organizaciones vinculadas a lo social y otras con la adopción de políticas que presentan una visión restringida y distorsionada de los problemas sociales y sus causas.

Filosofía De La Educación


La Filosofía de la Educación pretende una comprensión fundamental, sistemática y crítica del hecho educativo.

Este carácter específicamente filosófico de la asignatura, distinto del que ofrece una Teoría General de la Educación, debe despertar en el estudiante un claro asombro investigador, una perplejidad activa y una reflexión en profundidad que permitan conocer el hecho educativo desde sus presupuestos antropológicos y filosóficos. Tarea no fácil, pero tarea posiblemente gratificante y necesaria.

Filosofía de la Educación; es la disciplina que estudia el comportamiento de la educación a la luz de las leyes que regulan el desarrollo de la sociedad humana, desde que el hombre apareció en la tierra, hasta el momento actual y de las que gobierna cada formación económica-intermedio social en particular; disciplina que además, estudia las diferentes concepciones del mundo y la formas como ellas conciben el hecho educativo, en sus elementos y movimientos fundamentales.

La Filosofía de la Educación puede considerarse como el saber teleológico de la educación. La consideración de la finalidad conforma nuestra disciplina, de manera que no sólo consta del estudio del fin de la educación, sino también del estudio del sujeto y de la propia acción educativa, pero contempladas desde la perspectiva de la finalidad. ¿Para qué se educa? Tal es la cuestión última en la Filosofía de la Educación. La filosofía de la educación trata de comprender o interpretar la educación en relación con la realidad sin perder el punto de vista de esta realidad, reflexiona sobre su naturaleza, esencia y valores de la educación.

El hombre es el único ser educable. Este ser es simultáneamente biológico, psíquico y social. Pero no lo es en forma pasiva sino activa. Está frente al mundo provisto de una actividad espiritual, de una concepción de la vida. A través de esta idea básica encuentra la explicación de muchos "por qué", aparte de la posibilidad de enfocar a la realidad como a un todo.

En primera instancia la filosofía es, pues, una concepción del mundo y de la vida que repercute sobre la conducta. Esto sucede no sólo con la filosofía de los "filósofos profesionales", sino también con la "filosofía" del hombre común. Toda teoría filosófica conduce a una actitud e intenta explicar unitariamente la realidad. 

Por eso dice que la filosofía es una reflexión totalizadora en cuyo campo entran tanto lo natural como lo humano.

De lo dicho se deriva la importancia de la filosofía para la educación. Si ésta pretende formar al hombre en su integridad, ¿quién más que la filosofía puede darle una idea de esa integridad? El educador no puede emprender su misión, si antes no se ha trazado por lo menos un esbozo del punto a que se debe llegar, es decir una "imagen" del hombre a formar.


Por eso, esencialmente, la filosofía que fundamente la acción educativa debe ser una "filosofía de lo humano".

Cultura Y Personalidad


Filosofía
Cultura Y Personalidad.
Es de extrema importancia el influjo real en el sociocultural en la personalidad no tomada esta pro el sentido de temperamento y puesto que se define como contornos sociales estereotipados conformados por la cultura. En todas sociedades existen tipologías predominantes de personalidad llamadas personalidades básicas que se forman pro el conjunto de características concordantes con el orden total de las instituciones. Los individuos son productos de sociedades diferentes.

Esta interrelación entre cultura y personalidad plantea que en la mayoría de las situases se reflejan las influencias del contexto social y este puede ser reflejado a través de los sistemas de personalidad. Así la comprensión de la estructura social deberá pasar por la comprensión de los factores de personalidad.

Estudios sobre las sociedades desarrolladas dan como tipo en los medios agrarios a la personalidad dirigida por tradición, en aquellos en fase de industrialización con el tipo dirigido internamente por sus propios criterios y el dirigido por otros que se encuentra en las sociedades terciarizadas.

Personalidad puede verse como un producto de la estructura social o viceversa o de manera interdependiente, pero sea cualquiera el enfoque hay unos supuestos básicos.

Las instituciones sociales transmiten los valores básicos y realizan el control social para minimizar el comportamiento desviado. La personalidad contribuye al mantenimiento de los sistemas sociales y determina las características de las instituciones.

En toda sociedad existen unas características de comportamiento y funciones iguales a todos los individuos, una universalidad de terminadas exponencias comunes. Según Kardmer que separa las instituciones en primarias o secundarias.
No siempre que los individuos adoptan unas pautas comunes, en parte por unos márgenes de libertad inherentes a cualquier individuo, los desajustes culturales existentes hoy en día lo cual demuestra que:
Ø       Existen más clases de variación de la personalidad de las clasificadas.
Ø       En sociedades concretas se dan distintos grados de ajuste:
Ø       Mas grados de conflictos por la diversidad de roles que ha de realizar un individuo que pueden llevar a incertidumbre en la conducta.

La sociedad actual es pluricultural con lo cual existe la posibilidad de que un individuo cumpla y a la vez realice una transgresión actuando sobre la misma norma. Se dan asimismo actuaciones de carácter grupal y criterios de conformismo en los cuales se busca la seguridad en esas pautas de actuación.


La dialéctica cultura-personalidad es muy compleja a partir de las influencias de la sociedad desarrolladas en unos contextos sociales muy complejos y con una fuerte heterogeneidad de las influencias culturales.

La Posesión Más Valiosa


A menudo estamos enganchados a nuestro sistema de vida, nuestras cosas, nuestras aficiones, amigos, viajes... ¿Pero son tan imprescindibles y esenciales como ahora nos parecen? ¿Tendría sentido nuestra vida sin ellas? Quizá incluso más...

A continuación, te proponemos un ejercicio para que empieces a simplificar tu vida de manera ordenada, según tus verdaderas prioridades.

Un ejercicio para simplificar tu vida material
Coge un lápiz y una hoja de papel. Siéntate cómodamente en el lugar de tu casa que más te apetezca.
No se trata de hacerlo bien o mal, sino de una práctica de autoexploración. No hay respuestas correctas o incorrectas.

1. Haz una lista de tus posesiones
Para comenzar, haz un recorrido mental por algunas de tus posesiones materiales. Puede ser una casa, un coche, una colección de discos, un puesto de trabajo, una suma de dinero en el banco…
Escribe ahora una selección de las diez posesiones más preciadas entre las que has pensado. No es necesario que las ordenes. Recuerda que son las diez cosas más valiosas para ti, no importa si su valor monetario es pequeño o inmenso, no importa que no resulten valiosas para los demás. Céntrate solamente en ti.

2. Despréndete de la mitad
Imagina ahora que debes renunciar a cinco de estas posesiones.
Puedes ir tachando, una a una, aquellas a las que podrías renunciar o escoger las que querrías seguir teniendo, pero finalmente debes quedarte con cinco, tus cinco posesiones más preciadas.
Has debido renunciar a algunas cosas muy atractivas, pero lo esencial para tu vida sigue estando ahí, ¿no es cierto?

3. La decisión difícil
Es hora de continuar. Imagina que se da una situación tal que para conservar tres de estas cinco cosas debes renunciar a las otras dos. ¿Cuáles conservarías? Tacha las dos que dejarás para no perder las tres más importantes.
Esta renuncia es difícil, pero apóyate en la idea de que para disfrutar de las que has escogido, debes decir “no” a otras tantas.

4. Conserva sólo dos cosas
Imagina ahora que, de esas tres cosas, un cambio radical, una especie de crisis o catástrofe repentina, hace que debas dejar atrás una de ellas. Tacha también esta posesión.
Te quedan sólo las dos más preciosas, dos cosas que tienen para ti un valor incalculable, que va seguramente mucho más allá de lo económico.

5. La renuncia por el otro
Pero alguien, la persona que más amas en el mundo, necesita que renuncies a una de estas cosas. Le es imperioso. Esa persona también te ama y querría ahorrarte este mal trago, pero no puede.
Así que debes quedarte con una sola posesión. Una sola. La más valiosa. ¿Sabes ya cuál será? Muy bien. Escribe esta posesión y haz un recuadro alrededor de ella. Es tu posesión más preciada.

6. La vida sin lo que más aprecias
Una vez que hayas llegado hasta aquí, tómate un respiro y luego comienza a imaginar cómo sería tu vida si te faltase únicamente aquello que has escrito en el recuadro.
Tienes todo lo demás, pero lo más preciado lo has perdido ya. ¿Cómo vivirías si no tuvieras esa última posesión, la mejor valorada?
Escribe unas cuantas líneas describiendo tu vida sin ello. Cuando hayas terminado de escribir, continúa leyendo, el ejercicio no ha acabado aún.

7. El orgullo de ‘ser’ y no de ‘tener’
Si has podido describir una vida sin aquella cosa –aunque te hayas imaginado menos feliz–, hay que concluir que esa posesión no es indispensable para ti, que por más importante que sea, podrías vivir sin ello.
Y, tal vez, hasta hayas podido descubrir algún beneficio en no tenerla...


Si comprendemos que las cosas pueden ser muy convenientes para nuestra vida, pero no indispensables, habremos dado un gran paso para dejar atrás la obsesión de “tener” y dirigirnos hacia el sano orgullo de “ser”.

El Juego De La Vida


Imagine la existencia como un juego; un juego en el que parte de las reglas las escribe usted, pero otra parte vienen determinadas. La definición que haga de cada piedra determina la forma como se enfrenta o huye de ella. Si vemos la vida como ese lugar en el que tiene que aprender a vencer obstáculos, luchar como un guerrero fuerte contra los dragones, un tablero con pruebas de lógica y estrategia en las que debe pensar para resolver las situaciones, seguro que será más atractivo que si define las piedras como mala suerte, desgracias, o como algo dado en lo que no puede intervenir. Esta visión le hace ser víctima y no protagonista.

La vida es un juego en el que tiene que ganar; entendido este concepto como la capacidad de ir solventando obstáculos, aprendiendo de los errores y de sus victorias, siendo feliz y disfrutando de los detalles. Y también significa no dejar que el pasado le condicione, de tal forma que siempre pueda estar en la casilla de salida. Siempre hay oportunidades, pero se deben tener los ojos bien abiertos para poder verlas. Su atención es como un faro que alumbra en la oscuridad. Deje de enfocar a lo que no funciona, esto no le va a ayudar a avanzar.

¿Por qué hay personas con resiliencia y otras no? ¿Podemos entrenarnos para convertirnos en alguien resiliente, o tiene que aceptar su victimismo y derrotismo como modo de vida? Es importante tener presente:

Aceptar la parte injusta de la vida. Todos vivimos alguna vez una situación que no nos merecemos. ¿Qué hacer? La decisión inteligente es centrar la atención en cómo puede actuar para sumar. 

Refunfuñar, quejarse sin sentido, dedicarse a hurgar en la herida no le devolverá la justicia. Abandone el victimismo, le hace débil y le deja fuera de juego
.
Valorar sus recursos y capacidades. Se percibirá como alguien valioso si le da valor a lo que funciona, si en su memoria están más presentes los éxitos que los fracasos. Tener un autoconcepto positivo da confianza y autoestima. Es importante fomentar esto en los niños, para que sean adultos resilientes.

Reconozca y potencie sus fortalezas.
Cómo observa su potencial. A pesar de que el juego de la vida le haya ganado una partida, quedan muchas por delante. Debe contemplarse como alguien con capacidad para volver a superarse. ¿Por qué? Porque tiene capacidad de aprendizaje. Los fracasos nos dicen cómo no hacer algo, pero no dicen que no sea capaz de volver a intentarlo. Analice el error para aprender de él. Y luego haga borrón y cuenta nueva. 

Es el momento de empezar otra vez.


La Maravilla De Estar Vivo

Este es un maravilloso día para estar vivo. Se trata de un momento en el tiempo totalmente tuyo para que lo vivas a pleno. Está lleno de oportunidades, y también están los desafíos; que te empujarán a crecer y a fortalecerte. Este día es tuyo para que desarrolles la invalorable experiencia de vivir.

Hoy, justo allí donde te encuentras hay una deslumbrante belleza por descubrir, con la única condición de que te detengas a observarla. Si te tomas el tiempo de tomarlas en cuentas, verás que hay valiosas lecciones por aprender. Este día constituye una bendición inigualable y es todo tuyo en este preciso instante, mientras te maravillas ante su incalculable valor. Sólo piensa todo lo que puedes hacer con este día, con este día glorioso y maravilloso.

Piensa y analízalo, luego ponte de pie y hazlo. El verdadero valor de este día está en vivirlo. Agradece por tenerlo y expresa esa gratitud aprovechándolo al máximo. Este día es un obsequio invalorable esperando ser abierto, así que no dejes de abrirlo y vivir plenamente todo lo que te ofrece.

Qué alegría estar vivo en un día como hoy. Mantente tan plenamente vivo como puedas y harás que, sorprendentemente, sea mejor todavía.



martes, 27 de noviembre de 2018

Seamos Amables


El simple hecho de ser amable, agradecido o generoso no sólo ayuda a mejorar la vida de los que te rodean, sino también la tuya propia. Esto se puede ejemplarizar fácilmente: Si tu vas a un comercio y le das las gracias por su servicio a la dependienta o dependiente con un tono bajo y casi inaudible, con toda probabilidad obtendrás una respuesta similar.

Si lo haces con un tono claro y una sonrisa en tus labios, el receptor recordará ese día tu amabilidad con agrado, guardándote con una anotación positiva en su memoria. Porque lo que sentimos y lo que hacemos no sólo nos afecta a nosotros, sino también a los que nos rodean y eso que proyectamos hacia el exterior nos será devuelto de manera exponencial.

“Cada persona que conoces está luchando con sus propios problemas. Sé amable con ella. No serás capaz de resolverlos en su lugar, pero tu bondad quizás pueda ser el milagro que estaba esperando”
-Anónimo-

Esto es algo básico, algo que muchos sabrán pero de lo que nos olvidamos y pienso que es bueno que alguien nos lo recuerde de vez en cuando. Una actitud positiva ante la vida contagia. Por tanto, si un amigo o amiga se encuentra mal hay que apoyarlo pero desde el optimismo, ayudándoles a ver que siempre hay salidas y que los cambios o las desavenencias pueden ser el inicio de algo bueno.

Hay ocasiones en las que pasamos por momentos complicados y es difícil orientar nuestra conducta en este sentido. En esos momentos complicados es cuando es positivo que conversemos con nosotros mismos y con las personas importantes que nos rodean, aquellas que siempre te apoyarán pase lo que pase. Ellas te pueden ayudar a ver esa luz al final del túnel, luz que por ti mismo no vislumbrabas.

Las emociones que provocan las experiencias que vivimos pueden nublar nuestra visión. Por eso, es importante expresar lo que sentimos y buscar apoyo en las personas que más nos quieren. Ellas pueden permitirnos adoptar una perspectiva mejor ante nuestros problemas tomándolos como una experiencia positiva para así por seguir disfrutando de ser amables.

Mostrarse amable y alegre cuando la vida parece no te sonríe es algo complejo de hacer pero no imposible. Porque si tú no le sonríes a la vida esa situación no cambiará de ninguna manera. Tienes que encontrar este acto placentero. Porque, ante todo, tienes que ser amable contigo mismo.

Siempre mencionamos que para querer a alguien tenemos primero que querer a los demás, pues esto sirve para todo. Antes de dar algo a los demás, tenemos que dárnoslo nosotros primero. ¿Cómo ser amables con otras personas si nosotros no lo somos con nosotros mismos? Eso es un imposible aunque no lo creamos así.


“Cuando puedas elegir entre tener razón o ser amable, elige ser amable”

Superar Tus Miedos


Hay muchas cosas que quiero, pero no puedo hacer. No es que tenga limitaciones, tampoco hay nadie ni nada que me lo impida. Simplemente, por alguna razón que desconozco, mi mente me limita a hacer lo que en verdad deseo.

Seguramente te ha ocurrido esto en más de una ocasión. Situaciones en las que deseas hacer algo pero por alguna razón no puedes. Está claro que no siempre querer es poder, pero ¿qué ocurre en tu interior? ¿Qué te impide luchar por lo que quieres?

“El que no lucha por lo que quiere, no merece lo que desea”
Anónimo-

A veces, nos sumergimos en una trampa de la que no somos plenamente conscientes. Queremos algo que por mucho que deseemos no vamos a poder conseguir. Esto es porque queremos conseguir objetivos que se encuentran fuera de nuestro alcance. Algunos ejemplos serían:

Quiero ser un gran cantante, pero no tengo una buena voz ni cualidades para ello.

Quiero ser bailarina de ballet, pero mi coordinación no es buena.

Quiero bailar, pero no puedo porque no poseo dotes para ello.

Hay muchas cosas que queremos hacer, pero en ocasiones no tenemos las cualidades necesarias para llevarlas a cabo. ¿Cómo puedes querer ser una gran cantante, si no sabes entonar? En ocasiones, soñamos con realidades que no son realistas. Es una trampa.

“Nadie está a salvo de las derrotas, pero es mejor perder algunos combates en la lucha por nuestros sueños, que ser derrotado sin saber siquiera por qué se está luchando”
-Anónimo-

El problema de la trampa del quiero y no puedo, es que a veces queremos conseguir cosas “por arte de magia”. Sin esforzarte, no llegarás a tus metas; sin trabajo, no conseguirás esa riqueza tan ansiada. Nada llega de forma fácil. Realmente no quieres eso que deseas, porque ni puedes ni quieres lograrlo.

Otra de las circunstancias que se pueden dar es que queremos conseguir algo, pero nos frustramos y no cesamos en decir que no podemos lograrlo, cuando la verdadera realidad es que no queremos conseguirlo. Puede resultar contradictorio, pues si realmente no queremos conseguir algo ¿por qué nos engañamos como si no pudiésemos conseguirlo?

Aveces esto sucede porque hay personas que esperan ciertos resultados de nosotros, otras veces es simplemente que nos falta fuerza de voluntad. A menos que te encuentres en la trampa del quiero, pero no puedo, porque realmente no puedes lograr ese sueño que es totalmente inabarcable, todo se puede conseguir si así lo deseas. Pero, debes ser firme en esta decisión.

“El éxito no se logra solo con cualidades especiales. Es sobre todo un trabajo de constancia, de método y de organización”
-Jean-Pierre Sergent-

De nada sirve querer conseguir ciertas cosas si realmente no es así. Te empecinas en decir que no puedes terminar un trabajo, una carrera, una meta, cuando en tu interior realmente es que no quieres conseguirlo. Te estás mintiendo a ti mismo. ¿O acaso desconoces cómo eres?

Si tienes cualidades y capacidades para lograr un sueño que puedes hacer real, si realmente quieres conseguirlo pero se te está haciendo cuesta arriba, si te encuentras bloqueado y paralizado, probablemente tienes miedo. A veces, lograr nuestros sueños nos somete a mucha presión y a muchos miedos que no creíamos que fuéramos a experimentar. Es normal.

Imagínate que quieres ser un gran cantante, pero de repente te encuentras que tienes que enfrentarte a un público. Tú querías cantar, pero nunca pensaste en la posibilidad de ser observado. Es totalmente normal que tengas miedo cuando estás tan centrado en potenciar tus habilidades y conseguir lo que quieres, que se te olvida todo lo que hay a su alrededor. No te preocupes, utiliza el miedo para impulsarte hacia adelante.

“¿Dónde mueren los sueños? En un lugar llamado miedo”
-Anónimo- 
 
Piensa que el miedo es una parte esencial para conseguir todo aquello que te propongas. Probablemente te paralice, pero debes ser fuerte, pensar en tu sueño, mirarlo a los ojos y conseguir lo que te has propuesto. Tú puedes con tus miedos, utilízalos para darte el impulso necesario para superarte.


Vales Por Lo Que Eres


El acumular bienes materiales se ha convertido hoy , para la gran mayoría de las personas,  la meta más preciada , sin percatarse de que lo material desaparece de un día para el otro, y sin darse cuenta de que  uno vale por lo que “es”, no por lo que “tiene”.

Lo que da valor a una persona son sus principios morales, su capacidad de amar demostrándolo con palabras y acciones concretas, su solidaridad, su trato con la gente, cualquiera sea su posición social. Todo esto surge de un trabajo espiritual, de una consciencia plena del bien y del mal, de una visión personal de ser uno más en la creación, no el ombligo del mundo, de un reconocimiento de un Creador de todo, de una gratitud por el don de la vida propia y ajena, del respeto a los derechos de los demás, del cultivo de las virtudes, de los talentos propios, de nuestra capacidad de reconocerlos y ponerlos al servicio de nuestros hermanos, los otros, los prójimos ( próximos). 

De nada sirve acumular bienes si no tenemos la generosidad para compartirlos y disfrutarlos con otros. Nada de nada, nada!, nada, nada de lo material nos llevaremos a la hora de morir, sólo el amor dado y recibido

Mientras viajaba por las montañas, una sabia mujer se encontró un hermoso diamante en un riachuelo.
 Al día siguiente se cruzó en el camino con otro viajero y al saber que estaba hambriento, le ofreció parte de la comida que traía con ella. 

Al abrir su bolsa para sacar los alimentos, el hombre vio la piedra preciosa en el fondo del morral, y quedó maravillado.

 El viajero le pidió el diamante a la mujer y ésta, sin dudarlo, lo sacó de su bolsa y se lo dio.

 El hombre se fue dichoso por su increíble suerte, ya que sabía que el valor de la piedra era lo suficientemente alto como para vivir sin apuros durante el resto de su vida.

 Pero días más tarde, después de haber buscado a la mujer, la encontró, le devolvió la joya, y le dijo:
 He estado pensando... soy consciente del valor de esta piedra que quiero devolverle, pero espero que a cambio usted me dé algo aún más valioso.

 Y después de un silencio, continuó:

"Deme esa cualidad que le permitió regalarme este tesoro con generosidad y desprendimiento."

lunes, 26 de noviembre de 2018

Expresiones Culturales


Implica conocer, comprender, apreciar y valorar con espíritu crítico, con una actitud abierta y respetuosa, las diferentes manifestaciones culturales y artísticas, utilizarlas como fuente de enriquecimiento y disfrute personal y considerarlas como parte de la riqueza y patrimonio de los pueblos.

Esta competencia incorpora también un componente expresivo referido a la propia capacidad estética y creadora y al dominio de aquellas capacidades relacionadas con los diferentes códigos artísticos y culturales, para poder utilizarlas como medio de comunicación y expresión personal. Implica igualmente manifestar interés por la participación en la vida cultural y por contribuir a la conservación del patrimonio cultural y artístico, tanto de la propia comunidad como de otras comunidades.

Así pues, la competencia para la conciencia y expresión cultural requiere de conocimientos que permitan acceder a las distintas manifestaciones sobre la herencia cultural (patrimonio cultural, histórico-artístico, literario, filosófico, tecnológico, medioambiental, etcétera) a escala local, nacional y europea y su lugar en el mundo. Comprende la concreción de la cultura en diferentes autores y obras, así como en diferentes géneros y estilos, tanto de las bellas artes (música, pintura, escultura, arquitectura, cine, literatura, fotografía, teatro y danza) como de otras manifestaciones artístico-culturales de la vida cotidiana (vivienda, vestido, gastronomía, artes aplicadas, folclore, fiestas...). 

Incorpora asimismo el conocimiento básico de las principales técnicas, recursos y convenciones de los diferentes lenguajes artísticos y la identificación de las relaciones existentes entre esas manifestaciones y la sociedad, lo cual supone también tener conciencia de la evolución del pensamiento, las corrientes estéticas, las modas y los gustos, así como de la importancia representativa, expresiva y comunicativa de los factores estéticos en la vida cotidiana.

Dichos conocimientos son necesarios para poner en funcionamiento destrezas como la aplicación de diferentes habilidades de pensamiento, perceptivas, comunicativas, de sensibilidad y sentido estético para poder comprenderlas, valorarlas, emocionarse y disfrutarlas. La expresión cultural y artística exige también desarrollar la iniciativa, la imaginación y la creatividad expresada a través de códigos artísticos, así como la capacidad de emplear distintos materiales y técnicas en el diseño de proyectos.


El desarrollo de esta competencia supone actitudes y valores personales de interés, reconocimiento y respeto por las diferentes manifestaciones artísticas y culturales, y por la conservación del patrimonio.

Rasgos De Una Buena Persona


Uno de los rasgos de una buena persona es que suelen ser personas empáticas. El dolor ajeno no debe de ser invisible a los ojos de nadie. La empatía, la humanidad y la solidaridad muestran que una persona se siente mejor consigo misma cuando se implica en las circunstancias de su entorno para poder aportar su granito de arena en la construcción de un mundo mejor.

Las personas que practican la empatía se rigen bajo un lema claro y conciso: "No hagas a los demás lo que no te gustaría que te hicieran a ti". Esta es su base en la vida y, desde aquí, actúan, hablan, reaccionan y se relacionan con los demás. Es un principio básico de respeto y tolerancia que hace que te puedas poner en la piel de otra persona y, así, comprender mejor sus emociones y su forma de vivir la vida.

El perfil de una persona buena también se caracteriza por practicar la sinceridad. Pero no nos equivoquemos: hay personas sinceras que también son groseras e hirientes. Las buenas personas, al ser empáticas, saben cómo tienen que decir las cosas y respetan, mucho, las emociones de los demás. Por tanto, serán sinceras siempre contigo pero cuando te digan algo que no te gusta, lo harán con sumo cuidado para no ofenderte.

El corazón de una buena persona se nota incluso en sus palabras y en la forma que tiene de hablar de los demás. Una buena persona no pierde el tiempo en crear rumores falsos sobre terceras personas o en criticar de forma constante a alguien a sus espaldas. Tiene objetivos más productivos en los que aprovechar su tiempo.

Otra de las características de las buenas personas es que también dedican parte de su vida a realizar actos positivos y bondadosos. Las acciones igual que las palabras son un efecto de los sentimientos del corazón. Una buena persona se define a sí misma a través de los hechos que reflejan una serie de valores y de normas.

También suelen tener unas escalas de valores muy firmes que suelen cumplir a rajatabla. Son personas optimistas, soñadoras e idealistas que intentan vivir de una forma positiva tanto a nivel individual como social. Intentan ofrecer pequeños granitos de arena para que el mundo pueda ser un lugar mejor para vivir y, muchas veces, ¡lo consiguen!

Una buena persona es aquella en la que puedes confiar de verdad. Incluso en el caso de no tener mucha confianza, es una persona responsable que no juega con los sentimientos de nadie. Una buena persona no utiliza a los demás como si fuesen objetos. Suelen ser personas que, gracias a los valores tan firmes que tienen, tienen muy claro que el respeto es un elemento básico en las relaciones humanas.

Por eso, son personas que te respetarán y que no irán escampando tus secretos o intimidades a nadie. Además, gracias a su sinceridad, son personas que pueden convertirse en amigos del alma ya que querrán lo mejor para ti y no les costará nada decirte si hay algo que no les termina de convencer. En general, suelen crear relaciones muy sanas con la gente de su entorno y ayudar a que los demás también se puedan convertir en buenas personas.

Y, por último, otro de los rasgos de una buena persona es que suelen ser humildes. Es decir, nunca se sentirán superiores a los demás ni mirarán a nadie por encima del hombro. Saben que todo el mundo tiene su vida y sus propias metas, por tanto, respetarán cada éxito de cada uno y nunca se interpondrán en ellos.

No necesitan demasiadas cosas para vivir: ni lujos, ni dinero, ni reconocimiento. Son personas sencillas que se sienten la mar de felices disfrutando de un bonito atardecer, despertándose con sus seres queridos o dando un paseo por la playa. Valoran que en la sencillez de la vida es donde se encuentra la auténtica felicidad y la auténtica belleza.

Y, por último, otro de los rasgos de una buena persona es que suelen ser humildes. Es decir, nunca se sentirán superiores a los demás ni mirarán a nadie por encima del hombro. Saben que todo el mundo tiene su vida y sus propias metas, por tanto, respetarán cada éxito de cada uno y nunca se interpondrán en ellos.


No necesitan demasiadas cosas para vivir: ni lujos, ni dinero, ni reconocimiento. Son personas sencillas que se sienten la mar de felices disfrutando de un bonito atardecer, despertándose con sus seres queridos o dando un paseo por la playa. Valoran que en la sencillez de la vida es donde se encuentra la auténtica felicidad y la auténtica belleza.

Las Palabras Adecuadas


Muchos son los consejos y recomendaciones para escribir de manera entendible, eficaz y amena; pero la mayoría coincide en que es imprescindible saber, aunque sea de manera somera, la función que cada palabra cumple dentro de la oración; usar adecuadamente los signos de puntuación, conocer las palabras por la índole de la entonación, amén de otros aspectos que se deben tener presentes a la hora de plasmar el pensamiento en el papel. Algunos textos, que normalmente se consiguen en Internet, recomiendan no usar sinónimos innecesarios, respetar el orden de la frase y no abusar de los números.

A eso habría que agregarle que, para no crear confusiones, es fundamental usar las palabras que correspondan al contexto, es decir, las adecuadas, sin rebuscamientos y sin exhibicionismo. El idioma español es abundoso en sinónimos, y por eso es recomendable apelar a esa amplia gama, en virtud de no repetir siempre los vocablos. Se debe tener presente que un buen texto no necesariamente será el más largo, con base en la regla de Ockham: “Si puedes decir una cosa con dos palabras, no la digas con cuatro”.

Es encomiable que los redactores de manera habitual utilicen palabras poco comunes en el habla cotidiana, siempre que conozcan el significado de estas. Esa práctica tiene doble aprovechamiento, dado que por un lado permite que quien las escriba adquiera relativa facilidad en la escritura, y el por el otro, hará posible que el lector amplíe su léxico, si se lo propone. Lo cuestionable es que usen términos cuyo significado desconozcan, lo cual, aparte de evidenciar su ignorancia, incide negativamente en el público.

Muchos de los errores comunes en los medios de comunicación, que por el inmenso poder inductivo que estos ejercer se han arraigado en el vocabulario del común del hablante, tienen su origen en el empleo de términos con significado muy diferente del que registran los diccionarios. El caso típico es el de sendos y su correspondiente femenino, que la mayoría usa como sinónimo de grande, inmenso, enorme, descomunal, extraordinario, cuando en realidad significa “uno para cada uno de las personas o cosas mencionadas”. Se debe tener en cuenta que no equivale a “ambos” ni admite singular.

Se ha vuelto una mala costumbre el empleo de verbos que nada tienen que ver con el contexto en que se los usa, como por ejemplo detentar, sobre todo en las crónicas de sucesos. Se ha dicho que, por ejemplo, “Fulano de Tal fue detenido por detentación de armas de fuego”. ¿Se habrán preocupado esos reporteros policiales por averiguar qué significa detentar? ¡No lo creo!


A todas esas, es indispensable que cada persona, sea periodista, abogado, docente o usuario habitual del lenguaje escrito y oral, se persuada de la importancia de escribir con propiedad, con sencillez, sin falsas posturas y convencido de que siempre se deben emplear las palabras adecuadas. 

“La forma en que se expresan las ideas, es la mejor carta de presentación”, dicen los que conocen del tema.

Expresar Lo Que Sentimos


Si eres de los que todavía piensan que los hombres no lloran, que sentir miedo es de cobardes y que los mensajes de amor son ñoñerías, lee con atención lo que te voy a contar.
Ya va siendo hora de que entiendas la importancia de expresar los sentimientos.

A expresar los sentimientos también se aprende
Hay muchas personas a las que les cuesta exteriorizar lo que piensan, pero son más a las que les es difícil expresar lo que sienten. La cultura y la educación tienen un peso importante en esta cuestión.
A expresar los sentimientos se aprende en la infancia: es por eso que los niños que han crecido en casas donde los padres no se demostraban afecto, donde el padre jamás reconoció sentirse orgulloso, donde la madre callaba cuando se sentía sola o deprimida o donde los hijos tenían que contener su rabia, hoy son adultos con serios problemas para dar a conocer aquello que sienten.

Uno de los motivos por los que no expresamos lo que sentimos es para evitar conflictos. Hay quien cree que así evita hacer daño a otra persona, y no se da cuenta de que el daño se lo hace al reprimirse.

Otra razón puede ser el miedo a sentirse rechazado o creer que no le van a entender. Esto se soluciona mejorando la autoestima y comunicándose de forma asertiva.

Además, la sociedad nos dice que hay ciertas emociones que debemos controlar.

Están mal vistos los celos, los enfados, la rabia, la ansiedad, la depresión… vamos, lo que algunos llaman las emociones negativas.

¡Basta ya! Señores: no hay emociones positivas ni negativas, y no debemos aprender a controlarlas sino a gestionarlas.

Expresar aquello que nos gusta, lo que nos da miedo, decir las cosas que nos generan alegría, las que percibimos con asco, expresar nuestro agradecimiento o mostrar muestras disculpas es lo que nos ayuda a liberar y a compartir nuestros sentimientos, y es la mejor manera de sentirnos bien.



Lenguaje Y Literatura


Una forma sencilla de definir a la obra de arte sería pensarla como discurso o lenguaje. Ella es una forma que encierra contenidos simbólicos, que el hombre descubrió para enfrentar el mundo y a la vez hacerlo suyo. Entonces, podemos entender al arte como un lenguaje del que se valen los hombres para entender y a la vez comunicar.

En tanto que el artista es quien transmite una idea o un sentimiento, sin dejar de ser un ser históricamente determinado, lo que se refleja en las obras que genera. Es así que expresa un contenido de vida en sus obras. Por lo tanto, el arte puede considerarse el órgano de la comprensión de la vida.

Y también en la obra de arte queda de manifiesto el momento histórico social en el que fue pensada y realizada. Porque el artista se nutre de los espacios e impresiones de su realidad, es decir, es impactado por el lugar donde nació, se educó, creció, las amistades que cultivó, etcétera.

Entonces, el artista intenta explicarse cuestiones de la realidad y por medio de su obra explica a los demás aspectos ideológicos, políticos, sociales y económicos; es decir, en definitiva, la obra artística está condicionada. Así resulta claro que el arte habla de cultura y refleja el contexto histórico político, en el cual fue producida. Por eso fue posible que Wilhelm Dilthey reconstruyera el ethos de una época a través del estudio minucioso de la biografía y obra de una generación de poetas, como Lessing, Novalis, Goethe y Hölderlin. Este método no es nuevo, constituye la propuesta hermenéutica de la Nueva Escuela Histórica de fines del siglo XIX y principios del siglo XX.

Recapitulando, si el artista se encuentra condicionado por su momento histórico, como consecuencia también su obra lo está. Así, ésta puede ser considerada como una huella o testimonio de la época, o en otras palabras la memoria sobre creencias, recuerdos históricos, mitos que se comparten.

En síntesis, la herencia cultural de un pueblo se mantiene gracias a esos testimonios, que transmiten los rasgos de identidad. Si consideramos a la obra de arte como el vehículo de un discurso del espíritu que busca mantener los rasgos identitarios de una comunidad, encontraremos en ella una intención o un aspecto netamente político.

Mucho se ha hablado de la manifestación del espíritu humano que se constituye como un lenguaje que en tanto construcción simbólica es susceptible para ser considerada un recurso muy rico y a la vez legítimo para el estudio de lo social, lo político, filosófico e histórico que constituyen nuestra realidad. Entonces la función social que se le atribuye a la obra de arte consiste en que al ser un lenguaje, tiene la posibilidad de comunicar tanto ideas como sensaciones a un público determinado.

De entre todas las manifestaciones artísticas, la literatura es la que tiene más posibilidades de comunicación, ya que se vale de un lenguaje que puede expresar con claridad relaciones sociales en un ambiente de poder, aunque debemos admitir que la existencia y la convivencia humana no sólo se constituyen en formas de poder.

También es preciso recordar que 
las formas artísticas se encuentran estrechamente relacionadas con la realidad que vive el artista. Entonces, la función social del arte ha evolucionado, poco a poco ha dejado de ser un instrumento ligado a la magia y fantasía para convertirse en una forma de conocimiento, que complementa los datos históricos, permitiéndonos apreciar el aspecto de las sensaciones y sentimientos.

En este sentido, lo que entendemos o designamos como arte es la traducción del término griego tecnos, que se refiere a una forma de hacer algo e incluye el pensar en ello.

Como bien lo explica Cassirer:
En la historia del género humano el Estado, en su forma actual, es un proceso tardío del proceso de civilización. Mucho antes de que el hombre haya descubierto esta forma de organización social ha realizado otros ensayos para ordenar sus sentimientos, deseos y pensamientos. Semejantes organizaciones y sistematizaciones se hallan contenidas en el lenguaje, en el mito, en la religión y en el arte (Cassirer, 1997, 101-102).

Por su parte, la escritora Susan Sontag haciendo referencia al arte como una fuente de conocimiento afirma:
Una obra de arte puede contener todo tipo de información y ofrecer enseñanzas sobre nuevas actitudes (a veces encomiables); podemos aprender teología medieval e historia florentina en Dante; podemos hacer nuestra primera experiencia de melancolía apasionada con Chopin; Goya nos puede convencer de la barbarie de la guerra, y una tragedia americana de la humanidad, de la pena capital. 

Pero en la medida en que tratemos estas obras en cuanto obras de arte, la satisfacción que proporcionen será de otro orden. Será una experiencia de las cualidades o de las formas de conciencia humana (Sontag, 1996, 55).

En tanto, Herbert Marcuse habla de la posibilidad que tiene el arte para comunicar experiencias que no se pueden comunicar mediante otro tipo de lenguajes. En tanto que Karel Kosic menciona que la obra de arte tiene un doble carácter, si bien es cierto que es una representación de la realidad, al mismo tiempo no es la realidad, sino un reflejo de ella. Sin embargo, también nos resulta claro que no es una imagen fiel, sino una interpretación de lo que ocurrió, como una recreación en la que se encuentra implícita la perspectiva del autor, lo cual agrega un contenido significativo a la obra.

De tal suerte que cada vez que se relata un hecho, esta narración se va enriqueciendo con nuevos elementos que agrega el artista y que no existían antes; es decir, se resignifica y por tanto con ello se revitaliza, tanto la obra como el acontecimiento, evitando con ello que pase al olvido.

La obra de arte expresa al mundo en cuanto lo crea. Y crea el mundo en cuanto que revela la verdad de la realidad, en cuanto la realidad se expresa en la obra artística. En la obra de arte la realidad habla al hombre (Kosic, 1996, 147).

Por lo anterior podemos afirmar que la obra de arte se constituye como un mundo de significación en sí misma, ya que por medio de ella y gracias a su sensibilidad, el artista, nos presenta un espacio único e irrepetible que nos permite comprender mejor el momento histórico al que hace referencia.

Dependiendo de la habilidad del literato en el uso de los recursos lingüísticos, la obra puede trascender en el tiempo, asegurando a futuras generaciones la posibilidad de ir más allá de su propia realidad. Esto es una manifestación del poder o el impacto que puede tener la literatura en la sociedad, por su capacidad para advertir de los sucesos que no se han podido vivir.

Por otra parte, para Roland Barthes, el lenguaje es la razón de ser de la literatura; por tanto, puede afirmarse que es una cualidad innata de ella. Sabemos que el lenguaje fue desarrollado por los hombres con el fin de comunicarse. Así, como mencioné antes, no sólo se relatan o describen los hechos para dejar huellas, sino que también se narra, agregando impresiones personales, por eso resulta tan útil a la Historia.

Ahora bien, para brindar una dimensión estética en tanto permite acercarnos al terreno de los sentimientos a través de la sensibilidad, cuando se refiere al aspecto poético podemos recuperar los sentimientos, la parte que complementa nuestro conocimiento de lo histórico, encontrando nuevos significados que nos aclaran la razón por la que se realizan determinadas acciones.


Finalmente, el uso del lenguaje como una manera de interpretarnos a nosotros y a los otros, nos permite conocer nuestra realidad.