domingo, 10 de febrero de 2019

Amor Por La Libertad


Muchas personas nacen libres y se vuelven esclavas. Son esclavas de sus apegos y sus odios, de su ofuscación y sus estrechos puntos de vista, de la burda máscara de su personalidad y del ego desmesurado, de viejos patrones y clichés socio-culturales, de creencias y esquemas fosilizados.

De ese modo, el instinto más genuino, el de libertad, puede quedar sofocado y no es posible alcanzar la independencia de la mente ni des identificarse del que uno no es para poder así ser uno mismo. 

Tanto se identifica uno con los “ropajes”, que se va apartando del propio centro y se pierde en imitar a los otros o en descripciones ajenas sobre uno mismo o en la necesidad de estar a la altura de lo que los otros quieren o del propio yo idealizado. Al final uno deja de ser uno mismo y vive en base a las intenciones, creencias, deseos y sueños de los demás. Igual que está el instinto de la libertad, también está el del borreguismo y uno corre el riesgo de convertirse en una mala copia o comparsa de esta sociedad en cuyos “valores” ninguna persona medio lúcida puede creer. 
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Hay que detenerse y escucharse a sí mismo, no a través de la mente vieja, saturada de acumulaciones y enrigidecida como un poste, sino a través de la mente nueva, que a cada instante florece, que está limpia de adoctrinamientos, ideas impuestas, códigos e influencias externas. Por eso la meditación invita a replegarnos sobre nosotros mismos para sentirnos más allá de las apariencias y de la mente cristalizada, en busca de esa mente nueva y sin heridas, que desprende el aroma de la libertad.

 Durante la práctica de la meditación se trata de desconectar de todo para conectar con uno mismo.

No con el que creemos que somos, no con el que nos han dicho que somos o tenemos que ser, sino con él que realmente somos
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Un pájaro es el símbolo de la libertad. Él no tiene que meditar, porque siempre está en meditación, viviendo cada instante y fundiéndose plena y silenciosamente con la brisa, sin dejarse arrebatar ni por el pasado ni por el futuro. Su vida no es fácil, claro que no, pero es vida, porque es LIBERTAD.

Intrépidos

La palabra intrépido es un término que en nuestro idioma se puede usar para referir a aquel individuo que no presenta temor ante los peligros que se le puedan presentar de pronto en la vida, o en lo que atañe a la realización de alguna actividad especial y riesgosa, por caso algún deporte extremo, entre otros.

Y por otra parte, también es posible usar la palabra cuando se quiere expresar que alguien es osado, temerario, a la hora de actuar, de comportarse, que es lo mismo a decir imprudente, porque se expone a peligros sin necesidades.

La persona intrépida dispone de un notable coraje, valor y fuerza de voluntad que es lo que le facilitará someterse a los más difíciles entornos y situaciones sin temor a fracasar en ese intento.
Como generalmente los obstáculos provocan en las personas miedo, la disposición de coraje es lo que le permite a una persona neutralizar el temor y seguir adelante en la acción propuesta.

Ahora bien, cabe destacarse que intrépido no es una palabra que esté muy extendida en nuestro idioma para justamente expresar las cuestiones indicadas.

La realidad es que para expresar tal situación solemos usar un término mucho más popular y extendido, como ser el de valiente y que es el sinónimo más reconocido de la palabra que nos ocupa.

El concepto de valiente es el que habitualmente usamos cuando queremos expresar que un individuo sobresale por su arrojo, y que por tanto no demuestra miedo a la hora de actuar, o ante aquello que está por venir y tendrá que enfrentar.

Para el valiente es algo natural invertir esfuerzos para conseguir cosas para sí mismo, o para el entorno que lo rodea.

Entonces, intrépido, así como su sinónimo más popular, valiente, pueden ser usados para dar cuenta de aquellas acciones que implican un importante valor y osadía.

Arrojarse al mar para salvarle la vida a una persona que se está ahogando es de intrépido, de valiente.

Entrar a una casa que se está incendiando para salvar a un anciano, asimismo, es ser intrépido.

El concepto opuesto al de intrépido es prudente, ya que refiere a aquella persona que se caracteriza por actuar con cautela y moderadamente.

Persona que actúa con riesgos serios para su propia vida y la de terceros
Y en lo que respecta al segundo sentido que se le atribuye a esta palabra, asociado al concepto de temerario, que expusimos líneas arriba, debemos decir que se emplea para calificar a aquella persona que despliega un comportamiento riesgoso para sí mismo y también para terceros.

Esto habla además de una enorme imprudencia por parte de la persona que no toma dimensiones de ello, actúa irracionalmente y sin medir las consecuencias que pueden tener esos actos faltos de razón, y que como tales pueden atentar directamente contra su vida, y como ya dijimos la de otros cercanos.
Por ejemplo, una persona que conduce bajo los efectos del alcohol un automóvil en el cual además viaja con su familia, compuesta por su esposa y sus dos hijos pequeños, estará demostrando una actitud como la recién descripta.

Claramente, si una persona maneja ebrio tendrá ciertas chances de protagonizar un accidente que puede herirlo, o matarlo a él, y a las personas que viajan de compañía.

La mencionada es una de las principales causas de accidentes viales en el mundo, y a pesar de las campañas y los controles, es una realidad que este accionar depende en total grado de la conciencia del individuo, de saber que lo que está haciendo es temerario y que puede ocasionarle graves daños a él y su familia.

Hay un accionar recurrente por parte de este perfil que es jamás atender a las sugerencias y advertencias de los riesgos que implica la acción que sobrellevan a cabo.

Si bien las personas estamos cotidianamente sometidos a peligros que podemos y que no podemos dominar, es importante que al respecto de los primeros, actuemos con conciencia y con prudencia siempre, más allá de nuestro coraje y arrojo, o que creamos que nada malo nos pueda pasar jamás.

Como podemos apreciar, no necesariamente ser intrépido puede ser una virtud o algo positivo, también puede tener una connotación negativa.


Perspectivas

El estudio de las bases biológicas de la conducta supone un nexo de unión entre dos disciplinas: la psicología por un lado y la biología por otro. En este sentido, supone el estudio de la conducta y de los procesos mentales de los individuos atendiendo a sus componentes biológicos. Este acercamiento al estudio del comportamiento humano no pretende explicar por sí solo la totalidad del mismo, ni obviar el papel que desempeñan otros factores (como, por ejemplo, los ambientales) en su determinación. Por el contrario, pretende dar una visión del comportamiento que ha de ser entendida dentro de una perspectiva más global.

La asignatura de Bases Biológicas de la Conducta es la primera de las asignaturas que componen el módulo de Bases biológicas de la conducta. El objetivo es, precisamente, presentar los principios fundamentales del estudio de la conducta desde una perspectiva biológica. En concreto, en ella se abordará el estudio de los mecanismos que parecen estar implicados en la regulación del comportamiento (como los genes y las hormonas).

También se analizarán aspectos relativos al origen, evolución y al valor adaptativo de diferentes comportamientos, como la reproducción, el comportamiento sexual o las interacciones sociales.

Finalmente se abordará el estudio de comportamientos más complejos como la cognición y la emoción.

Practicar Lo Que Sabemos


La diferenciación entre el conocimiento y el ejercicio de ese conocimiento, que constituye la verdadera sabiduría, fue hecha desde un inicio por las diferentes tradiciones. Ya Platón había distinguido entre una vida filosófica integral, como la de Sócrates, y una filosofía discursiva como la de los sofistas, que eran capaces de grandes acrobacias lingüísticas para persuadir a casi cualquiera pero no que no eran capaces de poner en práctica sus argumentos ellos mismos.

Aunque la filosofía moderna haya asumido ser un comentario de la filosofía platónica y considere que el espíritu helénico es su ilustre ascendente, podríamos afirmar que son los sofistas los que han triunfado. El conocimiento hoy en día, controlado por la academia (término que hoy parece mal tomado de la escuela de Platón) y las instituciones que la fondean, en gran medida se ha desviado de la concepción original de la filosofía. Presenciamos desde hace siglos una disociación entre el conocimiento intelectual y la vida moral y ascética necesaria para encarnar los principios que se discuten y se defienden como verdades.

Pero es una verdad muy endeble la que sólo se sostiene con palabras y no con actos, ni con la transformación de la conciencia y el tangible mejoramiento del individuo, tanto moral como intelectualmente.

Seguramente esta disociación entre el conocimiento meramente intelectual y la aplicación del conocimiento a todos los aspectos de la existencia, especialmente aquellos que tienen que ver con nuestra relación cualitativa con el entorno, ocurrió paulatinamente con la consolidación del materialismo científico y de la preeminencia de los valores económicos. En la actualidad hemos llegado al punto en el que lo importante es ser inteligente (en un sentido mundano) y no ser bueno; de hecho consideramos que la bondad es sinónimo de ingenuidad (lo es sólo en un mundo rapaz, donde lo importante es obtener mayores beneficios personales).

Si creemos que sólo existe esta vida, que avanzamos irremediablemente hacia la nada y que el mundo no tiene un propósito ni una base eterna --sin alma ni karma, es fácil pensar entonces que lo importante o deseable es simplemente apilar más poder y riquezas, pasarla bien un rato sin temer demasiado las consecuencias.

En este sentido, la función del conocimiento se separa de la virtud moral y la transformación espiritual, para revelarse como una herramienta para satisfacer nuestros deseos y conseguir bienes materiales. El materialista podría contestar que existe la continuidad de la materia, de la especie humana, incrustada en la ciega evolución del universo, pero su egoísmo está tan instalado, que poca diferencia hace esto en sus actos y en la práctica le cuesta y no logra empatizar y "sacrificar" su vida para beneficio de las siguientes generaciones, con las cuales no tendrá vínculo tangible, puesto que él, en su totalidad, habrá dejado de existir.


Necesitamos creer que estamos unidos profundamente con los demás para poder ejercitar el bien, la compasión, la virtud. 

El Avance De La Tercera Edad


Las personas mayores son protagonistas constantes de las noticias. Ya sea porque logran hazañas deportivas, académicas o también porque son víctimas del crimen o del abandono. Y lo serán con mayor frecuencia, pues para el año 2050, la proporción de los habitantes del planeta mayores de 60 años se duplicará, alcanzando el 22%.

A pesar de esto, es habitual ver en las noticias que se utilizan términos inadecuados para referirse a las personas mayores, tales como viejito, abuelo, pensionado, fósil o senil.


Son numerosos los recursos disponibles para periodistas con guías de estilo que tienen como propósito que en los medios se use un lenguaje libre de estereotipos y discriminación al hablar de envejecimiento y vejez.

La Determinación

Del latín determinatĭo, determinación es la acción y efecto de determinar (tomar una resolución, fijar los términos de algo, señalar algo para algún efecto). Por ejemplo: “El entrenador mexicano anunciará mañana su determinación tras la falta disciplinaria del delantero”, “La determinación del presidente fue solucionar el conflicto sin el uso de la fuerza”, “Falta confirmar el día y la hora, pero la determinación está tomada”.

El concepto también se utiliza como sinónimo de valor u osadía: “Si pudo llegar hasta allí, fue gracias a su determinación y coraje”, “Todo es posible con determinación”, “El corredor mostró su determinación al seguir compitiendo con un neumático pinchado”, “El candidato no tuvo determinación para llegar hasta el fondo del asunto”.

Se conoce como autodeterminación a la autonomía o independencia de una persona, un grupo, una comunidad o una nación. Al tener autodeterminación, se tiene la capacidad o facultad para tomar determinaciones por cuenta propia, sin tener que pedir permiso o rendir cuentas. Por eso, el derecho de autodeterminación es el derecho de un pueblo a escoger su forma de gobierno y estructurase libremente, sin injerencias externas.

El determinismo, por otra parte, es la doctrina filosófica que afirma que los acontecimientos físicos están causalmente determinados por una cadena de causa y consecuencia.

Es posible distinguir entre el determinismo fuerte (que no cree en ningún suceso genuinamente azaroso o aleatorio y que, por lo tanto, sostiene que el futuro es potencialmente predecible desde el presente) y el determinismo débil (que admite la influencia de sucesos impredecibles).




El Poder De La Insistencia


La palabra insistencia hace referencia a repetir, esto quiere decir que una actividad culminada se intente nuevamente, una y otra vez. Es decir, continuar en la misma y no parar hasta obtener el resultado deseado. Se trata de una actividad continuada, pero sin pausas. Hoy, en este artículo, quiero que hagas tuya la palabra “insistir”. Quiero que la insistencia se vea reflejada en ti.

Te puedo asegurar que esta palabra es sinónimo de resultados. Los resultados en tu timidez de los que podrías disfrutar, si te tomases en serio tu principal meta, tu meta más importante, que es la de aprender a cómo vencer la timidez.

La insistencia es ya de por si, una palabra importante. Ésta, nos ayuda a esforzarnos por lo que queremos sin desistir en el intento. Insistir es querer seguir intentándolo, dándolo todo. Así es cómo tienes que actuar en tu timidez, dándolo todo para obtener resultados. Tu resultado primordial de aprender a cómo vencer la timidez.

La persona tímida, en muchas ocasiones, se rinde. Se rinde sin ni siquiera intentarlo, porque el solo hecho de ver todo lo que tiene que intentar y en consecuencia, todo lo que tiene que conseguir, hace que se paralice, decidiendo de este modo no actuar, convirtiéndose así en una persona pasiva, sin capacidad de decisión ni de intentos.

Al no saber cómo vencer la timidez, prefiere mantenerse tal cual, es decir, viviendo frente a sus limitaciones, las cuales no le permiten actuar cómo le gustaría.

Por ello, hay que insistir. Insistir en algo y luego conseguirlo, te dará la fuerza necesaria para seguir luchando por cosas importantes. La satisfacción que produce ver los resultados obtenidos, después de aportar esfuerzo, dedicación, insistencia, no tiene precio.


Si eres insistente en tu vida, te puedo asegurar que nada se te resistirá. Tampoco te digo, que utilices la insistencia de manera, que pueda resultar agobiante para ti o para otros. Todo en exceso, no es bueno. Pero si actúas de manera consciente y convencido de que con los resultados obtenidos saldrás beneficiado, adelante!, insiste en lo que desees con fuerza. Insiste en tu lucha de cómo vencer la timidez.

sábado, 9 de febrero de 2019

Integración Cultural Y Social


En estos últimos doscientos años se produjo en el mundo un avance del conocimiento científico y tecnológico jamás visto antes, que permitió al hombre un dominio de la naturaleza y hasta del espacio y una prosperidad material que lo embarcó en un progreso que pareció de alcance indefinido.
Así, se fue instalando la mentalidad de una sociedad mecanizada, impulsada siempre hacia una mayor producción y un mayor consumo, con el ideal de una burocracia y una planificación computarizadas que aseguraran eficiencia, placer y confort para todos.

Una mentalidad economicista invadió todos los aspectos de la vida e impuso un criterio según el cual la exclusión social, el hambre, la injusticia y las “diferencias irritantes”, cuando se dan, no son más que efectos de “las leyes inevitables de la economía” a las que no cabe sino someterse. Y una globalización deshumanizante pretendió, como una aplanadora cultural, unificar y homogeneizar todos los sistemas de vida y todas las diferentes modalidades regionales.

Pero aquella pretendida  “economía del bienestar” para todos fracasó y no pudo evitar los males de la guerra, el narcotráfico, el hambre y la inseguridad. Y mientras los robots se fueron pareciendo cada vez más a los hombres, éstos más bien se fueron robotizando y su alimento mental pasó a ser la televisión y el mundo digital. No es de extrañar, pues, que la modalidad cultural predominante genere hoy un “vacío existencial”, ya que, según la expresión nada menos que de una autoridad mundial como Samuelson, “la economía es una ciencia triste”.

El concepto de pueblo
Ya que la palabra “pueblo” transcurre permanentemente al tratar estos temas, su  esclarecimiento facilitará la comprensión de los conceptos que siguen.
La noción de “pueblo” se la puede entender como equivalente a la de “nación” o se la puede concebir como equivalente a la de “pobre”.

Según el primer significado, se trata de una población que comparte un estilo de vida (una cultura) y un proyecto político, con una ética (sistema valorativo) que le da sentido a su búsqueda del bien común. Es una formación histórica original y concreta, con una geografía local (“la tierra”) y una tradición. De modo que, si bien posee su unidad política, lo que une al pueblo es un ethos, un conjunto de valores compartidos en una relación de iguales (fraternidad). Por tanto, la esencia de una nación es su cultura (praxis popular, sistema de vida, valores).

La otra significación es la de pueblo “pobre”, oprimido por el sistema. Pero hoy se opta por una más abarcativa, de tal manera que “toda la población es pueblo”, y si bien no todos los ciudadanos son pobres, todos los pobres tienen la dignidad de ciudadanos. Aquí precisamente se pone de manifiesto la patología que supone la marginalidad: la situación inhumana de que algunos (los pueblos pobres y los pobres de los pueblos) sobrevivan en la periferia de la sociedad y de la historia universal o simplemente se los excluya o expulse. En este caso, el proceso de liberación de un pueblo implicaría alcanzar su justa autodeterminación.

Como sabemos, los males del sistema tecnocrático inevitablemente debían desembocar en un fracaso rotundo que desalentó todas las expectativas que se habían sembrado. Todo llevó en el orden social a una creciente pauperización, la pobreza devino estructural y se vio amenazada la supervivencia de los desposeídos. La brecha entre países ricos y países pobres se hizo cada vez mayor, y dentro de los países se extremaron las diferencias entre ricos y pobres.

Y así, en esas circunstancias, tuvo lugar un proceso que resulta una novedad histórica y que algunos autores denominan “la irrupción del pobre”1 y, como respuesta a ella, “la opción preferencial por los pobres”. Dicho proceso consiste en que grandes multitudes de Asia, África (“el continente más rico del mundo”) y América del Sur hacen oír su voz e interpelan al sistema vigente. Se trata de un fenómeno esencialmente cultural en el que el pobre es llevado a trascender las “leyes” del mercado y movido a la solidaridad ante la crisis del sistema.

Aquí nos referiremos al fenómeno latinoamericano que nos incumbe, pero sabemos que sus rasgos esenciales son de carácter universal. En esta nuestra irrupción hay algo esencial a lo humano, de profundidad insuperable: un testimonio de la dignidad del pobre. Esta valoración se encarna en culturas diversas y ellas poseen sus rasgos particulares, pero mutatis mutandis responde a la esencia de la humanidad y sirve para todos y para siempre.

Y hoy muchas organizaciones populares responden a una actitud comunitaria que no siempre la clase política logra comprender.

Se trata de un proceso a veces clamoroso, a veces silente. Y no es una ideología: es una cultura surgida de una experiencia histórica concreta. Es un hecho, no una doctrina ni una teoría, y deriva en una praxis (una sabiduría de vida, un estilo), con un sentido, impregnado de los valores que constituyen su esencia: gratuidad, creatividad y solidaridad. Es una praxis que interpela al sistema de injusticia estructural y lucha por la libertad y la justicia, pero convencida de la dignidad ética del otro (de todo hombre, aun del adversario), imbuida de misericordia (amor comprometido hacia el prójimo, repuesta a sus necesidades) y de búsqueda de reconciliación justa, sin violencia, porque la violencia ignora la dignidad del otro.

En las antípodas de la ética de la utilidad (cuyo único valor es el beneficio económico), característica del sistema, esta ética de la gratuidad (capacidad de dar, sin obligación y sin esperar nada a cambio) está centrada en la alegría comunitaria, en las relaciones de amistad, parentesco, vecindario y solidaridad e implica la capacidad de abrirse al otro y darse con generosidad, a diferencia de la mentalidad racionalista; es una sabiduría de carácter sapiencial, que redescubre lo que está más allá de lo racional: un saber vinculado con lo sagrado, lo místico y la sabiduría popular, con matices contemplativos de fe y religiosidad y que se expresa con símbolos.

Y mientras la ciencia actual ve en la naturaleza un terreno a explotar y desarrolla una tecnología que puede exterminar a la humanidad o destruir al mundo, la sabiduría popular ve en la tierra una casa a la que se esmera en cuidar.

El desafío de la integración
Nos encontramos ante dos culturas aparentemente de difícil conciliación. Las dos están de pie y muestran sus valores. La palabra clave es “integración”. El único camino es el de una “ética del encuentro” cuyo instrumento obligado es el diálogo. Pero éste debe ser “sin edulcorantes ni cremas suavizantes”. Tendrá que ser sobre los problemas reales que nos dividen, pero con sinceridad y fraternidad, creyendo en “el carácter creador de las contradicciones” (Saint Exupèry).

No se pueden desoír las voces que defienden valores auténticos como la gratuidad, la comunicación humana, la solidaridad o la misericordia, los cuales deben adquirir categoría política. Ni se pueden ignorar los símbolos y costumbres que expresan el sentido de la vida de un pueblo. 

Y es de recordar que “la opción preferencial por los pobres” no es una “obra de caridad”, sino de estricta justicia, ya que supone atender primero a los más necesitados; sería injusto no hacerlo.


La Plaga Del Consumismo


Una de las mayores plagas que afectan a la era neoliberal es el consumismo.
Teóricamente, este pensamiento afirma que si un país consume bienes y servicios en grandes cantidades, mejorará su desempeño económico.

Dejando a un lado las especulaciones macroeconómicas, a nivel individual, la gente a menudo no encuentra alternativa a la compra, ya que reparar sus bienes podría ser más costoso que comprar un artículo de reemplazo. La mayoría de las veces, reparar un artículo no es ni siquiera una opción.

¿Es sostenible el consumismo? Por supuesto, no lo es. El consumismo está deteriorando la calidad de vida de nuestra sociedad de varias maneras: fomenta la desigualdad social, conduce a la obesidad y aumenta el nivel de contaminación y agotamiento de los recursos. Consumir tanto como podamos, en lugar de cuánto necesitamos es por lo tanto peligroso, incluso para aquellos que no siguen esta tendencia.

Por ejemplo, los individuos adinerados que consumen bienes que no necesitan, están consintiendo (sabiéndolo o no) a la explotación de los trabajadores del Sur del mundo que experimentan la ultra-flexibilización. Al mismo tiempo, es el medio ambiente el que también sufre la deuda causada por el consumismo de las tarjetas de crédito.

El aumento de la demanda de bienes conduce directamente a más emisiones contaminantes, a un aumento del uso de la tierra y, por tanto, a la deforestación y al cambio climático acelerado.
¿Existe una alternativa para luchar contra este desastre capitalista? La reparación de bienes puede ser una opción. Sin embargo, incluso este derecho ha sido negado a las personas, ya que muchos productos están específicamente diseñados para evitar que el usuario de reparación a sus artículos. 
Por ejemplo, las baterías del teléfono no pueden ser quitadas, el programa de un vehículo puede ser reparado solamente por el distribuidor y los teclados de Apple se pueden hacer inusables por una mota de polvo.

La reparación es un derecho y las empresas están negándolo actualmente a la gente. Esta es la razón por la que se necesita urgentemente acción social. Iniciativas como el Café de Reparación, 
demuestran realmente que hay un interés entre el público para saber más sobre el arte noble de la reparación.

Afortunadamente, hay un movimiento creciente alrededor del planeta para el derecho a reparar. El movimiento el derecho a reparar ha patrocinado legislación en 18 Estados de los Estados Unidos de América. Esto es muy importante ya que legislación al derecho a la reparación contribuirá a un aumento de la vida de los productos, costos de reparación más baratos y productos y menos residuos y contaminación.

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Los Inquisidores De Siempre

Cerca del mercado está el Palacio Orsini y la estatua que recuerda a su hijo más célebre, Giordano (Filippo) Bruno. El pueblo fue conquistado por los romanos en 313 a.C., nueve años después de la muerte de Aristóteles, y pasó a formar parte del Reino de Nápoles nueve años después de que Hernán Cortés tomara Tenochtitlan.

 A los 17 años, Filippo toma el nombre de Giordano, recibe la tonsura e inicia su vida de monje dominico, abriéndose las puertas al conocimiento y cerrando las de su libertad intelectual. El Nolano —apodo que nunca perdió— pronto dominó el latín, y su avidez por la lectura le descubrió las obras —prohibidas por el Santo Oficio— de Erasmo de Rotterdam, prelado católico y uno de los más brillantes académicos y humanistas del siglo xvi que lo enfrentaron con sus primeros problemas. 

En 1576, el Prior del convento le anticipó que, debido a su crítica al uso de medallones de la Virgen y los santos, y a que había citado argumentos de Erasmo en algunos debates, se le podría acusar de herejía y, por tanto, comenzar un proceso jurídico en su contra.

Bruno deja el convento de Nápoles a causa del miedo que le es infundado, e inicia sus viajes por Italia, primero, y después por Francia, Inglaterra, Alemania y Suiza. Es en este periodo cuando crea su legendaria fama como mujeriego, maestro, poeta, políglota, filósofo y memorista inolvidable. Además publicó obras sobre muy variados temas y géneros, tanto en la corte de Enrique III en Francia y de Isabel I de Inglaterra, como en la universidad, de París, Oxford, Wittenberg y Praga, y en las más diversas comunidades protestantes. Abordaba métodos para la memoria, interpretaciones de las Sagradas Escrituras, poemas, una comedia de teatro (lI candelario, el hacedor de velas), magia, y sobre el sentido y validez de las religiones, lucubrando sobre la naturaleza humana y la vastedad del cosmos.

Como parte de la elite intelectual de Europa, estaba al tanto de las corrientes de pensamiento de su época en casi todos los temas. Usando las ideas de Copérnico y de Cusa, se anticipó al proponer una visión del cosmos parecida a la que actualmente tenemos. Para Copérnico, la Tierra deja de ser el centro del Universo y es un planeta más en movimiento alrededor del Sol; la esfera celeste más lejana da al Universo una estructura amplia, pero finita. En su obra De l’infinito universo e mondi, Bruno especula cómo las estrellas son soles semejantes al nuestro, infinitas en número, y en torno a las cuales habría mundos paralelos rotando como los del Sistema Solar; desechando con esto el geocentrismo y el antropocentrismo. Más aún, imagina un espacio infinito, sin puntos o direcciones privilegiadas, en el que sistemas solares nacen y mueren, con la posibilidad de formas de vida distintas y hasta racionales. La naturaleza es para Bruno el todo orgánico que ocupa el centro del escenario; los seres humanos y su mundo son un mero accidente (circonstanzi) de importancia sólo local, aunque percibido como una mónada es una imagen del todo. Con este pensamiento anticipa las monas o mónadas de Leibnitz, que son aquellos elementos que forman el todo. En De Triplici minimo, propone el mínimo matemático (la unidad), el físico (átomo) y el metafísico (alma) como base de todo. Para Bruno, como para nosotros en la actualidad, el mundo natural es el sistema armónico que exhibe a los átomos y sus interrelaciones.

Su mérito, más que por la validez de sus especulaciones, es representar al espíritu libre y la mente audaz que, con la cultura y el conocimiento de su época, se atrevió a especular y cuestionar, debatir y criticar, a proponer y construir. También representa a la víctima de una sociedad corrupta y temerosa, al luchador solitario e indomable y, finalmente, el derecho a estar equivocado. Su obra influyó directa e indirectamente en sus contemporáneos, como Galileo Galilei, a quien se le ofreció la plaza de profesor de matemáticas en la Universidad de Padua y que ocupó temporalmente Bruno en 1591, y William Gilbert, médico de Isabel I y autor de la primera obra científica sobre electromagnetismo, De Magnete. De hecho, algunas de sus ideas pueden identificarse en notables filósofos que le sucedieron, como Leibnitz y Spinoza.

Cuando Bruno aún era un niño, el Concilio de Trento había establecido normas estrictas de interpretación en un intento por mantener la unidad de la Iglesia, al menos en Italia, y había clarificado diversos aspectos, de contenido y forma del credo católico. Todo esto para contrarrestar la intensa y volátil actividad de los movimientos de reforma de Lutero en Alemania y de Calvino en Francia y Suiza. La bula que formalizaba la clausura del Concilio prohibía a cualquiera “publicar del modo que fuese, todo tipo de comentarios, glosas, anotaciones, escollos o cualquier interpretación de los decretos”; parece inverosímil, sin embargo, la tragedia es que actualmente hay instituciones y Estados en los que sigue ocurriendo.

Con esto, la Santa Inquisición adquiría una “responsabilidad” mucho mayor y una justificación más para ampliar su ámbito de influencia.

En una desafortunada estimación de la situación política, Bruno vuelve a Italia. Después de unos meses en Padua, viaja a Venecia en 1591, en donde es contratado por el patricio, Consejero de la República de Venecia, Zuane Mocenigo, quien esperaba ser iluminado sobre magia y adquirir las dotes retentivas de Bruno; pero pronto se decepciona, especialmente cuando éste manifiesta su propósito por volver a Fráncfort del Meno para publicar unos trabajos, por lo que unos meses después lo denuncia y lo entrega a la Santa Inquisición. La defensa de Bruno parecía avanzar en su favor cuando argumentaba, antes que Galileo, que la Biblia debía ser la guía en los asuntos del comportamiento y la fe, y no en lo que toca a la naturaleza; especialmente en temas astronómicos. Ni aun hoy esto es comprendido cabalmente, los creacionistas, así como diversos grupos retrógradas de la sociedad, son un ejemplo de ello.

Mientras Bruno mantuvo el camino del disenso honesto y digno, acabando en el martirio, Galileo, décadas después y a una edad avanzada, consciente del desenlace de Bruno, decide retractarse de sus ideas sobre el movimiento celeste.

Una semana antes de hacerse efectiva, Bruno escucha la sentencia condenatoria del tribunal que cree que al quemar públicamente todas sus obras y su cuerpo acabaría con sus ideas. La entereza de Bruno se manifiesta cuando responde: “En este momento, señores, quizá vuestro temor al sentenciarme sea mayor que el mío al recibir la sentencia”.

El 17 de febrero de 1600, Giordano Bruno fue conducido al Campo dei Fiori. Allí, en público, fue desnudado y amordazado. Mientras ardía en el fuego, cantos sobre el amor divino se elevaron al cielo entrelazados con el humo.

Una efigie de Giordano Bruno, el Nolano, encapuchado que parece meditar mirando al horizonte, fue develada por universitarios en el Campo dei Fiori en 1889. En la parte inferior tiene una inscripción que reza: “A Giordano Bruno; el siglo que él anticipó. En Roma, donde fue quemado en la pira”.

La barbarie de la Inquisición no es un hecho aislado en la historia. La intolerancia y la ausencia de argumentos siguen siendo el motivo para la violencia, tanto oficial como la de grupos que reclaman la “pureza” o la “verdad”, como si tal cosa existiera.

Alternativas Que Nos Da La Vida


¿Le ha pasado alguna vez qué no sabe exactamente qué camino elegir, qué decisión tomar o qué hacer de su vida?  Así tal cual como la canción “Decisiones” de Rubén Blades, un nuevo invitado nos trae una estupenda reflexión para aquellos momentos en los que realmente digo….

NECESITO TRABAJAR CON MIS ALTERNATIVAS 
Muchas veces nos encontramos en un punto de nuestra vida en donde todo pareciera oscuro, en donde no encuentras una salida para lograr tus metas, en donde tu cuerpo trabaja a toda marcha pero tu alma piensa que las cosas que estás haciendo no son las adecuadas para tu vida. Es en ese momento en donde debes parar y analizar varios aspectos de tu vida, revisar tus alternativas.

Las alternativas son una serie de soluciones que se nos presentan en nuestro camino para poder cumplir con un objetivo (ya sea tener un trabajo estable, comprar la casa de los sueños, tener el viaje que nunca hemos tenido, preparar mis cosas para vivir solo(a), entre otras situaciones), y muchas veces nos centramos en que sólo hay una cosa para cumplir esas metas. 

Pues la realidad es otra, el Universo es tan sabio que te ofrece tantos caminos como sean posibles para que esas cosas que deseas se puedan convertir en una realidad. Siempre existirán muchas formas de lograr un resultado o de llegar a un lugar específico. Para eso, debes abrir tu mente a las alternativas y entenderás que no necesariamente porque algo sale diferente a como lo esperabas, quiere decir que haya salido mal.

ABRE TU MENTE Y SE FLEXIBLE
A muchos de nosotros nos cuesta abrir la mente a nuevos escenarios (espirituales, culturales, laborales, entre otros) y siempre nos quedamos en nuestra bendita zona de confort porque es ahí donde nos sentimos bien, protegidos, y hasta amados y valorados. Pero si seguimos ahí no vamos a descubrir las maravillosas opciones que nos presenta la vida, es por esto que debemos abrir nuestra mente a nuevas aventuras, sensaciones, emociones; disfrutarlas y aprender de cada una de ellas.

Si crees que hay un único camino que recorrer, tendrás millones de formas de fracasar. En cambio, si tienes claro el bienestar que buscas y te abres a las millones de formas para alcanzarlo, tendrás millones de formas de ser exitoso. Mantén en tu mente el bienestar que buscas, que tus ángeles y protectores se encargarán de mostrarte el camino a través de formas maravillosas. Estoy seguro que los milagros son una alternativa en la que no habías pensado.

TIENES UNA TAREA POR CUMPLIR
1. Escoge una situación en tu vida que quieras cambiar: Es claro que si tienes varias situaciones en tu vida que quieres cambiar, enfócate en la que te parezca más importante y trascendental para tu vida.
2. Haz una lista de tres alternativas para lograrlo: Recuerda que siempre habrá opciones para cambiar las situaciones y debes esforzarte un poco por encontrarlas. Puedes hacer una lluvia de ideas e ir descartando hasta llegar a las tres posibles alternativas.
3. Dedica siete días a explorarlas: Busca información, habla, pregunta, como siempre lo haces. Tus redes pueden ser alimento para recabar muchísima información al respecto, pero no pidas consejo, sólo busca información que no trate de manipular tus decisiones. Este es un punto importante porque te permite tener claridad sobre cada una de las alternativas que elegiste en el punto anterior.
4. Deja que la nueva información sea tu guía: Con toda la información recolectada y clasificada, es posible que tengas una mejor visión sobre qué camino tomar y cuáles son las acciones a tener en cuenta para conseguir ese cambio. Ofrécela a tus maestros y tus ángeles protectores para que ellos actúen y te apoyen en todo momento..

Debes creer que al final de todo esto, lograrás tener una visión más clara de aquellas decisiones que puedes o debes tomar sobre tu presente inmediato.

                                    

La Vida Nos Enseña

La Vida Nos Enseña
La vida nos enseña todo el tiempo, está en nosotros tener la capacidad de abrirnos a esas enseñanzas y aprender de ellas. A veces se aprende de situaciones feas, tristes y dolorosas, pero lo mejor que podemos hacer con ellas es buscarles el lado positivo, capitalizarlas y volvernos un poco más sabios. 

¿Qué es lo que nos enseña la vida?

La vida nos enseña a amar, a mentir, a soñar.

A respirar profundo antes de correr un riesgo.

A escapar de la realidad. A superarte, a no volver a caer, a levantarte.

A saber quién te quiere de verdad y a quien sólo le interesas.

A cubrir con cosas materiales nuestras carencias.

Y a estar solos. Igual que vinimos, e igual que nos iremos.

La vida es un aprendizaje constante, y el que se estanca, aunque siga despierto, muere.

Es un regalo que hay que disfrutar.

Hay que tratar de sentirse, de comprenderse. Hay que jugarse menos y quererse más.

No estás haciendo las cosas mal si te sales del camino que nos marcan.

Lo que sentimos es lo correcto. Es lo que somos.

Y los pensamientos que no controlamos, son lo que nos atormentan,

y nos veneran los miedos. El miedo a no ser capaz, el miedo a desaparecer.

El ser humano tiene 60.000 pensamientos al día, y la mayoría son negativos.

Pero tienes que saber que se pueden cambiar. Como el que chasquea los dedos.

Y que poco a poco, a base de espantarlos, dejan de aparecer.

Igual que un gato, si le dejas de dar comida.

Recuerda que igual que piensas, sientes.

Y disfruta de cada momento, porque la vida es eso. Momentos. Momentos como éste.

Volvamos a levantar los mecheros, celebrando lo vivido,

a tomarnos de las manos recordando a los caídos,

Sabiendo que el tiempo no importa, que no es real

y que lo que un día fuimos quedará grabado en las cenizas de la eternidad.



El Sentido Común


Ya los estudios están cansados de demostrar que el ambiente donde un ser humano se desarrolla influye en su actitud y reacciones frente a las situaciones diarias. No menos importantes son los estímulos de “crianza” que acompañaron a ese hoy hombre o mujer.

Ahora bien, ¿Cómo enfrentar las diferencias de criterio cuándo dos individuos chocan puntos de vistas antagónicos frente a una misma situación? La cosa es que, para el ejemplo que intento describir, las diferencias vienen marcadas de la educación del hogar, semejantes en algunos aspectos pero equidistantes en otros con relativa importancia.

Pensado por unos minutos pudiese parecer sencillo: “ponte en los zapatos del otro y procura entenderlo”. Si el nivel de conciencia fuese tan alto creo que algunas luces se verían al final del camino pero no, la situación va más allá. Hablamos del tema de quien es cada cual, desde sus más antiguas influencias de educación (formal o no). En realidad pienso que la educación de la casa es la que más influye a la hora de enfrentar estas situaciones.


Como no soy experto en nada de esto, sólo intento colocar en la mesa un tema que, aunque no se vea a simple vista, dificulta enormemente las relaciones humanas. ¿Bastará el sentido común?

viernes, 8 de febrero de 2019

Comunicación Inteligente


Ya hemos hablado que la comunicación es poner en común, y una de sus finalidades es la de influir, pero no todo tipo de comunicación lograr lo que queremos, generar el efecto deseado ya sea positivo o negativo, tomemos el ejemplo de una pareja, ella quiere que el la abrase y le dice: como que  hace mucho frío y nadie  hace nada. Su suegra inmediatamente le da su chamarra y ella se enoja. Él no sabe porque; es aquí donde debe entrar la comunicación inteligente.

La comunicación inteligente es una comunicación efectiva porque está centrada en el receptor, se conoce cuál es el medio más efectivo para expresarle el mensaje, se planea lo que se le va a decir y como decírselo, porque no es lo mismo hablar de matemáticas con un físico que con un biólogo, ya que el primero las domina con exactitud y el segundo tiene poca relación en esta materia.

También es necesario que la comunicación vaya dirigida claramente a la persona adecuada, evitando ambigüedades de mandar un mensaje generalizado y obtener una respuesta del receptor equivocado. Así como el usar un lenguaje positivo que genere una influencia positiva hacia la idea que estamos expresando.

El ejemplo de los novios con una comunicación inteligente seria este: Oye pedro, tengo mucho frío y  me gustaría que me abrasaras. El inmediatamente la abrasaría y ella estaría feliz por que  obtuvo lo que deseaba.


La Mente Libre


Una Mente Libre representa el objetivo último de toda persona, conseguir el bienestar y el equilibrio tanto físico como emocional.

Todos arrastramos ideas, prejuicios y patrones negativos de pensamiento, instaurados, por lo general, en nuestra más tierna infancia.

Sin percatarnos de ello, con frecuencia, seguimos perpetuando actitudes de nuestros padres o nuestros abuelos que asumimos como naturales en el pasado y que, sin embargo, aún siguen actuando en nuestro presente lastrándolo.

Si buscamos un símil para explicar este fenómeno, podríamos decir que de pequeños nos instalaron en nuestro inconsciente y en nuestro consciente unas lentes de diferentes colores y espesores que funcionan condicionando nuestra forma de ver el mundo.

Estos cristales, pueden ser de muchos colores como marrones, rosas o verdes (muchas veces se superponen), pero, independientemente de su forma o matiz, siempre acaban dándonos una visión limitada y parcial de la realidad, proporcionándonos sufrimiento, dolor y frustración y, en definitiva, impidiéndonos ser felices.


Una persona de Mente Libre es aquella que tiene el deseo de liberarse de esos patrones negativos,  que vive en constante cuestionamiento personal y que no quiere seguir repitiendo esas viejas actitudes dañinas. 

No se trata de cambiar un color por otro, sino de eliminarlos todos y liberar nuestra mente para poder ver el mundo tal y como es, sin filtros.

Nuestras Afirmaciones

El pensamiento positivo, bien gestionado, nos hace más resistentes a algunos trastornos del estado de ánimo. La depresión tiene muchas causas. Sin embargo, los pensamientos de baja autoestima, de no ser dignos o de no ser lo suficientemente buenos, juegan un papel importante en los procesos depresivos. Con las afirmaciones positivas, puedes cambiar tu proceso de pensamiento y hacer que este juegue a tu favor, y no en contra.

Una afirmación, por norma, es una declaración confiada de una verdad percibida. Lo cierto es que la repetición de este tipo de verdades, en forma de afirmaciones positivas, ha ayudado a miles de personas a realizar cambios significativos en sus vidas. 

Sin embargo, los efectos no son para todos los mismos. Así, ¿por qué una persona puede beneficiarse de un diálogo interno plagado de afirmaciones positivas mientras que otra no obtiene ningún resultado al poner en marcha esta misma estrategia?

Pues bien, una afirmación puede funcionar porque tiene la capacidad de motivar, ilusionar e incluso de programar a nuestra mente para que trabaje en base a una idea determinada. Da igual que detrás de la idea exista realidad no, lo importante es que la persona le confiera la naturaleza de realidad: la mente no conoce la diferencia entre lo que es real o la fantasía. Eso es lo que ocurre cuando ves una película y empiezas a reír o llorar: la mente se identifica con los personajes de la pantalla y reacciona.

“Una afirmación es realmente todo lo que dices o piensas. Mucho de lo que normalmente decimos y pensamos es bastante negativo y no crea buenas experiencias para nosotros. Tenemos que reeducar nuestro pensamiento y hablar en patrones positivos si queremos cambiar nuestras vidas”.

-Louise Hay-

La Conducta Irresponsable


La irresponsabilidad es una conducta mediante la que una persona no cumple con aquello que previamente había prometido a otra, o aquello que forma parte de sus responsabilidades u obligaciones.

Se dice también que un acto de irresponsabilidad es aquel que una persona lleva a cabo sin tener en cuenta o prever las consecuencias hacia otras.

Es un tipo de comportamiento dentro de aquellos de antivalor. Esto quiere decir que las personas que ejercen la irresponsabilidad no solamente no miden las consecuencias de sus acciones hacia su propia persona, sino que tampoco miden o se percatan de las consecuencias que estas tienen en otras personas.

No obstante, las consecuencias de la irresponsabilidad pueden variar en función del grado de irresponsabilidad que tenga la persona. Por ejemplo, no es lo mismo ser irresponsable y no comprar alimento para la familia que ser irresponsable y demorarse solamente unos días en el pago de un impuesto. En el primer caso la consecuencia será que toda la familia es quien no tendrá alimentos para comer. En el segundo caso, las consecuencias pueden limitarse a un pago extra o adicional por tal demora.

En resumen, la irresponsabilidad es un acto que afecta la vida de las personas de forma individual y/o colectiva/social.

Irresponsabilidad a nivel personal: Es difícil medir hasta dónde pueden alcanzar las consecuencias de las acciones de una persona. No obstante, existen, en líneas generales, consecuencias ligadas más a la esfera personal que otras. Un tipo de irresponsabilidad personal puede aquella en donde un niño no realiza los deberes que la maestra ha solicitado. Esta acción podría enfadar a sus padres que las consecuencias recaerán casi de forma absoluta sobre el niño (exceptuando que se cite a los padres o que se expulse al niño por varios actos irresponsables).

Irresponsabilidad a nivel familiar: Los ejemplos de irresponsabilidad que recaen sobre el entorno cercano de un sujeto son muchos. Así una persona que pierde su empleo por ser irresponsable impide que su familia pueda acceder a un sistema de salud, casa, comida, cuidados, etc.

Irresponsabilidad a nivel social: Un acto de irresponsabilidad a nivel social puede ser el de una persona que decide, mediante engaños y mentiras, estafar a otras a cambio de dinero. Esto no solo tendrá consecuencias para el sujeto que actuó de forma irresponsable, sino que dicho acto recae en un incumplimiento civil (no robar) en cuyo caso es imprescindible que la justicia recaiga sobre dichos actos. En estos casos es la sociedad (o los implicados en la estafa como víctimas o victimarios) sobre los que recae las consecuencias de irresponsabilidad.

Dependiendo de la complejidad o grado de la irresponsabilidad la condena puede ser social o personal.


Pensar Lo Que Pensamos

Opinar es un acto inmediato. Lo ejecutamos de forma automática, sin pensarlo mucho. Esto pasa porque nuestras opiniones ya están más o menos claras, y las preestablecemos con base en nuestras propias creencias, en nuestra visión de mundo y en algunos valores que compartimos con un grupo particular de personas. Opinar es válido. Es importante para establecer vínculos, para construir de forma compartida, para la discusión.

Pero hay un asunto esencial que tendemos a olvidar: el hecho de que pensemos tal o cual cosa sobre una situación o persona, no convierte nuestra opinión en argumento informado. Opinar es declarar una postura, y no requiere de fundamento, método ni lógica alguna. Por ejemplo, alguien puede opinar que es peligroso que las mujeres caminen solas por la noche, especialmente si han bebido y coqueteado en un bar. Alguien podría opinar que, si una mujer que coqueteó en un bar es agredida sexualmente en el estacionamiento, es porque ella lo provocó. Esa es una opinión válida, construida sobre un sistema de valores particular, pero no es un argumento fundamentado. Fundamentar la argumentación pasaría por cuestionarnos la violencia sexual como ejercicio de dominación cultural. 

Por preguntarnos qué hace que un grupo de personas tenga privilegios por encima de otro, quién lo decide y por qué.

El asunto con la opinión es que tiende a ser lapidaria. Por ejemplo, cuando hablamos de una figura pública, nuestras opiniones no pasan por el filtro de la empatía. 

¡Decimos lo primero que se nos viene a la boca! Cuando opinamos en grupo, nos convertimos en una masa abstracta que se divide en bandos “a favor” y “en contra”: que si Leonora es una emprendedora de verdad o una aprovechada que se gasta el dinero del marido para figurar. Que si Melissa tiene talento o su único mérito es que enseña “más de la cuenta”. Que si la asistente de LuisGui es una profesional competente o le dieron el puesto por razones más “sórdidas”. Ya sé lo que opinarán muchos: “la que se mete a figura pública, que aguante”. Y está bien, pero esa es una opinión y no un argumento.

Hay algo obvio que se nos escapa cuando nos transformamos, como colectivo, en “opinión pública”: cuando hablamos de los otros, olvidamos que son personas. Olvidamos a las dos familias que lloran el accidente de tránsito: a la del ciclista fallecido y a la del conductor que se dio a la fuga luego del impacto. Buscamos un culpable, para destruirlo. Si argumentáramos en lugar de opinar, podríamos discutir un poco sobre nosotros mismos como sociedad, para construir algo, lo que sea, a partir de la tragedia: podríamos preguntarnos por qué nuestro sistema vial está centrado en los vehículos y no en las personas. Podríamos cuestionarnos por qué seguimos bebiendo y manejando a sabiendas del peligro que implica. Pero opinar es, sin duda, más sencillo.


Opinemos, sí. Y hagámoslo siempre. Pero no olvidemos que lo que opinamos dice mucho sobre nosotros mismos y muy poco sobre los demás. 

Recordemos las sabias palabras de A. B. White, que nunca pasan de moda: “El prejuicio nos ahorra mucho tiempo. Podemos formarnos una opinión sin necesidad de conocer los hechos”.

Claridad Conceptual

¿Qué entendemos varios de los que hemos alertado sobre esta confusión de términos por claridad conceptual? Cuando asistimos a conferencias, cuando oímos y leemos en los distintos medios de comunicación llamados a participar en actos de política vecinal, municipal, estatal o nacional se puede observar que con muchísima frecuencia, demasiada diría, quienes hablan o escriben no poseen la precisión semántica indispensable de algunas locuciones con las cuales elaboran sus argumentos. 

No significa lo mismo ingenuo que iluso, como tampoco es lo mismo pobre que miserable.
En esas conferencias, charlas u otras modalidades se puede escuchar que igualan un régimen autoritario con uno totalitario. Entre los factores que caracterizan a uno y a otro, aunque en algunos casos pueden tener similitudes, hay diferencias muy claras; basta acercarse y leer con atención a los especialistas en Filosofía Política para aprender a manejar estos conceptos sin mezclarlos descuidada e indiscriminadamente. Hay un Diccionario de política de Norberto Bobbio que recomiendo ampliamente.

El autoritarismo apela a la represión y cualquier otro mecanismo para imponer su voluntad sobre la sociedad civil. Su nota esencial es el carácter autocrático y la propensión a restringir lo más posible las libertades personales. Comúnmente, un régimen autoritario es gobernado por una élite que emplea la represión para conservar el poder. Un régimen autoritario puede presentarse como una tiranía, monarquía, gobiernos militares, o gobiernos en los cuales solo un partido es quien ejerce el poder.

En relación con el totalitarismo es conveniente recordar que Hannah Arendt empleó el concepto para describir los regímenes de ciertos países durante los años de Arendt. De tal manera que se denomina totalitarismo a aquellos regímenes en los que la vida diaria de los ciudadanos es absolutamente controlada por la dominación de un partido político. 

El totalitarismo es el ejemplo de un control estatal absoluto, yendo más lejos de lo que hacen las dictaduras, gobiernos militares y gobiernos autoritarios. Entre los factores que caracterizan a un régimen totalitario está la existencia de una ideología oficial que es vista como incontrovertible. La coexistencia de un grupo armado o policía secreta leal a los intereses del partido. Y, por supuesto, los medios de comunicación están altamente restringidos cuyo propósito principal es adoctrinar a la sociedad civil.

Cuando se oye a alguien decir, por ejemplo, que es igual el fascismo al comunismo, equivoca completamente las diferencias radicales de ambas modalidades de hacer política. Lo diré en forma muy simple. El comunismo está basado en la igualdad económica que aspira a alcanzar el ideal de una sociedad sin clases sociales; por su parte, el fascismo es un sistema básicamente nacionalista. Las clases sociales están rígidamente diferenciadas y tiene al frente un líder absoluto.

El comunismo se conoce como la dictadura del proletariado, propiedad común de las herramientas de producción, y la característica que sobresale es la inexistencia de la propiedad privada. Mientras que en el fascismo está permitida, aun cuando prive la obediencia y utilidad al Estado.

¿Qué consecuencias trae confundir ambas ideologías? Si un médico confunde unos síntomas y da un diagnóstico equivocando las enfermedades, también yerra al prescribir la medicina y puede, incluso, ocasionar la muerte del paciente.


Venezuela agoniza y su salvación no está en seguir insistiendo en transitar por un camino lleno de equivocaciones, altanerías, soberbia e incapacidad para reconocer errores. Venezuela necesita que se deje de lado la improvisación. Se necesita cohesión, claridad conceptual y, sobre todo, cultura política. No basta el voluntarismo.

Aprender A Convivir


“La idea de convivir con las y los demás es un instrumento entre varios para combatir los prejuicios que impiden la concertación. De esta manera, parecería adecuado que la educación se diera a dos niveles; en un primer nivel, en el descubrimiento gradual del otro; en un segundo nivel, en la participación de trabajos en común, con un método de solución de conflictos presentes. Descubrir al otro u otra tiene una doble misión, una que es enseñar la diversidad de la especie humana, la otra contribuir a una toma de conciencia de las semejanzas y la interdependencia entre todos los seres humanos; ello teniendo en cuenta que el descubrimiento del otro pasa forzosamente por el descubrimiento de uno mismo o una misma”. (Cabildo Verde 2008b)
Esto quiere decir que hay que aprender a vivir junto con los demás en una cultura de paz, respetando los derechos de los demás y, sobre todo, respetando todas las formas de vida sobre el planeta.
Para poder tener una convivencia pacífica, para interactuar y conocer a los demás y para lograr trabajar por objetivos comunes, es importante desarrollar una serie de valores y actitudes como los que se señalan a continuación:

Desarrollo del autoconocimiento y la autoestima. Tarea que niños y niñas deben emprender desde la primera infancia.

Desarrollar la empatía, es decir, la capacidad de ponerse en el lugar del otro. Aquí es importante que niños y niñas tengan la oportunidad de iniciarse en la empatía, aunque esta no se adquiera en esta etapa, pero sí se sientan las bases para su desarrollo.

Resolución de conflictos sin violencia. Los niños y las niñas se ejercitan en la resolución de conflictos haciendo uso del diálogo y el respeto al otro.

Cooperación. Aprenden a compartir y trabajar en equipo por un bien común, disfrutando de las metas alcanzadas en grupo.

Tolerancia a las diferencias. Los niños y las niñas se pueden reconocer como diferentes a nivel personal pero iguales en derechos.

Aprender a convivir con el medio ambiente
Los niños y niñas deben aprender que cuidar el medio ambiente es cuidar la vida humana. Es importante, pues, que aprendan que el ser humano tiene la responsabilidad de utilizar los recursos con sabiduría, de vivir, no de destruir.
Si destruimos el ambiente, estaremos perjudicándonos a nosotros mismos y a los demás, incluso a las generaciones futuras. Cuidar el mundo es cuidarnos. Los niños y niñas tienen que aprender que sus acciones tienen repercusiones y que, en la medida en que protejamos nuestro ambiente inmediato, podemos conservar nuestro país y nuestro planeta y garantizar un legado de supervivencia para las futuras generaciones.

La escuela es un lugar idóneo para que niños y niñas desarrollen su conciencia sobre el medio ambiente. Tener conciencia ambiental implica que los niños y las niñas conozcan el ambiente, lo cuiden, lo protejan y conserven. Es importante recordar que para que ellos puedan asimilar estos conceptos y desarrollar esa conciencia se requiere que puedan vivirlos a través de experiencias significativas y cotidianas.


jueves, 7 de febrero de 2019

Empatía Con La Desgracia Ajena

En México y Puerto Rico se han vivido situaciones trágicas, tristes y difíciles. Todos lo vimos en las noticias, redes sociales y en la conversación de la gran mayoría de las personas. Lo que hicimos diferente fue nuestra manera de reaccionar frente a un mismo acontecimiento.

Tal vez tú fuiste de los que rompieron en llanto al enterarse, los que elevaron una oración, el que se unió al equipo de voluntarios, o el que inició la colecta entre sus amigos y familia o tal vez fuiste el que pensó “qué exagerados los que lloran viendo las noticias” o “ya hice lo que podía”.

Cuando hablamos de nuestra reacción frente a la desgracia ajena, entran en juego muchos factores como la personalidad, sensibilidad, alguna experiencia previa asociada, vínculos sentimentales con quien está sufriendo y demás
.
Pero definitivamente lo que podemos hacer para ser más empáticos frente al dolor y el sufrimiento ajeno es ser respetuosos: respetar cómo la otra persona decide vivir ese suceso, cómo lo procesa y canaliza y cómo decide actuar. Aquí nadie hace más o menos, porque depende de la percepción de quien sólo está observando y de la percepción de quien está actuando.


Por ello sigamos poniendo en práctica la maravillosa habilidad de ser más empáticos a través del respeto. Respetando a quien en un momento de dolor decide guardar silencio, respetando a quien se quebranta, a quien grita de dolor o a quien solo quiere ser abrazado con amor.