Una de las frases menos conocidas de Goebbels, el genio que
logró engañar a la culta Alemania de entre guerras, dice que “la propaganda
debe limitarse a un número pequeño de ideas y repetirlas incansablemente,
presentarlas una y otra vez desde diferentes perspectivas, pero siempre
convergiendo sobre el mismo concepto. Sin fisuras ni dudas”.
Viendo el ambiente político, y el modo como los líderes de
los diferentes partidos y algunos creadores de opinión presentan ciertos temas,
uno puede acabar con la impresión de que, en varios asuntos, se está siguiendo
a la perfección el guion del ministro de propaganda de Hitler.
Son las que llamo, en el título de esta nota, mentiras
recurrentes: falsedades, o verdades presentadas parcialmente, que se repiten
reiterativamente, abusando de la buena fe de las personas, en algunos casos, y
en otros, simplemente de la ignorancia.
Para presentar esquemáticamente algunas de ellas, tengamos
en mente que la verdad, como decía Tagore, es la única que puede liberar de sus
grilletes a los hechos
.
Primera: el país iba bien y la llegada de la izquierda al
poder lo descompuso. No es cierto: en gobiernos anteriores, por
irresponsabilidad en el manejo de las finanzas públicas y medidas populistas,
el fisco empezó a hacer aguas. Lo que sí es así, es que la llegada de la izquierda
propició un ambiente de tensión por un discurso oficial anti empresa privada,
que aceleró la falta de inversión y el declive económico.
Segunda: La Sala detiene los fondos que el estado necesita.
Los magistrados no detienen nada, tienen declarado que la forma en que se
aprobó el préstamo por novecientos millones fue inconstitucional, porque se
hizo en contra de los procedimientos que la Constitución establece.
Tercera: La Sala es desestabilizadora. Sólo se puede
desestabilizar lo que es estable. La manera en que se maneja el presupuesto por
parte del gobierno, en los tres Poderes del Estado, hace que las finanzas
públicas estén en una situación vacilante (por decir lo menos), y en ese manejo
la Sala no tiene nada que ver.
Cuarta: El Estado es quien debería controlar la economía
para que existan programas sociales, los privados son voraces y actúan sólo en
beneficio particular, en detrimento de la gente. Sin embargo, basta dar una
mirada al mundo, con ojos desideologizados, para darse cuenta de que el exceso
de protagonismo estatal, en sociedades políticamente manipulables, logra
justamente el efecto contrario.
Quinta: La Fiscalía se presta a persecuciones políticas
contra personas particulares. Una persecución es política cuando se persigue a
alguien por sus ideas, si se incoa un juicio civil o penal contra alguien
con base en probables pruebas de culpabilidad no hay persecución política,
sino, simplemente, cumplimiento por parte del fiscal de su trabajo.
Sexta: El sistema de pensiones es un invento de los ricos
para hacerse con el dinero de la gente. El dinero sigue siendo de los
trabajadores, cuanto más gana la AFP al invertirlo más ganamos los que
cotizamos.
Séptima: La Sala es un instrumento de la derecha. En primer
lugar los magistrados fueron elegidos por la Asamblea con los votos de todos
los diputados, no sólo con los de derecha. La Sala no incoa juicios de oficio,
sólo responde a demandas ciudadanas. Y, por último, siempre ha actuado
basándose en procedimientos estrictamente jurídicos a la hora de interpretar la
Constitución: ordenamiento legal que no es ni de derecha, ni de
izquierda.
Podría seguirse… Sin embargo, la intención de esta nota es
llamar la atención sobre el maltrato que en esos casos sufre la realidad de las
cosas; pues, como declaraba Emerson: “la verdad es bella, pero las mentiras
también lo son”, y corremos el riesgo de ser seducidos.