¿Qué diferencia a las personas que acaban consiguiendo vivir
la vida que desean o alcanzar sus sueños de las que no?
Ciertamente no es que sean más capaces o estén hechos de una
pasta diferente.
Lo que les diferencia, principalmente, es que no se ponen la
zancadilla a ellos mismos. Así es, muchos de nosotros, de forma
inconsciente, nos ponemos a nosotros mismos limitaciones que no son reales. Les
damos poder a estas limitaciones y se vuelven en contra nuestra.
Conocer cuáles son, hacernos conscientes de ellas, es el
primer paso para que dejen de tener el poder que les concedemos.
Así que aquí van:
PRIMERA LIMITACIÓN: VER EL PRESENTE O EL PASADO COMO
PRUEBA DE LO QUE PODEMOS CONSEGUIR EN NUESTRA VIDA.
Lo que ha ocurrido hasta ahora no es prueba alguna de
lo que somos capaces de hacer o de lo que podemos conseguir en un futuro. No te
dejes engañar por esta parte de ti.
Qué hacer: enfócate en la dirección de lo que quieres y
hazte las preguntas: ¿cuál es el siguiente paso que puedo dar? y ¿quién me
puede ayudar?
Recuerda que cuentas con la capacidad de aprender, con la
fuerza de voluntad, la perseverancia, la creatividad, personas que ya saben lo
que hay que hacer y te pueden enseñar… es cuestión de que digas sí a lo que
quieres y vayas dando pasitos.
El pasado, pasado está.
El pasado, pasado está.
Crea un futuro que cuando se vuelva pasado y te vuelvas a
verlo, te haga sentir orgulloso de ti.
SEGUNDA LIMITACIÓN: ESPERAR A PASAR A LA ACCIÓN A
CUANDO ESTÉS PREPARADO O A CUANDO LAS CONDICIONES SEAN LAS ADECUADAS
Si haces esto muy probablemente nunca des el paso.
¿Qué significa estar preparado? ¿Sentirse seguro?
Cuando avanzamos hacia lo desconocido es normal que una parte de nosotros se sienta insegura, pero esa no es razón para dejar de avanzar.
Qué hacer: dejar de ver la incomodidad que produce la
inseguridad o el miedo como excusa para no avanzar y pasar a la acción incluso
en presencia de esta incomodidad.
No es necesario que se vaya la sensación de nervios o miedo
para avanzar y, ciertamente, no es necesario que todo esté colocado en el lugar
que creemos más adecuado. Esta forma de pensar sólo es una forma de evitar
pasar a la acción y mantenernos en la zona de confort. El único problema es que
quedarnos ahí no es nada cómodo y nos recuerda 1) que nuestros sueños son
inalcanzables, 2) que no somos capaces o que no nos atrevemos a avanzar.
Quedarse en la inacción alivia momentáneamente la
incomodidad y los nervios de salir a lo nuevo, pero alimenta la creencia a
largo plazo de que no soy capaz.
TERCERA LIMITACIÓN: TOMARSE LA VIDA EN SERIO
Cuando nos tomamos las cosas en serio perdemos
perspectiva, claridad, elevamos nuestro nivel de estrés e incluso hacemos que
la situación parezca más difícil de lo que es.
Qué hacer: una de las frases que recuerdo de mi madre
es “todo tiene solución menos la muerte”. Abre la perspectiva para ver que
no es tan grave lo que está pasando. Que la vida es algo más que solucionar
problemas. Y sobre todo, que la vida siempre es más grande que el problema que
estás viendo.
Abre la perspectiva, recuerda lo que sí te va bien, lo que
sí funciona en tu vida. Aprecia la belleza a tu alrededor, las personas que te
quieren y comparten contigo. Despierta la calma y la paz dando un paseo en la
naturaleza o lo que sea que te ayude a despertar la paz en ti y luego vuelve a
mirar esa situación.
Asegúrate de que añades humor a tu vida.
El humor es una de las mejores perspectivas que podemos
encontrar y que nos reconecta con algo muy valioso, la alegría de vivir.
A partir de ahora si aparecen alguna de estas limitaciones
espero que te pares a verlas, las mires a los ojos, sonrías y digas: hoy el
poder lo tengo yo.
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