domingo, 14 de enero de 2018

Seamos Solidarios


Se ha escrito y hecho muchísimo en nombre de la “solidaridad”. Incluso, algunos han llegado a decir que “ser solidario” es parte del talante chileno, sobre todo porque nos asoma en momentos de dolor, en terremotos y en las desgracias más desgarradoras: donde hay infortunio, lo más seguro es que allí nos encontremos con dos chilenos, uno en adversidad, otro ayudando a quien lo necesita. 

Para qué hablar de la Teletón, que ha cuadrado a nuestros conciudadanos bajo sus filas durante años y años, pese a las críticas más furibundas en su contra.

En cada una de estas acciones sociales visibilizamos la solidaridad. Cuando un país entero se vuelca hacia las personas con discapacidad, o cuando un grupo de universitarios realiza trabajos que van en beneficio directo de una comunidad que tiene necesidades materiales y espirituales, hay allí formas nobles de concretar la solidaridad, es decir, de responsabilizarse por la suerte de los demás; pero, ¿qué implica “responsabilizarse” por los más desventajados?, ¿”asistirlos” para que salgan de la pobreza, entregándoles herramientas para que lo hagan por sí mismos, premiar sus “méritos” con beneficios de distinta índole, redistribuir la riqueza del conjunto del país entre quienes no la poseen, reformar las estructuras e instituciones sociales injustas, cambiando todo lo que sea carente del más mínimo sentido de humanidad?

Todas estas preguntas, legítimas y razonables, revelan que el asunto no es tan sencillo como parece. Las respuestas exigen una serie de precisiones que no todos están dispuestos a asumir.

En nuestro país, por el contrario, nos hemos acostumbrado a hablar de la solidaridad a troche y moche. Cualquier asunto con olor a “social”, ya es solidario. Y así, usualmente “imponemos” nuestro parecer por sobre las sensibilidades ajenas ─pasamos “retroexcavadora”─ donde ciertamente hay injusticias, pero también complejidades políticas, técnicas y culturales que no se solucionan con payasadas, ni tampoco negando la sal y el agua a quienes a veces tienen más iniciativa que nosotros.

¿Qué nos exige, en consecuencia, la “solidaridad” en nuestros días? Reflexión seria: hay tras la palabra “solidaridad” distintos conceptos y miradas sobre la persona y la sociedad, que requieren ser ponderadas, interpretadas y analizadas críticamente. La filosofía, la teoría política o la economía tienen un rol indispensable, que no siempre empleamos correctamente.


Hablar En Público



Hablar bien en público requiere de un buen entrenamiento, pero también de una gran honestidad y de saber conectar con nuestras emociones desde nuestro interior. Construir nuestra autoconfianza es un paso previo fundamental para poder expresarnos con soltura y naturalidad, de forma abierta y sin temores.

Es mucha la oferta de cursos y formación en habilidades de oratoria que hay en el mercado. Sin embargo, aprender a utilizar las herramientas no es suficiente. Por eso, los programas Dale Carnegie van más allá y parten de la construcción de una autoconfianza, necesaria para brillar como oradores o ponentes.

Algunas de las cuestiones a tener en cuenta y que nos ayudarán a realizar una mejor presentación o ponencia, son las siguientes. Sin embargo, sólo con el hecho de trabajar previamente en nosotros mismos para hacer aflorar nuestro auténtico potencial, será posible transmitir un mensaje creíble y potente.

Consejos para una mejor presentación
#1. Preparación y ensayo
Las presentaciones en público que mejor funcionan son las que mejor se han preparado. Y ello significa haberles dedicado unas cuantas horas de trabajo. Aunque nos parezca que determinados oradores saben improvisar, incluso esas aparentes improvisaciones han sido ensayadas previamente. Teniendo en cuenta esta premisa nos aseguramos buena parte del éxito. 
#2. Buen uso de las pausas y de los silencios
Las pausas y los silencios sirven para tomar mayor control del discurso. Crean sensación de expectativa ante lo que se va a decir y ayudan a reforzar el mensaje para que se tenga en cuenta en su debida importancia. Ayudan a dar más autoridad al emisor y transmiten confianza a la audiencia. Por si fuera poco, bien empleadas, las pausas dan tiempo a que el público integre el contenido y comprenda bien el significado de lo que el orador está transmitiendo.
#3. Poner las emociones a nuestro favor
Reconectar con nuestro interior y poner a trabajar las emociones en nuestro favor nos ayudará a sintonizar con el público. Ser honestos con nosotros mismos y con los demás es el camino más efectivo para llegar a nuestros oyentes. La empatía, la asertividad, la humildad y la generosidad son grandes aliadas. Dale Carnegie afirmaba que las personas ‘somos criaturas emocionales’, más que seres basados en la lógica.
#4. Conocer a nuestra audiencia
Conocer a nuestra audiencia antes de dar una charla, nos ayudará a enfocarla mejor. Podremos averiguar qué esperan de nosotros, qué contenidos les interesan, qué dudas, preocupaciones o necesidades tienen. De ese modo, podremos dar respuesta a sus inquietudes y haremos de nuestra ponencia algo útil, interesante y motivante.
#5. Práctica, práctica y práctica
El ‘cómo’ y no sólo el ‘qué’ es importante en una charla. A veces, incluso más. Por eso, ensayar y practicar nos dará las habilidades para hacer de nuestra charla una ponencia amena e interesante incluso aunque el tema no sea completamente nuevo. Una nueva manera de explicar algo ya conocido es también una forma de hacer comprender el mensaje desde un nuevo punto de vista. El cómo aporta riqueza a una ponencia.
Practicar mucho nos permitirá también alinear nuestra gestualidad con nuestro mensaje hablado.

Recordemos lo que decía el prestigioso psicólogo Albert Mehrabian, quien afirmaba que el lenguaje verbal sólo un 7 por ciento en la comunicación de emociones y sentimientos. En cambio, un 38 por ciento de la comunicación corresponde al lenguaje paraverbal o vocal (entonación, proyección, timbre, tono, énfasis, pausas, ritmo); y el 55 por ciento restante al lenguaje corporal (gestos, posturas, mirada, movimiento de los ojos, respiración).


La importancia de los elementos no verbales sobre los verbales aumenta cuando son incongruentes entre ellos. No hay nada menos creíble que una charla cuyo contenido no se vea reforzado por nuestro lenguaje corporal. Los gestos conectan con nuestro inconsciente. De forma intuitiva captamos que algo falla, que algo no encaja y desconfiamos del mensaje y de la persona que lo emite.

sábado, 13 de enero de 2018

El Mundo De Las Ideas


Has pensado alguna vez cómo sabes las cosas que sabes? Algunas las sabemos porque alguien nos lo contó, otras porque las hemos visto, otras porque las hemos pensado... ¿Cuántas cosas podemos saber? Por lo que respecta a cuánto podemos saber, es decir, a los grados de conocimiento, Platón diferencia dos grados. Y lo hace atendiendo a su definición del mundo en dos regiones. ¿Recuerdas? Mundo de las ideas y mundo de las cosas. Al mundo de las cosas corresponde la opinión y al de las ideas la ciencia.

¿Es posible que alguna vez alguien sepa absolutamente todo, referido a todo? ¿Y si alguien te preguntara que le digas qué es una idea? ¿Qué dirías? Entre otras cosas, de las condiciones, límites y posibilidad de lo que podemos conocer se ocupa la teoría del conocimiento. Vamos a ver aquí, que decía Platón de este asunto.

Y a Platón se le planteaba un problema: ¿cómo conocemos las ideas si pertenecen a un mundo (el inteligible) en el que el hombre no está porque vive en el sensible? Para responder a esto, Platón lo explicó gracias a dos conceptos que son importantes: la reminiscencia o recuerdo, y la dialéctica.

¿Cómo conocemos las ideas si están en el mundo inteligible? Básicamente Platón sostiene que podemos conocerlas recordando. Pero puede recordarlas a través de las cosas del mundo sensible. Se trata de recordar lo que hay en el alma y que ésta conoció cuando estuvo en el mundo inteligible. 

Según Platón, solamente la contemplación directa de las ideas en el mundo inteligible nos permite conocerlas. Y el alma humana vivió en ese mundo, contemplándolas allí. Cuando nuestra alma cayó al mundo sensible y se unió al cuerpo las olvidó. La reminiscencia, por tanto, es recordar.

¿A qué te recuerda esto? La religión cristiana, siglos después de Platón, también habló de un paraíso original perdido, de un alma que es "castigada" a vivir en la tierra... Son muchas las semejanzas que hay entre el pensamiento platónico y la religión cristiana. O dicho de otra manera, el cristianismo asumió y transformó en religión conceptos filosóficos de Platón.

Hemos visto que Platón escribió en forma de diálogos. La dialéctica es, precisamente, el arte del diálogo. Y también es un método filosófico, una forma de pensar. Se trata de "ascender" al mundo inteligible mediante el pensamiento. Y ya hemos visto que la idea suprema es la idea de Bien.

Ascendemos a ella mediante el amor, que es el motor de esta ascensión. Por tanto, el amor en Platón no es lo que hoy en día entendemos en sentido coloquial como querer a una persona.

Se trata más bien de ir ascendiendo en el conocimiento que nos lleva de las cosas a las ideas. Partimos, por ejemplo, de los ejemplos individuales de perros que podemos ver por la calle, y de ahí vamos definiendo qué es un perro. Y a partir de lo que es un perro llegamos a la idea de animal. Y de la idea de animal a la de vida... Lo que vamos haciendo en este proceso es lo que Platón llamaba una "ascensión cognoscitiva", ir sabiendo más, al alejarnos de los casos y las cosas concretas e ir acercándonos a las ideas.


Nuestra Valía



La seguridad representa nuestro sentido de la valía, nuestra identidad, nuestra base emocional, nuestra autoestima, nuestra fuerza básica personal( o la ausencia de ella )…” decía S.Covey.

Antes de cualquier debacle, nos sentimos útiles, lo más útiles… tenemos trabajo, hacemos felices a las personas que nos rodean. Sentimos que ayudamos al mundo con nuestra aportación, por pequeña que sea.
Pero ahora piensas, que ya nada vale la pena, ni tú mismo.

 Te has quedado en paro, sin pareja o los amigos con los que siempre estabas, ya no lo están porque tienen novias o casados y tienes que hacerte otros amigos, si quieres hacer algo fuera de casa.

“ Soy un inútil..” te dices a ti mismo. Ya nadie te va a pedir que le ayudes haciendo eso que se te da bien a ti. Nadie querrá ser tu amigo, a una edad ya es difícil de hacer amigos. O como está el mercado laboral, a tu edad es difícil contraten a alguien.

También he conocido a gente que llevaba la palabra “inútil” impresa a su carácter desde la niñez. La educación de algunos padres, hace decirles a sus hijos, que son inútiles, que tienen que hacer las cosas como están estipuladas, que la vida es muy dura, que sin esfuerzo no se conseguirá nada en la misma… Una presión que lleva a dos situaciones, a creerse que de verdad eres un “inútil” para todo, ya que no has llegado a conseguir satisfacer las expectativas de tus padres y a “explotar” emocionalmente a veces con consecuencias nefastas.

Ese trabajo no era lo que te hacía sentirte útil, era como te desarrollabas en él, cómo te ibas superando, en el aprendizaje que ibas acumulando y las experiencias que vivías.

Esa pareja no te hacía sentirte útil, era las experiencias, las sorpresas, los momentos que le hacías vivir para hacerla feliz a tu lado.

Tu familia te decía de pequeño que era un inútil. Mentira. Lo que pasaba que no llegabas a las expectativas desmedidas que ellos tenían sobre ti. Pero si te das cuenta, has ido haciendo cosas increíbles, únicas, que jamás pensaba que podrías hacer. Y si, no pienses que no te querían porque no alcanzabas ese listón, ellos te querían, claro que sí, pero a su manera.

Al no alcanzar esos listones de tu familia, al no tener pareja o un puesto de trabajo, ahora piensas que no vales para nada, que no tienen ningún don, que la vida no tiene sentido sin alguna de esas cosas.

¡¡FUERA YA ESOS PENSAMIENTOS!!
Tú vales muchos más de lo que te creías antes y ahora. Ves a la vida de color negro, dices que no tienes ninguna motivación, que no tiene ningún sentido ya nada.

Dudas de ti, de tus capacidades. Tu confianza se ha ido ya hace tiempo con otra persona.

Sin ese trabajo, sin esa persona, sin ese amor que tanto crees que te hace falta, sientes que no hay ningún aliciente para levantarte de la cama. Te gustaría que la vida pasase lo más rápido posible.

¡¡YA ESTA BIEN!! LEVANTATE. VALES MUCHO.
¿Y por qué te digo todo esto aunque no te conozco? Porque yo me he sentido así en algún momento de la vida. ME SENTÍA UN VERDADERO INÚTIL.

Dependía del exterior, del qué dirán, de si satisfacía o no las expectativas de los demás. Y cuando no lo conseguí, caí en un gran bache.

Pensaba que mi vida solo dependía del exterior y estaba muy equivocado. Desde la juventud, dependemos más del exterior que del interior y cuando perdemos el lazo que nos hace sentirnos parte de la sociedad, pensamos que somos lo peor. 

Dependemos más del amor de afuera, que del amor que tenemos dentro de nosotros mismos. Nuestra autoestima, confianza, depende más de alguien, que de nosotros mismos.

Ahora que tu personalidad, tu ser, piensas que se ha quedado totalmente desvalido, desnudo, es el momento ideal, para reconstruirte.
¿Cómo empezar? Reafirmándote en tu valía.

Haz una lista de esos pequeños, grandes y medianos éxitos que has ido consiguiendo a lo largo de tu vida.. Hacer el camino de Santiago, construir alguna cosa para tu casa, ir al gimnasio todos los días , dar una conferencia delante de tus compañeros de trabajo o decir a esa persona que tanto te gusta “Me gustas”…

Aunque no creas, has hecho muchas cosas, que han hecho superarte a ti mismo y ponerte una sonrisa en los labios tras superar tus límites.

Los superaste por ti mismo, sin que nadie te dijera nada, sin depender de las direcciones de nadie… Sé que te parecerán proyectos pequeños, sin importancia, que todo el mundo podría haberlo conseguido, pero los hiciste tú sólo, por iniciativa propia.

¿Ya has escrito esos hechos?

Y ahora viene el gran reto, adentrarse en uno mismo. Antes dependías de los demás, pero en esta vida, solo dependes de una persona, DE TI MISMO.

Te sientes desvalido, sientes que no vales nada, Y VALES MUCHO. Conócete, respóndete con sinceridad a esas preguntas que tanto miedo te han dado siempre, como por ejemplo: “¿En qué soy bueno? ¿Tiene sentido mi vida? ¿Cuál es el concepto que tengo de felicidad? ¿Soy feliz?..”.

Da miedo, respeto,  … como quieras llamarlo, pero al empezar a conocerte de verdad, te darás cuenta, de quien eres, de tus potenciales, de tus valores ( algo que nunca deberías sabotearte ), de ti… y te irás dando cuenta, que VALES MUCHO.

Has conseguido muchas cosas que te has propuesto, más de las que crees. ¿Y ahora vas a tirar la toalla por qué no tienes pareja? ¿Deprimido por qué no tienes trabajo? ¿Tu felicidad depende del exterior o de ti?
Sólo TÚ decides cuanto vales, no puede depender tu valoración de nadie más.

DEPENDE DE TI. A lo mejor ahora es el momento de crear ese sueño que siempre has tenido, a lo mejor ahora por fin de gritar a los 4 vientos, como eres, lo que sientes y quieres en la vida.

Solo depende ti conseguir todo lo que deseas, no depende de nadie más. Sólo depende de ti, decirte a ti mismo, te quiero, cuidarte, motivarte, alentarte.

 Tu felicidad, tu satisfacción, el aceptarte a ti mismo, sólo depende de una persona, y se llama, TÚ.

La Vida No Vivida


A la vida se le puede pedir no más de lo que pueda dar: instantes de ternura, de enamoramiento, sorpresas, nostalgia y esperanza. Segundos de lucidez, momentos para disfrutar de la belleza, de la amistad, de las lágrimas y las pasiones". Eso es algo de lo que se puede pedir a la vida según dice en su nuevo libro Javier Urra (¿Qué se le puede pedir a la vida?, Editorial Aguilar). 

Lo que cuenta Urra son verdades aprendidas a lo largo de su vida: como psicólogo, como profesor universitario, como educador de niños disminuidos, como reformador de niños conflictivos, como defensor del menor, como fiscal de menores y, sobre todo, como interlocutor en tantos conflictos humanos en los que se ha visto involucrado por sus distintas actividades.

El ministro de Educación que prologa el libro, no cómo ministro, sino como Ángel Gabilondo, viejo amigo de múltiples vivencias junto a Urra, lo expresa muy bien cuando dice: "Este libro que alienta Urra está atravesado por una experiencia, la de lo sencillo y difícil que es vivir. Imposible vivir bien sin bien vivir". 

Urra ha apoyado su conversación con los lectores en varios invitados que alumbran su discurrir. Los clásicos, de Aristóteles en adelante pasando por Calderón de la Barca y Cervantes, hasta Baroja, Ortega o Julián Marías o nuestro Ramón Irigoyen. También los vecinos como Sartre o Pessoa, como Shakespeare o Tolstoi, incluso ha acudido a leyendas y filosofías de otras culturas, desde el mismo Confucio a Krishnamurti. Y ni siquiera se ha privado de contar las citas que le ayudaron a vivir escuchadas en películas, canciones, poemas libros. "He leído muchos los clásicos durante los últimos años y he incluido algunas de sus reflexiones para apoyar mi diálogo con los lectores. También he incluido leyendas, fábulas, pequeñas historias de distintas culturas para contar lo que quiero expresar", dice.

¿Cómo la del rico mercader árabe que quiso saber qué había comprado el pordiosero con las dos monedas que le dio: "Con una, respondió el pordiosero, me he comprado pan para tener de qué vivir; con la otra me compré una rosa para tener por qué vivir"? 

Nadie vivirá nuestra vida, nadie morirá nuestra muerte, nadie dirá nuestras palabras y nadie querrá al otro con nuestro corazón. Lo dijo Gabilondo en su prólogo.

Por eso la vida no vivida es una enfermedad de la que se puede morir, como diría Jung. Tenemos que hacer de nuestra vida un proyecto personal. 

A veces tendremos que reunir el coraje para pasar de lo conocido a lo desconocido, para efectuar un salto metafórico al vacío, explorando el potencial de nuestro ser, sin malgastar el tiempo viviendo la vida de otros. Nuestros actos crean nuestro destino.


Detrás De La Máscara



“A pesar de la incertidumbre, siento la solidez de lo que existe, y la continuidad de mi ser tal cual soy” Carl G.Jung

Las flores de Bach trabajan sobre el mecanismo central de desconexión entre máscara y sombra. El mito griego de Quirón describe la tarea que cada persona debe enfrentar: la herida que debe sanar, la lección de vida que debe aprender.

La sombra es lo opuesto a lo que aceptamos, reconocemos y con lo que nos identificamos: nuestra máscara. De esta manera la tarea de la Terapia Floral consiste en destruir o disolver nuestras máscaras y ponernos en contacto, cercano e íntimo, con nuestra sombra. La Terapia Floral (en lenguaje moderno) es una psicoterapia sostenida por esencias florales.

Entrar en contacto con la sombra es el paso inicial del proceso terapéutico e implica:

Que la persona la sienta como parte propia e incorpore los afectos/ emociones que por ausentes se vuelven síntomas, ya que el síntoma es la expresión de una emoción suprimida

Que acepte que somos dos y que ambos somos “uno mismo”. Ej: Que todo Vervena - Vervain en la personalidad esconde un Violeta de Agua -Water Violet en su sombra, que todo Agua de roca - Rock Water, una Cerasifera - Cherry Plum.

Nuestro trabajo floral consiste en lograr que la persona reconozca lo que proyecta fuera de sí y considere sus síntomas, sus vínculos y sus sueños como espejos que le devuelven la madera de que está hecha su alma. Actividad difícil porque nos cuesta ver en nosotros lo que rechazamos en otros.

Eduardo H. Grecco nos aconseja como terapeuta, tener en cuenta tres lugares desde el cual diagnosticar en términos caracterológicos a una persona: máscara, sombra y posición emocional. La personalidad es la ventana por medio de la cual miramos el mundo y el mundo nos mira. 

La sombra es lo que ignoramos y rechazamos de nosotros mismos. La posición emocional es la modalidad afectiva que marca nuestra vida y tiñe el modo de mirar y ver la realidad propia y ajena.

Hay esencias para acercarnos, para tomar conciencia de nuestra sombra, opuesta a lo que es ese escudo identificatorio manifiesto que llamamos personalidad. Esa flor que mora en el abismo al que nos cuesta asomarnos es la que hay que descubrir y se debe prescribir cuando hablamos de prescripción caracterológica – flor tipo. Allí es donde mora la fuente de donde mana la “causa real de la enfermedad”.

“Detrás de una máscara rígida y autosuficiente, la sombra que tenemos que abrazar es el espíritu de libertad de pensamiento que envolvía a Bach por dentro y por fuera, de la cabeza a los pies”.


Instinto Humano


Disposición psicofísica innata, heredada, que incita al sujeto a actuar de una determinada forma frente a un estímulo o un objeto.

Toda conducta instintiva, en el reino animal, debe reunir, al menos, las siguientes características:
1. Ser innata: Es decir, no precisar de un aprendizaje previo.
2. Ser fijada: Esto es, tener lugar siguiendo unas pautas de comportamiento invariables y fijas.
3. Ser específica: Que ocurre siempre ante determinados estímulos internos o externos.
4. Tener un sentido de supervivencia para el sujeto o sus allegados.

La conducta animal se desarrolla básicamente en función de los instintos, de forma automática y sin que el sujeto tenga conciencia de ello.

En la conducta humana persisten un gran número de patrones instintivos, aunque, por su capacidad de racionalización, gran parte de la vida instintiva del ser humano ha sufrido un proceso de complejidad, mezclándose auténticos instintos con conductas voluntarias.

Generalmente, en el ser humano el impulso instintivo pasa por el «filtro» de la razón, por lo que, voluntariamente, es capaz de modificar, anular o reprimir la conducta instintiva. Esto es fácil de observar si comparamos la actitud de un niño pequeño con la de un adulto: el primero se moverá siguiendo únicamente sus apetencias, sin control, mientras que el segundo valorará sí es o no el momento adecuado para satisfacerlas. Pero este control es fruto de un aprendizaje y una educación que, en cierto modo, regulan los instintos. Es decir, se aprende a controlar los instintos, pero no la conducta instintiva en sí, que es innata.

Según la complejidad y desarrollo intelectual del ser humano, podemos clasificar los instintos de la siguiente manera:
A) Instintos vitales. Son los más primarios y comunes entre seres humanos y animales. Tienen por finalidad la conservación de la existencia del sujeto, de su familia o de su especie. Son los llamados instintos de supervivencia, que velan por el sustento y mantenimiento de la vida, al igual que evitan la destrucción o la muerte.
Entre ellos destacan:
1. Instinto de nutrición, que determina una serie de pautas de comportamiento dirigidas a la obtención de alimento y agua. Se pone en marcha por el estímulo interno del hambre o la sed, y en función de las necesidades corporales. Según el desarrollo en la escala evolutiva del animal, la conducta nutritiva será proporcionalmente más compleja: desde un simple acercamiento a la comida (como ocurre con el gusano) a la más compleja técnica de caza de una manada de lobos.
2. Instinto sexual, que está encaminado a la conservación de la especie. Impulsa, por la atracción erótica, el acoplamiento entre ambos géneros, con fines procreativos.
3. Instinto de lucha y huida, dirigidos a la protección de la integridad física frente a la agresión externa.
4. Instinto de guarida y búsqueda de calor, cuyo fin es protegerse de las inclemencias climáticas. Clara manifestación de este instinto son las migraciones de las aves.

B) Instintos de placer. Son un poco más complejos y selectivos que los anteriores. Son ya más típicos del ser humano, aunque algunos animales, los más evolucionados, pueden poseerlos también en sus patrones de conducta. Tienen como finalidad el proporcionar placer y aumentar el bienestar individual.

Generalmente, consisten en una selección y refinamiento de los instintos vitales. 

Así, en la nutrición, el ser humano elige determinados alimentos buscando más el placer que satisfacer su apetito. Igualmente, al beber, incluye los néctares como complemento del agua para aliviar la sed. No se conforma con un refugio, sino que busca comodidades en su hogar. La sexualidad llega a desligarse de los fines procreativos para encaminarse hacia la relación placentera. E incluso añade consumos superfluos e innecesarios, como el tabaco, el alcohol y las drogas, con el único fin de estimular sus sentidos.

C) Instintos sociales. Incitan al individuo a la formación de colectividades y a situarse dentro de las mismas con un cierto rango. Entre los instintos sociales destacan: la necesidad de compañía, de prestigio, de poder y de propiedad.

D) Instintos culturales. Más propios del ser humano culto y civilizado. Entre ellos destacamos la «ambición» de saber, las inclinaciones artísticas, la investigación, las tendencias filosóficas y religiosas, etc.


Así, si en los animales los instintos constituyen el motor de su vida, en el ser humano éstos pasan a un segundo plano, situándose tras los actos voluntarios y conscientes.

Una Nueva Oportunidad


En nuestra vida, en varios momentos nos sentimos perdidos. Con mayor o menor frecuencia creemos que este no es nuestro lugar, que no hacemos lo que nos hace felices o que lo que hacemos nos priva de las cosas buenas. En definitiva, que estamos mal y no le encontramos el sentido a nada. 

Bien, pues entre tú y yo, de perdido a perdido, ahora te tocan las preguntas del examen de tu vida que no llevas estudiado.

Es la primera de muchas preguntas que debes hacerte cuando te sientas así. 

Etimológicamente, perdido es alguien que no tiene un destino determinado. Sinceramente, creo que todos tenemos un destino, del que normalmente nosotros mismos decidimos el trayecto. Perderse es habitual si no sabes el camino, aprender de ello es obligatorio si quieres conocerlo.

Hay gente que pasa su vida haciendo cosas que detesta, para conseguir dinero que no necesita, comprar cosas que no quiere e impresionar a gente que odia“. 

Este tipo de gente que describe Emile Henry Gauvreay sí que son auténticos perdidos. Tendrás un momento confundido, dubitativo o indeciso; llámalo como quieras, pero tú no eres un perdido.

Al principio te parecerá que sí, que nunca has estado peor, que todos los momentos anteriores eran exageraciones de tu mente, que ahora no hay marcha atrás o que ya no vas a poder disfrutar como antes. Vuélvelo a pensar, quizás ahora ves claro que, de tanto que andamos, alguna vez nos perdemos entre tantos sueños de grandeza; aunque sabes que siempre vale la pena luchar para cumplirlos.

Olvida las palabras siempre, todo, nada y nunca. Los acontecimientos son relativos y los estados son temporales, no hay verdades absolutas ni sentimientos permanentes. Puede ser que hayas tenido un golpe de mala suerte, que te haya ocurrido un desafortunado suceso o que te hayas visto involucrado en un hecho puntual, pero no, no eres un perdido
.
Nuestra mente tiende hacia cuatro estados: euforia, estabilidad, irritabilidad y tristeza. Nuestras ajetreadas vidas son un vaivén entre ellos. Procuramos mantenernos entre los dos primeros, aunque a veces, las circunstancias o nosotros mismos nos lo impedimos
s.
Aprovecha cada momento, desapúntate del Máster de Cobardía que te sacas en la Universidad del Conformismo y empieza otra carrera, una de velocidad, una en la que tú eres el único aspirante y ganador. Esta carrera se corre montado con valentía, en un circuito en forma de sonrisa y con combustible hecho de coraje.

 “En realidad no importa que no esperemos nada de la vida, sino si la vida espera algo de nosotros” (Victor Frankl).


La vida son momentos, algunos altos y otros bajos creados por circunstancias internas y externas, aunque eres tú quien decide la intensidad de las pendientes; ese es el sentido que le quieres dar a la vida, y lo que ella espera de nosotros.

Imágenes Mentales



Existen dos características comunes que agrupan por un lado a las imágenes mentales y naturales, y por otro, a las creadas y registradas. La primera de ellas es la intencionalidad comunicativa o su ausencia: las dos primeras clases de imágenes carecen de esa intencionalidad mientras que las otras dos cumplen una estricta función comunicativa intencional. La segunda característica es la posibilidad de manipulación, que es total en las imágenes creadas o registradas pero que no existe en las otras dos clases.

No deben confundirse en este último sentido manipulación y mediación ya que como veremos las imágenes mentales y naturales no son manipulables pero están mediadas por los procesos generales de la conducta del sujeto en el primer caso, y por el sistema visual y perceptivo en el segundo.

Son, en suma, las imágenes de la percepción ordinaria y para producirse solo requieren un medio iluminado y un sistema visual y perceptivo active No hay que identificar representación retiniana con imagen natural, esta última implica la percepción globalmente considerada mientras que la primera es un mero registro lumínico.

Sus características principales son:

•         Su soporte natural y orgánico es la retina.

•         Son las imágenes de mayor nivel de realidad ( el máximo grado de iconicidad) ya que guardan una identidad total con su referente.

•         Exigen la presencia de su referente para producirse.

•         Están mediadas por el funcionamiento del sistema visual y los procesos perceptivos.

Todo sistema de registro de imágenes combina dos clases de elementos: EI soporte, material más o menos sensible a cierto tipo de energía o de reactividad fisicoquímica, y el conformante, que constituye la materia de la imagen. De las distintas interacciones entre soporte y conformante surgen tres sistemas de registro de imágenes: en el registro por adición, basta con añadir el conformante al soporte para que se forme la imagen. Es el caso de la pintura, 
donde la acción del conformante no altera la materialidad del soporte, como si sucede en el registro por modelación, en donde la acción directa sobre el soporte constituye el elemento generador de la imagen, como sucede en la escultura o en el grabado.

¿Te has parado a pensar alguna vez en la gran cantidad y variedad de imágenes que vemos todos los días? Están en todas partes: en nuestra casa, en la calle, en los periódicos y revistas, en el colegio, en las tiendas, hasta en los teléfonos.  Una de las razones de esta presencia tan abundante es que recientemente se han inventado y desarrollado muchas técnicas e instrumentos para realizar y transmitir imágenes.  

Desde la Prehistoria se pinta y se dibuja, pero solo en los dos últimos siglos se han inventado la fotografía, el cine, la televisión, el video, la fotocopiadora, el fax, el ordenador, el CD, el DVD, etc.  Otra razón es que, en la actualidad, las imágenes se usan para muchas cosas, han alcanzado una gran importancia como medios de expresión y de comunicación.


Con las imágenes, los artistas, publicistas, diseñadores, etc., expresan ideas, sentimientos, conceptos... Lo mismo te ocurre a ti cuando, por ejemplo, en vacaciones has hecho una fotografía de un lugar o un momento que te gusto especialmente; con esta imagen, expresaras la alegría de una reunión de amigos o la belleza del lugar que visitaste. Luego podrás enmarcarla y colgarla en una pared, o ponerla sobre un mueble. La agradable sensación que produce mirarla se repetirá  cuando quieras.

Con esta misma intención ponemos en nuestras casas cuadros, carteles, ilustraciones, esculturas, objetos de artesanía, etc. También en los espacios públicos o abiertos se colocan imágenes con la única intención de poder admirarlas y contemplarlas.

De cualquier imagen, sea cual sea su función, podemos decir si nos gusta o no; podemos disfrutar con su contemplación. Puede atraer-nos por sus trazos, por su colorido o por sus formas, por la expresión de una cara o de una figura, o por los materiales con los que está realizada

viernes, 12 de enero de 2018

Un Trozo De Vida…


Dice en una frase Gabriel García-Márquez: “Si tuviera un trozo de vida, no diría siempre todo lo que pienso pero pensaría siempre todo lo que digo”. De acuerdo, pero además, a esta frase yo terminaría añadiendo: “Pero todo lo que dijera sería lo que pienso, lo que siento… en resumen, siempre diría la verdad”. Porque nuestra verdad es una, no otra que los demás quieran oír.

No hay nada más relajante, que más paz interior proporcione, que decir en todo momento lo que uno siente. Pero claro, en esta sociedad, hay que decir lo que conviene, lo que va a agradar al otro. Pero… ¿Qué es lo que va a agradar al otro? ¿Tu mentira piadosa… o tu verdad? Yo no tengo dudas: la verdad. Con educación, de acuerdo. Con tacto, de acuerdo, pero la verdad.

Señores, lo que es, es. Y esto es así. Nuestra realidad es una y no otra que queramos disfrazar. Es así de simple: “Te quiero” o… “No, no te quiero”. “Me gustas” o “No me gustas”. “Me gustó esta película”. “Pues a mí, no”, “¿A ti, no? Y eso?” “Pues no me gustó por esto y por esto otro.”

Decir lo que uno piensa no es un defecto ni es una cualidad. Es simplemente lo correcto. No decir la verdad es engañar al otro y engañarnos a nosotros mismos. Decir algo que no sientes, por agradar, es mentir. Y esa mentira o esa “realidad que no es” puede ir perpetuándose hasta no saber uno cómo salir de ella. 

Ante preguntas indiscretas o difíciles de contestar, siempre podemos abstenernos de responder. Pero no deberíamos mentir. Si alguien te ha mentido en una ocasión y te diste cuenta, luego no sabes cuántas otras veces lo hará y entonces se pierde la confianza. Si uno dice la verdad, siempre se sentirá en paz. Nadie va a venir a decirte qué dijiste o dejaste de decir. Sólo dijiste… la verdad, gustara o no.

Decir: “Esto no me gustó. Esto me desagrada” es la única forma de conseguir mejorar lo que no funciona del todo bien. En el momento en que contamos nuestra verdad abrimos el puente sincero de la comunicación. El puente necesario para solucionar los problemas. Si algo va mal,  tiene el otro que ser consciente de ello para poder poner juntos soluciones. Si se oculta el problema, no se resolverá nunca. Viviremos una falsa felicidad. Una falsa tranquilidad.


La sinceridad, la honestidad, la naturalidad son los adornos más bellos de la personalidad. Nadie nos podrá echar en cara que digamos lo que sentimos. 

Los sentimientos se sienten, no se controlan. Son los que son. Están ahí. Tu opinión es la que es. Si te la piden, la darás. Si eres sincero, honesto, natural… confiarán en ti. Tú confiarás en los demás. Disfrutarás de la paz… Paz para poder vivir feliz.

Filosofía Y Ética De La Vida


Fueron escritas por Hui Hai hace cerca de 2.000 años pero la vigencia de este texto está más allá del tiempo, pasarán otros dos mil años y seguirá sirviendo de guía a los buscadores de la Verdad. Os dejamos estas profundas palabras sobre la naturaleza de nuestra mente para que podáis deleitaros en ellas como en un inmenso pozo de sabiduría.

1.- "En el momento de la iluminación, los pensamientos ilusorios desaparecen en un sólo instante y uno se da cuenta de que no hay nada que lograr."

2.- "Debéis buscar en la raíz misma. La mente es la raíz."

3.- "Cuando el proceso mental del pensamiento se inicia, todas las cosas aparecen; cuando se detiene, desaparecen todas las cosas."

4.- "Para alcanzar la iluminación, lo primero que hay que hacer es purificar la mente. Cuando controlas la mente, cualquier cosa es posible. Los sabios buscan la mente, no la iluminación; los tontos buscan la iluminación pero se olvidan de su mente. Los sabios controlan su mente y no su persona; los tontos controlan su persona pero se olvidan de su mente. El mal proviene de la mente y por la mente es superado. Debemos saber que todo el bien y todo el mal proceden de nuestra mente, que es la raíz. Si deseas la liberación, primero debes saberlo todo sobre la raíz. A menos que logres penetrar esta verdad, todos tus esfuerzos serán en vano, ya que mientras busques algo entre las formas externas que te rodean, nunca alcanzarás tu meta. Sin embargo, si buscas tu despertar interior, alcanzarás la iluminación en un solo instante repentino."

5.- "La atención no debe descansar en lugar alguno y así debe permanecer. No descansar en lugar alguno significa no permitir que la atención se detenga en nada, sea lo que sea. Que no se detenga en nada significa que la mente no contempla el bien ni el mal, dentro ni fuera, vacío ni no vacío, ser ni no ser. Este no detenerse en nada de la atención, es el estado en el que debe permanecer la mente. Aquellos que lo alcanzan se dice que poseen una atención que no se posa en cosa alguna, en otras palabras, poseen la mente de la iluminación."

6.- "La percepción empleada como base para construir conceptos es el origen de la ignorancia; la percepción de que no hay nada que percibir es el nirvana o la liberación."

7.- "Cuando tu mente descansa en un estado de pureza y sin embargo no piensas que estás descansando en ese estado de pureza, no hay en ti apego alguno a dicha pureza. Cuando la mente descansa en un estado de vacío y no piensas que estás descansando en ese estado de vacío, no hay apego alguno en ti al vacío porque cuando la atención alcanza el estado de no posarse en nada y es capaz de continuar de esa manera, no hay posibilidad de que aparezca apego alguno. Mientras que tu mente descanse en el vacío, no hay nada a lo que te puedas apegar. Si quieres comprender con claridad la atención que no se posa en cosa alguna, debes recogerte y ser consciente sólo de la mente, evitando elaborar cualquier tipo de juicio o consideración sobre las cosas en términos de bueno, malo y demás pares de opuestos."

8.- "Lo pasado es pasado, así que no tienes por qué juzgarlo. Cuando tu preocupación por el pasado desaparece, se puede decir que no queda ningún pasado. Lo que está en el futuro no ha llegado aún, así que no dirijas tus deseos y esperanzas hacia ello. Cuando tu preocupación por el futuro desaparece, se puede decir que no queda ningún futuro. El presente está ahora mismo al alcance de tu mano, así que no te apegues a él, evita que la atracción o el rechazo aparezcan en tu mente. Cuando tu preocupación por el presente desaparece, se puede decir que no hay ningún presente. Cuando no nos ocupamos de ninguno de estos tres períodos, podemos decir perfectamente que ninguno de ellos existe."

9.- "Cuando tu mente comience a vagar, no la sigas. Verás cómo dejará de vagar por sí sola. Aunque sientas el irresistible deseo de seguirla a algún lugar, no lo hagas, no enfoques tu atención allí, verás cómo entonces la incansable búsqueda de tu mente por un lugar dónde posarse cesará por sí misma y no tardando poseerás una mente que no se detendrá en nada y que permanecerá siempre en ese estado. Cuando seas plenamente consciente de que tu mente no se posa en ningún lugar, descubrirás que sólo existe el hecho de posarse y que nunca ha habido nada sobre lo que poder posarse o no. Este completo despertar interior a una mente que no se posa en cosa alguna equivale a tener una clara percepción de tu propia naturaleza original. Una mente que no se posa en cosa alguna es la mente de alguien que se ha liberado, la mente no creada, no nacida, iluminada o despierta, donde la naturaleza de todas las apariencias es irreal. Si aún no te has dado cuenta de ello, debes insistir y esforzarte en alcanzar por ti mismo la comprensión interna que brota de una mente que no se posa en cosa alguna y está liberada tanto de ilusión como de realidad."


10.- "Una mente distraída con el amor y el odio es una mente presa del engaño; una mente libre de ambos es real y alcanza el estado en el que todos los opuestos son vistos como vacío, lo que equivale a haber alcanzado la liberación. Para ello no es necesario que os sentéis en meditación, ya que se trata de que la atención nunca se pose en nada ya sea que estes caminando, de pie, sentados, acostados o haciendo lo que estés haciendo."

Crítica De La Razón Pura

Filosofía
Crítica De La Razón Pura
Immanuel Kant
Durante 15 años de su vida en el siglo XVIII, un menudo, frágil y metódico profesor prusiano, que nunca se alejó de su natal Könisgberg, escribió un tratado de 800 páginas que apareció en 1781 con el intimidante título de Crítica de la Razón Pura. ¿Qué significa esta enigmática frase? Para empezar: ¿qué es la razón pura? Según el magno y denso libro, es un tipo de razón que no surgiría de los sentidos o la experiencia sensorial, pues la mente se muestra como provista de conocimientos que operan a priori, es decir, antes de la experiencia y no después de ella. Los denomina conocimientos trascendentales porque trascienden a la experiencia sensorial y ocurren por la estructura misma de la mente.

La propuesta se puede ilustrar con una alegoría cerámica: la mente no sería como una masa de barro sin forma sobre la que las sensaciones y las experiencias esculpen el conocimiento, como lo pensaron los empiristas Locke y Berkeley, ni tampoco un haz de estados mentales, como lo planteó Hume. No: la mente es un órgano activo que convierte sensaciones en conceptos y transforma la multiplicidad de las experiencias en la unidad del pensamiento y en el edificio del conocimiento.

Un científico contemporáneo bien puede discurrir que ese órgano activo debe atañer al cerebro, el sistema biológico de exquisita textura y gran plasticidad que, mediante una evolución de millones de años, viene provisto con redes de neuronas y pautas articuladas de actividad nerviosa que se consideran fundamentos o correlatos de las operaciones mentales. En particular, el neurobiólogo actual no tendría dificultad en asentir que el cerebro construye el conocimiento usando moldes funcionales que trae inscritos y se aplican para interpretar las señales sensoriales mediante una portentosa capacidad orgánica y orquestal.

La Crítica de la Razón Pura plantea y examina una serie de categorías que no son objetos de percepción, sino presupuestos para construir y comprender el mundo que se percibe. Estas categorías, como el sentido de cantidad, de tiempo, de espacio o de causa, moldean la construcción de los estados y los contenidos de la mente. Otra categoría trascendental es el sentido moral, una preocupación y proclividad para actuar evitando el sufrimiento que denominó imperativo categórico. 

El formidable empeño del menudo profesor fue el de sustituir la teología por la moral, pues la religión no puede probar la existencia de Dios ni de un código ético fuera de la esfera humana. Esto le acarreó la indignación eclesiástica y el intento de parar la publicación de nuevos textos que socavasen la autoridad de la iglesia y la realeza. 

Las investigaciones posteriores sobre la evolución humana han puesto una y otra vez este asunto sobre la mesa de las discusiones. La opinión actual más prudente es que hay códigos de conducta pro-social seleccionados por su valor adaptativo en diversas especies gregarias, como la humana, pero no leyes morales innatas y universales.

Además del conocimiento a priori y las categorías, la Crítica de la Razón Pura presenta otras tesis de trascendencia psicológica. Una de ellas es una dualidad entre la realidad y la conciencia. La realidad de los objetos del mundo es denominada noumena y concebida como “las cosas mismas,” en tanto que la mente construye una apariencia subjetiva de ellas que denomina phenomena. 

El mundo que aparece ante nosotros es una construcción, un producto más o menos terminado, podría decirse manufacturado o incluso neuralizado, con perdón por el altisonante neologismo. 

Ahora bien, a diferencia de los idealistas metafísicos que niegan la materia, nuestro cuidadoso y astuto profesor es realista y no duda que existe materia independiente de los humanos o de las mentes que la perciben. Pero sí mantiene que no es posible obtener conocimiento directo de ese mundo material, sólo de aquello que se percibe gracias a los sentidos y la razón, una apariencia que permite concebir el mundo y actuar eficientemente sobre él. 

La estrategia del maestro prusiano invierte el instrumento racional usado hasta su momento para explorar las cosas y lo emplea para enfocar al observador y cuestionar al sistema mismo de razonar y conocer.


Kant ha revelado a la mente como un aparato articulado de funciones causales que operan en el tiempo y el espacio para dar origen al conocimiento y a la conciencia como síntesis de percepciones y conceptos. Ha elaborado también un método de inferir las condiciones necesarias para que ocurra la experiencia consciente mediante mecanismos mentales que, aunque no son directamente observables, son los más convenientes y adecuados para explicar la conducta manifiesta. Más aún: nuestro empeñoso profesor no pretendió proponer una teoría tan recia sin analizarla concienzudamente y este es precisamente el significado que le da a la palabra crítica como el examen riguroso llevado a cabo por la mente de los procesos de la propia mente. Colosal el intento e imponente el resultado.

Amplitud De Miras


“Libérate y sal de ti mismo. ¡Fuera es primavera! Sal a la luz como una flor. Sal a la naturaleza, a la vida, a las personas”
Phil Bosmans

Decía M. de Montaigne que es malo vivir encerrado en sí mismo y no ver más allá de las propias narices. Hay que ser como Sócrates, a quien preguntaron por su patria y no respondió: “Soy de Atenas”, sino: “Soy del Mundo”. Sí, ese mundo nuestro que, pasados los años, olvidará a quienes sólo vivieron para acumular riquezas, poseer grandes fincas y ser dueños de extensos territorios, pero siempre aislados dentro de los estrechos límites de su egoísmo. ¿Cuáles fueron los valores morales de estos poderosos que sólo pensaron en vivir para sí mismos? ¿Qué servicios prestaron a la Humanidad?

 Hay valores que permanecen, que no mueren con la persona, y uno de ellos es la amplitud de miras, de quienes con espíritu noble y corazón generoso se aplican a la práctica del bien, intentan mejorar las condiciones de la sociedad y ponen todo su empeño en promover el bienestar de la raza humana.

Millones de personas, en estos momentos, caminan por la vida sin un fin concreto por el que valga la pena vivir. Van de acá para allá a merced de los vientos que soplan, del capricho de las modas, de los imperativos de la publicidad y del temor al qué dirán. El ideal de la felicidad se limita al tener, exhibir lo que se tiene y aparentar que se posee todavía más.

Los humanos pueden clasificarse en dos categorías
Los que ponen su meta en la acumulación de bienes materiales, honores, fama y riquezas, sin más horizonte que el tener… Son personas sin ideales, de miras muy cortas y mezquinas.

Los que, movidos por elevadas ambiciones y aspiraciones, con entusiasmo, temple, voluntad y esfuerzo perseverante, viven casi exclusivamente para llevar a cabo acciones nobles. Son las personas con ideales, con amplitud de miras, que se han marcado un objetivo elevado en sus vidas, el objetivo de servir y ser útiles a los demás.


Dice E. G. White: “Acordaos de que nunca alcanzaréis meta más elevada que la que vosotros os propongáis”. Importa, pues, no quedarnos cortos. 

Sabemos que no vamos a remediar todos los males que padece la Humanidad, que no vamos a terminar con la injusticia social, ni con la pobreza, ni con la violencia, ni con la droga, la delincuencia juvenil o el fracaso escolar, por poner algunos ejemplos, pero nuestras miras han de ser elevadas, universales, esperanzadoras. Poner cuanto esté de nuestra parte y obrar como si de nosotros únicamente dependiera la solución de estos problemas.

jueves, 11 de enero de 2018

La Corteza


Como emprendedor, director de área o al frente de una empresa, seguramente en algún momento se te ha escapado la frase “Algo tiene que cambiar”. Esto puede desembocar en un laberinto de dudas y ansiedad para ti y tu equipo, o puede que surja  una estrategia innovadora. En cualquier caso, cuando decides pasar a la acción “la resistencia al cambio” será el primer obstáculo a superar.

La comprensión de cómo funciona el cerebro frente a un proceso de cambio, nos puede ayudar a controlar y entender este suceso y desarrollar estrategias para generar un cambio de comportamiento a través de la neuroplasticidad.

Nuestras células cerebrales están formando continuamente nuevas conexiones y con el tiempo,  reestructurando nuestras percepciones y fisiología. Este proceso sucede miles de veces al día (neurogénesis), y nos da un enorme potencial para cambiar si ponemos nuestra conciencia, esfuerzo y compromiso para que esto suceda.

A veces asumimos que el proceso de cambio no se asimila por falta de capacitación o ganas, pero en realidad el diseño de nuestro cerebro nos puede predisponer a tomar el camino más fácil.

Para entender mejor esta predisposición, repasemos  rápidamente la teoría del cerebro Triuno, el cual posee tres partes: el cerebro reptil que se encarga de nuestros procesos primarios tales como comer, dormir y el sexo;  el sistema límbico, que incluye nuestras emociones, la conexión con los demás, la memoria y los hábitos;  y la corteza pre-frontal, que es responsable del pensamiento avanzado, la razón y la sapiencia.

La corteza pre-frontal necesita más energía para funcionar, mientras que el sistema límbico es energéticamente más eficiente. Esto significa que se necesita más esfuerzo y energía para pensar y hacer algo nuevo que para reaccionar por instinto o hábito.  Lo que más me fascina, es que esta gestión de la energía es automática, pero puede condicionar nuestra personalidad y resultados (si no hacemos nada al respecto, claro).

Gran parte de lo que hacemos a diario sucede sin pensar, como cepillarnos los dientes o conducir un coche. Estos  comportamientos simples luego de ser aprendidos, por repetición se convierten en hábitos (los cuales se forman en los ganglios basales que se alojan en la estructura límbica). Este diseño permite a la corteza pre-frontal utilizar toda su energía en procesar nueva información y tomar decisiones más complejas.


Por este motivo cuando estamos bajo mucha presión, o cansados,  procesar nuevas ideas o asumir cambios nos cuesta más, ya que nuestra corteza pre-frontal no tiene la energía suficiente y no puede mantenernos enfocados, razón por la que recaemos en conductas y hábitos ya conocidos.

Resistencia Al Cambio



Nuestra resistencia al cambio puede estar condicionada por un estado de alerta que es una función primaria del cerebro. La supervivencia depende de nuestra capacidad para detectar “errores” en nuestro entorno y reaccionar rápidamente a ellos para evitar la amenaza (ya sea un mamut, o más recientemente una opa hostil).

Este mecanismo de detección de errores se encuentra en la corteza orbital justo encima de los ojos, y está estrechamente relacionada con la amígdala, la cual le “roba” energía a la corteza pre-frontal para activar nuestro instinto más primario de la huida o lucha.

El problema es que en nuestros días, todo cambiar muy rápidamente, y las amenazas (reales o incluso ficticias) en los negocios son parte de la rutina diaria. 

Cuando todo nos parece incierto o nos centramos en lo negativo, consumimos los recursos de energía de nuestra corteza pre-frontal (oxígeno y glucosa) por lo que somos menos propensos a tomar buenas decisiones, adoptar nuevas ideas y ver el panorama desde otra perspectiva.

Cuando este comportamiento se prolonga en el tiempo, se transforma en un estrés permanente y no damos lugar la homeostasis  retomando el equilibrio necesario para asumir el próximo desafío.

Sin embargo, cuando hemos conseguido algún éxito o recibimos felicitaciones por un buen desempeño, se activa el sistema de recompensa de nuestro cerebro que libera dopamina la cual lo llena de energía.  

Este proceso nos hace más propensos a querer repetir el comportamiento, aprovechar al máximo esas emociones positivas, además de estar más dispuestos a interactuar con personas, ideas y soluciones.




Luz En Las Tinieblas



Todos tenemos esos días en los que, por mucho sol que brille en el cielo en nuestro interior, solo sentimos oscuridad y tinieblas. Incluso las personas más motivadas o aquellas que son ambiciosas, pueden sentir dificultades no solo para conseguir las cosas, sino incluso, para sentir motivación para poder alcanzar sus metas. Pero, a veces, esa oscuridad puede envolver demasiado al corazón y puede que no deje escapar ni un rayo de luz.

Cuando se tiene el corazón en sombra hay que descubrir por qué no hay luz en mitad de las tinieblas. Así, es necesario encontrar las formas de salir de esa crisis existencial y auto-motivarse cuando la apatía y las ganas de no hacer nada están atacando demasiado a tu alma.

La oscuridad en el corazón puede tener muchas razones diferentes, y es tu misión descubrir de qué se trata para evitar que se convierta en algo aún más complicado de solucionar, como puede ser una depresión. Algunas de las razones que pueden contribuir a tu oscuridad pueden ser las siguientes:

Tienes miedo al futuro, te sientes cobarde y no quieres evolucionar. El cambio te aterra.

Te sientes cansado y sin fuerza de llevar una vida saludable.

No tienes confianza en ti mismo y no quieres salir de tu zona de confort.
Crees que no eres capaz porque no te valoras.

Además, si eres una persona que quiere hacer las cosas pero siempre te quedas a mitad, la sensación de frustración hará que te sientas mal contigo mismo y que creas que eres incapaz. Pero no es así, solo es necesario poner un poco más de empeño en lo que haces y preparar las cosas para que no te falte motivación. 

Por ejemplo, si quieres hacer ejercicio cada mañana, ¡pon tu ropa de entrenamiento junto a tu cama para que sea lo primero que veas nada más despertar!

“Vencerse a sí mismo un hombre es tan grande hazaña, que sólo el que es grande puede atreverse a ejecutarla.”
-Pedro Calderón de la Barca-


Pero recuerda, que después de la tormenta siempre llega la calma… pero en cuanto empieces a notar cómo la oscuridad empieza a envolver tu corazón es necesario que abras los ojos, escuches a tu alma y busques soluciones de inmediato para que sea tu luz la que irradie cada poro de tu ser.