“La seguridad
representa nuestro sentido de la valía, nuestra identidad, nuestra base
emocional, nuestra autoestima, nuestra fuerza básica personal( o la ausencia de
ella )…” decía
S.Covey.
Antes de cualquier debacle, nos sentimos útiles, lo más
útiles… tenemos trabajo, hacemos felices a las personas que nos rodean.
Sentimos que ayudamos al mundo con nuestra aportación, por pequeña que sea.
Pero ahora piensas, que ya nada vale la pena, ni tú mismo.
Te has quedado en paro, sin pareja o los amigos con
los que siempre estabas, ya no lo están porque tienen novias o casados y tienes
que hacerte otros amigos, si quieres hacer algo fuera de casa.
“ Soy un inútil..” te dices a ti mismo. Ya nadie te va a pedir que le
ayudes haciendo eso que se te da bien a ti. Nadie querrá ser tu amigo, a una
edad ya es difícil de hacer amigos. O como está el mercado laboral, a tu edad
es difícil contraten a alguien.
También he conocido a gente que llevaba la palabra “inútil”
impresa a su carácter desde la niñez. La educación de algunos padres, hace
decirles a sus hijos, que son inútiles, que tienen que hacer las cosas como
están estipuladas, que la vida es muy dura, que sin esfuerzo no se conseguirá
nada en la misma… Una presión que lleva a dos situaciones, a creerse que de
verdad eres un “inútil” para todo, ya que no has llegado a conseguir satisfacer
las expectativas de tus padres y a “explotar” emocionalmente a veces con
consecuencias nefastas.
Ese trabajo no era lo que te hacía sentirte útil, era como te desarrollabas en
él, cómo te ibas superando, en el aprendizaje que ibas acumulando y las
experiencias que vivías.
Esa pareja no te hacía sentirte útil, era las experiencias, las sorpresas, los
momentos que le hacías vivir para hacerla feliz a tu lado.
Tu familia te decía de pequeño que era un inútil. Mentira.
Lo que pasaba que no llegabas a las expectativas desmedidas que ellos tenían
sobre ti. Pero si te das cuenta, has ido haciendo cosas increíbles, únicas, que
jamás pensaba que podrías hacer. Y si, no pienses que no te querían porque no
alcanzabas ese listón, ellos te querían, claro que sí, pero a su manera.
Al no alcanzar esos listones de tu familia, al no tener pareja o un puesto de
trabajo, ahora piensas que no vales para nada, que no tienen ningún don, que la
vida no tiene sentido sin alguna de esas cosas.
¡¡FUERA YA ESOS PENSAMIENTOS!!
Tú vales muchos más de lo que te creías antes y ahora. Ves a
la vida de color negro, dices que no tienes ninguna motivación, que no tiene
ningún sentido ya nada.
Dudas de ti, de tus capacidades. Tu confianza se ha ido ya hace tiempo con otra
persona.
Sin ese trabajo, sin esa persona, sin ese amor que tanto crees que te hace
falta, sientes que no hay ningún aliciente para levantarte de la cama. Te
gustaría que la vida pasase lo más rápido posible.
¡¡YA ESTA BIEN!! LEVANTATE. VALES MUCHO.
¿Y por qué te digo todo esto aunque no te conozco? Porque yo
me he sentido así en algún momento de la vida. ME SENTÍA UN VERDADERO INÚTIL.
Dependía del exterior, del qué dirán, de si satisfacía o no las expectativas de
los demás. Y cuando no lo conseguí, caí en un gran bache.
Pensaba que mi vida solo dependía del exterior y estaba muy equivocado. Desde
la juventud, dependemos más del exterior que del interior y cuando perdemos el
lazo que nos hace sentirnos parte de la sociedad, pensamos que somos lo peor.
Dependemos más del amor de afuera, que del amor que tenemos dentro de nosotros
mismos. Nuestra autoestima, confianza, depende más de alguien, que de nosotros
mismos.
Ahora que tu personalidad, tu ser, piensas que se ha quedado
totalmente desvalido, desnudo, es el momento ideal, para reconstruirte.
¿Cómo empezar? Reafirmándote en tu valía.
Haz una lista de esos pequeños, grandes y medianos éxitos que has ido
consiguiendo a lo largo de tu vida.. Hacer el camino de Santiago, construir
alguna cosa para tu casa, ir al gimnasio todos los días , dar una conferencia
delante de tus compañeros de trabajo o decir a esa persona que tanto te gusta
“Me gustas”…
Aunque no creas, has hecho muchas cosas, que han hecho
superarte a ti mismo y ponerte una sonrisa en los labios tras superar tus
límites.
Los superaste por ti mismo, sin que nadie te dijera nada, sin depender de las
direcciones de nadie… Sé que te parecerán proyectos pequeños, sin importancia,
que todo el mundo podría haberlo conseguido, pero los hiciste tú sólo, por
iniciativa propia.
¿Ya has escrito esos hechos?
Y ahora viene el gran reto, adentrarse en uno mismo. Antes
dependías de los demás, pero en esta vida, solo dependes de una persona, DE
TI MISMO.
Te sientes desvalido, sientes que no vales nada, Y VALES MUCHO. Conócete,
respóndete con sinceridad a esas preguntas que tanto miedo te han dado siempre,
como por ejemplo: “¿En qué soy bueno? ¿Tiene sentido mi vida? ¿Cuál es el
concepto que tengo de felicidad? ¿Soy feliz?..”.
Da miedo, respeto, …
como quieras llamarlo, pero al empezar a conocerte de verdad, te darás cuenta,
de quien eres, de tus potenciales, de tus valores ( algo que nunca deberías
sabotearte ), de ti… y te irás dando cuenta, que VALES MUCHO.
Has conseguido muchas cosas que te has propuesto, más de las que crees. ¿Y
ahora vas a tirar la toalla por qué no tienes pareja? ¿Deprimido por qué no
tienes trabajo? ¿Tu felicidad depende del exterior o de ti?
Sólo TÚ decides cuanto vales, no puede depender tu
valoración de nadie más.
DEPENDE DE TI. A lo mejor ahora es el momento de crear ese sueño que siempre
has tenido, a lo mejor ahora por fin de gritar a los 4 vientos, como eres, lo
que sientes y quieres en la vida.
Solo depende ti conseguir todo lo que deseas, no
depende de nadie más. Sólo depende de ti, decirte a ti mismo, te quiero,
cuidarte, motivarte, alentarte.
Tu felicidad, tu satisfacción, el aceptarte a ti
mismo, sólo depende de una persona, y se llama, TÚ.