martes, 8 de mayo de 2018

Sociedad De La Información – Cultura Del Chips



Kevin Kelly es el editor de la revista Wired, uno de los medios indispensables para comprender la sociedad de la información. Ha venido a Madrid para participar en las jornadas sobre Sociedad, Tecnología y Desarrollo, organizadas por el semanario británico The Economist. Y lo ve muy claro: “La nueva economía no está en los ordenadores, ni en las puntocom, ni en los stocks bursátiles. Esta es la gran distracción, y quienes se han fijado en esto están terriblemente desencaminados”.

Entonces, si la nueva economía no está en los ordenadores, ni en las puntocom, ni en la Bolsa, ¿dónde se encuentra? “En los chips implantados en todas partes, menores que un sello de correos y que cuestan menos de un centavo de dólar. 

Está sobre todo en la cultura, en la capacidad de generar innovaciones, porque la nueva economía se mueve por la tecnología pero el factor más importante con mucho es la cultura. Y además, la nueva economía está en las redes, en las mallas que permiten multiplicar los efectos de la cultura y la tecnología”.

De la misma opinión es Luis Angel Fernández Hermana, moderador de las mismas jornadas y editor de En.red.ando: “Es lo que yo siempre me pregunto cuando hablo con un empresario. Pero '¿qué estás haciendo para construir tu red?'”. Y es que la potencia de una red crece exponencialmente, en función de los nodos que conecta. De forma que una red con mil nodos es inmensamente más valiosa que dos con 500.

Estas son algunas de las conclusiones más interesantes de las jornadas organizadas por The Economist. En ellas, además de Kelly y Fernández Hermana, participaron otros periodistas como Peter David, editor de The Economist. También han pasado por la tribuna empresarios y directivos como el presidente de Terra, Joaquim Agut, o Carlos Barrabés, promotor de Barrabés.com. Sin faltar los patrocinadores del evento, como Luis Alberto Salazar-Simpson, presidente de Auna; Jorge Edelmann, presidente de Oracle Ibérica; Javier Monzón, presidente de Indra; Joaquín Moya-Angeler, presidente de Meta4 o Sandy Walkington, de British Telecom. Y todo aderezado por los discursos de políticos como Peter Mandelson, ex ministro laborista con Tony Blair, los ministros españoles Anna Birulés y Josep Piqué, y hasta el mismo presidente del Gobierno, que clausuró las jornadas.

En general, como reclamaron los asistentes en los turnos de preguntas, sobre sociedad y desarrollo se habló poco. Y sobre tecnología hubo pocas ideas frescas, poco discurso nuevo. 

Lo más rompedor, la presentación de Kelly, es la misma que pronunció hace dos años en Bogotá, en unas jornadas patrocinadas por el diario colombiano El Espectador. Claro que, como aseguraba éste, “Internet será un éxito el día que resulte aburrido hablar de ello”. 

Pues está llegando.

La Singularidad


Kurzweil es un inventor, autor, futurista. Además es particularmente relevante en cualquier discusión sobre la singularidad.

"Yo veo el futuro como una explosión de conocimiento humano", le dice a la BBC. "Habrá una explosión de música, arte, cultura, ciencia, ingeniería...".

Escribió el libro "La singularidad está cerca", y lo que lo hace aún más interesante es que no sólo es un teórico, sino que como director de ingeniería en Google, lidera equipos que están ayudando a hacer que la singularidad sea una realidad.

"Estoy trabajando en que las computadoras entiendan el lenguaje natural.
El lenguaje encarna toda la inteligencia humana y no hay manera de falsificar el nivel humano de comprensión del lenguaje: se necesita un nivel de inteligencia humana para hacerlo.

Si podemos dominar el lenguaje humano, podemos dominar la inteligencia.
He dicho consistentemente que para 2029 las computadoras van a estar a la par con la inteligencia humana, lo suficiente para pasar el llamado 'Turing test', lo que significa que serán indistinguibles en su dominio del lenguaje natural y otros tipos de inteligencia.

Ya de por sí pueden hacer muchas de las cosas que hacen los humanos, en algunos casos mucho mejor.

Lo que ocurrirá luego es que nos fusionaremos con esas computadoras y al final entrarán en nuestros cuerpos y nuestros cerebros, nos harán más sanos, más inteligentes.

Cuando lleguemos a 2045, multiplicaremos nuestra capacidad intelectual por mil millones, según mis cálculos, lo que es un cambio profundo y singular por lo que nos referimos a él como 'singularidad'".

2029... 2045... ¿Cómo se llega a esas fechas?
"Es una función exponencial asombrosamente pareja, cuando uno traza el progreso.

La primera tecnología que inventamos, la palabra hablada tomó cientos de miles de años; la palabra escrita sólo tardó decenas de miles de años; la palabra impresa, cientos de años. Ahora tendremos cambios en pocos años.

Hay una aceleración debida a este progreso exponencial".

Lo que Kurzweil sugiere es que pensemos en cómo ha evolucionado la tecnología en los últimos 100 años y lo proyectemos al futuro: la evolución continúa y se acelera, así que hay que estar listo para lo que se viene.

"Piense en nuestra inteligencia emocional, que es realmente la más avanzada -el humor, el afecto, el amor-: esas son las cosas más complicadas de todo lo que hacemos.

Estamos estudiándola y aún no hemos llegado a eso pero cuando yo digo que una computadora llegará a ser indistinguible en términos de inteligencia y que luego se fusionará con nosotros, para hacernos más capaces, estoy hablando de ese tipo de cualidades.

Vamos a añadirle inteligencia no biológica a nuestro cerebro, así que seremos un híbrido de pensamiento biológico y no biológico. Eventualmente, dentro de varias décadas, la parte no biológica será lo suficientemente lista como para modelar la parte biológica.


Ese es el escenario que yo imagino".

Lo Que Vale Una Persona


Cuando una persona pasa en una continua charla negativa, esto afecta su valía personal, puede ocurrir de forma externa o interna, con expresiones como las siguientes: “mi situación es pésima, estoy sin trabajo”, “tengo mala suerte”, “siento que no valgo nada”, etc. Si se continúa con este tipo de expresiones, cada vez se va seguir afectando la autoestima y las posibilidades de un cambio positivo se reducen.

Hacer comparaciones todo el tiempo:
La gente negativa a menudo está haciendo comparaciones que le llevan a la frustración, pero no usan esas historias como modelo de inspiración. Quejas típicas son: “Juan tiene un excelente trabajo y yo no”, “esa familia está progresando y la nuestra está estancada”, “yo miro a deportistas que están ganando millones”, etc. Si todo el tiempo te estás comparando nunca encontrarás el camino de la felicidad

Cada persona ha pasado su propia historia para llegar a una buena posición. Tú puedes imitar los buenos ejemplos y mejorar tu vida.

Pensar en un ideal de perfección que no existe:
Alguna gente quiere alcanzar un ideal de perfección que realmente no existe. 

Desean tener un físico perfecto, mentes brillantes, encontrar ideas geniales para el éxito en poco tiempo, ser los mejores líderes, figurar, etc. Por supuesto que hay que trabajar en el máximo desarrollo personal, un error sería caer en un ideal de perfección que nadie en el mundo puede cumplir.


La Sustentabilidad


En la actualidad, la sustentabilidad es un tema muy popular en los diálogos y acuerdos entre países y gobiernos; sin embargo, pocos conocen con claridad cuál es su significado e importancia.

La sustentabilidad es en realidad “un proceso” que tiene por objetivo encontrar el equilibrio entre el medio ambiente y el uso de los recursos naturales. La humanidad en su paso por el planeta ha degradado los recursos naturales de tal forma que actualmente es necesario procurar y planear concienzudamente el consumo de los mismos para garantizar su existencia en las generaciones futuras.

Este concepto surge en el año de 1987, cuando la World Commission on Environment and Development de las Naciones Unidades publicó el informe “Our common future” (Nuestro futuro en común), que está centrado en la idea del desarrollo sustentable o sostenible. Sin embargo, este concepto fue realmente adoptado hasta 1992 por 180 Jefes de Estado, en Río de Janeiro, durante la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el medio ambiente y el desarrollo. 

En dicha conferencia se acuerdan 27 principios relacionados con la Sustentabilidad que se materializan en un programa mundial conocido como Agenda 21.

Existen diferentes enfoques para definir la sustentabilidad, la definición adoptada por la World Commission on Environment and Development y formulada en 1987 en el mismo informe Brundtland, “Our Common Future” es la siguiente:

“El desarrollo sustentable hace referencia a la capacidad que haya desarrollado el sistema humano para satisfacer las necesidades de las generaciones actuales sin comprometer los recursos y oportunidades para el crecimiento y desarrollo de las generaciones futuras.”

En el estudio “El concepto moderno de sustentabilidad” realizado por el Ing. Arturo M. Calvente de la Universidad Abierta Interamericana, se hace mención de una definición sueca más integral al definir una sociedad sustentable como aquella en la cual:

“el desarrollo económico, el bienestar social y la integración están unidos con un medioambiente de calidad. 

Esta sociedad tiene la capacidad de satisfacer sus necesidades actuales sin perjudicar la habilidad de que las generaciones futuras puedan satisfacer las suyas”.

En el mismo estudio, se plantea una definición más desde el punto de vista económico:
“Sustentabilidad es la habilidad de lograr una prosperidad económica sostenida en el tiempo protegiendo al mismo tiempo los sistemas naturales del planeta y proveyendo una alta calidad de vida para las personas”.


Todas estas definiciones, desde sus diferentes enfoques, tienen en común el bienestar ambiental para lograr una correcta relación entre la naturaleza y sus recursos con la raza humana y sus necesidades biológicas, económicas y sociales.

Conocer Nuestra Valía


 Los chinos lo dicen de una manera hermosa: “Cuando el ojo no está obstruido, el resultado es la visión; cuando el oído no está obstruido, el resultado es la audición…” Y yo agrego: “Cuando la mente no está obstruida, el resultado es la verdad; y cuando el corazón no está obstruido, el resultado es la dicha…”Anthony de Mello
Dejaría aquí escrito si, por ejemplo, supiera de antemano que es el último artículo que pensaba realizar cuál es el mensaje más valioso que tengo para compartir, qué voy a publicar.

¿Y por qué no compartir entonces esa idea ahora mismo?
Bueno, aquí va…

La verdadera felicidad que tanto anhelamos está disponible para nosotros ahora mismo, no es necesario que alcancemos antes ninguna meta ni que se produzca primero ningún cambio en nuestras vidas. El logro de cualquier meta sólo nos provocará un bienestar pasajero, aunque nuestro “sentido común” nos asegure normalmente otra cosa: que la felicidad depende del cumplimiento de nuestros deseos.

Siempre que no nos sentimos plenamente felices estamos esperando que alguna situación se resuelva “favorablemente”, que algo cambie, que se solucione cierto problema, que se cumpla alguno de nuestros deseos. Pero a largo plazo, aun cuando alcancemos algunas de estas metas, el cuadro general parece ser siempre el mismo y la felicidad permanece como un estado ideal e inalcanzable.

No hay nada de malo en tratar de cumplir nuestros deseos… ¡al contrario! Los deseos son esenciales para darle sentido a nuestras vidas, nos señalan el camino que queremos recorrer. Pero si sentimos que sólo cuando se cumplan podremos ser felices entonces pasan a convertirse en “apegos”, y se transforman precisamente en los obstáculos que nos impiden alcanzar la felicidad.

Y, paradójicamente, tal como predice la Ley de Atracción, sentirnos bien ahora y experimentar ya la plenitud y la alegría que anhelamos, es la clave para hacer realidad nuestros deseos.


La Tercera Edad


Un estudio de la Organización Mundial de la Salud (OMS), indica que la proporción de adultos mayores aumenta rápidamente. En la actualidad, casi 700 millones de personas son mayores de 60 años. Para 2050, las personas de 60 años o más serán 2.000 millones, esto es, más del 20% de la población mundial.

Esto significa que el número de personas de 60 años o más será superior al de niños menores de cinco años. El envejecimiento de la población conlleva aspectos positivos y negativos. La OMS asegura que puede considerarse un éxito desde el punto de vista de las políticas de salud pública y desarrollo socioeconómico, pero a la vez implica un reto para la sociedad que debe adaptarse a ello para mejorar la salud y la capacidad funcional de las personas mayores.

Marcela Colace, licenciada en gerontología y asesora en Siempre, servicio de acompañantes de salud en Argentina explicó que "si las personas mayores pueden vivir esos años adicionales de vida en buena salud y en un entorno propicio, podrán hacer lo que más valoran de forma muy similar a una persona joven".

"Las personas hoy no se preparan para envejecer, no planifican mucho, más allá de la jubilación y actividades para un posible sustento económico. Es importante entender que la vejez no es sinónimo de enfermedad Sin embargo, hay que aceptar que nuestras capacidades físicas y a veces mentales pueden llegar a sufrir limitaciones".

Elvira (71 años), docente jubilada y socia de Siempre contó: "Si bien yo no sentía que mi vida era el trabajo, porque siempre hice otro montón de cosas, es verdad que el trabajo estructura una rutina y, hasta el momento de la jubilación no había pensado en esa rutina cotidiana que seguía a esta nueva etapa".


"Prepararse para envejecer trae beneficios en la calidad de vida y la salud, por ello es importante planificar y prevenir, hoy en día contamos con novedosas ventajas desde la tecnología y los sistemas de salud para poder prever y acompañar nuestra transición por el período de la vejez" aseguró Colace.

lunes, 7 de mayo de 2018

Asumir Responsabilidades


Es muy frecuente hablar de libertad, de defender esta capacidad del hombre de ser libre, sin embargo no se habla tanto de responsabilidad. Ser responsable supone asumir las consecuencias de los propios actos, de nuestras decisiones.
La responsabilidad no significa sólo responder ante uno mismo, hemos de responder también ante los demás.

Podemos definir a la persona responsable como aquella que asume las consecuencias de sus actos intencionados, resultado de las decisiones que tome o acepte; y también de sus actos no intencionados, de tal modo que los demás queden beneficiados lo más posible o, por lo menos, no perjudicados; preocupándose a la vez de que las otras personas en quienes puede influir hagan lo mismo.

Una persona responsable toma decisiones conscientemente y acepta las consecuencias de sus actos, dispuesto a rendir cuenta de ellos. La responsabilidad es la virtud o disposición habitual de asumir las consecuencias de las propias decisiones, respondiendo de ellas ante alguien. Responsabilidad es la capacidad de dar respuesta de los propios actos.

Para que pueda darse alguna responsabilidad son necesarios dos requisitos:

Libertad. Para que exista responsabilidad, las acciones han de ser realizadas libremente. En este sentido, ni los animales, ni los locos, ni los niños pequeños son responsables de sus actos pues carecen de uso de razón (y el uso de razón es imprescindible para la libertad).

Ley. Debe existir una norma desde la que se puedan juzgar los hechos realizados. La responsabilidad implica rendir cuenta de los propios actos ante alguien que ha regulado un comportamiento.

El hombre responde de sus actos ante sí mismo (juicio de conciencia) y otros hombres. A su vez, la responsabilidad ante los demás puede ser de varios tipos: responsabilidad jurídica (ante las leyes civiles), familiar-doméstica (ante la familia), laboral, etc.

Sí. Hay exceso de responsabilidad cuando se piden cuentas -a sí mismo o a otros- de comportamientos que no estaban regulados o que no era preciso regular. Suele darse cuando falta amor a la libertad; por ejemplo, si se pretende regular y controlar todo y al detalle, atenazando diversidad e iniciativas. Pero es más frecuente la irresponsabilidad.

Disminuye la responsabilidad lo que disminuye la libertad, es decir, lo que entorpece la voluntad y el entendimiento, que son las facultades necesarias para realizar acciones libres. Por ejemplo, la violencia, la ignorancia y el miedo.

Es preferible ser hombres libres, dueños de sus actos, capaces de tomar decisiones y de asumir sus consecuencias. Da gusto tener en el propio equipo a alguien que cumple los compromisos con responsabilidad.

La palabra responsabilidad trae malos recuerdos a la imaginación por varios motivos: Normalmente sólo se relaciona con errores o castigos, pues cuando la consecuencia de una acción es un premio no suele hablarse de responsabilidad sino de mérito.

Responder ante otros parece ir contra la propia libertad. Ambas cosas van unidas: sin libertad no hay responsabilidad, sólo quien es dueño de sus actos puede responder de ellos.

La responsabilidad se ve como opuesta a la diversión. En realidad sólo se opone al tipo de diversión sin medida; pues una persona responsable sabe divertirse en los momentos y modos razonables.

Ya hemos dicho también que no vivimos solos en el mundo y que nuestros actos repercuten para bien o para mal en los demás, en este sentido tenemos un compromiso de comportarnos como personas ante la sociedad. 

No podemos concebir nuestras vidas fuera de todo compromiso. Esto ocurre cuando pensamos únicamente en nosotros mismos y no consideramos al resto del mundo, buscando exclusivamente pasarlo bien.


Ser responsable significa obedecer. Obedecer a la propia conciencia, obedecer a las autoridades, obedecer a mis superiores, sabiendo que esa obediencia no se refiere a un acto pasivo, de esclavo, sino a un acto operativo de compromiso, de deber.

El Riesgo De Que La Tecnología Tome El Comando

El ensayista norteamericano Nicholas Carr ha publicado recientemente un libro titulado “Atrapados: cómo las máquinas se apoderan de nuestras vidas” (editorial Taurus), en el que reflexiona y describe múltiples ejemplos de hasta qué punto hemos depositado nuestra fe en las nuevas tecnologías, olvidando que no siempre resultan infalibles.

Sin querer pecar de tecnófobo, pues también alaba las inmensas posibilidades que la Red ofrece para acceder a información o comunicarse,  sí advierte sobre si el exceso de tecnología nos está llevando a perder algo de nuestra esencia humana. 

Permitimos y asumimos que el software lleve a cabo muchas tareas para las que antes utilizábamos nuestro cerebro. Un ejemplo muy ilustrativo es que confiamos en una voz artificial, la del GPS, que nos guía paso a paso hasta nuestro destino cuando vamos conduciendo, incluso aunque percibamos que circulamos por el camino equivocado.  Gracias a los correctores automáticos, cada vez escribimos peor y con más faltas de ortografía.

El señor Carr destaca que a medida que empresas como Facebook, Google, Twitter y Apple compiten entre ellas para ganarse nuestra lealtad, sus aplicaciones y su software tienden a minar el esfuerzo que supone conseguir cualquier cosa y consecuentemente tendemos a perder talentos y capacidades.

Las máquinas están diseñadas por tecnólogos que sólo están preocupados por saber hasta dónde es capaz de llegar la máquina, y no de qué modo puede esta expandir nuestras capacidades. Según palabras del propio autor, “Las innovaciones tecnológicas no se pueden parar, pero podemos pedir que se diseñen dando prioridad al ser humano, ayudándonos a tener una vida plena en vez de apoderarse de nuestras capacidades”.

 Es como si al poner el GPS hubiéramos ido perdiendo el rumbo o la capacidad de orientación. Y esto no es un juego de palabras. Es muy interesante el capítulo del libro que dedica a los esquimales y que resumo a continuación.

La pequeña isla de Igloolik, en la costa de la península de Melville, perteneciente al territorio Nunavut del norte de Canadá, es un lugar desconcertante en invierno.

La temperatura media se aproxima a los veinte grados bajo cero. Capas gruesas de hielo marino cubren las aguas aledañas. No hay sol. A pesar de las espantosas condiciones, los cazadores inuits se han aventurado fuera de sus casas durante unos 4.000 años atravesando miles de kilómetros de hielo y tundra en busca de caribús y otras presas. 

La capacidad de los cazadores para recorrer vastas extensiones de terreno ártico árido, en el que hay pocas marcas, las formaciones de nieve están en continuo movimiento y los rastros han desaparecido a la mañana siguiente, ha fascinado a viajeros y científicos desde que, en 1822, el explorador inglés William Edward Parry anotase en su diario la “precisión asombrosa” del conocimiento geográfico de su guía inuit.

La extraordinaria pericia para orientarse de los inuits no surge de la destreza tecnológica —han evitado los mapas, las brújulas y otros instrumentos—, sino de una comprensión profunda de los vientos, las formas de las ventiscas, el comportamiento animal, las estrellas, las mareas y las corrientes. Los inuits son maestros de la percepción.

O al menos lo eran. Algo cambió en la cultura inuit con el cambio de milenio. En el año 2000 el Gobierno estadounidense levantó muchas de las restricciones del uso civil del sistema de posicionamiento global. La precisión de los dispositivos GPS mejoraba incluso aunque cayeran sus precios. 

Los cazadores de Igloolik, que habían intercambiado sus trineos por motos de nieve, empezaron a confiar en mapas e instrucciones generados por ordenador para desplazarse. Los inuits más jóvenes tenían especiales ganas de usar la nueva tecnología.

En el pasado, un cazador joven tenía que soportar un aprendizaje largo y arduo con los mayores. Al comprar un receptor barato GPS, podía saltarse el entrenamiento y descargar la responsabilidad de la navegación sobre el dispositivo. 

También podía viajar en algunas condiciones, como una niebla densa, que solían imposibilitar las salidas de caza. La facilidad, comodidad y precisión de la navegación automatizada hacían que las técnicas tradicionales inuits pareciesen anticuadas.

Pero a medida que los GPS proliferaron en Igloolik, empezaron a circular noticias sobre graves accidentes de caza con heridos e incluso muertos. Con frecuencia la causa fue rastreada hasta topar con la confianza excesiva en los satélites. Si un receptor se rompe o sus baterías se congelan, un cazador que no ha desarrollado un buen sentido de la orientación puede perderse fácilmente en una extensión sin ningún distintivo y verse expuesto a peligros.

Incluso si los aparatos funcionan adecuadamente, presentan riesgos. Al seguir las instrucciones GPS, atravesarán hielo peligrosamente delgado, se acercarán a acantilados y se meterán en otros peligros que un navegante formado hubiese evitado por sentido común y precaución.


El antropólogo Claudio Aporta, de la Universidad de Carleton en Ottawa, ha estado estudiando a los cazadores inuits durante años. Afirma que, si bien la navegación por satélite ofrece ventajas atractivas, su adopción ya ha producido un deterioro de la capacidad de orientación. El cazador que se traslada en una moto de nieve con GPS dedica su atención a las instrucciones del ordenador y pierde de vista su entorno. Viaja “con los ojos vendados”, como dice Aporta. 

Un talento singular que ha definido y distinguido a un pueblo durante miles de años puede evaporarse en una generación o dos.

Convivir Y Compartir


“La idea de convivir con las y los demás es un instrumento entre varios para combatir los prejuicios que impiden la concertación. De esta manera, parecería adecuado que la educación se diera a dos niveles; en un primer nivel, en el descubrimiento gradual del otro; en un segundo nivel, en la participación de trabajos en común, con un método de solución de conflictos presentes. Descubrir al otro u otra tiene una doble misión, una que es enseñar la diversidad de la especie humana, la otra contribuir a una toma de conciencia de las semejanzas y la interdependencia entre todos los seres humanos; ello teniendo en cuenta que el descubrimiento del otro pasa forzosamente por el descubrimiento de uno mismo o una misma”.

Esto quiere decir que hay que aprender a vivir junto con los demás en una cultura de paz, respetando los derechos de los demás y, sobre todo, respetando todas las formas de vida sobre el planeta.

Para poder tener una convivencia pacífica, para interactuar y conocer a los demás y para lograr trabajar por objetivos comunes, es importante desarrollar una serie de valores y actitudes como los que se señalan a continuación:

Desarrollo del autoconocimiento y la autoestima. Tarea que niños y niñas deben emprender desde la primera infancia.
Desarrollar la empatía, es decir, la capacidad de ponerse en el lugar del otro. Aquí es importante que niños y niñas tengan la oportunidad de iniciarse en la empatía, aunque esta no se adquiera en esta etapa, pero sí se sientan las bases para su desarrollo.
Resolución de conflictos sin violencia. Los niños y las niñas se ejercitan en la resolución de conflictos haciendo uso del diálogo y el respeto al otro.
Cooperación. Aprenden a compartir y trabajar en equipo por un bien común, disfrutando de las metas alcanzadas en grupo.
Tolerancia a las diferencias. Los niños y las niñas se pueden reconocer como diferentes a nivel personal pero iguales en derechos.

Los niños y niñas deben aprender que cuidar el medio ambiente es cuidar la vida humana. Es importante, pues, que aprendan que el ser humano tiene la responsabilidad de utilizar los recursos con sabiduría, de vivir, no de destruir.

Si destruimos el ambiente, estaremos perjudicándonos a nosotros mismos y a los demás, incluso a las generaciones futuras. Cuidar el mundo es cuidarnos. Los niños y niñas tienen que aprender que sus acciones tienen repercusiones y que, en la medida en que protejamos nuestro ambiente inmediato, podemos conservar nuestro país y nuestro planeta y garantizar un legado de supervivencia para las futuras generaciones.


La escuela es un lugar idóneo para que niños y niñas desarrollen su conciencia sobre el medio ambiente. Tener conciencia ambiental implica que los niños y las niñas conozcan el ambiente, lo cuiden, lo protejan y conserven. 

Es importante recordar que para que ellos puedan asimilar estos conceptos y desarrollar esa conciencia se requiere que puedan vivirlos a través de experiencias significativas y cotidianas.

Mejor...Mañana

 “Mañana prometo que lo hago”. Piensa en cuántas veces has dicho esta frase y el mañana se te ha convertido en una semana, un mes, un año, o incluso en nunca. 
El mal hábito de postergar lo que puedes hacer ahora viene de satisfacer nuestra comodidad inmediata (ver televisión, dormir, hablar por teléfono por horas) y esperar hasta el último momento para hacer las cosas que debes hacer ya sea trabajar, estudiar, ir al gimnasio, comer sano, entregar un proyecto, etc.
Algunas de las razones por las cuales postergamos actividades es porque las percibimos como aburridas (lavar la ropa u organizar el cuarto), difíciles porque demandan mucho tiempo o esfuerzo (buscar trabajo, terminar el proyecto, estudiar para el examen), o porque creemos que funcionamos mejor bajo presión. Nuestras percepciones muchas veces son erradas.
 Trabajar bajo presión no nos hace mejores trabajadores, por el contrario nos lleva a cometer más errores y no nos permite dar el 100% de nuestro potencial. El reto que debemos afrontar es que el “dejarlo para mañana“ se nos convirtió en un hábito inconsciente del cual perdimos control.

Siempre Enfocados


El enfoque consiste en estar presente, y ser consciente de lo que se está haciendo. Ser conscientes de la actividad, o tarea que estamos desarrollando en ese preciso instante, sin distracciones o pensamientos dispersos que interfieran en su realización.

El enfoque y concentración, son la capacidad que tenemos para prestar atención, y por consiguiente, para que nuestra actividad, trabajo o estudio, sean de calidad.
Si nos desenfocamos durante la realización de una tarea o actividad, si nos desconcentramos, es más que probable, que cometamos algún error, y lo que es peor, se estima que la mente humana necesita en torno a 10 minutos para volver a conseguir el estado de concentración anterior. ¿Lo imaginas? ¿Imaginas que por dos interrupciones de 5 minutos, necesites 20 minutos para recobrar tu enfoque y concentración?

Por desgracia, no siempre podemos conseguir un estado de enfoque y concentración suficientes, nuestro entorno es agresivo, bullicioso, con múltiples distracciones, ocasionadas por otros o por nosotros mismos. 

Un entorno hostil, con interrupciones acústicas, nos dificultará mucho conseguir el enfoque y concentración deseados.

Algunos ejemplos de distracciones más comunes son:

Nuestra propia mente
Nuestra propia mente es un foco de distracciones, durante la realización de una tarea o actividad, nuestra mente está pensando en otra cosa, o incluso hace que tengamos diálogos internos con nosotros mismos, con lo cual, físicamente estamos desarrollando una actividad o tarea, pero mentalmente estamos pensando en otra cosa, incluso podemos estar discutiendo internamente con nosotros mismos, que haremos el fin de semana, o en las próximas vacaciones.

El resultado será una tarea o actividad desarrolladas de forma mediocre, porque no hemos puesto todo nuestro enfoque y concentración sobre lo que estábamos haciendo.

Este es a mi entender, uno de los peores motivos de perdida de atención, ya que de nosotros depende no perder la atención, en este caso no interviene ninguna interrupción ‘externa’, somos nosotros mismos y nuestra mente quienes generamos la interrupción.


La Buena Disposición


Una buena disposición del ánimo facilita la relación armónica y afectuosa con las personas, al igual que padecer de una mala disposición del ánimo dificulta las relaciones con los demás. 

Y siendo ambas disposiciones del ánimo tan excepcionalmente importantes para bien o para mal, ¿cuál es la razón de no trabajar por la primera y por extinguir la segunda? Simplemente, porque no se nos ha dicho cómo hacerlo.

Una buena disposición del ánimo impacta en las funciones fisiológicas y mecánicas de nuestro cuerpo: nos sentimos ligeros, nos levantamos y sentamos con facilidad, sentimos gusto por el movimiento corporal, nuestros desplazamientos físicos denotan energía. 

En cambio, si nos encontramos en una mala disposición del ánimo, nuestro cuerpo lo sentimos pesado, no hay ligereza ni soltura en nuestros movimientos físicos, se nos impone una fuerte rigidez; sentimos incomodidad con nuestras reacciones físicas.

Nuestra mala disposición del ánimo se manifiesta en una languidez de nuestro espíritu. "La pereza, que es una languidez del alma, constituye un manantial inagotable del tedio", escribió Fenelón. 

La mala disposición del ánimo irremediablemente nos conduce al mal humor, la irritabilidad, y a una visión pesimista de la vida y del mundo. 

Sobre esto, Goethe escribió una reflexión apropiada al caso: "Sucede con el mal humor lo que con la pereza. Hay una especie de pereza a la cual propende nuestro cuerpo, lo que no impide que trabajemos con ardor y encontremos un verdadero placer en la actividad si conseguimos una vez hacernos superiores a esa propensión" (la propensión al mal humor).

La buena disposición de nuestro ánimo es hermana de la jovialidad, entendida como alegría y una apacibilidad de nuestro ánimo. Estamos joviales cuando vemos que nuestro mundo interior encaja con el mundo exterior, cuando no necesitamos de nada extraordinario para sentir elevado nuestro corazón. Nuestra jovialidad es como un imán que atrae hacia nosotros a muchas personas.

La mala disposición de ánimo es hermana de la tristeza y hermano del pesimismo. De hecho, cuando una persona padece ya de una crónica mala disposición de ánimo, al saludarla con la mano o con un abrazo, sentimos que nuestra energía se vacía. Y en cambio, cuando saludamos a una persona con una buena disposición de ánimo, conservamos nuestra energía, o bien, la incrementamos.

Es absolutamente cierto que un ánimo triste y abatido entorpece las funciones fisiológicas del cuerpo, y es cierto también que la actividad física ligera modifica increíblemente, para bien, el ánimo abatido de una persona.


La persona triste y pesimista tiene estropeada la visión de sí misma y del mundo. 

Por lo general, se mete en su coraza y no quiere salir de ella. El mundo le parece difícil y siente que no encaja en él. Todo lo ve negro, complicado, y no se siente capaz de hacer lo que quiere. Se esconde en la resignación y renuncia a los placeres de la vida, los que le parecen inalcanzables. 

Uno de los rasgos dominantes de estas personas consiste en que se sienten depositarias del dolor, como si fueran las únicas que sufrieran en el mundo; por ello, no son solidarias con nadie, pues nada tiene que compartir, y sí en cambio sienten que son los demás quienes deben acudir en su ayuda.

La Concentración

¿Te cuesta concentrarte?

Esto es un problema, pues si queremos ser productivos necesitamos ser capaces de concentrarnos por largos períodos de tiempo en aquellas tareas que nos llevarán a completar nuestros proyectos.Solo los proyectos terminados dan frutos, y es difícil terminar proyectos sin concentración en el trabajo y sin atención en lo importante.

Pero esto va más allá de la productividad. Mejorar nuestra capacidad de concentración y de atención tendrá efectos positivos en otros aspectos también importantes de nuestras vidas, como en el aprendizaje, en las relaciones personales e incluso en nuestro estado psicológico y emocional, por sentir que retomamos el control de las cosas, pasando de un modo de vida reactivo a uno más proactivo.

El Cultivo De Valores


Es el individuo, el real "espacio" donde se cultiva valores. Los valores no son algo abstracto, ellos se traducen en comportamientos y actitudes propios de los seres humanos.

La persona es la responsable directa en el cultivo de valores (semillas). Los referentes externos simplemente están como fuente propositiva de valores ejerciendo más o menos su influencia sobre el individuo, pero en últimas es éste quien por medio de su libertad toma la decisión de elegirlos y configurar así su identidad personal.

Se realiza una analogía del terreno con la vida del ser humano. Somos lo que hemos permitido sembrar en nuestra vida.

La riqueza de significado que nos ofrece la consideración del ser humano como terreno apto para el cultivo de valores desde esta pedagogía es bastante grande.

Así podremos confrontar en cada persona la responsabilidad en el cultivo de su identidad personal, de su carácter, sus puntos de vista, criterios, esquemas mentales, forma de pensar, formas de reaccionar, el cultivo de su carácter, la configuración de su personalidad, el manejo de sus emociones.

Y cuando el terreno son los hijos o estudiantes en un proceso educativo, entonces podremos reflexionar en la influencia que tenemos como padres o profesores para ofrecer la mejor semilla (valores) para que ellos con su libertad tengan la opción de elegir para ser incorporada en su identidad personal al traducirla como acción continua y habitual por medio de su voluntad.


Entonces es importante entender la dinámica de siembra y cosecha de todas las semillas posibles que pueden caer en el terreno del ser humano en el contexto donde este se mueva o interactúe.

domingo, 6 de mayo de 2018

Aceptarnos Tal Cual Nos Vemos


Mirar dentro de uno mismo es muy necesario para hacer pequeños ajustes o grandes cambios. Es como ver nuestra imagen en un espejo y descubrirnos con nuestras fortalezas y nuestras debilidades, nuestros errores y nuestros aciertos, etc. 

Podremos escuchar a nuestras emociones, identificar todo aquello que no nos está haciendo felices, solucionar problemas que nos están impidiendo crecer. Así, es imprescindible para realizar cualquier diagnóstico.

Pero, mirar demasiado puede volvernos personas ciegas. Por eso, es necesario saber encontrar el equilibrio. Porque analizarnos es positivo, siempre y cuando no caigamos en el extremo de ignorar totalmente lo que ocurre fuera. La siguiente fábula ilustra a la perfección de lo que estamos hablando:

“Un día una mariposa encontró un ciempiés. Nunca había visto un animal así y le asombró cómo podía mover las patas de una forma tan coordinada. Su asombro fue tal que no pudo esconderlo.
-Ciempiés, ¿cómo haces para mover los pies con tanta precisión?
El ciempiés nunca había pensado sobre ello, simplemente lo hacía, le salía de forma natural. Sin embargo, se detuvo a reflexionar sobre su “asombrosa capacidad”.
Al cabo de un rato, y después de mucho pensar, descubrió que ya no podía moverse”.

Si nos fijamos demasiado en nuestro interior, puede pasarnos como al ciempiés. Llegará el momento en el que algo natural, en lo que no habíamos reparado, deje de funcionar como lo hacía antes. Esto suele pasar cuando intentamos encontrarle sentido a aquello que, en realidad, no lo tiene.

¿Alguna vez te has parado a pensar en el latido de tu corazón? Cuando empiezas a reflexionar sobre cómo late sin que tú lo controles, cómo se puede parar en cualquier momento porque sí, puede que empieces a agobiarte. Estás intentando buscar una explicación para algo que no la tiene. El resultado no es muy positivo, pues se traduce en ansiedad y estrés.

Todo esto no quiere decir que no miremos dentro de nosotros. Como bien decíamos es necesario para conocernos, para identificar aquellas emociones que estamos sintiendo y que debemos gestionar adecuadamente. Sin embargo, hacer esto no significa que estemos buscando una explicación para lo que experimentamos, somos o sentimos, sino que estamos identificando todo esto para aceptarnos.

Honrar La Vida


La tercera edad supone una fase que presenta una situación de crisis que, bien resuelta, debería conducir a una etapa productiva y gratificante para la persona. En contraste, la evolución de este proceso de crisis en un sentido improductivo o patológico puede dar lugar a que el individuo enferme o se empeoren sus problemáticas emocionales.

Se encuentra con mucho tiempo y muy poco que hacer, con la dificultad añadida de un empobrecimiento en su red de relaciones por la pérdida de los compañeros de trabajo.

Para la mujer, que trabaja fuera de la casa, la idea de jubilarse implica pérdida de independencia; y la que hasta entonces ha permanecido en casa, la jubilación del marido supone un aumento de su actividad.

La ausencia de éste puede desbaratar el horario y ocupaciones diarias a las que se había habituado, si bien también se pueden compartir en mayor grado las responsabilidades del hogar.

En consecuencia, se suelen repartir los roles en la pareja. 

Es crucial la importancia de encontrar en esta nueva etapa un aspecto que otorgue un sentido nuevo a su existencia.


Transcribo una frase de la letra de un tema que, a mi entender, refleja este sentir:

"Eso de durar y transcurrir no nos da derecho a presumir, porque no es lo mismo que vivir, honrar la vida"

El Camino De Toda La Tierra


Lo cierto es que ese sentimiento –mezcla de desolación, congoja, incredulidad y una asombrosa sensación de desamparo– es lo que experimentan gran parte de las personas al perder a un padre o una madre, sin importar la edad. 

Y la sensación se acrecienta al perder al segundo progenitor, y saberse, de pronto, un adulto hecho y derecho, cabeza de familia, último responsable. 

Hay quienes dicen que la experiencia de perder a los padres es la que nos catapulta –listos o no– a la verdadera madurez.

Psicólogos como Alexander Levy, autor de El adulto huérfano, y Hope Edelman, autora de Motherless daughters (Hijas sin madres), coinciden en que este tipo duelo –el de perder a los padres siendo adulto– es el menos mirado, conversado y contemplado. Sin embargo, es el duelo más común, el que todos –si tenemos la suerte de vivir lo suficiente– vamos a enfrentar en algún momento. Sus consecuencias no son ni tan livianas ni tan pasajeras como la sociedad parecería querer hacernos creer.

Levy se dedicó a investigar el tema al perder a sus propios padres, con 50 años cumplidos, y tomar conciencia tras algunos arduos meses de que el impacto de la pérdida le había dado vuelta la vida. En su libro, cuenta que las personas que vienen a verlo en medio de este duelo siempre expresan sorpresa ante la intensidad de sus sentimientos. 

Según Levy el miedo, el dolor, el desconsuelo, la culpa y la sensación de liberación forman parte del abanico de emociones que despierta esta pérdida, y no hay ni un tiempo ni un patrón determinado para atravesarlo. “Cada duelo es individual y sigue su propio curso. Lo que más tranquiliza a mis pacientes es escuchar que todo esto es normal y esperable, y no una forma de locura”, dice el analista.

La muerte de nuestros progenitores suele traer aparejada la certeza de nuestra propia finitud. “Me di cuenta de que soy el próximo en la lista”, es una de las frases que más escuchan los psicólogos en estas circunstancias.

Curiosamente, este aspecto es el que suele resultar más rico para la vida que espera del otro lado del duelo. El tomar conciencia de la finitud de la vida terrenal suele funcionar como la alarma de un despertador. No hay una eternidad para cumplir los sueños, tener hijos, decir eso que nunca dijimos, cambiar o mejorar nuestra pareja. 

Por eso, este jalón en la vida suele funcionar como un rito de pasaje, detonando giros de ciento ochenta grados en la vida de los hijos. “Quizá solo después de que mueren los padres pueden las personas definir ‘qué van a ser cuando sean grandes’”, dice Levy.


Esta misma libertad puede traer culpa, como si nada bueno debiera venir de una pérdida tan dolorosa. 

Pero la verdad es que, al sacrificar aquella parte de nuestra identidad que estaba asociada a la de nuestros padres, se abre la posibilidad de ver quiénes somos de verdad.

Diferencias Sociales


Evidentemente las diferencias en la sociedad ya sea en el ámbito que sea, están, y a la vista de todos.

De todos los ámbitos que pudiesen existir, quisiera enfocarlos en lo que refiere a las diferencias económicas, lo que también nos llevaría a las diferencias en cuanto a la educación de cada persona inserta en la sociedad. 

Algunas quizás tuvieron la oportunidad y la desperdiciaron, otros la aprovecharon, o también otros que nunca la tuvieron lo que los llevo a estar en la condición en la que están.

Para adentrarnos en el tema hay que dejar en claro algunos puntos de vista con respecto a lo que se considera como diferencia económica. Cuando hablamos de diferencias en la economía nos referimos a las distintas clases sociales que se han insertado en la sociedad, no desde ahora claro, sino desde mucho tiempo atrás,  estas clases se diferencias por un factor predominante en la economía, el dinero. 

La posesión del dinero de cada clase social, ya sea alta, media o baja es lo que los hace diferentes. Ahora bien, ¿que podríamos decir de la clase baja? bueno por un lado se puede decir que viven en condiciones precarias, no tienen una economía estable, al extremo de tener que vivir con mil pesos diarios, incluso menos. y ¿de la clase media? tienen una economía estable, no les sobra ni les falta. Pero, ¿que podríamos decir de los ricos? si nos enfocamos en la adquisición de una buena base de estudios, se podría decir que es lo que a esta clase los favorece, pueden tener un trabajo bien remunerado y con eso tener una vida económica estable.

Como se mencionó anteriormente las diferencias entre clases viene desde mucho antes. La diferencia entre los ingresos de las personas en una misma sociedad es lo que provoca la desigualdad social. 

La globalización entra en juego en un  tema como este, si bien con la globalización se puede decir que se expande el arte, la cultura, información  etc. 

Con todo esto nos adentraríamos al sistema capitalista. Podríamos decir que es el capitalismo es la causa de la pobreza y la desigualdad en la sociedad, podríamos decir que la globalización favorece el enriquecimiento de unos a costa de la pobreza de otros.


El “No Estar Ni Ahí”


Cuál es su significado? Todo el mundo lo sabe. Se refiere a que algo “no importa nada”.

¿Por qué se volvió una expresión tan exitosa?, ante todo debemos considerar que el pobre debe tener los nervios muy templados para poder sobrevivir. No puede estar desilusionándose cada cinco minutos por niñerías. 

La cantidad de desgracias y tragedias que le ocurren al pobre promedio es grande, por lo tanto, debe ser capaz de establecer un filtro de lo que ocurre en el mundo.

¿Qué la guagua tiene hambre o frío? Pues que se aguante. Ya sabemos que las guaguas de “clase media” son mucho más mimadas, al menos en lo que atañe a las necesidades básicas. Por lo tanto, para el pobre, el “no tomar en cuenta” las nimiedades de la vida cobra capital importancia.

Decir “no importa” no basta para expresarlo. Se requieren nuevas expresiones. 

Es como el esquimal que tiene decenas de palabras para decir “nieve”.

Él es capaz de hallar todo un mundo de sutilezas en algo que al occidental o al hombre blanco le parece de una monotonía exasperante. De la misma forma, el pobre puede hallar todo un mundo de sutilezas en la desesperanza.

No es lo mismo la desesperanza “por amor”, que la desesperanza porque falta comida o que haga frío o que los niños estén enfermos o la desesperanza por deudas, etc.

Cada desesperanza, en principio, debiera tener si no una palabra, al menos una expresión que, debido a su unidad conceptual, viene a representar una palabra completa.

Es curioso eso de “no estar ni ahí”. Se refiere a “no estar ni siquiera ahí”. 

Si tratáramos de hacer un análisis “literal” creeríamos que se refiere a una actitud no-empática con el otro: no estoy ni siquiera en condiciones de ponerme ahí, en el lugar en que estás tú, y eso significa “no importa”. Esa explicación no me convence.

Más bien, me parece como muy probable que, en su origen, el modismo se acompañara de juntar los dedos indicando un tamaño bastante pequeño. Según eso, no estar “ni siquiera ahí” sería el equivalente a “me importa un comino”.


Solo especulo, así que si alguien tiene otra teoría, mejor o peor, que avise.

Saber Esperar



Para vivir en armonía, es necesario ser indulgente y tolerante, pues no debemos esperar que otra persona actúe igual que uno, ya que todos los seres humanos tienen su propia manera de pensar y, por lo tanto, es normal que vean las cosas de forma diferente, lo cual debemos respetar.

No podemos esperar que si somos católicos, todos lo sean, o si somos demócratas o republicanos, pensar que somos los únicos que tenemos la razón o que porque somos de determinado país, eso nos hace mejores que otros seres humanos.

La tolerancia no es sumisión, es comprensión, amor y respeto hacia nuestros semejantes.


Así como recibimos de buen grado los elogios, también debemos estar dispuestos a aceptar las críticas, mientras éstas sean respetuosas.